Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5: Descubiertos

No hay secreto mejor guardado que aquel que todos conocen.

–George Bernard Shaw

El baile lento terminó con una reverencia mutua seguido de aplausos tanto de los danzantes como de los espectadores, la pareja se retiraba pasando frente a la dueña de la posada que le guiñó el ojo al joven quien le sonrió con complicidad. Ambos subieron a su habitación y la chica se lanzó divertida a la cama.

–Gracias. –mencionó mirándolo sentarse en el sillón e inclinando la cabeza levemente como respuesta para ella.

–Descansa, mañana nos iremos.

–¿Por qué no duermes conmigo? Hay suficiente espacio para los dos.

–Estoy bien, sin mencionar que no sería correcto de mi parte dormir junto a mi dueña. –ese comentario borró la sonrisa de la joven.

–Ya no soy una princesa y mucho menos tu dueña, jamás lo he sido.

–Para mí, usted lo sigue siendo, y no me quejo. Ahora duerma.

Ella asintió y se recostó de lado dando la espalda al joven mientras que su mirada era dirigida al cielo, su mente prefirió divagar en sus recuerdos, de aquellos en los que pasó su niñez y parte de su adolescencia dentro de una vida reconfortante, segura y ciega del mundo en que habitaba.

×~×~×~×~×

Un campamento a unos cuantos kilómetros se hallaba establecido y listo para partir al amanecer, sólo esperaban a que dos de los suyos volviesen. En una tienda grande, un hombre maduro con barba se encontraba sentado frente a una mesa escribiendo en un pergamino, letras finas con la tinta y pluma siendo iluminado por la luz de sus veladoras, una a cada lado. Vestimenta marrón que se alumbraba por la luz que le tocaba y un conjunto de armadura aguardaba a un lado.

–Capitán. –un hombre bajo su mando se presentaba con apresuro. –Tenemos noticias de nuestros hombres.

–¿Han vuelto ya? Creí que volverían por la mañana.

–Sólo uno ha regresado. Dijo que vino con noticias importantes.

–Que pase. –ordenó levantándose y dar la vuelta, su subordinado se retiró y otro entró con una reverencia. –Josh, ¿qué noticias carcomientes traes para haber vuelto antes de tiempo y sin Delp?

–Sólo una, y tan impactante que me atrevo a indicarle que tome asiento si no quiere caerse de la sorpresa. –sonrió con el imaginar de lo que pasmara en su superior. –Hemos localizado a la princesa Elidí.

×~×~×~×~×

La mañana llegó y la chica despertaba por la luz que anunciaba el día, se reincorporó con la sábana a caer sin recordar en que momento se las había colocado. Su mirar subió para encontrar a Leo acomodando las cosas y tenerlas listas para salir, él indicó que comerían algo antes de irse, así que bajaron a la taberna. Ya que se irían pronto acordaron que no sería necesario que ella se cambiara de atuendo y que así podía quedarse al menos hasta que visualizaran el próximo pueblo.

–Es una lastima que ya se vayan. –mencionó la mujer.

–Tenemos que seguir nuestro camino. –respondió con amabilidad la joven. –¿Puedo saber su nombre?

–Diana.

–Gracias por su atención en nuestra estadía.

–No hay problema, siempre es un placer atender a personas que valen la pena.

La pareja se miró algo confusa por esa actitud aplacible que la mujer mostraba aunque al momento les era agradable. Una vez terminaron se ofrecieron a pagar, cosa que Diana negó sorprendiendo al par y cuya explicación que recibieron no fue nada más allá de que le habían agradado a la mayor. Agradeciendo el gesto tomaron a sus corceles y caminaron hasta la salida del pueblo encontrándose en el camino a uno de los viejos que Elidí conoció el día que llegaron al lugar, montando su caballo.

–Hey, pero si es el muchacho de la apuesta. –mencionó divertido poniendo en alerta al par. –Fue una sorpresa verte anoche como chica, nos sorprendiste, pero también divertiste.

–Gracias… –ella y Leo subiendo a sus corceles comenzando a seguir el camino junto al mayor.

–Gracias a ti por dejarnos parte de nuestro dinero.

–No hay de que.

–¿Y tu compañero? –preguntó Leo de forma tajante.

–Se fue anoche, quiso intentar llegar hasta el próximo pueblo, a él no le importan mucho las fiestas, pero a mí me gustan. Dijo que me esperaría allí, pero me mandó una nota sobre que el camino está en mal estado, así que lo veré en otro punto.

–¿Te mandó una nota?

–Sí, palomas mensajeras. Le contesté que lo vería en el punto que me indicó.

–¿Cuál pueblo es?

–¿El nombre? No estoy seguro, pero es el que está al norte. Hay una desviación por el este para rodearlo y llegar.

Esa era nuestra próxima parada, pero no estoy seguro de confiar en él.

–¿Leo? –susurró la chica acercando su caballo. –¿Qué hacemos?

–Tenemos que alejarnos lo más posible. Por el momento sigamos a este sujeto con cautela, mantente alerta.

Ella asintió y continuaron estando a una distancia segura entre ellos y él. La intercepción de la que el hombre hablaba refería un camino boscoso entre árboles grandes y gruesos, perfecto escondite. La pareja se miró cómplice preparándose para lo que fuera, ya sea emboscada o bestia hambrienta. La noche llegaba y más desconfiados estaban.

Una historia sobre un camino descompuesto no era nuevo y también lo más probable, un terreno donde los cerros se desgajan son comunes en estas regiones donde es difícil el acceso con transporte como carruajes.

–Ya casi llegamos a nuestro punto para que descansen.

–No es tu primera vez en este bosque ¿verdad? –el joven se detuvo haciendo que los otros dos también. –Andas muy bien por aquí, pareciera que sabes por que dirección exacta vas a encontrar a tu compañero y sin necesidad de corroborar si vas por el camino correcto.

–Instinto puedes llamarle.

–Corre. –indicó a la chica y ambos se apresuraron a cabalgar.

El hombre los perseguía, o para ser más específico, buscaba mantenerse cerca de la chica.

–¡Un momento! ¡Paren! –dijo tratando de posarse frente a ella. –¡Princesa Elidí!

Los ojos de los contrarios se abriendo con asombro avivándoles a azotar las riendas de sus caballos. Perdiendo de vista a su perseguidor, pero sin bajar la velocidad ni la guardia, lograron ver la salida del bosque cruzando los límites y cabalgando a ir lejos de ellos hasta llegar a un pequeño lago, bajaron a dejar que sus compañeros equinos descansaran un poco y bebieran del líquido.

–Nos encontraron, me reconocieron, ahora vendrán tras de mí. –dijo alterada mirando por todos lados deambulando en su mismo lugar.

–Elidí, cálmate, está bien. Vamos a estar bien.

–¡No! ¡No vamos a estar bien! ¡Mi hermana me va a matar! ¡A ti primero porque me van a llevar para que lo haga ella misma! ¡Tienes que irte sin mí!

–¡Elidí! –él la tomó de los brazos con fuerza obligándola a que le mirara a sus ojos dorados. –Vas a estar bien. Y no te voy a dejar. ¿Entendiste? –aflojó su agarre y la tomó de sus mejillas con ambas manos. –Te voy a proteger con mi vida.

Ella derramaba lágrimas sintiendo el miedo y la desesperación de no querer que su protector la ayudara en una causa perdida, pero bien le conocía y sabía, que no aceptaría ni aunque una vida plena se le ofreciera por el resto de lo que le quedara a cambio de entregarla. Conocía bastante bien a ese hombre que ha estado con ella por más de 10 años.

–Tranquilízate ¿sí? Hey, mírame. ¿Sí?

–Sí… –él le sonrió y se separó para tomar a los caballos.

–Cabalgaremos rodeando el valle, veremos el pueblo a lo lejos, pero no pararemos allí, seguiremos hasta el siguiente, podemos cazar algún venado.

Ella escuchaba lo que le decía, aunque tampoco era como que le oía con exactitud, caminaba hacia él cuando sintió un piquete.

–¡Auh! –exclamó con baja voz dando un pequeño salto. –Ay…

–¿Qué sucede?

–Eh, yo, no lo sé… Algo me picó el… –miró con cierta pena al contrario. –trasero…

–¿Qué? –ella retiró un objeto como si de una aguja larga se tratarse, mostrándolo al mayor y él tomándolo con rareza. –¿Elidí? –notó el semblante agotado que en ella apareció en instantes. La tomó en brazos al verla desfallecer. –¡Elidí! ¡Despierta! –era inútil, su consciencia se había ido y quedó durmiente en sus brazos. –Ahg… ¿Pero qué…?

Un piquete fue sentido por el brazo de él y haciendo que su mirar se dirigiera hacia el lugar de ese momentáneo dolor, un dardo le fue disparado. Tampoco tardó mucho tiempo en comenzar a surtir efecto, un profundo cansancio somnoliento acompañado de visión borrosa. Él se esforzaba en seguir consciente aferrándose a la chica. Lograba captar voces y pisadas que se acercaban, visualizaba las figuras de soldados y a uno de ellos que conocía y sabía era perteneciente de la guardia de Stella.

Sacó de la bota de su protegida su daga para pelear con la poca fuerza, por no decir nula, que poseía. Nada más que unos segundos y su mente fue consumida por el sueño inducido cayendo por completo al suelo y abrazado a su princesa.

–Llévenlos al campamento. –ordenó el capitán viendo fijamente a la chica y pasando por un instante al muchacho que se había aferrado. –Y manténganlos separados.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro