~2~ ¿Otro Tú?
...
El pozo, cómo siempre lo hacía, la regresó a su época moderna. En el Sengoku la primavera recién comenzaba mientras que en su Japón moderno el otoño comenzaba.
Salió de la taquilla en donde se encontraba el pozo y se dirigió a su casa. Tuvo que pasar por el árbol de los deseos de su casa, recordando los tantos momento que ella había pasado con Sesshomaru con el gemelo de ese árbol en la época antigua.Otra vez se arrodilló al piso y lloró.Su corazón cada vez se encogía más, cada vez más le dolía la perdida de su amor.Su único amor correspondido y verdadero.
La luz del sol que la bañaba fue tapada por una sombra.Una sombra grande y ancha, parecía la sombra de un hombre de veintitantos años de edad.Alzó la cabeza y se confundió al pensar que sería el demonio que le había robado el corazón. Era su madre, la cual cargaba unas bolsas grandes en ambos hombros. La madre se arrodilló frente a su hija y dejó las bolsas deslizarse por sus brazos hasta tocar el suelo y abrazó a su hija. La azabache volvió a llorar, su madre no tenía ni la menor idea de lo que le pasaba pero aún así trataba de parar su llanto. Tocaba su espalda con delicadeza con una mano y con la otra tocaba su cabellera azabache. La joven secó sus lágrimas y se levantó, ayudando a su madre con las bolsas que antes traía.
—. ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?. — preguntaba la madre, incrédula.
—. Ha muerto. Él único hombre al que tanto amaba murió y yo no pude hacer nada.
—. ¿Inuyasha?.
—. Su hermano. ¿Recuerdas que te dije que ya Inuyasha no me gustaba y que tenía los ojos puestos en su hermano? Pues, pasó. Nos enamoramos y fuimos pareja hasta hoy que... Lo encontré casi muerto.
—. Lo lamento mucho, Kagome. Se lo que se siente que la persona que tanto amas muera. Me pasó con tu padre. Después de que Sota tuviera un año de edad enfermó y murió meses después. Sota no lo recuerda porque era un niño, pero tu sufristes mucho con su muerte.
—. Sí. Vuelvo a sentir ese mismo dolor ahora. Mejor cambiemos de tema, ¿que tal todo por aquí?.
—. Las perlas de Shikon de tu abuelo se han vendido con regularidad. Muchas personas han queriod comprar una perla para la buena suerte.
—. Eso me alegra. Mañana si quieres puedes salir con Sota al parque de diversiones y yo me quedaré ayudando al abuelo.
—. ¿Estás segura? ¿No irás a la escuela mañana?.
—. No, iré la semana que viene a presentar mis exámenes y entrar lo más pronto posible a la preparartoria. — sonríe.
—. Me parece bien. ¿Que te parece si hoy cenamos carne con arroz y un poco de ensalada?. No me llevará mucho tiempo.
—. ¡Grandioso! Te ayudaré con todo.
—. Bien.
...
-día siguiente-
...
El sonido de su reloj de mesa retumbó en sus oídos, haciéndola voltear, aún acostada en la cama, y de un fuerte golpe apagar la alarma de las 8:30 AM. Tapó su cara, los rayos del sol la molestaban aún más. Definitivamente esa mañana quería que se levantara colérica, pero no sería así. Se sentó en la cama y estiró los brazos hacía arriba; ebosando, mientras, una hermosa sonrisa.
Bajó los pies al suelo y se colocó las pantuflas del pokemon Evee que tenía, un viejo regalo de su vecina amiga, y se adentró al cuarto de baño. Abriendo la regadera y dejando correr el agua caliente de esta y metiéndose bajo los finos chorros de agua caliente que esta hacía caer.
Salió de su tibio baño y se secó, después prosiguió a lavarse los dientes y secar y peinar su cabello azabache. Después de un rato, ya que no decidía que ropa usar, optó por un vestido que llegaba casi a sus tobillos de color vino oscuro y unas sandalias negras. Recogió su cabello en una coleta larga y abandonó la privacidad de su habitación. Encontrándose a su madre terminando el desayuno y a su abuelo y hermano menor sentados en la mesa, listos para comer.
Se sentó junto con sus familiares y comenzó a comer cada uno de los diferentes platillos preparados por su madre. Su día definitivamente no iba a empeorar ni más ni menos.
...
—. Kagome si necesitas algo llámame. — dice su madre. Llevando del brazo a su hermano menor y al lado de este estaba su abuelo. Listos para pasar el día en el parque de diversiones.
—. No te preocupes mamá, lo haré si lo necesito. — dice y con una sonrisa se despide de los tres. Cerrando la puerta después de que ya no los tuviera en su vista. — ¡Ach! Voy a limpiar el templo. — dijo y salió una vez más de su casa, dirigiéndose al templo detrás de su casa.
Pasaron unas horas desde que la chica limpiaba cada rincón, cada alfombra y cada objeto de dicho lugar sagrado. Con su antebrazo secó las pequeñas gotas de sudor en su frente y sonrió satisfecha. Tomó la escoba y se dispuso a abrir la puerta cuando, del otro lado, también se abría y entraba otra persona.
Ambos cuerpos chocaron pero el de la azabache al ser más liviano se hechó para atrás, casi al punto de chocar con una estatua con una lanza. La otra persona tomo uno de sus brazos extendidos y la jaló hacía adelante, volviéndola a poner en equilibrio. La chica suspiró mirando el piso con los ojos cerrados. Alzó la cabeza, dispuesta a dar un "gracias" pero un nudo en su garganta se formó al ver de quién se trataba.
—. “que me parta un rayo ”. — pensó. —. “es imposible. Te vi morir ayer. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo volvistes? ¿Me recuerdas? ¡Soy yo! ¡Tú Miko!”. — continuó reprendiéndose con sus preguntas internas. Aquel. Aquel peliplata demonio que vio morir, que era su amor y su único dolor estaba parado frente a ella.
—. Hola. Perdona por empujarte, fue intencional. Me llamo Sesshomaru Taisho y vine a comprar una perla.
—. ¿Otro tú?. — dijo la azabache tocando delicadamente la mejilla contraria.
—. ¿Perdona?. — respondió el otro. confundido.
~continuará~
By: Mary__🌸
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