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Capítulo 16:

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VICENZO:

Por la expresión en el rostro de Arlette cuando regresa de su corta reunión con Bartolomé, sé que no trae buenas noticias. Por lo que supe le llevó casi toda la noche y varias amenazas que este hiciera un hueco en su agenda por ella, por lo que vuelve a casa cuando nos encontramos desayunando con Luc a su costado. La habría acompañado, pero tuve mis propios asuntos de los que ocuparme, el reforzar nuestra seguridad externa a la casa siendo el principal de ellos. Aunque nunca me preocupo por mí, realmente dudo mucho que alguien se atreva a tomarme como rehén y no es como si le temiera a la muerte, todos los integrantes de nuestra familia tienen dianas sobre sus cabezas. Flavio finalmente le dirige la palabra a su hermana cuando esta se sienta en su puesto en la mesa, el cual antes era ocupado por Carlo Cavalli.

─¿Lograste algo?

Mientras una sirvienta rellena su taza, Arlette lo mira como si repentinamente no estuvieran emparentados.

─¿Tengo la expresión de alguien que ha logrado algo? ─pregunta, pero no le permite responder─. Ya que fuiste lo suficientemente estúpido como para hacer esa pregunta en primer lugar, lo contestaré por ti, Flavio: no, no logré nada. Bartolomé se niega a ayudarme a recuperar a Fósil, nuestras conexiones con los federales no lo consideran lo suficientemente importante como para intervenir y yo... ─Mira hacia la pared─. Yo no sé si pueda arriesgarme a aceptar lo que Alik puso sobre la mesa. ─A pesar del estallido inicial, la tensión entre ambos hermanos desaparece cuando vuelve a mirarlo sin esconder cómo se siente con la situación─. Pero no puedo dejar a Fósil con él.

Al escucharla decirlo en voz alta, puedo ver cómo el miedo a ello desaparece de los ojos de los presentes, incluida mi madre. Esta es la primera vez en un tiempo que nos acompaña durante una comida en la mesa principal.

─Estoy segura de que Vicenzo y tú encontrarán una solución, preciosa ─dice Aria mientras extiende su mano para apretar la de Arlette, quién se limita a retirarla mientras le ofrece una mirada cálida, pero también tímida, debido a lo mucho que nos ha estado ayudando desde que nos casamos, en especial a mi esposa a aceptar su nuevo rol.

─Siempre y cuando Fósil no muera antes.

Ante el murmuro de Penélope, todos dejamos de comer para verla. Mi hermana, quién aún conserva la mitad de su cabello lila, se encoje de hombros cuando siente mi mirada sobre ella. Estoy de acuerdo con que no se sienta cómoda en presencia de Arlette, Penélope no entiende muchas cosas de nuestro mundo todavía, pero este no es el momento de romper su voto de silencio para lanzar mierda.

─Pen ─empiezo, pero ella me interrumpe levantándose.

Ya que no está asistiendo a la escuela, utiliza un pijama de caricaturas que Flavio mira con las cejas alzadas cuando repara en ella. Es corto, así que pateo al idiota por debajo de la mesa para que aparte sus ojos de mi hermana. En ellos, sin embargo, no hay ningún tipo de deseo que me haga etiquetarlo como peligroso. Él casi nunca la mira, dedicándose a ignorarla, pero cuando lo hace no le dedica la clase de mirada por la que lo asesinaría mientras duerme.

Bien.

─Fósil es la persona más increíble en esta detestable mansión. Es el único aquí al que defendería sin duda, lo cual ni siquiera hago con ustedes. ─Mi mandíbula se tensa cuando nos mira tanto a mí como a mamá. A pesar de que su resentimiento me hace sentir vergüenza por nunca haber vengado a nuestro padre, no me dejo llevar por él ya que sé que tomé la mejor decisión al no actuar sobre ello pese a que sea algo con lo que en ocasiones no pueda lidiar─. Y, una vez más, alguien de nuestra familia está en peligro por culpa de ustedes dos, pero, sobre todo, por tu culpa. ─Arlette ni siquiera pestañea cuando mi hermana posa sus ojos grises en ella─. Rompiste el record de tu padre, sí, pero haciéndote en un par de años con muchos más enemigos que los que él tuvo durante toda su larga y detestable vida.

Me levanto. Penélope no tiene ni idea de lo difícil que ha sido para nosotros todo esto. Me acerco a ella para detenerla, ponerle un bozal en la boca o algo por el estilo, pero Arlette me detiene negando, interesada en lo que le dice pese al evidente agotamiento en sus ojos azules.

─Ya empezó. Déjala terminar.

Tras entrecerrar sus párpados, Pen aprieta sus pequeñas manos en puños al oírla. Sus mejillas ovaladas están rojas.

─Dices que todo lo haces por la familia, pero Fósil también es nuestra familia, en especial tu familia. Si no lo traes de vuelta, habrás perdido la única cualidad por la que te soporto y me darás la razón al pensar que lo único que te importa es el poder y que nuestra sangre es tu excusa para obtenerlo. Si verdaderamente crees en todo lo que dices, no te atrevas a darle la espalda a alguien que vive por ti.

Después de que termina de hablar, Flavio es quién rompe el silencio en la mesa imitándola y aplanando sus manos sobre la superficie. Por el rabillo del ojo veo a Luc alzar las cejas con sorpresa. Sus ojos están en Pen y contienen ira.

─No puedo entender cómo pasaste de ser la chica más estúpida que conocía a convertirte en la más desagradecida, Penélope. Si vives, es gracias a Arlette.

─¿Llamas a no poder salir de mi habitación, a no poder confiar nunca en nadie, a no poder caminar tranquilamente por la calle como una chica de mi edad, a compartir el techo con la asesina de mi padre, una vida, Flavio Cavalli?

Flavio golpea la superficie de madera con fuerza.

Al contrario que Pen, irá a la escuela, por lo que está usando una camisa blanca y pantalones de vestir. Su típica mierda que me gustaría arrugar con algunos golpes por hablarle así a mi hermana si no estuviera en lo cierto.

Pero es una situación difícil, porque Pen también lo está.

Miro a Arlette mientras discuten, esperando que les ponga un alto, pero ella solamente contempla el jardín por la ventana mientras lleva la taza con hirviente té a sus labios.

─Es mucho mejor de lo que habrías tenido de haberte quedado con Porfirio ─sisea él mientras se incorpora con las cejas fruncidas─. Incluso mucho mejor a lo que muchas chicas de tu edad tienen. Vive con ello o muere, pero deja de ser un maldito mueble en la habitación que nos estorba a todos al caminar. ─Una sonrisa cruel se apodera de sus finos labios─. Abre los ojos, reina de las hadas. Vi tu lista de compra en línea. Prada. Chanel. Versace. Diseñadores exclusivos en Milán. ─Las mejillas de Penélope se sonrojan, pero esta vez con vergüenza. Flavio niega, viéndose tanto divertido como asqueado e incrédulo─. Todo lo que pones sobre tu cuerpo, incluso esos nefastos pijamas, tiene un costo. Todo lo que comes, tus pedidos en los mejores restaurantes de Chicago, tiene un precio. Cada deseo que se te cumple es una deuda que tú ni siquiera pagas, cada bocanada de aire que tomas por esa inconsciente e ingenua boca tuya. No tienes ni un maldito derecho a criticar a nadie cuando lo único que se te pide es no ponerte en peligro y sonreír. Si eso es mucho para ti, haz algo útil con tu mesada y cómprate un maldito xanax.

A pesar de que Penélope se ve afectada con lo que dice, incluso más cohibida debido a ellas, no lo deja quedarse con la última palabra, ignorando los intentos de mi madre, que se encuentra a su lado, de apaciguarla tomándola del brazo. Pese al efecto de que tuvieron las palabras de Flavio en ella, luce todavía más enojada de lo que estaba antes.

Es como si ambos estuvieran sacando lo que llevan dentro.

En comparación a Arlette y a mí, son como dos gatitos arañándose, así que termino por rendirme y sentarme junto a Luc y agradecer a las sirvientas por la comida con una inclinación de la cabeza mientras los observo en silencio. Por lo visto a nadie a parte de mí le interesa que estén viviendo su primera crisis seria de pubertad.

─No ponerme en peligro y sonreír, ¿eh? ─Suelta una risita─. No es muy diferente a lo que se te pide a ti, Flavio.

El mencionado aprieta la mandíbula, entreabre y cierra los labios varias veces, pero al momento en el que va hablar, Arlette finalmente decide intervenir. Sin ponerse de pie, se dirige a los dos con un frío y bajo tono autoritario que me recuerda todas nuestras visitas a la celda de Mariano. Mis putos momentos favoritos de la semana. No puedo evitar que el espacio en mis pantalones se vuelva más pequeño, resultándome doloroso debido a su mordida, al recordarlo.

─Siéntense. ─Ella ni siquiera los ha mirado todavía, pero no es necesario que lo haga. Aunque la estén odiando en este momento por interrumpir su discusión, terminan por darse cuenta que lo mejor es obedecerla. Una vez lo hacen, mi esposa los observa a ambos, pero primero le habla directamente a Penélope─. ¿Piensas que planear algo para que no tenga que entregarme a Alik está mal de mi parte? Bien. Lo haré, me entregaré, pero no lo haré sola. El ruso también está interesado en tu hermano. Ambos haremos el sacrificio de arriesgar nuestras vidas por él sin pensar en alternativas para hacerte feliz, mi dulce niña. ─Penélope gira su rostro hacia mí, mortificación en él debido a que no le había dicho esa parte del trato de Alik. Arlette ahora ve a Flavio─. Este es tu momento de brillar, Flavi. No desaproveches tu oportunidad dorada. Si Vicenzo y yo no regresamos, Luc y tú deberán sacarnos de a dónde sea que Alik nos lleve, o, en su defecto, deberás encontrar la forma de aprender a gobernar sin mí para ayudarte. Te instruirás a la antigua, como yo tuve que hacerlo. ─Tras extender la mano y tomar un panecillo, junto con su taza de té, se levanta e inclina la cabeza hacia la mesa con una mueca de hastío adornando sus labios─. Buen provecho.

Tanto Penélope como Flavio miran hacia abajo mientras se va. A pesar de que consiguieron lo que querían, no se ven como si fueran capaces de dirigir la comida ante ellos.

Luc, junto a mí, silba.

Gracias a Dios fui hijo único.

Alzo mi vaso con jugo de naranja.

Salud por eso.

Buenos días a todos. ¿Dónde está Fósil? ─pregunta Beatrice con voz pequeña, apareciendo en umbral del comedor con Petrushkha viéndose sumamente triste a su lado. Lleva un vestido azul de recuadros─. No lo veo desde ayer. Me prometió traer brownies, pero nunca regresó. ¿Creen que mi hermana pudo descubrirlo y se molestó? ¿Tiene ella a Fósil en el sótano por mi culpa? ¿Lo heriría?

A Fósil lo interceptaron de regreso de la heladería.

Niego, sin palabras, y Petruskha desvía la atención de Beatrice empujándola hacia la cocina, pero la pequeña Cavalli no deja de ver por encima de su hombro mientras se dirige a ella y de preguntar por el viejo ruso. Y oficialmente, hasta este momento me manejo a mí mismo con respecto a lo que su ausencia genera en esta casa.

Debemos traerlo de vuelta.

*****

Cuando termino de entrenar tras incapacitar a al menos una docena de los escoltas de Arlette por una semana, ya que decidí no asistir al restaurante hoy, me dirijo al establo sabiendo que después de la escena del desayuno, del hecho de que Bartolomé le esté dando la espalda y de que realmente no haya mucho que podamos hacer para recuperar a Fósil sin desatar la guerra que tanto se está esforzando por evitar o poner en riesgo la vida del anciano, al cual debo admitir que extraño, la encontraré ahí. Desquitándose con uno de sus rebeldes sementales.

Me apoyo en la valla mientras la veo darle de comer al mismo pura sangre negro que ha estado amansando en las últimas semanas, pero que no parece dispuesto a sucumbir ante ella. No se ha cambiado todavía, por lo que la parte inferior de su traje blanco y camisa están llenos de tierra y nieve. Sus pies también. Normalmente uno de sus hombres guía a su caballo al interior de la caballeriza, pero en esta ocasión me sorprendo cuando es ella quien toma las riendas de este y camina con él hacia el establo de madera.

Me sorprendo todavía más cuando la sigo y la veo cepillándolo con cuidado en su puesto asignado. Se ve tan tranquila que no puedo evitar acercarme con pasos lentos y dudosos. El caballo también la observa con recelo, pero se deja hacer y rechina eventualmente con evidente gusto. Hace frío afuera, pero el sitio tiene su propia calefacción.

─¿Arlette? ─la llamo, captando su atención.

Ella niega.

─¿Nosotros fuimos así? No lo recuerdo de esa manera.

Sabiendo que se refiere a Flavio y a Pen, niego.

─No ─respondo─. Fuimos peores.

Mientras que Penélope solo es incomprendida y Flavio solo está ansioso por asumir su puesto en la mafia, en realidad frustrado por permanecer bajo el ala de su hermana, ella era una psicópata zorra manipuladora y yo era un sanguinario inmaduro adicto a joderlo absolutamente todo.

Flavio y Pen no lo hacen tan mal, por ahora.

─No lo sé. Nunca cuestioné a mi padre.

─Pero no eres la madre de Flavio ─le recuerdo─. Y yo no soy el padre de Penélope. Tienen derecho a cuestionarnos. Deberíamos estar decepcionados si no lo hicieran si lo que esperamos es que sean nuestros iguales algún día.

Tras cepillar la melena de su caballo un poco más, su frente arrugada mientras medita en ello, afirma suavemente.

─Creo que tienes razón.

Alzo las cejas, mis brazos descruzándose.

─¿Tengo razón?

Arlette asiente, inconsciente de mi emoción.

─Sí.

Frunce sus labios cuando cuelga el cepillo en un gancho en la pared. Retrocedo para dejarla caminar cuando hace ademán de salir. Una vez nos encontramos fuera del cubículo del animal, pero todavía en el establo, le hago la pregunta por la cual vine aquí a pesar de que estoy congelándome sin un maldito abrigo y mi sangre no es como la suya, sino caliente y no fría como la de un reptil.

─¿Estabas hablando en serio en la mesa?

Arlette frunce el ceño mientras se deshace de los guantes.

─¿Sobre qué?

─Sobre entregarnos.

─Sí ─responde suavemente─. Estaba hablando en serio. Alik ya me dio la ubicación del sitio en el que nos veremos para hablar sobre lo que sea que quiera a cambio de Fósil.

─¿No estás preocupada por estar siguiéndole el juego?

Niega.

─Siempre tengo algunas cartas bajo la manga. ─Desciende la vista al suelo, como si no estuviera segura sobre si debería decirme lo que está en su mente, pero finalmente opta por hacerlo─. Lo que sí me preocupa es hacer esto cada vez que alguien ajeno a mi sangre, pero que se lo merece, esté en aprietos. ¿Eso significa que soy más débil de lo que pensé? ¿Que todas las personas con las que trabajo o con las que me involucro son una debilidad? ─Niega, lo que hace que los mechones de su cabello se muevan alrededor de su rostro─. No puedo permitírmelo.

Entiendo su punto, pero no puedo evitar contradecirla.

─Si te sientes dispuesta a arriesgar tu vida por ellos, es porque ellos la arriesgarían por ti. Eso no es ser débil. ─Estrecho su hombro─. Solo es un tipo diferente de poder.

─Un poder que te hace débil ─gruñe mientras retira mi mano de su hombro con un movimiento de este─. No, gracias. No estoy interesada ─dice, pero en el fondo ambos sabemos que existe la posibilidad de que sea muy tarde.

Fósil y Petruskha.

Luc.

Hether.

Matteo.

Mascota.

Marianne.

Los gemelos.

Las chicas a las que rescató de la isla de Luciano.

Incluso el imbécil de Bartolomé.

Por más dura que quiera parecer, sé que son importantes para ella, pero eso es algo que debe descubrir por sí misma. Pero si pensar lo contrario la hace sentir mejor, más fuerte y segura, no soy quién para contradecirla.

*****

La vieja fábrica en la que Alik exigió que nos reuniéramos sigue igual de desierta que la vez que vine por encargo de Iván. Arlette mete las manos en los bolsillos de su abrigo negro e inspecciona cada centímetro de ella con atención, intentando adivinar de qué lugar, de detrás de cuál estante o pared, saldrá Alik. Ninguna de las lámparas industriales sobre nuestras cabezas funciona, por lo que solo contamos con el resplandor de nuestras linternas para encontrarlo. Suelto un gruñido al confundirlo con una rata escondiéndose entre los espacios de la vieja maquinaria automotriz. Esto anteriormente era una ensambladora.

Arlette me mira por encima de su hombro con una ceja alzada, pero continúa con nuestro recorrido poco después.

─No sabía que le temías a la oscuridad.

No puedo verla y probablemente no está sonriendo, no cuando estamos aquí debido a que el ruso secuestró a Fósil, pero su tono de voz es burlón. En cualquier otro momento la ahorcaría por reírse de mí, pero justo ahora me alegra que prefiera burlarse a temerle al psicópata de Alik.

Él nos pidió que nos encontráramos aquí a las once de la noche para negociar los términos de la liberación del viejo pervertido. Nada más. No nos hizo prometer no llamar a la policía, lo que no hubiéramos hecho de todos modos ya que Bartolomé se rehusó a involucrarse, o renunciar a nuestra seguridad. Ni siquiera nos dijo que viniéramos solos. Estamos aquí, ella y yo y nadie más, porque supusimos que eso era lo que se esperaba de nosotros. Nuestros hombres nos esperan afuera, rodeando el edificio con claras instrucciones de disparar a matar si ven algo fuera de lo convencional sucediendo. Resolveríamos esto mucho más fácil si Arlette me permitiera asesinar al ruso, pero todavía no ha encontrado a nadie capaz de suplir el puesto de Iván.

Después de una media hora de búsqueda, rememorar el pasado hace que tenga una corazonada y nos guíe a las oficinas en el piso inferior. De camino a ella lo único que se oye son nuestras pisadas. A pesar de que sostenemos linternas con una de nuestras manos, eso no impide que apuntemos hacia al frente al mismo tiempo con un arma en la otra cuando identificamos el movimiento de una sombra.

Pero aun así, las sombras continúan bailando a nuestro alrededor sin que seamos capaces de atraparlas con la luz.

Arlette me mira de reojo.

─Esto no huele bien.

─No, no lo hace.

Como si nos escucharan, las figuras a nuestro alrededor, serpenteando entre habitaciones y ángulos, se hacen más numerosas. Mientras ellas crecen en número, mi ansiedad también lo hace. Quiero perseguirlas, pero tampoco puedo dejar a Arlette desprotegida. Estoy tan concentrado en hallar una solución a nuestra situación que no me percato del momento en el que una de ellas aparece junto a mí.

─Vicenzo, muévete... ─susurra de repente, siendo esto lo último que escucho antes de recibir un fuerte golpe en la nuca con la culata de un arma.


HOLAAA

¿Qué tal la escena de Flavi y Pen?

Espero que el capítulo les haya gustado. Cada vez estamos más cerca del 19

Capítulo dedicado a: a nadie porque nadie respondió :c jajaja sad

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