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Capítulo 8. Pequeños problemas

Bon se levantó algo temprano, pues era algo raro viniendo de él, ya que siempre se solía levantar tarde. Al levantarse notó algo a su lado. Se le enrojeció la cara, pues Bonnie dormía tranquila y profundamente tapado hasta la cadera. Le costó procesar la información, pues casi no se acordaba de lo que pasó la noche anterior. Recordó cómo Bonnie lloraba y le llamaba para luego llegar él y tranquilizarlo. La verdad es que tuvo mucho valor para haber dormido sin nervios estando a tan poca distancia del pelimorado. Se levantó de golpe y se cayó de cara al suelo. Por suerte no había despertado a Bonnie. Volvió a mirarle y el pequeño se dio media vuelta, destapándose más y dándole la espalda al mayor. Este se levantó sin quitarle ojo, se acercó y le volvió a arropar. Salió sigilosamente de su cuarto y cerró la puerta... para luego dejarse caer en el suelo hecho una bolita con la cara más roja que el pelo de Foxy. Sí, todos usan esa comparación, ¡pues yo también!

En fin, Bon gritaba internamente para calmarse y asimilar lo que estaba pasando, mientras rodaba hecho bolita por el suelo. 

Bien, repasemos:

1.- Hace dos días Irene convirtió a Bonnie en un niño de 6 años.

2.- Bon le dio cobijo a Bonnie en su casa, ya que en la del pelimorado, ahora, no había nadie.

3.- Al día siguiente estuvieron con sus amigos y vieron fuegos artificiales. Muy bonitos.

4.- A la vuelta se encontraron con los Nightmare.

5.- Bonnie se vuelve distante a Bon por un tiempo... 10 minutos por lo menos.

6.- Bonnie tiene un pesadilla y llama a Bon.

7.- Bon acude rápidamente y le tranquiliza.

8.- Bonnie le cuenta su problema a Bon y se quedan dormidos en la misma cama.

... Sip, mucha información que asimilar, y más si se trata de Bon...

Cuando ya se calmó, se dirigió al baño y se dió una ducha muy fría, para calmar su fuerte sonrojo. Luego tuvo un pequeño problema: no había cogido otra ropa. Se maldeció internamente, pues tendría que volver a entrar a su cuarto... sin ropa, a parte de la toalla.

Entró muy, pero MUY sigilosamente a su cuarto, para que Bonnie no despertara y se llevase una "sorpresa". Logró coger ropa suficiente y cerró con cuidado la puerta, para luego soltar un largo suspiro de alivio. Volvió al baño, se cambió y bajó a la cocina. Empezó a ponerse el desayuno ya más tranquilo. Mientras desayunaba le llegó un mensaje al móvil. Era Irene.

~ En el Chat ~

Irene: Hola Bon, ¿qué tal estáis?

Bon: Se decir que bien.

Irene: ¿Por qué? ¿Ha pasado algo?

Bon: Nada importante, sólo que ayer al volver nos encontramos a los Nightmares y a Bonnie le dio un bajón emocional.

Irene: Vaya, pobrecito... ¿Está mejor?

Bon: Sí, aún sigue durmiendo, porque ayer tuvo una pesadilla y despertó a altas horas de la noche.

Irene: Bueno, al menos me alivia saber que está bien. Por cierto, voy a empezar a hacerle las pruebas a Bonnie para la solución. Pasaron por mi casa cuando podáis, ¿ok?

Bon: Ok, ya te avisaré.

Irene: Ok, ¡chau!

~ Fin de conversación ~

Bon dejó el móvil a un lado de la mesa y empezó a pensar. ¿Qué clase de "pruebas" le iba a hacer a Bonnie? Él conocía bien a Irene, pero aún así no confiaba mucho en ella, y menos si metía a Bonnie en el asunto. Borró al instante esos pensamientos. Ella jamás le haría daño a Bonnie.

Terminó de desayunar y lavó los platos. Miró la hora- 9:15-. Para ser verano se había despertado realmente pronto. Se fue a su cuarto para ver como estaba Bonnie. La idea de dejarlo sólo no le gustaba para nada. Entró lentamente en su cuarto y observó a Bonnie detenidamente. Yacía tranquilo sobre aquella cama, durmiendo sin interrupciones. A simple vista se podría pensar que realmente tiene sólo 6 años, o incluso menos, por su pequeño tamaño. Algunos mechones de su pelo caían delicadamente en su rostro pálido. El peliazul los apartó lentamente con sus dedos, rozando su carita. Tenía la piel mucho más suave que antes, y eso tentaba al mayor. Se sonrojó fuertemente y salió de allí para ir a despertarlo más tarde, pues el pequeño necesitaba dormir bien. La verdad es que no creía que Bonnie durmiera tanto y tan seguido, pues el día anterior durmió más de doce horas en todo el día, y eso no es muy normal para un adolescente... aunque para un niño, es algo normal dormir esa cantidad de horas... algo no cuadraba...

