🌹X🌹
Tras salir del restaurante, Taehyung vuelve a cogerme de la mano con un gesto posesivo, y yo me dejo llevar.
Cada vez me gustan más las sensaciones que me provoca, a pesar de que estoy algo desconcertado por su proposición.
Una parte de mí quiere rechazarla, pero otra parte quiere aceptarla.
Me gusta Taehyung.
Me gustan sus besos.
Me gusta cómo me toca y sus juegos.
Caminamos mientras hablamos de mil
cosas, aunque de ninguna en profundidad.
—¿Te apetece venir a mi hotel? —me pregunta de repente.
—¿Ahora?
Me mira. Recorre mi cuerpo con lujuria y susurra con voz ronca:
—Sí. Ahora. Estoy alojado en el hotel *****.
El estómago se me contrae. Ir a una habitación con Taehyung supone ¡lo que supone!
Sexo… sexo… y sexo.
Y, tras mirarlo unos segundos, le digo que sí con la cabeza, convencido de que es eso lo que quiero con él.
Sexo.
Caminamos de la mano hasta el parking.
—¿Me dejarás conducir?
Me mira con sus inquietantes ojos azules y acerca su boca a mi oído.
—¿Has sido bueno?
—Buenísimo.
—¿Y vas a volver a cantar?
—Con toda seguridad.
Lo oigo reír, pero no contesta. Cuando llegamos al parking y paga el ticket, vuelve a mirarme y me entrega las llaves.
—Tus deseos son órdenes para mí, pequeño.
Emocionado, doy un salto que vuelve a hacerlo sonreír.
Me pongo de puntillas y lo beso en los labios. Esta vez soy yo quien le agarra de la mano y tira de él en busca del Ferrari.
—¡Uooooooooo! —grito, emocionado.
Taehyung se sube y se pone el cinturón.
—Bien, Kook —me dice—. Todo tuyo.
Dicho y hecho.
Arranco el motor y pongo la radio. En seguida, la música de Maroon 5 llena el interior del vehículo y, antes de que él toque el volumen, lo miro y murmuro:
—Ni se te ocurra bajarlo.
Pone los ojos en blanco, pero sonríe.
Está de buen humor.
Salimos del parking y me siento como si fuera un guerrero amazónico con aquel impresionante coche entre mis manos.
Sé dónde está el hotel *****, pero antes decido darme una vueltecita.
Taehyung no habla, simplemente me observa y aguanta estoicamente el volumen de la radio y mis
cánticos.
Media hora después, cuando
me doy por satisfecho, aminoro la marcha y me dirijo al hotel.
—¿Contento por el paseo?
—Mucho —respondo, emocionado por haber conducido semejante auto.
Sus manos me cosquillean las piernas y noto que se paran sobre mi entrepierna. Hace circulitos sobre él y me humedezco al instante.
—Espero que dentro de media hora estés todavía más contento—me dice.
Eso me hace reír mientras noto sus manos juguetonas apretando mi sexo a través del pantalón.
Eso me pone más y más, y, cuando llegamos a la puerta del hotel y nos bajamos del coche, me agarra de la mano, me quita las llaves y se las entrega al portero.
Después tira de mí hasta llegar a los ascensores.
Una vez en su interior, el ascensorista no necesita preguntarnos nada: sabe perfectamente dónde nos tiene que llevar.
Al llegar a la última planta, se abren las puertas del ascensor y leo: «Suite Royal».
Al entrar, respiro el lujo y el glamur en estado puro.
Muebles color café, jardín japonés…
Entonces me doy cuenta de que hay dos puertas en la suite.
Las abro y descubro dos fantásticas habitaciones con enormes camas king size.
—¿Por qué utilizas una suite doble?
Taehyung se acerca a mí y se apoya en la pared.
—Porque en una habitación juego y en la otra duermo —murmura.
De pronto, unos golpes en la puerta llaman mi atención y entra un hombre de mediana edad.
Taehyung lo mira y dice:
—Tráiganos fresas, chocolate y un buen champán francés. Lo dejo a su elección.
El hombre asiente y se marcha.
Yo todavía estoy en estado de shock mientras observo el placer de lo exclusivo. Nos alejamos unos
metros de la puerta y caminamos por la habitación.
Yo me dirijo directamente a una terraza. Abro las puertas y salgo.
Pronto siento a Taehyung detrás de mí. Me coge por la cintura y me aprieta contra él.
Después baja su cabeza y siento sus labios repartir cientos de dulces besos por mi cuello.
Cierro los ojos y me dejo llevar.
Noto sus manos por debajo de mi camiseta y cómo éstas se encargan de apretar mis pezones. Los
masajea y comienzo a vibrar.
Ha sido entrar en la habitación y ya siento que me quiere poseer. Lo apremia la prisa. Lo apremia
hacerlo ya.
—Taehyung, ¿puedo preguntarte algo?
—Sí.
A cada segundo que pasa me siento más húmedo por las cosas que me hace sentir.
—¿Por qué vas tan de prisa?
Me mira… me mira… me mira y, finalmente, dice:
—Porque no quiero perderme nada y menos aún tratándose de ti. —Un jadeo sale por mi boca y ahora es él quien pregunta—: ¿Llevas el vibrador contigo?
Al recordarlo maldigo en silencio.
—No —respondo.
Él no contesta y, sin que yo me mueva, noto que me desabrocha el botón del pantalón y me baja la cremallera.
Introduce su mano bajo mis boxers, posa su mano sobre mi extensión y comienza a moverlo. Lo estimula.
—Dije que siempre lo llevaras encima, ¿lo recuerdas?
—Sí.
—¡Ah, pequeño…! Debes recordar los consejos que te doy si quieres que
podamos disfrutar plenamente del sexo.
Asiento, totalmente subyugado, cuando mano se para y lo saca lentamente de debajo de mis ropa
interior.
Quiero pedirle que continúe.
En cambio, me acerca el dedo a
la boca.
—Quiero que sepas cómo sabes.
Quiero que entiendas por qué estoy loco por volver a devorarte.
Sin necesidad de nada más, muevo el cuello y meto su dedo en mi boca. El sabor de mi sexo es salado.
—Hoy, joven Jeon —vuelve a murmurar en mi oído—, pagarás por no haber traído el vibrador y
haber frustrado uno de mis juegos.
—Lo siento y…
—No. No lo sientas, pequeño —murmura—. Jugaremos a otra cosa. ¿Te atreves?
—Sí… —suspiro, más excitado a cada instante que pasa.
—¿Estás seguro?
—Sí…
—¿Sin límites?
—Sado no.
Lo oigo sonreír, cuando vuelven a escucharse unos golpes en la puerta.
Taehyung se aparta de mí y, al volverme, veo que un camarero nos trae una preciosa mesa de cristal y plata con lo que había pedido. Taehyung descorcha el champán, sirve dos copas y, acercándome una, brinda conmigo.
—Brindemos por lo bien que lo vamos a pasar jugando, joven Jeon.
Lo miro.
Me mira.
Siento cómo mi cuerpo reacciona ante la palabra «juego».
Si viera esa mirada suya en Facebook no dudaría en darle al «Me gusta».
Al final sonrío, choco mi copa contra la suya y asiento con toda la seguridad que puedo.
—Brindo por ello, señor Kim.
Si ven alguna incoherencia xfa avisenme
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro