Algo se rompió en un espacio de tiempo indeterminado. Algo, sin nombre, ha decidido surcar mares desconocidos lejos de las fronteras, para mí, a medio conocer.

Y te ha llevado consigo sin previo aviso... te ha llevado hacia costas que no puedo visitar justo antes de concretar un último encuentro, una ultima charla, un último abrazo, una última y variopinta conversa de esas que saciaba tu desgano y lo convertía en energía nuclear...

Algo se rompió, no hay dudas de ello. Algo se ha quebrado en las profundidades de mi eternidad impalpable mientras navegas lejos de las orillas de mi realidad más notoria: formas parte de otro reino, de otra eternidad, de otro firmamento.

Eres habitante ajeno, pesamiento recurrente, vacío indescifrable, porque así me he de sentir con tu ausencia: vacío... infinitamente vacío.

He querido dirigirte un par de conclusiones desde esta pausa dentro de la pausa... porque tu partida le dio un significado a mi ya molestamente inexistente existencia: la ausencia total se siente distinta, la ausencia verdadera duele como nada que haya conocido antes.

No quería despedirme.

Aún no quiero hacerlo.

La herida se siente demasiado real, demasiado palpable, demasiado profunda, demasiado de todo... Y tu nombre solo remonta en mí una marea alta, porque me vengo abajo entre lágrimas, poco importan los días que han pasado o el tiempo transcurrido desde aquel entonces: para mi la cosa sigue siendo hoy, seguirá siendo mañana.

Consciente estoy que no quieres que tu recuerdo sea, en mí, una herida: no me lo perdonarías. Fuimos, desde que nos conocimos por cosas de un azar extraño, una especie de chiste cósmico: el depresivo que alienta al depresivo a no deprimirse.

Y siempre preguntaste cosas extrañas. Siempre preguntaste cosas volubles. Siempre preguntaste cosas tiernas que te avergonzaba hablar con nadie más -por alguna extraña razón jamás comprendida ni explicada-.

Y la pausa yace en pausa hasta que sepa como lidiar con la pregunta que suele venirseme a la cabeza ni bien recobro la consciencia luego del sueño: ¿Qué estará haciendo Alejandro?

Ya después de eso, mi pequeño hermano: ¿qué quisieras escuchar de mí? ¿Qué quisieras preguntar? ¿Qué quisieras hacer hoy? Jamás tendré respuesta de ello.

A.V
03/05/2021