Ya habían pasado dos meses desde que la boda se acabo, desde que Marinette había sido plantada en la boda. Ella no veía ahora el amor como antes, simplemente cambio en su opinión de ver lo que era amar y los hombres.

Comía poco, estaba deprimida, la persona en la que confió, amo y aprecio, la había abandonado en uno de los momentos mas importantes de una mujer, y gracias a eso, un pequeño trauma entre en ella, miedo a que vuelva a pasar a aquello, a confiar y entregar de vuelta su corazón a alguien que probablemente se lo destrozara y rompiera sin escrúpulos y piedad.

¿Lo amaba? Ni ella lo sabia, su corazón se encontraba dañado y albergaba odio hacia aquella persona, sin embargo, su mente se aferraba a los recuerdos en los que ambos eran felices, donde ellos estaban juntos y no tenían miedo a nada, donde se daban esas miradas en las que el mundo desaparecía y solo estaban ellos dos. Los besos y caricias que le daba cuando tenia miedo. Cuando la ayudaba en los peores momentos. Su mente no quería olvidarle, lo extrañaba, pero su corazón tan dañado deseaba con furor nunca mas encontrarlo.

Ella ahora miraba por la ventana, veía como la lluvia limpiaba la tierra de impurezas. Deseaba poder estar debajo de esas gotas heladas y que la ayudaran a limpiarse. Se sentía sucia por haber confiado en alguien que no lo merecía y por eso se odiaba.

-Mari -llamo despacio- debes de comer algo -hablo tranquilo mientras colocaba un plato de sopa sobre la mesa-

-No tengo hambre- respondió sin ganas-

-Si no te alejas de esa ventana y vienes a comer en este instante yo mismo te llevare a la fuerza hasta la mesa para que comas -advirtió serio-

Resignada suspiro y se sentó en la mesa para almorzar frente a una de las personas que la ayuda a superar todo.

-¿Que tal tu día? -Pregunto con una sonrisa-

-Normal supongo -hablo desinteresada- ¿el tuyo? -jugando con la cuchara en el plato, pero sin mirarle-

-Bien, me han dado un ascenso en el trabajo -con una gran sonrisa-

-Me alegro por ti -alegro-

-suspira- ¿Hiciste algo productivo en tu día? -Pregunto interesado-

-Lo usual -respondió-

-mira incomodo el lugar. Hasta que se le ocurre algo- ¿Como vas con tu libro? -Pregunto emocionado- me dejaste con mucha intriga después de que Noelle descubrió de su don mágico-

-Bien, ella ya se encontró con la otra persona de la leyenda -respondió comiendo un poco-

-¿En verdad? ¿Como se llama? -Pregunto interesado intentando mantener viva la conversación-

-Al final decidí llamarle Andrew -respondió sin mirarle-

-¿Andrew? -Pregunto frunciendo el ceño-

-Si Andrew -afirmo-

-¿Y porque ese nombre? -Pregunto serio-

-¿Que tiene que haya puesto ese nombre? -Cuestiono mirándolo a los ojos levantando una ceja seria-

-Se parece al nombre de A-

-Ni digas su nombre -interrumpió ella- y puse ese nombre porque comparte muchas similitudes con el, nada mas-

El chico solo suspiro, y resignado termino de comer en silencio.

Marinette se encerró en su habitación dejando al joven limpiando los platos. Estaba muy sumida en sus pensamientos, en sus recuerdos con el, odiaba recordarlo, odiaba imaginárselo devuelta a su lado, abrazados prometiéndose tener un futuro juntos. Sin que lo notara las lagrimas comenzaron a caer una tras otra, esos recuerdos eran punzadas para su corazón, era un dolor infernal, era algo que odiaba sin duda, pero, ¿Que podía hacer ella? Nada, ella no podía influir en las decisiones que el tomaba, ¿cierto?

Cansada decidió volver a su lecho y soñar. Soñar con que todo era como antes, el y ella juntos, bailando hasta que sus pies dolieran como en la graduación, cantando a todo pulmón como en su primer cita, corriendo a todo lo que sus pies daban como el día que el le propuso matrimonio. Quería revivir esos hermosos momentos, que sabia que nunca mas volvería a vivir con una persona.

Mientras ella descansaba su compañero de piso, se disponía a leer, nada lo relajaba mas que eso. Era un hobby que había adquirido gracias a Marinette. Ella escribía libros, y vaya que eran geniales, eran historias sorprendentes que podían hacerte amar la lectura. Ella se encontraba trabajando en un nuevo libro llamado "¿Para el bien? ¿Para el mal? No lo se" trataba de dos jóvenes que formaban parte de una leyenda que les permitía cambiar el mundo si para bien o para mal, pero se centraba en uno de los personajes. El leía los avances del libro, y sin duda eran extraordinarios, ya que salia de lo "cliché", ya que no eran portadores ni de buena suerte, ni tampoco controlaban los elementos ni eso. Por lo que la azabache le había contado, la protagonista tenia la oportunidad de saber toda la verdad, sin embargo la otra persona, no lo sabia ella no se lo había revelado.

La tarde paso rápido, y la noche cayo sin previo aviso. El joven, de ojos celestes empezó a preparar la cena, la favorita de Marinette,Quenelle, el único plato por el que ella come, pero como lo mucho daña, se lo sirve una vez a la semana.

La hora llego y fue a despertar a la azabache, quien dormía plácidamente con una sonrisa, ella en sus sueños revivía una y otra vez sus recuerdos, torturándose a si misma así.

La despertó sin mas, no quería que sufriera por recordar eso.

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Capitulo escrito por AlexSolaris234 💜💜💜 espero que les guste!!! 😊😊😊