Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌹07🌹

Por la mañana, cuando me levanto, lo
primero que hago es llamar a mi padre.

Estará intranquilo.

Le comunico que estoy bien y me
emociono al oír su voz de felicidad.

Está pletórico de alegría por mí y por
Taehyung, y eso me hace sonreír. Me pregunta si me ha gustado la casa que Taehyung me ha comprado.

Me sorprende que mi padre lo sepa, pero me confiesa que ha estado
al tanto de todo. Taehyung se lo pidió y él, encantado, aceptó controlar las obras y guardar el secreto.

Mi padre y Taehyung se llevan demasiado bien. Esto me gusta, aunque me inquieta al mismo tiempo.

Una vez acabada la llamada, abro la
puerta y curioseo a través de ella. No
veo nada; sólo oigo música.

Me lavo los dientes, me peino un poco y me pongo unos pantalones. Al entrar en el amplio salón, ahora unido a la cocina, lo veo sentado en el sofá leyendo un periódico. Taehyung sonríe al verme.

¡Qué atractivo es!

Está guapísimo con la camiseta gris y morada y sus  pantalones.

—Buenos días. ¿Quieres café? —pregunta con buen humor.

Frunzo el ceño y respondo:

—Sí, con leche.

En silencio veo que se levanta, va
hasta la encimera de la cocina y llena
una taza blanca y roja con café y leche, mientras yo me fijo en sus manos, esas fuertes manos que tanto me gustan cuando me tocan y consiguen que yo me vuelva loco de placer.

—¿Quieres tostadas, embutido,
tortilla, plum-cake, galletas?

—Nada.

—¡¿Nada?!

—Estoy a dieta.

Sorprendido, me mira. Desde quenos conocemos nunca le he dicho que
estuviera a dieta. Esa tortura no va
conmigo.

—Tú no necesitas ningúna dieta —
afirma mientras deja el café con leche
ante mí—. Come.

No contesto. Sólo lo miro, lo miro y
lo miro, y bebo café. Una vez que lo
acabo, Taehyung, que no ha levantado su vista de mí, dice:

—¿Has dormido bien?

—Sí —miento. No pienso revelar
que no he pegado ojo pensando en él—. ¿Y tú?

Taehyung curva la comisura de sus labios y murmura:—Sinceramente, no he podido pegar ojo pensando en ti.

Asiento.

¡Qué lindo lo que ha dichooooooo!

Pero esa miradita suya me pone
cardíaco. Me provoca. Por eso, para
alejarme de la tentación, o soy capaz de arrancarle la camiseta a
mordiscos, me levanto de la silla y me
acerco a la ventana para mirar al
exterior. Llueve. Dos segundos después, lo noto detrás de mí, aunque sin tocarme.

—¿Qué te apetece hacer hoy?

¡Guaaaaaau!, lo que me apetece
hacer lo tengo claro: ¡sexo! Pero no, no pienso decirlo, así que me encojo
hombros.

—Lo que tú quieras.

—¡Mmm…! ¿Lo que yo quiera? —
susurra cerca de mi oreja.

¡Madre, madre, madre! A Iceman le
apetece lo mismo que a mí.

¡Sexo!

Escuchar su voz e imaginar lo que
está pensando me ponen la piel de
gallina. Sin que pueda evitarlo, me giro para mirarlo, y él añade:

—Si es lo que yo quiera, ya puedes
desnudarte, pequeño.

—Tae…

Divertido, sonríe y se aleja de mí
tras tentarme como un auténtico demonio.

—¿Quieres que vayamos a la playa
para ver a Min ho y Woojin? —pregunta cuando está lo suficientemente lejos.

Ésa me parece una excelente idea y
acepto encantado.

Media hora después, los dos vamos
en su auto en dirección a la playa. Llueve. Hace frío. Cierro los ojos y
maldigo en silencio. Cuando los abro,
miro por la ventanilla. Me mantengo
callado.

—¿No cantas?

Mentalmente sí que lo hago, pero nolo pienso admitir.

—No me apetece.

Silencio entre los dos hasta que Taehyung lo rompe de nuevo.

—¿Sabes?, una vez una preciosa persona a la que adoro me comentó que su madre le había dicho que cantar era lo único que amansaba a las fieras y…

—¿Me estás llamando animal?

Sorprendido, da un respingo.

—No…, ni mucho menos.

—Pues canta tú si quieres; a mí no
me apetece.

Taehyung hace un gesto afirmativo y se muerde el labio. Finalmente, asegura con resignación:—De acuerdo, pequeño, me callaré.

La tensión en el ambiente es
palpable, y ninguno abre la boca durante lo que dura el trayecto. Cuando llegamos a nuestro destino, Minho y Woojin me abrazan encantados; en especial, Minho,
que en cuanto puede me aparta de Taehyung y Woojin y cuchichea:

—Por fin, por fin… ¡Cuánto me
alegra ver que estan de nuevo juntos!

—No cantes victoria tan pronto, que
lo tengo en cuarentena.

—¿Cuarentena?

Sonrío irónicamente.

—Lo tengo castigado sin sexo ni
cariñitos.

—¿Cómo?

Tras mirar a Taehyung y contemplar su semblante ceñudo, musito:

—Él me castiga cuando hago algo
mal, y a partir de ahora he decidido que voy a hacer lo mismo. Por lo tanto, lo he castigado sin sexo.

—Pero ¿sólo contigo o con todas las personas?

Esto me alerta.

No lo he concretado, pero estoy
seguro de que él me ha entendido que es con todos. ¡TODOS! Minho, al ver mi gesto, se ríe.

—Oye, y cuando él te ha castigado,
¿con qué lo hizo?

Pienso en sus castigos y me pongo
roja como un tomate. Minho sigue riendo.

—No hace falta que me los cuentes.
Ya sé por dónde vas.

Su cara me hace sonreír.

—Vale…, te lo cuento porque
contigo no me da vergüenza hablar de
sexo. La primera vez que me castigó, me llevó a un club de intercambio de
parejas y, tras calentarme y hacerme
abrir de piernas para unos hombres, me obligó a regresar al hotel sin que nadie, ni siquiera él, me tocara. La siguiente vez me entregó a una mujer y…

—¡Oh, Diossssssssssss!, me encantan los castigos de Taehyung, pero creo
que el tuyo es excesivamente cruel.

Viendo la expresión de Min ho, al
final yo sonrío de nuevo.

—Eso para que sepa con quién se
las está jugando. Voy a ser su mayor
pesadilla y se va a arrepentir de
haberme hecho enfadar.

A la hora de la comida ha parado de
llover y decidimos ir a uno de los
restaurantes. Como siempre,
todo está buenísimo, y como no he
desayunado tengo un hambre atroz.

Taehyung me mira con sorpresa.

—¿No estabas a dieta?

—Sí —respondo, divertido—, pero
hago dos. Con uno me quedo con
hambre.

Mi comentario lo hace reír e
inconscientemente se acerca a mí y me besa. Acepto su beso. ¡Oh, Dios!, lo
necesitaba. Pero cuando se retira añado todo lo serio que puedo:

—Controle sus instintos, señor Kim, y cumpla su castigo.

Su gesto se vuelve serio y asiente
con acritud. Minho me mira y, ante su
sonrisa, gesticulo.

El resto del día lo pasamos bien.

Estar con Minho para mí es muy divertido y siento que Taehyung busca mis atenciones. Necesita que lo bese y lo toque tanto o más que yo, pero me reprimo. Aún estoy enfadado con él.

Por la noche, regresamos a la casa.
Cuando llega la hora de dormir, hago de corazón frío y, después de darle un
tentador beso en los labios, me voy a mi habitación; pero antes de que pueda llegar, Taehyung me coge de la mano.

—¿Hasta cuándo va a durar esto?

Quiero decir que se acabó.

Quiero decir que ya no puedo más.

Pero mi orgullo me impide
claudicar. Le guiño un ojo, me suelto de su mano y me meto en el dormitorio sin contestar.

Una vez dentro, mis instintos más
básicos me gritan que abra la puerta y
termine con la tontería del castigo que yo solito he impuesto, pero mi orgullo no me deja. Como la noche anterior, le oigo acercarse a la puerta. Sé que quiere entrar, pero al final vuelve a marcharse.

Por la mañana, la madre de Taehyung
llama por teléfono y le pide que regrese urgentemente a Alemania. La mujer que se encarga de cuidar a su sobrino en su ausencia ha decidido abandonar el trabajo sin previo aviso e irse a vivir con su familia a Viena. Taehyung se encuentra en una encrucijada: su sobrino o yo.

¿Qué debe hacer?

Durante horas observo cómo intenta
solucionar el problema por teléfono.
Habla con la mujer que cuidaba hasta ahora a su sobrino y discute. No entiende que no lo haya avisado con tiempo para buscar una sustituta.

Después, habla con su hermana Chung ha y se desespera. Habla con su madre y vuelve a discutir. Le oigo hablar con el pequeño Yong ho y siento su impotencia al dialogar con él. Por la tarde, al verlo agotado, tremendamente agobiado y sin
saber qué hacer, se impone mi sentido
común y accedo a acompañarlo a
Alemania.

Tiene que resolver un problema. Cuando se lo digo, cierra los ojos, pone su frente sobre la mía y me
abraza.

Hablo con mi padre y quedo en
regresar el día 31 para cenar con ellos.
Mi padre se muestra conforme, pero me deja claro que, si al final, por lo que sea, decido quedarme este año en
Alemania, lo entenderá.

Esa tarde cogemos su jet privado en Busan, y éste nos lleva hasta el aeropuerto Franz Josef Strauss Internacional de Múnich.

Si ven alguna incoherencia xfa avisenme

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro