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Capítulo 49:

VICENZO:

─Todo esto se resolvería más fácil si tu esposa estuviera aquí.

─Mi esposa se está tomando un descanso de haber asesinado a miles de tus hombres, de pasar por la traumática experiencia de que hayan secuestrado a su hija y haber resucitado entre los muertos. Por si no lo olvidas, el autor intelectual de todo esto sigue libre y lo más seguro es que esté entre tus filas. ─Me echo hacia atrás en mi sofá. Maksim permanece de pie frente a mí porque no me interesa ofrecerle el único asiento disponible a mi lado. ¿Dos hombres en un mismo sofá? Eso no va a suceder. Si quiere sentarse puede hacerlo en el suelo como un perro─. No va a venir ─repito por si no le ha quedado claro─. No la pondré en riesgo de esa manera. Hasta donde sé, podrías repentinamente querer vengar a los tuyos y jugar en su contra a la menor oportunidad.

El ruso alza las cejas.

─Una peluca y el tinte azul barato no me detuvieron de reconocerlos. Tuve la oportunidad de matarlos en la subasta y no lo hice ─revela con los puños apretados─. Si los hubiera querido muertos, ya lo estarían, capo di tutti i capi. Eso no entra en discusión.

Niego, mirando a Giovanni, quién está de pie junto a un archivador.

─¿Tú escuchaste el verbo matar saliendo de mi boca?

Mi segundo al mando, quién necesita someterse a una dieta alta en carbohidratos y algunos suplementos si quiere que su futura esposa lo tome en serio, niega.

─No, señor.

─Exacto. ─Dirijo mis ojos nuevamente a Maksim─. Dije jugar en su contra. ¿Quieres intentar matarla? Hazlo. Primero me matarías a mí, lo cual no va a suceder, pero en el hipotético caso de que sí y te acerques lo suficiente a ella: no lo vas a lograr. Es inmortal.

Maksim se cruza de brazos.

─No quiero matar a tu esposa ─sisea─. Quiero hablar directamente con ella.

Cansado de su estúpida exigencia, enciendo el televisor tras él.

Los Bears están jugando contra los Kings. Mis labios se curvan cuando identifico el apellido de su mariscal y veo la similitud de este con su hermano, quién fue el capitán de mierda del equipo al que entré cuando estuve en Texas. Sabiendo que será dinero rápido y que el cumpleaños de Arlette se acerca, al igual que nuestras vacaciones, le hago un gesto a Giovanni con la mano para que venga a mí.

─Eso no va a suceder ─murmuro en dirección a Maksim antes de que Giovanni se detenga frente a mí─. Apuesta diez a favor de los Kings. Ya.

Giovanni asiente antes de salir de mi oficina, momento en el que Maksim retoma nuestra conversación, probablemente más agotado que yo de insistir.

─¿Tú se lo prohíbes? Porque si es así no estás haciendo nada bueno por su reputación.

─Mi matrimonio o cómo nos distribuimos la toma de decisiones no es tu problema. ─Me encojo de hombros, sumergiendo mi mano en un tazón con papas fritas y masticándolas antes de verlo─. Lo que sea que vayas a decirle a ella, puede ser manejado por mí.

El ruso aprieta la mandíbula, pero finalmente asiente.

Mientras pasea de un lado a otro por mi oficina, bloqueándome a veces la vista en ocasiones de mi plasma, por lo cual quiero matarlo de manera dolorosa, habla.

─Estoy empezando a sospechar que quién se llevó a su hija no se encuentra entre los míos ─dice─. Y necesito saber cómo tu mujer piensa reparar el daño que ha causado si ese es el caso o cómo lo esconderemos de mi gente si quiere establecer algún tipo de tregua con quién deje a cargo cuando me vaya. También si tengo motivos para protegerla. La Bratva se ha estado recomponiendo y reconstruyendo a sí misma. No tardarán en encontrar la manera de ingresar a sus hombres a territorio estadounidense. Después de todo, yo entré a él con el objetivo de resolver todo esto.

Ya que sus palabras lo ameritan, me pongo de pie.

Los ojos dorados de Maksim me miran fijamente cuando me detengo frente a él.

─Incluso si Arlette asesinó a todos tus hombres sin razón, seguiría siendo la mujer que es y seguiría siendo mi maldita esposa ─le dejo claro─. Ese es el motivo que tienes para protegerla y quedarte callado si lo que dices llega a ocurrir. No puedes olvidar que nuestro principal deseo tras la muerte de Iván fue mantener la tregua y que ustedes se negaron. No puedes culparla por actuar por la forma en la que lo hizo después ya que lo que tienes es solo una sospecha, pero todo apunta que fue un ruso quién se llevó a Chiara, le envió un cadáver para hacerla pasar por ella y le cortó un dedo.

─No nos negamos a una tregua ─sisea─. Solo hablaron con la persona incorrecta.

─¿Entonces tú habrías aceptado sin tener ni idea de lo que somos capaces de hacer? ─Maksim no responde, ante lo cual vuelvo al sofá para seguir disfrutando de mi partido. Con Valentino y Chiara ya no tengo tiempo para ver televisión en casa. También están muy jóvenes para ir al estadio conmigo, aunque no para que Arlette los torture con lecciones que un par de bebés recién nacidos no entenderán─. Eso pensé.

*****

El Laberinto será inaugurado mañana. Los nombres de las personas que ingresarán en él ya están en mi poder, entre ellos miembros de la mafia siciliana, ex luchadores y algunos rusos para estimular el vínculo entre la mafia roja y nosotros, que sé que es lo que mi esposa querrá hacer luego de que todo esto se resuelva. Independientemente de cualquier cosa, es la segunda vez que alguien ha confiado en mí para una tarea tan importante y no puedo evitar estar agradecido por eso con mi esposa, por lo que beso la cima de su cabeza antes de sentarme junto a ella en el borde de la piscina del ático en el que vivimos temporalmente hasta descubrir la identidad del secuestrador de Chiara. Aunque todos estamos incómodos, lo cual me incluye a pesar de que nunca pensé que extrañaría la mansión Cavalli, la entiendo. Ninguna medida parece ser lo suficientemente buena para mantener a las personas que amas a salvo, incluso de ellos mismos.

─¿Eso no es peligroso? ─pregunto con los pies dentro del agua, mis pantalones arrugados hacia arriba sobre mis rodillas para que no se mojen.

Arlette aparta la vista de Valentino y Chiara en flotadores de bebé que Fosil y Petruskha sostienen antes de responder. Beatrice nada libremente con un bañador rosa y Flavio lee un libro de química en una de las tumbonas, vestido. Mi hermana está asando la carne para hamburguesas con mamá usando un bikini amarillo que es demasiado pequeño para su cuerpo lleno de curvas. La serpiente venenosa Cavalli lo nota y también la mira con el ceño fruncido antes de pasar página, concentrado de nuevo en su libro.

─No, no lo es ─responde Arlette, animándome a mirarla a los ojos cuando no aparto la mirada de sus lindas tetas en, para fortuna de los escoltas que nos acompañan, un traje de baño negro de una sola pieza de nadador─. Es más fácil si aprendes a hacer algo antes de que la sociedad te haga temerle a las consecuencias.

─¿Cómo ahogarse?

Afirma, viéndome fijamente con sus ojos azules.

─O ser feliz ─añade─. Nunca quise ser normal, pero me gustaría que ellos experimentaran al menos un poco de normalidad. Que disfruten tanto como puedan de la vida antes de que la noción de que siempre habrá alguien queriendo matarlos los golpee.

Separo los labios para decirle que no quiero que sienta más miedo al respecto, pero Arlette se levanta al escuchar a Valentino llorar y lo toma en brazos. Chiara hace pucheros, así que el viejo pervertido la saca del flotador y la sostiene contra su pecho mientras le sonríe y le canta cualquier canción de mierda en ruso que la hace calmarse. Estoy a punto de unirme a ellos cuando una mano sujeta mi pie por debajo del agua.

Bu ─dice Beatrice, saliendo a la superficie.

Mi pequeña cuñada me sonríe debido a que logró hacerme estremecer, pero su sonrisa se deshace cuando me pongo de pie para quitarme la camisa y el pantalón. Beatrice chilla cuando me lanzo al agua y nado hacia ella para alcanzarla, proceso en el que empieza a gritar y a atraer la atención de todos a nosotros. Flavio nos mira fugazmente antes de seguir concentrado en su libro. El llanto de Valentino vuelve, haciendo que Arlette se aleje definitivamente con él hacia otro lugar de la casa, pero Pen se une a nosotros tras dejar una hamburguesa junto a la serpiente venenosa Cavalli.

Si no la come, estará en problemas.

Sorpresivamente, Flavio lo hace.

*****

Los ánimos en la ciudad se han apaciguado desde que Arlette recuperó a Chiara. El ambiente sigue tenso, pero por lo menos ahora los habitantes del submundo pueden respirar sin sentir que en cualquier momento todo se desmoronará. Sin embargo, nada explica el por qué acabo de encontrar a Flavio en el gimnasio de nuestro hogar con la mascota de Rondion. Cuando llevo mis ojos al esclavo ruso, este sonríe incómodamente.

─Buenas tardes, señor Ambrosetti.

Me enderezo, apreciando su respeto con un asentimiento.

Al menos es educado.

─Buenas tardes, esclavo. ─Víktor se tensa, pero logra mantener al sonrisa en su rostro delgado y anguloso al percatarse de que no es un insulto─. ¿Tu amo te dejó venir?

El chico asiente.

─Piensa que podré darle algún tipo de información que usar a su favor.

─¿Y eso es así?

─Sí, pero no es como si alguna vez fuera a atreverse a ir contra a ustedes.

Miro a Flavio, quién golpea activamente un saco de boxeo.

─Me agrada, pero dudo que a tu hermana le agrade que esté aquí.

El chico se detiene para mirarme con ira.

─¿Pero mi hermana no te lo contó? ─pregunta antes enviar un gancho lleno de ira a la superficie─. La puta rusa aquí presente es su protegida. Hether vendrá a buscarla pronto para unirse al resto de las víctimas de Luciano ─añade en tono sarcástico.

Está siendo un imbécil, así que miro a Víktor.

─¿Por qué demonios estás aquí soportando esto?

─¿Preferirías estar siendo follado por Rondion?

Hago una mueca.

─Buen punto. ─Mis ojos se dirigen a Flavio─. ¿Entonces por qué lo invitas si sabes que desata tus problemas paternales y hace que te sientas como el hermanito celoso e inseguro que nunca fuiste a los diez, pero estás siendo ahora?

Flavio me mira con ojos asesinos.

─No tengo problemas paternales.

─Sí los tiene ─murmura Víktor, lo que él ignora, pero yo no.

─Muy graves ─añado antes de que el Cavalli salte sobre mí.

Aburrido de esto, me esfuerzo por no lastimarlo, inmovilizándolo. Ya que Arlette ha tenido que entenderse con mi hermana en algunas cosas y su relación va mejorando, no puedo arriesgarme a perder un aliado. Mi esposa tiene una secta, a sus mascotas, incluso a mi propia madre de su lado, y yo tengo a Flavio, a Francesco y a Giovanni. Quizás podría conseguir el apoyo de Beatrice, pero no es seguro y Flavio es una carta importante.

¿Por qué lo invitas? ─exijo saber mientras oprimo su cuerpo con el mío contra la pared─. Si es evidente que no lo soportas y que su presencia aquí es un riesgo.

Porque Arlette quiere que seamos amigos ─sisea.

Lo suelto.

─En ese caso... ─Mis ojos viajan a Víktor─. Creo que hay un par de cosas o dos que puedo enseñarte que podrían evitar que seas nuevamente follado hasta sangrar.

─No ─corrige una voz a mis espaldas, la cual hace que los tres nos concentremos en ella. Mi entrepierna se endurece cuando veo a mi esposa en un traje deportivo completo que se ciñe a cada centímetro de su cuerpo─. No solo para no ser follado hasta sangrar, sino para mucho más. ─Flavio suspira cuando Arlette besa su frente y lo mira con ojos cálidos─. Gracias por traer a Víktor con nosotros. Sé que fue difícil para ti.

De nada.

A pesar de que mi esposa luce como si fuera a entrenar con nosotros, se limita a contemplarnos mientras le enseño algunos trucos al mejor amigo de Flavio. Cómo golpear para que en verdad duela. Cómo patear para desprender órganos. Cómo hacer llaves para estrangular. El chico realmente se esfuerza en aprender a pesar de que su respiración no se lo permite porque solo tiene un maldito pulmón, lo que me indica la aberrante cicatriz en su pecho cuando se quita la franela blanca que lleva. A pesar de todos los tatuajes que cubren su cuerpo, inclusive en su rostro, nada la cubre. Cuando termino con él está jadeando sobre el ring con un hilo de sangre escapando de su boca debido a la manera en la que Flavio se desahogó con él cuando le dije que pelearan.

Estuvo bien, pero para nuestros propósitos fue un asco.

Flavio disfrutó lastimándolo.

Víktor disfrutó siendo lastimado.

Se suponía que iba a aprender, no a obtener una maldita erección que su oponente nota y de la cual se burla tras escupir directamente en el sitio junto a su cabeza.

Estás igual de enfermo que tu dueño.

La pequeña mierda se va del gimnasio antes de que pueda obligarlo a disculparse con nuestro invitado, puesto que Arlette no le importa en lo absoluto sus sentimientos ya que estos no tienen ninguna relevancia en lo que concierne a sus propósitos con él. Después de eso ayudo a Víktor a ponerse de pie ofreciéndole mi mano, la cual él no toma por lo mucho que le avergüenza su debilidad. Cuando me pregunta dónde está el baño, lo conduzco a el que se encuentra en la sala. Ahí dentro finjo no escucharlo cuando se golpea a sí mismo contra la pared una y otra vez hasta que sale de este como si nada.

La próxima generación está tan rota.

─Lo siento ─le digo a mi esposa cuando los hombres de Rondion vienen por Víktor, lo que se siente como la mierda ya que hubiera sido mejor matarlo a verlo irse sabiendo lo que le espera, pero que si Arlette aspira a negociar la paz no puede impedir ya que su dueño es una pieza importante en el tablero para el otro bando─. Si Víktor entra, muere.

Arlette me mira fijamente, removiendo el contenido rojo de su copa antes de beberlo.

Está inclinada sobre encimera de la cocina, pero no guardo la esperanza de que vuelva a cocinar para mí. Está desinfectando los biberones de Chiara y de Valentino en un sofisticado aparato cuyo tiempo no ha terminado. Realmente verla como una madre se ha convertido en mis momentos favoritos del día. No solo es más humana, sino que algo en mi interior me dice que no ser como su madre la hace genuinamente feliz.

Más feliz de lo que haya podido ser antes.

Incluso cuando su padre vivía.

Pero no me engañaré a mí mismo diciéndome que Arlette no retrocedería en el pasado si eso significara tener a su padre de vuelta con ella, quién en mi opinión no sé si merezca su eterna devoción, una que ni Flavio ni Francesco parecen compartir.

─Entonces no lo hará solo.

*****

Cuando Viktor se va, Arlette y yo nos dirigimos a nuestra habitación para arreglarnos para la cena. Soy su maldito esposo, por lo que me niego a ser el tipo de hombre que espera por su turno para la ducha cuando la he visto desnuda un millón de veces. Arlette me fulmina con la mirada cuando entro en el cuarto de mármol oscuro, haciéndose a un lado cuando también lo hago en la amplia ducha igual de desnudo que ella. Mi deseo por mi esposa aumenta cuando llevo mi atención a las marcas de dedos que continúan en su cuello. Estás son la mezcla perfecta entre un tono violeta, amarillo y rosado.

─Se ven lindas ─murmuro.

─Cada vez que las veo en el espejo quiero matarte por ponerlas ahí ─dice con tono de voz molesto, alejando mi mano de un manotazo cuando extiende la suya para tocarlas.

Mientras el agua cae sobre nosotros, sobre su piel desnuda y sin imperfecciones salvo por las que yo he puesto sobre ella, me dirijo al banco en uno de los extremos y la contemplo desde él. Cuando se da cuenta de que me he limitado a mirarla lavarse el cabello, sin acercarme, se gira hacia mí y dejo de ver su hermoso trasero para mirar todo lo demás, lo cual involucra su bonita cara y sus perfectas tetas. Ya que no dice nada, lo hago yo tirando de mi cabeza hacia atrás de tal forma que mi cuello quede expuesto.

─¿Qué estás esperando para vengarte?

Arlette no es una amante del sexo, a veces pienso que es asexual, porque lo que lo incentiva es lo que llama su atención, lo que la empuja a él. Manipularme. Lastimarme. Ser consciente del control que tiene sobre mí. Vengarse. Cuando se detiene frente a mí y lleva sus dedos a mi cuello, todo mi cuerpo tiembla con anticipación debido a que soy capaz de sentir su caricia en el resto de él. Gruño cuando separa sus piernas para ajustarse sobre mí y montarme, sus manos alrededor de él, sin asfixiar.

Porque su poder no es físico y lo sabe.

Mi maldita esposa me domina de una manera completamente diferente.

Los lazos del infierno entre nuestras almas tienen muchísimo más que ver.

─Si todo sale bien mañana, Vicenzo ─murmura en mi oído, follándose a sí misma mientras mis manos aprietan la piel de su cintura, dejando marcas por las cuales luego también estará molesta. Cuando me mira y me doy cuenta de la manera en la que sus ojos azules brillan, sé que lo que le emociona esta vez no soy yo, sino el poder que está a punto de conseguir. Lo que siempre quiso─. Nos habremos apoderado de Chicago.

Asiento, mi rostro enterrado en su pecho.

No me importa apoderarme del maldito Chicago cuando tengo esto.

Pero si eso es lo que necesito para continuar teniéndolo, lo haré.

Holaaa 

Espero que el capítulo les haya gustado. Es ligero porque los próximos nuevamente serán pesados y necesitamos descansar 

A las 10:30 haré un Zoom con ustedes. Dejé la info en el tablero de mi perfil en Wattpad


Gracias a Abby por organizarlo

Love u

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