13 Mi mejor amiga
Luego de mi imprudencia para hablar, decidí pensar mucho mejor las cosas antes de abrir la boca. Por otro lado, estamos muy cerca, gracias a Dios, de llegar a finalizar el período de prueba y menos mal que solo dije un mes y no tres, eso es porque lo pensé antes y no fue algo improvisado. Sigo yendo a terapia, ya que pude ver cambios y sé que me hace bien.
—Cielo ¿me dejas levantarme? —en cuento siente que me muevo se aferra a mí para que no me levante.
—No.
—Cielo, me hago pis.
—Meate encima —comienzo a reír, pero paro al sentir que de verdad me haré encima—. Uy es cierto.
—Sí —me suelta y me levanto al baño, vuelvo y me extiende los brazos para que me acueste cerca de ella—. Kate y sus mujeres vendrán en unas horas, tendríamos que levantarnos.
—Al fin voy a conocer a tu mejor amiga, nunca hablamos de cómo se conocieron —la miro y sonrío— ¿te acostaste con ella?
—Ay no que asco —hago una mueca de querer vomitar—, ella es como una hermana para mí. La conocí en la secundaria y era irritante con ella...
—Como con todos —me interrumpe sonrió y sigo.
—Pero eventualmente nos hicimos amigas. Muchos se regalan pulseras o cosas, pero nosotras no —sonrío acordándome del pacto que hicimos en la secundaria, una día que nos dimos cuenta de que solo nos teníamos a nosotras—, acordamos en dejarnos crecer el cabello hasta por debajo de la cintura y mantenerlo, es nuestro símbolo de que la una siempre estará con y para la otra.
—Eso es —me observa a los ojos— hermoso, por eso lo llevas tan largo —asiento con una sonrisa— ¿Cómo se tomo ella lo de irte al ejercito?
—No muy bien. —trago con dificultad al recordar nuestra pelea—. Ella no quería que yo me hiciera militar, era cambiar el control de mis padres por otro, pero aún en eso tendría más libertad y ya no quería sentirme indefensa ante mi padre, quizás algo en mí pensaba que aprendiendo a defenderme y teniendo un arma, no me sentiría tan débil frente a él, luego entendí es un miserable ser humano y un cobarde —aprieto mi mandíbula y ella me acaricia el rostro para que lo relaje.
—Gracias por compartir eso conmigo, ahora sé que el largo de tu cabello tiene un significado especial —toma un mechón y lo acaricia entre sus dedos— Me gusta conocer cosas nuevas de ti.
—Me gusta compartirlas contigo —suspiro—. Estuvimos unos años sin hablarnos con Kate, Gwen logró que nos volviéramos a poner en contacto, ellas se llevaron bien de inmediato y cuando pasó todo, dejo su vida a un lado para ayudarme con la mía. Ella nos había ayudado con el proyecto del bar y ella me ayudo a salir adelante, Kate es como mi hermana y ahora toca que la conozcas, te lleves mejor con ella y entre ambas me hagan la vida imposible —se ríe y se pega más a mí—. Te caerá bien Bailey, hace unas galletas deliciosas y Alexa también es muy agradable.
Nos levantamos para prepararnos para su llegada, estoy demasiado nerviosa, con Katerina no nos vemos seguido, pero cuando nos vemos, parece que el tiempo no ha pasado. Tanto ella como yo en este último tiempo, encontramos a nuestras personas, bueno ella aparte de Bailey, a quien si conozco, ahora conoceré a Alexa.
Es la primera vez que nos vamos a reunir todas juntas y espero que todo salga bien, Katerina puede ser algo seca a veces.
Decidimos juntarnos en lo de Alma, que tiene mucho más espacio que mi minúsculo departamento.
—Hola —abro la puerta y ahí está la rubia de pelo largo de mi mejor amiga— ¿Me vas a saludar?
—Hola —dice seca— ¿Y tu chica?
—¿Y las tuyas?
Bailey le pasa por al lado y me da un gran abrazo como de esos que sabe dar ella, la levanto un poco me suelta, para pasar al lado de mi amiga y tomar la mano de una castaña que viene atrás con el cabello corto tomado en una coleta.
—Dali esta es nuestra otra mujer, Alexa.
—Hola, un gusto —dice estirando su mano y la estrecho.
—Un gusto, Alexa, nunca creí que una persona pudiera soportar el carácter de Katerina, mucho menos dos —sonrío y la rubia me regala una mirada asesina—. Te llevaste el premio mayor, Kovalenko ¿Qué suertuda, no?
—En realidad no nos llevábamos el principio —dice la castaña—. Odiaba a Rapunzel.
—¿Rapunzel? A mí nunca me dejaste decirte así.
—Porque tú eres una idiota y quítate que no vine a verte a ti —me aparta y pasa— ¿Dónde está...? —Alma se acerca tan hermosa como siempre— No me lo creo que lograste que una mujer como ella te soporte —le doy un golpe, ella me empuja y Bailey nos separa, Alexa y Alma se ríen—. Alma es un placer, soy Katerina y ellas son mis parejas, Bailey y Alexa.
—Un gusto, me han hablado muy bien de ustedes —Alma me mira y toma mi mano con una gran sonrisa.
Aunque Kate tenga a dos, no cambio a mi Alma, ni siquiera por un harem entero.
Mientras yo preparo el almuerzo, Katerina casi interroga a Alma y no sé que más le cuenta, pero comienzan a reírse y me miran, frunzo el ceño y trato de concentrarme, hasta que Alma suelta una carcajada y Bailey y Alexa ríen, nadie más que yo hace reír a mi mujer.
—O vamos a comer afuera o pedimos a domicilio.
—¿Qué? ¿Por qué? —me pregunta Alma y Katerina me mira divertida.
—Porque solo ella te hace reír ¿No es así? —ya ni rastros quedan del acento ruso que tenía al inicio cuando la conocí.
—Escucha Barbie —miro a sus mujeres y Alexa clava su mirada en mí, entonces respiro—. De mí no vas a estar hablando mientras yo cocino, o comemos afuera o pedimos a domicilio.
—Bueno ya que insistes en invitarnos —dice con una sonrisa la rubia.
—Yo no dije... —voltea a punto de dejar su bolso—, vamos entonces —sonríe triunfal maldita rubia natural de mierda, la odio, no es cierto, la amo, pero la detesto un poco.
Llegamos a un restaurante y Alma parece muy entretenida con las anécdotas vergonzosas que mi amiga cuenta de mí, pero se olvida que esa adolescencia la vivimos juntas y yo también tengo historias de ella, a lo que Alexa escucha atenta, pregunta, y abre los ojos grandes cuando le cuento algunas cosas que le dan a Kate tan vergüenza que de pone roja y me patea por abajo de la mesa.
A la final sobrevivimos a la reunión y ellas se cayeron muy bien, aunque mi amiga me cae algo peor ahora. Las chicas se van a lo de Alma a bañarse y Alexa quería descansar un poco, ha tenido un día agotador ayer y el viaje le había drenado la energía, pero yo creo que fue una noche agitada de sexo entre las tres, porque las otras dos se notan en las misma condiciones aunque radiantes, como cuándo tienen una buena sesión de orgasmos la noche anterior.
—Me agrada —dice la rubia a mi lado.
—A mí también, Alexa —ella sonríe—, si que se llevaban mal, pero que era más tensión sexual lo que tenían.
—Te mereces ser feliz —toma mi mano—, ambas lo merecemos. Aunque tú seas una idiota irritante —me río, así corta la dulzura.
—Y tú una Rapunzel endemoniada —se ríe soltando mi mano y mira por la ventana, mientras nos dirigimos a que le muestre el nuevo local— ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que fuimos felices?
—¿Honestamente? —voltea a verme—, creo que finalmente es al primera vez que lo somos. Yo no recuerdo haber sido así de feliz antes, para mí es raro ¿Sabes? —se encoje de hombros—, pensé que perdería a Bailey —sus ojos se llenan de lágrimas—, yo me estaba enamorando también de Alexa, había mucha química entre nosotras, aunque lo disfrazáramos de odio —se seca las lágrimas—, pero que Bailey también se abriera a conocerla y la incluyera, que también se enamorara —suspira aliviada—, me llenó de paz, ella es maravillosa.
—Son mujeres maravillosas —la digo.
—También Alma, el día que nos casemos serás nuestra dama de honor principal —la miro negando, ella sabe que lo odio.
—No te atreverías a hacerme algo así.
—Eres mi mejor amiga, imbécil, claro que te haré algo así y claro que serás mi dama de honor y ahora que tienes una Alma, porque era lo que te faltaba al parecer y la conseguiste te manera tangible, hablaré con ella y que te controle.
Y así es su manera de decirme las cosas con amor, pero así es nuestra amistad con Kate desde hace años cuando pactamos tener ambas el cabello largo en un símbolo de que a pesar de todo, de la distancia y tiempo, al mirarnos el cabello, sabemos que nos teníamos la una a la otra, ella ni siquiera se lo cortó cuando estuvimos años sin hablarnos.
Aún recuerdo despertar aquel día en la cama de ese hospital, su cara demacrada mirándome y las lágrimas en sus ojos, su llanto al abrazarme con delicadeza, el llorar junto a ella cuando pregunté por Gwen sabiendo que estaba muerta, el querer morir ahí mismo, y el que nunca me soltara, inclusive dejó su propio negocio a cargo de su hermano para ayudarme con el mío y a salir adelante. Ella se convirtió en mi hermana, cuando mi propia familia me dio la espalda y ni siquiera vinieron a verme cuando estuve moribunda, también recuerdo su llamada en madrugada angustiada llorando, porque amaba a Alexa y a Bailey, pero tal vez elegir a una, era perder a otra y eso la destrozaba.
Han sido pocos los momentos en el que Katerina Kovalenko ha llorado y espero que la próxima vez que lo haga sea de felicidad por llevar al altar a sus dos mujeres.
La historia de Katerina y sus mujeres la encuentran en mi otro perfil AngelNegro2307 se llama "Karma"
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