2 Volvió a verme.
—Para ti, cariño, siempre.
Hope volvió y claro que lo haría, esta es mi oportunidad para llevármela a la cama y no la voy a desaprovechar, aunque esta vez hay algo diferente en su mirada, pero la verdad no me interesa, no soy terapeuta y no me importa conocer mucho de la vida de la persona a la cual me voy a cenar, eso evita muchos problemas, aunque claro que recordé quién es ella, la otra trastornada de Matilde, no paraba de hablar con Gwen de ella y ahora entiendo a que se debió el flechazo.
—¿Subimos? —acaricio su brazo.
La beso en las escaleras antes de llegar, la verdad es que estoy algo ansiosa por concretar esto, si lo hago será una carta para jugar a mi favor, ya que seguramente ella querrá repetir y que yo me la haya llevado a la cama pondrá como si fuera posible, aún más loca a Matilde y eso me prende mucho más.
Le dejo clara mis intenciones, no pienso enamorarme de ella, esto va de una guerra silenciosa contra la psicópata a la que tanto le gusta y yo. Llegue a pensar que es hetero, porque ni siquiera ha mirado mis piernas con el corto y sugerente vestido que llevo puesto, pero para mi mala suerte, es algo mucho peor que eso, ella está enamorada a de la otra loca de ojos verdes.
La beso cuando veo sus intenciones de irse y porque claro que vi entrar a la trastornada al bar buscándola, pero ahora creo que ella me está usando a mí, porque que Matilde llegará era al parecer lo que estaba esperando. Se levanta para irse, pero le agarro la mano, le digo algunas verdades y de un tirón la hago aterrizar sobre mis piernas y la beso para darle un adelanto de lo rico que la podemos pasar.
—¿Quieres que te salude desde aquí cuando llegues a su lado como la otra vez?
—No —me responde seca y con algo de pánico. Al parecer la rarita también le da miedo, solo le doy una advertencia.
—Una lastima. Por cierto, Hope, no le creas todo lo que te dice sobre mí, no todo es como ella cree —ella me observa con ganas de querer saber más, pero ya implante la duda, lo que me asegura otra visita, quizás—. Ve, porque no quiero que destroce mi bar... de nuevo.
La veo intentar esquivarla como si la loca fuera a dejar que ella se escapara, la toma de la muñeca y muy disimuladamente sale con ella llevándosela a la rastras, no creo que le haga nada, pero por las dudas las observo a través de las cámaras de seguridad que tengo afuera, pero ella sabe los puntos ciegos, por tal motivo mando a mi chica de seguridad que está de "civil" a asegurarse de que Hope, esté bien, aparte para saber si ella ha hablado, sabe que hay cosas que no puede decir, pero viendo como está tan encima de Hope, la muy idiota tal vez abra la boca.
—Jefa —mi chica se presenta ante mí y subo la vista para verla—, solo discutieron, la castaña se tomó un taxi y se fue, Matilde se fue también furiosa.
—Bien, gracias, puedes seguir con tu deberes —asiente y se retira.
Me tomo mi jugo de manzana, y creo que por hoy es suficiente noche. Bajo y me encuentro con la loca esperándome, pero decido ignorarla "desgastante" es la palabra que se me ocurre cuando la veo, es desgastante.
—No quiero lidiar contigo hoy —le digo e intento irme pero me toma fuerte el brazo—. La poca paciencia que te tengo, pedazo de imbécil, se está encontrando con mis ganas de partirte la cara.
—Hazlo —me desafía— ¿Te piensas que te tengo miedo? me importa un carajo que hayas sido militar, yo se defenderme y sobre todo cuidar lo que es mío.
—Sí, se nota, porque es la segunda vez que termina en el bar buscándome —mi sonrisa altanera la cabrea y veo como sus pupilas se dilatan, sus fosas se expanden, y su respiración se agita un poco, va a atacar e intercepto su golpe—. No te metas conmigo, ya estoy harta de tus escenitas —le suelto la mano—. Me voy, porque te juro que si te pongo la mano encima, saldrás de aquí solo de una manera —me acerco un poco más—, sin pulso.
Le hago seña a mi gente de seguridad que se acerca rápidamente y tentando al diablo la provoco antes de irme, volteo a verla y con una sonrisa socarrona, le largo un comentario que sé que va a afectarle.
—Por cierto la ricura de tu ex besa —me relamo los labios— delicioso —ella se enfurece y mi seguridad la sostiene mientras los amenaza de que va a echarlos—, ya quiero saber a que sabe entre sus pierna, quizás la prueba la próxima vez, porque con el beso que le di ella seguro vuelve por más —camino hacia la puerta y siento sus pasos intentar alcanzarme, cuando llego a mi auto ella quiere ir contra mí, pero no me alcanza, solo me tira un vaso con bebida en la luneta y me río—. Maldita idiota.
Recibo muchos mensajes y llamadas perdidas de Matilde, encontrarme atrapada con ella por el bar, me tiene saturada, ella ha hecho todo mucho más difícil, que Gwen no pensara en salir viva de aquella misión y aún así decidiera ir me desgarra el alma. Ella era el amor de mi vida.
Cierro los ojos mientras siento mi respiración pesada, mi pecho se siente oprimido, mi cabeza parece un panal de abejas y me siento en verdad cansada y exhausta de todo esto, de toda existencia vacía sin ella, de un futuro que planeamos que ahora me encuentro viviendo sola, de una casa que no habito desde que ella no esta, sino que me quedé en este minúsculo departamento para no sentirme tan sola.
—Amor despierta —siento su peso encima y besarme mientras ríe.
—Solo quiero dormir un poquito más.
—Eres una floja cuando estamos juntas —me dice bajando a besos por mi cuello—, ni pareces militar.
—Cuando estoy contigo no tengo que ser militar, solo tengo que amarte y ser yo —volteo y la veo sonreír y brillar, entonces comienzo a llorar—. Te extraño, te extraño tanto.
—Yo también —su sonrisa flaquea—. Amor —me seca las lágrimas—, tengo que irme.
—No —la abrazo fuerte y puedo sentir hasta su perfume, la suavidad de su piel y el calor de su cuerpo—, no quiero que te vayas, te necesito, quiero estar contigo —se acomoda a mi lado y nos besamos, se siente tan real—. Te amo, te sigo amando tanto, tanto.
—Yo también, mi flor de la pradera —me decía así porque decía que su flor salvaje—. Amor, yo no puedo quedarme, pero no te he dejado sola —trago grueso—, te mandaré a alguien —me acaricia mientras me besa.
—No quiero a alguien, no quiero a nadie más —ella sonríe y niega.
—Lo sé, pero tampoco puedes seguir así, mi pequeña flor. Esta persona va a llegar, yo misma te la elegí —sonríe y esta vez nos besamos con pasión y amor, de esos besos delicados que ella solía darme, llenos de amor y ternura, de esos besos que no he permitido que me vuelvan a dar, ni he vuelto a dar—. Te amo, mi flor salvaje, y quiero que seas feliz, muy feliz.
Le acaricio el rostro suave y siento como se desvanece entre mis manos, despierto con llorando, corro por el departamento buscándola, pero ella no está, claro que no está, ella sigue muerta y yo sigo viva sin ella, solo fue un gran y maravilloso sueño. Pero extrañamente me siento reconfortada, como si su presencia aún estuviera aquí abrigándome. Voy a la alacena y al sacar una taza para tomar café, veo una mariposa monarca posada sobre la que era su taza salir volando, eso me saca una sonrisa, definitivamente ella está conmigo, en realidad creo que nunca se fue.
—Te amo aún Gwen y espero que te hayas sentido muy amadas por mí, porque te ame con cada latido de mi corazón —le digo al aire.
Me acerco a abrir una ventana para dejar pasar un poco el aire y al hacerlo me encuentro con un montón de mariposas monarca que salen volando y entre ellas una mariposa de alas azules, me acerco a ella que se posa en el dedo índice de mi mano, la observo y es en verdad hermosa, junto a ella vuelva una mariposa monarca y ambas salen volando. Me pongo a buscar el significado de cada una.
Mariposa monarca: Los purépechas consideraban a la Monarca el alma de los muertos. Cada año, durante los meses de octubre y noviembre, comienza en México el arribo de la mariposa Monarca coincidiendo con la celebración del Día de Muertos.
«Esta definitivamente es Gwen». —sonrío al recordarla y paso a buscar la mariposa azul.
Mariposas azules: significan libertad, felicidad, paz y prosperidad, aunque también se relacionan con la confianza, la fe y la verdad. Sumado a esto, las mariposas azules suelen servir como representación del alma de las personas
Así que es eso. No sé quién me ha mandado Gwen, pero lo que si sé es que aún no estoy lista para alguien más, no cuando siento que le herida de haberla perdido sigue aún demasiado fresca.
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