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🌹LXII🌹

Suena un ruido. Me sobresalto. Es el teléfono.

Salto de la cama. Miro el reloj. Las cinco y veintiocho.

Asustado, corro a contestar. Si alguien llama a esas horas, no puede ser por nada bueno.

—¿Sí?

—Tonto… soy yo.

¿Mi hermana?

La mato… ¡Yo la mato! Pero, al escucharla llorar, me asusto.

—¿Qué ocurre? ¿Qué te pasa?

—Estoy mal… muy mal. He discutido con Hoseok, se ha marchado de casa a las nueve de la noche y mira qué horas son y no ha vuelto…

Llora… y llora y llora e intento tranquilizarla.

—¿Dónde está la pequeña?

—Durmiendo en casa de una amiguita. Por favor, necesito que vengas.

—De acuerdo… voy para allá.

Cuelgo el teléfono y resoplo. Mi hermana y sus histerismos… Menos mal que es sábado y no tengo que ir a trabajar. Pienso en Taehyung. ¿Lo llamo? Puede que esté despierto, pero al final decido no molestarlo.

Conociéndolo, seguirá enfadado por lo que ocurrió el día anterior. Con rapidez me lavo los dientes, la cara, me pongo un pantalón, una camiseta y una chaqueta.

Bajo a la calle y me subo a mi auto. Arranco. Mi hermana no vive lejos, pero a esas horas no me apetece ir caminando.Pongo la radio y tarareo mientras conduzco. Veo un hueco para aparcar frente al portal de mi
hermana, paro, meto la marcha atrás y cuando miro por el espejo retrovisor me quedo sin respiración al ver que un auto se abalanza y finalmente choca contra mí.

Murmullos… murmullos… oigo murmullos.

No puedo abrir los ojos, me pesan. No sé dónde estoy ni qué me pasa.
Entonces recuerdo el auto abalanzándose sobre mí y soy consciente de que he tenido un
accidente.

Sirenas.

El ruido de las sirenas me hace abrir de golpe los ojos y me encuentro en una ambulancia con dos hombres mirándome y con gasas con sangre en las manos.

—¿Se encuentra bien, joven?

—Sí… no… no sé.

—¿Cómo se llama?

—Jungkook.

—Muy bien, Jungkook, no se asuste. Unos chicos que iban bebidos le han dado un golpe con su auto. Lo vamos a llevar al Clínico para que se hagan una revisión.

—¿Esa sangre es mía?

Uno de los jóvenes enfermeros que me atiende asiente.

—No se asuste, pero sí.

—Pero ¿es sangre? ¿De dónde es?

—Del labio y de la nariz. No ha saltado el airbag de su auto y se ha golpeado
contra el volante, pero no se preocupe, no es nada grave.

De pronto, escucho unos chillidos y los identifico rápidamente. ¡Mi hermana!

Intento incorporarme para que me vea y sepa que estoy bien pero no puedo. Me duele horrores el cuello.

—Por favor, la que chilla es mi hermana. ¿Pueden dejar que me vea para que se tranquilice?

El muchacho accede y sonríe.

—Por supuesto. Si quiere, puede acompañarlo en la ambulancia.

Dos segundos después, veo aparecer a mi hermana con su batita azul.

Está pálida. Me ve y sus gritos se convierten en gemidos de terror.

—¡Ay, Dios mío…! ¡Ay, Dios mío! Tontito… ¿qué te ha pasado? ¿Estás bien? Todo por mi culpa, ¡mi culpa! Yo te he pedido que vinieras a casa. ¡Oh, Dios mío…! ¡Dios mío! Cuando he escuchado las sirenas y he visto el auto… ¡Oh, Dios! Como te pase algo, yo me muero, ¡me muero!

Uno de los jóvenes que nos atienden, al ver su estado de histerismo, se dirige a ella.

—Si no se tranquiliza, la vamos a tener que atender a usted, señora. Su hermana está bien. Un auto lo ha embestido por detrás, pero su estado es bueno, tranquilícese.

—Yang mi —murmuro adolorido—. Tranquilízate, ¿vale?

Hace un gesto con la cabeza, mientras unos enormes lagrimones le chorrean por la cara. Me coge la mano y la ambulancia arranca.

Cuando llegamos a Urgencias, la miro y digo:

—No llames a papá. No lo asustes, ¿de acuerdo?

Como una magdalena, me dice que sí y los enfermeros que llevan la camilla me meten para adentro para atenderme. Me hacen varias radiografías del cuello y del hombro porque les digo que me duele y cientos más de cosas.

Estoy cansado, adolorido y me quiero ir a mi casa. Pero allí todo es lento… muy lento.

Cuando salgo tres horas después con un collarín en el cuello, un chichón en la frente y los labios hinchados, me sorprendo al ver a mi hermana, a mi cuñado y a Taehyung.

El primero en llegar a mí es Taehyung. Su gesto me hace saber el susto que tiene por lo ocurrido.

Me abraza con delicadeza y no dice nada.

Su manera de abrazarme y la tensión que noto en su cuerpo hablan por sí solos. El abrazo es interminable, tanto, que finalmente tengo que susurrar:

—Tae, estoy bien, cariño, de verdad.

Mi hermana nos observa y, cuando Taehyung me suelta, la veo llorar de nuevo.

—Anda, ven aquí y deja de llorar, que no me ha pasado nada.

Yang mi me abraza y llora desconsoladamente, mientras mi cuñado se acerca.

—¿Estás bien?

Sonrío lo mejor que puedo.

—Sí, y por favor… háganme el favor de dejar de discutir. En una de éstas, me matan.

—Lo siento. Ha sido todo culpa mía —se disculpa Hoseok.

Me suelto de mi hermana y agarro a mi cuñado del brazo.

—No digas tonterías. Estas cosas pasan porque sí y ya está. Por cierto, no habrán llamado a papá, ¿verdad?

Mi hermana niega con la cabeza y yo se lo agradezco.

Cuando salimos del hospital, mi hermana y mi cuñado se empeñan en llevarme a su casa.

Taehyung, por su parte, insiste en que me vaya con él al hotel. Al final, me planto.

—Quiero irme a mi casa, por favor ¡entiéndanme!

Taehyung mira a mi hermana.

—Yo lo llevaré a casa y me quedaré con él.

Yang mi asiente pero, antes de marcharse, responde:

—Descansa. Después de comer pasaré por tu casa para verte y llamaremos a papá.

Cuando mi hermana y su marido se van, veo aparecer el auto de Taehyung. El chofer, al ver mi
estado, se baja rápidamente.

—¿Se encuentra bien, joven?

—Sí, no te preocupes. No es tan malo como parece.

En cuanto estoy en el interior del vehículo, cierro los ojos y me recuesto sobre el respaldo. Estoy adolorido y cansado. Taehyung se acerca a mí, me da un beso en la frente.

Abro los ojos.

—¿Estás mejor de tu dolor de cabeza?

—Sí, cariño. No te preocupes por eso, ni por nada. Ahora sólo me importas tú. Sólo tú.

Sus palabras y la ternura con que las dice me indican que la discusión está olvidada. Sonrío y le acaricio la cara con cariño.

—¿Te ha llamado mi hermana?

Me coge la mano y la besa.

—Te mandé un mensaje y ella me llamó —acerca su frente a la mía y murmura—: Jamás en mi vida lo he pasado peor, cariño. Cuando tu hermana me ha llamado, llorando… y yo oía sus sollozos y sólo entendía… Jungkook… ambulancia… accidente… he creído morir.

—Exagerado.

—No, exagerado no. Te quiero y no quiero que te pase absolutamente nada. El rato que he pasado hasta que te he visto ha sido horrible. Desconcertante. No se lo deseo ni a mi peor enemigo. Me siento culpable. Si no te hubiera echado de mi lado, nada de esto hubiera pasado.

—Taehyung, tú no tienes la culpa de nada.

—No estoy de acuerdo con lo que dices. Me siento fatal. —Al ver que resoplo, me da un delicado beso en la comisura de los labios—. ¿Te encuentras bien?

—Sí… —E intentando que sonría añado—: Como verás, de ésta ¡no te libras de mí!

Los labios se le curvan pero está demasiado tenso.

—De ahora en adelante, yo te cuidaré.

Por la tarde, tras haber descansado toda la mañana, mi hermana y mi cuñado llegan a mi casa con mi sobrina y un montón de comida. Mi hermana la mete en el frigorífico mientras observo que le da instrucciones a Taehyung que sólo dice que sí, aunque sé que no se está enterando de nada.

Tras llamar a mi padre y explicarle lo ocurrido, me relajo. Él, a pesar del susto inicial, tras hablar conmigo, con mi hermana y con Taehyung sé que se ha quedado más tranquilo. Mi hermana y Hoseok están en la cocina hablando. Tienen que hablar.

Taehyung está viendo un partido de baloncesto en la televisión, cosa que me sorprende, ya que no sabía que le gustara el baloncesto. Mi sobrina, que está sentada entre los dos, pregunta:

—¿Eres el novio de mi tío?

Al escuchar aquello Taehyung la mira.

—Sí.

—¿Y te vas a casar con él?

—Pues no lo hemos hablado —responde sorprendido.

—¿Y por qué no lo han hablado?

—Porque no.

—¿Y por qué no?

—Algún día.

—¿No te quieres casar con él?

Taehyung clava su mirada en ella.

—Vale… lo hablaré con él.

—¿Cuándo?

—No lo sé. Quizá cuando se recupere, ¿te parece?

—¡Genial! ¿Tú quieres ser mi tío?

—Sí.

—¿Y por qué?

Taehyung comienza a desesperarse.
Mi sobrina puede llegar a ser exasperante, así que decido acudir en su auxilio:

—¿quieres irte a mi habitación a ver dibujos?

A la pequeña le cambia la cara. Sonríe y sale corriendo hacia allí. Taehyung me mira a los ojos y sonríe.

—Gracias, cariño.

—De nada. —Curioso, pregunto—: ¿Yong ho no es así?

—No. Es totalmente diferente. Ya lo verás.

Aquella noche, cuando Taehyung y yo nos quedamos solos en mi casa, se ocupa totalmente de mí.

En un cuaderno se apunta la medicación que tengo que tomar y los horarios, y me sorprendo al ver lo apañado que puede llegar a ser para atender a un enfermo.

Eso me hace recordar que está acostumbrado a cuidarse desde hace tiempo. No hace referencia a
nuestra discusión y se lo agradezco. Cuando nos acostamos, me da un beso en los labios.

—Descansa, cariño. Yo me ocuparé absolutamente de todo.

El lunes, cuando Taehyung se va a trabajar, viene mi hermana para tomarle el relevo.

A las once, me llega un mensaje al móvil. Es Jackson que dice:

«Acabo de enterarme de que eres el novio de Kim Taehyung. ¡qué callado te lo tenías! Ya me contarás. Un besito y recupérate».

Cuando dejo el móvil sobre la mesa no sé si reír o llorar. Oficialmente ya soy su novio.

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