ALEXA
No pude recuperar mi compostura luego del encuentro con aquel hombre, menos aún luego de cómo se despidió de mí "Me hizo feliz volverte a ver... Alexa". No debo de pensar en ello, debió de haber confundido mi nombre con el de mi hija, pero el estremecimiento que sentí al tocar su mano hizo que un hueco se abriera en mi pecho dejando una sensación de falta y vacío.
— ¿Cariño?— su voz me devolvió a la realidad.
— ¿Sí?—
— ¿Estás bien?— cuestionó mientras cargaba a Alexa dormida en sus hombros.
—Estoy bien cariño, ¿Por qué preguntas?—
—Te siento un poco distante, nada más— explicó tendiendo su mano.
—No es nada cariño, todo está bien, todo en orden— afirmé sujetando su mano junto a mi pecho.
— ¿Sabes que te amo?— soltó nervioso.
—Claro que lo sé, y tú sabes que también te amo— sonreí besando sus labios.
Creo que a él también lo dejo nervioso aquel encuentro, pero, ¿Qué motivo tendría de ponerse celoso de alguien a quién no conocemos? O acaso... no quiero pensar, debo dejar de pensar.
—Al llegar a casa tomarás tu medicación, la he olvidado— suspiró derrotado.
—No te preocupes, estoy bien, estamos bien— dije arrastrando mi maleta.
Salimos del aeropuerto y llegamos hasta el área de estacionamientos, caminamos hacia su camioneta y luego de acomodar las maletas y dejar a Alexa en su butaca partimos rumbo a Seattle, había decido aceptar una oferta de trabajo en ese lugar, luego de mucho tiempo tomó sus merecidas vacaciones para luego volver e instalarnos en la ciudad. Alexa iniciaba su preescolar en ese año por lo que teníamos que llegar antes para conseguir una banca.
—Creo que la casa te encantará, durante unos años estuvo abandonada, lo que hizo que consiga una rebaja, pero ya terminaron las remodelaciones, espero y te guste— dijo tomando mi mano con su mano libre.
—Cualquier lugar que esté con mi familia yo estaré feliz— afirmé sonriendo.
No quería demostrarlo, no quería preocuparlo, pero el encuentro con aquel hombre me dejó en un jaque por completo, desde aquella vez que Tyler me rescató del instituto no sentía esto, este dolor y tristeza de no saber quién fui alguna vez.
******************************
5 años antes
— ¿Qué es esto Eve?— preguntó serio con mi ropa en sus manos.
—Debo irme Tyler, solo te traeré problemas—
—Eso lo decido yo— sentenció serio — ¿Y cómo a dónde irías según tú?—
Eso fue un golpe bajo, era verdad, no tenía donde ir, no conocía a nadie ni recordaba haber tenido un hogar o amigos, sólo aquellas imágenes que aparecían y un nombre.
—Alexa Bronx, averiguaré quien es ella— se sorprendió ante mi respuesta y se acercó a mí.
—Eve, hay gente allí afuera esperando el momento para acabar contigo—
— ¿De qué está hablando?—
—Del motivo por el que te saqué del instituto— puso sus manos en mi hombro e hizo que lo viera —no puedo dejarte ir Eve—
—Debo saber quién soy—
—Eres Eve Jackson, tienes 32 años—
—Eso no significa nada— quité sus manos de mis hombros y comencé a caminar en la habitación.
—Significa que tienes una identidad—
—Una de lo que no recuerdo nada—
—Y de Alexa Bronx ¿Qué recuerdas?—
—Que era feliz e iba a casarse— aquello fue una bomba para él, pero, ¿por qué?
— ¿Casarte?— asentí con la cabeza y giró dándome la espalda.
— ¿Lo recuerdas?—
—Sólo veo pantallazos en mis sueños, lo oigo hablar y llamarme desesperado—
—Pues entonces lo buscaremos— dijo para luego soltar un largo suspiro.
—No es necesario Tyler—
—Lo es, conozco a los que quieren hacerte daño, te cuidaré hasta que vuelvas a reunirte con tu prometido—
— ¿Cómo podré pagarte lo que haces por mí?—
—Prometiendo que si no lo encuentras— hizo una pausa y se acercó hasta mí — te quedarás a mi lado e iniciarás una nueva vida... conmigo—
Su petición me tomó por sorpresa, no creí que sería esa su manera de cobrarse lo que estaba haciendo por mí en este momento, verlo frente a mí con su cabello apenas encanecido y los orbes verdes que se mantenían clavados en mí, esperando mi decisión.
— ¿Por qué?— fue todo lo que pude decir.
Se acercó a mí y tomó mi rostro en sus manos, acarició mi cabello para luego acomodar un mechón detrás de mi oreja y sonreír.
—Creo que si supiera el por qué no te pediría que te quedes a mi lado y no quiero saberlo tampoco, sólo sé que quiero cuidarte y protegerte de lo que quiere dañarte allá afuera— susurró muy cerca de mi rostro.
— ¿Cómo sabes que alguien allá quiere dañarme?— repliqué.
—Porque te saqué de ese maldito lugar donde pretendían jugar contigo Eve— sentenció para luego soltarme.
Se alejó plantándose frente al gran ventanal, apoyó sus manos sobre él y agachó la cabeza, parecía frustrado y cansado, me dolía verlo así por mi culpa, él no se merecía que fuera tan reacia y desconfiada, pero era imposible no sentirme de esta manera, realmente necesitaba estar segura de que era lo que estaba dejando tras de mí.
—Trato— susurré apoyando mis manos en su espalda.
— ¿Qué?— giró al oírme.
—Acepto, si no hallo nada que pueda llevarme a lo que era antes, iniciaré una nueva vida contigo— dije sin pensar en lo que ello traería.
—Me haces muy feliz— sonrió abrazándome.
—Ayúdame a recuperar mis recuerdos— dije rodeando su espalda.
—Lo haré, te ayudaré a ser tú de nuevo— besó mi coronilla.
Estuvimos allí tratando de entender lo que nos sucedía, yo perdida entre los recuerdos que no conseguía recuperar y él aferrándose a mí sin saber el motivo por el que no quería dejarme ir. Estaba confundida y sentía que cometía un error pero no tenía otra manera de salir del agujero en el que me hallaba.
—Me siento tan perdida— susurré.
—Ven, acomodemos tus ropas y luego de comer algo veremos por dónde comenzar a buscar—
—Está bien— asentí separándome de él.
Luego de unos cuantos minutos encerrada en mis pensamientos mientras colocaba mis pocas ropas que trajo Tyler del instituto me dirigí hacia la puerta de salida de la habitación, oía la voz irritada de Tyler discutir con alguien por teléfono.
—Necesito que desaparezcas— decía entre dientes.
Aquello llamó mi atención aún más, me deslice lentamente con los pies descalzos evitando hacer cualquier tipo de ruido que me delatase, quedé detrás de la puerta de lo que suponía y era su despacho.
—No lo sé, he hecho demasiado por ti, todo nos lleva a un mismo fin, tanto tú como yo saldremos beneficiados de esto, me lo debes— insistía.
Con quién estaría hablando, desaparecer, de qué iba todo eso, sería por lo sucedido en el instituto, el hecho de haberme sacado de allí sin más de verdad y suponía un problema para él. Debía de ser eso de verdad.
—Con un demonio, yo la cuidaré, la alejaré de todo...—
Intenté ahogar un gemido cubriendo mi boca con las manos pero era tarde, oí sus pasos acercarse a la puerta y corrí como pude tratando de huir, pero fue en vano.
—Eve— habló con tono seco tras de mí.
—Yo... lo siento...— balbuceé nerviosa.
—Mírame— ordenó.
Al girar lo vi vestido con un conjunto deportivo que dejaba entrever sus trabajados músculos, por favor, ¿Qué acaso y consumía algo para mantenerse así a su edad?
— ¿Qué oíste?— preguntó con los brazos cruzados.
—Que ibas a cuidar de mí y alejarme de todo— solté viéndolo a los ojos.
— ¿Qué opinas de eso?— preguntó serio.
—Que no vas a ayudarme y que quieres que me quede a tu lado bajo una mentira— dije sin más.
—Y ¿Qué harás?— caminó lentamente hacia mí.
—Estoy perdida Tyler, tengo miedo, no puedo hacer nada sola, siquiera sé quién demonios soy, lo único que recuerdo es ese maldito nombre pero sé que he dejado mucho detrás y quiero recuperarlo— sollocé al terminar de decir lo que sentía.
—Repito la pregunta ¿Qué harás?— insistió.
— ¿Puedo confiar en ti?— susurré al verlo frente a mí.
—Voy a ayudarte, lo que estaba pidiendo era un favor a un colega amigo para que cubriera el haberte sacado sin dar aviso de la clínica, dije que te alejaría pero del instituto y de la ciudad para que no dieran conmigo— explicó acariciando mi mejilla.
—Te he traído muchos problemas— contesté apoyando mi cabeza en su pecho.
—Puedo con ellos, ahora...— levantó mi rostro –Vamos por algo de comer, que ya se hizo tarde y debes tomar tu medicina—
Asentí tomando su mano para volver a la habitación, después de todo y era el único con quien contaba en ese momento, el único que sabía dónde podría buscar ayuda para recuperar mis recuerdos.
—Sólo te tengo a ti— dije frenando de golpe.
—Y yo a ti— murmuró sin girar a verme.
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