Pasó las siguientes dos horas en el salón hablando con Joy y Mangle por WhatsApp, escuchando música y viendo la tele. La verdad es que no tenía mejor cosa que hacer, ya que no quería salir y dejar solo a Bonnie, se negaba rotundamente.

Mientras tanto en su cuarto, Bonnie comenzaba a abrir lentamente sus ojitos, para luego bostezar y frotárselos con sus manitas, pero pasó algo. Se dio cuenta de que el pijama le quedaba todavía más grande que la noche anterior, pues le tapaba toda la mano. Se levantó de la cama con dificultades, pues estaba a bastante altura, según su unto de vista. Al tocar el suelo casi se cae, ya que no podía mantener el equilibrio.

- Pero, ¿qué me pasa?- al instante en el que habló se tapó rápidamente la boca. Su voz era mucho más aguda que antes.

Salió corriendo de aquella habitación en busca del peliazul, tenía que encontrarle. Bajó con cuidado las escaleras, pues ahora su cuerpo era todavía más pequeño. Era extraño, aún tenía la conciencia intacta, ya que se acordaba de todo lo que pasó, pero su cuerpo no reaccionaba como él quería. Logró bajar las escaleras y buscó con la mirada al mayor. Decidió mirar en la cocina, pero no lo encontró. Fue al salón y lo vio mirando al móvil con los cascos puestos. Intentó llamar la atención del mayor, pero este ni se inmutó.

- Bon, Bon, Bon...- el pequeño llamaba al peliazul, pero no le hacia ni caso.

Se hartó de que no le viera, por lo que se subió al sofá y se sentó encima de Bon, quitándole la vista del móvil, y se cruzó de brazos. Bon se sorprendió y se sonrojó al instante observando al pelimorado.

- ¡Bonnie! P-pero, ¿q-qué haces?

- Eso te pasa por no hacerme caso a la primera- costestó el pequeño sin mirarle a la cara y simulando enfado.

Bon se quedó boquiabierto al oír la vocecilla de Bonnie. No vocalizaba como antes y ahora que se fijaba bien su tamaño había reducido, poco, pero había reducido.

- Bonnie, ¿te encuentras bien? Estás... algo diferente- esa observación hizo que Bonnie se girara y viera al mayor a los ojos.

- Yo no lo sé, simplemente me he despertado y estaba así- Bonnie se señaló entero-. No entiendo lo que me pasa.

Entonces el peliazul recordó la conversación con su amiga.

- Bonnie, tenemos que ir a ver a Irene. Te tiene que hacer pruebas para la solución. A parte, puede que nos diga qué te está pasando.

Bonnie asintió y se bajó de las piernas de Bon para ir a por su ropa. Volvió a intentar subir las dichosas escaleras. Cuando estaba por el tercer escalón, notó que alguien lo tomaba por debajo de los brazos y lo subía por las escaleras. Lo volvió a dejar en el suelo y el pelimorado se volteó para darle una sonrisa de agradecimiento a Bon. Este sólo se sonrojó y le dijo que le esperaría en las escaleras para cuando estuviera listo. Dicho y hecho, Bonnie bajó con más seguridad y salieron de la casa.

El camino fue en silencio, pues Bon no quería sacar el tema de la situación de Bonnie, y Bonnie estaba concentrado en poder poner bien un pie delante del otro sin tropezar. Llegaron a la casa de la castaña y llamarón a la puerta.

- ¿Quién es?- la voz de una chica sonó al otro lado de la puerta.

- Somos Bon y Bonnie- dijeron al unísono, sonrojándose ambos.

- Voy- seguido de eso se escucharon unos pasos apurados- Hey, ¿qué tal, chicos?

- Hola, Irene- Bonnie le saludó muy tiernamente.

- Emm, Bonnie ¿qué te pasa en la voz?

- No lo sabemos, dice que cuando ha despertado ya la tenía así.

- Uy, esto no me da buena espina- se hizo a un lado-. Pasad e ir al sótano, tengo que buscar una cosa.

Ambos chicos se miraron asustados y le hicieron caso. Bajaron al laboratorio, que era el sótano. Todo estaba muy desordenado, más que la última vez. Tenía muchos papeles con miles de bocetos de futuros proyectos, e incluso notas sobre "experimentos fallidos", en los cuales se hallaba el aparato que Irene había utilizado en el pequeño Bonnie. Bon echó un vistazo a las notas de aquel proyecto.

" Viernes 22/06/2016

Aparato/sustancia probada: Rayo rejuvenecedor.

Víctima: Bonnie.

Calificación: Excelente.

Efectos secundarios: Ninguno, hasta el momento.

Posibles contratiempos: El sujeto podría llegar a perder la memoria y/o la conciencia o menguar la edad en lugar de crecer de nuevo. Por ahora no se han observado casos similares."

Aquella ficha erizó los pelos de la nuca de Bon. ¿Ninguno hasta el momento? ¿Significaba eso que podría haber efectos secundarios sobre Bonnie? Irene volvió al laboratorio con un maletín cerrado bastante grande.

- Necesito hacer unas pruebas a Bonnie para comprobar una cosa, ¿podrías esperar arribar, por favor Bon?- al mayor no le gustaba la idea de dejar a Bonnie solo con una loca científica, pero si así hallaba una forma de curarlo, entonces no se resistiría.

Asintió con la cabeza y miró de reojo a Bonnie, quien le sonreía dulcemente. Este le sonrió de vuelta y subió las escaleras, escapándose de la vista del pelimorado.

Mientras Bon esperaba a los dos en la sala, Irene tomaba medidas del cuerpo de Bonnie. Desde que su rayo hizo efecto en él, su medida se había reducido a 1'10 m de altura, y ahora pesaba 32 kg. No presentaba ninguna enfermedad o lesión grave, ni una sola herida. Le hizo unas preguntas para medir su nivel intelectual, el cual seguía siendo estable, eso era buena señal. Lo que de verdad le preocupaba era el cambio repentino en la voz de Bonnie. Tuvo que hacer un análisis de sangre, lo cual a Bonnie no le hizo mucha gracia. La castaña sacó de aquel maletín una jeringuilla con una aguja bastante fina y alargada. El pelimorado no se dejó inyectar muy facilmente, pero al final consiguó pincharle y sacar algo de aquel líquido rojo. Metió ese líquido en su ordenador, por medio de un analizador conectado a este, para ver el metabolismo del pequeño, el cual estaba algo inestable. Según los datos, tras haber probado el rayo, Bonnie disminuyó 1 año en cuanto a la formación de su cuerpo, lo cual explica el porqué de su voz aguda y al no poder sostenerse casi en pie, por la falta de fuerza.

- Vale, esto SÍ es un problema...- la joven había metido la pata hasta el fondo.

- ¿Qué es un problema?- Bon se había cansado de esperar, y justo entró cuando la chica terminó de leer los datos.

- Chicos tengo una mala noticia...

- ¿Qué pasa?- preguntó alarmado Bon.

- Mi rayo fue tan potente que hizo que el metabolismo de Bonnie se desestabilizara, causando por ello que ahora su organismo se comporte igual que el de un niño de 5 años. Por eso tiene la voz más aguda y no puede caminar bien, ya que su cuerpo, ahora, no está acostumbrado a hacer movimientos tan bruscos. Según los datos de su análisis cada 48 horas, seguirá rejuveneciendose hasta que llegue al límite, y no pueda rejuvenecerse más, causándo su desaparición eterna.

- ¡¡¿¿QUÉ??!!- Bon y Bonnie se quedaron en shock.

- Tranquis, lo tengo todo controlado- Irene los calmó-. Como esto SÍ lo tenía planeado, si es que pasaba, tengo un método para ralentizar el efecto, con lo cual hará que sólo rejuvenezca cada 7 días. Sólo hay que inyectársela.

Bonnie no quería que le pinchara otra vez, pues tenía algo de fobia a las agujas, por lo que se escondio detrás de Bon para que no le cogiera.

- Vamos, Bonnie, si ya te he pinchado antes para cogerte sangre, esto no te va a doler.

- ¡No quiero!

- Venga, vamos... Bon, ayúdame- el peliazul no sabía qué decir. Simplemente cogió a Bonnie por dobajo de los brazos y lo sentó en la mesa de trabajo de la castaña, para luego subirle la manga y darle una señal a Irene de que lo pinchara ahora.

Irene no perdió un momento y se acercó velozmente hacia Bonnie con la jeringuilla en la mano. Bonnie estaba asustado, pero no quería dar esa impresión, por lo que cerró los ojos muy fuerte para no pensa en ello. Temblaba un poco, y Bon al notar eso, disminuyó la fuerza que hacia para sujetar a Bonnie y le susurró al oído.

- Tranquilo, no pasa nada- repetía el mayor las palabras de la noche anterior-. Yo estoy contigo.

Eso hizo que Bonnie se sonrojara y no notara el ligero pinchazo de la aguja.

- Ya está. ¿Ves como no ha dolido?

Bonnie se miró el brazo y notó el puntito rojo en su pálida piel. Sangraba un poco, por lo que Irene le dio a Bon una tirita para que se la pusiera a Bonnie en el brazo. Al terminar su trabajo, volvió a poner a Bonnie en el suelo, quien se frotaba adolorido el brazo con la inyección. La castaña les hizo saber que ya no los necesitaba por el momento, y ya podía continuar con SU trabajo. Ambos chicos salieron de la casa y decidieron ir a pasear por el parque.

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Palabras: 2303

¡Disfruten!

- Irene

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