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21 Su bendición

Si conocer a Atenea fue atemorizante, conocer a Julia, fue aún peor. Matilde es su versión actualizada y de ojos verdes, ni que la hubiera parido Julia y Atenea, si eso existiera la hija perfecta entre estas dos sería, sin lugar a dudas, Matilde.

—Así que esta es la famosa, Daliah. No que mi sobrina te odiaba —me pregunta ella sentada frente a mi con Atenea a su lado.

—Tía no empieces, que bien recuerdo como la tía Vicky nos contó como soñaba contigo y un risco.

—¿Un risco? —le pregunto a Alma sentada a mi lado.

—Sí, soñaba que Julia caía —dice Victoria llegando al lado de su esposa.

—Soñabas que la empujabas —termina de decir Alma.

—Y ella caía para terminar muert... —termina la frase con una sonrisa.

—¿Qué? —digo yo.

—Que —me responde.

—¿Soñabas que Julia moría?

—Y lo dijiste con una sonrisa, Victoria —le recrimina su esposa.

—Ay amor, ya superamos la etapa del homicidio, no seas tan sensible al respecto. También superamos la etapa del odio y nos quedó el amor —la besa y Julia se deja, que fácil es convencerla.

Sí, esto de ser dominada viene de familia al parecer, y no tiene nada que ver con la sangre, ya que Julia es amiga de Atenea. Alma se acerca a mí entrelazando nuestras manos, y me susurra al oído.

—Me traes un vaso con agua por favor, no quiero dejarte con estas dos juntas, son peligrosas.

Asiento y a punto de levantarme me tira hacia ella para darme un beso, a mitad de camino me doy cuenta de que pertenezco al team dominadas, y al parecer Scarlett y Victoria me entienden porque volteo a ver a Alma y ellas me regalan una sonrisa. Eso me pasa por admirarme de las dominadas.

—Bueno, espero que le des a mi sobrina la vida que merece —me amenaza Julia y habla con Atenea como si yo no estuviera presente— ¿A ti como te cae? Digo luego de que las encontraras bañándose en tu casa, no creo que muy bien que digamos ¿o si? 

—¡Mami y tía! estás dos están intimidando a mi novia —suelta Alma y ambas se levantan y desaparecen—. Dios, se ponen toxicas cuando se juntan, Tricia era su regulador —me río.

—Amor lidie con terroristas, guerras, balas, bombas y te amo, nada va a cambiar eso, ellas no van a espantarme. Por cierto hay algo que no hemos hablado.

—¿Qué? 

—A mí me encanta que digas que soy tu novia, pero soy algo de la vieja escuela y me gustaría formalizarlo —ella se ruboriza— ¿Quieres ser mi novia?

—Sí, y perdón, pero luego de que pasaste el período de prueba para mí era algo claro, supongo que lo debíamos haber hablado —a punto de besarla una mano toca mi frente y la suya para separarnos, es Atenea, también escuchamos un golpe seco y es Scarlett que le dio una nalgada y se la lleva.

—Disculpen en cuestión de soportar, Atenea no está soportando —nos dice y se la lleva.

—Mamá —su madre voltea y ella se acerca a besarme.

—Niñata insolente.

—Ya dejé de ser una niña hacer rato, mamá, y si te sigues poniendo así de tóxica nos vamos.

Atenea se queda callada y voltea el rostro, parece que su madre tiene un berrinche, me causa gracia, pero si me río, ni siquiera haciendo un pacto con Lucifer en persona, le caeré bien. 

Nos sentamos a cenar y por lo menos la comida se lleva mucho más en paz y liviana o eso pareció los primeros 15 segundos antes de meterme bocado porque al segundo 16 entre Julia y Atenea inician un interrogatorio pin pon, que voy respondiendo sin poder meter bocado en mi boca.

—Basta las dos —interviene Alma y ellas paran un momento para luego continuar—. Amor me acompañas un momento —se limpia la boca y me levanto con ella, la sigo al living y veo que toma su bolso y el mío—. Nos vamos.

—Pero, cielo, estamos cenando.

—Estábamos, podemos ir al restaurante que tanto te gusta. Se los dije, sino la cortaban me iría y ni siquiera te han dejado probar bocado.

—Cielo, por favor yo puedo aguantar el interrogatorio, lo hacen porque te aman. Cuando tengamos hijos —ella sonríe ¿quiere hijos conmigo?—, haré lo mismo con quien nos presenten. Por favor.

—¿Todo bien? —escuchamos el voz de Atenea detrás.

—No, todo mal —responde mi novia y cierro lo ojos—. Estaba a punto de tomar a mi novia e irnos, pero ella me acaba de convencer de quedarnos —la veo con una gran sonrisa—. Córtenla tú y la tía Julia, bien sabes lo que soy cuando me enojo, mamá —tira su cartera de mala manera sobre el sofá y me toma la mano—. Un comentario o pregunta más a ella y nos vamos, Dra. Antonopoulos —su madre asiente y nos sentamos de nuevo como si no hubiera pasado nada, veo a mi suegra que le asiente a Julia y al parecer pasé algún tipo de prueba de estas dos.

Dos años más tarde de estoy organizando la pedida de mano de Alma, le pedí ayuda a mi Hope, que se transformo en una amiga aparte de ser mi cuñada, hable con Katerina y ahora con ella un poco más libre de su nuevo negocio de galletas "Triada cookies" con sus mujeres y de perder el bar en un incendio, puedo pensar en pedir la mano de Alma, por eso es que voy ahora de camino a hablar con Atenea y Scarlett a solas. Sé que esto es anticuado y Alma es una mujer adulta, pero yo quiero hacer las cosas bien.

Por cierto era más fácil conseguir la sangre de un millón de vírgenes en luna llena, que ganarme a la diosa griega, aunque finalmente lo logré, con el consejo de Alma y un regalo que le encantó para su cumpleaños y que en realidad conseguí a una ganga, pero a ella le encanto, un jarrón horrible. Alma me dijo "si quieres regalarle algo, encuentra un jarrón que te parezca horrendo y eso va a gustarle" y en efecto le encantó. Menos mal que solo tiene mal gusto en jarrones, aunque Scarlett hizo una cara de esa cosa horrenda voy a tener que ver cada día.

—Hola, Daliah, pasa —me dice mi suegra de ojos azules mientras se saca los guantes de Jardinería— ¿quieres algo de tomar?

—No, no, estoy bien, en realidad venía a hablar con ustedes ¿está Atenea?

—Sí, ya te la llamo.

—Scar es con ambas.

—Bien, ya venimos entonces —luego de un momento aparecen ambas en el comedor y nos dirigimos al living—. Tú dirás.

—Yo vine para hablar con ustedes, porque amo a su hija —trago despacio— y quería pedirles su bendición para que hacerla mi esposa.

—Ah, era eso —dice Atenea—. Mi respuesta es no —se levanta a punto de marcharse y yo me quedo de piedra.

—Cinco segundos, amor —Scarlett comienza a contar y antes del cinco mi suegra está sentada a su lado—. Daliah, nuestra hija a es una mujer adulta, no tienes que pedirnos permiso para hacerla tu esposa y...

—No, no, si tiene, es nuestra hija —Scarlett la mira mal y se rasca una ceja—. Hagamos algo, suponte que te digo que sí, te bendigo y todo eso ¿en cuanto tiempo me darás nietos? —levanto una ceja ¿es todo lo que le importa?— No nos hacemos más jóvenes, y quiero nietos de todos mis hijos, aunque Hope ya me dijo que no tendrá —suspira vencida—, pero tres de cuatro es un buen promedio. A Scarlett le di hijos antes de siquiera casarnos, tú solo me has dado dolores de cabeza y un jarrón hermoso —su esposa se ahoga con el agua—. Un año y quiero nietos.

—Ni loca, quiero disfrutar nuestra vida de casadas. Tres años así podemos viajar por el mundo.

—Chicas, chicas —interviene Scarlett—, lo dejemos a la mitad y todas contentas un año y medio es más que razonable ¿tenemos un trato? —ahora se complotan contra mí?

—Trato.

Una sonrisa triunfal se dibuja en el rostro de Atenea, ha logrado lo que quería. Reconozco que son buenas abuelas y aunque suene cruel, se alegró un poco al saber que no me hablo con mi familia ya que no tendría que compartir a sus nietos con nadie más. Creo que estás dos me emboscaron, no debí haber venido sola.

Ahora lo importante a preparar la propuesta de casamiento.

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