Capítulo 4
Narra Richie
Me desperté con unos golpes en la puerta que me taladraban la cabeza. Me senté en la cama sintiendo una fuerte jaqueca; seguramente tomé demasiado anoche. Llevé mi mano a mi cabeza intentando, inútilmente, sofocar el dolor que sentía.
—Richie, cariño, te traje café —era Bev quien se encontraba llamando a la puerta, solté un suspiro pesado mientras me levantaba entre quejidos. Me acerqué a la puerta y la abrí—. ¿Resaca? —simplemente asentí, para luego volver a la cama y desplomarme en esta—Tomaste mucho anoche, Rich.
Dijo sentándose al borde de la cama, solté un sonido que pretendía ser un "lo sé", que no sonaba ni remotamente parecido.
—Te traje algunas aspirinas, tal vez calme el dolor.
Dejó el vaso térmico que tenía en la mano en la mesa de luz junto con un blíster de aspirinas.
—¿Causé problemas? Lo siento.
—Eddie te trajo antes de que lo intentes.
La miré rápidamente aterrado. ¡Mierda! Estaba seguro que me había comportado como un completo idiota. Me forcé a recordar qué había pasado, pero las puntadas de dolor que me atravesaban de sien a sien me lo impedían.
—No pongas esa cara, Eddie no se ha quejado de nada. Me ha dicho que estuvo aquí hasta que te quedaste dormido.
Me quité los lentes y me restregué los ojos, luego tomé el vaso térmico para darle un sorbo al café. Sentí, de repente, la mano de Bev acariciarme el cabello suavemente. Volví a colocarme los anteojos y la miré recibiendo una sonrisa.
—¿Hicieron planes para hoy? —pregunté.
—Iremos a la casa club para recordar viejos tiempos.
—Entonces, recuérdenme cuando era niño, porque hoy estaré muerto.
Soltó una pequeña risa y se levantó.
—Será mejor que me vaya ya, Ben debe estar esperándome,
Me sonrió, besó mi mejilla, se levantó y salió de la habitación apresuradamente cerrando la puerta tras su espalda. Bien, estaba solo de nuevo y, hasta que la resaca pasase, tendré que quedarme aquí. Me terminé el café y dejé el vaso térmico en la mesa de luz. Me quité los anteojos de nuevo y los tiré junto al vaso, me acomodé en la cama cerrando los ojos con la intención de dormir un poco más, pero el sonido de mi celular me lo impidió. Decidí ignorarlo, ya que seguramente era de trabajo y no me apetecía hablar con mi representante. El sonido persistió irritándome. Tomé de mala gana mi celular junto con mis anteojos, los cuales me coloqué, para luego mirar la pantalla del celular, en el cual aparecían varios mensajes del grupo de los perdedores y un par de Eddie, en los que me detuve.
—"¿Cómo te sientes?"
Decía el primero.
—"Si necesitas algo, avísame, me quedaré en el hotel hoy".
Miré unos instantes la pantalla sin saber que contestar. ¿Se quedaba a cuidarme? Negué rápidamente con la cabeza ante aquella idea. Seguramente no tenía ganas de ir con los demás. De repente, escuché unos golpes en la puerta, solté un suspiro pesado. Estaba seguro que era Beverly que venía a insistirme para que fuera con ellos a la casa club. Me levanté, me acerqué a la puerta y la abrí encontrándome con Eddie del otro lado.
—¿Cómo te sientes? —inquirió manteniendo su rostro serio de siempre—. Bev me pidió que viniera a verte, no quiere que te quedes solo.
Estaba seguro que era un plan de Beverly para que tuviéramos la oportunidad de hablar, pero sabía que Eddie no daría brazo a torcer con su decisión. Por muchas tretas que intentásemos, él no caería en ninguna, era evidente que amaba a su esposa, de otra manera, no me hubiera rechazado como lo hizo.
—No tienes por qué ser mi niñera, Eds.
—No me llames "Eds" y creo que sí la necesitas. Sobre todo, después de tener que traerte anoche.
—Está bien, si necesito que seas mi niñera —me aparté un poco de la puerta—. ¿Quieres pasar, niñera?
Entró resoplando. Cerré la puerta siguiéndolo con la mirada, mientras él se acercaba a mi cama.
—Oye, Eddie —me miró cuando se sentó—. ¿Te he causado muchos problemas? Bev me ha dicho que me trajiste anoche.
Me senté a su lado.
—No te preocupes, Richie, sé que eres un idiota, sobre todo cuando bebes —me dedicó una pequeña sonrisa que hizo que yo también sonriese.
—Escucha, Eddie —dije poniéndome serio—, me gustaría que volviéramos a ser los amigos de antes —bajé la mirada a mis manos—. Mira, no cambiarán mis sentimientos hacia ti, pero recuerdo lo bien que nos la pasábamos juntos y no quiero volver a perder nuestra amistad.
—Podemos conservarla aún —me giré para mirarlo—. Te quiero, Richie, después de todo somos amigos.
Me miró dándome una palmada en el hombro. Me limité a sonreír con un claro descontento. No quería que solo fuéramos amigos, pero no tenía más opción. Al menos las cosas no estarían tensas entre nosotros ahora.
***
Miré a Eddie desde el otro lado de la mesa, se encontraba centrado en el menú del restaurante. Habíamos decidido salir a almorzar como en los viejos tiempos. Habíamos decidido venir a una cafetería que frecuentábamos cuando éramos pequeños. Desvié la mirada cuando bajó el menú y jugueteé con mis manos sobre la mesa de manera nerviosa. De repente, el celular de Eddie comenzó a sonar, volví a mirarlo, él sacó el aparato, lo miró y soltó un suspiro.
—Lo siento, Rich, es mi esposa.
Le hice un pequeño ademán con la mano para que contestase. Se levantó y se apresuró a salir del lugar. Me distraje mirando a mi alrededor, recordando cuando era un niño. Recordé cuando, luego que Eddie se marchara, veníamos con los perdedores para que me olvidara de él. Con el tiempo, conocí a más personas terminando por distanciarme de los demás, descubrí quien era y me marché con uno de los chicos que había conocido. Solté un suspiro pesado y desvié la mirada hacia la puerta, podía ver la espalda de Eddie a través de ésta, parecía estar discutiendo con su esposa.
—Esa mujer es afortunada —pensé observándolo como idiota.
De pronto, apartó el celular de su oreja, hizo un gesto de enfado y se giró rápidamente hacia la puerta. Cuando se acercó a mí, noté su ceño fruncido. Se desplomó en la silla soltando un bufido.
—¿Problemas?
—No deja de repetir que aquí puede pasarme algo —pasó su mano por su frente deteniéndola en su sien—. Se parece a mi madre.
—Te has casado con tu madre, Eds.
Solté una pequeña risa cuando vi la expresión de enfado que hizo.
—No me llames "Eds", Richard —volví a reír, para luego quedarme mirándolo—. ¿Qué miras, idiota?
Negué con la cabeza sin borrar mi sonrisa. Ahora no podía hacer más nada que hacerlo enojar y reírme de él como antes. Al menos no había perdido lo único que podía hacerme olvidar lo que había pasado.
Luego de almorzar, comenzamos a caminar, primero nos dirigimos al parque y, después, a los lugares que íbamos de pequeños. Como era de esperarse, la mayoría se encontraban cerrados, abandonados, o había otro local sustituyendo al que había cuando vivíamos aquí. Eddie parecía estar más relajado con la caminata y la conversación que teníamos. Pronto, nos encontramos en el lago donde nos reuníamos durante el verano. Rápidamente reprimí los recuerdos que comenzaban a llenar mi mente. Cuando nos detuvimos en la orilla, saqué un cigarrillo, me lo llevé a la boca y lo encendí, inhalé desviando la mirada hacia Eddie, quien, con una pequeña sonrisa en el rostro, observaba los alrededores, ajeno a todos los recuerdos que inundaban mi mente de nuestro tiempo juntos.
**
Muy buenas~ acá les traigo el nuevo capítulo. Si les está gustando, por favor, voten, comenten y compartan, toda ayuda se les agradece muchísimo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro