Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Tres.

Risas ahogadas por el alcohol, cubiertos contra las mesas y los comentarios indecentes de algunos camioneros que disfrutaban del ambiente, era lo que más se podía escuchar en aquel local. De fondo se podía apreciar algo de música deprimente, propia de los bares que se situaban a mitades de grandes autopistas como zona de descanso para la gente que llevaba mucho tiempo por carretera.

Las tristes baladas de Guns N' Roses hacían suspirar a más de uno, como forma de melancolía, recordando algún viejo amor del pasado.

Suspiró dejando el vaso completamente vacío a un lado, trataba de concentrarse en cualquier cosa; en las noticias que aparecían en la pequeña y cuadrada televisión, cuya imagen se encontraba algo distorsionada por la edad de la pantalla, apenas se podía detectar nada de lo que la reportera decía, gracias al ruido y a la mala calidad del audio, de todas formas, ¿Por qué querría escuchar a los pesimistas sociales? Sólo anunciaban noticias que acababan con su fe, y para ser sinceros, tenía suficiente con hundirse en su propia mierda.

Quizás podría concentrarse en lo mucho que necesitaban una mano de pintura, no les vendría mal otro color que no fuese verde oscuro o simplemente una pequeña reforma, las paredes comenzaban a caerse por las esquinas y eso le daba un aire lúgubre que nadie parecía notar. Puede que pasar un poco el paño, pues no era un secreto que en los rincones más absortos del lugar el polvo ocupaba todo, haciendo estornudar a los más sensibles.

A pesar de que el ambiente era algo penoso, a Minho le gustaba estar allí.

Alzó una ceja mirando al camarero, quien suspiró ya sabiendo lo que su amigo le estaba pidiendo sin palabras, era consciente de que no había remedio para el poseedor de gran estatura que tenía en frente, pues desde lo que había ocurrido años atrás, habían intentado cualquier cosa para que volviera a ser el de antes, o al menos, para que volviera a sonreír de verdad como en antaño hacía incontables veces al día, cuando el amor de su vida aún respiraba y pisaba esa tierra.

一Deberías relajarte, Minho. 一Felix no pudo acallar sus pensamientos y los expresó en forma de palabras, antes de que pudiera siquiera tomar la decisión de hacerlo. Al ver la mirada que le acababa de proporcionar el contrario, suspiró, parecía no querer continuar con aquella conversación tan rutinaria, repetida un millón de veces, por lo que después de hacer un gesto con la mano, quitándole así importancia al asunto, comenzó a caminar hacia un lado donde le esperaban otros clientes.

Minho bebió casi de un trago el contenido restante del pequeño vaso, para luego dejarlo de nuevo sobre la mesa. Hacía demasiado tiempo que no hacía de las suyas y estaba comenzando a pensar demasiado de nuevo; por experiencia propia sabía que en él, no era lo mejor, no era lo más sano.

¿Sería lo correcto admitir que había tratado de acabar con todo más de una vez conscientemente? No, aquellas no serían las palabras adecuadas para referirse a la droga que lo hacía desvanecerse de la oscura realidad en la que habitaba sin ganas día a día, torturándose a sí mismo para no volver a pensar en él.

Pero claro, los recuerdos siempre subsistían y los malos parecían no querer salir de su cabeza, por esa misma razón se jugaba la vida cada vez que podía con cualquier cosa que se le pasara por la cabeza; tampoco es que le quedasen demasiadas energías para vivirla.

Casi como sí el universo le hubiera estado escuchando, las dos personas que estaban sentadas justo detrás de él comenzaron a hablar alzando más la voz, Minho estaba a punto de mandarlos a callar con una amenaza certera, sin embargo, detuvo sus intenciones al escuchar de qué trataba la conversación.

一¿Y... Está bien?

一Sí, se recuperará. 一pudo reconocer la voz de Hyunjin, un cliente que frecuentaba mucho aquel local, y quien había dejado de hablar durante unos segundos para, según lo que Minho era capaz de escuchar, tomar un trago de su bebida. Trataba de no hacerlo evidente, pero casi parecía que tenía la oreja sobre ellos一. Dicen los médicos que en unas semanas saldrá de urgencias.

一Joder, sí que tuvo que ser un golpe fuerte. 一dijo un sorprendido sujeto, haciendo notar demasiada expresividad en su tono.

一Claro que sí, Gangha derribó su coche.

Minho arrugó el ceño, se había perdido en aquellas palabras.

一¿Gangha? 一al parecer no era el único que no entendía.

一¿No sabes lo que es? 一no se escuchó una respuesta vocal, por lo que Minho supuso que había simplemente negado con la cabeza一. Es un viento muy fuerte, pero muy, muy fuerte que derriba hasta árboles. Sólo se encuentra en las montañas.

«Sólo en las montañas», se apuntó Minho mentalmente, mientras jugaba a enredar sus dedos entre ellos.

Aquello podría resultar divertido.

一No es sólo eso. 一siguió contando Hyunjin, golpeando la mesa con la jarra que tenía en su mano y volviendo a llamar la atención del pelinegro一. Cuenta la leyenda, que los vientos son tan fuertes, que te harán enloquecer hasta ver visiones.

一¡Que estupidez! 一dijo el contrario, hablando un poco más alto que antes. Minho lo iba a catalogar como “El chico de la voz irritante”. Se escuchó una mano golpear contra la mesa, quizás en forma de reproche. Auditivamente hablando, no gozaba de demasiada fuerza一. Eso es imposible. 一Hyunjin rió en forma de burla, su contrario lo miró con el ceño fruncido.

一No son más que mitos que cuentan para asustar a los niños, ya que ese lugar es peligroso. 一Hyunjin sorbió de su vaso, mirando de manera fugaz a su acompañante一. Pero, ¿Quién sabe? Quizás...

一Ni se te ocurra, Lee. 一Felix habló, haciéndole desviar su atención del par al que anteriormente estaba escuchando, Minho alzó la mirada y gruñó molesto, antes de encarar al que segundos antes había hablado. El camarero lo miraba duramente一. Sé lo que estás pensando.

一¿Y tengo que aplaudirte por ello? 一preguntó el pelinegro sarcásticamente jugando con su vaso, sin mirarle. Inseguro.

一Es peligroso.

一Tú no lo entiendes.

一Joder, claro que lo hago. 一Felix suspiró, masajeando con no demasiada suavidad el puente de su nariz. En parte, estaba cansado de la misma situación一. No lo hagas.

一También lo has oído hablar, ¿No?

一No hagas como que te es importante, apenas conocías su existencia desde hace veinte minutos. 一el del cabello rubio continuó limpiando la barra delante de Minho, quien le dirigió una mirada asesina. El rostro de Felix pareció ablandarse一. Minho... Aquello fue hace más de un año.

一¿Y? 一preguntó el pelinegro alzando una ceja, su tono había sido seco. No quería que su contrario sacase a la luz “el tema” que tanto había tratado de evitar.

一Súperalo.

Minho rió, una risa amarga y sin gracia alguna.

一Cuando Jeongin muera, te diré lo mismo. 一Felix se sintió empalidecer con sólo pensar en aquella posibilidad, sin darse cuenta, dejó el paño húmedo a un lado, notando cómo su corazón empequeñecía.

一No se puede comparar, lo tuyo fue hace tiempo...

一¡Un año y medio no se puede comparar con toda una vida junto a él! 一alzó la voz, golpeando el grueso vidrio del vaso contra la madera de la barra, y por consecuencia, haciendo que se estallara. Unos pocos cristales salieron disparados en todas las direcciones, y a pesar de que uno casi le da a su amigo, de no ser porque se cubrió el rostro con la mano, Minho no pareció percatarse de lo que acababa de hacer.

一N–No estás bien...

一Estoy perfectamente, Felix. 一contestó con sequedad, limpiando su mano en la tela oscura de su camiseta, el cristal había logrado cortar parte de su palma, mas ignoró la herida con tal de mantener su orgullo a raya.

El local se había quedado en silencio debido al espectáculo. Más de un camarero se había mantenido estático en el sitio, mientras que seguían sujetando una bandeja sobre la aguardaban los pedidos de los consumidores. Más de uno le advertía con la mirada, sin embargo, para Minho no podía ser menos relevante. Sin saber qué otra cosa hacer, suspiró levantándose de la silla sin cuidado, el sonido de la madera al arrastrarse inundó el lugar junto con los lentos pasos del más alto. La música parecía haberse detenido en el momento menos oportuno y, bajo la mirada de pocos clientes que ocupaban espacio en el bar, salió con aires de indiferencia por la puerta.

Llegó a su vehículo estacionado en el gran y vacío parking en frente del bar, sólo unas pocas lámparas iluminaban el asfalto, además de un cutre letrero de neón rosa que llamaba la atención y con ello su paradero, haciendo que su sombra pareciera gigante e imponente.

Justo lo contrario a como se sentía; pequeño, vulnerable ante todo.

Caminó con la mirada fijada en la puerta del copiloto, torturándose a sí mismo, mientras recordaba a su chico de piel bronceada sonriéndole desde dentro.

El anhelo se escapó de él y la melancolía lo inundó, haciéndolo casi quebrar en el mismo sitio.

Pero sólo casi.

Una vez estuvo sentado donde le correspondía, apoyó la cabeza con pesadez sobre el acolchado cabecero, respiró profundamente mientras que sus ansiosas manos rebuscaban en sus múltiples bolsillos hallar lo que buscaba: una pequeña cajeta de cartón, cuyo contenido aliviaba su ansiedad mientras que lo mataba lentamente. No dudó demasiado en poner uno de esos alargados cigarrillos entre sus gruesos labios para después haberlo encendido, dar una fuerte calada al producto.

Suspiró expulsando el humo que había pasado momentáneamente por una parte de su cuerpo para luego morderse el labio, pensativo, mientras que miraba hacia el oscuro horizonte.

Gangha estaba a punto de recibir una visita y Minho de ser testigo de su fuerza.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro