Capítulo 2. No es lo que parece
La castaña abrió despacio la puerta de su casa.
- Hola Bon. Me alegra que pudieras venir, pasa- se hizo a un lado y el peliazul entró.
- Espero que sea algo importante, he quedado con alguien- le dijo apuntando a su guitarra que yacía en su espalda.
- Bueno, creo que la quedada se va a adelantar. Sígueme- la chica bajó al sótano seguida de Bon-. Sólo te pido que no te pongas... histérico, ¿ok?
- ¿Por qué tendría que...?- Bon no pudo terminar la frase ya que fijó su vista a la cabecita de Bonnie asomando por una de las mesas.
- ¡Maestro! ¡Viniste!- el pequeño pelimorado corrió hacia Bon con los brazos extendidos y abrazó a Bon por las piernas- Me alegro mucho de verte... ¿Bon?
Bon estaba en shock. Al ver a Bonnie sólo se había sonrojado hasta las orejas, ya que le parecía muy tierno, pero al ver como le abrazaba las piernas sufrió lo que se llama sobrecarga de ternura.
- Ups, creo que se nos fue a otro mundo. ¡Tierra llamando a Bon!- Irene movía su mano en la cara de Bon, pero este no respondía- Vaya, esto es nuevo.
- Para mí no. Siempre se pone así cuando me acerco mucho a él.
- E-eso n-no es c-cierto- Bon empezaba a recuperarse- ¡IRENE! ¡¿Qué le hiciste a Bonnie?!
- ¿Estás ciego o qué? Sólo le he convertido en un niño de 6 años pero manteniendo su conciencia y memoria de 16 años.
- Y con un secador de pelo...- susurró Bonnie.
- ¡Que no es un secador de pelo!- Bon se rió por la reacción de su amiga.
- Bon- le llamó el pequeño-, siento que por esto no podamos ir a practicar hoy...
- No te preocupes, Bonnie. Hay más días en el verano- Bon se agachó y le revolvió el pelo a Bonnie, haciendo que el pequeño soltara una risita-. Por cierto, ¿cuánto durará el efecto?
- Ya... pues si no encuentro una solución pronto... pueden pasar meses... el rayo es muy potente.
- ¡¿Qué?!- Bon se quedó otra vez en shock.
- Por favor, dejad de gritar, me vais a dejar sorda al final. A ver, vamos a calmarnos- Irene respiró hondo-, creo que para unas semanas tendré la solución, solo tendré que hacer unas pruebas con Bonnie- Bonnie se escondió asustado detrás de Bon -. Tranquilo, no te haré nada malo, solo te haré preguntas para ver cómo va tu nivel de inteligencia y aplicarlo a la solución- la castaña pensó unos momentos-. Pero claro, no puedo tener a Bonnie por aquí rondando, me costaría más tiempo si me tengo que ocupar de él también...
- ¡Oye! Puedo cuidarme sólo, no soy tan pequeño- Bonnie se ofendió un poco-. Pero claro, mis padres al verme de esta manera, yo no creo que se pongan muy contentos. Me llevarían a un laboratorio científico para hacerme más pruebas de las que tú me harías. No quiero eso...
- Tranquilo Bonnie, estoy segura que tus amigos te ayudarán. Y sobre todo Bon, ¿no?- Bon se sonrojó fuertemente- Sip, él también te ayudará.
- ¿De verdad? Muchas gracias Bon- Bonnie volvió a abrazar a Bon.
- E-eh, c-claro que te ayudaré Bonnie, para eso están los amigos- Bon se rascó nervioso la nuca y miró hacia otro lado sonrojado. Aunque la palabra "amigos" le afectó un poco a Bonnie, aunque no sabía por qué.
- Bueno pues entonces creo que ya tengo que ponerme con la solución. Cuando necesite a Bonnie te avisaré ¿ok, Bon?- la chica le guiñó un ojo.
- Claro, pues nos vemos luego- Bonnie cogió a Bon de la mano y el peliazul le ayudó a subir bien las escaleras, pues el pelimorado aún no se acostumbraba a tener el cuerpo más pequeño.
La castaña se reía en silencio por aquella escena. Sabía que Bon le cuidaría muy bien, pues el chico ya le habló de sus sentimientos hacia el "ahora" pequeño Bonnie. Y hasta le dio consejos para declararse, pero, como se dijo antes, Bon era un auténtico cobarde en lo que se refiere a hablar de algo tan serio como sus sentimientos con Bonnie.
Bon llevó a Bonnie a su casa, pues en la casa del peliazul no había nadie, ya que sus padres estaban casi todo el día viajando por negocios. Por el camino, Bonnie daba saltitos de felicidad mientras iba agarrado de la mano de Bon. Algunas personas que pasaban por allí miraban con ternura la escena, mientras que Bon solo se sonrojaba como un tomate por la vergüenza que estaba pasando.
Pasaron por el parque donde solían practicar y Bonnie tiró de Bon pidiéndole entrar para dar una vuelta. Bon no pudo negarse, pues Bonnie parecía en verdad muy emocionado por ir. Entraron al parque y Bonnie tiraba a Bon de la mano para guiarle hacia donde siempre practicaban. Al ver lo que Bonnie quería, Bon aceleró el paso. Llegaron hasta un par de bancas, Bonnie se soltó del agarre del mayor y corrió hacia ellas. Al tener el cuerpo más pequeño y tener menos fuerza, a Bonnie le costó sentarse en una de ellas, a lo que Bon se rió un poco. Finalmente Bonnie consiguió subirse solo y llamó a Bon pidiéndole que se sentara a su lado. Bon le hizo caso.
- Maestro, ¿puede tocarme un canción, por fi?- Bonnie le ponía ojitos de cachorrito, a lo que Bon se sonrojó mucho y asintió nervioso.
El peliazul sacó su guitarra de su estuche se la colocó bien sobre su regazo. Comenzó a tocar una melodía suave, ya que la guitarra era acústica. Cerró los ojos y se dejó llevar por la música que creaba con seguridad sobre las cuerdas. Algunas personas que pasaban por allí se paraban y se quedaban a escuchar la música del joven. Bonnie se sentía seguro con Bon a su lado. Ver la forma en la que tocaba la guitarra sólo lo animaba a mejorar más. Se recostó en el hombro del mayor y sonrió feliz, causándole la misma sensación al mayor.
Cada vez que terminaba una canción, el pelimorado le pedía otra canción al mayor, así hasta que se hizo de noche. Bonnie se sentía cansado y a duras penas se mantenía de pie. Bon le tomó de la mano llevándole a la salida del parque. Al parecer se encontraron con alguien...
- ¡Hombre, Bon! Qué bueno verte por aquí...- la voz de Mangle resonó en la cabeza de Bon, causándole una sensación que le erizó la piel.
- ¡Ah! Oh, hola Mangle. Hola Joy- una chica rubia salía detrás de Mangle.
- ¡Hola Bon!- Joy se dio cuenta de la presencia de Bonnie- Aww, qué cosita tan mona, ¿quién es, Bon?- la chica se arrodilló hasta la altura de Bonnie, quien le sonreía tímidamente.
- Hola, soy Bonnie, el de "Los Animatrónicos", ¿no me recuerdas?- Bonnie la miraba confundido.
-¡¿Qué?!- ambas chicas se quedaron en shock.
- Al parecer resultó victima de otro de los inventos de Irene- Bon les contaba.
- Aah, eso lo explica todo- Joy se levantó para mirar a Bon-. Y, ¿por cuanto tiempo va a estar así?
- Pues, si no se apresura, podrían pasar meses...
- Vaya...- Mangle miraba de reojo a Bonnie, el cual seguía algo confundido- Debe ser duro para ti, ¿no?
- Bueno, aún no me acostumbro a ser tan canijo, pero es cuestión de tiempo- Bonnie sonreía-. Aunque espero que no dure mucho.
- Pues nada, nosotras ya nos vamos- Joy se llevaba a Mangle del brazo-. Ya nos veremos otro día Bon. ¡Adiós Bonnie!
- ¡Adiós!- Bonnie movía la mano en señal de despedida- Qué majas son, ¿no, Bon?
- Sí, por eso son mis mejores amigas- el mayor sonreía-. Bueno, ya vamos a mi casa, es tarde.
- ¡Sí!- Bonnie volvió a tomar la mano de Bon y se aferró más a él...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro