4 Al aire libre
Alma comenzó a venir a las reuniones del grupo y en la tercer reunión hizo una propuesta que todos aceptaron con entusiasmo, ya quiero ver lo que nos depara la jornada. El fin de semana nos iremos al parque forestal que está a unas dos horas, ella propuso esto para salir un poco de la lúgubre habitación del centro comunitario que nos prestan, la verdad que en el día es mucho más agradable, porque a la hora que nos reunimos los reflectores hacen lucir todo más deprimente.
—Deja de molestarla —me dice Harold mientras bajamos.
—Perro que ladra no muerde, aparte mírala, su carita adorable me pide atención.
—Cuando el perro te muerda, me reiré bastante.
Llego a su lado y ella blanquea los ojos, alejándose. Todo este tiempo ha sido una guerra entre nosotras, un tira y afloje eterno, pero que puedo decir, me encanta verla enojada, porque ella guarda demasiado la compostura, excepto cuando se enoja y me grita.
Ahora cada uno armo su carpa, ya nos habíamos repartidos los acompañante, los roncadores están algo alejados de los no roncadores, por obvias razones, hubo una mínima posibilidad de que estuviera conmigo y dijo y cito "antes muerta y devorada por un oso, mientras aún tengo vida, que dormir en el mismo lugar contigo, idiota". Así que la "licenciada" duerme en una carpa de dos, sola.
—Por favor acérquense, esteramos dos noches y un día aquí, espero que hayan organizado bien su agenda, les agradezco a casi todos por haber podido venir —me mira y me río—. Nos vamos a dividir en tres grupos para preparar la comida cada día, juntar leña y demás —saca una lista y comienza a nombrar los grupos, claramente que yo no estoy en el mismo grupo con ella—. Realizaremos algunas actividades, que les recuerdo no están obligados a hacer, luego de comer les daré la primer actividad.
Todos se dispersan y sé que esta acampada va a ser muy divertida, aunque también sé que seguramente nos ponga algo sentimentales, ella es buena en lo que hace y he usado algunas o varias herramientas que ha dado varias veces y me han ayudado mucho, claro que ella no lo sabe.
Nos da la primer actividad luego de comer "escríbele una carta a quienes o quién más daño le hiciste y no pudiste disculparte" y vaya que tenía cosas para decir. Tomo mi cuaderno luego de que mi grupo juntara la leña para la fogata de la noche y me alejo un poco caminando por la orilla del lago, me siento entre las raíces de un árbol y comienzo a escribir, al principio me cuesta comenzar a escribir todo lo que llevo adentro, pero luego de un rato las cosas y emociones fluyen, y de una pagina escribo casi tres de ambos lados.
—Te estábamos buscando ¿no escuchaste que te llamábamos? —La miro por encima de mi hombro y ella ve mi carta que guardo— Solo vamos que vamos a merendar —me levanto rápidamente para alcanzarla.
—¿No me das la mano? Es que me da miedo que algo me pase —voltea a verme con el gesto de desagrado que hace siempre y que me causa gracia.
—¿Qué puede pasarte?
—Me puede llevar un ovni, o quizás me coma un oso —me aferro a su brazo fingiendo miedo— ¿hay osos por aquí que quieran comerme?
—Ojalá los hubieran, pero aunque los hubiera, no creo que les guste la comida chatarra —me quita de su brazo.
—¿Y qué me dices de una osita? —le doy una mirada sugerente.
—Claro de esas sí, hay, viene con un escalpelo más una bolsa negra, y una pala ¿de algo debes servir, no? aunque sea como abono.
Comienzo a reírme y ella se aleja de mí. Mi Harley Queen, la voy a volver loquita por mí. Llegamos al campamento y me siento con mi grupo, la miro ir y venir, tomar apuntes y anotar algo en la Tablet que siempre carga.
—Psss —alguien me llama—, psss, Daliah.
—¿Por qué me chistas? No soy un perro.
—¿Te gusta la licenciada?
—Me gusta molestarla —le respondo con una gran sonrisa.
—Entonces con la vía libre para mí, pienso seducirla, seguro cae a mis encantos.
Miro al pobre desgraciado con exceso de confianza, de kilos y calvicie, no levanta ni sospechas, dudo que pueda llamar la atención de Alma, pero va a ser divertido de ver.
—Claro Levi, ve por ella tigre —él se marcha arreglándose los dos pelos de su calvicie.
—No puedes ser tan hija de... —me dice un compañero.
—Sh, mira.
Ambos observamos como se acerca a Alma hasta quedar frente a ella, y comienzan a hablar, él asiente y vuelve a nosotros se encoje de hombros cuando hacemos contacto visual y se sienta acomodándose en su lugar.
—Me dijo que soy muy lindo, pero que no está interesada porque está de vacaciones del amor y relaciones de pareja. Yo creo que soy demasiado para ella —levanto una ceja—, ya saben no me interesan las chicas que tiene que hacer procesos y no olvidan a su ex.
—Escucha, pedazo de mier... —mi compañero me frena y respiro cerrando los ojos—. Ya encontraras a alguien Levi, así te lleve cien años —imbécil.
La noche llega y también la fogata, ella nos da la opción de compartir lo que queramos, o directamente pedirle al fuego que se lleve las culpas de un perdón que no llegará a ningún lado, nos dice que soltemos esa carga que ya no nos perteneces para que así podamos avanzar y me encantaría poder creerle, de verdad quisiera hacerlo, quisiera creerle porque si algo tan simple pudiera liberarme de la culpa y responsabilidad que siento, de que ella no está viva hoy, la tomaría, pero esto no funciona así, al menos no para mí.
—Daliah es tu turno —me dice llegando a mí y colocándose a un costado atrás ¿Quieres decir algo?
—No.
—Cuando estes lista.
—Y si jamás lo estoy —le digo mirando el fuego y solo sintiendo su voz, todos parecen haberse esfumado.
—Lo estarás, pero para estarlo debes dar un primer paso —siento que toma mi hombro derecho—, mientras lo das, te puedo acompañar.
Por primera vez no hago una broma estúpida sobre eso, ambas nos tomamos esto con seriedad. Suspiro mirando las hojas en mi mano y el fuego, trago despacio conteniendo la respiración.
—Perdón Gwen, perdón por no haber podido hacer más, si hubiera podido, si por mí fuera te hubiera salvado. Tú merecías esta segunda oportunidad más que yo —susurro y tiro la carta al fuego.
Veo como el papel y las letras van siendo consumidas por el fuego y extrañamente siento algo de paz, ella no ha sacado su mano de mi hombro, solo lo hace cuando volteo para volver a mi lugar, nos sostenemos la mirada por un momento y suspiro viendo esos hermosos ojos cafés.
—Gracias.
Ella solo asiente y yo vuelvo a mi lugar, para que el resto termine de pasar. Antes de irme a dormir voy al baño, al volver algunos están conversando, ella está apartada hablando con un compañero y luego otro está expectante para hablar con ella, yo también quisiera hacerlo, pero la mayoría no tiene recursos para pagar una terapia y ella es lo más cerca que estarán de hablar con un terapeuta, la miro y decido darle la oportunidad de hablar a alguien más. Ella me mira a lo lejos, la saludo con la mano y me lo corresponde, entonces me meto a mi carpa con Harold que ya está acostado, trato de no hacer ruido para no despertarlo y tomo mi cargador portátil para cargar el teléfono.
Varios se saludan y yo decido dar una vuelta y caminar un poco bajo la luz de la luna, me siento el refugio que me había dado el árbol hace un momento.
—¿No vas a dormir? —su voz me hace girar a verla.
—Tal vez en un rato, de todas maneras, nunca duermo mucho.
—Vi que me miraste hace un momento ¿necesitabas hablar sobre algo?
—No, estoy bien, gracias.
—Eres agradable cuando no te comportas como una imbécil —me río.
—Estoy muy segura que eso no debería decirlo un terapeuta.
—Sí, si fuera tu terapeuta, pero no lo soy, así que —se encoje de hombros— puedo decirlo. Me voy a dormir, descansa.
—¿Es una especie de código gay para pedirme que nos acostemos juntas?
—Y vuelves a ser una imbécil —comienza a alejarse y me saca el dedo medio.
—Ese dedo se usa en el código gay ¿segura que no quieres que compartamos tu carpa?
No me responde y sigue alejándose mientras me da la espalda. Esos pantalones cargo, bien ajustados en el trasero, le quedan muy bien a la licenciada, le marcan bien el trasero, disfruto de la vista hasta que está lo suficientemente lejos. Que linda que está la licenciada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro