🌹05🌹
Cuando me levanto por la mañana es tardísimo.
Mi hermana y mi padre ya están ocupados con la cena de Nochebuena mientras mi cuñado juega al PlayStation con mi sobrina.
Tras tomarme un café, me siento junto a mi cuñado y, diez minutos después, juego a Mario Bros con ellos.
Mi móvil suena.
Taehyung.
Directamente lo apago.
A las 7:00pm, cuando voy a meterme en la ducha, me miro en el espejo.
Mi aspecto exterior es bueno, aunque por dentro estoy destrozado.
Enciendo el móvil y, tras ver doce llamadas perdidas de Taehyung, me encuentro un mensaje de David:
«Pasaré a buscarte sobre la medianoche. Ponte guapo».
El «ponte guapo» me hace sonreír.
Pero mi sonrisa es triste.
Desganada.
Con desesperación, me apoyo en el lavabo. ¿Qué me pasa?
¿Por qué no puedo quitármelo de la cabeza?
¿Por qué digo una cosa cuando quiero hacer otra?
¿Por qué…? ¿Por qué…?
La respuesta a tanto «¿por qué?» es evidente.
Lo quiero.
Estoy enamorado de Taehyung hasta los poros y, como dice Yugyeom, si no arreglo esto me voy a arrepentir.
Pero no. Estoy harto de sus tonterías y voy a recuperar mi vida.
Frustrado, decido darme una ducha, pero antes voy a mi habitación en busca de algo.
Ya en el baño, corro el pestillo de la puerta, pongo mi CD. Subo el volumen y abro el grifo de la ducha.
Cierro los ojos y comienzo a moverme sensualmente al compás de la música y, al final, me siento en el borde de la bañera con el vibrador.
Quiero fantasear.
Lo necesito.
Lo anhelo.
Mantengo los ojos cerrados mientras la música suena y retumba en el baño.
Me abro de piernas y dejo volar mi imaginación.
Imagino que Taehyung está detrás de mí y susurra en mi oreja que abra mis piernas para otros.
Calor.
Mis muslos se separan y, con mis dedos, dilato mi entrada mientras ofrezco y enseño lo que Taehyung, mi morboso y tentador dueño, me pide.
Ardor.
Sin demora, paseo mis dedos por mi erección. Enciendo el vibrador y lo llevo hasta mi entrada. El resultado es fantástico, instigador y fabuloso.
Una explosión de placer toma mi cuerpo, y cuando voy a cerrar las piernas, la voz de Taehyung me pide que no lo haga.
Lo obedezco y jadeo.
Pasión.
Me meto en la vacía bañera y subo mis piernas a ambos lados. Con los ojos cerrados, me expongo a todo el que me quiera mirar.
Tumbado y abierto de piernas vuelvo a colocar el vibrador en mi entrada mientras la voz de Taehyung me susurra que juegue y lo pase bien.
Atrevimiento.
Mi ardiente cuerpo se mueve excitado mientras me muerdo los labios para no gritar.
Taehyung está presente.
Taehyung me pide.
Taehyung me instiga a correrme.
Mi mente vuela y fantasea.
Quiero revivir esos momentos pasados y volver a sentirlos. El morbo me gusta. Me atrae tanto como a Taehyung.
Jadeo.
La música suena alta y me puedo permitir murmurar su nombre justo en el momento en el que me
incorporo en la bañera y un maravilloso orgasmo me hace convulsionar de placer.
Cuando me recupero, abro los ojos.
Estoy solo. Taehyung sólo está en mi mente.
Tras la ducha y algo más relajado, regreso a mi habitación. Guardo el
vibrador y enciendo el móvil.
Dieciséis llamadas perdidas de Taehyung. Esto me hace sonreír e imaginar el enojo que debe de
tener.
¡Toma alemán!
Soy así de masoquista.
Quiero estar guapo para la cena de Nochebuena y decido ponerme un terno negro de lo más ceñido a mi cuerpo.
Explosivo.
Seguro que Taehyung pasará luego por el pub y deseo que se muera de
rabia por no tenerme.
Cuando salgo de mi habitación y mi hermana me ve, se queda parada y exclama:
—Tontooooo, qué terno más bonito!
—¿Te gusta?
Yang mi asiente y se acerca a mí.
—Es precioso.
Es sexy y lo sé.
En este preciso momento, aparece mi padre.
—¡Madre mía, bebé, estás precioso! —dice, contemplándome.—Gracias, papá.
—Pero oye, mi vida, ¿no crees que es un poco apretado?
Cuando pongo los ojos en blanco.
Mi padre niega con la cabeza y se la rasca.
—¡Oye, bebé!, no creo que a Taehyung le guste.
—¡Papáaaaaaaaaaa! —gruño,
molesto.
Ahora llega mi cuñado, que también se para a mirarme.
—¡Guau, cuñado, estás despampanante!
Sonrío. Me vuelvo hacia mi padre y mi hermana, y digo:
—Eso…, justo eso, es lo que yo quiero oír.
A las nueve y media nos sentamos a la mesa y degustamos los ricos manjares que mi padre, con todo su amor, ha comprado y ha cocinado para nosotros.
Los langostinos están de vicio y el corderito para chupetearse los dedos.
Entre risas por las cosas que dice mi sobrina, cenamos y, cuando acabamos, decido retocar mi
maquillaje.
Tengo que ir a trabajar.
He quedado con David y pretendo olvidarme de todo y pasármelo bien.
Pero cuando regreso al comedor me quedo de piedra al ver a mi familia de pie hablando con…, con ¡Taehyung!
Él, al verme, recorre con su mirada mi rostro y después mi cuerpo.
—¡Hola, cariño! —me saluda, aunque al percatarse de cómo lo miro, rectifica—. Bueno, quizá lo de «cariño» sobra.
Me quedo bloqueado por un momento y cuando voy a contestar mi hermana se entremete.
—Mira quién ha venido, tonto. Qué sorpresa, ¿verdad?
No respondo, entro directo en la cocina. Me va a dar algo.
¿Qué hace aquí? Necesito agua.
Segundos después, entra mi padre.
—Mi vida, ese muchacho es un buen hombre y está loco por ti. Además…
—Papá, por favor, no comiences con eso. Lo nuestro se acabó.—Ese hombre te quiere, ¿no lo ves?
—No, papá, no lo veo. ¿Qué hace aquí?
—Lo invité yo.
—¡Papáaaaaaaaaaaaaaa!
Mi padre, sin quitarme el ojo de encima, insiste:
—Vamos, bebé, deja tu cabezonería para otro momento y habla con él. Intento comprenderte, pero no entiendo que no hables con Taehyung.
—No tengo nada que hablar con él.
Nada.
—Cariño —persevera—, han discutido. Las parejas discuten y…
Oímos el timbre de la puerta. Miro el reloj.
Sé quién es y cierro los ojos.
De pronto, entra mi hermana seguida por la pequeña y, con cara de apuro, cuchichea:
—¡Por el amor de Dios, Jungkook!, ¿te has vuelto loco? Acaba de llegar David a buscarte y está en el salón junto a Taehyung. ¡Oh, Diossss!, ¿qué hacemos?
—¿David, el corredor, está aquí? —pregunta mi padre.
—Sí —responde mi hermana.
—¡Ay…! —suelta él. Me entra la risa nerviosa.
—¿Tienes dos novios, tío? —quiere saber mi sobrina.
—¡Nooooooooooo! —respondo, mirando a la pequeña.
—¿Y por qué han venido dos novios a buscarte?
—¡Tu tío es de lo que no hay! —protesta mi hermana.
Miro a Yang mi con ganas de matarla, y ella hace callar a la pequeña.
Mi padre se acaricia el pelo con gesto preocupado.
—¿Has invitado tú a David?
—Sí, papá —contesto—. Tengo mis propios planes. Pero…, pero ustedes
son unos entrometidos y… ¡Oh, Diossssssssss!
El pobre asiente como puede.
Esto no pinta bien y, sin decir nada, agarra a mi sobrina de la mano y regresa al salón. Mi hermana
está histérica.
—¡¿Qué hacemos?! —vuelve a preguntar, mirándome atentamente.
Doy un nuevo trago de agua y, dispuesto a hacer lo que pienso, respondo:
—Tú no sé. Yo, irme con David.
—¡Ay! ¡Qué angustia!
—¿Angustia, por qué?
Mi hermana se mueve nerviosa. Yo lo estoy más, pero disimulo. No contaba con la presencia de Taehyung en casa de mi padre. Entonces, Yang mi se acerca a mí.
—Taehyung es tu novio y…
—No es mi novio. ¿Cómo te lo tengo que decir?
Ahora mi hermana abre los ojos de manera desorbitada y oigo detrás de mí:
—Kook, no te vas a ir con ese tipo. No lo voy a consentir.
¡Taehyung!
Me giro.
Lo miro.
¡Oh, Diossssssssssss, está despampanantemente guapoooooo!
Pero vamos a ver, ¿y cuándo no lo está? Y consciente de su enfado y del mío :
—¿Y quién me lo va a impedir?, ¿tú?
No contesta.
No responde.
Sólo me mira con esos celestes ojos fríos.
—Si tengo que cargarte al hombro y llevarte conmigo para impedirlo, lo haré —sisea al final.
El comentario no me sorprende y no me dejo amilanar.
—Sí, claro…, cuando los peces vuelen. Atrévete y…
—Kook…, no me provoques —me corta con sequedad.
Sonrío ante su advertencia, y sé que mi sonrisa lo altera aún más.
—Mi paciencia estos días está más que agotada, pequeño, y…
—¡¿Tu paciencia?! grito, descompuesto—. La que está agotada es la mía. Me llamas. Me persigues. Me acosas. Te presentas en mi trabajo. Mi familia insiste en que eres mi novio, pero ¡no!…, no lo eres. Y aun así me dices que tu paciencia está agotada.
—Te quiero, Kook.
—Pues peor para ti —replico sin saber muy bien lo que digo.
—No puedo vivir sin ti —murmura con voz ronca y cargada de tensión.
Un «¡ohhhhh!» algodonoso escapa de los labios de mi hermana.
Su gesto lo dice todo. Está totalmente abducida por las palabras romanticonas de Taehyung.
Enfadado y sin ganas de querer escuchar lo que tenga que decirme, me acerco a él, me empino y
pronuncio lo más cerca de su cara que puedo:
—Tú y yo hemos acabado. ¿Qué parte de esta frase eres incapaz de procesar?
Mi hermana, al verme en este estado, sale de su nubecita rosa, me coge del brazo y me aparta de Taehyung.
—¡Por Dios, Jungkook!, que te estoy viendo venir. La cocina está llena de artilugios punzantes, y tú en este momento eres una arma de destrucción masiva.
Taehyung da un paso adelante, retira a mi hermana y afirma, mirándome:
—Te vas a venir conmigo.
—¿Contigo? —digo, y sonrío con malicia.
Mi Iceman particular asiente con esa seguridad aplastante que me desconcierta, y repite:
—Conmigo.
Molesto por la confianza que destila por cada poro de su piel, levanto una
ceja.
—Ni lo sueñes.
Taehyung sonríe. Pero su sonrisa es fría y desafiante.
—¿Que no lo sueñe?
Me encojo de hombros, le miro como retandolo.
—Pues no.
—Jungkook —cuchichea mi hermana—,aleja tu mano de la sartén ahora mismo.
—¡Cállate de una vez, Yang mi! — grito—. No sé quién es más pesado, si él o tú.
Mi hermana, ofendida por mis palabras, sale de la cocina y cierra la
puerta. Yo hago un amago por seguirla, pero Taehyung me lo impide. Intercepta el camino.
Resoplo. Contengo las ganas que tengo de matarlo y susurro:
—Te dije muy claramente que, si te ibas, asumieras las consecuencias.
—Lo sé.
—¿Entonces?
Me mira…, me mira…, me mira, y finalmente, dice:
—Actué mal. Soy como dices un cabeza cuadrada y necesito que me perdones.
—Estás perdonado, pero lo nuestro se acabó.
—Pequeño…
Sin darme tiempo a reaccionar, me coge entre sus brazos y me besa. Me avasalla. Toma mi boca con verdadera adoración y me aprieta contra él de forma posesiva.
Mi corazón va a mil, pero cuando separa su boca de la mía, le aseguro:
—Me he cansado de tus imposiciones.
Me vuelve a besar y me deja casi sin aliento.
—De tus numeritos y tus enfados, y…
Toma mi boca de nuevo y, cuando me separa de él, murmuro sin aire:
—No vuelvas a hacerlo, por favor.
Taehyung me mira y luego desvía la vista, girando la cabeza.
—Si me vas a dar con la sartén, dame, pero no te pienso soltar. Pienso seguir besándote hasta que me des una nueva oportunidad.
De pronto, soy consciente de que tengo el mango de la sartén agarrado y lo suelto. Me conozco y, como dice mi hermana, ¡soy una arma de destrucción masiva! Taehyung sonríe, y digo con toda la convicción que puedo:
—Taehyung…, lo nuestro se acabó.
—No, cariño.
—Sí… ¡Se acabó! —reitero—. He desaparecido de tu empresa y de tu vida. ¿Qué más quieres?
—Te quiero a ti.
Aún entre sus brazos, cierro los ojos. Mis fuerzas comienzan a desfallecer. Lo noto. Mi cuerpo empieza a tracionarme.
—Te quiero —prosigue él cerca de mi boca—. Y el quererte así a veces me hace ser irracional ante ciertos temas. Sí, dudé. Dudé al ver esas fotos tuyas con Yeji. Pero mis dudas se disiparon cuando en la oficina me hablaste como me hablaste y me hiciste ver lo ridículo e idiota que soy. Tú no eres
Yeji. Tú no eres un mentiroso y rastrero sinvergüenza como lo es ella. Tú eres una maravillosa y preciosa persona que no se merece el trato que te di, y nunca me perdonaré haberte partido el corazón.
—Taehyung, no…
—Cariño, no dudes un segundo de que eres lo más importante de mi vida y que estoy loco por ti.
—Lo miro, y él pregunta—: ¿Tú ya no me quieres? —No contesto, y él continúa—: Si me dices quees así, prometo soltarte, marcharme y no volver a molestarte en tu vida. Pero si me quieres, discúlpame por ser tan cabezón. Como tú dices, ¡soy alemán! Y estoy dispuesto a seguir
intentando que regreses conmigo porque ya no sé vivir sin ti.
El corazón me va a estallar. ¡Qué cosas más bonitas me está diciendo!
Pero no…, no debo escucharlo, y murmuro con un hilo de voz:
—No me hagas esto Tae…
Sin soltarme, suplica, acercando su frente a la mía.
—Por favor, mi amor, por favor…, por favor…, por favor, escúchame. Tú una vez me molestaste para que yo fuera hacia ti, pero yo no sé hacerlo. Yo no tengo ni tu magia, ni tu gracia, ni tu salero para conseguir esos golpes de efecto. Sólo soy un Estúpido alemán que se pone delante de ti y te
pide…, te suplica, una nueva oportunidad.
—Tae…
—Escucha —me interrumpe rápidamente—, ya he hablado con los dueños del pub donde trabajas
y lo he solucionado todo. No tienes que ir a trabajar. Yo…
—¿Que has hecho qué?
—Pequeño…
Furioso. Vuelvo a estar furioso.
—Pero vamos a ver, ¿quién eres tú para…, para? ¿Te has vuelto loco?
—Cariño. Los celos me matan y…
—Los celos no sé, pero yo sí que te voy a matar —insisto—. Acabas de joderme el único trabajo que tenía.
Pero ¿quién te has creído que eres para hacer eso? ¿Quién?
Espero que mis palabras lo enfaden, pero no.
—Sé que mi acción te habrá parecido desmedida, pero quiero y necesito estar contigo —se empecina mi Iceman. Voy a gruñir cuando añade—: No puedo permitir que sigas regalando tus maravillosas sonrisas y tu tiempo a otro que no sea yo. Te quiero, pequeño.Te quiero demasiado
para olvidarte y haré todo lo que sea para que tú me vuelvas a querer y a necesitar tanto como yo
a ti.
Los ojos se me llenan de lágrimas.
Me estoy desinflando. ¡La hemos jodido!
El hombre al que quiero está ante mí diciéndome las cosas más maravillosas que he escuchado
nunca. Pero me aferro a mi resolución.
—Suéltame.—Entonces, ¿es cierto?, ¿ya no me quieres? —pregunta con voz tensa y cargada de emoción.
Mi cabeza va a explotar.
—Yo no he dicho eso, pero tengo que hablar con David.
Sigue sin soltarme.
—¿Por qué?
Pese a estar aturdido, clavo una dura mirada en él.
—Porque está esperándome, ha venido a buscarme y se merece una explicación.
Taehyung asiente. Noto la incomodidad en su rostro, pero me suelta. Finalmente, salgo de la
cocina perseguido por Taehyung, y David al verme silba.
—Estás espectacular, Jungkook.
—Gracias —contesto, sin muchas ganas de sonreír.
Sin querer pensar en nada más, agarro a David del brazo ante la cara de estupefacción de mi padre
y de mi hermana, y lo saco al jardín para hablar a solas con él.
David asiente.
Ha reconocido a Taehyung como el hombre del pub de la noche anterior.
Entiende lo que le explico y, tras darme un beso en la mejilla, se va. Yo vuelvo a entrar en casa.
Todos me miran. Mi padre sonríe, y Taehyung tiende su mano hacia mí para que se la tome.
—¿Te vienes conmigo?
No respondo.
Sólo lo miro, lo miro y lo miro.
—Tio, lo tienes que perdonar — dice mi sobrina—. Taehyung es muy bueno. Mira, me ha traído
una caja de bombones de Bob Esponja.
Entonces, veo que Taehyung le guiña un ojo a mi sobrina.
¿Está sobornándola?
Ella sonríe y le dedica una cómplice y mellada sonrisa. ¡Vaya dos!
Miro a mi padre y, emocionado, asiente. Miro a mi hermana y, con una de sus sonrisitas tontas, hace un gesto de aprobación con la cabeza.
Mi cuñado me dedica un guiño. Cierro los ojos y mi corazón accede.
Es lo que deseo. Es lo que necesito.
—De momento, tú y yo vamos a hablar —manifiesto, mirando a Taehyung.
—Lo que tú quieras, cariño.
Mi sobrina salta, encantada.
—Dame un segundo.
Entro en mi habitación, y mi hermana viene detrás. Me ve tan bloqueado que me abraza.
—Deja tu orgullo a un lado, cabezón, y disfruta del hombre que ha venido a buscarte. ¿Que discuten? Claro, cariño. Yo discuto con Hoseok día sí, día también; pero lo mejor son las reconciliaciones. No niegues tus sentimientos y déjate querer.
Molesto conmigo mismo, me siento en la cama.
—Es que me saca de mis casillas, Yang mi.
—¡Chocalas, y a mí Hoseok!, pero nos queremos y es lo que cuenta, tonto.
Finalmente, sonrío y, con su ayuda, comienzo a meter en mi mochila parte de mis cosas.
Lo que siento por Taehyung definitivamente es tan fuerte que puede conmigo.
Lo quiero, lo necesito y lo adoro. Al regresar al salón con mi equipaje, Taehyung sonríe, me abraza
y consigue ponerme la piel de gallina
cuando proclama ante mi padre y toda mi familia:
—Te voy a conquistar todos los días.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro