× Sixteenth Part ×
Salió del despacho del director, encontrándose cara a cara con Félix. La mirada de este era triste y preocupada, mientras que la suya era dura y ofendida.
- No finjas más por favor. Ni siquiera sé porque me molesté en intentar ayudarte. Voy a estar expulsado una semana. ¿Estás contento? Es lo que querías ¿no?
- No, Hyung-bin yo... - suplicaba él otro acercándose a él. Changbin puso el brazo para que no se acercara más y le miró fríamente.
- No vuelvas a llamarme así. Nunca.
El mayor se dio la vuelta y caminó en dirección contraria, alejándose de él. Félix cayó de rodillas al suelo, dos lágrimas gemelas cruzaron su rostro.
Se daba cuenta de la persona en la que se había convertido. Alguien malvado, retorcido y vengativo. Era igual que su padre o tal vez peor.
A la mente se le vino él nombre de una persona. La única persona fuera de su familia que le quedaba. Llamó al número con desesperación, pero la llamada fue cortada.
Rapeador de Buses
Me has colgado?
Sí
No estoy bien ahora
:0 Lo siento
Estaba pensando en mí y no me di cuenta de que tal vez no era él único con un mal día.
Q pasó?
Solo una persona que se dedica a fingir ante todos y a fastidiarme la vida en secreto ha conseguido su objetivo de que todos me odien
Ese tipo de personas son tan horribles...
Lo sé. Tú eres una de ellas, Félix
¿Qué? ¿Eh? Soy Eric
Ya basta.
Me harté de esto.
Tu verdadero nombre es Félix y eres tú de la persona que hablo.
Se me olvidó decirte que te olvides de lo de llamarte Lixie.
Ahora que lo pienso es una tontería cursi que da diabetes
¿Hyung-bin?
Te dije que no me llamaras así
Adiós señorito Lee
Esta persona te ha bloqueado, los mensajes que envíes a este número no le llegarán
Félix se quedó mirando la pantalla sin creerse lo que leía. Changbin era en realidad YoungGi. YoungGi era en realidad Changbin. Había hecho como él y se había inventado su nombre. Por ello el mayor había decidido ayudarle y estar a su lado, porque por mensajes había visto como era en realidad.
Pero ya no. Ahora pensaba que absolutamente todo era fingido. Le había perdido. Apenas habían estado dos días bien. ¿Por qué dolía tanto su pérdida? ¿Por qué sentía aquel gran agujero en su pecho? Era la primera vez que sentía algo así.
Se había enamorado de él sin darse cuenta.
Se quedó allí, tendido en él suelo, y comenzó a llorar con fuerza mientras abrazaba su celular. Los sollozos se transformaron en gritos y las lágrimas en ríos que descendían por sus mejillas. El dolor ahora era un gran agujero negro en su interior. No solo por aquella pérdida, no solo porque ya no tenía a nadie, no solo por ver que había hecho cosas que le calificaban como una persona horrible... Si no porque ya no sabía ni quien era.
Tenías razón Seo Changbin... El destino me ha devuelto todo el mal que causé...
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Estaba completamente distraído. Miraba la ventana con miles de pensamientos en su cabeza. Su expresión totalmente seria. Su madre le tubo que golpear el hombro para que hiciera caso de una vez a lo que le estaba diciendo. Él se sobresaltó e hizo una reverencia de disculpas. Obedeció a lo que le decía y la ayudó a colocar unas cosas. Pero entonces llamaron a la puerta. Dijo que iría él mientras ella seguía con lo que estaba haciendo.
Sus miradas se encontraron. El silencio los inundó todo. Jeongin fue a cerrar la puerta de golpe pero la mano del contrario se interpuso.
- Por favor... no cierres... casi no tengo fuerzas para impedirlo... - le suplicó.
- Deberías haberte quedado en el hospital.
- Me escapé.
- ¡¿Eres idiota?! ¿Por qué harías eso? De verdad, no te entiendo.
- Jeongin... El plan de Félix salió mal... Yo le avisé pero él quería seguir adelante... Sé que te diste cuenta de que todo esto es obra tuya... El plan era que me creyeras a mí y te alejaras de Changbin ¿sabes?
- Pues gracias a dios no funcionó. ¿Vienes a restregarme por la cara lo que le habéis hecho o tienes algo más que decir?
- Ven conmigo.
- ¿Después de todo lo que ha pasado pretendes que confía en ti y vaya contigo? No me vas a engañar más.
- Por favor... Por... - sus piernas le fallaron y cayó al suelo, pero el menor le sujetó antes de eso.
- Idiota ¿qué es tan importante como para salir del hospital en tu estado? ¿Tan lejos quieres ir con vuestras artimañas?
- Tú eres... más importante... que nada... Tengo que... mostrarte la razón... por la que hice todo esto... No quiero... No puedo... perderte - le costaba hablar y las lágrimas comenzaban a salir por su rostro. Jeongin no quería escucharle, no quería hacerle caso, no quería ser engañado por él de nuevo; porque si sucedía de nuevo no lo podría soportar. Pero sintió lo mismo que la primera vez que vio a Changbin. Esas lágrimas, esa mirada, esos actos... No podían ser fingidos ¿verdad?
- Te llevaré al hospital de nuevo - dijo levantándole y haciendo que se apoyara en sus hombros para sostenerse. Pesaba más de lo que se esperaba y el menor no tenía tantas fuerzas; pero, aguantó sin decir nada - ¡Omma! ¡Voy a ayudar a un amigo! ¡En seguida vuelvo! - Y salió de la casa tras coger las llaves.
- Dijiste... amigo...
- Si le dijera que voy a ayudar a la persona que me ha engañado y puesto a mi mejor amigo en contra de todo el instituto no me dejaría hacerlo.
- Lo siento... Lo siento tanto.
- Por favor. No digas nada más y vayamos de una vez al hospital.
- No... al hospital no... Mi... casa...
- ¿Por qué quieres ir a tu casa?
- Tengo que enseñártelo... Por favor.
- Aish... Está bien, pero que sea rápido.
El menor caminó siguiendo las instrucciones de Seungmin para llegar a su casa. Aguantó todo el peso mientras le ayudaba a caminar. Por fin, llegaron a su destino: Una casa familiar de dos plantas de ladrillo y tejado de teja roja. Con las llaves del mayor, entraron a un vestíbulo. Todas las salas de allí estaban muy iluminadas y eran de color blanco. Aquello era extraño.
- Mi hermano y mi padre no están en casa... Les dejé en el hospital... No sé donde estarán.
Jeongin asintió.
- Subamos las escaleras.
El menor las miró. Aquellas escaleras chocaban con todo lo que había visto de la casa. Eran de madera y subían hasta lo que parecía una profunda oscuridad.
- ¿Estás seguro? - le miró preocupado por su estado.
- Tranquilo, puedo hacerlo.
- Está bien...
Le ayudó a subir por ellas. El segundo piso era todo lo contrario a lo que había visto abajo. A pesar de que las paredes eran blancas y las habitaciones de diferentes colores, las persianas estaban bajadas y todo era oscuro. Una habitación en concreto que tenía la puerta entreabierta parecía sumirse en la oscuridad.
- Allí... - señaló esa habitación Seungmin. Jeongin, indeciso, caminó hasta allí con él y abrió la puerta. No se esperaba aquello. Dejó al mayor recostado contra la pared mientras observaba aquella escena con los ojos como platos.
Una camilla de hospital se situaba en el centro de la habitación, con un panel a su lado en el que se veían las débiles pulsaciones y la saturación de la mujer en ella. Tubos salían de una máquina y iban hasta su cuerpo, no podría decir si se metían en su piel ya que las únicas luces eran la de la ventana; casi del todo bajada la persiana, y el panel de control. Luces demasiado débiles para dejarle ver con claridad. La mujer parecía estar dormida mientras su pecho subía y bajaba demasiado lentamente.
Jeongin miró de nuevo a Seumgin, que mantenía la mirada baja sin poder mirar - ¿Es... tu madre?
- El padre de Félix nos proporciona el dinero suficiente para mantenerla con vida. Duerme mucho y cuando lo hace debe hacerlo aquí. Ni siquiera me dijeron que enfermedad tiene, solo sé lo que veo. Solo sé que si dejo de ser bueno con Félix, si dejo de hacerle caso, si le molesto o hago algo en su contra... ella morirá. Cuando está despierta, siempre hace de todo por mantenernos a mi hermano y a mí felices. Intenta ayudar a todos en la casa con todo. No puede salir de aquí ni tiene trabajo... Solo nos tiene a nosotros y nosotros... no podemos perder la ¿entiendes? - Seungmin lloraba mientras lo contaba.
No, aquello no podía ser una mentira para tocarle la fibra sensible. Aquello era real. Él no mentía.
- Lo siento - el menor le abrazó acabando por llorar con él.
- No tienes la culpa de nada... ¿Sabes? Cuando la hablé de ti ella lucía tan contenta. Se alegró muchísimo por mí y no paraba de hacer planes para nosotros. De verdad la hizo muy feliz que hubiera hecho un amigo que no fuera Félix. Creo que por primera vez sintió que no era una carga para nadie. Y pesar de que nosotros la decimos que no lo es, ella sigue creyendo que sí. Me dijo de invitarte a cenar, preparó aquel kimbap para ti, no paraba de preguntarme cosas como tu cumpleaños para regalarte algo... Incluso ya está pensando en que regalo de Navidad te podríamos hacer cuando no ha llegado ni Halloween.
- Lo siento... No sabía nada de esto y te traté tan mal... Yo... de verdad lo siento...
- Tranquilo - le acarició el cabello - No pasa nada. Es comprensible después de lo que he hecho. Supongo que soy horrible.
- Eso no es verdad. Una historia tiene muchos lados, si solo miras uno nunca comprenderás la verdadera historia y no sabrás quien es realmente el malo en ella. Tú no eres el malo. Te obligaron a hacer eso y de paso te dañaron. Mírate. Eres la víctima, Seungmin. Y yo te traté como el criminal... Lo siento...
- Por favor, no te disculpes más ¿si? - le tomó de la barbilla y le sonrió - Quiero contarte mi historia al completo, desde mi punto de vista ¿me escucharás?
- Por supuesto hyung - le sonrió el otro a pesar de las lágrimas de ambos. - Pero vas a volver al hospital y disculparte con todas las personas a las que hayas preocupado por esto. Eres un idiota. Enseñarme tus razones lo podrías haber hecho cuando te hubieras recuperado. Así solo te estás dañando más.
- No podía soportar estar en el hospital sin hacer nada mientras te ibas alejando de mí.
- Tranquilo... No me iré de tu lado.
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Minho y Jisung respiraban entrecortadamente mirando a todos lados. Nadie les seguía, genial.
- ¿Por qué has...? - el mayor fue interrumpido por un repentino abrazo por parte del otro.
- Ni se te ocurra hacerles caso. Me da igual tu historia. Me da igual lo que ellos digan. Solo te creeré a ti. Solo creeré lo que yo veo y lo que yo sé. Te escucharé y no te voy a abandonar. Tampoco pasa nada si no quieres contarme. No tienes que contarme todo, solo lo que quieras que sepa. Todos tenemos derecho a tener secretos.
- Ji... Jisung... -Minho se aferró fuertemente a él, llorando. Era la primera vez que alguien hacia algo así por él. - Esta tarde, en la cafetería frente al centro cívico a las cinco.
- Como quieras.
El menor se separó para sonreírle y acariciar su rostro. Luego se despidieron, yendo cada uno por su camino.
Jisung no se esperaba lo que se encontró en su casa.
- ¡¿Y tú dónde estabas?! - la señora Seo le gritó nada más entrar - ¡¿No sabes lo que me has preocupado?! Con todo lo que ha pasado y encima tus profesores me llaman diciendo que faltaste a clase tras el recreo.
- Eh... ¿Pasó algo?
- No intentes evadir mis preguntas Han Ji Sung. ¿Dónde te habías metido?
- No se lo va a creer... Pero salí al quiosco a por unas cuches para almorzar en el recreo y me perdí -se rió nerviosamente.
- Me tenías muy asustada. No vuelvas a hacer algo así. Y si te vuelve a pasar, llámame que para algo tienes móvil.
- Sí, lo siento señora Seo - hizo una reverencia.
- Omma... No le regañes tanto. Ha sido algo sin mucha importancia. Le puede pasar a cualquiera. No descargues tu furia contra él, no tiene la culpa de nada - Changbin bajaba en aquel momento las escaleras. Estaba decaído y dolido, su rostro lo mostraba demasiado.
- Es verdad - suspiró la mujer - Lo siento Jisung... Solo ha sido un mal día para que te perdieras...
- ¿Qué pasó? - El pelirrojo estaba cada vez más preocupado. Su mejor amigo apareció entonces tras Hyunjin con rostro cansado y triste también.
- Han acusado a hyung de pegar a un chico... Y todos han creído en esa acusación a pesar de ser mentira por culpa de Félix. Ese... tipo... de nuevo.
#K-popDaebak
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