Una tarde primaveral de 1987, la peor pesadilla vivida de todas.

Nos encontrábamos grabando la banda Metallica y yo un EP de cover en el garage de nuestra casa en San Francisco.

Yo soy Kirk Hammett, guitarrista líder de esa banda. Y ésta es mi historia con la magia de los muñecos vudú:

Al único lugar que no he visitado en toda la casa, es la habitación que alguna vez perteneció a Cliff Burton. 

Con los chicos NUNCA hemos querido entrar, está bajo llave esa habitación y ya es un año que no se ha habitado de ninguna forma aquel lugar.

Yo ese día consideré que era el momento perfecto para pasar a la siguiente página, he entrado a la habitación. Por razones obvias, el polvo y las telarañas no eran para sorprenderme. Me senté sobre la cama, apenado. Observé el lugar, seguía siendo igual de cálido a cuando él vivía todavía.

Creí que todas sus pertenencias habían sido devueltas a sus respectivos padres, excepto algunas cosas. En la habitación había un librero, lleno de libros -no me digan-.

Estaban todos empolvados, me agaché a ver qué podría leer.

Lovecraft, Lovecraft, libro de magia, Lovecraft... ¿libro de magia? Uh, a ver que hay de bueno.

 Digo, no sabía que leía/practicaba magia negra o blanca Cliff... ¿sería un hechicero? No, qué digo. La curiosidad me hace pensar estupideces, disculpen.

Abrí el libro todo empolvado, era para iniciados en la magia: blanca y negra.

Me llamaba profundamente la atención, sobretodo los muñecos vudú. En las películas siempre veía que era muy distinto: es decir, haces un muñeco de X persona, le metes una aguja y éste acaba con daños. O le mueven un brazo por ejemplo y a la persona se le mueve también.

En la realidad era algo nada que ver: existen de distintos tipos para diferentes intenciones. Losd más comunes era para la salud, amor y la mala suerte.

La curiosidad me mataba, ¿que ocurriría si yo practico eso? No más para probar o hacer simples bromas. Pero... ¿de quién? ¿y de qué tipo de muñeco? Aquí me sale hasta cómo hacerlos. Probar no estaría nada mal.

Uhh... ya sé.

¿Y si pruebo en mis propios compañeros de banda? Al vivir con ellos, podré notar de inmediato los efectos y la eficacia de este libro. Aunque no creo mucho que sirva.

Ok, haré esos tres tipos de muñeco más conocidos con mis compañeros de banda.

Leí muy bien la lista de materiales y me hice cargo para conseguirlos todos.

Salí del cuarto, dejando con llave. Para que crean que nada pasó.

Entré a a cocina para sacar algunas de las semillas vegetales que pedían, metí al patio para robar matas de algunas hierbas (marihuana, no plz), entre mi ropa rompí varias camisetas, robé lana de uno que otro suéter que ya no me quedaba bueno y ya lo conseguí todo.

- Kirk, ¿para qué llevas todas esas plantas? -ups, James me pilló, y como que casi lo gritó porque los demás también lo escucharon.

- Es que ando con cagadera y me quería hacer un té -hice una sonrisa nerviosa, levanté un pulgar con dificultad sin que se me cayera nada y corrí a mi cuarto.

- ¡Cabros, no entren al baño que las flatulencias del señor Hammett los van a matar! Espérense una media hora y entren.

Chistosito, Hetfield.

Cerré la puerta y verifiqué que tuviera todos los materiales... ¡mierda! Hilo y aguja, ¿de dónde lo saco? Ah... 

Me colé en la habitación de James... cuando se nos decose alguna prenda de vestir él es el único que sabe coser en la banda entonces en su cuarto tiene toda una caja con hilos.

Vale, ahora sí que tengo todo.

Comencé a recortar la tela, hice dos muñecos simples blancos y uno negro -qué racista, por dios-,  Con la lana de diferentes colores la usé para identificarlos a todos, luego leí bien el libro para meter las semillas/hierbas en cada muñeco.

Me costó decidir para qué cosa sería cada muñeco pero lo hice así:

James= salud.

Lars= amor.

Jason= mala suerte.

¡Mierda! Sólo tengo dos hierbas/semillas para el amor y no tres como dice el libro... ¿y si le meto un poroto? No más no vaya a ser que al pobre enano le de por pedorrearse con cagadera y ahí si que me cago de la risa. Sí, le voy a meter todos los porotos que quepan en esta cagada de muñeco.

Llené de agujas al pobre muñeco de Jason, a él no me puse ninguna hierba/semilla porque así lo dictaba el libro.

Preparé un altar para cada muñeco, debía hacer oraciones con cada muñeco y darle vida; sosteniéndolo con las manos, pensar en aquella persona y en las intenciones.

Lo hice con las luces apagadas y la habitación cerrada con seguro, a la luz de tres velas.

Mi mente más que concentrada con mis intenciones. Quería reírme un rato, sobretodo con Jason y la mala suerte, a ver que tan mala suerte le da -claro, sin herirlo, obviamente-.

Creo que nunca he pensado tanto en mis compañeros de banda como ahora.

Al finalizar los tres rituales, apagué las velas -utilicé nueve en total, para los tres muñecos en sus respectivos altares-. Ya era de noche, no sé, no me atrevía a salir de mi cuarto y emborracharme. ¿Qué pasa si me descuido y los chicos me pillan? Uy, no... ¡qué vergüenza!

Mejor, opté por acostarme. Debían ser como las diez o menos aún, las nueve. Los rituales duraron media hora cada uno, osea, estuve muuucho rato aquí encerrado. En fabricar cada muñeco es como media hora apróximadamente... uff, en fin. Mucho rato encerrado, de la tarde hasta de noche.

Mañana ya jugaré con mis compañeros de banda a ver cómo les afecta los muñecos.

Juro que me muero de la emoción y la risa también por las cosas que podrían pasar.