17 En su vida, yo no quepo.
—Hace casi una semana que no te veo —abro la puerta, tendría que ir al resto bar nuevo en este momento— ¿Podemos hablar? por favor, hablemos —me dice suplicante, odio ser tan putamente débil ante ella y su mirada de bambi recién nacido.
—Pasa.
Me aparto de la puerta, dejo mi chaqueta sobre una de las sillas y me siento frente a ella. Tengo muchas, muchísimas ganas de besarla, de abrazarla fuerte y de hacerle saber toda la falta que me ha hecho en todos estos días, pero no puedo hacer eso, ya de por si, siento que entrego mi corazón en bandeja de plata, necesito blindarme un poco por si viene el golpe.
—¿Me has terminado? —me dice con una mirada compungida.
—¿De qué hablas? no, no hemos terminado —suspira aliviada— ¿Tú quieres que... terminemos?
—No, no, es lo que menos quiero. Te extrañé demasiado toda esta semana —me dice acercando su mando para tomar la mía.
—Yo también —le digo relajando mi postura y permitiendo que me toque.
—Quiero presentarte ante mi hermana, tienes razón, como siempre en realidad —sonríe—. Todo lo que dijiste era cierto, es cierto. No quiero que sientas que te oculto, salgamos a citas a donde quieras, vamos al cine o simplemente al hacer la compra de los vivires. Amor —sonrío cuando me llama así, y muerdo mi labio inferior—, no quiero que sientas que te oculto como si fueras un sucio secreto, porque nada más alejado de eso. Hay otra cosa que dijiste y quiero preguntarte... —sé que es mi enamoramiento, entonces me levanto rápidamente.
—¿Te quedas a cenar? —me levanto dirigiéndome a la cocina, pero ella me toma del brazo y me hace voltear a verla— Es que no creo que seas ciega para no notar que me estoy enamorando de ti —le digo en cuanto la miro—, para que no notes como te veo, como busco la manera y la forma para tenerte cerca, como aún sabiendo algunas cosas preferí callarme para no perderte ¿acaso de verdad no lo has notado? porque yo sé que caí primero y estoy en paz con eso.
—Lo noté, estuve todo este tiempo muy aterrada de lastimarte, no quiero eso, no quiero lastimarte.
—Bien, entonces te quedas a cenar —le digo evitando obviar el tema de que yo le dije que estoy enamorándome de ella, también le puse un apodo meloso antes, y ella apenas va un escalón algo más abajo.
—Amor —vuelve a voltearme para que la vea—, puede que tú te estes enamorando de mí, y sé que si digo esto luego de nuestra primera pelea va a sonar a que lo hago... —suspira—. Dios, soy psicóloga y esta mierda me cuesta, que puta ironía. Lo que intento decir es que llevamos unos meses saliendo, si contamos el periodo a prueba y puede ser que tú hayas caído primero, pero yo definitivamente, caí más fuerte. Lo que intento decir complicándome la existencia, es que te amo —lo suelta rápido y yo me quedo mirándola con los ojos abiertos—. Yo... tú no tienes que.
—Yo también te amo —sonrío suspirando con alivio—. Dios se siente tan bien poder decirlo —se me sube de un salto encima y ataca mi boca, le encanta hacer eso y a mí me encanta que lo haga— ¿sexo de reconciliación? —sonríe y asiente.
Me la llevo a la habitación, mientras se saca su camiseta haciéndola volar entre nuestros besos cargados de posesión y hambre.
Acordamos que este fin de semana coordinara con su hermana para hacer las presentaciones formales, le pedirá ayuda su cuñada y la mejor amiga de Hope, para que la ayude, le di la idea de llevarla al nuevo resto bar y darle un área algo privada por si las cosas no salen como esperamos.
Espero que todo salga bien y sobre todo espero que eventualmente Hope me de la oportunidad de darle mi versión de los hechos y convencer a Matilde de que me compre mi parte así finalmente no tengo nada que ver con ella, ya que la última vez que nos vimos en el estacionamiento de su empresa, ni me quiso vender su parte, ni comprar la mía, rompió el contrato y me escupió en la cara, lo que llevo mi paciencia al límite y casi cometo una locura cuando alguien la aparto de en medio.
—Entonces este fin de semana —le acaricio el brazo y ella sube su rostro a verme.
—Sí ¿estás lista?
—No lo sé, espero que tu hermana no se lo tome a mal ¿Pensaste que hacer si no sale todo como queremos?
—No, y no pensemos en eso, nos enfoquemos en que todo saldrá bien.
Pero las cosas no siempre suceden como las planeamos.
El día en cuestión llega, ellas llegan al restaurante y las veo desde la cocina sin que ellas me vean, bueno sin que Hope me vea, pero algo va mal, Alma me pide verme en el deposito y creo que se arrepintió, la espero y ella llega.
—Lo lamento.
—No lo harás ¿verdad? No le dirás que estamos juntas.
—No hoy, no es el momento, ella no, simplemente no es el momento. Si lo hago es probable que todo salga mal.
—¡¿Cuanto más debo esperar?! ¿una semana más? ¿un mes más? ¿tres meses? ¡¿cuanto?!
—¡No lo pongas así! ¡No es fácil para mí! amo a mi hermana y no quiero perderla, las quiero a ambas en mi vida. No quiero tener que elegir una relación por otra —miro la hora en mi reloj, el reloj que siempre llevo puesto y que siempre me ha traído suerte, pero supongo que hoy no.
Ambas respiramos de manera pesada, doy unos pasos atrás apoyándome en la mercadería, amabas estamos muy agitadas, como si hubiéramos estado corriendo, yo siento mi corazón desbocado y supongo que el de ella está igual. Intento calmarme y respiro, trato de pensar. Ya esperé mucho, supongo que un poco más no hace la diferencia.
—Está bien —le digo algo resignada y la beso—. Puedo esperar un poco más si es lo que necesitas.
—Sí, gracias, y perdón, trataré de que no sea mucho tiempo más.
—Por favor que no se mucho tiempo más —la abrazo y escuchamos un ruido.
Otra vez me escabullo por la puerta lateral como si fuera la amante, ella sale, y veo por las cámaras de mi teléfono que se encuentra con su hermana, ellas parecen discutir, y Alma tenía razón no era un buen momento. Tomo mi auto y me dirijo al bar, es mejor que me aleje y espere que ella me busque. Al llegar al bar subo para ir a la oficina y estar sola, no necesito tentar a la suerte más de lo necesario y la verdad que estoy de bastante mal humor por como han salido las cosas, pensé que finalmente las cosas se alinearían para salir bien, pero no, eso no pasó.
—Jefa —me dicen en cuanto abro la puerta yendo de salida—. Está su chica abajo y está... —traga con dificultad— Matilde.
—Carajo.
Voy bajando las escaleras y me las encuentro discutiendo a todas con Hope que acababa de llegar, no entiendo que pasa y solo me sale decir la mayor idiotez del mundo.
—No destrocen mi bar —Alma y Matilde me miran mal.
Matilde intenta calmar a Hope, no entiendo que pasa, estoy perdida en el contexto de este lesbo drama, lo que sé es que Hope se marcha enojada, la idiota de Matilde intenta ir tras ella pero la agarro.
—No vas a ningún lado.
—Déjala que se vaya con Hope.
—No, hasta que me diga que pasa y por qué...
—Ustedes par de idiotas —dice Matilde con rabia mientras mira nuestros relojes—. Ella cree que yo estoy Alma, no sé que piensa que vio, y ahora tengo que arreglar lo que sea que generaron por su culpa —ella sale furiosa y nos deja a nosotras dos.
—Por qué piensa eso —le pregunto a Alma a mi lado que parece ida.
—No lo sé, escuchaste lo que dijo —dice nerviosa e intento tomarla, pero ella se aleja—. Por mucho que te ame, más amo a mi hermana y no quiero perderla.
—¿Qué quieres decir? si tienes que elegir...
—Hablamos cuando haya podido aclarar este asunto con ella, no antes, solo déjame arreglar esto.
—Alma espera —la sigo afuera y la freno tomándola del brazo, pero se zafa y se aparta, eso me duele— ¿me estás dejando?
—No, solo necesito arreglar las cosas con mi hermana.
—No entiendo por qué es tan importante que...
—No necesito que entiendas porque es importante para mí —me corta en seco—, solo te pido que me des el tiempo de...
—¡Te lo di! —le digo ya exasperada— Te di el tiempo ¡¿cuánto más tengo que esperar?! —pensé que podía aceptarlo, pero al parecer no—He sido paciente —intento calmarme y bajar la voz para no llamar mucho la atención—, Dios hasta conoces a mi mejor amiga y en todo este tiempo, no has sido capaz de abrir la boca y siquiera contarle a alguien de tu circulo de lo nuestro, de mí. Ya me cansé, Alma, me cansé de esto y es porque soy yo, no digas que no —veo en su mirada dolor.
Se aleja unos pasos que parecen kilómetros, a ella le duele, pues a mí también, su hermana es importante, su familia es importante y acaso ¿Yo no lo soy? ¿No soy lo suficientemente importante como para que ella blanquee lo nuestro? «Quizás me enamoré demasiado, quizás no debí». No, aparto ese pensamiento de mi cabeza, no es un error amarla, no es un error haberme enamorado de ella, es maravillosa, pero que tenga que esperar tanto, me hace sentir que no estoy a su altura.
—Ya te dije que no es por eso. Hoy iba a decirle, pero no era el momento, mi hermana no estaba bien y...
—¿Acaso yo lo estoy? ¿cuando piensas en mí? —mi pregunta le duele y agacha la mirada.
—Siempre lo hago, pero creo que no lo hago bien —me dice y veo sus ojos llenarse de lágrimas—, quiero estar contigo y estar en paz con todos, no quiero una guerra, no quiero tener que elegir.
—No siempre puedes tenerlo todo, Alma —suspiro y solo me quedo parada, la distancia entre nosotras parece ser de un muro de ladrillos grueso como de dos metros, aunque quiero avanzar a ella mi propio dolor de sentirme insuficiente me clava en el suelo—. Eres muy buena, Alma —levanta la mirada, dejé hace un momento de usar el apodo tierno para llamarla por su nombre—, a veces creo que demasiado y cosas como estás me hacen sentir que no estoy a tu altura —las lágrimas al fin derraman sus ojos, genial la hice llorar, soy una imbécil.
—¿Es tu manera de decir que esto se acabó?
—No ¡Dios, no es lo que quiero decir! —vuelvo a calmarme e intento acercarme, pero ella retrocede.
—Creo que es mejor que nos tomemos un tiempo —me llevo una mano al rostro y un nudo se forma en mi garganta, el llanto que estaba conteniendo sale y lloro—, hasta que solucionemos esto.
—Luego me vas a dejar.
—Daliah.
—No, yo lo sé, vas a dejarme —me abraza y la recibo—, lo harás.
—No voy a dejarte, no quiero hacerlo, pero no quiero seguir lastimándote, necesito arreglar las cosas en mi vida, necesito arreglar las cosas con mi hermana. Dame unos días.
Me suelta y se va, me quedo helada, sin poder reaccionar, siento un pinchazo en el pecho entro y me siento en el tercer escalón de la escalera, ella va a dejarme, esto era demasiado bueno, ella es demasiado buena, que ilusa de mierda al creer que Dios por una puta vez se apiadaría de mí.
—Jefa, jefa ¿está bien?
—Sí, solo ayúdame a subir a mi oficina.
Entro y cierro con llave, a esto se refería ella con que no quería tener que elegir, su miedo no era perder a su hermana, eso nunca sucedería, porque yo jamás tuve oportunidad, yo salí perdiendo, creo que ella acaba de dejarme.
Toco mi pecho sobándolo y comienzo a llorar, lloro sin consuelo, sabía que iba a dolerme si ella usaba su poder, y no solo duele parece quemarme desde dentro. Había olvidado lo que era amar, pero sobre todo, había olvidado lo que era perder a quién amas. Llamo a la única persona que me puede ayudar en este momento.
—Hola, Harold —le digo con sollozo—, verás tengo un problema, se me está antojando muchísimo la botella de whisky añejo que tengo en mi deposito ahora mismo, quiero tomarme la botella entera.
—Dime donde estás y voy por ti.
—En el bar.
—En 20 llego. Daliah, no tires dos años a la basura, enciérrate con llave en tu oficina, hasta que llegue ¿Está bien?
—Sí —le digo con hilo de voz y le corto.
Me quedo encerrada temblando con la respiración agitada, intentando no sucumbir a la tentación y finalmente el toca la puerta, la abro y en cuanto me ve, me abraza fuerte y lloro sobre su pecho.
—Otra vez me dolió. Otra vez perdí a quién amaba ¿por qué se me niega la posibilidad de ser feliz, por qué?
—Mi niña —suspira y besa mi frente—, vamos a casa ¿tienes tus cosas?
—Sí, las tengo.
—Vamos entonces, Dali.
Me sube a su auto y me lleva a mi departamento, se queda conmigo esta noche, él duerme en el sofá y me gustaría decir que yo duermo en mi cama, pero no siquiera logro pegar un ojo en toda la noche y este ciclo de no dormir se repite por días, en los que no sé nada de Alma, que se transforma en casi una semana.
Ella, se ha ido, otra vez mi corazón termina roto, menos mal que no quería lastimarme, si lo hubiera hecho con intención, me mata.
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