CAPITULO 18
MIKE
-Maldición- mascullé tocando mi frente.
Un hilo de sangre manchaba mi mano y el dolor punzante hizo cerrara los ojos nuevamente. Intenté mover mis piernas y un nuevo dolor hizo que dejara de hacerlo.
-¡Señor! Por favor, no se mueva, ya llega ayuda- logré oír a lo lejos.
-Alexa- susurraba entre delirios al casi perder el conocimiento.
-¿Está ebrio?- dijo otra voz.
-No lo sé, pero el vuelco fue mucho para la camioneta-
Silver, oh no, mi camioneta, maldición, ¿En qué diablos estaba pensando al salir en ese estado?
El sonido de las sirenas y unas luces de colores fue lo último que supe antes de caer en un sueño profundo.
-Cariño, no te preocupes, es fuerte- ¿Papá?
-Es que... nada más mira el estado en que se encuentra, me duele verlo así- ¿Mamá?
-Es su decisión, es su vida, le dirigimos, enseñamos, hablamos pero quien anda sus pasos es solamente él y nadie más que él cariño-
Quería abrir los ojos pero me pesaban demasiado, sentía cuchillos atravesando mi cuerpo y ni hablar de la cabeza, parecía querer explotar en cualquier momento.
-¿Susan?- ¿Scarlet?
-Ay Scarlet, has venido-
-¿Cómo no venir amiga mía?- de seguro y mamá lloraba en brazos de Scarlet.
-Él se va poner bien, ya verás, pero si no son más que dos adolescentes testarudos-
-En eso concuerdo contigo Scarlet, ambos se comportan como adolescentes haciendo berrinches en lugar de dejar el pasado atrás y arriesgarse una vez más- gruñó Evan.
-Lo sé y me duele que estén sufriendo tanto por algo que ninguno de ellos pidió, ni Alexa ni Mike merecen estar pasando por esto-
-¿Cómo está ella?- bien hecho mamá.
-Igual, desolada, sin Michael y sin su hija está muerta en vida, ni come, no quiere nada, ni hablar, está perdida, su última esperanza está en despertar ella misma y de mi parte corre hacerlo- sentenció firme.
Pasábamos lo mismo, sentíamos lo mismo, una vez el pasado volvía a ponernos en jaque, no nos daba respiro, el futuro volvía a ser aquello tan lejano para los dos, algo parecido a un sueño que nunca podría ser realidad.
-Ya deja de ser fatalista y abre los ojos niño malcriado- gruñó Evan golpeando mi frente.
-¿Papá?- dije extrañado.
-¿Por qué no preguntaste tú por ella?-
-Tenía miedo-
-Cobarde- volvió a gruñir.
-Lo siento-
-¿Sabes el lío que has ocasionado acaso?- se acercó amenazante.
-Papá...-
-Silencio Michael Brunet, no quiero oírte pero tú sí me oirás, vaya que sí lo harás...-
-Papá estamos...-
-En un maldito hospital Michael, después de tres días de angustias de no saber si salías o no del coma inducido al que te sometieron los doctores para aliviar la presión en tu cerebro, tres días en que tu madre y Scarlet no dejaron de rezar por ti y en los que Scarlet dejó de ver por Alexa, su hija, para venir a estar junto a ti... ahora dime ¿En qué diablos pensabas muchacho del demonio al salir borracho y conducir tu camioneta?- termino de mascullar sobre mi rostro.
-Estaba perdido papá, me sentía solo, yo...-
-¿Y nosotros qué somos para ti? Dime, ¿Qué diablos somos Susan y yo para ti? ¿Por qué no volviste a nosotros hijo? ¿Cuándo te hemos dejado solo con algún problema?- habló entre lágrimas visiblemente cansado.
-Lo siento mucho papá, no sé qué habré bebido para haber salido en ese estado-
-Al menos olvídate de Silver, la pobre ha sido víctima fatal de tu locura-
-Mi camioneta- susurré.
-Estás vivo, es una segunda oportunidad, ya déjate de actos inmaduros y toma al toro por las astas y sal de esta como tantas otras veces lo has hecho hijo- dijo tomando mi mano.
Quedé completamente en silencio, perdido en mis pensamientos mientras Evan abandonaba la habitación en busca de Susan y Scarlet quienes al entrar y verme despierto se arrojaron sobre mí llorando y riendo al mismo tiempo. Dios que amaba a estas mujeres, eran lo mejor de mi vida.
-¡Ya deja de andar dándome estos sustos Michael!- gruñó Scarlet.
-¡De esta no te salvas Brunet!- amenazó Susan.
-Ella...¿Cómo está?- fue todo lo que salió de mi boca.
-Definitivamente mejor que tú- rió Scarlet.
-Eso es bueno- susurré riendo con ella.
Los días pasaron, cuatro para ser exactos, en los que decir que el trío de viejos me había hecho un lavado de cerebro, quedaba corto para todo lo que hicieron. Hicieron que aprendiera a valorar cada minuto, cada latido y respiración, que el alcohol es mala compañía y nunca lleva a la solución ni al olvido del problema.
-¿Listo hijo?- preguntó Evan.
-Listo papá- sonreí.
Aun debería llevar una férula en la pierna y un cabestrillo en el brazo pero ya podía ir a casa, al menos a pensar y estar más tranquilo. Los problemas legales los había solucionado Evan, igualmente y debería de presentarme a los tribunales para fijar mi castigo por atentar contra la sociedad.
El camino a casa fue entre charlas y risas, Scarlet dijo que intentaría llamar a diario pero no podía posponer más su regreso junto a Alexa, la situación de Jona se había complicado con la puesta en libertad de Raymond y debía volver a Argentina pronto, lo más seguro era que volviera aquí con Miranda y los niños.
-Aquí estamos, hogar dulce hogar- sonrió mi madre viéndome en el retrovisor.
-Dulce hogar- dije sonriéndole.
Bajamos lentamente y al ver a un lado del garaje a Silver destrozada por completo me dije que no desaprovecharía esta oportunidad que me daba la vida, parecía que un gigante la había abollado como a una hoja de papel.
-Una nueva oportunidad de iniciar desde cero hijo mío- dijo Evan colocando su mano en mi hombro.
-Sí papá, gracias, los amo- dije abrazándolos fuerte.
-Y nosotros a ti hijo, ahora debes recuperarte para ir a por tu esposa y tu familia- sentenció mi madre.
-Será antes de lo que esperes madre- sentencié firme.
Mi rutina diaria consistía en levantarme, meditar, disfrutar de un paseo, hablar con mis padres, hablar por teléfono con Scarlet quien me mantenía al tanto del estado de Alexa.
-¿Hijo?-
-Hola Scarlet, ¿Cómo están? ¿Novedades de Jona?-
-Nada hijo, aún no se ha comunicado conmigo pero sé que están bien, él es fuerte y daría todo por su familia-
-Es lo que me preocupa...-
-Están bien y Alexa luego del baño con agua fría recuperó la conciencia- dijo intentando desviar la conversación.
-¿Agua fría?-
-Agua fría, una cubeta llena de agua fría en el cuerpo y un buen regaño la hicieron despertar- añadió orgullosa.
-Eres tremenda Scarlet-
-Ah que sí- rió del otro lado del teléfono.
-Está mejor entonces- dije aliviado.
-Sí, le sugerí hablar con Steve, que se deje ver por Trovato en compañía de él, que los celos lo hagan pisar en falso y delatar su ubicación-
-¡Qué! Scarlet estás de mi lado o...-
-Con que Trovato no es el único celoso aquí- soltó riendo a garganta suelta.
-Eres perversa cuando quieres- dije simulando enojo.
-Y tú un crédulo, celoso y tonto y...-
-Entendí el mensaje, prepararé mis maletas de inmediato- solté sonriendo.
-Ese es mi muchacho, cuídate y nos vemos pronto- dijo antes de colgar.
-Nos vemos pronto Alexa- sonreí sintiendo mi corazón latir ansioso.
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