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🌹XIII🌹

El domingo estoy agotado.

Quiero olvidarme de Taehyung pero todavía me duele el trasero por sus gloriosas embestidas y eso me recuerda continuamente lo ocurrido el día anterior.

Me parece horrible.

Aún no he asumido que una mujer jugara conmigo ante él.

A las once y cuarto me levanto de la cama y lo primero que hago es hablar con mi padre. Lo hago todos los domingos por la mañana.

Además, hoy es la final de la Eurocopa de fútbol y me imagino que estará como loco.

Si a alguien le gusta el deporte, ése es mi padre.

El teléfono da dos pitidos y oigo:

-Hola, bebé.

-Hola, papá.

Tras hablar durante diez minutos sobre Nino y la Eurocopa, mi padre cambia el tema de conversación.

-¿Estás bien, mi vida? Te noto apagado.

-Estoy bien, papá. Es sólo que estoy cansado.

-bebé -intenta alegrarme-, te quedan dos semanas para que tengas vacaciones, ¿verdad?

Tiene razón. Mis vacaciones comienzan el 15 de julio y el hecho de recordarlo me hace alegrarme.

-Exacto, papá. Pero es que las veo tan cerca que no puedo evitar impacientarme.

Lo oigo sonreír. Eso me hace feliz.

Papá lo pasó mal cuando mamá murió hace dos años y sentir que está bien me reconforta. ¿Vas a venir unos días a casa? Ya sabes que aquí hace calor, pero puse la piscina para que tu y tu
hermana lo disfruten cuando vengan.

-Por supuesto, papá. Eso no lo dudes.

-Por cierto, ayer hablé con tu hermana.

-¡¿Y?!

-No sé, hijo. La noté muy desanimada. ¿Tú sabes qué le pasa?

Con fingido disimulo respondo:

-Que yo sepa nada, papá. Ya sabes cómo es de histérica para todo -e
intentando desviar el tema de conversación digo-: ¿Adónde vas a ver hoy el partido?

-En casa. ¿Y tú?

-He quedado con Somin y unos amigos en un bar. -Sonrío al pensarlo.

-¿Algún amigo especial, bebé?

-No, papá. Ninguno.

-Bueno, hijo, me alegra saberlo. Porque otro novio como ese que tuviste con un pendiente en la
nariz y otro en la ceja me repugnaría.

-Papáaaaaaaaaaaa... -digo, mientras me río a carcajadas.

Recordar cómo miraba a Jinwoo, un ex, cuando lo conoció todavía me resulta divertido. Mi padre es muy tradicional para muchas cosas y más para los novios.

Consigo cambiar de tema y finalmente regresamos al fútbol.

-Pues yo, hijo, he organizado una barbacoa en el patio trasero. Como
imaginarás, vendrán los amigos de siempre y nos hincharemos a gritar. Por cierto, hace un par de días Luhan me dijo que Yugyeom llegará dentro de poco a Busan. ¡Ah!, y creo que hoy está por Seúl y te visitará.

¡Ya empezamos con Yugyeom!

Mi padre y Luhan llevan toda la vida intentando que Yugyeom y yo seamos novios formales.

Yugyeom me desvirgó cuando yo tenía dieciocho años.

Fue mi primera relación con un hombre y, siempre que lo recuerdo, me hace sonreír. Qué nervioso
estaba y qué atento fue él. Es dulce y pausado en la cama y, aunque con él lo paso bien, he estado con otros hombres que me han hecho vibrar más.

Tras hablar un rato sobre Yugyeom, su maravilloso trabajo de policía y lo excelente chico que es, cambio de tema y regreso al fútbol. Mi padre seemociona con ese tema y yo disfruto.

Imaginar a mi padre y a los amigos de toda la vida cantando divertidos me encanta.

Cinco minutos después, me despido de él y cuelgo el teléfono. Miro a Nino, que está tumbado en el suelo, y lo subo al sofá. Respira con dificultad y eso me encoge el corazón. Hace dos meses, el veterinario me dijo que su vida se estaba apagando y que, cada día que pasa, va a más.

Está viejito y, a pesar de la medicación, poco más se puede hacer por él salvo mimarlo y quererlo
mucho.

Suena mi móvil. Un mensaje.

¡Yugyeom!

«Estoy en Seúl. ¿Paso a buscarte y vemos el partido juntos?»

Le mando un «¡De acuerdo!» y me tiro en el sillón.

Sobre las dos y media de la tarde decido calentarme en el microondas un vasito de arroz blanco y unas salchichas. No me apetece cocinar. No estoy de humor.

Después de comer, me tumbo en el sillón y en seguida viene a visitarme Morfeo, hasta que el sonido de mi móvil me despierta. Mi hermana.

-Hola, tonto, ¿qué haces?

Me desperezo y contesto:

-Durmiendo, hasta que tú me has despertado.

-¿Saliste ayer de juerga?

Al pensar en el día anterior, asiento.

-Sí. Se puede decir que sí.

-¿Con quién?

-Con alguien que tú no conoces.

-¿Algo serio? -curiosea.

Al escuchar aquello sonrío.

-No. Nada importante -respondo, moviendo la cabeza.

Durante media hora me tiene al teléfono. Qué pesada es Yang mi. No pasan dos días sin que hablemos. Yo soy más despegado.

Menos mal que ella siempre hace por verme, porque si fuera por mí, ya la habría perdido como hermana. Como siempre, su conversación se centra en su desastrosa vida marital.

Cuando por fin cuelgo Nino sigue en el sillón. No se ha movido. Me acerco
a él y veo que sus ojos me miran.

Le beso la cabecita y me entran ganas de llorar. Pero, tras tragarme las lágrimas, le digo cosas cariñosas y después me levanto a por una Coca-Cola. La necesito.

Cuando regreso al salón cojo el portátil, lo enciendo y me conecto a Facebook.

En seguida coincido con alguno de mis amigos virtuales y nos echamos unas risas. El correo me parpadea y decido mirarlo. Quince mensajes.

Varios son de amigas y amigos proponiéndome viajes para el verano finalmente; veo una dirección que me deja atónito.

Es Taehyung.

¿Cómo ha encontrado mi correo privado?

De: Kim Taehyung

Fecha: 1 de julio de 2012 04.23

Para: Jeon Jungkook

Asunto: Confirmación de proposición

Querido joven Jeon:

Siento mucho si le desagradó mi compañía hace unas horas y todo lo que ello implica. Pero debemos ser profesionales, así que recuerde, necesito una respuesta en referencia a la proposición que le hice.

Atentamente,

Kim Taehyung

Boquiabierto, vuelvo a leer el mensaje. ¡Estará loco este tipo...!

Estoy por dar al «Delete» y borrar definitivamente el mensaje. Pero mi impulsividad me hace
responder:

De: Jeon Jungkook

Fecha: 1 de julio de 2012 16.30

Para: Kim Taehyung

Asunto: Re: Confirmación de proposición

Querido señor Kim:

Como usted dice, seamos profesionales. Mi respuesta a su proposición es NO.

Atentamente,

Jeon Jungkook

Envío el mensaje y un extraño regocijo se apodera de mí.

¡Aplausos para mí!

Pero dos segundos después, ese regocijo desaparece para dar paso a un dolor de estómago cuando veo que su respuesta llega de inmediato.

De: Kim Taehyung

Fecha: 1 de julio de 2012 16.31

Para: Jeon Jungkook

Asunto: Sea profesional y piense en ello.

Querido joven Jeon:

En ocasiones, las precipitaciones no son buenas. Piénselo. Mi oferta seguirá en pie hasta el martes.

Espero que disfrute del domingo y su selección gane la Eurocopa.

Atentamente,

Kim Taehyung

Miro la pantalla, bloqueado.

¿Por qué no puede aceptar mi respuesta?

Estoy tentado de escribirle un e-mail, pero me niego. Dar más explicaciones a alguien para quien soy sólo sexo no merece la pena.

Enfadado, cierro el portátil y decido ponerme a lavar.

Al sacar la ropa sucia del cesto me encuentro con la ropa interior rota que Taehyung me arrancó.

Cierro los ojos y suspiro.

Recordar lo que hicimos en mi habitación me pone cardíaco.
Abro los ojos, me levanto y camino hacia mi dormitorio. Rodeo la cama y abro el cajón. Ante mí se encuentran los regalos que él me hizo:

los vibradores.

Los miro durante unos segundos y cierro el cajón con fuerza. Regreso hasta la lavadora. La abro y comienzo a meter la ropa. Echo el detergente, el suavizante y la programo.

La lavadora comienza a funcionar y diez minutos después sigo mirando cómo el tambor de la ropa da vueltas tan rápidamente como mi cabeza. Mi respiración se acelera y grito de frustración:

-Te odio, Kim Taehyung.

Mis pies se dan la vuelta y me dirijo de nuevo hasta mi habitación. Vuelvo a abrir el cajón y me quedo mirando el vibrador con mando a distancia que él usó conmigo.

Mi entrepierna me pide a gritos jugar.

¡Me niego!

Hasta yo mismo utilizo la palabra «jugar». Finalmente e incapaz de quitarme a Taehyung de la cabeza y menos de mi entrepierna, me deshago de los pantalones, el boxer y me siento en la cama con el vibrador en la mano.

Toco la ruleta, lo pongo al 1 y la vibración comienza.

Después al 2, al 3, al 4 y el máximo es el 5.

Muevo el vibrador en mi mano mientras mi entrepierna y entrada gritan porque sea allí donde lo
mueva. Me tumbo en la cama. Apago el vibrador y lo paseo por los bordes de mi entrada. Me sorprendo de lo húmedo que estoy.

¡Taehyung!

Listo para recibirlo. Lo pongo al 1. La vibración comienza y cierro los ojos. Subo la potencia al 2.

Con mis dedos abro mi entrada y dejo que me masajee la zona. Un calor irresistible se apodera de mí y comienzo a jadear. Retiro el vibrador y junto las rodillas. Fuego. Pero quiero más. ¡Taehyung!

Separo de nuevo las piernas. Enciendo el vibrador al 3 y lo pongo sobre la zona donde el placer
quería explotar.

Pienso en Taehyung.

En sus ojos. En su boca. En cómo me toca. Vuelvo a cerrar los ojos y pienso en el vídeo que vi. Me excita recordar su cara, su gesto, mientras aquella mujer me poseía.

Volver a pensar en lo que sentí la tarde anterior me acelera la respiración. Aquello ha sido lo más morboso que me ha ocurrido en la vida.

Yo, abierto de piernas en una cama, mientras una desconocida tomaba de mí lo que quería, yo se lo ofrecía y él miraba. ¡Taehyung!

Estoy caliente. Muy caliente. Pongo el vibrador al 4. El calor se hace insoportable.

El ansia viva por correrme comienza a aflorar en mi interior. El ardor me sube a la cara mientras siento que voy a explotar y mi cabeza imagina todo tipo de juegos con él.

Me arqueo en la cama. El clímax me llega mientras oigo mis propios ronroneos.

Jadeo aliviado y me convulsiono sobre la cama. Abro los ojos, mientras el acaloramiento se apodera de mí, y siento cómo el pequeño vibrador
empapa mis dedos.

Cierro las piernas con fuerza y me dejo llevar por el momento.

Mientras, siento miles de sensaciones nuevas y todas maravillosas. Calor.
Excitación. Fervor. Entusiasmo. Sólo falta ¡Taehyung!

Cinco minutos después y con la respiración normalizada, me siento en la cama.

Miro con curiosidad aquel aparatito y sonrío. Aunque nunca se lo diré, he pensado en él. En ¡Taehyung!

A las siete y media, Yugyeom llega a mi casa. Como siempre está feliz y
sonriente. Me da un piquito en los labios y yo me dejo.

Es un amor.

A las ocho llegamos al bar donde he quedado con mis amigos para ver la final. Tenemos que ganar.

La juerga nos rodea y comienzo a cantar y a divertirme como una loco con mi bandera de la selección colgada a mi cuello.

Aparece Xiumin, un amigo tatuador.

Es mi confidente. Tenemos una amistad muy especial y nos lo
contamos todo. Cuando ve a Yugyeom se ríe. Sabe la relación que tengo con él y le hace gracia. No entiende cómo éste sigue detrás de mí tras todos los desplantes que le hago.

A las nueve menos cuarto, el partido da comienzo. Estamos nerviosos
jugamos el Mundial.

En el minuto 14, ***** mete un golazo que nos hace saltar de emoción.

Yugyeom me abraza y yo lo abrazo. Estamos felices. En el minuto 41, mete otro golazo que nos hace volver a gritar como descosidos. Yugyeom me besa en el cuello y yo, feliz, se lo permito. Llega el descanso y Yugyeom ya me tiene sujeto por la cintura.

El segundo tiempo comienza y yo grito que saquen a *****.

¡Que saquen al Niño!

Y cuando veo que calienta y que el entrenador le dice que salga, grito, aplaudo y salto encantado.

Yugyeom aprovecha la situación y me sienta entre sus piernas. Yo me dejo.

Pero mi gozo se completa cuando en el minuto 84, *****, ¡mi
*****!, mete el tercer gol.

¡Bien! ¡Bien...! Yugyeom, al verme tan entregado a la causa, me carga entre sus brazos y, de la felicidad, me planta un besazo. Después me suelta y, cuando, en el minuto 88, ***** mete un golazo tras un pedazo de pase de mi *****, creo morir, pero ¡de gusto! Y esta vez soy yo el que se lanza a sus brazos y lo besa con furia.

Cuando el partido termina, mis amigos y yo lo celebramos a lo grande. Yugyeom no se separa y, en
un momento de calentón, nos metemos en el baño.

Durante unos minutos dejo que me bese y que me toque.

Lo necesito.

Sus manos recorren mi cuerpo y ¡Dios! ¡No me puedo quitar a mi jefe de la cabeza! De pronto, Yugyeom no existe.

Sólo ¡Taehyung!

Necesito que sea posesivo y desafiante, pero Yugyeom es de todo menos eso. Al final, consigo sacarlo del baño sin haber culminado. Está cabreado, pero ni siquiera así me pone. Cuando me invita a ir a su hotel y me niego, se marcha y, sinceramente, yo me quedo la mar de feliz.

Cuando llego a mi casa sobre las tres de la mañana y me meto en la cama sonrío al pensar que somos ¡campeones!

Me niego a pensar en nada más.

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