Todavía me es incierto el mañana, así como lo fue alguna vez el ayer. Me es del todo dolorosa tu temprana huida, pero al menos hoy ya no lloro...

Al menos hoy no me verás volcado sobre lágrimas proferidas en tu nombre suscitadas, entre espasmos de la memoria, por recuerdos fugaces e imperecederos.

Todavía me es incierto el asunto del 'destino', así como lo es -también- nuestro posible encuentro en aquel Valhalla al que, con furor, siempre dijiste que llegarías.

Y llevarás contigo la demente insignia del que sonríe con el corazón despedazado, precisamente porque así fuiste siempre.

¿Me esperarás en la otra orilla, hermano, y le jugaremos -una vez más- una mala pasada a la eternidad?

¿Me esperarás, pregunto de nuevo, para preparar mi alma y mi corazón enteros y evitarte -por completo- la patética imagen del verme llorar por ti, de nuevo?

Quisiera saber si la respuesta sigue de este lado... o tal vez tendré que esperarte de contado.

A.V.
19/05/2021

A un mes de tu partida, hermanito. Te extraño.