Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13:

ARLETTE:

Rondion llegó a Chicago dos horas después de que nosotros lo hicimos. Lo sé porque me lo informaron desde la pista privada en la que aterrizó y porque ha dejado un montón de mensajes de voz en mi teléfono, pero por más que lo necesite no volveré a cometer el error de dejarle ver lo importante que es para mí, por lo que lo hago esperar más tiempo por mí en su habitación de hotel dirigiéndome a la oficina del Fiscal del Distrito antes de visitarlo.

Esta es la primera vez que vengo aquí durante el día, pero Franklin y yo solíamos vernos en el edificio al anochecer de vez en cuando porque ese era el único horario en el que no habría llamado la atención del personal con mis guardaespaldas, por lo que sé exactamente hacia dónde dirigir mis pies. A pesar de la expresión boquiabierta de la secretaria tras la entrada del despacho, decorado con columnas victorianas, esta no me detiene cuando la paso de largo y presiono mis manos contra las puertas dobles. Del otro lado, un montón de hombres y mujeres en conjuntos formales en medio de una junta se dan la vuelta para verme con expresiones confundidas. Bartolomé, a quién solo he visto en fotos a lo largo de los últimos años, no hace más que hacer una mueca ante mi presencia. No luce en lo absoluto sorprendido de verme y tampoco ha cambiado mucho. Lo único que ha desaparecido es su cabello verde, dejando su natural tono oscuro, y su expresión risueña de drogadicto, pero estoy completamente segura de que en el fondo, tras el dolor de la muerte de su madre, sigue siendo el mismo chico que era víctima de los puños de su padre.

Inseguro y confianzudo.

El encantador ex jugador de fútbol que fue mi pareja durante el baile de graduación, mi amigo hasta que los Morello asesinaron a su madre para vengarse de su padre por haber sido mi cómplice y no pude hacer nada por ayudarlo porque lo único que tenía en la mira en ese momento era asesinar a Marcelo y este no me dejaba tomar la vida de nadie en Chicago, lo que debí respetar debido a que en ese momento era importante ganar su confianza.

Todo habría sucedido de manera diferente si el asesinato de su madre hubiera ocurrido ahora que tengo el mando de la Cosa Nostra en Chicago, pero en ese momento no era seguro para mí ponerme en esa posición o traicionar al viejo capo di tutti i capi.

Solo le pedí tiempo.

Innecesario, por cierto, ya que de todas formas Vicenzo regresó a la ciudad y extermino a los Morellos que quedaban con vida, exceptuando a la viuda de Salvatore, a los niños y a las mujeres.

Más cabos sueltos de los que tuve que encargarme.

─Arlette ─dice, levantándose de la silla de cuero tras su escritorio, cuando los presentes abandonan la sala de juntas y caminamos hacia su verdadera oficina, la cual conozco muy bien.

─Bartolomé ─respondo utilizando el mismo tono mordaz que él, puesto que la realidad es que estoy más allá de enojada por esto, abriendo mi abrigo, retirándolo y dejándolo sobre el espaldar de mi silla antes de tomar asiento frente a él con las piernas cruzadas.

Tener al Fiscal del Distrito de nuestro lado es importante.

─¿Hay algo que todavía no sepa que puedo hacer por ti?

─Sabes bien la razón por la que estoy aquí.

Él niega, sus ojos marrones burlones.

Además de su mirada, su cuerpo también ha cambiado un poco. Se ha hecho lo suficientemente grande como para ocupar demasiado bien el traje gris de dos piezas que está usando. Su mandíbula también se ha hecho más cuadrada y apretada. La verdad es que a pesar de que una pequeña parte de él se ve como el chico que intentó varias veces ganarse mi corazón, limitándose luego con ser mi amigo y ayudarme cuando lo necesité, mientras más tiempo paso con él esta se vuelve menor y más escasa.

Él niega, su expresión incrédula.

─No puedo creer que mi padre haya sido tan descarado como para verse contigo aquí.

─¿Tan descarado como has sido tú tomando su puesto?

Ya que sabía que Franklin podría ser relevado de su puesto debido a que no era la única que lo compraba y molestó a un par de peces gordos vendiéndose al postor equivocado durante un caso, ya había hecho contacto con su suplente y este estaba de acuerdo con continuar con nuestros tratos. Bartolomé lo arruinó.

─Mi padre tomó una buena última decisión como Fiscal del Distrito, quizás la única, recomendándome ─dice, lo que no me extrañaría que hubiera sucedido ya que Franklin es, o era, fácil de influenciar─. Al parecer lo escucharon, lo cual también fue bueno.

A pesar de que todo en mí grita que lo mejor que puedo hacer es matarlo, no puedo culparlo por la manera en la que me mira ahora. Por cómo lo ha hecho desde que me negué a ayudarlo porque la verdad es que en el fondo sé que Bartolomé nunca me culpó por la muerte de su madre, sino por no haber hecho nada al respecto.

Me lo merezco.

Pero tanto como su odio sea justificado, no lo tendrá fácil si sus intenciones son lastimar a mi familia. Espero no tener que matarlo, lo aplazaré lo más que pueda, pero podría suceder si me molesta lo suficiente y tomando en cuenta mi condición con los rusos en este momento, podría no faltar mucho para que eso pase.

─¿Por qué piensas que fue bueno?

─Porque soy el único hombre en Chicago que no vas a poder comprar ─responde, inclinándose hacia adelante para que escuche mucho mejor sus palabras─. Y aunque no te pueda tocar directamente, haré todo lo posible para joderte, Arlette Cavalli, de la misma manera que tú me jodiste a mí. Sin que te des cuenta.

Ya que esta reunión no se trataba de mí comprándolo, sino de mí confirmando lo que ya sabía, que Bartolomé solo está en el sitio donde está para hacerme pagar, me levanto, dejándolo confundido tras el escritorio, y me dirijo a la salida de su despacho. Antes de salir, mi antebrazo cubierto con mi abrigo, le dirijo una mirada por debajo de mis pestañas. No sabe en lo que se metió.

Y eso me genera tristeza.

Bartolomé siempre fue bueno conmigo.

─Mientras sea el mal menor, mientras mantenga las calles de Chicago bajo control y las tasas de criminalidad bajas, no podrás tocarme de ninguna manera ─le adelanto, lo cual ocasiona que su expresión se vuelva dura debido a que sabe que lo que digo es cierto. Mi padre nunca fue molestado por las autoridades porque hacía tratos con la ley. Tratos que no tenían que ver con la mafia, por lo que no podía decirse que estaba traicionando a los suyos, y que nos hizo inmunes─. Pero a ti sí podrán tocarte, Bart, y realmente espero que no destruyas cualquier aprecio que sienta hacia ti antes de que llegues a necesitarme. Aunque no lo creas, sería una pena para mí si llegas a morir ahogado en el vaso que tú mismo llenaste.

*****

Nadie, en especial Alik, puede intuir que estoy a punto de reunirme con Rondion, por lo que lo mandé a trasladar a la vieja mansión de mi abuelo una vez llegué al ayuntamiento y es ahí a dónde me dirijo tras salir de la oficina de Bartolomé. Fósil me acompaña mientras recorremos el camino de la entrada. A diferencia de lo que hicimos con la finca en Moscú de mi abuelo, esta no ha sido limpiada, por lo que la maleza continua siendo tan alta como yo.

No puedo evitar estremecerme y cerrar mis ojos con fuerza cuando llego al sitio en el que asesiné a Marcelo. Cuando veo la mesa en la que se apoyó antes de caer en el suelo. Cuando recuerdo cuál fue la carta que me hizo sobrevivir a él: su amor.

Pero eso Fósil no lo sabe.

Aunque sospecho que intuye que de alguna manera fui más partícipe en su muerte de lo que se cree, sigue pensando que fue Vicenzo quién lo mató. Nunca lo corregiré. Es por eso que cuando ve mi extraña actitud, se toma el atrevimiento de tocar mi hombro, lo cual me hace abrir los ojos para verlo, su mirada preocupada.

─¿Está bien, señorita Arlette?

─Sí ─respondo─. ¿Dónde está Rondion?

La expresión de Fósil, quién se ha sentido culpable por sugerirlo como un aliado desde que salimos del Gulag en Moscú, se ensombrece ante la mención de la escoria rusa con la que tengo que lidiar. Antes de darme una respuesta, habla por el intercomunicador colgando de su oreja y uno de los hombres del grupo que se ha repartido por la casa para asegurarse de que no haya ningún peligro en ella, le responde y le da su ubicación.

─Tomando el sol junto a la laguna ─dice, a lo que arrugo la frente.

Viejo demente ─gruño, a lo que Fósil asiente.

Debido a que sabe lo mucho que odio que mis hombres se queden junto a mí cuando estoy reuniéndome debido a lo débil que eso me puede hacer ver, guarda la distancia cuando finalmente identifico a Rondion acostado en una tumbona sin camisa y en ropa interior, un par de gafas cubriendo sus ojos. No estamos en verano, pero hace mucho más calor que en Rusia en un día promedio. Hago una mueca cuando veo a Víktor bañándose en el agua casi pantanosa frente a nosotros. A pesar de que forzar a su jefe a vivir aquí junto con sus hombres era una especie de castigo para él, nunca creí que Rondion trajera a su juguete de Moscú.

A pesar de que me odiaré por ello, ordenaré que limpien y acomoden la casa, estableciendo los servicios, una vez me vaya.

Cuando Alik te pregunte por qué estás aquí, quiero que le digas que este sitio no se encontraba en mi herencia y que se te fue dado como pago a tus servicios, razón por la que te encuentras en Chicago ─le digo mientras me detengo junto a él y dejo caer una carpeta con un título a su nombre sobre su estómago─. Es falso, pero dependiendo de cuán cooperador seas puede ser verdadero. ─Suelto un gruñido ante la idea de darle el sitio. No porque sea de valor para mí, sino porque no quiero darle absolutamente nada a esta rata─. Con respecto a tu hermano, Greg, creo que verlo antes de asistir a la cena en casa de Alik de mañana sería acertado. Así no parecerá falso tu regreso.

¿Y cómo esperas que lo convenza de aliarse contigo, Arlette, cuando ni tu padre pudo poner como aliado a todos los rusos? Si se mantuvieron callados con Iván y tu abuelo, fue porque los derrotó en una guerra en la que hubo demasiadas pérdidas. Porque probó que era mejor que nosotros derramando sangre.

Presiono mis labios juntos.

No es el único que me lo ha dicho. Vicenzo también lo ha hecho. Fósil. Flavio. Tengo la fe, sin embargo, de que no sea necesario. Por más que ame destruir a mis enemigos, hay enemigos con los que es necesario saber coexistir o de lo contrario te consumirán.

Tengo tantos planes.

Tantas metas.

Esto no puede estancarme. Chicago es mi casa, mi hogar, pero no lo es todo. Allá afuera hay un mundo de hermosas posibilidades, incluso para un miembro de la mafia siciliana. Mi padre no solo era un capo. Era un empresario. Un visionario. Estaba adscrito a varias organizaciones y grupos interesantes. Yo necesito ser más que él y necesito que Flavio y Beatrice y las próximas generaciones de nuestra familia sean más que yo.

La emoción de vivir se acaba cuando te estancas.

Quizás un ejemplo les ayude a recordar ─respondo, lo que hace sus hombros se hundan debido a que sabe que acaba de sentenciar a su propia gente con sus palabras, pero no se atreve a llevarme la contraria porque eso sería una obvia contradicción a lo que según él acaba de decir que es cierto, yendo en mi contra. Antes de irme, puesto que no tengo mucho más por decirle, lo miro con severidad─. Y ya que esto podrá tomar un tiempo de la manera que queremos, quizás un par de años, me tomé el atrevimiento de inscribir a Víktor en la escuela. Una linda muestra de hospitalidad y de cortesía de mi parte. Empieza mañana.

El mencionado me oye, puesto que se gira hacia nosotros en el agua, su rostro sin revelar ningún tipo de emoción, antes de hundirse en ella, su cabeza incluida. Rondion separa los labios para contradecirme, pero decide que es mejor no hacerlo y asiente. No puedo evitar preocuparme cuando los segundos pasan y Víktor no sale, sino que lo hace mucho más tiempo después de lo que la mayoría de las personas podrían soportar.

Sesenta segundos justos.

*****

Paso el resto del día en Cavalli Enterprises con Marianne y Hether, con quiénes me reúno para ponerme al día de lo que sucedió en mi ausencia, por lo que termino cenando fuera de casa y dirigiéndome a Gold Coast después de las nueve. Para entonces las luces del pasillo en el que duermen mis hermanos se encuentran apagadas. También la de la alcoba de Penélope y la del granero en el que viven Gavin y Aria. Vicenzo tampoco ha llegado, ni lo hará hasta dentro de al menos dos horas, por lo que entro en la habitación de Beatrice antes de pasar por la mía. Iría a visitar a Flavio también, pero sospecho que podría seguir molesto conmigo. No lo culpo. A su edad tampoco entendería mis acciones, a las cuales finalmente les encontré sentido luego de meditar sobre ello toda la noche después de lo que le hice pasar.

No quiero que sea el capo más joven en Chicago.

Quiero que sea el que dure más.

No quiero que muera a los cuarenta, como nuestro padre, sino que se tome su tiempo para prepararse de la manera adecuada. Para estudiar. Lo he visto matar y lo hace bien, pero no será un Vicenzo, quién me necesita para complementar esa parte del papel. Debe continuar observando en silencio, aprendiendo en silencio hasta estar listo. Como yo lo hice en su debido tiempo. Mientras tanto, iré complaciéndolo un poco con pequeñas tareas, pero a mi modo.

Y cuando deje de ser malcriado y me mire a los ojos de nuevo, lo cual no hizo durante el desayuno esta mañana.

Sigues despierta ─susurro, sonriendo cuando veo a Beatrice acostada en su cama, pero mirando fijamente hacia el techo.

Lamento desobedecer las reglas, hermana ─responde, incorporándose en su pequeña cama de sábanas blancas con dosel. Me siento en una de las esquinas ante la atenta mirada de sus ojos azules. El mundo puede estar desmoronándose, pero Beatrice me sigue viendo como si no tuviera que preocuparse por ello debido a que estoy aquí para mantenerla a salvo. Flavio, por más enojado que esté conmigo, también─. Me desperté luego de que Petruskha me leyó un cuento. Me dormí, pero... ─Mira hacia sus manos, lo cual puedo observar debido a la escasa luz que entra por su ventana y porque enciendo la lamparita junto a ella─. Tuve una... una... ─Pequeña Beatrice arruga la frente, buscando la palabra y probablemente encontrándola en ruso y en inglés, pero no en italiano─. Una... yo... ─Suspira─. No sé cómo decirlo.

Tras tomar una honda bocanada de aire, lo dejo pasar.

Una pesadilla.

Ella afirma.

Sí. Una pesadilla.

Mi corazón se arruga ante lo aterrada que se oye su voz pequeña.

¿En qué consistía tu pesadilla, mi dulce niña? ─le pregunto mientras estrecho suavemente su pierna, interesada en su respuesta debido a que sé cuánto puede herir un mal sueño.

Mi mami me abrazaba ─susurra─. Pero no podía ver su rostro. ─Un par de lágrimas escapan de sus ojos─. Y yo quería verla.

A pesar de lo simple y poco terrorífico que es lo que describe, no puedo culparla por considerar lo que soñó como una pesadilla ya que suena mucho peor que ser comida por un monstruo en el armario. Al menos debido al monstruo podría consolarla y ayudarla a superar su miedo, pero no puedo hacer nada por calmar su dolor en lo que se refiere al vacío que la ausencia de Beatrice y de mi padre probablemente dejará en ella al crecer.

No hay forma de reparar su corazón.

O el de Flavio.

O el mío.

Ni siquiera con venganza.

La venganza solo permitió que continuáramos.

¿Quieres que te hable de tu madre?

Beatrice afirma, viéndose de repente entusiasmada debido a que tanto Flavio como yo evitamos darle detalles que puedan hacer ver a Beatrice de una mala manera. Débil o como una perra superficial. Quizás era ambas, pero también era una buena esposa y una buena madre. En el fondo, una buena madrastra.

─insiste cuando no empiezo al momento.

Tras exhalar con fuerza, me dirijo nuevamente a ella.

Puedes ser fuerte de dos maneras, Beatrice ─le digo, reservándome los detalles físicos sobre Beatrice debido a que pequeña Beatrice la ha visto en fotos─. Abiertamente, como nosotras, o silenciosamente, como tu madre. El que una mujer se case, tenga hijos y se quede en casa para cuidarlos no la hace débil. Lo que la hace débil a ella, a todas, es amar demasiado. Incluso sobre sí misma. Tu madre amaba mucho a su familia.

Beatrice me mira con curiosidad.

¿A ti también?

Sintiéndome avergonzada por su pregunta, bajo la vista.

Sí.

Tras verse confundida por un par de segundos, niega.

Me gusta que mi mami me haya amado, pero no quiero morir.

No puedo evitar sonreír de manera temblorosa ante lo que dice.

No lo harás. Solo no ames a la persona incorrecta.

Sus ojos se entrecierran.

¿Mi mamá amaba a la persona incorrecta?

Nuevamente, no tengo el valor de mentirle.

Sí.

¿Mi papi no la amaba?

A su manera lo hacía, pero eso no significa que haya sido el correcto para ella ─respondo, sintiéndome mal por hablarle mal de él, pero no es correcto decirle algo que Flavio podría contradecir con un montón de argumentos, al igual que todos.

Todo Chicago sabe que Sveta fue el amor de su vida, nadie más.

¿Cómo sabes cuándo es la persona correcta?

Dejando de lado el sentimentalismo de la conversación, mis labios se aplanan. Por más que quiera zarandear a Beatrice por estar empezando a hablar como Marianne o Hether cuando se inmiscuyen en mi vida privada, no lo hago. Esta charla es necesaria y aunque es triste que sea la única persona con la que la tenga, debo dársela para que sea consciente de lo que es o no bueno para ella en ese ámbito desde ahora. Así no sufrirá luego.

¿Te refieres al amor? ─pregunto para asegurarme.

Ella afirma.

Sí, como el de los cuentos y...

El amor es aburrido ─la corto─. En nuestro mundo, sabrás que habrás encontrado al correcto cuando consigas a alguien en quién puedas confiar tu vida y la de los tuyos, vivir un montón de aventuras y ser tú misma. El correcto es el que te haga darte cuenta de que los cuentos de hadas no son tan buenos como dicen. Si quieres usar un vestido y poner un brillante diamante en tu dedo, puedes comprarlos. Si quieres chocolates y flores, también puedes comprarlos. Si quieres algo mucho más difícil, como la luna, puedes trabajar duro y bajarla por ti misma. ─Beatrice me mira a los ojos cuando aprieto sus manos con las mías. Estos están amplios y atentos─. El correcto es el que no dudará en acompañarte a dónde sea que vayas, sean cuales sean tus planes, sin cuestionarte. El que no te haga sentir mal por ser poderosa, Beatrice, porque eso es lo que todas las mujeres estamos destinadas a ser si queremos y en tu caso, mi dulce niña, es más que el destino. Es la realidad. Serás alguien importante un día y necesitas a un hombre que sea capaz de vivir con ello. Alguien que puedas llegar a considerar parte de la familia porque no te hará elegir entre él y nosotros, es decir, entre él y tú misma.

Tras mirarme en silencio por unos segundos, sin aliento, prosigue.

¿Como Vicenzo?

Su pregunta hace que mis pulmones se queden sin aire.

No porque él no lo sea, sino porque lo es.

Y, nuevamente, no puedo mentirle.

No tan descaradamente. No cuando me está mirando fijamente y cuando ella, a su tierna edad de cuatro, ya es capaz de unir puntos. No puedo burlarme de algo de lo que estoy orgullosa.

─respondo─. Como Vicenzo.

Dando por terminada nuestra conversación, me inclino para besar su frente. Ella, sin embargo, no opina lo mismo. Rodea mi muñeca con sus pequeños dedos cuando me levanto para irme, incorporándose también. Es tan hermosa y parecida a Beatrice que a veces, el solo verla, me causa escozor en el pecho.

Me gusta Vicenzo... ¿pero qué pasará si me enamoro de un príncipe? Quiero ser poderosa, pero también quiero dulces y flores. No es lo mismo que los compres a que te los regalen.

Aunque sus palabras me decepcionan, no la culpo por hacerlo.

Por desear ese tipo de amor.

No cuando una vez yo también lo quise.

Un príncipe o un monstruo. Ya sea como nosotros o no, te prometo que te apoyaré con respecto a quién decidas estar siempre y cuando él nunca te lastime. ─La promesa que le hice a Beatrice antes de morir viene a mi mente, por lo que mi voz se vuelve mortalmente seria. Beatrice lo nota y se separa de mí, escondiéndose debajo de su manta y contemplándome con solo la parte superior de su cabeza sobresaliendo de esta─. Pero en el momento en el que me entere que has sido herida física, emocional o psicológicamente por alguien y que tú lo has permitido, ya no podrás escoger por ti misma. A tu favor, tendrás la posibilidad de seguir tu corazón antes de que eso suceda. Espero que no me defraude.

Beatrice no dice nada más, limitándose a asentir.

Al abandonar su habitación, sin embargo, la escucho murmurar.

Yo tampoco.

Hola, espero que el capítulo les haya gustado. A mí me pareció super tierno y necesario. No voy a poder hacer doble hoy porque no pude usar la pc el tiempo suficiente, pero cualquiera de estos siguientes días lo hago o extiendo un poquito más el maratón para llegar al 19

El siguiente va a estar impresionante

Capítulo dedicado a: callmeabitch

Siguiente a la que + comente

No se olviden de darle amor al capítulo y de seguirme en redes sociales, oscaryarroyo en Instagram y twitter para adelantos y fandom. También unirse a nuestro grupo de lectoras en Facebook (Leemos a Osc)

En un rato voy a crear un grupo de WhatsApp solo de Mafia Cavalli, así que estén atentas

Love u



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro