🌹XLII🌹
Tres días después, seguimos en la casa de playa y nos animan a que nos
quedemos más tiempo.
Al final aceptamos encantados. Taehyung recibe varias llamadas y mensajes de una tal Chung ha y
cada vez me tengo que morder más
la lengua para no saltar:
«¿Quién es esa mujer que llama tanto?».
Al cuarto día, Min ho y yo decidimos bajar una noche a la playa para tomar unas copas. Los chicos juegan al ajedrez y prefieren quedarse en casa
tranquilamente.
Llegamos a un pub llamado «little thing». Allí nos pedimos unas bebidas y nos sentamos a charlar en la barra.
Hablar con Minho es fácil. Él es divertido, charlatan y encantador.
—¿Llevas mucho tiempo casado con Woojin?
—Ocho años. Y cada día estoy más contento de haberlo atropellado.
—¿Cómo?
Min ho se carcajea y me aclara:
—Lo conocí porque lo atropellé con el auto.
Eso me hace reír.
—Cuéntamelo ahora mismo —le exijo—. Quiero saberlo todo.
Min ho da un trago a su bebida y comienza a relatármelo:
—Ambos íbamos a la facultad de medicina. Y el primer día que llevé mi auto a la facultad, cuando fui a aparcar, no lo vi y lo atropellé. Por suerte, no le hice nada salvo algún moratón al caer y poco más. Eso sí… fue un flechazo en toda regla y, a partir de ese día, no nos hemos separado.
Ambos reímos y vuelvo a preguntar:
—Oye, y el tema de los juegos, ¿quién fue el que lo propuso?
—Yo.
—¿Tú?
Él asiente.
—Tenías que haber visto su cara la primera vez que le hablé de ello. Se negó en redondo. Pero un día lo invité a una de las fiestas donde yo solía juntarme con gente que jugaba, le presenté a Taehyung y, bueno… a partir de ese día ¡le gustó!
—¡¿Taehyung?!
—Sí. Él y yo somos amigos de toda la vida y nos movíamos por el mismo círculo. Algo que, como habrás visto, continuamos haciendo.
Al recordar algo, pregunto:
—Oye… ¿tú fuiste a la rueda que organizó Yoongi la otra noche?
—Sí —ríe Minho—. Me encantan ese tipo de juegos y a Woojin lo vuelven loco.
—¿Y no te da cosa?
—¿Cosa? —se sorprende—. ¿Por qué?
—No sé… ¿No te parece denigrante estar allí para satisfacer los deseos de los otros? Ustedes se desnudan. Son entregados. Ustedes son los que… pues eso.
Min ho suelta una carcajada y se retira el cabello de la cara.
—No, cielo. El morbo que me provoca el momento me encanta. Me vuelve loco cómo me desean, cómo me entrega mi marido, cómo me poseen los demás. Me gusta y le gusta a Woojin. Eso es lo que cuenta, que a ambos nos guste y disfrutemos de ello.
Quiero preguntarle más cosas sobre los juegos, sobre Taehyung, Yeji o Chung ha, pero suena una canción y Min ho grita emocionado:
—Me encanta esta canción. ¡Vamos a bailar!
Divertidos, los dos salimos a la pequeña pista donde comenzamos a contonear las caderas al son de aquella bonita canción, mientras soy consciente de que varios de los hombres y mujeres que se encuentran allí nos observan. Somos dos jóvenes solos.
Sobre las tres de la madrugada, Min ho y yo decidimos regresar a la casa.
Estamos agotados. Caminamos hasta el BMW que hemos dejado aparcado en el parking de la playa y dos de los chicos que nos miraban salen a nuestro encuentro.
—Vaya… vaya… aquí están los dos bailarines del pub.
Al mirarlos, los identifico y sonrío.
—Si no quieren líos, más vale que se quiten de nuestro camino.
Min ho me mira. En su rostro veo la inseguridad. Estamos en el parking de la playa y no hay ni una alma.
Yo no me dejo llevar por el miedo, agarro a Min ho del codo y continúo andando en dirección al auto.
—Eh… vengan aquí, guapos. Estan cachondos y queremos darles lo que quieren.
—Vayanse a la mierda —suelto.
Los hombres continúan tras nosotros.
Se nota que van bebidos y siguen con sus toscas insinuaciones.
Cuando llegamos hasta el auto, exijo a Min ho que me dé las llaves. Esta tan
nervioso que apenas atina a dármelas.
Se las quito de la mano y entonces siento que uno de esos tipos está detrás de mí y pone su mano en mi trasero.
Echo el codo hacia atrás y le doy un codazo en el esternón. Min ho grita y el joven maldice.
El otro intenta agarrar a Min ho y, para ello, me empuja y caigo sobre la arena. Eso ya remata mi enfado y me levanto rápidamente.
El que me ha tocado el trasero se acerca para sujetarme, pero yo soy más rápido que él y le asesto un puñetazo en la mandíbula que lo hace gritar. Yo grito también, pero de dolor. Me he destrozado los nudillos.
Sin embargo, el tipo se levanta y me
tira de nuevo al suelo. Mis nudillos doloridos dan contra la arena y las piedras y se raspan. Eso me encoleriza y decido acabar con aquella tontería.
Me levanto del suelo con la adrenalina por las nubes, me pongo en posición ante el tipo, le doy un
nuevo puñetazo en la mejilla y una patada en la boca del estómago.
Después, agarro al tipo que sujeta por el pelo a Min ho, le doy la vuelta y le suelto una patada que lo hace volar unos metros.
Miro a Min ho y digo:
—Vamos. Sube al auto.
Los dos hombres están en el suelo y aprovechamos para huir. En cuanto salimos del aparcamiento de la playa y llegamos a una calle donde hay gente sentada en las terrazas detengo el auto.
Me vuelvo hacia Minho y le retiro el pelo de la cara.
—¿Estás bien?
Min ho aún algo asustado, asiente.
—¿Dónde has aprendido a defenderte así?
—Kárate. Mi padre nos apuntó a mi hermana y a mí cuando éramos pequeñitos.
Siempre dijo que teníamos que aprender a defendernos de la gentuza y, mira, ¡tenía razón!
—Ha sido increíble. ¡Eres mi héroe! —sonríe Min ho—. Esos tipos se han llevado su buen merecido y… ¡Oh, Dios mío, Kook, tu mano!
Ambos miramos mi mano derecha.
Tiene los nudillos rojos, desollados e hinchados. La muevo lo mejor que puedo e intento quitarle importancia.
—No es nada… no te preocupes. Pero necesitaré hielo para bajar la hinchazón. ¿Conduces tú, que yo no puedo?
—Por supuesto.
Min ho se baja del auto y yo me corro hacia su asiento. Nada más se sube, acelera el auto y nos dirigimos hacia casa.
Cuando llegamos, veo que hay luz en el salón y, dos segundos después, los
chicos aparecen para recibirnos.
Ambos nos reímos pero, a medida que nos acercamos, Taehyung ve mi mano y acelera el paso.
—¿Qué te ha pasado?
Voy a responder, cuando Min ho se adelanta.
—Cuando hemos salido del pub, unos tipos han intentado propasarse con
nosotros. Menos mal que Kook ha sabido defendernos. ¡Ha sido increíble! No veas qué patadas y
puñetazos les ha dado. Por cierto, hay que ponerle hielo en la mano
¡ya!
La cara de Taehyung es un poema mientras Min ho escenifica una y otra vez lo ocurrido y habla sin parar. Está tan impresionado por ello que no puede parar.
Woojin, al ver que los dos estamos bien, abraza a su pareja. Taehyung continúa a un metro de mí con gesto adusto.
Noto la angustia por el susto en su mirada. Finalmente, para intentar quitar hierro al asunto, le doy un beso.
—Tranquilo. No ha sido nada. Sólo unos idiotas que querían que yo les de unas patadas.
—Sube al auto, Kook —exige Taehyung de pronto.
—¡¿Cómo?!
Le quita las llaves de la mano a Min ho, frenético.
—Me vas a decir quiénes han sido esos hijos de su madre y se las van a ver conmigo.
Woojin y Min ho se colocan rápidamente a su lado. Woojin le quita las llaves y Min ho dice:
—¿Se puede saber adónde vas?
—A darles su merecido a esos tipos. Dame las llaves, Woojin.
Taehyung respira con dificultad. Sus ojos están furiosos.
—Maldita sea, Tae —digo, dispuesto a que olvide esa tontería—. No ha pasado nada. ¿Qué quieres? ¿Que realmente pase algo que luego tengamos que lamentar?
Mi grito hace que me mire. De un portazo cierra la puerta del auto, camina hacia mí y mientras pasa su mano por mi cintura, murmura:
—¿Estás bien?
—Sí… tranquilo. Sólo necesito agua oxigenada para limpiarme los raspones y hielo para la hinchazón.
—Dios, pequeño… —murmura posando su frente contra la mía—. Te podía haber pasado algo…
—Tae… no ha pasado nada. Es más, tenías que haber visto cómo han quedado esos tipos. —Y, mientras Min ho y Woojin entran en casa, añado—: Los he machacado.
Me abraza. Me aprieta contra él y mete su cara en mi cuello. Durante unos minutos permanecemos así.
—Recuerda lo que te dije: campeón de kárate.
Noto que sonríe y cómo sus músculos se relajan. Finalmente me da un dulce
beso en los labios.
—Ah… pequeño, ¿qué voy a hacer contigo?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro