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Tiene que serlo

Capítulo I

(Escuchar canción en multimedia)

Nunca me han gustado las despedidas. Tener que decirle adiós a alguien a quien no quieres perder es una de las cosas más duras de la vida. Desearía que todos a mi al rededor fueran eternos, pero la vida no es perfecta. Así que, una vez más tengo que decirle adiós a alguien que no quiero dejar atrás. Sin embargo, estas últimas semanas han estado cargadas de cambios y eso asusta.

—Esta es la última Emi —comenta mi hermano mientras baja la caja. El sonido que provocan sus botas en el suelo de madera entra a mis oídos.

Es en ese momento, cuando todas mis cosas se encuentran dentro de esta nueva casa, en el que siento miedo. Las piernas comienzan a temblarme y siento un hueco enorme en el corazón. Una vez más un escalofrío recorre toda mi espalda, es así como sé que ya no hay marcha atrás.

—¿Quieres que la deje aquí o busco otro lugar? —cuestiona mi hermano mientras veo como una gota de sudor le cae por la sien. Llevamos bajando cajas desde hace media hora. Pobre, ambos estamos exhaustos, pero me alegra que sea él quien me ayude con todo este proceso.

—Mejor ven y siéntate conmigo en este sillón tan cómodo —comento lanzándome a la suavidad del sillón color gris que compré hace una semana. El olor de muebles nuevos inunda toda la casa y por un momento siento como si estuviera en una tienda departamental lujosa.

—¿En serio no quieres que te ayude a subir más cosas? —pregunta Milo con un rubor en sus mejillas lechosas. No puedo evitar sonreír con ternura al ver a mi hermanito tan atento a mí.

—No, solo necesito que me des un último abrazo. —Es así como camino hasta él y lo jalo del brazo para tumbarlo a mi lado. El olor de sudor y colonia llega a mi nariz al acercar mi rostro a su pecho. Sin embargo, el tamborileo acelerado de su corazón me hace sonreír, esto confirma su ardua actividad. Sé que ahora todo puede parecer un desastre pero esto muy pronto se verá cómo un verdadero hogar... tiene que serlo.

Milo acaricia mi cabello castaño con delicadeza, pero me preocupo cuando elevo la mirada y noto sus ojos grises llenos de angustia. El rubor que le dio el ejercicio de la mudanza ha desaparecido por completo. Se ve incluso más pálido de lo normal, así que frunzo el ceño.

—Ya se está haciendo tarde Emi —inquiere mi hermano poniéndose de pie y dándome la espalda—. Creo que será mejor que me vaya. No quiero encontrar tráfico en la autopista.

Pero su discurso es interrumpido por sus sollozos. Al darse la vuelta veo las lágrimas cayendo por sus mejillas. Lo único que hace es acercarse a mí y ponerse en cuclillas para esconder su rostro en mis rodillas. Justo eso es lo que hace cada vez que está triste o tiene miedo, lo cual me hace sentir culpable. Aunque me termino de derrumbar cuando sus sollozos entran a mis oídos. Su dolor provoca que las lágrimas comiencen a mojar mis mejillas sin piedad alguna. No puedo creerlo, pero desde hace tres semanas llorar se ha convertido en lo más fácil de la vida. Estoy segura que muy pronto me quedaré sin lágrimas pues todos los días son iguales.

Así que tomo el brazo de mi hermano y lo jalo hasta que comenzamos a abrazarnos. Ambos nos quedamos llorando sin parar durante algunos minutos... ¿por qué de repente se ha puesto tan vulnerable? Pensé que los niños miedosos que habíamos sido en el pasado ya no existían.

—No quiero dejarte aquí —balbucea entre lágrimas—. ¿Por qué tienes que quedarte aquí? ¿Por qué tienes que irte tan lejos Emi? No es justo. Tú no eres la que tiene que hacer esto.

Sus palabras azotan mi mente como un remolino. Lo cierto es que la justicia ha sido una de las cosas en las que más he pensado estos últimos días. Así es como he llegado a la única conclusión posible para mi caso: nada de lo que me está pasando es justo. Aquí no hay justicia de ninguna clase. Lo único que tengo claro es que tengo la mente y el corazón destrozados.

—No tienes que estar sola. No tienes que probarle nada a nadie Emi. No tienes que quedarte aquí si no quieres —explica una vez más enjugando sus lágrimas en mi cabello castaño. Así que le regalo una sonrisa y atrapo su rostro entre mis manos para que me mire a los ojos.

—Necesito esto Milo... me está haciendo mucho daño tener que verlo. Lo sabes, ¿cierto? —De repente Milo deja de sollozar y me mira directamente. Sus hermosos ojos grises inyectados en sangre por las lágrimas me miran suplicantes y llenos de miedo. Deja de torturame hermano.

—Emi, pero... ¿por qué eres tú la que tiene que esconderse? Tú no hiciste nada malo, él es el idiota que hizo todo mal. Por su asquerosa culpa tengo que quedarme sin ti. ¿Ya ves que no es justo Emi? —Mi hermano menor se aferra a mi cuerpo con fuerza mientras sigue llorando desconsolado.

Sé que desde que salimos de California él ha esperado que yo le dijera que diéramos la media vuelta. Sin embargo, mientras más kilómetros recorríamos en el auto... más libre me sentía.

—Solo será temporal Milo. Espero poder regresar pronto, pero de verdad necesito estar aquí. Necesito despejarme de todo esto. Es necesario empezar de nuevo hermanito.

El sonido de algún reloj en las cajas entra a mis oídos, además de los ladridos de un perro, pero mi hermano no dice nada. El vaivén de su respiración sobre mi vientre hace que sienta un escalofrío. Sin embargo caigo en cuenta que el sol se está ocultando y la temperatura bajando. Vamos Milo, dime algo cariño.

—Pero tus amigos, tu familia y tu casa están en California, no aquí Emi. Si necesitas algo, ¿quién te va a ayudar? Ni mamá ni yo estaremos cerca —El olor de los muebles nuevos una vez más se impregna en mi nariz y mi cerebro comienza a procesar todo de golpe. Me quedaré sola.

—Estaré bien Milo. Soy una chica ruda y lo sabes —carcajeo en lo bajo—. Prometo que estaré mejor, por ahora solo necesito estar aquí hasta que me sienta mejor. Compréndeme por favor.

Mi hermano lanza un suspiro lleno de desilusión y yo paso mi mano por su cabello lacio, despeinándolo en el proceso. Pero por la mirada que me lanza comprendo que no está satisfecho con mis palabras.

—Aún así prometo venir contigo todos los fines de semana. De verdad no quiero que estés sola durante todo este proceso. —De golpe se pone de pie y yo me sobresalto un poco por su reacción. Comprendo que le dé miedo pensar que me quedaré a cientos de kilómetros a la distancia.

—¿Te preocupa que cometa alguna tontería? —Mi pregunta ensombrece el rostro de Milo y no dice nada. Su silencio me confirma su mayor miedo y sin saber por qué me siento derrotada.

—Te quiero mucho Emi. Por favor piensa siempre en eso. Yo jamás te traicionaré, aún habemos personas que daríamos todo por ti. Nunca dejes de confiar en las personas que te aman. Aún hay gente buena que movería el cielo para verte sonreír. Un mal ser humano no nos convierte a todos en horribles seres humanos. Jamás lo olvides mi dulce Emi. —El muchacho deposita un beso en mi mejilla y descansa su frente sobre mi pómulo izquierdo.

Nuestra despedida se extiende unos cuantos minutos más en los que nos quedamos abrazados sintiendo la ausencia de ambos. Pero cuando Milo arranca el auto y se pierde de vista en la lejanía es cuando siento dolor. Así que desconsolada entro a mi nueva casa para derrumbarme en el sillón y llorar durante toda la noche. Mi mente solo contiene un pensamiento, uno que me ha atormentado durante las últimas tres semanas: Joseph Lawson. El idiota de Joe Lawson.

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Nota de la autora:

Hola mis hermosas constelaciones. Creo que este último año he estado muy ausente. Sé que siempre que pido su ayuda ustedes apoyan mis proyectos y eso se los agradezco bastante. Ahora les traigo esta nueva idea que por cierto, estará participando en el Open Novella Contest 2023. Si están interesados en saber más sobre este concurso los invito a que ingresen al perfil de OpenNovellaContestES pues ahí viene toda la información requerida..

Sin embargo creo que este proyecto será muy especial y personal pues como algunos pudieron saber, el 2022 fue muy duro para mí pues terminé mi relación de casi cuatro años y sin duda eso me dejó devastada. Si les soy sincera aún sigo tratando de sanar mi corazón, sobre todo porque esa persona resultó ser uno de los seres humanos más crueles y malos que he conocido.

Así que este libro lo estoy escribiendo para mí y mi corazón roto. Porque del dolor surge el arte más hermoso del universo. Y porque aunque me dejaron hecha trizas, siempre he podido salir adelante sin importar nada.

Canción: How to disappear –Lana del Rey

Gracias y espero que "Volando con las alas rotas" llegue a sus corazón pues el mío se los está pidiendo a gritos de esperanza.

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