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XVI

Las voces de los jugadores del Manchester United podrían estarse escuchando fácilmente en todo el estadio. Saltaban, gritaban, aplaudían, vitoreaban. Se turnaban las duchas y las celebraciones mientras Alexia Putellas atendía a los medios.

—¡Chavales! Que estamos en la semifinal!! —exclamó Harry ganándose el jolgorio de todos los presentes.

—Y tú tío —Josh Jackson señaló al canterano—. Eres un putísimo crack.

Los jugadores seguían abrazándose, dedicándole alguna que otra colleja cariñosa al debutante. Owen Spencer estaba realmente viviendo un sueño. No podía parar de sonreír.

—Todavía no me lo puedo creer... —dijo con sinceridad.

—No, si yo tampoco me lo pude creer cuando la entrenadora te sacó al campo —Se rio Frank Richard, el portero titular del equipo. Todos sus compañeros acompañaron la carcajada— Pero mira, parece que tiene buen ojo.

—¡Joder si lo tiene! —exclamó León Harper, extremo derecho— A ti te cayó un balón regalado de la nada porque estabas en el sitio perfecto.

Arthur se rio con ganas, poniéndose la nueva camiseta todavía.

—Y que lo digas. ¿Cuánto llevaba sin marcar un gol? ¿Tres temporadas?

—No es para tanto, ¿vale? —Alzó la voz Mason desde una de las esquinas de la sala—. Los Wolves son un equipo de mierda.

—Uyyyy... Alguien está enfadado por comer banquillo.

—Cállate, Josh —escupió. Él se limitó a reírse—. Yo hubiera marcado los mismos goles o más si hubiera estado en el campo.

—Bro, fue la mejor jugadora del mundo —Rodó los ojos, sin dejar de burlarse del delantero. Había aguantado callado mientras los demás la criticaban en los entrenamientos previos al partido, pero después del día de hoy, Josh no veía la necesidad de callarse más—. Igual podría enseñarte un par de cosas.

Alexia, por su lado, no tenía nada más que hacer allí, no había nada más que decir a los jugadores. Caminó con seguridad en dirección a la parte trasera, donde Malcolm la estaría esperando para llevarla de nuevo a su apartamento. Le saludó con educación y se sentó en la parte de atrás. Su móvil comenzó a sonar.

—¿Irene?

¡Alexia! Muchísimas felicidades. Acabo de enterarme —La voz de Irene Lozano celebró desde el otro lado de la línea—. No me cabía duda de que eras la indicada para el puesto. Ha sido una táctica increíble, diste la vuelta al partido.

—Gracias, Irene. Significa mucho para mí que confiárais en mí para esta oportunidad —respondió Alexia con sinceridad mientras se acomodaba en el asiento del coche—. Fue... emocionante. Hacía tiempo que no me sentía así.

Alexia, eres una líder natural. Estoy segura de que esto sólo es el principio—agregó Irene—. Sé que callarás muchas bocas desde ese banquillo.

Alexia sonrió, agradecida por las palabras de Irene. A pesar de todo lo que había pasado, esta oportunidad en el Manchester United era un nuevo comienzo para ella, y estaba decidida a aprovecharla al máximo.

—Pienso callar a todo el mundo.

Sé que lo harás. Además, quiero decirte que estamos avanzando en algunas investigaciones sobre la federación. Hay personas que están dispuestas a hablar y colaborar con nosotros para exponer algunas prácticas poco éticas que han estado sucediendo en la organización.

Las palabras de Irene despertaron la curiosidad de Alexia. Sabía que las cosas en la federación no eran del todo limpias, pero no imaginó que hubiera avances en una investigación.

—¿En serio?

—Sí. Papeles, testigos, de todo. Esa federación es un auténtico cajón de mierda —Alexia resopló al oír las palabras. Era un alivio que estuvieran encontrando tantas pruebas de lo que estaba aconteciendo en el interior de la federación, pero si todo era tan fácil, la magnitud de lo que realmente se escondía ahí debería ser bestial—. Tenía que avisarte también de que habrá una reunión para ponernos todos al día y planificar los siguientes pasos. En Madrid, dentro de unas semanas. Se te hará llegar toda la información. No debería cuadrar con nada en tu agenda.

—Está bien.

—Y Alexia, sigue así.

La exfutbolista agradeció, motivada. Terminaron la conversación con palabras de aliento y motivación, y Alexia colgó el teléfono lista para enfrentarse al siguiente reto. La sensación de volver a estar arriba le estaba despertando emociones que hacía años que no tenía, un vértigo agradable se había instaurado en el centro de su estómago de forma permanente.

Mientras el coche se desplazaba por las calles, Alexia se perdió en sus pensamientos. La conversación con Irene le dio una perspectiva diferente de su futuro y de lo que podría lograr con la organización. La posibilidad de exponer las prácticas poco éticas de la federación era una oportunidad única para hacer una diferencia en el mundo del fútbol. Se sintió agradecida por estar rodeada de personas que compartían su pasión y que estaban dispuestas a luchar por lo que era correcto.

Al llegar a su apartamento, Alexia agradeció a Malcolm por el trayecto y se adentró en su hogar. Estaba cansada, pero también nerviosa. La reunión en Madrid sería una ocasión crucial para conocer más sobre el equipo e implicarse definitivamente. Quería estar dentro, quería ser realmente parte de todo aquello.

Después de dejar algunas cosas tiradas en el pasillo que después recogería, Alexia se desplomó sobre el sofá. No puedo evitar pensar en Elena. Había conseguido eliminarla por completo de su cabeza en los últimos días, pero ahora que por fin podía descansar de tanto estrés, su enfermiza e incansable mente, necesitaba preocupaciones de nuevo.

¿Tendría que verla de nuevo? Se estremeció ante la idea de haberla visto hacía apenas tres días, de haber vuelto a tocarla. Se sintió un poco invadida al recordarla allí, teniendo tan fácil acceso a ella. Eso la inquietaba. Todavía no sabía cómo sentirse a su alrededor, cómo conseguir que el miedo, el odio y el cariño, que muy a su pesar todavía sentía por alguien que había sido tan importante en su vida cuadraran en un mismo espacio, hacia una misma persona. Era simplemente abrumador, perdía el control por completo de lo que era, de lo que pensaba y de lo que hacía. Sus emociones eran indescifrables y volátiles.

Afortunadamente, mientras su mente se perdía en aquella interminable vorágine de pensamientos que no hacían otra cosa que volver a hacerla sentir asustada de su propia cabeza, el timbre de su apartamento terminó de asustarla completo, pero por otro motivo mucho más apropiado.

Se frotó los ojos mientras se sentaba en el sofá. ¿Quién coño vendría hasta su casa? Apenas hacía tres días que vivía allí. Las maletas todavía no estaban completamente deshechas.

Con pereza y casi convencida de que tratarían de venderle algo o de captarla para alguna secta, Alexia se levantó finalmente y caminó los apenas tres pasos que la separaban de la puerta principal. Maldijo al darse cuenta de que el contestador no tenía cámara. Rodó los ojos y abrió sin más. No tenía intención de pelearse por entender el inglés de Manchester a través de un interfono cutre.

Se quedó allí, esperando, escuchando los ruidos ensordecedores de a quien quiera que le hubiera abierto la puerta. Poco después, el alboroto cesó, dejando paso a dos risillas y tres golpes en la puerta. Alexia frunció mucho el ceño y abrió la puerta al instante, con una ligera corazonada de lo que había tras ella.


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Holi, hay capítulo extra hoy porque tocan unos capítulos previos a la chicha, en los que realmente no pasa nada y tengo ganas de llegar allí cuanto antes!!! Nos vemos el lunes para ver quién está tras la puerta.

Por cierto, me hace un montón de gracia haberme hecho hasta un dibujo de la plantilla del Manchester cuando va a durar 2 telediarios jajajaja, pero ya que está os la dejó para que os situéis, que si no son muchos nombres y es imposible

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