Todos estaban charlando muy animadamente, hasta que se les hizo tarde y tuvieron que irse cada uno a su casa, aunque quedaron en verse por la noche para ver los fuegos artificiales, como había comentado Freddy. Bon y Bonnie volvían a su casa mientras charlaban muy alegres hasta que el móvil de Bon comenzó a vibrar.

~ En la llamada ~

Bon: ¿Hola?

Joy: Hey, Bon, ¿te has enterado de los fuegos artificiales de esta noche en el parque?

Bon: Sí, me he enterado, ¿por qué?

Joy: ¿Quieres venirte con nosotras? Mangle dice que también viene Springtrap.

Bon: Ah, b-bueno, es que ya voy a ir con los chicos de los "Animatrónicos", pero no creo que haya problema en ir todos juntos, ¿no?

Joy: Por mí no hay problema, cuantos más seamos, mejor nos lo pasaremos. Hagamos esto, nos juntamos por la noche en la entrada del parque y vamos todos juntos para ver los fuegos, ¿te parece bien?

Bon: ¡Perfecto! Les avisaré a los otros, gracias Joy, eres la mejor.

Joy: Je je, sí, lo sé. ¡Hasta luego!

Bon: Adiós

~ Fin de la llamada ~

Bon colgó y guardó el pequeño aparato de nuevo en su bolsillo. Bonnie le miró con una cara curiosa.

- ¿Quién era, Bon?- le preguntó el pequeño poniéndose delante del mayor mirándole a los ojos.

- Oh, nada Bonnie, sólo era Joy, preguntándome por si quería ir con Mangle y ella a ver los fuegos artificiales- el mayor le dio una sonrisa cálida, lo que hizo que Bonnie se sonrojara levemente-, aunque ya le he dicho que iría con vosotros, y hemos acordado en ir todos juntos para verlos.

- ¡Qué bien!- Bonnie empezó a dar saltitos- ¡Me encanta que tu banda y la mía se lleven tan bien!- sonrió ampliamente, haciendo que Bon se pusiera rojo- Eeh... maestro... vuelve a estar rojo...- el menor le señaló la cara, pero Bon no respondía.

La paciencia del pequeño se acababa y empezó a tirarle de su manga rayada y gritar su nombre para devolverlo a la Tierra, cosa que después de 10 intentos, dio resultado.

- E-eh, ¿q-qué pasó?- el peliazul volvió de su trance y miró a Bonnie, el cual soltó un suspiro de alivio.

- Uff, menos mal que has vuelto en ti- el pelimorado soltó una risilla-. Por un momento pensé que te quedarías en la Luna de Valencia.

La risa del menor contagió al mayor, y continuaron su paseo hasta la casa del mayor. Pasaron por un puesto de gominolas, y Bonnie consiguió convencer a Bon de que le comprara gomitas de mora. Al llegar, el menor corrió hacia la habitación de Bon para terminarse las moritas y esperar a Bon. El mayor, por su parte, antes de entrar a su cuarto notó que sonaba el teléfono fijo y fue rápido a contestarlo. Para su sorpresa, era la madre de Bonnie. Esta sonaba apurada y cansada, como si hubiera corrido una maratón, le dijo muy rápidamente a Bon que tenía que irse con su marido a un viaje de negocios de última hora, y le pidió que le cuidara durante los próximos meses hasta nuevo aviso. Bon, sin llegar a procesar del todo la información, le dijo que lo haría, lo que alivió mucho a la mujer. Debido a que Bonnie tenía pocos amigos y era el centro de las burlas cuando era muy pequeño, su madre al enterarse de que tenía un amigo como Bon, se alegró mucho, y sabía que podía confiar en él. Bon se despidió y volvió a su habitación, en la cual se hallaba un Bonnie aburrido tumbado sobre la cama de Bon mirando el techo.

- Has tardado mucho, ¿qué pasó?- el mayor pensó que el pequeño era muy curioso, más de lo normal, parecía de verdad un niño de 6 años.

- Nada, sólo llamó tu mamá, diciendo que se irá unos meses por un trabajo de última hora. Me ha dejado al cargo de tu cuidado- le dijo este con una brillante sonrisa. Al pequeño se le iluminaron los ojos como grandes rubíes.

- ¿Quieres decir... que estaré contigo todo el verano?- el mayor asintió mientras se sonrojaba cada vez que procesaba toda la información dicha por el pelimorado- Eso... es...¡¡GENIAL!!- y sin pensarlo dos veces, abrazó a su querido maestro. Sí, ya se había dicho muchas veces, y no será la última, pero el pequeño se sentía muy cálido y protegido siendo rodeado por aquellos brazos del mayor. Empezó a sentirse cansado, no era normal que tuviera sueño a esas horas, y menos después de haber dormido casi 12 horas, pero el pelimorado se sentía realmente cansado, hasta que se durmió sobre el pecho de Bon, lo cual el mayor notó y lo recostó en su cama mientras le acariciaba el pelo. Adoraba ese pelo largo y sedoso que tenía Bonnie. Al fin tuvo valor y le dejó un minúsculo beso en la frente, para luego salir corriendo de la habitación y cerrar la puerta todo sonrojado y maldiciéndose por haber hecho tal cosa. Mientras Bonnie, sólo sonreía de oreja a oreja con un leve rubor en sus mejillas.

- Me gusta cuando hace eso, maestro...- y se durmió muy plácidamente.