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At the next day 🙂🙃🤫😱

Camus:- Aquí estará bien. - Extendió su mano hacia el suelo e hizo un sillón con su hielo. - ¿Y bien? - Se reclinó en éste recargándose en su lado derecho y cruzó sus piernas apoyando sus codos en los brazos del mismo y entrelazando sus dedos. - Te oigo. - Fue todo lo que dijo.
Minos:- Ayyy... - Él no se sentó. - Cuando bajó hacia mis pantalones... - Se señaló con ambos dedos índices. - Él... - Dudó en seguir, se estaba poniendo nervioso.

Géminis menor y Garuda estaban atentos a cada palabra. Pero en ese lugar habían cinco personas. Sólo que nadie se percató de esa quinta presencia.

Kanon:- Esto se está tardando demasiado... - Susurraba, ya se estaba impacientando de todas las vueltas que Minos le daba al asunto.
Aiacos:- No hables o nos pueden oír. - Le respondía de la misma manera.
¿...?:- ¿A qué habrán venido hasta aquí? - Se preguntaba detrás de un árbol también oyéndolo.
Minos:- ... comenzó a acariciar insistentemente mi entrepierna y, a pesar de que le dije que no, que se detuviera y mis esfuerzos por evitarlo... - Se puso rojo como un tomate y apartó su vista. - ... comencé a ponerme duro. Me quitó mi cinturón, desabrochó mi pantalón y lo bajó un poco con mi ropa interior incluida. - La griega se tapó la boca de la impresión, el nepalí apretó los dientes mirando con rabia, pero el otro sólo se quedó sorprendido. - Empezó a... - Hizo un ademán girando su muñeca como no queriendo decir algo que para él era obvio.
Camus:- No soy un niño de pecho, sólo dilo. - Tan tranquilo como siempre.
Minos:- Empezó a masturbarme. - Rodó los ojos, realmente no quería decirlo, pero parecía que al francés se le hacía divertido y excitante porque lo miraba cada vez con más interés. - De a poco perdía mi voluntad y comencé a reaccionar a sus movimientos. Besó y mordió mi cuello y mis hombros. Terminó de quitarme mi ropa y la arrojó lejos. - Hizo un ademán como si él estuviera tirando algo hacia atrás para mostrarle la manera en que lo hizo. - Se puso entre mis piernas y... - Hizo otra pausa y los fisgones ardían en ira.
Kanon:- ¡Maldito Radamanthys! ¡Te voy a castrar después de esto! - Susurraba casi llorando.
Aiacos:- Ya, tranquila... - Fue lo único que se le ocurrió decirle y la abrazó siendo correspondido de inmediato.
Minos:- ... él comenzó a frotar su... - Apretó los dientes mirando hacia otro lado. - ... su miembro contra el mío. - Habló entre dientes, pero sus palabras fueron entendidas. - Llevé hacia atrás mi cabeza, se sentía bien, pero mi cabeza no dejaba de pensar en Kanon y Aiacos. Me retorcí y no de placer al sentir sus dedos dentro de mí. - Detrás del otro árbol, el danés comenzó a excitarse y a tocarse por sobre su ropa. - Los usó para dilatarme un poco y luego lo metió hasta llegar al fondo. No esperó ni nada, empezó a moverse inmediatamente y dolía como los mil demonios. Recordé que le dije a Aiacos que se relaje y traté de hacerlo para que no duela tanto. Después de un tiempo, comenzó a sentirse bien y tuve un pequeño lapso de inconsciencia, pero desperté al sentir su mano masturbándome otra vez. - Sin poder soportalo más, desabrochó su cinturón y bajó un poco sus pantalones para atender su erección. - Lo tomé por los hombros y le clavé las uñas lo más fuerte que pude hasta que sentí que ya llegaba mi final. En un principio me tensé y él aceleró sus embestidas como un animal. Todo se puso blanco mi cuerpo se aflojó y acabé, pero eso no le fue suficiente. - Se apoyó en un árbol apoyando su codo derecho sobre su mano izquierda y tomándose el puente de la nariz con los dedos medio, índice y pulgar de la mano derecha. - Ayyy... - Suspiró resignado tratando de despejar su mente para no excitarse él.

En ese momento lo vio... la geminiana vio de costado al rubio mientras éste estaba apoyado en un árbol con su cabeza hacia atrás mientras se masturbaba. Sacudió un poco al canceriano para llamar su atención y lo abrazó desde atrás tapando su boca y apuntando al escorpiano para que lo vea.

Kanon:- Callado y quieto. - Le susurró al oído estando detrás de él sin poder quitarle la vista de encima a Wyvern.
Aiacos:- Esta atmósfera me inquieta... - Fue lo único que se le ocurrió decir antes de acorralarla contra el árbol donde estaban sentados. - Esta vez te lo preguntaré... - Dijo como un ronroneo sensual. - ¿Me permites? - Ronroneó a su oído y ella enrojeció.

Sabía lo que quería y Why not? (¿Por qué no?) Ella también lo deseaba en ese momento. Le siguió la corriente y lo besó así como en el café, pero esa vez sin reparo ni miedo, sólo ira, deseo y por venganza.

Camus:- Continúa. - Ordenó y se acomodó mejor.
Minos:- Ok. - Tomó aire para continuar. - Salió de mi interior, se levantó e hizo que me diera vuelta apoyando mis manos sobre el borde de la tina. - Le mostró la posición. - Luego me penetró desde atrás y volvió a embestirme como un animal. - A cada palabra el rubio se excitaba aún más y su mano se movía más rápidamente.
Radamanthys:- Maldición... aaah... - Soltaba leves gemidos inaudibles sólo oyendo al noruego.
Minos:- Yo ya no podía resistirme, ya me había sobrepasado. Luego de algunas embestidas, mi querido amigo... volvió a despertar, pero no podía coordinar mis pensamientos ni movimientos para poder atenderlo. - Rodó los ojos y volvió a tomarse por el puente de la nariz. - En medio de toda esa locura, me hizo una pregunta que me tomó por sorpresa... - Hizo una pequeña pausa tratando de relajarse. - "¿Te gusta?" - Usó el tono con el que el danés se lo dijo. - Gruñí enojado, "¿así que está semi consciente de lo que está haciendo?" Pensé. Le dije: "Maldito" y él sonrió dándome una repentina y profunda embestida. Casi logra hacerme gritar, pero sí hizo que presione el borde de la tina y lo agriete un poco. Dijo que aún no le había respondido y siguió cada vez más rápido. - Comenzaba a sonar como si estuviera desesperado. - Le grité que no haga eso, pero no me escuchó. Él sólo buscaba una respuesta que le complazca. Mordió mi hombro, aquí. - Se desabrochó un poco la camisa y le mostró las marcas que le había dejado el danés. - Volvió a enderezarse y a embestirme sin piedad. Entre la desesperación y el inevitable placer no sabía qué decir. A pesar de que me sentía mal por Kanon y por Aiacos, me gustaba y se sentía bien. Aunque por orgullo no quería admitirlo ni decirlo, sus entradas no se detenían y se sentían cada vez mejor. - Se tomó por la cabeza entremetiendo sus dedos en su cabello. - Terminé cediendo y dándole lo que tanto quería. Le dije que sí me gustaba e hice más presión en la tina casi rompiéndola. Me tiró del cabello y me levantó sin dejar de embestirme para pellizcar mis... - Apoyó sus manos sobre su pecho pellizcando sólo su camisa y apretó los dientes tratando de no excitarse por ese recuerdo. - Mordió aquí... - Se tocó con ambos dedos el lugar que más le costaba ocultar, un poco más arriba de su hombro derecho. - Lo tomé por su nuca casi sin fuerzas y tiré hacia atrás mi cabeza apoyándola en su hombro. Ya no era consciente de nada, sólo me dejaba hacer como una muñeca rota. - Lo decía con ira empuñando el aire y mirando hacia otro lado. - Yo... le pedí más y que no se detenga. - Camus lo miraba sin expresión, pero por dentro...
Camus:- Esta fue una mala idea, una muy mala idea. ¿Qué hiciste Hielera? ¡¿QUÉ HICISTE?! Ahora ella está escuchando todo esto. ¿Cómo estará? - Sí... Todo eso y más aún pasaba por su cabeza, pero debía mantenerse tranquilo.
Minos:- Nuevamente comenzó a masturbarme, pero esa vez era mucho más rápido. Le dije que eso no porque me haría acabar más rápidamente, pero si no me escuchó antes, menos lo haría en ese momento. - El escorpiano sentía que pronto llegaría su clímax.

La griega se abrazaba a un los hombros del nepalí y éste la acorralaba contra el tronco del árbol abrazándola por la cintura sin apretarla por su pancita. Ella jadeó al separarse, él no la soltó. Se quedó abrazándola con la frente apoyada en la corteza del árbol con su mirada perdida y ella apoyando su mejilla en el pecho de éste también con la mirada perdida. Justo a tiempo para escuchar la mejor parte.

Camus:- ¿Qué es eso...? - Sintió el cosmos alborotado de la peli agua. - Kanon, ¿éstas bien? - Ella no respondió, estaba abrazada al torso del azabache mientras escuchaba la que creyó que sería la última parte.
Minos:- Aceleró bestialmente sus estocadas hasta hacerme acabar en su mano gritando su nombre. Y unas estocadas después, él acabó dentro de mí. - El rubio no aguantó más y acabó en la realidad haciendo lo posible para no ser escuchado, pero sus profundas, repetidas y agitadas inspiraciones, hicieron que su "prometida" y compañero voltearan a verlo.

Ella se tapó la boca de la impresión y para no gritarle una sarta de barbaridades. Aiacos lo miró con odio sólo apretando los dientes y aguantándose la ira para no ir y partirle su madre.

Camus:- ¿Kanon...? - Volvió a llamarla preocupado. -
Kanon:- Estoy bien, perfectamente bien. - Dijo sin emoción casi como si viniera del mismo acuariano. - Vamos a Géminis. - Susurró y lo miró con sus ojos cristalizados.
Aiacos:- Sí. - Asintió con la cabeza, pero antes de que se fueran...
Minos:- Cuando logré reponerme y casi sin fuerzas, salí de la tina, le dije: "¡Alejate de mí, bestia!" y tomé mi ropa toda mojada con intenciones de huir de ese infierno, pero él no me lo permitió. - En ese momento, los dos fisgones se detuvieron y volvieron a escucharlo. - Me dio alcance y me quitó mi ropa. Me arrojó sobre la cama y volvió a besarme. Sabía a alcohol... - Puso cara de asco. - ... y no me dejaba hablar. Volvió a penetrarme y embestirme tan eufóricamente que no me quedaban fuerzas para luchar. Cada vez que quería hacerlo entrar en razón diciéndole que nos descubrirían si seguía así, me callaba con sus besos y casi no podía ni respirar. - Caminaba de un lado al otro. - De repente, apareció la Señorita Pandora y le dije: "Esto no es lo que parece." Hmph... - Rio cortamente. - Frase de telenovela... - Rodó los ojos. - Quise pedir ayuda, pero Wyvern otra vez me besó sin dejarme hablar. Como último recurso, extendí mi mano hacia ella mirándola aterrado y con desesperación. Entonces ella lo llamó: "¡Radamanthys de Wyvern!" Le gritó para llamar su atención. - Suspiró algo resignado. - Él se separó de mí y volteó a verla, apuntó su mano hacia ella. - Levantó su brazo derecho hacia ese mismo lado de su cuerpo y con su mano derecha abierta con sus dedos levemente hacia adelante. - Y la atacó sin siquiera decir nada con algo parecido a su Gran Caución, pero más leve, sólo con intenciones de sacarla de la habitación y cerrar la puerta. -
Kanon:- ¿Radamanthys puede hacer eso? - Le preguntó en un susurro a Garuda.
Aiacos:- No lo sé, nunca lo vi realmente, nosotros casi no conocemos las técnicas del otro, sólo las propias. - Respondió sinceramente encogiéndose de hombros.

Del otro lado, el cejón puso cara de espanto al escuchar ESA parte. Se miró ambas manos y se detuvo en su mano derecha.

Radamanthys:- Yo... ¿de verdad le hice eso a la Señorita Pandora...? - Su cabeza no procesaba la información y tenía cara de espanto. - Pero... ¿por qué jamás dijo nada? - Miró hacia abajo, su amigo un tanto pegoteado y con algo de semen aún, ya se había relajado. - Esto es una locura... - Se limpió con un pañuelo y lo guardó. - ... debo moverme de aquí. - Comenzó a ver hacia todos lados y Aiacos y Kanon se dieron cuenta de eso.
Kanon:- Debemos movernos o irnos, ya escuchamos demasiado... - Se abrazó a él tratando de ser dura y no llorar.
Aiacos:- Minos aún no termina, debemos movernos. Presiento que dirá algo importante. - Y no se equivocaba. - Hagamos silencio y vayamos hacia allá. - Señaló en la dirección contraria al danés.
Kanon:- Está bien. - No estaba cien porciento segura, pero con el odio e ira que le irradiaba por los poros, accedió y se movieron justo a tiempo para que el rubio no los vea.
Minos:- Ella me habló por cosmos y me dijo que no podía ayudarme porque Radamanthys estaba fuera de sí y podría lastimarla. En ese momento... - Se detuvo mirando hacia abajo y cerrando sus ojos con fuerza. - ... toda mi poca esperanza se derrumbó. - Inspiró profundamente, le estaba costando muchísimo terminar de contarle todo lo que pasó esa noche que Kanon no estuvo en el Inframundo. - Me resigné y rodeé sus caderas con mis piernas, lo abracé por el cuello y seguí su juego besándolo con la misma fogosidad con la que él lo hacía. - Se cruzó de brazos, apoyó su espalda el uno de los árboles manteniendo su peso sobre su pierna derecha y flexionando un poco la izquierda. - Nuevamente grité su nombre al llegar al orgasmo, pero eso aún no era suficiente. Salió de mi interior y me dio vuelta para que quede apoyado en mis cuatro extremidades. Sin esperar, volvió a embestirme con verdadera ferocidad y me hizo la misma maldita pregunta... "¿Te gusta?" No podía pensar, muy en el fondo quería que se detuviera, pero ¡Jod3r! ¡Qué bien se sentía! - Exclamó alterado ya sin querer contenerse empuñando el aire mientras elevaba sus puños a la altura de sus codos y miraba al décimo primer guardián casi sádicamente con una sonrisa desquiciada.

Acuario lo miraba arqueando una de sus particulares cejas. Los otros tres se sorprendieron desde sus lugares al oírlo, él jamás se comportaba así.

Aiacos:- Ya se volvió loquito... - Susurró bromeando y mirándolo raro. - Hay que llevarlo al manicomio... - Seguía con su tonito de broma como preocupación fingida y Kanon se tapó la boca y se pellizcó la nariz para que no la oyesen soltar una enorme carcajada.
Kanon:- Cállate o me quedaré sin aire. - Él la acorraló contra el árbol donde estaban.
Aiacos:- Si quieres puedo dejarte sin aire de otra manera. - Dijo sensualmente, y la tomó delicadamente por el mentón elevando su rostro y quedando a centímetros de sus labios.
Kanon:- Yo... - Lo miró asombrada y sin palabras.

Al no recibir respuesta, avanzó, pero se detuvieron al escuchar la continuación.

Minos:- Obviamente... - Volvió a su tono tranquilo. - ... le dije que sí, que quería más, ya todo estaba perdido, ¿para qué resistirse? - Negó con la cabeza cerrando sus ojos, encogiéndose de hombros y levantando las manos. - Me tomó por mi cabello y lo jaló diciendo: "Eso es, así me gusta..." - Trató de imitar su tono. - Sus estocadas eran cada vez más rápidas y profundas, sin mencionar que eran cada vez más fuertes. Yo sólo estrujaba sus mantas entre mis manos... - Se miró ambas manos y empuñó el aire. - Y las mordía cada vez que todo comenzaba a ponerse blanco. - Suspiró resignado. - Así, me hizo acabar cinco veces más y él cuatro. Luego de rellenarme como pavo de Navidad... - Rodó los ojos. - ... caí rendido como costal de papas y él se dejó caer a mi lado. Parecía exhausto por lo que quise aprovechar para huir de ese lugar, pero no tenía fuerzas así que caí al suelo y sentí un horrible dolor en mis caderas. Haciendo milagros logré regresar a su cama, él aún seguía mirando al techo. Lo miré con odio en su más alta calidad y él me miró de costado por unos segundos... -
Kanon:- Wow, sí que es bueno relatando historias calientes... - Aún seguían en la misma posición con el nepalí.
Aiacos:- Sí, hay que darle un premio... - Agregó con tono burlón.
Minos:- Se volteó hacia mí y comenzó a avanzar y yo a retroceder hasta que ya no me quedaba más espacio para hacerlo. Me dolían tanto las caderas que no quería caer al suelo otra vez. Me dijo que no me aleje porque la noche aún no se terminaba con un tono de voz tan... - No sabía bien cómo describirlo. - ... ¿excitante...? - Lo dijo más como una pregunta que como una afirmación. - Le dije: "No, Radamanthys..." y le pedí por favor que ya no siga más, poniendo mis manos al frente. Él dijo que quería más y me tomó por la muñeca llevándome a su lado para besarme y recostarme debajo suyo. Le clavé mis uñas nuevamente y de repente se sintió pesado. Me separé de ese beso y me di cuenta que se había dormido. Le dije: "Maldito idiota, te odio." Y estaba tan cansado que me dormí. - El francés lo interrumpió.
Camus:- Vaya... eso explica muchas cosas... - Trató de no sonar muy sorprendido aunque por dentro se le había caído la mandíbula de la impresión hacía rato ya. - ¿Y luego qué? - Insistió.
Minos:- A la mañana siguiente, creo que él despertó y quedó horrorizado con su propia "obra de arte". - Exageró un poco las comillas sonriendo de lado. - Yo desperté en la tina mientras él me estaba dando un baño. Tenía mi cabeza apoyada en el borde de la tina. En el borde sano, claro está. Lo llamé por su nombre y él trató de disculparse. Antes de que pudiera decir algo más, lo interrumpí y le dije que en algún punto llegó a gustarme, pero que jamás dejé de pensar en Kanon y Aiacos. Pareció sorprendido y con algo de vergüenza, al parecer, y todo rojo me volvió a preguntar si me había gustado. Reí y le dije que ya deje de pensar en esas cosas, que quería que terminara rápido para salir de ahí y volver con Aiacos. - Nuevamente fue interrumpido.
Camus:- Aún después de todo lo que pasó, ¿pensabas en Aiacos? - Preguntó con toda la tranquilidad del mundo.
Minos:- Naturalmente, era mi pareja. - Respondió rápidamente, pero ese "ERA" le dejó un sabor amargo al azabache.

Ella lo notó y lo abrazó. Él ya había perdido toda esperanza. Se había estado aguantando de no decir nada, pero ya estaba a su límite.

Kanon:- Ya, Aiacos... - Le Susurró y lo abrazó por la espalda y el cuello acariciándolo un poco. - ... yo estoy igual que tú... - Correspondió a ese abrazo. - ... luego nos compramos helado y vamos a Géminis, ¿quieres? - Trataba de calmarlo y animarlo un poco, pero él sólo asintió moviendo su cabeza en silencio.
Camus:- ¿Y qué pasó luego? - Volvió a insistir.
Minos:- Él lavó mi cabello y mi cuerpo, lo sé porque sentía el agua caer sobre mí cada vez que me enjuagaba. Yo sólo suspiraba relajado, la temperatura del agua era perfecta. Hasta que pasó la esponja cerca de ESE lugar. - Señaló su entrepierna. - Y me había dejado tan sensible que, sólo con haber pasado cerca, despertó. Le dije: "Maldito, me dejaste sensible" con algo de rabia. Y él sin saber qué hacer, me preguntó cómo accionar. Le ordené que lo bajara y vio en dirección a la puerta, tal vez para asegurarse de que no llegara nadie. Volvió a mirarme y empezó a mover su mano lentamente. Sentí que tembló un poco como dudando y dijo que no podía hacerlo. Trató de soltarme, pero le dije: "Hazlo y dime, ¿como se siente que te obliguen a hacer algo vergonzoso y que no quieres hacer?" - Elevó un poco su voz. - Le dije: "Dime, ¿te gusta?" Así como él me lo había dicho antes. Tomé su mano y lo obligué a seguir. Tal y como yo lo hice, él me pidió que me detuviera y le dije que no hasta que sintiera lo mismo que sentí yo. Cerró sus ojos y lo hizo más rápido. Al ver que comenzaba a gemir otra vez, me besó para callarme hasta hacerme acabar. - Otro suspiro y un rubio rojo de la vergüenza que quería que se lo tragara la tierra apoyó su espalda en el árbol detrás del cual estaba. - Enjuagó mi cabello y mi cuerpo y me sacó de allí para poder secarme. Luego me llevó a mi habitación y vimos a Aiacos levitando sobre mi cama. El Señor Hypnos lo tenía en un estado de sueño y, al vernos llegar, nos dijo que teníamos diez minutos antes de que despertara. Radamanthys se fue, llegó Kanon, se celebró su compromiso... - Enumeraba con los dedos. - ... fuimos por un helado, discutí con Aiacos, por la noche Wyvern fue a hablar conmigo y otra vez fue la misma historia de la noche anterior... la diferencia es que esa vez sí fue bien consciente de sus actos. - Eso fue lo que colmó el vaso...

La peli agua se abrazó al azabache e hizo su invocación.
Kanon:- No lo soporto más. Otra Dimensión. - Abrió un portal hasta Géminis, más específicamente, su habitación. - ¿Cómo pudo? - Lloraba en el pecho del canceriano y éste sólo la consolaba.
Aiacos:- Si quieres puedo ir a comprarte helado... - Susurró dulcemente.
Kanon:- Gracias. - Apenas sonrió.

Dentro de Géminis no había nadie. Fue requerida la presencia del tercer guardián en la sala del Patriarca y tuvo que asistir inmediatamente. Mientras tanto, en el bosque...

Minos:- Y ahora me tienes aquí, contándote cada detalle vergonzoso para poder, tal vez, no sé, quizás, liberar un poco mi estrés y mi sensación de culpa. - Terminó.
Camus:- Hmph... por lo visto, tu situación es complicada. - Apuntó con su dedo hacia el suelo en dirección al danés e hizo un camino de hielo hasta congelarle las piernas y dejarlo anclado.
Minos:- ¿Por qué hiciste eso? - Preguntó sin entender.
Camus:- Porque no estamos solos. - Lo miró seriamente y el noruego fue corriendo en dirección al "rayo de hielo".
Minos:- ¡¿RADAMANTHYS?! - Dijo exaltado. - ¿Qué demonios haces aquí? - Preguntó con enojo.
Camus:- Estuvo escuchando todo lo que dijiste durante todo este tiempo. - Su semblante sereno y frío no permitía saber exactamente qué estaba pensando. - Y... - Olfateó el aroma del escorpiano. - ... por lo visto estuvo tocándose. - Lo miró achicando los ojos. - Me pregunto... ¿en qué parte de todo lo que dijiste? - Miró malicioso al peli plata. - Bien, señores, me retiro. Minos... - Llamó su atención. - Que esto no salga de aquí. - Ambos jueces asintieron con seriedad y Acuario se fue con toda la serenidad que lo caracteriza.
Radamanthys:- ¿Por qué le dijiste todo? - Le reclamó.
Minos:- Porque necesitaba desahogarme y porque él es el único que no se lo dirá a todo el Santuario o a medio Inframundo. - Buen punto.
Radamanthys:- Está bien. - Le quitó la vista de encima. - ¿Cómo te sientes? - El ariano le acarició suavemente la mejilla.
Minos:- Mucho mejor. - Le sonrió con tranquilidad.

En el Santuario...

Aiacos:- ¿Estamos solos? - Preguntó mirando hacia la puerta.
Kanon:- Déjame ver... - Cerró sus ojos y sondeó todo el Santuario.

To be continue...


Sí, ya me aburrí de esperar -_- así que dejo la última parte de "At The Next Day".

Espero les haya gustado el hermoso relato de Minos y no me maten por ello...

Mañana trataré de sacar el próximo capítulo, casi está listo.

Entonces...

Gracias por leer, voten, comenten y compartan 😊👍🏻

Nos leemos 😁

Bye! 😘

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