Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6. Fuegos artificiales

Bon se fue hasta la cocina y empezó a cocinar algo, ya qué sus tripas comenzaron a rugir. Aún seguía pensando en el pequeño que se encontraba durmiendo plácidamente en su cama, ¿cómo podía ser alguien tan adorable? Eso hacía que a Bon se le encendieran las mejillas como dos tomates maduros. Estaba realmente enamorado de aquel chico de pelo morado y grandes lentes.

Terminó de prepararse un bocadillo y se fue hacia el salón para comerlo mientras veía la tele, típico de los adolescentes vagos. Terminó de comer y miró la hora, las 16:00. Sí que era algo tarde, pero no le importó. Pasada una media hora le preocupó que Bonnie no se hubiera levantado ya, por lo que decidió ir a verlo. Entró con sigilo a su habitación y dirigió su mirada hacia su cama. Bonnie estaba arropado hasta el cuello en posición fetal. Aquella imagen sólo causó un fuerte sonrojo en la cara de Bon. Se acercó lentamente sin apartar la vista del menor y se sentó en el bordillo de esta. Empezó a acariciarle el pelo a Bonnie. Oía su tranquila respiración y sus movimientos regulares. Se enterneció un momento y se le formó una sonrisa boba... hasta que su móvil vibró. Se sobresaltó tanto que se cayó de la cama, pero no despertó a Bonnie, lo que le alivió y miró molesto su móvil. Se levantó y abrió aquel mensaje, el cual provenía de Mangle, diciéndole que todos estaban esperándolos en la entrada del parque, ya que se celebraba el solsticio de verano en dicho lugar y habría muchas actividades. Bon contestó rápido diciendo que ya iban para allá, qué suerte que Bon vivía cerca de aquel parque. Volvió su mirada hacia el pequeño que se movía cambiando de posición para ahora estar boca arriba. Bon no quería despertarlo, pero tenía que hacerlo. Empezó a moverlo lentamente.

- Bonnie ~- lo llamó el mayor-, venga levántate, tenemos que ir con el resto.

- Mmm... -el pequeño fue abriendo los ojos lentamente- Hola, maestro... ¿ya es de día?- dijo Bonnie mirando hacia la ventana, que dejaba pasar los rayos del sol, a lo que Bon se rió un poco.

- No, tontito, ya son casi las cinco de la tarde- le recordó Bon revolviéndole el cabello-. Los demás están en el parque esperándonos, a parte... has dormido más de doce horas en todo el día...

- ¿Qué? Eso es imposible...- Bonnie se rió- Seguro que contaste mal las horas. Siempre has sido muy despistado en matemáticas, he he he...

Bon rodó los ojos y cargo a Bonnie para sacarlo de la cama y dejarlo en el suelo. Luego de arreglarse un poco salieron de la casa del mayor y caminaron juntos hacia el parque. Al llegar pudieron notar que las dos bandas charlaban sin ninguna mirada asesina, obviamente de parte de Mangle.

-... y así es cómo hago mi pudin legendario... - le explicaba el pelirrojo a la rubia de los Toys la cual tenía una libreta en sus manos.

- ¡Wow! Gracias, Foxy, algún día probaré a hacerlo- Joy le sonrió.

- Pues espero que me invites para catarlo- dijo Foxy con seguridad.

- ¡Perdón por haceros esperar!- y apareció Bon exhausto de tanto correr y Bonnie intentaba seguirle el paso- Es que...

- ... Siempre hay una esquina diferente- dijeron las dos chicas del grupo de Bon ladeando la cabeza causando una risa por parte del otro grupo- Ya lo sabemos...

- He he, parece que no te funcionó la estrategia, maestro- el pequeño se apoyó en la pierna de Bon para coger aire-. La próxima vez piensa una mejor excusa.

- ¡Oye, a veces cuela!- el mayor hizo un puchero.

- Ya dejazo de tonterías y entremos. Hay muchas cosas para ver- Irene intentó tirarles a todos del brazo. A ella le emocionaban estas cosas.

Entraron al parque y observaron todo el paisaje. Había muchas personas, y como no, un montón de niños probando todo tipo de actividades. Algunos jugaban con el balón a fútbol, otros jugaban a los bolos y otros jugaban a los dardos. Al lado del estanque, había muchas familias dando de comer a los patitos y tomándose muchas fotos.

Todos miraban la escena muy enternecidos hasta que escucharon una voz muy familiar para todos.

- ¡Hey, enana, rojo!- un muchacho alto y rubio con una sudadera algo gastada con orejas de conejo los saludaba desde la entrada, acompañado de un pequeño perro con estrabismo, pero muy tierno.

- ¡Springtrap! ¿Qué haces por aquí?- Mangle corrió a abrazarle.

- ¿Quién te pensabas que iba a lanzar los fuegos artificiales?- Springtrap le acarició la cabeza- Yo soy un profesional en esas cosas.

- Lo dudo mucho estropajo, ya que la última vez prendiste de fuego todo el barrio- Foxy le golpeó el brazo "amistosamente".

- ¡¿Y no me invitaste?!- Golden se sentía ofendido.

- Oye, teníamos 8 años. ¡Ni siquiera te conocíamos!- Springtrap dramatizó, aparentando ser la víctima.

Todos comenzaron a reír, hasta que empezaron a caminar por aquel recinto al aire libre. Bonnie agarraba la mano de Bon y daba pequeños saltitos, mirando todo con gran entusiasmo. Hacía mucho que no asistía a estos eventos, y más con amigos. La verdad, es que eso lo hacía muy feliz. Pasaron toda la tarde probando todo tipo de actividades, y se lo pasaron muy bien. Todo estaba lleno de música que producían numerosos altavoces de algunos pilares. Al final decidieron descansar en unas bancas mientras cada uno se tomaba un helado. Charlaban contando todo lo que les gustaría hacer en el verano. Algunos tenían ideas muy disparatadas, como Foxy, que decía que quería que Irene inventara un rayo maximizador y que hiciera un pudin enorme, a lo que Irene se negó rotundamente.

- Oye, Irene, ¿dónde está Paola?- le preguntó Freddy algo extrañado, ya que Golden no estaba siendo asfixiado.

- Pues no lo sé, dijo que vendría- Irene se terminó el helado-. Habrá tenido un problema...

- Yo al menos estoy tranquilo de que no haya nadie cortándome la circulación del brazo...- Golden reflexionó por unos momentos-... pero, a su vez es algo linda- esto último lo dijo muy bajito y con un pequeño sonrojo.

- Bueno, aún es pronto para los fuegos artificiales- Springtrap pensó.

- ¡Ah, cierto! Springtrap, tengo que pedirte un favor- Irene se llevó al rubio lejos del resto mientras los demás conversaban.

Bonnie estaba tranquilamente sentado al lado de Bon, con el peso de su cuerpo apoyado sobre el mayor, le transmitía seguridad y calidez estar a esa distancia de él. Bon por su parte parecía un semáforo en rojo, lo cual notaron todos los demás. Foxy comenzó a reír, lo que hizo que Bonnie se pusiera bien sentado y le mirara confundido.

- ¿Por qué te ríes tanto, Foxy?

- Nada, jaja, mira la cara de Bon- Foxy apuntó la cara de Bon y este se sonrojó todavía más. Bonnie le miró alarmado.

- ¡Oh Dios mío! Bon, ¿estás bien?- Bonnie le miró preocupado mientras se ponía de pie para poder alcanzar su cara y colocarle la mano en la frente. Bon echaba humo por las orejas.

- S-sí, e-estoy m-muy bi-bien- Bon casi no podía articular palabra, sentía que tarde o temprano tendría una gran hemorragia nasal.

- No tienes remedio Bon- Mangle le ignoró y siguió comiendo su helado.

- Hey, chicos hay que ir cogiendo sitio ya- Springtrap volvía seguido de Irene-. Tengo que hacer unos arreglos con los fuegos artificiales.

Todos fueron andando hacia una gran explanada a las afueras del parque, la cual estaba llena de personas con manteles para no mancharse por la hierba. Había muchos niños entusiasmados, ya que era, para muchos, la primera vez que veían fuegos artificiales. Los Animatrónicos y los Toys se sentaron en una colina un poco lejos del resto de gente, mientras que Springtrap se iba con Irene para hacer unas "modificaciones" en los fuegos. El resto se fue sentando y miraron el cielo cubierto de estrellas.

- ¿Qué estarán tramando estos dos?- Mangle se veía algo enfadada.

- No lo sé, pero no me dan buenas vibraciones- Joy los miraba alejarse.

Mientras el resto de Animatrónicos charlaban entre sí, Bon y Bonnie miraban el precioso cielo estrellado que contemplaban sus ojos. Bonnie estaba tumbado sobre el regazo de Bon.

- Esto es realmente hermoso- el pequeño miraba maravillado aquel manto con luminosos puntitos blancos brillantes.

- Sí... es verdad- Bon estaba perdido en el cielo mientras recordaba esas noches que se quedaban hasta tarde después de practicar en el parque y veían ese mismo cielo. Simplemente, le encantaba la compañía de aquel pequeño pelimorado.

Luego de un rato, se empezaron a escuchar unos pasos, que eran de Irene, la cual volvía corriendo con una gran sonrisa en su cara, sentándose entre Chica y Bon.

- Prepararos, porque ya empiezan...

Y en cuestión de pocos segundos se oyó un petardo y una luz que se elevaba en el cielo y que pronto se convirtió en una explosión de color. Todos aplaudieron contemplando aquel maravilloso espectáculo. Siguieron explotando más fuegos, de todos los colores y formas. Bonnie miraba sorprendido los fuegos artificiales.

Hacía muchísimo tiempo que no veía fuegos artificiales. Sus padres estaban tan centrados en su trabajo que no tenían tiempo para llevarlo a esos eventos, y tampoco tenía hermanos, por lo que a partir del primer año del instituto, dejó de interesarse en eso, y fue convirtiéndose en una persona más antisocial, ganándose el mote de "rarito de la clase". Pero todo cambió cuando llegó Freddy. Ahora tenía un grupo y el mejor maestro que nadie podría tener. Recostó su cabeza en el pecho de Bon y miró hacia arriba. Eran simplemente... hermosos. Pero hubo un momento en el que todo se paró, por lo que pensaron que ya se habían terminado... hasta que se oyó un ruido más fuerte que el resto y hubo una gran explosión formando un fuego bicolor. Azul y morado, así era el corazón que retenía las iniciales de dos chicos.

Bon estaba rojo a más no poder, mientras que Bonnie sonreía de oreja a oreja y dirigía su mirada al mayor.

- Este sin duda es mi favorito- susurró y tomó la mano del mayor.

Irene le guiñó el ojo, dándole a entender que había sido idea suya. Bon le sonrió de vuelta y dirigió su vista hacia donde se encontraba el corazón, ya disipado en el aire. Todas las personas empezaron a aplaudir eufóricas, y algunos soltaban suspiros de conmoción por los dos enamorados. Ya dando por terminado el espectáculo decidieron despedirse y marcharse a sus respectivas casas. El pelimorado estaba rebosante de felicidad y Bon, rojo hasta las orejas.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro