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10 Acampada

Si ella quiere acampar aquí o en la luna, yo le armo la acampada dónde ella quiera. Preparé todo para el fin de semana, que son los únicos días que ella tiene más libre, saqué mi vieja tienda de campaña, la arme y desarme en mi comedor minúsculo para limpiarla y para no quedar como una idiota dándole letra a que se burle de mí.

Hoy es mi oportunidad dorada para cambiar el último recuerdo que tenemos ambas de este lugar.

Alquilé un Jeep para poder enfrentar el camino que teníamos por delante como la vez pasada y la paso a buscar, con una enorme sonrisa me espera sentada en el porche de su casa. Es tan hermosa cuando sonríe y tan sexy. Le dije que armara su mochila para dos días y yo me encargue de todo lo demás.

—Hola, buenos días —le digo acercándome a besarla—, estás hermosa ¿emocionada?

—Muy, no hacía esto desde que me tome el año sabático, antes de graduarme de la universidad. Bueno técnicamente acampamos hace poco, pero tú entiendes.

—En una escala del uno al diez ¿cuanto se enojaron tus mamás?

—Bueno a mi mamá le dio un micro infarto, me sentí tan culpable.

—Pero te fuiste de viaje igual.

—Sí, obvio —Comienzo a reír—. Me gusta verte reír —me besa en la mejilla, volteo un milisegundo y la beso—. Los ojos en el camino.

Llegamos al bendito lugar, bajamos las cosas y me pongo a armar la tienda de campaña. Luego de rabear de igual modo y negarme a que me ayudara, logro armar la maldita tienda del demonio.

—Menos mal que eres una experta sino, nos hubiera tomado días armarla —comienza a reír y la persigo hasta alcanzarla y levantarla en el aire—. Ni pareció que te costara tanto la última vez.

—Muy graciosa y la última vez no la armé yo —La hago girar y luego la bajo, para besarla sin dejar de reírnos.

—Si haces una fogata crees que te llevará día o día y medio encenderla —levanto una ceja y ella se ríe.

—Me estás provocando —me acerco a ella a milímetros de su boca y en el ultimo segundo la subo sobre mi hombro y la llevo al lago detrás mientras patalea y se mueve— ¿Vas a seguir provocándome?

—No, ya no lo haré.

—Muy bien —la bajo y le doy una nalgada que ella me devuelve y se monta en mi espalda— ¿ahora soy tu caballito?

—Más bien diría una cebra, estás bien rayada.

Me encanta esa faceta suya más relajada y graciosa. Nos sentamos frente a la fogata y adoro verla, suspiro obligándome a apartar la mirada un momento, Alma parece consumirme con su presencia, la miro y todo lo demás desaparece. Terminamos de almorzar y le pido un momento para salir a caminar, necesito quizás un instante a solas, llego a un claro desde el que puedo ver nuestro campamento sin nadie al rededor y me siento en un tronco cerca de la orilla a hablar conmigo misma o quizás no, ya que veo una mariposa monarca posarse en mi hombro.

—Gracias, mi amor —una brisa corre a mi lado e inclino mi cabeza hacía el costado como si tuviera a alguien más sentado junto a mí—. Alma es —sonrío al verla desde dónde estoy— inexplicable, siento que me hace feliz —otra mariposa se posa en mi mano—. Siempre has sabido que es lo mejor para mí ¿verdad? —me seco las lágrimas y suelto una sonrisa ahogada— Gracias, gracias por no rendirte conmigo nunca, ni cuando estabas viva ni ahora. Te sigo extrañando y puedes irte en paz, amor, te prometo que voy a hacer todo lo posible para ser feliz y estar con Alma, ve en paz, tú también necesitas descansar.

Como algo salido de una película un remolino de viento y hojas se forma frente a mí, parece elevarse y desaparece. Las mariposas que se habían posado cerca se retiran volando y yo vuelvo al lado de Alma. La veo venir a mí con una gran sonrisa.

—Nos han invitado a una cabalgata mañana a una cueva que tiene un lago en su interior, y a una fogata en la noche ¿Quieres ir? —la verdad es que yo quería pasar estos días solo con ella, pero al verla tan emocionada, no puedo negarme.

—Claro, vamos.

Recorremos de la mano el lugar, ella se aferra a mí mientras conversamos y me sonríe. Definitivamente amo esta faceta de ella. Me cuenta como su mamá las traía de vacaciones impulsivas, dejaban todo y se los llevaba a acampar o como su mami, armaba una gran tienda de campaña en el living, dónde comían, jugaban, tenían función de títeres, veían películas y amanecían con la cara pintada, su mamá casi siempre ganaba. 

Ella ha tenido una infancia impresionantemente enriquecedora, espero merecerme el puesto y poder llegar a llamar suegras a sus madres algún día. Alma es el tipo de mujer con el que cualquiera quisiera formar una familia. No pensé que todo el bien que le desee un día, de que encontrara a una persona que le hiciera bien, sería yo quién estuviera en ese puesto y tomaría esta responsabilidad.

—¿En qué piensas? —me pregunta mientras estamos acostadas frente a frente.

—En que eres el tipo de persona con material para casarse —sonríe ampliamente— y sin presiones, pero espero durar más de un mes para conocer formalmente a tus madres.

—Sin presiones y ya quieres casarte —me río— ¿Eres siempre así de honesta? —me pregunta ruborizada— Si es que pasas el mes, mi mamá será la más complicada es demasiado protectora con nosotros y más después de lo que pasó conmigo.

—¿Qué pasó contigo?

—Mi madre biológica apareció un día con mis abuelos y me quisieron apartar de ellas —la observo sorprendida—. Sí, soy adoptada, pero en lo que a mí concierne ellas y solo ellas son mis madres —suspira y mira hacía abajo—. La versión corta, es que luego de mucho tira y afloje ganaron mi custodia, Emma retiró la demanda y llegaron a un acuerdo con mis abuelos. A Emma la veía poco y nada, mis abuelos siempre quisieron acercarnos, pero nunca tuvimos esa conexión ¿sabes? creo que lo mejor que hizo en su momento fue darme a mis mamás, desaparecer y dejarme ser feliz con personas que si me aman y me han dado una familia.

—Eres asombrosa Alma —me acerco a ella y la abrazo dejando su cabeza bajo mi mentón y beso su frente en acto íntimo de protección— ¿Y te sorprende que te haya dicho que eres material para casarte? —se ríe y se separa de mí, secando sus lágrimas.

—¿Acaso la mujeriega serial piensa sentar cabeza?

—Quizás, pero tendrás que convencerme de eso —ella se ríe.

—Tú estás a prueba y acabas de decir que soy material para casarme.

—Bueno está bien, si tanto insistes en ser mi esposa, quizás algún día te lo pida formalmente —se ríe y me golpea en el brazo.

—Eres una tramposa.

—Tal vez, pero ya has demostrado que te quieres casar conmigo —se muerde el labio inferior blanqueando los ojos y niega con la cabeza, mientras ríe—. Sabes que llevamos una semana de este periodo a prueba ¿Lo estoy haciendo bien? —asiente sin dejar de ver mis labios— ¿Tienes alguna sugerencia? 

—Que me beses y te calles de una vez.

Le hago caso y me acerco a ella para besarla, que difícil es besarla, que los besos se hagan necesitados y controlar mis impulsos para no tocarla de más o meter la mano entre su ropa, ni bajar a besos por su cuello queriendo deshacerme de la ropa que lleva puesta. 

Nos separamos ambas un poco agitadas, veo sus pupilas dilatadas, su respiración algo errática y sé que ambas estamos iguales, aún sigo un poco encima de ella.

—Necesito... —dice con la voz rasposa—, necesito ir al baño y vuelvo.

—Sí, claro —me quito de encima de ella y sale de la tienda.

Me quedo boca arriba intentando bajar mis latidos y calmar mi respiración, mi entrenamiento militar me es de mucha ayuda en un momento como este, y lo logro antes de que ella vuelva.

—¿Nos acostamos a dormir? —mañana nos esperan temprano.

—Claro —le sonrío y ella se acuesta a mi lado— ¿Te molesta si te abrazo mientras duermes?

—Puedes hacerlo.

Me acerco a ella por la espalda para pegarme a su cuerpo leyendo su lenguaje corporal que no se tensa y con movimientos lentos sigo, toma mi mano que cruza su vientre y entrelaza nuestros dedos, sonrío a su espalda.

—Buenas noches.

—Buenas noches —susurra y voltea apenas para darme un beso. Ahora sí son buenas.

No recordaba que tanto me podría doler el cuerpo al dormir tan mal sobre un suelo duro, pero despertar y verla dormir frente a mí, vale la pena del dolor corporal con el que voy a cargar luego. Ella respira relajada ¿cómo es posible que se pueda ver hermosa incluso durmiendo? Tomo su mano y la beso. Definitivamente, yo caí primero.

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