Seungmin caminaba hacia la parada de bus después de clases. Se sentía culpable. Había visto como toda la clase le temía a aquel chico solo por el buen manipulo de palabras de Félix. Y se sentía tan mal por no poder hacer nada. Él debía de seguir fingiendo que era su amigo, tratarle como a un dios. Estaba obligado a confirmar que todo lo que decía el pelirrojo era verdad, incluso si sabía que no lo era. Y esta vez era solo una intuición; era solo una hipótesis que había formulado en su cabeza debido a la forma de actuar de cada persona, pero tal vez su "mejor amigo" no era quien decía ser.

Apretó los puños dentro de los bolsillos de su chaqueta y cerró los ojos con fuerza. Odiaba aquella situación.

Cuando el bus llegó, se sentó en el sitio que solía ocupar siempre y observó la calle por la ventana. Justo antes de que el vehículo cerrara sus puertas y arrancará, alguien llegó corriendo y entró en él. Seungmin le observó. Observó cómo se apoyaba sobre sí mismo para respirar, como el sudor bajaba por su frente, como su pecho se agitaba, como sus ojos buscaban asiento libre... Y aún así, seguía sonriendo.

El autobús arrancó y la sacudida hizo que el chico se desestabilizara y tuviera que agarrarse con fuerza a una de las barras amarillas para no caer. Por instinto; Seungmin se levantó a ayudarle, manteniendo el equilibrio por el pasillo del automóvil en marcha. Le cogió de las manos para ponerle recto de nuevo y le sonrió.

- ¿Estás bien? - dijo cortesmente. Él contrario asintió aún sonriendo. Luego señaló su chaqueta del uniforme. - ¡Ah! ¿Le pasó algo a mi uniforme? - se miró por todas partes soltando sus manos, por lo que el otro tuvo que agarrarse de nuevo a la barra. El mayor le miró dándose cuenta de su error, pero él negó con su permanente sonrisa.

- Es... Es igual que el mío - dijo tímidamente.

- ¡Oh! Sí, vamos a la misma escuela.

- No... No te había visto antes... - bajo la cabeza riendo nerviosamente.

- ¿Eh? ¿Tan invisible soy? Bueno... Siendo la sombra de ese ricachón es normal que no se me recuerde - se rascó la cabeza avergonzado.

- ¡Oh! Eres el chico que siempre va con Félix... - su mirada pareció endurecerse y Seungmin en seguida supo porque. Aquel chico era el único que había ido tras el nuevo delegado de deportes de la clase... Seguramente odiaría a Félix; y por consiguiente, a él. Pero no iba a permitir eso.

- Si, es una mierda ¿no? Ojalá pudiera tener otros amigos, siempre tengo que estar fingiendo con él... Por cierto, gracias por apoyar a ese chico antes e ir tras él. Yo quería hacerlo pero...

- No tienes porque estar con Félix si no quieres. ¿Te cae bien?

- No mucho... Es demasiado... ¿perfecto? Bueno... Siento que oculta algo.

- ¿Y por qué estás con él?

Los recuerdos inundaron la cabeza del mayor, que bajó la mirada entristecido y aguantó la rabia y la tristeza; que ya comenzaban a mezclarse en su corazón, golpeándolo como un gran oleaje contra un rompeolas.

- Estoy obligado... No puedo... Decir el porque.

- ¡Oh! Si, lo siento por haberme entrometido en tu vida. No debí de decir nada - respondió nervioso soltándose para hacer un gesto con las manos de disculpa. Pero el bus frenó en aquel instante y el chico se precipitó hacia atrás. Seungmin lo notó y se abalanzó para cogerle por las espalda y que no cayera, pero ya era tarde. Los dos acabaron en el suelo, el mayor encima del menor.

Sus ojos se miraron durante unos segundos al tiempo que sus mejillas se encendían. "Dios es una escena tan cliché" pensó el mayor. Sus ojos clavados en los de él con profundidad, como si no quisiera apartar jamás la vista de aquella mirada tan brillante.

- E... Es mi parada - señaló el menor hacia la puerta. Seungmin sé sonrojo más antes de levantarse y ofrecer su mano al contrario para ayudarle a hacer lo mismo. Este la cogió y se dirigió a la salida, pero justo antes de salir por la puerta le miró sonriente. - No me dijiste tú nombre. ¿Cómo te llamas?

- Kim Seungmin.

- Yang Jeongin. Un placer y gracias por todo - el chico bajó del autobús alegremente.

- N-nada - dijo el otro completamente sonrojado. Luego el bus arrancó y la realidad le golpeó. Esa también era su parada y se había quedado en el vehículo.

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Jisung corría por los pasillos de su nueva escuela. Era la segunda vez que iba a llegar tarde siendo su primer día. No entendía porque la madre de su mejor amigo había decidido separarles a los dos hermanos y ponerles a cada uno en una de las escuelas de la ciudad; pero él no se iba a separar de su amigo.

Llegó a clase justo a tiempo; antes de que la profesora pasara lista, pero esta ya estaba en la clase y le miró con la ceja alzada.

- Su nombre.

- Han Jisung señora - hizo el gesto del saludo militar, totalmente firme y pudo ver cómo sus compañeros aguantaban la risa. Él sonrió para sí mismo.

- No estamos aquí para bromas y retrasos señorito Han. ¿Qué hacía que no estaba en su clase?

- Fui a por unos pasteles a una máquina expendedora, señora - siguió con su actitud militar, asegurándose de que los pastelitos no se cayeran de sus bolsillos.

- ¿Y por qué haría eso entre clase y clase? No tiene ahora necesidad de comer unos bollitos, esto es clase de inglés no de cocina.

- Para que no se acabaran y pudiera almorzarlos. No me traje almuerzo señora.

- Aish... Siéntate y no molestes.

- ¿No tendré que hacer flexiones señora?

En ese momento toda la clase comenzó a partirse de risa. Por el contrario, la profesora le miró con el ceño fruncido y el enfado a flor de piel.

- No, pero a lo mejor alguna copia si. Ahora siéntese.

Jisung hizo una pequeña reverencia y se sentó en su sitio, junto a su mejor amigo.

- Esa si que ha sido buena - le susurró este.

- Solo actuaba por sacar un poco la risa. Todos tenían caras muy largas al inicio. Sé que el comienzo de un nuevo curso da miedo, así que un poco de risa no hará daño - le guiñó un ojo sonriendo orgullosamente.

- Creo que ya sabemos quién será el graciosillo de la clase.

- Eso era obvio incluso antes de llegar a esta ciudad querido amigo.

- Sí, creo que ya lo teníamos bastante claro.

- Han Jisung - dijo la profesora mientras pasaba lista.

- Presente presidente. - contestó el apelado.

Después de eso, miro por la ventana aburrido; esperando a que pasara la clase. Una figura captó su atención al otro lado de la clase. Era un chico de su edad más o menos, con los ojos cerrados y una tranquila sonrisa. Parecía respirar el aire como si fuera su primera vez. Entonces, un coche paso y el chico desapareció.

¿Qué había sido eso? ¿Un sueño? ¿Había sido real? ¿Cómo había desaparecido? ¿Por qué no estaba en clase? Su cabeza comenzó a llenarse de preguntas sin respuesta. De verdad, no entendía nada.

- ¿Pasó algo Jisung? - le susurró su amigo al ver su cara perpleja.

- No... nada - sacudió la cabeza para no pensar más en ello y sonrió a Hyunjin - Atendamos a clase que si no me acabarán echando.

- Está bien.

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- Bueno chicos, ¿Y qué tal vuestro primer día de clase? - peguntó la mujer de la casa cuando todos se sentaron a cenar como siempre.

- Bueno... - rodeó los ojos Changbin recordando todos los incidentes. Luego vio la mirada preocupada de su madre y la sonrió - Conocí a un chico muy majo llamado Jeongin, aunque es menor que yo y está en otra clase.

- ¡Oh! ¡Eso es genial!

- Pues yo soy delegado de la clase - se señaló a sí mismo Jisung, orgulloso.

- ¿Cómo? Nunca has sido delegado Hanie.

- Es que en nuestra clase hemos hecho votaciones para delegado en vez de fijarnos en las notas - guiñó un ojo.

- Creo que la clase se va a ir al traste - sacudió la cabeza Hyunjin.

- ¡Oye! 

Changbin rió - Felicidades Jisung.

- Gracias, alguien con algo de educación.

- Nada.

- No es que no sea educado... es que es la verdad - replicó el hermano del mayor.

- Bueno, bueno... tranquilícense.

- ¿Y esa formalidad? Eres la mayor de la casa - exclamó el pelinaranja.

- Aquí viene este dando lecciones de ética - se burló el pelinegro menor.

- Ya vale chicos - les miró con advertencia la mujer.

- Bueno... Yo soy delegado de deportes... Al parecer soy el que mejor condición física tiene de la clase - se encogió de hombros el chico mayor.

- Eso es estupendo cariño, felicidades - su madre se levantó para darle un abrazo que correspondió con gusto. Pero pudo ver la mirada preocupada de su hermano. Él había estado a su lado en su anterior escuela y allí todos le habían temido también por su aspecto. Pasó todos los cursos juntos por él y él único que se había acercado a ellos fue Jisung, de la clase del  menor. Y por él se habían mudado a aquella ciudad, además de que así era más cómodo para su madre pues trabajaba allí.

- Gracias mamá.

- Sí, señora Seo. Gracias por todo, su comida es genial y que me halláis permitido vivir con ustedes... Muchísimas gracias por todo - sonrió alegremente Jisung. La mujer le miró y se dirigió a abrazarle también.

- A ti por acercarte a mis hijos y ser siempre tan bueno con ellos. Eres un gran chico, no hay problema por nosotros. Nunca lo habrá - le besó la frente y continuaron cenando alegremente como siempre.

Cuando terminaron y recogieron todos juntos, cada uno se fue a su habitación; pero Changbin fue interceptado por su hermano en las escaleras.

- ¿De verdad todo fue bien? Los adolescentes pueden ser muy crueles a veces.

- Tranquilo pequeño. Tu hermano es un chico fuerte, no me afectan sus comentarios y susurros a mis espaldas. Que digan lo que quieran, lo importante es lo que diga la gente que me conoce y yo mismo sobre mí. Además, no han hecho nada malo aún. ¿O dar tu opinión sobre otra persona es pecado?

- No... supongo... - Hyunjin bajó la mirada entristecida, pero su hermano le revolvió el pelo sonriendo para alegrarle.

- He dicho que estés tranquilo. Estoy bien.

- Está bien - sonrió y cada uno entró en su habitación.

Changbin se tiró encima de su cama agotado por su primer día. Sí, no le sentaba bien toda aquella situación y había mentido a su hermano al decir que no le importaba lo que dijeran de él. Le importaba. Le afectaba que todos le dejaran apartado. Pero una persona no lo había hecho. Sonrió con el recuerdo del pequeño tímido que acabó siendo bastante gracioso y hablador. No podía esperar para volver a hablar con él.

En ese momento su teléfono comenzó a sonar. Lo cogió descolgó. Era una videollamada.

- ¡Hyung! ¡No sabes lo que me ha pasado! Ha sido muy gracioso - dijo su nuevo amigo sonriendo como siempre al otro lado.

- No, no lo sé - rió él - No estuve contigo.

- Verás, estaba en el bus y me fui a caer porque había arrancado. Pero un chico me ayudó y... ¿a qué no adivinas quién era? Era Seungmin, el que está siempre con Félix.

- ¿Ese chico te ayudó? - alzó la ceja.

- Sí, dijo que estaba solo con Félix por asuntos personales, pero que no le caía bien en realidad. Fue muy majo y bueno conmigo.

- Suenas como un niño enamorado.

-¡Qué va! - se sonrojó - Él es el enemigo.

- ¡Uuuuh! Un amor prohibido. Como Romeo y Julieta.

- ¡Hyung! 

- Vale, vale. Ya paro. Hablando en serio... Ten cuidado...No me fío de nada relacionado con Félix. A lo mejor es igual que él y está fingiendo ser bueno para luego apuñalarte por la espalda y usarte contra mí.

- Eso es muy retorcido.

- Ya te conté como Félix me inculpó a mí a la policía. Él es retorcido.

- Si... supongo... Tendré cuidado con él hyung... Aunque pensándolo de forma retorcida... ¿Y si has estado fingiendo tu también para encontrar una forma de hundirle a él y todo lo que has dicho es mentira?

- ¿En serio piensas así de mí?

- No - se rió - Sé que dices la verdad. Tu forma de hablar era demasiado... mmh... ¿real para que estuvieras fingiendo? Bueno... yo me entiendo... No desconfiaré de ti y tú no lo hagas de mí - guiño un ojo.

- Prometido.

- Genial. Buenas noches hyung.

- Buenas noches Jeongin-ah.

La llamada se terminó y Changbin se recostó en su cama para dormir a gusto. Sonrió para si mismo y dejó que el sueño le atrapara en sus garras.

Este capítulo está patrocinado por la playlist de Spotify de Félix ;) (En verdad no, pero quería decirlo porque estoy escuchándola mientras escribo y es demasiado hermosa ;;;;;; )

#It'sFelix'sFavoriteMix