Extra.
Algo que Minho siempre escondió es que desde la muerte de su hermano, Felix se le aparecía en sueños.
Al principio no podía creer que era real, por más que su hermano le repitiera una y otra vez que él estaba allí.
La muerte de Lee Felix no podría haber sido más brutal: un accidente en la noche, donde un camión le destrozó casi todos los huesos del cuerpo, su muerte no fue instantánea, agonizó un par de minutos antes de morir; para posteriormente atormentar a su hermano en sueños, como el fantasma del joven rubio y alegre que era.
Y el mayor usaba esa palabra “atormentar”, aunque lo que hacía Felix la mayoría del tiempo era pedir regresar con Chan o hablaba de él, de su relación y de que debió haber sido un poco menos exagerado en esa última discusión.
Minho nunca supo porqué su hermano lo eligió a él, entre todas las personas, para comunicarse con el mundo de los vivos, pero allí lo tenía, en sus sueños. Todas las noches contándole cosas que eran reales y que sólo confirmaban que era en verdad, el mismísimo Lee Felix.
Minho no tenía contacto con su hermano o con Chan desde el día en que se habían presentado como una pareja, ya que no era algo con lo que estuviera de acuerdo, por eso le parecía raro que su hermano haya vuelto con él.
Suponía que eso que dicen en las películas, de que los fantasmas se quedaban en la tierra cuando tenían “algo pendiente” era la razón de todo eso y al principio creyó que era hacer las pases con su hermano.
Estaba equivocado.
Todo se fue a la mierda cuando Minho encontró el celular de su hermano y ni bien lo tomó, por primera vez, Felix le habló estando él despierto.
Al principio fue raro. Muy raro, pero ya que se comunicaba con su hermano muerto por sueño... Eso no era muy diferente.
Al escuchar la voz de Chan, Felix quiso responderle, pero Minho no lo dejó.
Eso no le gustó mucho a Felix, quien se podría decir que sí comenzó a “atormentarlo”, movía las cosas de la casa, abría las puertas y llegaba a susurrarle al oído que debía hablar con Chan.
Él era el más afectado por el fantasma del joven, pero su madre se asustaba muchísimo cuando las cosas parecían tener vida propia y llegó a irse de la casa hacia un hotel.
Fue cuando Minho dijo que era suficiente.
El mayor quiso encargarse de que Chan no mandara mensajes de voz a la casilla, para no tener a su hermano en la cabeza y en su casa, aunque no sirvió.
No logró convencer a Bang Chan de dejar de llamar.
Incluso luego de borrar el número de Lee Felix del mundo, él no lo dejaba en paz.
Fue en los últimos mensajes que Chan le dejó que en serio se sintió mal por él, Felix había comenzado a llorar y a rogarle que lo ayudara, y aunque su hermano no lo hubiera pedido con todo su corazón que hiciera algo por el chico, Minho lo hubiera ayudado igual, por simple humanidad.
Felix lo obligaba a llamar a Chan, a cuidarlo, fue quien le pasó la dirección de su departamento, el que le dijo de su comida favorita y el número de su psicólogo. Porque Minho le mintió al de cabellos negros cada vez que decía conseguir algo nuevo de su vida, en verdad, era Felix quien le decía todo.
Se le complicaba cuando hablaba en tiempo presente de su hermano, porque para él, Felix estaba muy lejos de estar muerto.
Porque bien, no era fácil de entender, ni explicar para otros, Minho podría estar totalmente loco y no quería que se supiera.
Le llevó las pastillas, le limpió el departamento y le dio de comer, todo a pedido y orden de Felix hablando sin descanso en su cabeza.
Estando con Chan, Felix también estaba presente y muy feliz.
Por una vez, Minho se sintió como un buen hermano mayor, le gustaba esa sensación.
Incluso ese beso fue por orden de Felix, su hermano quería sentir los labios de su amado una vez más, aunque sea por un tercero.
Minho estaba más que avergonzado al respecto y le había gritado de todo, incluso con Chan a su lado, a él no le gustaban los hombres y Chan no era la excepción. Por más que su opinión al respecto de los homosexuales había cambiado un poco al cuidar al depresivo y débil Bang Chan, entendía que era una persona como él, pero destrozada; eso no lo hacía gay y no pudo evitar sentir asco.
Chan era un pobre chico con el corazón roto por un terrible accidente, del cual se culpaba todo el tiempo. Aunque después de ese beso, Minho quiso que la tierra se lo tragara.
Todo fue muy rápido después.
Chan dejó un mensaje de voz en su celular, una llamada que había visto, pero no había querido atender a propósito y había hablado con tanta tranquilidad que no se había dado cuenta del mensaje principal.
Bang Chan se suicidó con una sobredosis de pastillas, cuando lo encontraron, ya no había nada que hacer.
Aunque el cómo lo encontraron, también lo involucraba en mayor medida.
Felix había hablado por última vez: “Bang Chan ya está conmigo, gracias, hermano”.
Y luego simplemente se había ido. Eso lo había hecho reaccionar.
Fue él quien corrió hasta el departamento del pálido, nadie le había abierto y había tenido que llamar a la policía, para encontrarlo sin vida en el fondo de la bañera cargada hasta sobrepasarse de agua, con la caja de pastillas a un lado.
Lloró sin sentido.
Podía estar feliz, al final, Felix y Chan estaban juntos.
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