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Mientras tanto en el auto que manejaba Vladimir que, a pesar de su traje conservador de color negro y gafas, su belleza varonil llamó por breves instantes el interés de la joven. Ella cambió la mirada, desviándola por quinta vez hacia el cristal de la ventana a su lado.

Le parecía inusual que estuviera en uno de esos autos que poco veía transitar con normalidad por la avenidas que ella transitaba de la ciudad.

Se trataba de alguien muy importante, estaba segura de ello. Entrometerse en los asuntos que no le correspondían no fue nunca lo suyo. Sin embargo la curiosidad era tanta que no pudo evitar preguntar consciente de que tal vez no obtendría respuesta.

—¿Es vuestro jefe el que viene justo atrás?—su voz segura rompió el silenció dentro del auto.

»¿O debería preocuparme de que nos persiguen?—hizo el intento de escucharse desinteresada en el tema. Sus cejas se arquearon cuando notó que Vladimir le dedicaba una rápida mirada a través del espejo retrovisor.

—¿Es quien me ha chocado, cierto?—se atrevió a preguntar al ver que la atención del chófer era suya. Ninguno de los tres varones que la acompañaba mencionó palabra alguna.

Con un poco de indignación se dignó a contestar la llamada que le hacía su mejor amiga que la esperaba desde que culminó el horario de almuerzo y aún no la veía llegar.

—Me han atropellado en la avenida,—hizo el intento de disimular sus palabras frente a los tres escoltas del señor Ruslan. Presentía que estarían pendientes de su conversación telefónica—estoy bien, no te preocupes. Pero dicho seño le ha dicho a sus escoltas—acentuó demasiado la última palabra—que me lleven hasta el hospital y se encarguen de que estoy bien.

—Cuando regrese me encargo de platicar con ella—continuó después de un lapso de tiempo—por ahora no hay nada que pueda hacer. Sabes que no resuelvo mucho platicando con ella por el móvil. Céntrate en la sesión y no te abrumes. Te llamaré después—la chica colgó la llamada. Evitó prestar atención a la mirada curiosa de Joel, el escolta que ocupaba el asiento del copiloto. El más joven de los tres.

Una vez detenidos los dos autos frente a la zona de atención médica de urgencias, la chica no demoró en salir del auto. Tras ella, Vladimir hizo lo mismo. Joel salió por el lado contrario al de ellos. Pero no entraría al hospital sino que se adentraría en el auto de Ruslan que aguardaba detrás.

Antes de entrar al edificio, la inglesa de cabello castaño y ojos azules vaciló el auto de Ruslan, el de atrás. Soltó un corto suspiro de indignación. No hizo más que aceptar cuando Vladimir abrió la puerta para ella.

—Es modelo, la chica. Cuando ocurrió el accidente iba a una sesión de fotos en el edificio frente a la avenida—confesó Joel a Ruslan en su idioma. De los tres escoltas, era Joel el que mejor entendía el inglés.

Ruslan agradeció con una mirada la información. Se quedó sumergido en sus pensamientos a la espera de los resultados del exámen médico que le harían a la chica. Después de un tiempo tuvo la idea de encargarle a Joel que comprase dos cafés iguales a los que llevaba la chica. Era lo mínimo que podía hacer por el imprevisto que le había causado. Aunque ella no esperaba más que una disculpa, al menos, que nunca llegaría por parte del ruso.

El mediodía quedó atrás. Ya no era la una sino las dos de la tarde. El café con el pasar de los minutos estaba más cerca de enfriarse. Aún, Vladimir no salía con la chica del hospital. Ruslan se tenía que la situación fuese grave, aún así, no se impacientó ni salió del auto en los minutos restantes que duró la espera.

—La chica ha tenido una lesión cerebral traumática leve—dijo de pronto, Vladimir, a través del intercomunicador.

»Ya vamos saliendo.

La puerta de emergencias se abrió hacia afuera. El cuerpo delgado de la chica que en ese entonces sufría de un traumatismo cerebral, se hizo visible. Joel captó la señal de Vladimir y salió del auto de Ruslan, dejándolo solo. Ruslan detallaba las manos ocupadas de la chica con unos papeles que deberían ser las indicaciones médicas.

No sabía, él, que se miraría en el espejo para arreglar su atuendo. Se colocó una mascarilla sanitaria

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