El 27 de agosto me reincorporo a mi trabajo.

Mi jefa está de vacaciones y eso me permite un respiro. No tener su tóxica
presencia a mi alrededor es lo mejor para mí.

Jackson tampoco está y echo en falta sus bromas. Pero mi estado de ánimo es tan apático que casi prefiero que nadie me mire ni me hable.

Cada vez que miro hacia su despacho o entro en el archivo, el alma se me cae a los pies.

Irremediablemente pienso en Taehyung.

En las cosas que me decía, que me hacía en aquel lugar y tengo que hacer grandes esfuerzos por no llorar.

Mis amigos no han salido de vacaciones, por lo que quedo con ellos algunas tardes cuando salgo del gimnasio y nos vamos al cine o a tomar algo.

Mi buen amigo Lay intenta hablar conmigo, pero yo me niego. No quiero recordar lo ocurrido.La presencia de Taehyung en mi corazón todavía está demasiado presente y hasta que no consiga olvidarlo, sé que mi vida no volverá a la normalidad.

El 31 de agosto recibo un mensaje de Yugyeom.

Está en Seúl por un caso hasta el día 4 de setiembre y se aloja, como siempre, en un hotel cercano a mi casa.

Quedamos en vernos.

Lo llevo un día a cenar a mi restaurante favorito y otro día a un restaurante japonés. Esos días, tras
la cena, quedo con mis amigos y nos vamos de copas todos juntos.

Sorprendentemente veo que se lleva bien con mi amigo y eso me
complace.

Yugyeom cumple con su palabra.
Se comporta como un amigo y se lo
agradezco.

El 3 de setiembre, mi jefa, Jackson y casi toda la plantilla de la empresa
reaparecen en la oficina.

El ritmo vuelve a ser frenético y, cuando me quiero dar cuenta, mi jefa ya me ha sumergido en un mar de papeles de nuevo.

Jackson ha vuelto de sus vacaciones encantado. Me cuenta anécdotas mientras trabajamos, lo que me hace reír.

El teléfono interno suena y mi jefa me indica que pase a su despacho. No tardo en hacerlo.

-Siéntate, Jungkook. -Obedezco, y ella prosigue-: Como recordarás, el viaje del señor Kim a las delegaciones de la empresa por Todo Corea se tuvo que aplazar hasta después de verano,
¿verdad?

-Sí.

-Pues bien. He hablado con el señor Kim y esos viajes se van a retomar.

Se me encoge el estómago y comienzo a inquietarme. Oír hablar de él me pone cardíaco.

Volver a ver a Taehyung es lo que necesito, aunque sé que no es lo más
recomendable para mí.

-Quiero que prepares los dosieres pertenecientes a todas las delegaciones. Kim quiere comenzar
con el viaje este miércoles.

-De acuerdo.

Me quedo parado. El miércoles lo voy a ver. Estoy a punto de gritar como unloco cuando mi jefa dice:

-Jungkook, vamos... no te quedes parado como una estatua.

Asiento. Me levanto, pero cuando voy a salir del despacho, oigo que dice:

-Por cierto, esta vez seré yo quien acompañe al señor Kim. Él mismo
me lo pidió ayer cuando me reuní con él.

Escuchar eso me deja helado.

Taehyung está en Seúl y no se ha dignado ni a llamarme. Mis ridículas ilusiones de volver a verlo se disipan de un plumazo, pero consigo sonreír
afirmativamente.

Cuando salgo del despacho siento que las piernas me flaquean y corro a sentarme a mi mesa. Jackson se da cuenta.

-¿Qué te pasa?

-Nada. Será el calor -respondo.

Cuando salgo de la oficina estoy en trance. Estoy ofendido. Furioso y altamente enfadado. Voy al parking y cojo el auto. Al pasar frente al hotel donde Taehyung se aloja, lo miro, me desvío por una de sus calles y aparco. Como un idiota, me dirijo hacia el hotel, pero no entro. Me quedo parado a escasos metros de la puerta sin saber qué hacer.

Durante una hora, mi mente intenta aclararse, cuando, de pronto, veo su auto acercarse. Se para en la puerta del hotel y de su interior salen Taehyung y...

¡Jihyo!

Ambos sonríen, parecen muy compenetrados, y se meten en el
hotel.

¿Qué hace Jihyo en Seúl?

¿Qué hace Jihyo en ese hotel?

Las respuestas se agolpan unas tras otras y, furioso, soy consciente de todas ellas.

Enfadado con el mundo y cegado por lo que he visto tomo el auto y me dirijo al hotel donde sé que probablemente esté Yugyeom.

Cuando llego, subo directamente a su habitación. Llamo con los nudillos a la
puerta y, cuando abre, me mira sorprendido.

-¿No me digas que habíamos quedado y se me ha olvidado?

No respondo. Directamente me lanzo a su boca y lo beso. Ni que decir tiene que él, al ver mi efusividad, cierra la puerta. Sin hablar, continúo mi saqueo a su boca mientras siento que sus manos me quitan la chaqueta y, después, desabrochan el pantalón, dejándolo caer al suelo.

Con prisa, saco las piernas de él y aún con los zapatos puestos, Yugyeom me
tumba en la cama y murmura mientras yo le desabrocho el botón del pantalón con desesperación:

-¿Qué haces, Jungkook?

No respondo. La furia ha tomado mi cuerpo y necesito desahogarme como
puedo y necesito. Al verme tan caliente, rápidamente se saca la camiseta por la cabeza y vuelve a besarme. Pero, cuando se separa de mí, murmura:

-Jungkook... ¿te pasa algo? No quiero que luego tu...

-Yugyeom... calla y fóllame.

Mi orden tajante lo deja paralizado durante unos instantes, pero el deseo que siente por mí lo hace reaccionar y no pensar en nada más. Sin hablar, se quita los pantalones, los calzoncillos y se queda desnudo con su erecto pene deseoso de poseerme. Respiro con irregularidad mientras el calor sube por todo mi cuerpo y entonces recuerdo algo.

-Dame el maletín.

Sin dudarlo, me lo entrega y, mientras yo saco el vibrador en forma de brillo de labios que Taehyung me regaló y que me pidió que siempre llevara encima, él se pone un preservativo.

-Quítame las bragas.

Mete sus dedos en la tirilla de mis bragas y me las quita con cuidado, cuando de pronto se da cuenta de mi tatuaje y susurra.

-«Everything you want.»

¡Taehyung! ¡Taehyung! ¡Taehyung!

Quedo desnudo de cintura para abajo y murmuro mientras me abro de piernas para él:

-Mírame, por favor.

Atónito, asiente, aún sorprendido por mi tatuaje. Pongo en funcionamiento el vibrador y lo coloco donde sé que me va a dar placer. Instantáneamente mi cuerpo reacciona y jadeo.

Cierro los ojos y siento que es Taehyung quien está frente a mí y no
Yugyeom.

Taehyung... Taehyung... Taehyung...
Paseo con deleite el vibrador por mi extensión, gimo y cierro las piernas al sentir las descargas de placer.

De pronto, unas manos me sacan de mi particular sueño y abro los ojos.

Yugyeom, excitado, se mete entre mis piernas y me penetra.

Grito y él resopla.

Noto cómo mi interior lo succiona y lo oigo gemir.

Estoy tan avivado, tan deseoso de olvidarme de todo, que subo la potencia del vibrador, grito y me
encajo totalmente en él.

Yugyeom, al ver aquello, me quita el vibrador de las manos, me agarra por los muslos y saquea mi cuerpo, una y otra vez sin descanso, con embestidas certeras mientras yo me dejo hacer y quiero más.

Necesito más.

Necesito a Taehyung.

Pienso en él.

En cómo me hace vibrar con sus exigencias, cuando siento que Yugyeom me rodea la espalda con
sus manos y, con un movimiento, me levanta de la cama y me apoya contra la pared.

Su boca busca la mía y me besa mientras me aprieta una y otra vez sobre él.

-Jungkook...

Enloquecido, lo miro, con los ojos llenos de lágrimas. Al ver mi estado, siento que sus penetraciones se detienen.

-No pares, por favor... ahora no.

Retoma su movimiento de caderas.

Dentro... fuera... dentro... fuera.

Mientras, me siento oprimido contra la pared y consigo lo que necesito. Me entrego a él con furia.

Grito el nombre de Taehyung y, cuando el clímax llega a nosotros, sabemos que lo que yo he ido a
buscar acaba de culminar.

Todo termina y continúo entre sus brazos durante unos minutos. Me siento fatal.

No sé qué es lo que acabo de hacer y sobre todo no sé por qué lo he hecho.
Cuando Yugyeom me suelta, camino hacia el baño sin mirarlo. Una vez allí me aseo, me lavo la cara y me miro en el espejo.

Tengo un aspecto deplorable.

Mi pinta no puede ser peor.

Cinco minutos después, más recompuesto, salgo y Yugyeom me espera sentado y vestido sobre la
cama.

Veo el vibrador y sin decir nada lo cojo y lo guardo.

Ya lo lavaré en casa.

Me visto y, cuando acabo, me siento frente a él. Le debo una explicación.

-Yugyeom... yo no sé cómo explicarte esto, pero lo primero que quiero pedirte es perdón.

Él asiente y me mira.

-Disculpas aceptadas.

-Gracias.

Nos miramos durante unos segundos.

-Sabes que hacer lo que acabamos de hacer me encanta. Me gustas mucho y, si por mí fuera, estaría todo el día besándote y...

-Yugyeom no lo hagas más difícil, por favor.

-Ese tatuaje es por él, ¿verdad? -pregunta de pronto.

-Sí.

En su mirada veo que quiere decirme cientos de cosas.

-Tu fin no me ha gustado. No has venido porque te apeteciera tener sexo conmigo. Ni porque quisieras verme. Pero si hasta lo has nombrado cuando yo te hacía el amor, ¡joder!

-¡¿Cómo dices?!

-Has dicho su nombre.

-Oh, Dios, ¡lo siento!

-No. No lo sientas. Eso me ha aclarado qué hacías aquí.

-Estoy tan avergonzado... No sé por qué te he elegido a ti para hacer esto.
Podía... podía...

-Escucha, Jungkook... -dice mientras me toma las manos-, prefiero que hayas venido a mí,
aunque pensaras en otro, a que hubieras hecho una locura con
cualquiera.

-Oh, Dios... ¡me estoy volviendo loco! Yo... yo...

-Jungkook, te prometí que no volvería a hablar de ese hombre y no lo quiero hacer. Sabes lo que
pienso sobre él y nada ha cambiado. Sólo espero que tú solo te des cuenta de lo que haces y el porqué.

Asiento.

Me levanto y él también.

Me doy la vuelta para irme y él me sigue.

Cuando llego a la puerta de la habitación, Yugyeom me coge por la cintura, me da la vuelta y me
besa.

Me besa apasionadamente.

-Siempre me vas a tener, ¿lo sabes? -murmura cuando se separa de mí-.
Aunque sea para utilizarme de juguete sexual.

Le doy un leve puñetazo y sonrío.
Instantes después salgo de la habitación aturdido.

Cuando voy a coger el auto pienso en mi amigo Lay y, sin pensarlo dos
veces, conduzco hasta su estudio de tatuaje.

Al verme, rápidamente se preocupa
por mi estado.

No sabe qué me pasa, pero sí sabe que necesito hablar. Me invita a cenar.
Esa noche, Lay me demuestra lo excelente amigo que es. Omito explicarle que Taehyung es mi jefe
y nuestra vida íntima.

Eso no quiero que lo sepa.

Pero el resto, la extraña relación que mantenemos, sí se lo explico. Tras escucharme, me dice que deje mi orgullo a un lado y que, si tanto lo echo de menos, que intente hablar con él porque yo fui el que se marchó de su lado.

Entiendo sus palabras.

Tiene razón y cuando llego a casa enciendo el ordenador y le mando un mensaje.

De: Jeon Jungkook

Fecha: 3 de setiembre de 2012 23.16

Para: Kim Taehyung

Asunto: ¿Estás mejor?

Hola, Taehyung, siento haberme marchado como lo hice. Pido perdón. Espero que estés mejor. Te llamaría por teléfono pero no quiero incordiarte. Por favor, llámame y dame la oportunidad de pedirte perdón mirándote a la cara. ¿Lo harás por mí?

Te quiero y te añoro. Mil besos.

Kook

Nada más escribirlo, lo envío y durante más de tres horas espero una
contestación.

Sé que lo ha leído.

Sé que, en el hotel, su ordenador habrá sonado y le habrá dicho que ha recibido un mensaje.

Sé todo eso y me hace sufrir.