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- JungSan, estás hermosa -dije animosa, en realidad se miraba bellísima.
Traía un vestido largo color azul brillante con pedrería y un lindo peinado en su cabello.
- Gracias Unnie, quería saber si podíamos hablar tú y yo.
- Claro que sí -mire a Jungkook, que beso mi mejilla para luego alejarse de nosotras- Dime...
- ¿Puede ser en otro lugar? -asentí y la seguí hasta la planta alta.
Estamos en la casa de Jungkook, veo a gente moverse de aquí para allá, y muchos muy bien vestidos, algo se celebra hoy y yo ando en mis peores fachas, estúpido Jungkook que no me lo advirtió.
Entramos a un cuarto con ventanas grandes, cortinas blancas que dejaban ver la claridad del día, por lo que ví a la rápida, es algo así como biblioteca o despacho.
- ¿Y bien?
- Nuestra primera impresión no fue buena, y a pesar de que luego ya nos hablábamos nunca pude decir que lo siento.
- No era necesario.
- Si lo era, cuando Jungkook decía que su novia era la mejor en Vóley me molestaba mucho, él no lo hacía con esa intención solo quería presumirte, pero aún así me molestaba.
- Está bien Sannie, todo quedó atrás.
- También quiero pedirte disculpas por mentirte.
- ¿Mentirme? -esto no me lo esperaba.
- Cuando te llame para saber tus medidas con la excusa de mandar a hacer tu uniforme -tocaron la puerta levemente- si debes molestarte con alguien que sea con el conejo -murmuró
- ¿El conejo? -camino hasta la puerta y abrió para salir.
Jungkook vestía de traje negro con una pulcra camisa blanca y corbata roja, muy bien peinado y perfumado, la puerta se cerraba tras él, sonrió nervioso y tomo mis caderas.
Cómo amo que haga eso para pegarme a su cuerpo, es muy sensual.
- ¿Lista?
- ¿Qué pasa aquí?
- Debes cambiarte de ropa.
- No entiendo -me giro en mi eje, abrazo con fuerza y me encamino hasta uno de los estantes, dónde no había notado que colgaba un traje blanco lleno de pedrería.
- Mi madre me preguntó qué haríamos que lindo para recibirte hoy en la familia, y respondí "con una boda" no creyeron que hablaba en serio hasta que comencé a planear y ellas me ayudaron.
- ¿Una boda?
- Mhm
- ¿Me voy a casar?
- Nos vamos a casar, a no ser que no quieras.
- Claro que quiero -me di media vuelta- esa noche fue la mejor noche de mi vida.
- Fue nuestra noche de la vida -nos besamos lento
Me ayudó a ponerme el vestido, con los botones a mi espalda, me sentía nerviosa, ansiosa pero por ningún motivo dudaba de lo que sucedía, el traje estaba entallado a mi cuerpo, supo escoger bien, es realmente hermoso, me miró con orgullo y beso uno de mis hombros.
Me llevó hasta una silla, y luego salió.
A los minutos, su madre y la mía entraban admirando y elogiando lo hermosa que me veía, yo, solo intentaba no hablar o lloraría de felicidad en ese instante.
Ellas me acomodaron el cabello, me maquillaron sutilmente y cuando estaba lista, Kook volvió con un ramillete de flores.
Caminamos al altar juntos, uno al lado del otro, todo sucedía tan rápido y hermoso que creía era un sueño más, y si lo era, uno del que nunca quiero despertar.
Fin
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