Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9: Otaku-sama vuelve al trabajo

En un desordenado, pequeño, oscuro y sucio departamento de Yokohama, el sonido de los botones del mando de una consola era lo único que se podía escuchar. Las persianas se encontraban bajadas, con lo que el hombre que era iluminado únicamente por la luz del televisor probablemente podría padecer problemas de visión en un futuro, aunque puede que ya padeciera algún problema debido a sus redondas gafas.

- Lo acabé - murmuró después de que los créditos comenzaran a salir en la pantalla - Ah... este fue algo aburrido - estiró su brazo para acercarse la carátula del juego, en ella salían varios personajes femeninos los cuales protagonizaban ese juego eroge - La protagonista no tenía mucha personalidad, destacaban más los secundarios y los eventos eran tan clichés que no me han provocado nada. Demasiado predecible... ummm - se subió el futón que se estaba cayendo por sus hombros para que le tapara la cabeza y acercó su portátil para meterse en una página web de videojuegos - Compremos otro, ¿qué opinas, Yoshiko? - nadie respondió a su pregunta dentro del apartamento, pero un ruido proveniente de fuera llamó su atención.

- ¡Atsushiiiii-kun~! ¡Vine para hacer nuestras cochinadas!

- ¿Eh? - giró su cuerpo hacia la puerta - Esa voz... - reptando como un gusano, el hombre se envolvió en su futón y se dirigió hacia la puerta. Para observar lo que pasaba fuera solo la abrió un poco, el ruido provenía del apartamento al lado del de su vecina, en aquella puerta se encontraba la figura de un hombre alto y castaño hablando con un chico de pelo blanco con el rostro rojo.

- ¡¿Po-podría no decir esas cosas en voz alta, por favor?! Los vecinos le pueden escuchar.

- Escucharán cosas peores así que...

- ¡Dazai-san!

- Dazai - repitió el apellido que el albino había dicho y cuando el castaño giró el rostro hacia su dirección, cerró la puerta para volver a encerrarse.

- Oye, Atsushi-kun, ¿quién vive ahí? - señaló con la cabeza la puerta al lado del apartamento de Lucy.

- Pues... no estoy seguro.

- ¿No? Bueno, con permiso.

- ¡O-oye, no entre como si fuese su casa!

- Pero es la tuya así que hay confianza.

- ¡Pe-pero...!

Como si fuese su propia casa, Dazai la recorrió tranquilamente hasta llegar a su cómoda donde la chaqueta que le dejó el otro día se encontraba perfectamente colgada en una percha que se sostenía enganchada a uno de los tiradores de los cajones.

- E-esto... s-si se la quiere llevar...

- No, quédatela.

- Pero... pero es suya...

- Aun así, no la quiero, quédatela como un recuerdo de nuestra cena.

- Un recuerdo... - su rostro no tardó en ponerse rojo al recordar como el sueño que tenía en el momento anestesió sus sentidos y le permitió que sin vergüenza alguna besase la mejilla de Dazai - So-sobre lo de esa noche... ¡Lo siento! - Atsushi agachó la cabeza en una reverencia que confundió a Dazai.

- ¿Por qué?

- Por... por... e-el... el beso... - murmuró en voz baja.

- Ah, por eso, no te preocupes.

- Es que... es que... - Atsushi volvió a levantar la cabeza y usó sus manos para abanicar su rostro rojo - No quiero que piense cosas raras de mí, y-yo no suelo hacer ese tipo de cosas.

- No pasa nada, en serio - Dazai guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón y se volvió a pasear desinteresadamente por el apartamento - Pero... sí que soy tu seiyuu favorito, ¿no?

- ¡S-sí! Por supuesto que sí.

- Bien - suspiró aliviado para recuperar su usual sonrisa - Tenemos que repetir esa cena ¿vale? Dejaré que me lleves a sitios sencillos.

- ¡Sí! - asintió feliz con un débil sonrojo pintando sus mejillas.

Dazai carraspeó la garganta con una falsa tos y abrió una de las ventanas para el aire de la calle diese de lleno en su rostro el cual había empezado a sentir caliente.

- ¿Se encuentra bien?

- Sí, solo que es una pena que tengas la ventana cerrada, hace buen día.

- Sí, es cierto... por cierto, Dazai-san, tengo dudas con el guion del último CD drama, ¿me puede ayudar?

- Claro, ¿qué pasa?

- Pues... hay algunos términos que no entiendo - Atsushi rebuscó el guion en sus cajones y se acercó a Dazai con él, dio la vuelta al conjunto de papeles para que Dazai pudiera verlo y señaló con el dedo una de las palabras subrayadas - ¿Qué es un plug?

- ...

- Tampoco sé lo que es un blowjob, ¿es un juguete que hace burbujas?

- Pues... - incómodo con la mirada cargada de inocencia nada propia de un chico de 18, Dazai tuvo que mirar hacia otro lado para responder - No exactamente, blowjob... es hacer pompas de chicle.

- ¿En serio? ¡Yo soy muy bueno haciéndolas! - feliz por descubrir algo nuevo, Atsushi abrazó el guion contra su pecho y le dedicó a Dazai unas palabras nada puras pero dichas sin malas intenciones - ¿Quiere que le haga un blowjob?

- ...

- ¿Dazai-san?

El castaño suspiro pesadamente y apoyó su frente contra una de las paredes.

- A este paso acabaré ardiendo en el infierno. Hey, Atsushi-kun, no le puedes hablar de blowjobs a Kunikida-kun ¿vale?

- ¿Por qué? Creo que estaría bien que me viera hacer uno, quiero enseñarle mis habilidades - comentó en su infinita e interminable inocencia.

Definitivamente, Dazai tenía un pase VIP al infierno y un sitio reservado al lado del mismo demonio.

Yosano entró cojeando al edificio, el día había empezado fatal para ella. El otro día Kunikida, motivado por los celos que provocó Odasaku inconscientemente, le pidió una segunda cita y aunque eso en el momento la puso feliz, ahora mismo dudaba de si llegaría viva al día prometido. Su carga de trabajo se había visto aumentada considerablemente y es que desde hace un tiempo Yosano se encontraba desarrollando dos empleos en ese edificio. Si bien ella tenía un contrato como guionista de CD dramas, se vio obligada a cubrir la baja del encargado de sonido. Hasta el día de hoy había aguantado, pero no sabía por cuanto tiempo más aguantaría así.

- Tch, ¿cuánto tiempo más piensa estar desaparecido ese otaku gafotas?

- ¡Akiko! - Ranpo la llamó a sus espaldas acompañado de su novio americano y su inseparable mapache - Oye...

- Shh, no tengo tiempo que perder - estampó contra su pecho un guion - Es de Doki Doki Milk Cream Angel Vol. 6, es sexo en una pastelería, te van a llenar más de crema que a un pastel.

- Genial, me encanta quedar pegajoso en el sexo - en ese momento el ascensor que tenían al lado de abrió, pero un Fukuzawa con cara de muerto pulsó un botón para que se volviese a cerrar - Por cierto, Akiko, ¿qué te pasa?

- Me he debido caer, no paro de cojear.

- No creo que sea una caída - Poe bajo la mirada hacia los zapatos de la mujer, Yosano imitó su acción y se percató de que no se había puesto zapatos iguales. Su pie derecho llevaba uno de sus usuales tacones mientras que el izquierdo llevaba una deportiva.

- Oh...

- Oye, Akiko...

- Que desastre... - para equilibrar su altura, Yosano se quitó el tacón y pegó un suspiro al mismo tiempo que algunos de los papeles que llevaba caían al suelo - ¿Me habré puesto ropa interior? - tiró del escote de su camisa para mirar dentro, avergonzado por la acción de la mujer, Poe apartó la mirada, aunque recibió enseguida un tirón en la mejilla por cortesía de su novio come dulces.

- A-aparté la mirada...

- Pero te puedes imaginar lo que está pasando. Oye, Akiko, ¿se puede saber por qué parece que andas de resaca?

- Estoy bien, no te preocupes.

- ¿Sí? Pues a mí me parece que andas tan zombi que ni sabes si te has puesto las bragas.

- Las bragas las llevo, creo... - ante la acusadora mirada de Ranpo, Yosano pegó un pesado suspiro y decidió confesar la verdad - Es la cita con Kunikida, tengo que librarme de todo mi trabajo antes.

- Deberías intentar ocultar lo desesperada que estás por un poco de sexo.

- No quiero escuchar eso de ti, ¿cuántas veces al día tienes sexo? ¿Ocho?

- ¡Oye! Ni que fuera un maldito ninfómano - se defendió con ambas manos a un lado de sus caderas - Ayer Edgar y yo solo lo hicimos cuatro veces.

Una vez más el ascensor se abrió con Fukuzawa en él y una vez más pulsó el botón con cara de muerto para desaparecer de allí ante las bochornosas palabras que salían de la boca de su hijo adoptivo.

- Ranpo, tú sabes... tú sabes que no es solo sexo - colocó uno de sus mechones detrás de su oreja para después carraspear la garganta con un pequeño sonrojo en sus mejillas - Y de todas formas, Kunikida tiene su libreta y eso con todo lo que tiene que hacer en el día, si el sexo no sale ahí, entonces no es un plan para él.

- Que aburrido y a todo esto, ¿cuándo piensa volver Katai a su puesto de trabajo?

El solo escuchar como el hombre era nombrado hizo que Yosano resoplara y que debido a eso algunos de los pelos de su flequillo revolotearan. Estaba empezando a guardar un odio inmenso al, denominado por ella, otaku gafotas.

- Que haga lo que quiera, pero cuando vuelva le destrozaré las gafas de un puñetazo en la cara - Yosano dio un puñetazo al aire, pero el cansancio que llevaba encima le impidió darse cuenta de que había golpeado al aire con la misma mano con la que cargaba varios guiones con lo que estos cayeron al suelo.

- ¿Por qué no pospones la cita con Kunikida unos días? - Ranpo se agachó para recoger los guiones que Yosano dejó caer y devolvérselos - Él lo entenderá perfectamente.

- ¿Cómo voy a hacer eso? Yo fui quien le echó en cara el que no sabía buscar el equilibrio entre el trabajo y el tiempo libre. Posponerlo porque ahora soy yo la que no puede manejarlo sería muy hipócrita, prefiero acabar rápido con el trabajo y ya.

- Pero escucha...

- Nada, nos vemos luego - Yosano se dirigió al ascensor con los guiones y el tacón en la mano. Debía tener unas pintas espantosas, pero ahora mismo le daba igual, lo principal era lo principal - Madre mía... - miró sus pelos en el espejo del ascensor e intentó peinárselos un poco con los dedos. Cuando las puertas se abrieron, Yosano ignoró las miradas y se dirigió directa a la sala de grabación donde ya le estaban esperando Dazai y Atsushi. El más joven se quedó confuso mirándola tan mal vestida mientras que Dazai dejó escapar un silbido por la sorpresa - Ni se te ocurra comentar nada.

- No iba a decir nada.

- Sí, claro. Venga, cuanto antes empecemos antes acabaremos - le tendió su guion a Atsushi mientras que el de Dazai se lo lanzó a la cara - Os pondré en situación ¿vale? Habéis salido a cenar - las primeras palabras tensaron a ambos chicos - Mamoru reservó el restaurante para que solo estéis vosotros solos, dominado por la lujuria, Yuuto se sienta sobre su regazo y se deja tomar encima de la mesa con las velas iluminando su pálida piel. ¿Preguntas?

- Emmm... - Atsushi revisó las líneas - ¿Qué es el bondage y por qué Mamoru ata a Yuuto?

- Dazai - Yosano señaló con la cabeza a Atsushi, indicándole que se lo explicase, pero Dazai se encogió de hombros y negó con la cabeza.

- Ah no, de eso nada, yo ya le he tenido que explicar algo nuevo hoy. Yo ya he cumplido.

- Es cierto, Dazai-san me ha enseñado lo que es un blowjob y resulta que yo soy muy bueno haciéndolos. ¿Quiere verme haciendo uno, Yosano-sensei?

Yosano estampó su mano contra su rostro, el día ni había empezado y ya le parecía eterno.

- Necesito una copa de vino... digo, un café, bien, escuchadme, 15 minutos de descanso.

- Pero si ni hemos empezado.

- 15 minutos he dicho.

Tal como vino, Yosano se fue cojeando al llevar un pie descalzo y con un tacón en una de sus manos. Atsushi buscó la mirada del castaño para ver si él sabía que era lo que la pasaba, pero este solo se encogió de hombros y se levantó para sujetar la puerta a Atsushi.

- ¿Estará bien Yosano-sensei?

- Estará nerviosa por volver a salir con Kunikida-kun.

- Espero que les vaya bien.

- Kunikida-kun aprendió la lección de su última cita o eso espero - Dazai dejó escapar un suspiro y masajeó sus hombros - Yo también estoy cansado como Yosano-sensei, necesito con urgencia vacaciones, vacaciones o... echarme una siesta en el regazo de Atsushi-kun.

- ¿Dormir en mi regazo es igual que tomarse unas vacaciones?

- Es 100 veces mejor.

- Hmm - Atsushi pareció pensárselo - Bu-bueno, vale, pero en un sitio donde no nos vea nadie. No quiero que Akutagawa vuelva a montar otra rabieta.

- Jajaja, ok~, entonces - Dazai atrapó el mechón largo de Atsushi y lo puso detrás de su oreja - Es una quedada secreta.

- Bu-bueno... yo... - Atsushi apartó la mirada sonrojado y salió corriendo de allí - ¡V-voy al baño, ahora vuelvo!

La huida de Atsushi al baño de chicos coincidió con el intento de salida de una mujer rubia que se había metido allí al no aguantarse las ganas y encontrarse el baño de chicas del piso en mantenimiento. Higuchi se había confiado en que en el momento en que se metió no había nadie, pero como si lo hubiese hecho a propósito, Atsushi se había metido allí con lo que ahora ella no podía salir hasta que el chico se fuese.

- Maldición, el chico gato - frustrada, Higuchi se hizo bolita en el cubículo del baño y mordió con fuerza un pañuelo.

Afuera y ajeno a que había una mujer en el baño de chicos, Atsushi había abierto el grifo para echarse agua en la cara. Una vez que humedeció su rostro, se dio unas débiles palmadas para espabilarse.

- ¿Qué diablos me pasa?

- ¿Atsushi? - la puerta del baño se abrió y por ella entró Junichiro - Pensé que estarías en una grabación, ¿ha pasado algo?

- N-no, Yosano-sensei quería descansar así que paramos.

- Ya veo... y por cierto, ¿qué tal con Dazai?

- ¿Eh? ¿Q-qué pasa con Dazai-san?

- Bueno, últimamente... digamos que estaba algo raro, ¿no estaba comprándote un montón de cosas caras? ¿Está todo bien entre vosotros?

- S-sí, está... está... - de repente, la imagen del beso que dejó en la mejilla de Dazai decidió volar por su mente haciendo que los colores estallaran en su rostro - Tanizaki-san... yo... yo hice algo realmente vergonzoso con Dazai-san.

La antena del cotilleo de Higuchi se elevó automáticamente al escuchar eso así que se levantó de su sitio y pegó la oreja a la puerta.

- ¿Sí? ¿Qué... qué has hecho? - el nerviosismo de Atsushi despertó la curiosidad de Junichiro. Por un momento pensó mal, pero por dios, era Atsushi de quien estaba hablando, era imposible que pasase nada inadecuado entre ellos. El chico de cabello blanco era como una mina de pureza que no podía ser profanada, era imposible que pasase nada ¿o no?

- Dazai-san y yo... cenamos juntos.

Higuchi se tapó la boca al escuchar eso para no gritar. Conocía perfectamente al sujeto conocido como Dazai Osamu, después de todo ella era la encargada de sacarle fotos a escondidas para dárselas a Akutagawa. El haber tenido que actuar como paparazzi con él le había permitido conocer su faceta coqueta con las mujeres. Esa cena, aunque parece que Atsushi no lo notase, había sido una cita y las citas que había observado tener a Dazai solo acababan en un sitio, en hoteles discretos con rótulos en rosa neón.

- No puede ser... - Higuchi separó las manos temblando de su boca - L-le desvirgó... no, no, el chico gato tiene tan poco conocimiento que, aunque le pidiese sexo de frente, él seguiría sin entender, definitivamente debe ser un malentendido. Sí, eso es, no te precipites, Ichiyou, nada malo ha pasado.

La rubia se quedó más tranquila al darse ánimos así misma, pero no estaba preparada para lo que escuchó a continuación.

- Yo... - con el rostro rojo, Atsushi rozó suavemente con uno de sus dedos sus labios - Be-besé... yo... besé a Dazai-san.

- Ah... espera, ¡¿QUÉ?! ¡¿Q-Q-Q-Q-QUÉ HAS HECHO QUÉ?! ¡Pero Atsushi! Espera... fue solo un beso, ¿no? ¡Solo un beso! ¡¿Verdad?! - al borde de un ataque de nervios, Junichiro comenzó a zarandear a su amigo - No paso nada más, ¡dime que no pasó nada más!

- No pasó nada más, besé a Dazai-san y me metí en casa.

- Pero él se fue a su casa ¿no?

- S-sí, ¿a dónde iba a ir si no?

- Eso fue todo entonces... - sabiendo que la virginidad del chico estaba intacta, Junichiro respiró más tranquilo aunque lo del beso todavía le atormentaba - Pero entonces, ¿qué hay entre vosotros ahora?

- Pues... nada nuevo, seguimos igual que antes.

- ¿Qué? Pero Atsushi, le has besado ¿verdad? Eso tiene un significado. Vuestra relación ya no puede ser como antes, ahora sois... algo diferente, ¿Dazai no te lo ha explicado? Porque Dazai te dijo algo ¿no?

- No... Dazai-san se fue y bueno... él se llevó mi flor.

- ¡¿TU FLOR?! ¡PERO DIJISTE QUE NO PASÓ NADA! ¡NO PASO NADA EN TU APARTAMENTO! ¡¿VERDAD?!

- Y ahí no pasó nada, pero... la flor se la di fuera así que...

- ¡PERO ATSUSHI! - el rostro de Junichiro se volvió completamente rojo al igual que el de Higuchi, para nada ninguno se esperaba que Atsushi hubiese perdido la virginidad en la entrada a su apartamento, donde cualquiera le podría haber visto - ¡Eso estuvo mal! ¡Es decir! ¡Era un lugar público!

- ¿En serio? No sabía que haber hecho eso ahí estuviese mal.

- ¡Claro que estaba mal! ¡Hay que tener pudor, Atsushi!

- Pero yo no lo hice con malas intenciones, estaba agradecido con Dazai-san así que se la di ahí mismo.

- ¡Pero esas cosas no se hacen ahí! Tienes que... bueno... ¡tienes que hacerlo en un lugar más íntimo! ¡¿Lo entiendes?! Y lo has hecho muy rápido, no puedes entregar tu flor tan a la ligera.

- Vaya... no sabía ese tipo de cosas, ¿Tanizaki-san no habría hecho eso?

- Cla-cla-cla-claro que... que... n-no... - Junichiro se iba mareando y poniéndose más rojo al haberse imaginado a un Odasaku queriendo tomar su primera vez en la entrada de su casa - N-no... ¡No, no, no! ¡Por dios Atsushi, los vecinos se han debido molestar por eso! ¡Habréis hecho ruidos y...!

- No, fue todo en silencio.

- ¿En silencio...? ¡¿Acaso amordazó tu boca?! ¡Atsushi, no debes permitir que Dazai te trate tan a la ligera! Lo que hicisteis no estuvo bien, pero la culpa fue suya, tú eres muy... muy... ¡Muy tú! Dazai debería cargar con la culpa.

- Pero...

- Vamos - tomó su mano y se lo llevó del baño - Esto definitivamente ha sido demasiado.

Junichiro se llevó de ahí a Atsushi dejando a una shockeada Higuchi en el cubículo del baño.

- Akutagawa-senpai... - en ese momento no temió la rabia que sentiría su representado, en su lugar le preocupaba más la tristeza que embargaría al chico si se enterase de esto - ¿Y ahora qué hago?

Fuera del baño, Junichiro arrastraba a Atsushi para buscar a Dazai y regañarle. La verdad es que él nunca había tomado este tipo de iniciativa, él no juzgaba el comportamiento de los demás, pero Atsushi era su amigo, era nuevo en el negocio y esto había sido un caso de aprovechamiento. Dazai se había aprovechado de su posición en el negocio para abusar de Atsushi. Eso era algo que no iba a permitir.

- Tanikiza-san, ¿de verdad está mal lo que he hecho?

- ¡Sí! Está muy mal, Atsushi, ha sido un gran error, no deberías haberlo hecho.

- Pero es que no entiendo por qué está mal. Dazai-san se portó muy bien conmigo, por eso le di mi flor.

- ¡Pero esas cosas no se dan solo porque la gente sea amable contigo!

- Pero... - Atsushi agachó el rostro, si fuese un gatito de verdad ahora tendría las orejitas hacia abajo. Él no entendía del todo el motivo por el que Tanizaki se había enfadado, pero parecía que había hecho algo mal y que por eso le regañaba - No entiendo del todo, pero... lo siento.

- Ey - la caminata de ambos se detuvo cuando Dazai salió de uno de los pasillos y puso su mano encima de la de Tanizaki que se encontraba agarrando la de Atsushi - ¿Qué te pasa, gatito? Te ves triste.

- Es que...

- ¡Usted! - Junichiro soltó a Atsushi y señaló a Dazai - ¡No está bien lo que hizo!

- ¿Mm? ¿Y qué he hecho? Antes de intentar echarme la culpa de algo, mejor intenta explicarme porque has puesto triste a Atsushi-kun.

- Le estaba regañando por lo que hicieron después de la cena, no estuvo bien.

- ¿Ah? ¿Y quién te crees tú para opinar eso?

- ¡Soy su amigo! ¡Y usted es su superior! Debería cuidar de él, no abusar de él.

- ¿Abusar? - la mirada castaña de Dazai se oscureció ante las acusaciones del chico. Tanizaki mentiría si dijese que eso no le había intimidado, pero no iba a retroceder - No tengo ni la menor idea de por qué te enfada tanto lo que haga o deje de hacer, no es asunto tuyo.

Una batalla de miradas se desató entre ellos, era la primera vez que Junichiro veía a Dazai molesto, pero después de todo era algo que él mismo había provocado. Las chispas habrían seguido saltando entre ellos si no fuese porque Yosano llegó a poner orden.

- ¿Se puede saber qué está pasando aquí?

- Pues sinceramente, Yosano-sensei, no tengo ni la más remota idea.

- Sí que lo sabes, abusaste de Atsushi. ¡En la puerta de su casa!

- ¿Cómo?

- ¡Te llevaste su flor!

- ¿Llevármela? Me la dio él.

- ¡Él no sabía lo que significaba dártela!

- En serio, ¿tanto jaleo por una flor? ¿Cuántos años tienes, Tanizaki?

- Usted de verdad que no respeta nada, le da igual llevarse cualquier flor que se le cruce en el camino. ¡Pero no puedo perdonar que se haya llevado la de Atsushi!

- ¿Se puede saber que mierda os pasa? - Yosano se puso entre medias de ambos no sin antes haber contado hasta tres para no darles un sopapo a ambos en la cara. Debía controlarse y acabar cuanto antes el trabajo - ¿Os peleáis por una flor? Id al jardín botánico entonces, hay montones y en cuanto a vosotros - señaló a Dazia y a Atsushi - Tenemos un CD drama que acabar, démonos prisa.

- Espere, Yosano-sensei, estamos tratando un tema serio.

- Para nada Yosano-sensei, yo aquí ya he acabado.

- No de eso nada, usted no se va a ninguna parte. El tema que estamos tratando es muy serio, es usted un abusador.

- ¿Sabes, Tanizaki? En cualquier situación te lo habría pasado por alto, pero no voy a dejar que vayas diciendo por ahí que yo he abusado de Atsushi-kun.

- ¡Pero es lo que usted ha hecho!

- ¡¡Bueno!! ¡Basta ya! - Yosano estiró sus brazos y puso distancia entre ambos chicos - ¡¿Os habéis puesto de acuerdo para tocarme las narices?! Hoy voy exageradamente atrasada, si sigo así entonces no voy a poder... ¡Mierda, dejaos de tonterías y poneros a trabajar! - después de gritarles, las piernas de Yosano parecieron no poder mantener más el peso de su cuerpo y casi cae al suelo si no fuese porque Dazai la atrapó antes de que eso pasara.

- ¿Estás bien?

- No, no lo estoy.

- ¿Se puede saber qué está pasando aquí? - Kunikida llegó con su libreta en sus manos, al ver el aspecto de Yosano y como se encontraba apoyada en Dazai no pudo evitar temer por la salud de la mujer - Yosano-sensei, ¿necesitas que...?

- No, estoy bien, solamente... pospongo la grabación y arreglad de una vez vuestra tontería con las flores.

Yosano se recompuso y abandonó el sitio dejando confusos a todos los allí presentes hasta que detrás de ellos apareció Ranpo.

- Oye pasmados, venid conmigo anda.

Sentado en la cafetería del edificio y usando el regazo de Poe como silla, Ranpo abrió la boca para meterse una enorme cucharada de helado.

- Os ofrecería un poco, pero estáis castigados, vosotros por estúpidos - señaló a Dazai, Atsushi y Tanizaki - Y tú por subnormal - señaló después a Kunikida.

- Pero Ranpo-san...

- Le han quitado la flor a Atsushi o algo así ¿no? - Ranpo interrumpió a Junichiro señalándole con la cuchara - Y por eso te has enfadado con Dazai.

- S-sí...

- Vale, oye, Atsushi, descríbeme la flor que le diste a Dazai.

- ¿Cómo va a...?

- Pues era blanca, creo que un lirio.

Junichiro se quedó en blanco mirándole, no tardó en procesar que todo había sido un horrible malentendido por culpa de su mente podrida y para rematar, se había atrevido a acusar a Dazai de abusador, había tenido suerte de que Akutagawa no anduviese cerca o ya estaría ahorcado y colgado de lo más alto de la noria de Yokohama.

- Yo... ¡Lo siento, lo siento, lo siento! - como si una sola vez no fuese suficiente, Junichiro agachó la cabeza y se disculpó tres veces - Pensé que... creí que... bueno... lo siento muchísimo.

- Ya veo, Atsushi-kun te contó lo de la flor y pensaste que me había acostado con él.

Al escuchar eso, Kunikida escupió el vaso de agua que estaba bebiendo y empezó a preparar sus manos para estrangular a Dazai.

- ¡¿Me puedes explicar eso mejor?!

- En realidad, Atsushi me comentó lo del be...

- ¡Nada, nada! No fue nada - un nervioso Atsushi le metió un codazo en el estómago para evitar que dijese eso delante de todos, pero como Ranpo entiende todo antes incluso de hablarlo, pegó un pesado suspiro y se preguntó cómo era posible que él actuase de la manera más infantil y al final acabase siendo el que tenía que arreglar los problemas de los demás.

- Ya veo, con que un "be" y dime Atsushi, ¿dónde diste ese "be"?

- Esto... e-en la mejilla.

Una vez más, Junichiro se quedó en blanco, pero esta vez solo pudo tapar su rostro por la vergüenza. Había montado una escena terrible por un malentendido muy tonto.

- Lo siento muchísimo.

- ¿"Be"? ¿Qué demonios es un "be"?

- Oye, deja eso y preocúpate por cosas más importantes. ¿No notas algo rara a Akiko?

- Bueno, hoy venía de una manera distinta a trabajar. Se la veía... cansada.

- ¡Bingo! Denle un premio al caballero. Si Akiko está tan cansada es porque está harta de cubrir el puesto de tu amigo el otaku virgen e hikikomori.

- ¿Hikikomori? ¿Quién es ese? - preguntó Atsushi.

- Un hikikomori es una persona que vive aislada de la sociedad, está todo el día encerrado en casa y evita al máximo salir de ella. Es la descripción perfecta para Katai, ¿no crees, Kunikida-kun?

- ¿Katai? - Atsushi pestañeó confuso al escuchar la mención de un nombre que no conocía.

- ¿Quién es Katai? - ahora fue Poe quien preguntó, Ranpo volvió a meter otra cucharada de helado en su boca y abrió los ojos para contestar.

- El técnico de sonido, él es el encargado de grabarnos cuando... "trabajamos".

- Sí... no hace falta que especifiques - Poe puso ambas manos en las caderas de Ranpo para detener sus movimientos ya que estaba empezando a restregarse encima de él.

- ¿No es Yosano-sensei quien se encarga de eso?

- Yosano-sensei solo hace los guiones - le aclaró Dazai - Katai se encargaba del sonido hasta que... bueno, se dio de baja.

- ¿De baja? ¿Estaba enfermo?

- Es un otaku virgen, claro que está enfermo.

- Ranpo-san... creo que no se refería a eso - comentó un nervioso Junichiro rascando su mejilla.

- Bueno, ¿qué más da? ¿Cuánto tiempo piensa tirarse ese otaku sin desvirgar sin trabajar? Akiko va a colapsar por su culpa.

- Yo... - Kunikida por fin abrió la boca en toda esa conversación - Si de verdad está causando tantos problemas a Yosano-sensei, entonces buscaré a Katai y le haré regresar.

- Vaya, por fin demuestras tener las bolas bien puestas, Kunikida.

- Gracias por sus palabras, Ranpo-san.

- ¿Qué palabras agradeces exactamente? Si yo te hubiese dicho lo mismo me habrías pegado una paliza - Dazai resopló para después ponerse a jugar con un mechón de pelo de Atsushi, causando cosquillas a este - Y a todo esto, nadie sabe dónde está Katai, ¿verdad? ¿Por dónde planeas ponerte a buscar?

- Yo...

Al ver a Kunikida dudar, Ranpo dejó escapar un resoplido de frustración y pegó un pequeño salto encima de Poe que despertó su nerviosismo.

- Que remedio, tendré que usar mi inteligencia para guiarte por tu camino - usando su cuchara, señaló a Kunikida - ¿Qué es Katai?

- Un hikikomori - respondió al instante Kunikida con sus gafas brillando como si estuviese seguro de que su respuesta era la correcta.

- Un virgen - dijo Dazai con una sonrisa.

- Un técnico de sonido - la respuesta inocente de Atsushi vino acompañada de un brillo en sus ojos, él también estaba seguro de la validez de su respuesta.

- Un otaku - como ninguno respondió bien, Ranpo decidió dar él mismo la respuesta - Ser otaku es un pasatiempo caro y ahora mismo está de baja, no tiene ninguna fuente de ingresos. Su vivienda actual debe ser un suburbio lleno de mugre donde ni las ratas quisieran vivir.

- Iugh... suena a un sitio donde yo definitivamente no querría vivir - Atsushi se encogió de hombros ante la descripción de Ranpo.

- Comprendo... las suposiciones de Ranpo-san tienen sentido. Empezaré a buscar en sitios así de horribles.

- Buena suerte y date prisa, la salud de Akiko reposa en tus hombros.

Kunikida asintió decidido, encontraría a Katai y le haría volver al trabajo, aunque fuese tirándole de los pelos.

"Encontrar a Katai" era mucho más fácil decirlo que hacerlo, ya había revisado 14 viviendas al borde del colapso por malas condiciones y en ninguna estaba el otaku de gafas redondas, pero Ranpo tenía razón, Katai no debía contar con ninguna fuente de ingresos con lo que ahora mismo debía estar viviendo con lo justo debido a sus caros gustos de friki del anime y los videojuegos.

- No lo entiendo - sacó su libreta de uno de sus bolsillos y se puso a repasar lo que había dicho Ranpo - Un suburbio lleno de mugre... - apartó su mano de la barandilla al quedar manchada de mugre - Donde ni las ratas quisieran vivir... - al llegar a la planta donde vivía Atsushi se tuvo que hacer a un lado porque dos ratas empezaron a bajar por las escaleras - Umm... ¿qué clase de sitio debe ser ese?

Cansado de pensar, volvió a guardar su libreta y llamó a la puerta, Atsushi no tardó en abrirle y recibirle con una sonrisa.

- Buenos días, Kunikida-san, ¿encontró a Katai-san?

- No, de momento no. Seguiré buscando esta tarde.

- Yokohama es grande, debe ser difícil localizar un sitio tan sucio y desastroso como el que mencionó Ranpo-san.

- Sí... - Kunikida levantó la mirada hacia arriba, el techo estaba desgastado y se notaba que le faltaban varias capas de pintura - Los sitios así... son difíciles de encontrar.

- No se preocupe, lo acabará encontrando.

- Sí... - los ojos de Kunikida ahora se fueron hacia el resto del pasillo. Las puertas estaban desgastadas, el suelo crujía al caminar, había una que otra telaraña en los rincones, ¿no podría ser denominado este lugar como un suburbio lleno de mugre? - Oye, Atsushi...

- ¿Sí?

- No, nada, mejor olvídalo.

Kunikida y Atsushi se iban a ir, pero la puerta que se encontraba al lado de la de Lucy se abrió y por ella salió un futón arrastrándose por el suelo empujando una bolsa de basura hacia el exterior. Atsushi se quedó sorprendido mirándole, no sabía que alguien vivía al lado de Lucy y menos que se trataba de un hombre gusano gigante, en cambio, Kunikida se había quedado de piedra viendo como ahora el futón se arrastraba de vuelta al apartamento después de haber dejado la basura fuera.

- Vaya... no sabía que alguien vivía al lado de Lucy-san.

- Pero si es... ¡maldición! - pisando con fuerza el suelo, Kunikida llegó a la puerta de donde había salido el hombre gusano y la aporreó rabioso - ¡KATAI! ¡SAL DE AHÍ, TE HE VISTO!

- ¿Eh? ¿El hombre gusano era Katai-san?

- ¡KATAI! ¡ABRE LA PUERTA O TE JURO QUE LA TIRO ABAJO! ¡KATAI! - iba a seguir aporreando la puerta, pero escuchó como alguien caminaba hacia ella y la abría, allí, recibiéndoles en la entrada se encontraba ni más ni menos que un sonriente Dazai.

- Good morning, Ku-ni-ki-da-kun~, Gatito-chan~

- ¿Pero qué...? ¡¿Qué haces aquí?!

- Visitar a Katai.

- ¿Cómo descubriste que estaba aquí?

- Bueno, ya lo dijo Ranpo-san, que debe estar metido en un suburbio lleno de mugre donde las ratas quieren huir. El primer sitio que vino a mi mente fueron los apartamentos donde vive Atsushi-kun.

- Oigan... que en realidad no está tan lleno de mugre.

- Mierda, si te diste cuenta me deberías haber avisado.

- Pensaba hacerlo, pero era divertido ver también como te esforzabas. ¿Te has divertido?

- ¡CLARO QUE NO! ¡Y QUITA DE EN MEDIO! - haciendo a un lado a Dazai, Kunikida entró sin ninguna clase de permiso en el apartamento - ¡KATAI, KATAAAAAAAIIIIII!

- ¿Hmm? - de debajo de un futón salió una figura masculina pero delgaducha, un hombre de pelo azabache con ojos del mismo color, con unas gafas redondas y una barba de varios días que ni se había molestado en afeitar se quedó mirando sin ninguna emoción a Kunikida - Ah, hola.

- ¿HOLA? ¡¿HOLA?! ¡¿SOLO DICES ESO DESPUÉS DE TANTO TIEMPO?!

- Es cierto, ¿qué tal?

- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡NO ME REFERÍA A ESO! - Kunikida enganchó al hombre por el cuello de su camisa y lo elevó sin ningún tipo de problema - ¡No das señales de vida! ¡¿Cuándo pensabas salir de tu futón para al menos decir qué estabas vivo?!

- Es que, si hacía eso, vendrías enfadado y me gritarías tal y como estás haciendo ahora.

- ¡¿Cómo quieres que no te grite?! ¡Estás causando muchísimos problemas a mucha gente! ¡Mereces que te crucifique en el techo de este sucio apartamento lleno de mugre!

- ¡Dejen de decir que el sitio donde vivo está lleno de mugre, por favor!

- Jajaja, pero Kunikida-kun, si asesinas a Katai, entonces nunca volverá a trabajar.

- Mierda, es cierto.

Kunikida soltó a Katai y este cayó al suelo, a pesar del golpe, no se mostró herido ni molesto, simplemente volvió como un gusano reptando debajo de su futón, pero Kunikida levantó la sábana y le volvió a dejar al aire.

- ¡No te vuelvas a esconder ahí debajo!

- Hmmm... desde que Dazai me encontró supe que esto solo se volvería más problemático - Katai rascó su cabeza algo fastidiado hasta que se fijó mejor en el chico que acompañaba a Kunikida - Oh... hay un extraño en mi casa.

- Me llamo Atsushi, Nakajima Atsushi.

- ¿Nekojima Atsushi?

- ¡Nakajima! - protestó sonrojado porque escuchó a Dazai reír.

- Yo soy Tayama Katai, llámame Katai o simplemente Megane Kamisama, es mi nombre en los juegos de rol.

- ¿Juegos de... que?

- ¡Katai! ¡Sal de aquí de una maldita vez! ¡Y limpia esto, parece una pocilga! - Kunikida se dirigió hacia una de las ventanas para correr las cortinas, mala idea porque al haber más luz solo pudo ver la basura que cubría todo el suelo - ¡¿Cómo es que estás viviendo rodeado de tanta mierda?!

- Bueno, por eso acabo de sacar la basura.

- ¡Sacar la basura delante de tu puerta no es sacar la basura!

- Pero salió fuera ¿no?

- ¡AAAAAAAAAH!

- Dazai-san - Atsushi se acercó al castaño para preguntar - ¿Ese hombre de verdad es Katai-san?

- Sí, te presento al técnico de sonido de las grabaciones, Otaku-sama.

- Otaku... - se fijó mejor en la habitación que ahora tenía más luz, además de basura por el suelo había varios posters pegados en las paredes, casi todos eran de chicas, pero había también alguno de chicos de apariencia andrógina. También había vitrinas bastante cuidadas con figuras de distintos animes o videojuegos, todos compartían la escasez de ropa - Se parece un poco... a Lucy-san.

- Kunikida, cierra las cortinas, la luz del sol hará que mis posters pierdan color.

- ¡Me da igual! ¡Aféitate ahora mismo y ve a trabajar!

- Pero estoy de baja, mi salud es débil y en cualquier momento podría desfallecer.

- ¡Tonterías! Si estás sano para jugar todo el día a un videojuego, entonces estás sano para ir a trabajar.

- No pienso lo mismo, ¿sabías la cantidad de sustancias tóxicas que hay en el exterior?

- ¡¿Y en este piso no?!

- Nop - Katai encendió la televisión y puso un videojuego en la consola - Solo me siento completamente sano aquí dentro al lado de Yoshiko.

- ¿Yoshiko? - Atsushi miró alrededor pero no había nadie más así que volvió a preguntar a Dazai - ¿Quién es Yoshiko?

- Su futón.

- Ah... ¿qué?

- Oye, Nekojima.

- Es Nakajima.

- ¿Eres modelo?

Atsushi se sonrojó por la pregunta y Dazai miró mal al hombre debajo del futón.

- No... ¿por?

- Ah, por nada, entonces esto debe ser simple coincidencia.

Un "nyaa" procedente de la pantalla llamó la atención de todos, los ojos de Dazai se iluminaron y se sentó al lado de Katai. El personaje perteneciente al videojuego que había puesto Katai mantenía bastante similitud con el albino allí presente, solo que este llevaba unos cortísimos shorts blancos y un top que apenas cubría completamente sus pezones, su atuendo era completado con unas botas largas blancas hasta la rodilla y una larga cola del mismo color junto a unas peluditas y esponjosas orejitas.

- ¡Waaaa! ¡Es un Atsushi-kun erótico!

- Es un eroge nuevo, es muy personalizable, ¿quieres probarlo?

- Bueno.

Dazai tomó los mandos del videojuego y Kunikida chistó por lo bajo. Habían venido a llevarse a Katai y ahora parece que era Dazai el que se iba a quedar a hacerle compañía.

- ¡Oye! ¡Que no hemos venido a esto!

- Ya me ha quedado claro a lo que has venido, pero no voy a salir, mi salud sigue débil.

- ¡Eso es mentira!

- "¡Amo, póngame un nombre, nyaa~"! - el gato de la pantalla habló, enfadando más a Kunikida.

- ¡Tú no estás enfermo, Katai! Solo eres un vago que no quiere ir a trabajar.

- Para ti es muy fácil hablar, tú estás completamente curado de esta enfermedad.

- ¡¿Ah?! ¿De qué hablas?

Con Kunikida y Katai discutiendo de fondo, Dazai pulsó los botones del mando y nombro al chico mitad gato como Atsushi.

- "Nyaa, a partir de ahora soy Atsushi, cuide de mí, Dazai-sama".

- ¡Aaaaaah! - con el rostro rojo, un alarmado Atsushi se sentó a su lado - ¿Po-po-por qué le pone mi nombre?

- Hmmm - el castaño observó atentamente sus opciones - Acariciar cabeza, acariciar muslo o acariciar cintura. Elegir solo una es complicado, pero allá vamos - pulsó el botón con su opción y el chico de la pantalla comenzó a gemir.

- "¡Nyaaa~! Dazai-sama, no toque ahí, sabe que mis muslos son sensibles".

- ¡Dazai-san!

- Shh, silencio Atsushi-kun, estoy tocando los muslos de Atsushi-chan.

- ¡Cámbiele el nombre!

- Tú no entiendes nada de mi enfermedad, Kunikida. Esa enfermedad se llama soltería y la llevo arrastrando desde mi más tierna juventud.

- ¿Pero qué dices? La soltería no es una enfermedad y para que te enteres, yo no tengo pareja, si eso fuese una enfermedad, yo también la tendría, ¿no crees?

- ¿Ah, no? Entonces, ¿qué es lo que tienes con Yosano-sensei?

- ¿Qué? Yo no estoy saliendo con Yosano-sensei.

- Pero entre vosotros hay algo, ¿a qué sí? Tuviste una cita con ella.

- ¿Cómo sabes eso?

- Puedo estar encerrado, pero la ciudad de Yokohama no tiene ningún misterio que yo no conozca. Hackear una cámara es pan comido para mí.

- Bu-bueno... di-digamos que tengo algo con Yosano-sensei ¿y qué? Eso no tiene nada que ver con el trabajo.

- Sí que tiene que ver porque allí os encontráis todo el rato y te coquetea, aunque no te des cuenta. Eres un mal amigo Kunikida, un mal amigo que lo único que hace es darme envidia.

- No puedes estar hablando en serio, ¿por lo que me pase a mí con Yosano-sensei has dejado de ir a trabajar?

- ¡Maldición, Kunikida, no eres solo tú! - por primera vez desde que habían entrado ahí, Katai había abandonado su actitud tranquila y había gritado, haciendo que Dazai y Atsushi se girasen para mirarle - Al principio no me importaba, las relaciones de los demás no me importaban, pero poco a poco, todas las personas a mi alrededor se enamoraban y salían con otros. Yo era el único que se quedaba solo mientras el resto experimentaba amor de verdad. Tú, Ranpo-san, Yosano-sensei, incluso la bestia de Akutagawa tiene alguien a quien quiere. Yo soy el único que no experimenta el amor. ¿Cómo crees que me siento cuando trabajo? Tengo que escuchar a dos personas decirse lo mucho que se quieren, ¡y encima aguantar como se dicen guarradas a la cara! Es como si los ricos estuviesen comiendo delante del pobre.

Kunikida se quedó de piedra, conocía a Katai desde hace mucho tiempo, pero nunca se habría esperado que ocultase esos pensamientos. Él siempre había sido alguien que se aislaba de la sociedad y se ocultaba en sus videojuegos y su anime, pero incluso ese Katai asocial y otaku quería saber cómo era el enamorarse de alguien. Ahora se sentía culpable, el supuestamente era su amigo, pero no se había dado cuenta de esto.

- Katai... yo...

- "Nyaa~, Dazai-sama, no me toqué ahí, me da vergüenza".

- ¡DAZAI! - todas las venas de la frente de Kunikida se hincharon por la rabia - ¡¿QUIERES APAGAR ESA COSA?!

- Es lo único que me entretiene ahora mismo, la historia de soledad de Katai es tremendamente aburrida.

- Dazai-san, no está bien decir eso.

- Perdóname, gatito, entiendo que a ti te pueda dar pena, pero a mí la verdad es que no.

- Dazai, cállate - le advirtió Kunikida al borde de asestarle un puñetazo, pero como era común en él, no le hizo caso.

- Llámame insensible o lo que quieras, pero los lloriqueos de Katai no me conmueven de ninguna manera - volvió a manipular los mandos del videojuego, otra lista de opciones se desplegó ante sus ojos - "No quiero trabajar porque todos a mi alrededor están enamorados", ¿no suena a que lo haces por envidia y no por voluntad propia?

- Yo... no lo hago por envidia.

- Pues no lo parece, oye, Atsushi-kun, elige, con la lengua o con los dedos.

- Pues... ¿para qué?

- Tú elige.

- No sé, ¿lengua?

- Ok - Dazai pulsó un botón y el chico gato de la pantalla comenzó a revolverse encima de una cama, sus piernas estaban abiertas de par en par y se veía como si hubiese una cabeza en medio de estas.

- "¡Dazai-sama, su lengua llega hasta lo más profundo de mi interior!".

- Oye, Katai y si no lo haces por envidia, entonces, ¿por qué sigues aquí encerrado?

- ¿Qué?

- Digo que, si de verdad quisieses enamorarte, habrías salido de aquí hace tiempo, pero en cambio estás aquí encerrado. Si me lo preguntas a mí, yo diría que tienes una fuerza de voluntad inexistente.

Atsushi miró preocupado a Kunikida, no le parecía bien que Dazai estuviese hablando así al hombre, pero parece que a Kunikida ya no le parecía mal lo que estaba diciendo.

- "Quiero que alguien me quiera", eso es lo que piensas, pero no haces ningún esfuerzo para lograrlo. Si sigues viviendo así, entonces vivirás eternamente en un círculo de autocompasión. Sigue echando la culpa a los demás, pero eso no hará que alguien se enamore de ti.

La habitación se quedó en silencio, Katai había acabado agachando su rostro, Dazai había dado justo en el clavo. Era más fácil autocompadecerse y envidiar a los demás que hacer algo de verdad. Kunikida no sabía que decir, no se había esperado por nada del mundo que fuese Dazai quien consiguiera hacer reflexionar a Katai.

- Yo... yo de verdad quiero sentir lo mismo que sienten los demás. Por supuesto que amo los videojuegos, pero quiero experimentar algo real.

- ¿Sí? Entonces, buena suerte.

- Tú... ¿no puedes ayudarme?

- ¿Ah? - Dazai puso cara de molestia - Paso, ¿por qué haría eso? No te considero nada más que el amigo otaku de Kunikida-kun.

- ¡Pero...!

Intentó protestar, pero en realidad no sabía bien que decir. Dazai tenía razón, los esfuerzos tenían que venir de él, pero es que no tenía ni idea de por dónde empezar. Las mujeres son un terreno completamente inexplorado para él ya que con ellas solo había tratado a través de videojuegos. O el castaño se apiadaba y le ayudaba o dudaba que consiguiese algo.

- ¡Dazai! - Katai le llamó, pero el castaño seguía completamente concentrado en el juego, viendo que no conseguiría captar su atención fácilmente, solo le quedaba el arrastrarse así que se puso de rodillas y estampó su frente contra el suelo - ¡Dazai Osamu! ¡Ayúdame, quiero enamorarme!

Kunikida decidió mantenerse al margen, pero puede que al final tuviese que intervenir ya que Dazai ni se había molestado en darse la vuelta para mirar a Katai. La mente del seiyuu era complicada y nunca sabías por donde te iba a salir, pero aunque fuese así, él ahora mismo podía ver que Dazai no tenía ni la más mínima intención de ayudar a Katai.

- Oye...

- Dazai-san - Atsushi se adelantó a Kunikida y por tratarse de él, Dazai sí giró el rostro - Katai-san se ve muy desesperado, ¿puede ayudarle, por favor?

- Vale, si me lo pides así, no puedo negar una petición de Atsushi-kun.

El manager casi cae de boca al suelo, ¿en serio? ¿Tan sencillo? Katai se arrodillaba y le suplicaba y nada pero Atsushi pestañeaba y preguntaba y ya estaba hecho. A veces Dazai se ponía serio pero al final del día, Kunikida debía recordar que era su pene el que manejaba al resto del cuerpo.

- ¡¿En serio?! - Katai levantó emocionado el rostro del suelo - ¡¿Me ayudarás?!

- Sí, que remedio, pero que no se te olvide que no tengo motivos para ayudarte. Tendrás que darme algo a cambio.

- ¡Sí! ¡Lo que quieras! ¿Quieres dinero?

- Pues no, tengo clarísimo que en una sesión de fotos gano más que tú en un año.

- Pero es que... yo en realidad no tengo nada que darte.

- ¿No? - Dazai se giró para mirar a Katai y señaló la pantalla del videojuego - Dame eso y estamos en paz.

- ¿El juego...? - Katai puso mala cara, en realidad no era el hecho de tener que deshacerse de su última adquisición lo que le fastidiaba, era el hecho de que alguien con una cara considerada como bonita como era la de Dazai quisiese llevarse un eroge destinado a personas con nula suerte en el amor. ¿No era como quitarle al pobre el pan delante de sus propios ojos? - ¿Para qué lo quieres? Con esa cara tuya puedes estar con la persona que quieras.

- El juego o nada.

- Vale, vale, tú ganas - levantó las manos en señal de rendición, lo cual solo hizo sonreír a Dazai y volver a concentrarse en el juego.

- Un placer hacer negocios contigo.

- Oye - Kunikida se metió por fin en la conversación - ¿Se puede saber qué planeas hacer?

- Haré lo que me ha pedido Atsushi-kun - su boca se curvó en una sonrisa de lado, en la pantalla se iluminaba un botón en rojo, los niveles de afecto y excitación del personaje con orejas de gato estaban en su máximo valor, lo que indicaba que el momento había llegado - Ayudaré a Katai, él se enamorará y volverá al trabajo, la carga de trabajo de Yosano-sensei disminuirá, tendréis otra cita y lo haréis en un hotel, concibiendo así a Osamu Junior, el futuro presidente de Japón.

- No hagas predicciones tan estúpidas.

- Todo irá bien, es Dazai Osamu la persona que tienes ayudándote, no dudes de mi éxito - su pulgar presionó el botón rojo y un estridente gemido resonó entre las cuatro paredes del apartamento. El chico mitad gato de la pantalla se encontraba a cuatro patas, agarrándose con las manos a la colcha de la cama y con dos fuertes manos agarrando sus caderas.

- "¡¡¡Nyaaaaa~!!!!! ¡¡Dazai-sama, llene de leche a su Atsushi!! ¡¡Lléneme de su pegajoso amor y hágame feliz!!!" - la imagen cambió y se hizo zoom al rostro sonrojado y con la mirada perdida del mitad gato - "Dazai-sama... Atsushi le quiere..."

- ¡Ah! ¡Dazai-san, apague eso ya por favor! - habiendo alcanzado la cima de la vergüenza, Atsushi escondió su rostro entre sus manos.

- ¡DAZAI!

- Increíble... - como si viese a un dios, Katai se le quedó observando con los ojos abiertos de par en par - Has alcanzado el 100% de afecto y excitación... ¡es un puntuaje perfecto, el orgasmo está garantizado!

- Por supuesto - Dazai levantó su flequillo con una mano mientras señalaba a Katai con su mano libre - ¿Quieres enamorar a una dama y experimentar el torbellino de emociones que acompaña a una relación?

- ¡Sí!

- Entonces... ¡Yo seré tu maestro!

- Dazai-sensei...

Katai miraba embobado a Dazai, ajenos a que la banda sonora de la habitación eran los gemidos del personaje del videojuego. Atsushi no se atrevía a mirar a la pantalla, no como Kunikida que estaba observando la estúpida combinación de todo. Los pervertidos de Katai y Dazai teniendo una escena increíblemente estúpida y el chico idéntico a Atsushi en el televisor imitando perfectamente lo que podría ser una película porno. Esto ya había acabado con su paciencia.

- Me parece bien que Dazai te ayude a encontrar una novia, pero... - dio un solo paso y el suelo crujió, puede que fuese una advertencia de la catástrofe que se avecinaba - ¡APAGA AHORA MISMO ESTO! - las gafas de Kunikida se iluminaron y las venas de sus músculos se marcaron por la rabia. Como si fuese un superhéroe enfrentándose a sus enemigos, Kunikida asestó al mismo tiempo dos potentes y dolorosos puñetazos en los estómagos de Dazai y Katai, dejando K.O a ambos y haciendo que cayeran al suelo.

- ¡Dazai-san! - aun con los gemidos sonando, Atsushi se levantó y fue hacia el castaño noqueado en el suelo - Kunikida-san, ¿no se ha pasado un poco?

- Para nada - con unos pocos pasos se situó delante del televisor para apagarlo - Bien, ¿cuál es el plan entonces?

Aunque hubiesen querido contestar, era imposible porque los ojos de Dazai y Katai estaban en blanco por el golpe. Para ser hombres tan distintos, ambos compartían el hecho de ser los sacos de boxeo favoritos de Kunikida.

Desprotegido, así es como se sentía ahora mismo Katai. No era solamente porque no estaba acostumbrado a caminar entre tanta gente, Dazai le había prohibido expresamente traer a Yoshiko con él y le amenazó de que, si veía ese futón, él se largaría sin importar que Atsushi le pidiese lo contrario. Vaya, ahora que lo pensaba, ese albino sí que le tenía dominado. Eso le causó una pequeña risa, hasta la gente guapa y talentosa podía volverse sumisa.

- ¿Qué te hace tanta gracia?

- Nada - evitó mirar a la cara a Dazai, no quería que descubriese que se estaba riendo de él.

- No trajiste a Yoshiko, ¿verdad?

- No... - el escuchar mencionar a su querido futón le puso algo triste - Yoshiko...

- Es una maldita sábana, no exageres - le regañó Kunikida, aunque no iba con malas intenciones, Katai lo sintió como un insulto y casi se pone a llorar.

- Yoshiko es lo que más amo en el mundo y espero que haya valido la pena separarme de ella, ¿a dónde vamos?

Dazai en realidad no le informó de nada más, solo le dijo que se afeitase y se arreglase y le recogió de su piso junto a Kunikida y Atsushi. Ahora los cuatro se encontraban caminando por las calles de Yokohama hacia el sitio en el que Katai supuso que encontraría el amor.

- Kunikida.

- A mí no me mires, Dazai tampoco me ha dicho nada.

- ¿Ni siquiera a Nekojima?

- No y ese no es mi apellido, es Nakajima.

- Nekojima, si me permites hacer un comentario, tus muslos se parecen muchos a los de las protagonistas de los eroge.

- Yo... no entiendo bien que es un eroge.

- Oye - Dazai se dio la vuelta y tomó a Katai de la camisa para acercársele al rostro - No hables con tanta naturalidad de los muslos de Atsushi-kun o te dejaré aquí tirado y morirás virgen.

- ¡No, no!

- Más te vale - le soltó y le empujó hacia atrás - Ya hemos llegado.

Kunikida, Atsushi y Katai levantaron el rostro hacia el cartel del sitio al que Dazai les había llevado. Lo mirases por donde lo mirases parecía un restaurante lo cual les confundió completamente.

- El alma gemela de Katai-san... ¿está en el restaurante?

- Tal vez.

- Explícate, Dazai.

- Vaaale, mirad - señaló un letrero en la puerta del local - Actualmente en este restaurante se está llevando a cabo un evento de citas express, creo que es el evento perfecto para Katai.

- ¿Citas express? - Atsushi pestañeó confuso - ¿Qué es eso, Dazai-san?

- Son citas con muchas personas, las parejas van rotando cada cierto tiempo y se cambian de mesa, pero si encuentras una con la que quieras alargar el tiempo entonces pulsas un timbre en la mesa.

- ¿Y estás seguro de que eso es lo mejor para Katai? - le cuestionó Kunikida - Que haya tanta gente puede ser un problema.

- Sí, pero también es una ayuda. Si le buscamos pareja por Internet nos arriesgamos a que al final no congenien y tendríamos que buscar a otra persona, en cambio, aquí iremos más rápido y podrá hablar con más mujeres. Alguna le acabará gustando. Es hacer menos trabajo y con mejores probabilidades de éxito.

- No estoy seguro de lo que dices - Kunikida miró un momento el letrero del restaurante para después volver a mirar al castaño - ¿Y qué pintamos nosotros aquí?

- Somos el equipo de soporte, vigilaremos que Katai no meta la pata, lo cual es muy probable.

- Oye...

- He decidido prohibirte hablar con las mujeres sobre ciertos temas. Estos son: videojuegos, anime, manga, hentai y Yoshiko. Si mencionas algunos de esos, me levantaré de mi silla y te dejaré solo, ¿te parece bien?

- Pero yo... en realidad no sé de qué más hablar.

- Vale, vámonos - Dazai se giró con la intención de irse, pero Katai se le enganchó del brazo

- ¡No, pero no te rindas tan pronto! Tenme un poco de fe, les hablaré de otra cosa, pero no te vayas.

- Bien, por cierto, independientemente de si tenemos éxito o no, no pienso devolverte el videojuego, ahora es mío.

- Sigo sin entender para que lo quieres...

- ¿Qué dices? ¿Quieres que me vaya?

- ¡Noooooo!

- Genial, pues allá vamos - de un empujón, Dazai hizo entrar a Katai en el restaurante. Las personas allí presentes se giraron para mirar a los recién llegados, las miradas cayeron directamente sobre Dazai y Atsushi, tanto mujeres como hombres se tuvieron que limpiar la baba.

- Dazai-san... - Atsushi se pegó al cuerpo del mayor al sentirse tan observado - ¿Por qué nos miran tanto?

- Porque somos lo mejor que van a ver el día de hoy, eso no lo dudes.

Aprovechando que Atsushi se le había enganchado al brazo por el miedo que le causaba las miradas de todo el mundo, Dazai le tomó como primera pareja y caminó directo a una mesa libre.

- ¡Oye, Dazai! ¿Se puede saber qué esperas que haga yo? - Kunikida se señaló a sí mismo.

- Sé tú mismo, eso las espantará.

- Pero serás...

- Hola - una mujer pelirroja se acercó con una sonrisa a Kunikida poniéndole tenso.

Katai se sentó cerca de donde se encontraban Dazai y Atsushi y esperó a que alguna mujer se sentase en su mesa, no tardó en aparecer la primera interesada, pelo oscuro recogido en un moño y con gafas, no se veía muy agresiva, puede que fuese la indicada.

- ¿Qué le parece, Dazai-san?

- Umm... puede que 29 años, tal vez secretaria, su dedo anular no tiene ninguna marca, no se ha casado.

- Dazai-san... usted tiene poderes extraños.

El castaño se quedó mirando disimuladamente como se desenvolvía Katai con la primera mujer. Era obvio que no iba a funcionar perfectamente, el contacto de Katai con las mujeres era solamente a través de videojuegos, podía usar fácilmente palabras que sonasen mal o que las ofendieran sin darse cuenta. Era como sacar a un cavernícola que no se ha relacionado con la civilización de su cueva y llevarle a una entrevista de trabajo. El fracaso estaba casi asegurado, pero había que intentarlo.

- Dazai-san - para llamar su atención, Atsushi puso su mano encima de la del mayor, esto le pilló de sorpresa y casi se cae de la silla - Lo siento...

- No, no, es que... - su mirada bajó a la de la mano del chico encima de la suya - No me lo esperaba, ¿qué te pasa, gatito?

- Quería pedirle perdón, usted solo está ayudando a Katai-san porque yo se lo pedí, no es algo que usted quisiese hacer por voluntad propia.

- Tranquilo, al final habría tenido que ayudarle de todas formas si queríamos que volviese al trabajo.

- ¿Cree que le irá bien?

- ¿Quieres la verdad o una mentira piadosa?

- Mejor no diga nada - Atsushi sonrió nervioso y miró a Katai.

- ¿Y cómo es que querías que le ayudase? ¿Ves a Chuuya como a un pervertido, pero a él no?

- Bueno... sí que se le ve como un pervertido, pero creo que puedo entender un poco como se siente. Él solo quiere enamorarse y eso no me parece algo malo.

- Eres muy blando con todo el mundo, Atsushi-kun.

- ¿Eso es malo?

- Depende, que seas muy ingenuo puede traerte algún problema en el futuro.

- Supongo, pero no me preocupa. Sé que Kunikida-san y usted cuidarán de mí - una sonrisa acompañada de un débil sonrojo adornó su rostro - Eso me deja más tranquilo.

Dazai intentó hablar, pero ahora mismo no había palabras en sus labios. Era todo un misterio que con lo bocazas que era él, Atsushi tuviera una facilidad impresionante para dejarle sin palabras. Con la mano del chico todavía encima de la suya, Dazai posó su mano libre sobre la de Atsushi, ganándose completamente la atención de este.

- Atsushi-kun...

- Hey - un hombre detrás de él cortó su conversación y se ganó una mirada molesta de Dazai que por un momento le intimidó, pero al mirar al albino del otro lado se acordó del motivo por el que había venido - Tú tiempo se acabó, toca cambiar de pareja.

Dazai maldijo por lo bajo y notó como Atsushi se tensó al escuchar que tenía que hablar con un completo desconocido. Si bien lo que él sentía eran nervios, lo que sentía Dazai era rabia. ¿Se podría dar la opción de reventarle la cara de un puñetazo y continuar en la mesa con Atsushi? Nah, seguro que les echaban y Katai colapsaría si se quedaba ahí solo.

- Dazai-san - el tono de voz de Atsuhsi al ver como Dazai se levantaba de la mesa fue de preocupación, era evidente que no le hacía ninguna gracia cambiar de pareja.

- No te preocupes, gatito, estaré en la mesa de al lado.

- Bueno...

Se cambió de mesa, pero no despegó la mirada en ningún momento del sitio en el que estaban ahora Atsushi y el hombre desconocido. Tan concentrado estaba en ellos dos que no se dio cuenta de cuando Katai fue hacia él bastante nervioso.

- ¡Dazai! Ha sido horrible, no se ha visto ninguno de mis animes favoritos. Ni siquiera ha estado en Akihabara ni una sola vez. ¿Cómo se le puede llamar a eso ser humano?

- Oye - los afilados ojos del castaño se clavaron con rabia encima de Katai - ¿Qué te dije de hablar de anime?

Podría haber estallado en cólera ahí mismo, pero prefería sentarse ya y observar de cerca al desgraciado que le había robado el tiempo con su gatito.

- ¿Te has enfadado? Dazai, ¿Dazai?

- Cállate y cambia de mesa - el castaño se sentó en una mesa libre, una mujer se dirigía a hacerle compañía si no hubiese sido porque Katai le quitó el sitio - ¡Pero aquí no te pongas!

- Esto es serio, Dazai. Me preocupa la gran diferencia que hay entre los videojuegos y la vida real, para empezar, no hay punto de guardado. ¿Qué haré entonces si no gusto a ninguna de estas mujeres? ¡No puedo resetear la partida!

- Pero eso era evidente desde el principio - frunció el ceño debido a la estupidez que acababa de escuchar y movió la cara de Katai para tener mejor vista de la mesa de Atsushi - Pensé que querías enamorarte de verdad.

- Y lo quiero, pero la realidad es aterradora. Tal vez deberíamos haber empezado por una novia virtual.

- Si hubiésemos hecho eso, no habrías salido en ningún momento de tu piso.

- Ummm... esto de verdad es un problema, me está dando tanta ansiedad. No sé hablar de otra cosa que no sea anime y videojuegos, si son temas prohibidos, ¿de qué les hablo entonces?

- De tu vida, yo qué sé y vete de aquí.

- Pero...

- Fuera.

- Dazai... Dazai-san - haciendo una voz más aguda, Katai tuvo la mala idea de imitar a Atsushi y como premio se ganó una mirada asesina de Dazai que si no le mató en el acto le mataría con retardo - ¿Y eso? A Nekojima le funcionó.

- ¡Vete! - de una patada, Dazai expulsó a Katai de la silla y se quedó mirando fastidiado como el hombre de la otra mesa miraba con una sonrisa a Atsushi, por su parte, el chico solo se removía incómodo, no era ningún secreto que no se sentía a gusto con desconocidos. Puede que traerle no hubiese sido una buena idea - Maldición.

Una chica no tardó en ocupar el sitio vacío que había dejado Katai y aunque Dazai intentó sonreírla y continuar la conversación que ella había empezado, sus ojos inevitablemente acababan viajando hacia Atsushi. Para intentar distraerse un poco decidió enfocarse en el motivo principal por el que estaba aquí y centró su atención en Katai que se encontraba muy animado hablando con una chica. Bueno, eso era bueno, ah, no espera, solo él está animado, ella está aburrida porque le está enseñando un manga en el móvil.

Dazai chistó por lo bajo, si ya sabía el resultado, ¿para qué le estaba intentando ayudar? Y a todo esto, ¿dónde se había dejado a Kunikida?

Hacía un trabajo doble, pero para Dazai no había ninguna dificultad en vigilar a Katai de reojo y seguir la conversación de la mujer delante de él. En principio solo debería haber estado con los ojos encima del otaku, pero no mirar a Atsushi en la otra mesa era difícil.

¿No le acababa de decir que estaba tranquilo porque sabía que cuidaría de él? Entonces, ¿qué mierda estaba haciendo dejándole estar con un desconocido que obviamente le estaba poniendo incómodo?

- Argh, mierda - confundiendo a la chica sentada en su mesa, Dazai fue hacia donde estaban Atsushi, al verle, el albino se sintió más tranquilo pero el hombre con el que estaba no - Vámonos, no ha sido una buena idea traerte.

- Oye, pero ¿qué haces? Tú turno ya ha pasado, ahora me toca a mí.

- ¡Y luego a mí!

- ¡Y después yo!

Una fila de hombres protestando al ver que se querían llevar a Atsushi no tardó en aparecer, la verdad es que a Dazai ya le daba igual cómo lo estaba haciendo Katai, si estaba espantando a las mujeres con sus gustos otaku o dónde narices se había metido Kunikida. Lo único que quería hacer ahora mismo era alejar al albino de toda esa manada de buitres.

- Vámonos - volvió a repetir tomando esta vez la mano de Atsushi e intentando levantarle de la silla, pero no fue tan fácil.

- ¡Oye! Te he preguntado que qué haces - el mismo hombre volvió a encararle.

- Me le llevo.

- ¿Y eso por qué?

- No está cómodo.

- ¡Pero eso no lo decides tú!

- Tú tampoco decides si se queda.

- ¡¿De qué vas?!

La pelea que se estaba llevando a cabo estaba haciendo sentir más incómodo a Atsushi que el tener que hablar con un desconocido. Además, comprendía que tampoco era bueno que Dazai, que era una figura pública, saliese en las noticias por haberse liado a golpes con un hombre en un sitio de citas express. El escándalo podía estar asegurado. Ante tal panorama, solo había una cosa que podía hacer él.

- Ha venido conmigo, así que yo decido cuando considero que... - Dazai dejó de hablar cuando sintió como Atsushi se le echaba encima, sus brazos le habían rodeado todo el torso y había enterrado su rostro en su pecho, despertando la envidia de todos los hombres que se habían acumulado para tener una cita con el chico.

- Quiero irme con Dazai-san.

Los pretendientes se habían quedado con la boca abierta, un poco como Dazai pero este no tardó en recuperarse y restregar un poco la situación a los degenerados que querían algo con su gatito.

- Bueno, ya le habéis oído - posando una mano en los cabellos blancos, Dazai comenzó a acariciar su cabeza mirando con superioridad a los demás - ¿Qué os parece?

Todos apretaron los labios, pero se pudo escuchar como contenían un grito de "Desgraciado", hecho que solo consiguió inflar el ego de Dazai que a estas alturas de la vida ya estaba por las nubes.

- Ya es hora de irnos, pasen una buena tarde, caballeros - Dazai se agachó un poco y pasó una mano por detrás de la espalda de Atsushi y otra por detrás de sus piernas, alzando estás y llevándose al chico de allí como si de una princesa se tratase.

- ¡Da-dazai-san! - avergonzado por la escena, Atsushi solo pudo protestar, pero para sentirse más seguro de no caer pasó instintivamente sus brazos por detrás del cuello del castaño.

Los hombres allí presentes seguían observando con envidia y rabia y la gota que colmó definitivamente el vaso fue como Dazai giró el rostro antes de salir y les dedicó una mirada burlona de victoria. Como deseaban matarle y estar en su lugar ahora mismo. Una vez fuera del restaurante, Atsushi decidió esperar pacientemente a que Dazai le devolviese al suelo, pero por más que caminaba, parecía que no existía tal intención.

- Esto... Dazai-san, ¿no va a soltarme?

- Pues no - contestó con total naturalidad - ¿No has dicho hace nada "Quiero irme con Dazai-san"? He decidido tomarte la palabra, así que te llevo conmigo.

- Pero yo puedo andar. ¿Y qué pasa con Katai-san? Lo estamos abandonando, ¿y dónde está Kunikida-san? Si nos vamos sin él seguramente se enfade.

- Katai me da igual y Kunikida-kun es un adulto aburrido, le habrán expulsado del sitio por dejar dormidas a las chicas del aburrimiento.

- Oiga... aun así no nos podemos ir sin ellos - Atsushi se rio de manera nerviosa por las ocurrencias de Dazai hasta que notó como el castaño dejaba de andar - ¿Dazai-san?

- Estoy haciendo lo que confías que haré, cuidar de ti ¿no? Esos pervertidos te querían mancillar, Kunikida-kun no se enfadará si le digo que te saqué de ahí por tu bien.

- Mancillar... puede que fuese una palabra muy fuerte.

- Qué más da, te llevaré a casa y más tarde me disculparé con Kunikida-kun.

- Bueno... ¡pero enserio, bájeme! - de tanto revolverse, Atsushi consiguió que Dazai le bajara.

El albino sacudió su ropa que se había arrugado un poco mientras que Dazai se fijó mejor en como detrás del chico estaba viniendo el último hombre con el que Atsushi había hablado. Eso sí que era cabezonería, pero por suerte, Dazai sabía cómo quitárselo de encima. Antes de que el hombre pudiese decir nada para llamar la atención de Atsushi, Dazai decidió interrumpirle.

- Atsushi-kun, ¿quieres hacer un blowjob?

- ¿Mm? ¿Dónde? ¿Aquí? No me importaría.

- Jajaja, que atrevido, ¿harías un blowjob para mí?

- Claro, no tengo ningún problema.

- ¿En serio? ¿Aunque luego se te quede la boca pegajosa?

- No es algo que me preocupe, aunque sí me molestaría que se me manchase la cara y se me quedase pegajosa - puso mala cara al recordar como una vez le explotó una pompa de chicle en la cara.

- Oh, vaya, tendremos cuidado entonces - posando sus dedos en la barbilla de Atsushi, levantó con delicadeza su rostro para que pudieran mirarse más de cerca a los ojos - No quiero que tu carita se quede toda pegajosa y sucia.

- Y-ya... - Atsushi comenzó a tartamudear, quería apartar el rostro por tener tan cerca a Dazai pero no tenía fuerza para ello.

- Por cierto, gatito - sonrió de manera filosa mirando de reojo al hombre detrás de ellos - ¿Quieres que te haga un creampie?

El hombre se quedó pálido, era increíble lo descarado y pervertido que podía ser Dazai, haciendo tales peticiones en mitad de la calle al chico que él creyó que era un ángel puro e inocente, pero grande fue su sorpresa al escuchar la respuesta del chico.

- ¡Sí! - la respuesta de Atsushi salió emocionada - Me encantaría, tengo mucha curiosidad sobre cómo son los creampie de Dazai-san.

- ¿En serio? Que ansioso se te ve, vale, te haré uno, pero me lo tienes que pedir con educación.

- Dazai-san, hágame un creampie por favor.

- No te puedo negar nada, Atsushi-kun, eres todo un niño consentido. ¿No te importa lo manchado que te voy a dejar?

- Bueno, en estas cosas es inevitable mancharse, pero luego merece completamente la pena. Los creampie son deliciosos y sé que me gustará más porque será usted el que me lo haga.

- Jajaja, pero que sucio puedes hablar a veces, gatito.

Sonriendo triunfal, Dazai posó su mano sobre la cadera del chico y la empujó para que comenzase a andar. Atsushi en ningún momento se había percatado del hombre detrás de él y el castaño no tenía ninguna intención de mencionárselo, en su lugar le miró de manera burlona mientras se alejaba con Atsushi a, lo que el hombre creyó, sería un acto de lo más impuro.

Contrario a lo que había pensado Dazai, Kunikida acabó siendo increíblemente popular en las citas express. Habiéndose marchado el albino de aspecto adorable, la mayoría de hombres perdieron la ilusión por seguir allí dentro, no obstante, ninguna mujer se vio afectada por esas actitudes tan desganadas ya que ellas habían encontrado también el mejor partido del día.

- Kunikida-san, ¿entonces trabajas en el mundo del espectáculo? Eso es tan increíble.

- No lo es y no soy alguien del mundo del espectáculo propiamente dicho, digamos que estoy tras el escenario vigilando y cuidando a un seiyuu con comportamiento de bebé.

- Aun así, es increíble, Doppo - la felicitación vino de la mujer pelirroja que había sido la primera en descubrir a Kunikida allí. En el poco tiempo que llevaba allí, ella se había tomado demasiadas confianzas, incluso le acababa de llamar por su nombre. Sabiendo que tenía que poner un límite, Kunikida se preparó para marcharse del sitio.

- Oh, pero mira qué hora es, es tardísimo y tengo que alimentar a mis mascotas.

- ¿Tienes animales, Doppo?

- Sí... un... un gato, Atsushi y un perro, Dazai, que se encuentra en celo así que tengo que darle con la escoba porque se monta encima de la aspiradora, en fin, es un salido sin remedio. Si me disculpan, señoritas.

Con toda la educación que pudo mantener, Kunikida se escabulló del grupo de mujeres y pasó a través del grupo deprimido de hombres. Con que así es un minuto en la vida de Odasaku, toda una odisea, no cabe duda. Fuera del local se dio cuenta por fin de que estaba solo, ¿dónde habían acabado yendo los demás? Por suerte, su respuesta no tardó en llegar.

- Kunikida - una voz de ultratumba sonó desde el suelo, provocándole un susto.

- ¡AH! ¡Katai! - fijándose bien en la entrada, se pudo percatar de que Katai se encontraba sentado y abrazando sus rodillas - ¿Qué haces ahí?

- Cuando Nekojima se fue, todos los hombres se deprimieron y las mujeres se reunieron a tu alrededor como si fueras una figura de una waifu con generosos pechos a mitad de precio en Akihabara.

- No uses metáforas raras.

- Son las únicas que conozco.

- Bueno, ¿y tú qué tal? ¿Te enamoraste?

- ¿Cómo iba a hacer eso? Todas las mujeres se fueron a tu mesa.

- ¡¿Qué?! ¡¿Me estás diciendo que entonces todo esto ha sido para nada?!

- ¿De qué te quejas? - Katai suspiró algo fastidiado y señaló hacia detrás - Al menos tú triunfaste.

- ¡Doppo! - la misma pelirroja de antes salió del sitio y se acercó hacia él - ¿Sabes? Yo también tengo que irme, ¿qué te parece si compartimos un taxi?

- No... no creo que sea lo mejor. Mis animales se enfadan si llego oliendo a otras personas.

- No pasa nada, los animales me adoran, seguro que les caigo bien.

- Y-ya... no lo dudo, pero mis animales son raros.

- Oh~, vamos, Doppo~, ¿por qué te haces el difícil? Solo quiero ir contigo en un taxi - la mujer se enganchó del brazo de Kunikida, presionando con fuerza sus pechos y poniéndole completamente nervioso.

- ¡Se-señorita! No dudo de sus buenas intenciones, pero...

- Jajaja, ¿no te gusto, Doppo?

- No es eso, es decir, no dudo que usted es una mujer preciosa, debe ser encantador tenerla como pareja, pero es que yo ahora mismo...

Katai observaba todo desde el suelo con un rostro de indiferencia. Que Kunikida hubiese llegado a ligar más que él era solo una señal de lo fracasado que era en el amor. Su mirada pasó de estar encima de Kunikida a posarse en la figura de la conocida mujer con broche de mariposa que había acabado llegando detrás de él.

- Oye, Kunikida.

-Ahora no, Katai.

- Pero es que...

- ¿No ves que estoy ocupado con esta señorita? ¿Qué es tan importante que...? - Kunikida se dio la vuelta al ver como Katai señalaba hacia detrás de sus espaldas, al hacerlo se encontró de frente con el rostro de una sonriente Yosano aunque obviamente, esa sonrisa era más falsa que la inocencia de Dazai - Yo...

- ¿Hmm? ¿Qué pasa, Doppo~? - preguntó con voz exageradamente aguda, imitando a la mujer que seguía enganchada a su brazo.

- ¡Estás pensando mal! ¡No es lo que parece!

- Doppo, ¿quién es esa mujer?

El volver a escuchar la voz de mosquita muerta de la mujer solo enfadó más a Yosano. Como extrañaba el bisturí que usaba en las clases de biología del instituto, si lo tuviese ahora a su lado, seguro que su enfado por ver a una mujer con más maquillaje que cara enganchada del brazo de SU hombre no le enfadaría tanto, pero es que Kunikida tampoco tenía perdón. Ella, sin ningún otro motivo más que ayudar al fracasado amigo otaku del chico que le gusta, había aceptado cubrir dos puestos de trabajo, con su consiguiente aumento de tareas y de estrés, ¿y qué recibe a cambio? Pues encontrar al otaku desaparecido junto al hombre que le enamoró por sus firmes ideales y valores disfrutando de la vida, saliendo de un antro de citas express y con una fulana con más tetas que cerebro enganchada de su brazo mientras que ella se mataba a trabajar para terminar todo y tener tiempo para su cita.

Nunca esperó sentirse tan patética como se sentía ahora mismo.

- Yosano-san - Kunikida intentó tocarla, pero se apartó dando un paso hacia atrás.

- Pensaba que eras diferente, pero eres un simio más, Kunikida.

- ¡No es eso! ¡Esto no es...!

- Ni te molestes en perder el tiempo conmigo y dedícaselo a ella - señaló con mala cara a la mujer pelirroja - Se la ve ansiosa porque la lleves a tu apartamento.

- ¡Que no! ¡Escucha! - aunque intentó explicarse, Yosano se dio la vuelta y se marchó de allí con la cabeza en alto y con los puños bien apretados para evitar partirle la cara a la zorra esa. Chistó por lo bajo ante ese pensamiento, ¿cuándo se había vuelto una versión femenina de Akutagawa? - ¡Yosano-san!

- Se enfadó.

- ¡Claro que se enfadó!

- ¿Y qué más da? - la pregunta de Katai sonó tan tranquila que Kunikida estuvo a punto de estallar - Ahí dentro había un montón de mujeres interesadas en ti, ¿qué más da que ella se enfade?

- ¡Importa porque no me interesa ninguna más! - de un tirón, Kunikida se libró de la mujer y se dirigió hacia Katai - Si hubiese llegado a saber que tenías esa mentalidad estúpida, entonces no me habría molestado en acompañarte.

- Le das demasiada importancia a una sola mujer, Kunikida.

- ¡¡Porque de eso precisamente trata el amor!! ¡De centrarte en una sola persona y por eso precisamente es tan complicado! No puedes guardar la partida, no puedes forzarte a querer a otra, el amor real es completamente diferente al que te muestran los videojuegos, así que si tanto lo quieres experimentar, entonces deberías prepárate mentalmente para jugar una partida continúa sin opciones de resetear.

- Umm... suena a la descripción de un videojuego terriblemente problemático.

- Pues sí, es problemático, ¿y sabes qué? Tú no decides cuando jugarlo, antes de que te des cuenta estás metido ya en una partida de la que no puedes salir y ahora, si me disculpas - Kunikida se arregló su traje y se marchó de allí con la cabeza en alto, ya le daba igual si Katai volvía o no al trabajo, lo único que le importaba ahora era como iba a enfrentar a Yosano al día siguiente.

Al ver el poco interés que tenía en ella, la mujer pelirroja acabó rindiéndose y volviendo dentro del restaurante. En cuanto a Katai, este fue incapaz de entrar, puede que su amigo tuviese razón y el amor real que buscaba experimentar era algo que no se podía forzar. Con la noche cayendo en la ciudad y él sin ningún plan más que volver a su casa y esconderse debajo de Yoshiko, Katai caminó sin rumbo por las calles próximas hasta llegar a un bar que le deslumbró por lo excesivamente luminoso que era su letrero. No le gustaba el ruido, ni el exceso de personas y tampoco era un fan del alcohol, pero sabía que ahí dentro se metían los fracasados que se sentían como la mierda y ahora mismo era exactamente como se sentía él. Al abrir la puerta, esta chirrió y para su sorpresa, no se encontraba tan lleno de gente como se esperaba, puede que se debiera a que era un día entresemana.

Como alguien que se había colado en un sitio al que no pertenece, Katai recorrió el sitio curioso con la mirada y se dirigió a la barra donde ya se encontraba una mujer rubia rodeada de vasos vacíos, seguro que era la más triunfadora de la noche.

- ¿Qué le pongo? - preguntó el barman en la barra.

- Hmm... - recorrió con la mirada las estanterías llenas de bebidas alcohólicas, pero al final su atención se acabó yendo a la mujer con el rostro encima de la barra - Póngame lo mismo que a ella.

El hombre asintió y le sirvió una mezcla que habría jurado que era 99% alcohol. Al pegar el primer sorbo, Katai empezó a toser, no sabía cómo la gente normal podía beberse vasos enteros de ese mejunje extraño, puede que la mujer a su lado ni siquiera siguiese con vida.

- ¿Una mala noche? - sin saber si estaba consciente o no, Katai decidió preguntarla.

- Una mala vida...

- Oh, lo lamento.

- ¿Y tú?

Katai se sorprendió por eso, no la veía en condiciones de devolverle la pregunta debido a lo bebida que se la veía pero lo había hecho.

- Supongo que también y hoy solo lo he empeorado todo, he fastidiado, pero bien a mi único amigo 3D.

- ¿Ah? Vaya, lo lamento por 3D-kun.

- No, no, 3D no es un nombre, es una dimensión.

- Puuuuuuuuuuues yooooo he escuchado como el niño de muslos gordos confesaba en el baño al niño de pelo color zanahoria que se había besado con el amor de la vida de Akushatagaka... Akusha... Rakuta... - la lengua empezó a trabársele por el exceso de alcohol - ¡De mi senpai! ¡Y no es justo! - con ambos puños golpeó la mesa, haciendo que esta temblara - Akuratagusagawa-senpai es un chico inocente enamorado, es cierto que se puede poner violento y amenazar de muerte al que se le acerque al amor de su vida, pero no se merece que la vida le esté tratando tan mal. ¡No es justo! ¡Sukatagawa-senpai se merece ser feliiiiiiiiiiiiiiiiiiiz!

- No me aclaro del todo con cual es el nombre de tu senpai.

- Trabajar con él no es fácil, por supuesto que no es fácil. Es orgulloso, arrogante, celoso y violento.

- ¿Sí? Vaya me recuerda a cierta persona - por la mente de Katai no pudo evitar pasarse la imagen del gótico de cabellos degradados.

- ¡Pero no es justo! - una vez más, golpeó la mesa con los puños y la bebida de Katai cayó.

- Oye... bueno, aunque tampoco pensaba bebérmelo.

- Él solamente está enamorado... ¿por qué tiene que sufrir tanto por un sentimiento que supuestamente es bueno?

- Umm... ¿no será que tu senpai es estúpido? Es que me acabas de decir que el amor le hace sufrir, entonces, ¿por qué está enamorado? En los eroge, si la chica es una yandere manipuladora y peligrosa, lo único que tienes que hacer es irte por otra ruta, ¿es que acaso tu senpai no puede hacer eso?

- ¿Qué dices...? - la mujer apoyada en la barra se reincorporó dejando ver a Katai su aspecto. La mujer que vestía un vestido con la zona del pecho blanca y de la cadera para debajo de color azul se veía distinta ante sus ojos, pero aunque llevase ahora el pelo suelto y vistiese otras ropas, él pudo reconocerla perfectamente como la manager del conocido perro rabioso del mundo de los seiyuus. No obstante, su típico rostro inocente o preocupado por tonterías se veía distinto esa noche, principalmente porque no estaba así, estaba con el ceño fruncido, enfadada con él y puede que esa fuese la primera vez que ve esa faceta de Higuchi Ichiyou - ¿Qué has dicho... de Ranshutagawa-senpai?

- Definitivamente estás muy borracha. Lo que he dicho es que Akutagawa Ryunosuke es estúpido.

Los ojos de Higuchi se abrieron más por la sorpresa de haber escuchado salir eso de la boca de Katai, no soportando escuchar tal ofensa hacia su representado, la rubia apretó los puños con fuerza y se levantó de su silla. Cuando Katai giró su rostro para mirarla, lo siguiente con lo que se encontró fue con un potente puñetazo impactando con fuerza sobre su mejilla y tumbándolo al suelo. El golpe ardía y su espalda dolía por el golpe de haber caído contra el suelo, algunas personas se le habían quedado viendo, pero él ni se había dado cuenta de ello, estaba demasiado ocupado procesando lo que acababa de pasar. Como era propio de un otaku, su época de instituto no había sido la mejor y recibió algunas burlas y golpes de sus compañeros, pero todos varones, esta era la primera vez que una mujer le golpeaba.

- Maldito hijo de perra... - al escuchar la cabreada voz de la mujer, Katai levantó algo la mirada para verla. A pesar de cómo se escuchaba su voz de enfada, su rostro era algo distinto, estaba rojo, no sabe si de la rabia o de la borrachera y sus ojos estaban aguados, estaba haciéndose la fuerte asestándole un puñetazo y no poniéndose a llorar por lo que él dijo de Akutagawa. Era una escena muy rara e Higuchi no se veía en la mejor de sus condiciones, pero por algún motivo incomprensible, a ojos de Katai se veía tremendamente hermosa ahora mismo - ¡¡¡Vuelve a insultar a Yuutogawa-senpai y te romperé todos los dientes!!!

Katai comenzó a balbucear, pero Higuchi ni se molestó en intentar escucharle, recogió su bolso y se marchó incapaz de caminar en línea recta y casi tropezándose más de una vez. El barman salió de detrás de la barra y le ofreció hielo a Katai pero este no le estaba haciendo caso. Su vista seguía fija en la dirección por la que se había marchado Higuchi y reposó su mano en su mejilla golpeada.

- Kunikida... tenía razón.

Yosano acababa de entrar ese día en el edificio con mejor pinta que ayer, al menos físicamente hablando. Al cruzarse con ella en su camino, Haruno la saludó con una sonrisa.

- Buenos días, Yosano-sensei.

- ¿Hmm? Sí, buenos días.

- ¿Durmió hoy mejor? Ayer se le veía algo desarreglada.

- Sí, supongo - en una situación normal, Yosano habría dado más conversación a Haruno, después de todo era una de sus fieles camaradas fujoshi, pero el día de hoy no tenía fuerzas para seguir hablando con nadie. Haría el trabajo de Katai lo antes posible y se marcharía a casa - Nos vemos más tarde.

- ¿Eh? Pero Yosano-sensei, ¿a dónde va?

- A grabar - Yosano se metió en el ascensor y pulsó el número de la planta a la que iba a pesar de que Haruno parecía haberla intentado decir algo. Daba igual, si fuese algo importante seguro que se lo diría más tarde - Bien, pues allá vamos - cuando las puertas se abrieron, sacó su móvil para dejar un mensaje de voz a Atsushi - Atsushi, ya estoy aquí arriba, sube para grabar - al terminar ese, mandó otro a Dazai - Hola basura humana, trae tu pervertido cuerpo lleno de ETS a grabar o le enseño a Atsushi tus fotos borracho en la última fiesta de Navidad.

Mensajes totalmente igualitarios.

Al llegar al estudio, la puerta se abrió y por ella salieron Dazai y Atsushi, eso extrañó a Yosano.

- ¿Qué hacéis?

- Una pregunta extraña, Yosano-sensei. Trabajar, ¿qué otra cosa haríamos?

- ¿Te soy sincera? De ti me espero cualquier cosa - Yosano apretó con un dedo la cadera de Atsushi pero no obtuvo ninguna reacción - Te salvaste.

Dazai dejó escapar una risa mientras que Atsushi se confundía.

- ¿Y bien? ¿Cómo es eso de que habéis grabado sin mí?

- ¿Por qué te tendríamos que esperar? Este edificio ya tiene un técnico de sonido - Dazai señaló con la mirada la otra puerta que continuaba cerrada y se llevó de allí a Atsushi poniendo una mano en sus caderas - Y sé más piadosa con nuestra mamá, Yosano-sensei.

Yosano esperó a que ambos chicos se marchasen pasando por su lado y abrió la puerta señalada por Dazai para encontrarse allí con Katai jugando con una videoconsola con su típico rostro aburrido. Al sentirse observado, Katai puso en pausa su partida y miró a la mujer.

- Hola.

- ¿Hola? ¿Eso es todo?

- Pues yo creo que sí - Katai giró su consola y demostró un diálogo en el que una protagonista de un eroge saludaba con un "Hola" - ¿Ves? Creo que eso es todo.

- Tú... ¡No me jodas! - de un guantazo, Yosano mandó a volar su consola, haciendo que el rostro de Katai cambiase a uno de dolor.

- ¡Nemuru-chan!

- Bastardo otaku - Yosano enganchó al hombre del cuello de su camisa y le elevó sin dificultad del suelo - Tienes valor al regresar aquí, pero me viene genial, te mataré aquí y ahora.

- Umm... ¿por qué me insultas llamándome otaku? ¿No eres acaso tú una fujoshi? En el fondo somos iguales.

- Oye, oye, no me compares.

Katai pudo ver la llama de la rabia arder en los ojos de Yosano, aunque debió sentir miedo, su siempre distraída mente otaku no pudo evitar pensar en el buen cosplay que podría hacer la mujer de Yor Forger.

- ¿Cuáles son tus últimas palabras, desgraciado?

- No te enfades con Kunikida.

- ¿Eh? - eso sorprendió a Yosano y dejó de ejercer tanta presión sobre él.

- Él no estaba allí porque quisiese, yo le hice ir. Quería enamorarme y Dazai nos llevó allí, él no fue para buscar ninguna mujer.

- ¿Pero qué estás...?

- Kunikida quería que yo volviese para que tu carga de trabajo disminuyera. Tú aceptaste cubrir mi puesto para que no me echaran, como soy el amigo de Kunikida, aceptaste a hacer eso. Ambos os habéis visto obligados a hacer esas cosas por mi culpa y por el bien del otro. Seré un otaku, pero sé reconocer esto como el típico argumento romántico de una pareja adulta en un anime.

- Tch - Yosano le fulminó con la mirada una última vez y le devolvió al suelo de manera brusca por lo que Katai cayó de culo - Que vuelvas no cambia nada ¿sabes?

- ¿No lo hace? Entonces, ¿vas a perder la oportunidad de tener una cita con el chico que te gusta por mi culpa?

- ¡¿Ah?!

- Mi papel de personaje secundario me permite percatarme de todas las relaciones desarrollándose a mi alrededor. Solo los principales tienen la mente tan bloqueada para no darse cuenta de que personas se gustan entre ellos.

Yosano se cruzó de brazos y se quedó mirándole un rato como si fuese el más patético de los insectos. Su relación con Katai no era buena, de hecho, era muy complicado llevarse bien con el hombre ya que la mayoría del tiempo no medía el alcance de sus palabras y acababa hiriendo, aunque no se diese cuenta. Ni siquiera Dazai, que poseía una actitud coqueta y más abierta a llevarse bien con alguien, había conseguido establecer una buena relación con Katai. Para sorpresa de todos, solo Kunikida, el hombre más estricto y cuadriculado de todo Japón había conseguido hacer buenas migas con alguien tan desastroso como Katai. Era difícil saber qué había exactamente en esa mente sobrecargada de videojuegos, anime y manga, pero conociendo a Katai como lo conoce, sabía que no tenía motivos para estar mintiéndola sobre lo de ayer. Y sobre todo, conociendo a Kunikida como lo conoce, había menos motivos para pensar que de verdad estaba allí para salir con una mujer. Yosano tuvo que apartar la vista algo sonrojada, los celos que no pudo controlar ayer la habían nublado la mente e impedido pensar con claridad. Era hasta patético que tuviese que venir Katai para arreglar el malentendido.

- ¿Vuelves definitivamente?

- El presidente tiene mi dirección nueva, si no vengo a trabajar, vendrá a por mí con su katana.

- Eso me parece bien - se dio la vuelta para irse, pero Katai gateó hasta ella y tiró de su falda.

- ¿Y-y Kunikida? ¿Qué vas a...?

- Hablaré con él.

- ¿En serio?

Yosano sonrió de lado al ver reflejada una expresión de verdad en ese rostro de hikikomori, esa expresión era preocupación y le aliviaba saber que eso significaba que el otaku se preocupaba tanto por Kunikida como este por él.

- Sí y otra cosa - Yosano se giró y aplastó con fuerza la cara de Katai con su tacón - Vuelve a tirar de mi falda y no prometo que llegues con vida al día de mañana.

- S-sí... - cuando el tacón se separó de su rostro, Katai quedó con una bonita marca que dolía más que el ver como perdía tu waifu en un anime harem.

Al haber terminado la grabación, Katai recogió sus cosas y se echó a Yoshiko encima, la cual había dejado a un lado para grabar. Caminando por los pasillos, sacó su consola para desactivar el modo pausa de su videojuego y volver a centrarse en él pero una conocida voz llamó su atención.

- ¡Akutagawa-senpai, espere!

Yendo hacia él se encontraba la imponente figura de Akutagawa Ryunosuke seguido de su manager rubia. Katai llevaba mucho tiempo sin ir a trabajar pero no había olvidado una ley importante en ese edificio si querías tener una vida pacífica, aparta del camino de Akutagawa y no le mires a los ojos. Con el propósito de seguir vivo un día más, Katai se hizo a un lado y miró hacia el suelo. Gracias a los dioses, al gótico le importaba tan poco que ni se había dado cuenta de que existía ahí mismo, aunque no fue lo mismo con la mujer.

- ¿Eh? - Higuchi dejó de andar y se paró al lado de Katai, a pesar de haber estado borracha, no tardó mucho en reconocerlo como el hombre al que había dado un puñetazo ayer - Esto... lo... ¡lo siento! - hizo una reverencia.

- ¿Hmm? ¿Por qué te disculpas?

- Pues... ¡Obviamente por lo de ayer! Yo no... perdona, no quería darte un puñetazo, lo hice sin querer. Lo juro.

- ¿En serio? Pues menos mal que fue sin querer, todavía duele.

Higuchi entró en pánico, ella no era para nada violenta, la violencia era cosa de Akutagawa, ella debía actuar como la voz de la razón dentro de su cabeza y llamar siempre al orden. ¿Cómo podría hacer eso si a las cuatro copas ya no se medía y se liaba a golpes contra el primero que le decía algo que no le gustaba?

- Verás, fue un mal día y entonces yo....

- Higuchi - la potente voz de Akutagawa hizo que Higuchi se sobresaltara - ¿Qué estás haciendo?

- Yo... e-es que...

Akutagawa se paró a su lado y miró de arriba abajo a Katai, podrían pasar mil años, pero esa costumbre de mirar a todos por encima del hombro no había desaparecido del gótico. Por millones de motivos, Katai prefería no dirigirle nunca la palabra, a saber si su tono de voz le molestaría y solo por eso decidiría darle una paliza.

- Es que... yo ayer... - Higuchi agachó el rostro avergonzada, no se sentía digna de ser la manager de Akutagawa por haber perdido los papeles estando borracha, ¿cómo iba a controlar a un perro rabioso otro perro rabioso? Pero sabía que si ella no era su manager, nadie más querría serlo. En el mundo solo existía alguien capaz de trabajar con Akutagawa y esa era ella - Ayer en un bar...

- Un borracho me golpeó - la interrumpió Katai - Y ella me ayudó.

- ¿Eh? - Higuchi se sorprendió por la mentira.

- ¿Hmm? ¿Eso es todo? - ante el asentimiento de Katai, Akutagawa rodó los ojos - Eres muy blanda, Higuchi.

- S-sí... supongo que sí - sobó discretamente sus nudillos que aun la dolían por el puñetazo de ayer.

- Vámonos - con un movimiento de cabeza, Akutagawa indicó a la mujer que le siguiera.

- ¡Sí! De-deme un momento.

Akutagawa no la discutió más y se marchó de allí. Al verle lo suficientemente lejos, Higuchi tomó las manos de Katia con los ojos brillando, sorprendiendo al hombre.

- Muchas gracias.

- N-no... no ha sido nada.

Higuchi le dedicó una sonrisa que hizo que Katai empezara a sudar.

- Te agradezco por no decirle lo del puñetazo, pero no toleraré que vuelvas a insultar a Akutagawa-senpai.

- ¡Higuchi! - gritó Akutagawa desde lejos.

- ¡Sí, voy! Nos vemos.

La rubia soltó sus manos y se marchó detrás del gótico. Katai solo pudo quedarse completamente quieto como si de una estatua se tratase. La rudeza de la mujer y el lado tierno que había demostrado con esa sonrisa se habían quedado dando vueltas por su cabeza. En los juegos eroge esas dos características, dureza y dulzura, estaban fragmentados en personajes diferentes, pero Higuchi tenía ambos, podía decir entonces que reunía las características propias de una mujer perfecta.

- Ah... - Katai se apoyó en la pared y se dejó caer al suelo - Creo que me metí en un juego problemático y sin opciones de resetear - la sonrisa de Higuchi volvió a su mente y eso le causó una sonrisa involuntaria - Pero soy el rey de los videojuegos, es pan comido para mí.

Chuuya llamaba por vigesimoquinta vez al teléfono de Dazai esa misma tarde, habían quedado para ir todos a beber al bar Lupin pero el castaño no había aparecido.

- Tch, ¿dónde estará ese imbécil?

- ¿No se habrá quedado dormido? - se cuestionó Odasaku.

- Ese pensamiento es muy inocente, es Dazai del que estamos hablando.

El comentario de Ango hizo a ambos reflexionar, Odasaku se encogió de hombros mientras Chuuya ardía en llamas de la rabia.

- ¡¿Insinúas que está con alguien?! ¡AAAAAAH! ¡¿Y mi pobre Ryu enamorado de ese sucio adicto al sexo?!

- Es solo un suponer, aunque de ser así, supongo que Dazai nos habría avisado.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, los tres salieron y se dirigieron hacia la puerta que pertenecía a Dazai. Ango intentó llamar, pero Odasaku le detuvo y le señaló la puerta que con un ligero empujón se abrió, estaba abierta.

- ¿Cómo es que...?

- Tal vez, han entrado a robar y han matado a Dazai - explicó Odasaku con calma.

- ¡¿Y lo dices tan tranquilo?!

- Tch - Chuuya empujó la puerta y se adentró buscando desesperadamente al castaño - ¡Dazai, Dazai! ¡¿Dónde mierda estás?!

- Si le han matado, lo más seguro es que hayan dejado su cuerpo en la bañera para que se descomponga.

- ¡¿Quieres dejar de asumir que le han matado?! - los ojos azules de Chuuya recorrieron ansiosos el apartamento hasta que divisaron una figura siendo iluminada por la luz del televisor - Dazai... ¡Dazai! - aliviado se dirigió hacia su amigo pero un gemido resonó en todo el salón e hizo que los tres allí presentes se quedaran con la boca chica - Pero que...

- "Da-dazai-sama... n-no puedo más... sus potentes embestidas no me dejan descansar... ¡ah~! ¡Le amo tanto, Dazai-sama!" - la imagen de un chico mitad gato de pelo blanco siendo embestido dejó a Ango y Chuuya petrificados, Odasaku se encontraba tan tranquilo observando - "Le amo tanto... ¡argm! ¡Atsushi-kun ama como Dazai-sama le hace el amor!" "¡Aaaaaah~!"

La pantalla se iluminó y el letrero de "Éxtasis máximo conseguido" apareció. Unos segundos después, el mismo chico neko pero en versión chibi apareció en una esquina.

- "¡Logro conseguido! Es el primero que me hace acabar de una manera tan potente, ámeme para siempre, Dazai-sama".

- Ja... - Dazai se limpió el sudor de su frente y se puso de pie - La derrota nunca fue una opción, Atsushi-kun.

- Pero tú... - un aura asesina empezó a rodear a Chuuya - ¿Sabes lo preocupados que estábamos...?

- ¿Mm? Ah, hola.

- ¡Ni hola ni leches! ¡Te voy a matar, hijo de puta! - Chuuya se lanzó sobre él para intentar pegarle pero Dazai le esquivó y empezaron a perseguirse alrededor del sofá.

Viendo al dúo ocupado, Odasaku se acercó al televisor y recogió los mandos de la consola. Con pulsar un solo botón, el escenario cambió y el chico gato volvió a aparecer en la pantalla.

- "¡Buenos días, amo! ¿Qué desea de mí el día de hoy?"

Odasaku observó con calma las opciones y pulsó en "¿Qué quieres hacer tú?".

- "¿Yo?" - el chico se señaló a si mismo - "Pues... yo quiero que me haga el amor, amo" - pidió vergonzoso.

- Bueno - Odasaku se encogió de hombros como si la petición fuera lo más normal del mundo y pulsó un botón rojo que brillaba con la palabra "Sex".

- "¡Nyaaa! Bien, sea amable conmigo, amo".

- ¿Eh? - Dazai dejó de correr, por lo que Chuuya chocó contra su espalda y cayó al suelo - Oye, oye... - su rostro cambió de color totalmente por la angustia - ¡Aléjate de Atsushi-kun, Odasaku!

- ¿Mm? Es que me ha pedido que le haga el amor.

- ¡¿AH?! ¡¿Cómo te va a pedir Atsushi-kun eso?! ¡¿No acabas de ver que hace nada le he hecho alcanzar el máximo éxtasis?! ¡No le puede satisfacer nadie que no sea yo!

- Hmm... quiero intentarlo.

- ¡¿AAAAH?! ¡NO, DE ESO NADA!

Dazai comenzó a pelear para arrebatarle el mando de la consola a Odasaku pero el hombre se zafaba completamente de todos sus intentos. En cuanto a Ango, este solo se había quedado observando todo desde lejos. Sus amigos podían ser guapos y levantar más de un suspiro a las mujeres, pero eso no quitaba lo raros y peculiares que eran.

- Ah... - suspiró profundo - Quiero vacaciones.


Hola!!! Hasta aquí el capítulo después de mil años. Acabará el año y no habré publicado más de tres capítulos de esta historia. Bueno, poquito a poquito porque quedan demasiadas cosas por pasar. El próximo capítulo será sobre mi waifu tsundere Lucy así que no abandonéis la historia todavía.

Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro