Cuando se inclino la sombra vuela sin asentarse, cuando el corazón vuelve y se va.

 La mesa es blanca como mármol, como el cristal o como la obscuridad de los muebles. Sea como sea, caen sobre ella postres. No es necesario contemplarlos. He gastado mi apetito, lo he perdido al desearte. En mi curiosidad de saber hasta cuando podría huir de ti. Acabo sentada nuevamente, atrapara entre mi cuarto y la medianoche.

 Platos dulces como curiosa lluvia de porcelana.  Un comedor que me encierra con la neblina de su dulzura...No es sencillo alejarme, de un lado una silla, la mesa y la ventana...Te oigo y haces temblar su cristal. La abro, dejándola sin vidrio he intento verte. Que terrible. Ahora que esta altura sea la reja que me impide caer hasta ti. Perdóname, sí yo quería verte ir, pero es esta cena la que me ata a mis oraciones y a mi madre. ¿Quieres comprarla? Yo te quería, lo sé, pues te quise y te ame hasta que mi corazón no sabía ya si abrazar tu orgullo o el mío. 

¿He de hablar ahora? Decir lo que pensaba entonces? Ahora lo pides...y ya no me acuerdo. Gotas de fresa hacen brillar mi boca y la sellan. Lo siento, el azúcar endurece sobre mis labios, y se endurece, los vuelve hielo. He causado un alboroto. Ahora baja la luna y yo no con ella. Estoy arriba y el mar abajo ¿Qué no es así? Oh cariño, es que tú no ves que apenas esta empezando. Te tuve, y ahora ya no recuerdo cuando ni como te solté .. Como botones rojos, las bayas en mi plato. Pequeños y fáciles de tomar ...ah y cuando caen traen problemas. Yo te los cause ¿Lo recuerdas? Y te regale un ramo de flores de papel, secas como las rosas cuando están muertas. Pero brillantes, como el dinero, como las esperanzas que entonces teníamos. Tan difícil es aceptar la realidad, no tenías lo suficiente para comprarme del todo. Y por no dañarte, me doy cuenta que te ahogaste en mi hipoteca. Cosas que pasan, cosas de las que debo acostumbrarme.

 No es que estuviera cansada, el reloj estaba en tu mano. El día se despedía, pero todavía nos quedaba la una y las dos del siguiente. Y preferiste creerme a mí. Aunque ahora intento negarlo, llegue creer que un día contigo era perderlo. Por hacer que lo fuera, lo dije, lo creí y así fue. Perdóname, porque yo quería sentirme viva, llorar, bailar, amar. Quería todo esto, pero lejos de ti. Quería todo esto, y aunque no me creas, te quería a ti. Y yo intentaba sostenerme a tus palabras, a lo que tú me decías. Olvidaste ocupar mi cuarto dedo, te basto un lugar en mi armario. 

No, no necesito un descanso, no ocupo de un bolso más . Una vez que las cortinas caían, la vida para mí moría. ¿No lo sabías? Debería estar triste, solo te probé. Dulce condenación despedirme de ti cuando las estrellas, cual fuego en las velas de un cumpleaños. Traen del viento a mí, tu nombre nuevamente.

Deja pues que el tiempo se vaya conmigo, pues que me vendí a él. Yo no he cambiado. La luz es bella, el caos también. Quédate pues con tus ciudades, con los amores que guardas en cada una de ellas ...Me hiciste dar vueltas, sufrir ante mis propios caprichos. En los que constantemente estabas tú...Me pides que diga algo más ¿Qué? Atesoraste ante mí tarros de miel, valles con frutos secos. No comprendiste que tenía sed, que te quería a ti.