At the next day 🙂🙃🤫
Se destapa la olla a presión y todo se va a la mi3rd4...
(Sí, ya saben cómo viene la mano...)
Radamanthys se dio un baño y se acostó quedándose inmediatamente dormido. Mejor para Kanon... que, antes de salir, espió por la hendija de la puerta para asegurarse de que no había nadie que la viera salir con Aiacos. Pero sí había alguien... y estaba cerrando la puerta de su habitación por lo que sin hacer ruido cerró la puerta de la habitación de Wyvern. Pero, ella no era la única que lo vio. Garuda también lo observaba desde una hendija disimulada en su puerta. Una vez fuera de ese pasillo, el noruego soltó una masiva cantidad de aire como si hubiera estado contenido su respiración por mucho tiempo. El nepalí y la griega salieron aún mirando hasta último momento que el ariano se haya ido.
Aiacos:- Creo que ya podemos ir. - Dijo como niño que está por cometer una travesura.
Kanon:- ¿A dónde se habrá ido? - Se apoyó en el antebrazo del azabache.
Aiacos:- Realmente no lo sé, pero, por lo visto, no quiere que nadie lo siga. - Efectivamente, muchachos... iba a confesarle sus pecados al "padre" Camus.
Kanon:- De todos modos, vayamos. - Ambos se miraron entre sí y asintieron. - Debemos tener cuidado de que no nos vea. - Susurró cómplice y comenzaron a caminar lentamente sin hacer ruido.
Aiacos:- Tal vez averigüemos más sobre lo que ocurrió anoche. - Luego recordó sus conclusiones de horas antes. - Aunque no sé qué tan buena idea sea eso... - Pensaba mientras caminaba hacia el final del pasillo y se asomaba apenitas para controlar que no esté el pastor inglés. - ¿Podrá soportar tal infidelidad? - Lamentablemente, él ya intuía la verdad de la milanesa, pero no sabía el porqué. - No hay moros en la costa. - Le hizo una seña con dos de sus dedos al estilo militar para avanzar y ella comprendió perfectamente.
Ya en Rodorio...
Minos entró al café ya planeado desde la noche anterior y buscó a Camus. Ahí estaba, mirándolo seria y fríamente. O sea, lo más normal del mundo. Fue hacia él y se sentó de espaldas a la puerta de entrada.
Por su lado, Géminis menor y Garuda llegaron en momento justo para ver al ariano ingresar al lugar.
Kanon:- Mira, ¡ahí! - Susurró señalando a Grifo y el azabache la abrazó ocultándose tras una pared.
Aiacos:- Debemos ir sin que lo note. - La tomó de la mano delicadamente e intentó caminar hacia el local, pero ella lo detuvo.
Kanon:- No podemos ir así, nos reconocería a la legua. - Garuda se detuvo, tenía razón.
Aiacos:- Tengo una idea. - La llevó a una tienda de ropa y le compró un hermoso vestido de terciopelo con mangas largas color rosa con detalles de piedrecillas en color blanco, unos zapatos blancos y un sombrero grande del mismo color del vestido como para cubrir su rostro si era necesario. - Wow... te ves hermosa. - Dijo asombrado pero con un volumen controlado de voz. - Pero aún te falta algo. - Tomó unas gafas de sol, unos guantes delicados blancos y un brillo labial con un color similar a los que usa Afrodita (de esos que no se corren) y se los colocó como todo un experto. - Y esto... - Se detuvo en su cabello y decidió recoger una parte desde los costados y atajarlo con un pequeño broche. - Ya sí. Ahora me toca a mí. - A pesar de que lo odiaba, se buscó un traje similar a los que usaba el cejón pero de un color similar al de su Sapuri y un cinturón y unos zapatos negros.
Kanon:- Vaya... de veras que te sienta muy bien... - Lo miró con descaro desde todos los ángulos (sí, incluyendo su trasero). - Sólo te falta una cosa... - Miró en todas direcciones y encontró un sombrero con el estilo de los cantantes de tango del mismo color que su traje. - ¡Oh! Y esto... - Tomó unos guantes similares a los suyos, pero negros y masculinos que combinaban con sus zapatos y cinturón. - Bien... y ahora... - Acomodó el cabello de Garuda de manera tal que pareciera que lo tenía corto como Radamanthys. - Listo. ¿Vamos? - Lo miró cómplice y ambos salieron del lugar habiendo pagado todo.
Caminaron lo más rápido que se podía (teniendo en cuenta el estado de la señorita).
Aiacos:- No podemos hacer ruido ni levantar la voz. ¿De acuerdo? - Susurró localizando al peli plata dentro del lugar.
Kanon:- Hmph. - Afirmó cortamente asintiendo con la cabeza.
Aiacos:- Ven... - Abrió la puerta del local y Camus los reconoció inmediatamente.
Les hizo una seña poniendo su dedo índice sobre sus labios 🤫 mirándolos de costado con una sonrisa inusual en él como para que no hagan ruido ni llamen la atención en un pequeño descuido del noruego. Con mucho cuidado, se sentaron del mismo lado en el cubículo detrás de éste de tal manera que no pueda verlos, pero ellos pudieran oírlo.
Minos:- Bueno... no sé cómo o por dónde empezar... - Estaba nervioso y dudando de contarle lo ocurrido.
Camus:- Por el principio. - Dijo sin emoción.
Minos:- Bueno... ¿recuerdas cuando Kanon huyó del Inframundo? - Acuario asintió. - Bueno. Esa noche, para despejar la mente de Radamanthys, fuimos a beber a la cantina del castillo. Y él y Aiacos se pusieron hasta la madre. Tuve que soportar la borrachera melancólica del cejón... - Rodó los ojos tomándose la cabeza. - ... y llevar a ambos a sus habitaciones. - Como todos estábamos con las Sapuris, a Aiacos lo dejé en mi cama, se suponía que luego lo desvestiría. - Aiacos quería que se lo tragara la tierra al oír esa parte de la historia, pero la tierra nunca se abrió. - Y luego fui por Wyvern. Creí que sólo sería quitarle su Sapuri y apenas su ropa como para dejarlo dormir cómodo, pero apestaba a alcohol y sudor. - Hizo un gesto de asco. - Miré hacia arriba y dije: "Perdóname, Kanon." Y lo llevé al baño para desvestirlo aún estando dormido por el efecto de todo lo que había bebido. Y vaya que pesaba mucho... - Rio cortamente ante la atenta mirada del francés.
Hasta ahí iba todo bien, pero faltaba el plato fuerte.
Camus:- Continúa. - Ordenó sin emoción. - Mantente en tu lugar, Kanon. - Le dijo vía cosmos al momento que el noruego inspiraba para volver a hablar.
Minos:- Llené la tina a la mitad, lo metí en ella, arremangué mi camisa y comencé a limpiarlo con su esponja. Después... - Hizo una pausa... una vergüenza indescriptible lo invadió, estaba a punto de revelar la mejor y la peor noche de su vida.
Kanon:- Vamos, Minos, ya cántalo de una maldita vez. - Decía internamente al escuchar el silencio de Grifo.
Minos:- ... cuando estaba pasando la esponja por su pecho, suspiró, abrió los ojos y me miró. - Un nuevo silencio y los dos fisgones se ponían más ansiosos. - En su ebriedad, tomó mi mano y me jaló hacia él besándome. Me sorprendí y traté de alejarme de él como gato que meten al agua, pero él es mucho más fuerte que yo y bajo los efectos del alcohol era aún peor. - Mantenía su mirada en algún punto perdido recordando toda esa situación. - Me tomó por la nuca para que no me aleje y metió su lengua en mi boca. - Hizo un gesto de molestia y asco torciendo la boca. - Yo estaba desesperado así que traté de golpearlo, pero me sorprendió atrapando mi mano con una destreza y rapidez impresionante. Lo peor del caso es que dio vuelta la situación y me metió en la tina mojándome por completo. Le pedí que se detenga, pero no me escuchó... - El francés se mantenía inexpresivo como si estuviera dándole toda su atención, pero por dentro...
Camus:- Por favor, dime que esto no va a donde creo que va... - Estaba teniendo una crisis nerviosa pensando en todo lo que estaba escuchando Kanon.
De su lado, los otros dos se las habían ingeniado para pedir un café negro y un batido de chocolate bien cargado y con poco hielo sin hacer ruido.
Minos:- ... pero no me escuchó. Volvió a besarme. Yo... me sentí muy mal, me sentía culpable, quería que se detuviera, pero no me dejaba ni hablar. Levantó mis manos sobre mi cabeza así... - Levantó levemente sus manos tal y como lo había hecho el danés, pero hasta la altura de su frente. - ... y se sentó sobre mí para que no me moviera. Acarició mi pecho y de un solo movimiento arrancó todos los botones de mi camisa. - Puso su mano en su pecho jalando un poco los botones de su camisa. - Estaba aterrado, no podía defenderme usando mi técnica y él no era el Radamanthys que todos conocen. - Comenzaba a sentir ese terror de aquella noche y su voz comenzaba a temblar levemente. - Otra vez pasó su mano por mi pecho... - Se pasó la mano sobre la camisa a la altura del pecho. - ... pero no se detuvo ahí. - Hizo una pequeña pausa. Necesitaba relajarse un poco o lloraría irremediablemente.
Camus:- Bebe un poco del café. - Mantenía su tono inexpresivo señalando la taza frente al ariano.
Minos:- ¿Eh? - Lo miró un poco sorprendido y obedeció. - Gracias. - Sonrió apenas y volvió a ponerse serio.
Camus:- ¿Puedes continuar? - Cuestionó arqueando una ceja.
Minos:- Eso creo... - Dudó en seguir o no, se venía el plato fuerte y no quería que lo escuchen. - Pero será mejor ir a un lugar más privado. - Miró a su alrededor, ya no podía seguir porque justo llegaron algunas personas que se sentaron demasiado cerca.
Camus:- Está bien. ¿Cuál es tu idea? - Llamó al mozo.
Minos:- Vayamos al bosque. - Sugirió señalando hacia atrás con su dedo pulgar.
Kanon:- ¿Cómo...? - Los escuchó levantarse y se desesperó. - Y ahora, ¿qué hacemos? - Susurró.
Aiacos:- Coloca tu cabello hacia adelante y bésame. - Le ordenó luego de pensarlo por unos segundos.
Kanon:- ¡¿Qué?! - Discutían en susurros.
Aiacos:- A menos que tengas una mejor idea, es lo único que nos cubrirá. - (Bueno... dentro de todo, creo que sí tenía un poco de sentido...) La geminiana lo miró con odio.
Kanon:- Te odio. - Fue lo último que le dijo antes de mover su cabello y tomarlo por el saco de su traje para besarlo.
Justo a tiempo para que ni Acuario ni Grifo vieran sus rostros gracias al gran sombrero de Kanon. Él la tomó delicadamente por la cintura y la espalda, ella cerró sus ojos con fuerza por la vergüenza, pero luego de un par de segundos comenzaron a mover sus labios lentamente. Minos los miró un tanto impresionado quedándose observándolos durante un momento. Se le hacían conocidos, pero no sabía de dónde. El vientre de Kanon casi no se notaba debajo de la mesa. Las mangas largas y los guantes finos no permitían ver sus brazos y sus cicatrices de batallas pasadas. Y... ¿a quién demonios se le ocurriría que Aiacos estaría tan bien vestido? El peli agua vio el gran interés de noruego por la pareja y también se sorprendió al verlos así, pero había que sacarlo de ahí antes de que hable o a los otros dos se les acabe el aire.
Camus:- Minos. - Lo llamó con voz seria y firme. - Vámonos. - Ordenó elevando un poco su tono.
Minos:- ¿Qué? - Volteó hacia él. - Sí, ya voy. - Fue hacia la salida y miró a la pareja justo al momento en que se separaron.
Kanon sonrió viéndose sólo su sensual sonrisa y Aiacos igual, la diferencia es que él miró al peli plata con una sonrisa maliciosa sin soltar a la señorita sorprendiéndolo. Aún más cuando volvió a besarla. Ay... la blanca piel del ariano se puso roja de rabia y fue hacia Camus con una expresión de molestia e ira inusuales en él.
Camus:- ¿Qué te ocurre? - Preguntó al verlo así.
Minos:- Aiacos está con una mujer ahí dentro. - Soltó enojado.
Camus:- ¿La conoces? - (Ay, cómo amo esto... hazte el tonto cuando tengas tiempo...) Preguntó con desinterés.
Minos:- No. -
Camus:- Uff... qué alivio... no la reconoció. - Pensó relajándose.
Minos:- ¿Pero sabes qué es lo que más me molesta? - Enfatizó juntando sus dedos índice y pulgar como si estuviera escribiendo un punto en el aire.
Camus:- Sé que parece que puedo leer la mente, pero aún no manejo bien la bola mágica. - Se cruzó de brazos. - Así que ya dilo. - Dijo seco.
Minos:- ¿Acaso no viste el traje que tenía puesto? - Señaló hacia atrás con su mano derecha y el acuariano asintió con un leve movimiento de cabeza. - ¡En su vida se vistió así para estar conmigo! - Exclamó, pero al décimo primer guardián no se le movió ni un pelo.
Camus:- ¿Ya terminaste tu berrinche? - Él seguía igual.
Minos:- Hmph. - Miró hacia otro lado, eso se podía tomar como una afirmación.
Camus:- Bien, vamos. - Se volteó y volvió a caminar hacia el bosque.
Mientras tanto, dentro del café... aún seguían muy pegados el azabache y la peli agua. Ella notó la sonrisa y la mirada de su compañero de actuación hacia el pastor inglés así que le siguió la corriente, pero esa vez el beso iba en serio. Ella lo abrazó por el cuello y él posó suavemente su mano en la mejilla de ella. Sus lenguas batallaban enérgicamente calentando el ambiente. A Kanon comenzaron a subírsele los humos a la cabeza y Aiacos no se quedaba atrás. Ella bajó su mano inconscientemente y encontró algo que la hizo separarse de él.
Kanon:- Debemos detenernos. - Estaba un poco agitada.
Aiacos:- Sí, perdóname, lo siento. No pude controlarme. - También estaba agitado y ruborizado (sin mencionar el asunto en sus pantalones).
Kanon:- Debes calmarte y bajar eso o no podremos salir de aquí. - Dijo preocupada viendo a la hielera y su acompañante empezando a caminar hacia el bosque.
Aiacos:- Tienes razón. - Comenzó a respirar profundo y soltar lentamente el aire hasta lograr calmarse. - Ya estoy. Vámonos. - Ambos se pusieron de pie y se miraron a los ojos apartando la mirada inmediatamente.
Kanon:- Vamos o no lograremos alcanzarlos. - Pagaron y salieron del lugar, pero no los vieron. - Rayos... ya no están. -
Aiacos:- Pero sabemos dónde están. - Acertada declaración.
Kanon:- Es verdad, hay una manera de llegar, pero debemos ir a otro lugar, aquí no. - Miró hacia todos lados y tomó la mano del canceriano.
Aiacos:- Está bien. - La siguió al famoso callejón.
Kanon:- Primero... - Cerró sus ojos. - Hielera, ¿dónde están? - Le habló vía cosmos y éste la escuchó.
Camus:- A treinta metros. Aún tienes tiempo para llegar. Ya sabes cómo. - Por supuesto que sabía cómo.
Kanon:- Bien, gracias. - Apuntó hacia el frente con su dedo índice para hacer el Triángulo Dorado, pero decidió hacerlo de otra manera. - Aiacos, abrázame. - Ordenó tomándolo por sorpresa.
Aiacos:- ¿Qué? - Dudó un poco, pero lo hizo abrazándola por la cintura. - Esto no duele, ¿cierto? - A la peli agua le hizo un poco de gracia su pregunta.
Kanon:- Claro que no, tranquilo. - Le sonrió y puso sus manos al frente para hacer su invocación. - Otra Dimensión. - Susurró para no ser oída desde el otro lado.
Lo hizo con tal maestría que ni siquiera la sintieron al llegar. Se escondieron entre los árboles de troncos grandes para no ser vistos y esperaron.
Camus:- Aquí estará bien. - Extendió su mano hacia el suelo e hizo un sillón con su hielo. - ¿Y bien? - Se reclinó en éste recargándose en su lado derecho y cruzó sus piernas apoyando sus codos en los brazos del mismo y entrelazando sus dedos. - Te oigo. - Fue todo lo que dijo.
Minos:- Ayyy... - Él no se sentó. - Cuando bajó hacia mis pantalones... - Se señaló con ambos dedos índices. - Él... - Dudó en seguir, se estaba poniendo nervioso.
Géminis menor y Garuda estaban atentos a cada palabra. Pero en ese lugar habían cinco personas...
To be continue...
Y hasta aquí el capítulo de hoy 😄 se puso largo y se viene la cuarta y última parte.
Bueno, gracias por leer, voten, comenten y compartan 😊👍🏻
Pero antes de irme...
¡¡¡PREGUNTAAAAAAAAA!!!
¿Quién creen que es el quinto en ese lugar? ¿Un caballero? ¿Un espectro? ¿Algún Dios? ¿Pandora? ¿Un marina? Sí, hay varias posibilidades 🤔
Nos leemos 😁
Love you! ❤️
Bye! 😘
PD IMPORTANTE: HASTA QUE NO HAYAN AL MENOS DIEZ COMENTARIOS/SUGERENCIAS SOBRE QUIÉN PODRÍA LLEGAR A SER LA QUINTA PRESENCIA, NO SACARÉ LA ÚLTIMA PARTE DE "AT THE NEXT DAY". QUE POR CIERTO Y DICHO SEA DE PASO, YA ESTÁ TERMINADA 🙂
L@s leo 😘
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