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Capítulo 3: El mejor seiyuu de Japón

La sociedad nunca había resultado algo agradable para Fukuzawa Yukichi, en su lugar encontraba muchísimo más agradable a los gatos, a pesar del rostro tan terrorífico que algunas personas habían dicho que tenía. Su repulsión por el contacto con personas no mejoró al trabajar codo con codo en la industria de los CD dramas junto a Mori Ogai, aunque al principio comenzaron sin problemas, los fetiches peculiares de Mori se entrometían en el trabajo, dejando bien claro que él iba para otra industria, esa industria era la del hentai.

Sin ningún interés en experimentar el contacto humano, Fukuzawa se dedicaba solamente a trabajar y a coleccionar a escondidas de todos cosas adorables, principalmente cosas relacionadas con los gatos.

No tenía ni familia ni intereses amorosos, así que supuso que el resto de su vida sería así. Que equivocado estaba.

Sin esperárselo de ninguna manera, los servicios sociales contactaron con él, informándole de que un pariente lejano suyo había fallecido y había dejado a un niño pequeño huérfano. ¿Era una broma? Los parientes lejanos solo salían a la luz si querían sacar provecho de alguna herencia, no salían para que otro se encargara de criar a un niño de alguien que no conocía. La noticia no le hizo feliz en su momento y tenía la intención de rechazar el supuesto parentesco lejano que le unía al niño, pero nada más verle enganchado a la falda de la señora de los servicios sociales, con sus ojos cerrados e intentando no alzar el rostro, Fukuzawa supo que no podía dejar solo a ese niño.

El niño llevaba el nombre de Edogawa Ranpo y durante los primeros meses que le tuvo a su cuidado pudo descubrir tres cosas básicas sobre él: era increíblemente inteligente, incapaz de dormir con la luz apagada y tenía la autoestima por los suelos. Lo segundo supuso que se pasaría con el tiempo así que decidió centrarse en la tercera cuestión. Tras leerse un libro de psicología infantil y llegar a la conclusión de que no entendía psicología infantil, decidió tomar sus propias medidas las cuales consistieron en hacer creer a Ranpo que él era mucho mejor que el ser humano común. Unas simples gafas fueron suficientes para cumplir este mandando, comenzando ahí la crianza del que acabaría siendo el niño más mimado y consentido de todo Japón.

Y así fue, las gafas sirvieron, dieron a Ranpo una extraña creencia de superioridad lo cual resultó algo problemático a la hora de sociabilizar, pero Fukuzawa ya no podía hacer nada con eso, es decir, si hasta él tenía problemas para relacionarse con personas ¿con que cara le va a decir a un niño que vaya y haga amigos? Primero debería él predicar con el ejemplo y eso sí que no.

Supuso que el problema se arreglaría solo y sí, se arregló, más o menos. Cuando Ranpo llegó a la adolescencia llegó el momento que cualquier adulto con hijos temería, había mocosos hormonales que se atrevían a mirar a su hijo adoptivo con ojos lujuriosos. Menos mal que Fukuzawa tenía una espada y que no dudaría en usarla contra mocosos degenerados. Era bueno que hubiera chicos que quisieran hablar con él, pero mierda, esos no querían solo hablar. Bueno, la cosa es que de alguna manera u otra se acababan cansando de su bebé, después de todo más que un adolescente parecía que se había quedado en la niñez debido a tres factores fundamentales: siempre tenía un dulce en la boca, seguía sin poder dormir con la luz apagada y además era incapaz de ir a un sitio por su propia cuenta. Fukuzawa se sintió algo mal por eso, ¿todo eso era causando por su método de crianza basado en darle todo lo que pidiera? Nah, seguro que era culpa de Internet, maldito Internet.

El adulto de pelo canoso pudo respirar un poco más tranquilo cuando Ranpo consiguió su primera amistad. Yosano Akiko era el nombre de la chica que consiguió interactuar y aguantar al caprichoso adolescente.

Manteniéndose siempre como el mejor de su clase justificándose en que "deducía" las respuestas a las preguntas de los exámenes, Fukuzawa no debía temer por el futuro del chico. ¿O sí? Mierda que sí porque un día de la nada le dijo que quería ser seiyuu, ese no fue el problema para él, el problema fue cuando le dijo que quería participar en un CD drama yaoi. ¿Iba a permitir eso? ¿Qué algún pervertido escuchara a su bebé gimiendo como perra en celo? La respuesta era "sí", porque Fukuzawa había cometido un error en criar a semejante niño mimado. Para sorpresa de todos, incluido él, Ranpo tenía un gran talento en este oficio, tanto para el anime como para... bueno, todos lo sabemos. El chico era verdaderamente bueno en todo lo que hacía, pero literalmente en TODO. Yosano también estaba en el negocio, creando así una combinación letal y explosiva entre los guiones de la mujer y los seductores gemidos de Ranpo.

¿Se arrepentía Fukuzawa de haber dejado a su hijo no biológico entrar en este perverso negocio? Si miraba a Akutagawa, podía deducir fácilmente lo que el gótico hacía con los CD dramas de Dazai y pensar en que algún degenerado hacía los mismo con los CD drama de Ranpo le ponía enfermo, por eso intentaba pensar lo menos posible en eso. Él era un adulto, Ranpo también, ambos tenían madurez suficiente para aceptar que, si producías CD drama yaoi en los que gemías, más de una persona lo usará para cosas impronunciables.

Pero ahora preguntémonos lo principal, ¿dónde está ese seiyuu calificado por varias revistas como el mejor de Japón? Pues curiosamente, la respuesta es fuera de Japón. Le costaba mucho negar algo a Ranpo, por eso cuando apareció un día en su oficina y le dijo que se iba de viaje a Estados Unidos lo único que pudo hacer Fukuzawa fue elegir la compañía aérea. Maldito Internet que crio a este niño consentido, algún día debería admitir que la culpa fue suya y no de Internet, pero ese día no era hoy.

Dejando de lado quien fue el verdadero culpable de la inadecuada crianza de Ranpo, el verdadero hecho importante del día era que su bebé de 26 años, porque Ranpo sería un bebé tuviera los años que tuviera, estaba de vuelta en Japón después de lo que fue para Fukuzawa un tiempo eterno.

Ahora mismo el adulto de casi dos metros se encontraba en el aeropuerto junto a Yosano esperando la llegada de Ranpo, el cual le dijo por mensaje que le tenía una sorpresa. Las sorpresas eran buenas ¿no?

Esta en específico puede que no fuera nada agradable para él.

- ¡Yosanooo! - la cantarina voz de Ranpo resonó entre las de tanta gente y de un salto aterrizó encima de la mujer con un adorno de mariposa en el pelo – Me extrañabas ¿a qué sí?

- Claro que sí - correspondió el abrazo – Lo que no he echado de menos es el exagerado gasto en caramelos cuando vamos a una cafetería.

- ¡Ay, cállate, si amas cotillear conmigo en cafeterías! ¿Dónde está Kenji?

- Trabajando, hoy no podía venir a verte. No hagas un berrinche, ¿vale?

- No lo iba a hacer - deshizo el abrazo de la chica con un puchero en la cara para saltar ahora más animado hacia el mayor - ¡Yukichi, envejeciste! ¡Pero te he comprado crema antiarrugas! ¿No soy adorable?

- El tiempo que has estado fuera no ha sido suficiente como para que yo envejeciera - respondió con seriedad, aunque por dentro estaba teniendo una fiesta al tener a su hijo de nuevo a su lado - ¿Esa era mi sorpresa, una crema antiarrugas?

- ¡No, eso no! ¡La sorpresa es esta! - Ranpo salió corriendo hacia atrás confundiendo a Yosano y a Fukuzawa. Cuando volvió con ellos no volvió solo ya que estaba enganchado con fuerza del brazo de un hombre más alto que él, cosa que fue un muy mal presentimiento para Fukuzawa – Os presento a Edgar Allan Poe.

Bien, todo bien hasta ahí, nada malo. Se había traído a un extranjero secuestrado ¿verdad? Ranpo era capaz de pedir un rescate a la embajada de Estados Unidos si de un dulce se trataba. Fukuzawa rezaba para que fuera eso.

- Mi novio – las palabras salieron con dulzura y emoción de los labios de Ranpo.

- Ho-hola... - la voz nerviosa de Poe sonó despertando a Yosano y a Fukuzawa del shock inicial.

- Hola – Yosano le devolvió el saludo intentando no gritar. Vaya paquete se había traído su amigo de América. Quería gritar, cotillear, zarandear a Ranpo y seguir gritando por haberse mantenido ese secretito guardado incluso a ella que era su mejor amiga, pero ahora mismo debía aguantar sus ganas de todo eso debido a la presencia de cierto adulto que había criado a Ranpo – Emm... presi... es decir, Fukuzawa-san, ¿no dice nada?

- ¿A qué es guapo? - preguntó Ranpo pegándose más al extranjero.

- Ra-ranpo-kun...

A Fukuzawa no le importaba que fuera guapo, ni siquiera el hecho de que se hubiera atrevido a establecer una relación con su bebé, bueno, la segunda puede que un poco pero aquí el verdadero problema era el siguiente: el peinado del novio de su hijo le tapaba los ojos.

Para alguien como él que llevaba tanto tiempo trabajando en el mundo del anime y de los CD drama, había una cosa que era ley de vida y eso era lo que implicaba tener ese tipo de peinado.

Flequillo tan largo que te cubre los ojos = Peinado foshador = Han profanado a su hijo.

- Ay...

El aire empezó a faltarle y eso que lo peor estaba por llegar.

- ¡Ah, por cierto! Ahora soy papá.

- Ay...

- Edgar y yo tenemos un hijo.

- Ay...

- ¡Yukichi, eres el abuelo de Karl!

- A... y...

Lo siguiente que vieron los ojos de Yukichi antes de cerrarse fueron el techo del aeropuerto, el hombre había acabado desmayándose por la acumulación de demasiadas noticias que le sobrepasaban.  

Tras abandonar el aeropuerto e intentar convencer inútilmente a Fukuzawa de que se tomara el día libre, todos acabaron yendo a la cafetería del edificio situada en la planta baja, todos a excepción de Fukuzawa que se había ido a su despacho solicitando que nadie le molestara. Yosano entendía en parte que era lo que le tenía en ese humor tan extraño, pero ahora que Fukuzawa estaba fuera, debía aprovechar cualquier momento para empezar su charla con Ranpo y sacarle toda la información íntima que pudiera.

- ¿Con que este es Karl? - preguntó Yosano mientras acariciaba la cabeza del mapache que se encontraba en los hombros de Poe – Cuando Ranpo dijo que teníais un hijo me asusté un poco, ¿cómo va a cuidar un bebé de otro bebé?

- ¡No soy un bebé! - protestó inflando sus mejillas – Ahora soy el papá de Karl Allan Poe Edogawa, soy un adulto con responsabilidades.

- Ya hablaremos tú y yo, adulto con responsabilidades – Yosano le golpeó disimuladamente debajo de la mesa – Disculpa lo ocurrido en el aeropuerto - habló ahora dirigiéndose a Poe – Fukuzawa-san es... ¿sensible? Seguro que ver a Ranpo le emocionó tanto que se desmayó por eso - sonrió algo nerviosa intentando que la mentira fuera creíble.

- Ah... ¿Ha sido por eso? Me quedo un poco más tranquilo, creí... que le había caído mal nada más verme.

- No, no creo que sea eso - pegó un trago a su taza de café para tragarse sus mentiras. Sí, era cierto. Bien lo que se dice bien, no creía que le hubiera caído, pero no por nada personal. Temía que la principal razón era por su pelo.

- Tal vez debería subir y hablar con él.

- Noooo, te quiero presumir un rato más delante de Yosano para que se le suba la envidia a la cabeza.

- Guapo – con su tacón volvió a golpearle debajo de la mesa - Córtate un poco.

Ranpo le sacó la lengua de forma juguetona provocando una sonrisa en la mujer. Había echado de menos pasar tiempo con el chico.

- Poe, ¿a qué te dedicas?

- Escribo... guiones para CD dramas.

- ¿En serio? - Yosano se sorprendió por eso – CD dramas... ¿yaoi? - un asentimiento del mayor fue suficiente para emocionar a Yosano - ¡Yo también los escribo! ¿De qué tipo son los tuyos? ¿Yaoi con oficinistas? ¿O tal vez de ukes tímidos y sumisos? ¡¿Alguno del omegaverse?! ¡¿No crees que no hay nada mejor que escribir a un tímido e inocente uke retorciéndose de placer y pidiendo que se lo hagan más duro?! Ejem, es decir - relajó su postura para calmarse – Es un buen trabajo.

- S-sí... - Poe se incomodó por el repentino cambio de comportamiento de la mujer.

- Edgar, ¿me traes más tarta de queso? - Ranpo le tendió al otro su plato vacío.

- Esa era la segunda porción que comes.

- Pero soy adorable, me quieres, me idolatras y por eso me vas a traer más ¿verdad? Como recompensa te comeré a besos cuando Karl no mire, no queremos traumar a nuestro hijo si se calientan las cosas.

- N-no tienes que decirlo así - se levantó y dejó al mapache en el regazo de Ranpo – Vuelvo enseguida.

- ¡Siii! - Ranpo le despidió contento con la mano. Cambio su vista de su novio a su amiga para ver como descaradamente Yosano le miraba el trasero – Guapa – esta vez fue su turno de golpearla debajo de la mesa - Córtate un poco.

- ¿Estás de coña? - una sonrisa burlona se dibujó en su rostro, con Poe fuera, llegaba el momento del cotilleo intenso – De los viajes se traen imanes para la nevera de recuerdo no un novio, por dios, ¿se puede saber por qué calles te has paseado para pescar semejante hombre?

- Akiko... ¿me acabas de preguntar por una calle?

- Sí, es verdad, hay que preguntar las cosas importantes antes de que vuelva – se echó más hacia delante - ¿Es grande?

- ¿No le ves? Es bastante alto.

- Sabes de que parte hablo. Te diré lo que vamos a hacer, yo voy a empezar a separar las manos, tú dime cuando paro.

- Jajaja - estiró la mano para alcanzar su zumo y empezar a beberlo – Solo te diré que lógicamente es más grande que las mini salchichas japonesas.

- La próxima vez que me vaya de viaje te vienes conmigo, puede que tengas un imán para atraer chicos guapos y nosotros sin usarlo bien.

- Pero Akiko, ¿Por qué quieres una caliente salchicha americana si a ti te gustan las mini salchichas japonesas? Y hablando de eso... ¿Te has acostado ya con Kunikida o qué?

- Ojalá - apoyó su mejilla en su mano – Kunikida es más complicado que su horario y además siempre está con el estrés al máximo por culpa de Dazai.

- Pues dile que vaya a tu casa para desestresarse o dile que tienes Netflix, eso no falla nunca. Por dios Yosano, llevas tanto sin hacerlo por ir detrás de Kunikida que se te va a olvidar lo que es un orgasmo.

- A ti seguro que eso no se te olvida. ¿Cuántos tienes con él?

- Me decepciona que quieras que responda esas cosas sin pagarme un helado. No te reconozco Akiko, la falta de sexo te ha transformado en alguien diferente.

- Hoy estás graciosete por lo que veo. Por cierto, ¿Cómo se ha tomado Poe lo de tu trabajo?

- ¿Mm?

- Es que se le ve tan tímido, seguro que casi se muere de la vergüenza cuando le dijiste que... - dejó de hablar ante la sonrisa simple de Ranpo – Ranpo.

- ¿Qué?

- ¿Poe sabe a qué te dedicas?

- Claro, sabe que soy seiyuu.

- Oye... ¿sabe qué haces CD dramas yaoi?

- Sabe que soy seiyuu.

- ¿Sabe que gimes delante de un micro?

- Sabe que soy seiyuu.

- ¡Ranpo!

- ¿Qué?

- ¿No sabe qué haces CD dramas yaoi?

- ¿Sabes? No todo son los CD dramas, soy un seiyuu de verdad.

- Sí, pero también finges orgasmos en el estudio.

- Nah, nada importante.

- Ranpo... ¡¿Cómo que nada importante?! ¿Se puede saber por qué no se lo has dicho?

- ¿Por qué...? - Ranpo dejó su zumo en la mesa y empezó a acariciar el pelaje del mapache que Poe había debajo en su regazo – No quiero que salga corriendo, él no.

Yosano se relajó al escuchar la respuesta, no sería el primer chico que le mira raro cuando le dice que hace CD dramas, pero Ranpo se había acabado acostumbrando a que la opinión de los demás le diera igual. El hecho de que le preocupara que Poe le mirara raro demostraba que el americano era especial.

- Vaya... que lindo, Ranpo-chan está enamorado hasta los huesos.

- Akiko - protestó con un sonrojo en las mejillas.

- Dime cariño, ¿habéis buscado ya iglesias dónde casaros?

- ¡Akiko!

- Conociéndote seguro que lo único que has mirado han sido pasteles de boda.

- Akiiiiiko.

Al pronunciar la "i" de manera más larga, Yosano decidió dejar de molestarle porque era señal de que estaba a punto de hacer un berrinche.

- Ahora que le tienes aquí creo que es el momento más adecuado para decírselo, es decir, si quiere salir corriendo va a tener que cruzar el océano Pacífico y por supuesto... - una mirada macabra apareció en su rostro – Va a tener que pasar por mi sótano de tortura antes.

- Bueno... ya me lo pensaré si se lo digo.

- Oye...

- Ranpo-kun... - Poe volvió e interrumpió algo inseguro su conversación - Te traje una tarta de queso.

- ¿Mm? ¡Ah! - el chico se sorprendió al ver que no le había traído una porción sino una tarta entera - ¡Edgar, no te imaginas lo mucho que te quiero ahora mismo! ¿Nos casamos?

- ¡¿Eh?! ¡¿Ca...casarnos?! N-no creo que... - el rostro del extranjero empezó a ponerse rojo lo cual resultó muy tierno para Yosano.

- Era broma, era broma – emocionado recibió la tarta y se preparó para darle el primer bocado – Te premiaré esta noche en la cama.

- Perdonad que me meta en esta charla tan sucia – Yosano alejó la tarta de Ranpo provocando que este frunciera el ceño.

- ¡Akiko, mi tarta!

- Oye Ranpo, ¿no tienes algo importante que hacer antes de comer?

- ¡No!

- Yo creo que sí.

- Yo creo que no.

- Bien, entonces hablaré yo. Poe, ¿sabías que...?

- ¡Akiko, no!

Ranpo gruñó enfadado a su amiga mientras estaba tomaba tranquilamente otro trago de su taza de café. Poe no estaba seguro de que estaba pasando, pero parece que había algo de lo que él no estaba enterado.

- ¿Todo bien? - se atrevió a preguntar.

- Sí.

- No.

- Akiko.

- ¿Por qué no le enseñas a Poe el edificio? Yo vigilo tu tarta.

Algo molesto, Ranpo se puso de pie y tomó la mano de Poe para sacarlo de ahí pero antes de eso se giró para mirar una última vez a Yosano.

- ¡Pues ya no te cuento lo que mide el pene de Edgar! - le sacó la lengua a la mujer en forma de burla mientras su novio se ponía completamente rojo.

- Tranquilo cariño, buscaré información en Internet y me haré una idea. Ahora date prisa antes de que esta deliciosa tarta desaparezca.

Poe se dejó arrastrar algo confuso por el más bajo, se le veía molesto y sabía que lo mejor era hablarle, pero hablarle sin un dulce en la mano era peligroso así que con su mano libre se puso a hurgar en sus bolsillos mientras Karl les seguía de cerca.

- Lo encontré - de su bolsillo izquierdo sacó una piruleta, desde que había empezado a salir con Ranpo se había visto obligado a llevar siempre caramelos encima para calmar sus adorables berrinches – Ranpo-kun, mira.

- ¿Qué? ¡Ah! ¡Edgar, ahora mismo te quiero muchísimo! - con una sonrisa aceptó la piruleta - ¿Nos casamos?

- ¡¿EHHH?! - aunque le había gastado la misma broma antes, Poe se sorprendía de la misma manera - ¿Q-qué te ha pasado antes?

- Nada.

- Eso es mentira – se agachó un momento para que Karl pudiera trepar a su cuerpo - Creía que Yosano-san era tu mejor amiga.

- Y lo es, pero... ¡argh! Se ha puesto de repente "oye, ¿cuánto le mide a Edgar?" Y yo en plan, soy un chico decente, no desvelo esas cosas.

- Creo que eso es mentira también.

- ¡Pues no, listo! Es 50% verdad y 50% falso - guardó la piruleta en su bolsillo y llevó a Edgar a la sala de descanso aprovechando que no había nadie cerca – Es que... hay una cosita pequeñita e insignificante que no te he contado, pero nah, es tan simple e irrelevante que seguro que no te importa. No te interesa saberlo ¿verdad?

- Bueno... si dices que es insignificante...

- ¿Lo ves? Bueno, vayamos a comer tarta.

- Pero aun así quiero saberlo ¿qué es?

Ranpo suspiró cansado, obviamente no iba a ser tan fácil. Bueno, trataría el tema de la forma más madura y adulta posible, con delicadeza y con muchísimo tacto.

- Siéntate - Ranpo se sentó y palmeó un asiento a su lado.

- Bien – cumpliendo sus órdenes, se sentó a su lado y Karl bajó de sus hombros para sentarse en su regazo como si quisiera escuchar lo que iba a contar - ¿Qué es lo que no me has contado?

- Mmm...

¿Cómo lo decía? Tenía que ser con delicadeza, algo suave, haciendo todo lo posible por no asustarle. Si a cualquiera le sorprendería esto, a Poe más porque era más sensible de lo que parecía.

- Grabo CD dramas yaoi en los que gimo como perra en celo suplicando porque me follen bien duro.

- ...

- Uff, ha sido más fácil de lo que creía - giró su rostro para sonreír al mayor, pero este estaba más pálido de lo normal.

- ¿Qué...?

- ¿Te enfadas? No te enfades, me enfadaré si te enfadas y perderás mil puntos y olvídate de casarte conmigo si te enfadas... ¿te enfadas?

- N-no, creo... que no tengo derecho a enfadarme.

En parte era cierto, él escribía guiones para CD dramas ¿con qué derecho se enfadaba con Ranpo si él estaba también en el negocio? Lo único que pasaba es que él estaba en el lado oculto del negocio mientras que Ranpo estaba en, por decirlo de alguna manera, el centro del espectáculo.

Sabía las cosas que se escribían en los guiones, sabía de los gemidos de los seiyuus y sabía de los perfiles de los consumidores de esos CD drama. Algún desconocido seguramente se masturbaba mientras escuchaba los indecentes gemidos que creía que eran exclusivos para él.

- Ay... me estoy mareando.

- Oye, no te marques ahora un Yukichi en el aeropuerto – Ranpo bajó su rostro algo triste - Estás enfadado ¿verdad? Te doy asco y no te parezco lindo.

- ¿Qué? N-no, no es eso. Ranpo-kun será siempre adorable para mí, pero...

- ¡¿En serio?! ¿Te parezco adorable? ¡Vuelve a decírmelo! - emocionado, invadió el espacio personal del otro sonrojándole en el proceso.

- Ranpo-kun es adorable.

- ¿Sí? ¡Dime más cosas bonitas!

- Pero...

- ¡AH! "Pero" no es una cosa bonita.

- La gente te escucha... bueno, gimiendo. Creía que solo yo podía ver esa faceta de Ranpo-kun, que otros puedan disfrutarla hace que... me ponga celoso - comentó lo último en voz baja, aunque Ranpo lo pudo escuchar perfectamente.

Mierda, ¿cómo podía ser Poe esa extraña mezcla de hombre culto, sexy, tímido y adorable? Ni muerto dejaba que se fuera de su lado. Si tenía que mudarse a Boston y tener más mapaches, los tendría.

- ¿Por qué te pone celoso?

- Es que te escuchan gemir.

- Ya – las manos de Ranpo fueron hacia el mapache que descansaba en el regazo de su dueño para levantarlo y depositarlo en el suelo. El regazo que dejó libre Karl no tardó mucho tiempo en ser ocupado por Ranpo, sentándose a horcajadas encima del otro.

- ¿Q-q-q-q-qué haces?

- Estás celoso porque otros me escuchan gemir – los ojos de Ranpo se abrieron, permitiendo así ver los preciosos orbes verdes que ahora mismo brillaban con un toque de diversión - Pero cariño, tú tienes el espectáculo en vivo y en directo.

- Ranpo-kun... ¿qué haces?

- Una demostración especial de mi talento – siendo algo brusco, cogió las manos de Poe y le obligó a ponerlas sobre su trasero exaltándole completamente y poniéndole más nervioso.

- Ranpo-kun, si alguien viene o peor... - su rostro se quedó pálido - Si tu padre viene.

- No hay nadie por los pasillos todavía, si escuchan a alguien gemir creerán que es alguien grabando.

- ¡Pero...!

- ¡Ah~! - el primer gemido de Ranpo cayó sus protestas, el dulce sonido había venido acompañado de un movimiento de caderas que casi le deja sin aliento – Edgar... - acercó sus rostros dejándolos a escasos centímetros para que el otro pudiera disfrutar de la lujuria reflejada en los ojos verdes – Your cock is so big... ¡Ah~!

La boca de Poe se abrió por la sorpresa al escuchar como le empezaba a hablar sucio en inglés. Mierda, Ranpo sabía de verdad como provocarle.

- ¡Ahhh~! I feel... so deep inside, I want you only for me ¿ok? - volvió a hacer el tentador movimiento de caderas - ¿Ok?

- O-ok.

- Mmm... good boy. ¿I'm a god boy?

- S-sí...

- Joooo, I want to be a bad boy - acercó su rostro ahora a su oreja – Becasuse I want to be punished... ¡Ahhhh~! - se separó de repente de su oreja y pegó un pequeño salto que causó que su trasero chocara con una zona que estaba empezando a despertarse, haciendo que Ranpo sonriera de lado – Oh... I found my favourite toy... ¡AH~!

Ahora mismo Poe se encontraba de dos maneras, completamente rojo por los gemidos del chico e incapaz de pararle aun sabiendo el riesgo que corrían de que alguien viniera al escuchar los gemidos de Ranpo. Entendía que Ranpo era incorregible, pero hacer esto era pasarse de la raya ¿no? Era hora de marcarle un límite al adulto caprichoso.

- Ranpo-kun – intentó llamarle sin tartamudear - ¿Puedes...?

- ¡AHH~! - arqueó la espalda provocando que otra vez se frotara con fuerza encima de la entrepierna del otro – OH YESSSS DADDY.

- ¡Ranpo-kun!

- ¿Mm? Darling~ - las manos de Ranpo pasaron de apoyarse en los hombros de Poe a enredarse en sus cabellos – Fuck me~... ¡AHHH~!

De la misma manera en la que Poe sabía cómo calmar los berrinches de Ranpo, Ranpo sabía cómo provocarle para hacerle perder el control. Aprovechando que Ranpo dejó sus manos en su trasero, apretó este entre sus manos ganándose un gemido más alto seguido de otro comentario provocativo en inglés. La mayoría de japoneses tenían una pronunciación rara en inglés, pero Ranpo, al igual que todo lo que hacía, lo hacía perfecto. Una lástima que solo usara esa buena habilidad en el idioma para intentar hacerle perder el control.

Debido al jugueteo que el más bajo hacía con su pelo, su ojo izquierdo acabó quedando al descubierto, el cual se cerró un momento debido a la luz para luego enfocar la figura delgada que estaba en la entrada de la sala.

- Ah...

- ¡YESSSSS! ¡AHHHHH~!

- Ranpo-kun...

- ¡EDGAR!

- Ranpo-kun.

- ¡EDGAAAAR~!

- ¡Ranpo-kun!

- I'm cumming.

- ¡¿Eh?!

- ¡Mmmm~! Daddy~ ¡I'm cumming! - la espalda de Ranpo se volvió a arquear solo que esta vez se arqueó lo suficiente como para ver al chico detrás de ellos, el chico del que Poe le estaba intentando advertir la presencia – Mmm... hello.

- ¿Eh...? - el rostro de Atsushi fue adquiriendo un tono rojo que le coloreó hasta las orejas. Él estaba buscando a Dazai en el edificio, ¿cómo había acabado escuchando a un desconocido gimiendo encima del regazo de otro desconocido? ¿Y eso del suelo era un mapache? - Emmm... ¿hola?

- Hola – le habló Ranpo ahora en su idioma - ¿Te vas a quedar mucho tiempo ahí? Estamos ocupados.

- N-no, yo...

- ¡Ranpo-kun! - Poe se puso de pie y como esperaba, Ranpo se enganchó a su cuerpo como si fuera un koala – Ba-bájate, no sé cómo me he dejado engatusar para hacer esto.

- Es que Edgar Junior se levanta si gimo en inglés. ¿Verdad, darling? - Ranpo se restregó contra el cuerpo contrario incluso en esa posición - ¡AHH~, FUCK ME HARDER!

La boca de Atsushi se abrió por la sorpresa, pero no por la escena que estaba haciendo el chico, su sorpresa fue al reconocer esos gemidos. Los gemidos que pertenecían a un desconocido, los mismos que escuchó en el CD drama que le puso Dazai. En ese momento no puso imagen al dueño de semejantes gemidos, pero ahora mismo lo tenía delante, enganchando como un koala a un extranjero y restregándose contra él.

- ¡Ranpo-san! - Dazai llegó saludando contento - ¡Good morning! ¿O debería decir welcome?

- Urgh – Ranpo dejó de restregarse, pero no se desenganchó del cuerpo de Poe - ¿Todavía trabajas aquí?

- Yessss, esta industria no puede vivir sin la seductora voz de Dazai Osamu – se percató del Atsushi completamente rojo que estaba en la entrada – ¿Sabes que ahora hay nuevos gemidos en el estudio?

- Me da igual, oye, ¿podéis iros? Me lo estaba pasando muy bien hace un momento.

- ¿Sí? - Dazai miró el cuerpo del hombre al que estaba enganchado Ranpo, al fijarse en su peinado, tuvo que controlar la risa – Vaya, el presidente debe haber tenido un infarto.

- ¿Qué dices?

- Good morning~ me llamo Dazai Osamu, el hombre reconocido como el más sexy de Japón - Dazai se presentó ante Poe – Por cierto, bonito peinado.

- ¿Gracias?

- ¡Dazai, no hables a mi novio! Le contaminas.

- ¿Yo? - se señaló con inocencia - Además, por su peinado te puedo decir que el contaminado es él.

- Pero ¿qué dices?

- Es un placer conocerte Hentai-kun, debe ser difícil aguantar a Ranpo-san. Cuando la gente ve películas de niños atrapados en cuerpos de adultos nunca se esperan que pase en la vida real.

- N-no me llamo Hentai-kun.

- Dazai, vete.

- Pero todavía no te he presentado al nuevo talento de la industria – Dazai arrastró a Atsushi hacia los otros dos haciendo que tanto él como Poe se pusieran más rojos mientras Ranpo seguía igual que antes – El seiyuu mitad persona mitad gatito que maúlla en los CD dramas. Atsushi-kun, hazle una demostración.

- ¿Eh?

- ¡No! ¡Ahora no! - las manos de Ranpo taparon con fuerza los oídos de Poe mientras le dedicaba una mirada de pocos amigos a Dazai – Edgar solo me escucha gemir a mí, si escucha a otro es infidelidad.

- Pues escúchale tú y danos una opinión, vamos gatito, gime para Ranpo-san.

- ¡¿Eh?!

- ¡Que no, Dazai! ¡Vete!

- ¡DAZAI! - Kunikida entró enfadado a la sala, la paciencia de Ranpo estaba a punto de extinguirse por completo – Oh, Ranpo-san – el enfado de Kunikida desapareció en cuanto vio al otro – No sabía que volvías hoy, bienvenido. ¿Qué tal su...? - dejó de hablar al percatarse del peinado del hombre al que estaba enganchado Ranpo – Oh... esto... ejem, Ranpo-san, ¿necesita sentarse? ¿Le duele algo en específico?

- La pregunta es ¿Necesita un cojín para sentarse?

- ¡AHHHH! - el grito de Ranpo asustó a Kunikida mientras que para Dazai resultó divertido - ¡Quiero que me dejéis en paz! ¡Edgar, siéntate, quiero seguir con lo de antes!

- Pe-pero... ¿con ellos? ¿No prefieres bajar y seguir comiendo?

- No, ahora quiero gemir. Siéntate.

- ¡¿Eh?! ¿A-acaso quieres que me desmaye?

- Siéntate.

- Pe-pero...

- Edgar, siéntate.

- Vamos, vamos, Ranpo-san. Acabas de volver y no te molestas en saludar a tus compañeros de trabajo. Solo piensas en sentarte encima de Hentai-kun – Dazai intentó relajar el ambiente acariciando la cabeza de Ranpo pero este le dedicó una mirada que le quitó las ganas de acercarse un milímetro más.

- Ni se te ocurra tocarme y Edgar, siéntate.

- No...

- ¿No?

- No.

- ¿Me llevas la contraria?

- Eh... ¿sí?

- ¿Lo preguntas o lo afirmas?

- ¿Lo afirmo?

- ¡Lo estás preguntando! ¡AHHHH! ¡Mal, menos cien puntos! Y no pienso respirar hasta que hagas lo que digo.

A Atsushi le pareció una broma, es decir, el hombre delante de él era un adulto. No iba a hacer algo como dejar de respirar por algo como eso ¿verdad?

- Está... no está respirando ¿no? - preguntó algo desconcertado a Kunikida.

- Me temo que el regreso de Ranpo-san supone también el regreso de sus rabietas.

- Le compré una tarta pero... Yosano-san se la quitó.

- Esto es una urgencia, ella lo entenderá, vamos.

Kunikida y Poe emprendieron el camino hacia la cafetería con Ranpo todavía enganchado como un koala y con los mofletes inflados en señal de que ahí estaba guardando el poco aire que tenía. El mapache que estaba en la sala también acabó yéndose detrás de los demás, dejando solos a un tranquilo Dazai y a un impactado Atsushi.

- ¿Por qué...? Es decir, si esto lo hubiera hecho usted, Kunikida-san le habría dado una paliza.

- Jajaja, gatito, en este edificio hay dos reglas muy importantes: no se puede fumar dentro y Ranpo-san puede hacer todo lo que le plazca.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Bueno... digamos que el edificio es algo así como su parque de juegos.

- ¿Parque de juegos? ¿Cuántos años tiene?

- 26, es incluso mayor que yo. ¿Debería empezar a llamarle Ranpo-senpai?

- ¡¿Ah?!

Atsushi se quedó de piedra, el chico que acababa de hacer una rabieta porque su novio no hacía lo que le pedía, era legalmente un adulto hecho y derecho, más cerca de los 30 que de los 20 y aparentemente tenía un permiso no escrito para hacer lo que le diera la gana en el edificio.

- Dazai-san, el primer CD drama que me puso...

- ¿Mm? Ah, sí, era suyo.

- S-sí, los gemidos me sonaban - comentó en voz baja algo abochornado.

- Gatito, si quieres ascender de rango y cobrar más, entonces tienes que llegar al nivel de Edogawa Ranpo. Él es la élite de este negocio.

No estaba seguro de eso, pero si lo decía Dazai debería ser cierto. Él ya se imaginaba que en esta industria habría gente con talento, pero lo que no se esperaba es que la élite fuera un adulto de 26 años con alma de niño y sin ningún tipo de vergüenza como para ponerse a gemir en un sitio en el que puede pasar cualquier persona.

¿Podía llegar él a ese nivel? No estaba seguro 

- Tú todo lo arreglas con rabietas ¿no?

Ranpo asintió contento mientras recibía otro pedazo de pastel de Poe estando sentado en su regazo. Cuando Yosano vio entrar a Kunikida y a Poe corriendo en la cafetería de la planta baja ya sabía que el caprichoso de su mejor amigo había conseguido salirse con la suya, es decir, comerse el pastel.

- Qué cara tan dura tienes, cariño.

- Y muy bonita también, ah, ahora que me doy cuenta. Kunikida.

- ¿Sí?

Ranpo extendió una mano mientras a otra la mantenía detrás del cuello de Poe para engancharse a él.

- Regalo.

- Eh... ¿perdón?

- ¿No me has comprado un regalo?

- N-no.

- Oh, vaya, es una falta de educación muy fuerte de tu parte. ¿Acaso en ningún lado de esa agenda tuya está apuntado "dar un regalo de bienvenida"?

- ¡Es verdad! Lo siento.

Kunikida hizo una reverencia en forma de disculpa como si lo que dijera Ranpo fuera de verdad algo serio. Yosano observó su comportamiento con una sonrisa, era muy fácil poner nervioso a Kunikida y ese aspecto suyo le parecía en cierta manera tierno. Que el siempre recto y formal Kunikida se pusiera nervioso era un plato de muy buen gusto y es que, si algo tenían en común Yosano y Ranpo, era en que disfrutaban de sacar el lado tímido y nervioso de los hombres.

- Urgh, tu falta de educación me ha quitado el hambre y eso es mucho decir.

- Perdóneme por favor, no volveré a cometer un acto tan reprochable como este.

- Mmm... no sé, no te veo arrepentido. ¿Me besarías los pies para pedir perdón?

- ¡Claro!

- Tampoco me convence, es decir, ahora solo Edgar puede besar alguna parte de mi cuerpo. ¡Ah, ya sé! Ponte de rodillas y besa los pies de Yosano, eso será como una disculpa para mí.

- ¡¿QUÉ?! - el rostro de Kunikida enrojeció - Ranpo-san, Yosano-san no...

- Bueno, que remedio – Yosano se encogió de hombros y fingió un falso fastidio – Nadie quiere que Ranpo esté enfadado con él, no es recomendable en este edificio, así que... - Yosano se remangó su falda, dejando más a la vista su piel tapada por las medias – Cuando quieras.

- ¡Pero...!

- Kunikida, ¿no vas a hacer lo que te digo? - preguntó Ranpo con una sonrisa, aunque ya estaba demostrado que esa pregunta era el inicio de una rabieta.

- Date prisa Kunikida, no creo que haya pasteles en la cafetería para controlar la siguiente rabieta – Yosano le metió prisa mientras mecía con delicadeza su pie.

El hombre de gafas intercambió miradas con Poe, este solo pudo encogerse de hombros, él sabía perfectamente mejor que nadie que era mejor cumplir con las peticiones de Ranpo. Al no tener otra alternativa, Kunikida se puso de rodillas delante de Yosano, la mujer simplemente estiró la pierna para dejarla al alcance de Kunikida mientras intentaba controlar una sonrisa traviesa.

- Kunikida, me aburrooooo.

- ¡Voy, voy! - las manos temblorosas de Kunikida atraparon con delicadeza el tobillo de Yosano y lo alzaron para que quedara a la altura de su rostro.

- Kunikida, se suave, es mi primera vez - comentó Yosano con un tono dulce y apartando la mirada como si fuera una colegiala hablando por primera vez a su senpai.

- ¡¿QUÉ?!

- Bueno, no voy por ahí dejando que la gente me bese los pies. ¿Qué te has pensado?

- Ah, sí, era eso, sí, claro, sí.

- Kunikida, ¿con qué cabeza estás pensando? ¡Ah! Eres tan lentoooooo, se acabó, me has aburrido. Ya no quiero que beses los pies de Yosano, besa uno de sus muslos.

- ¡¿EH?! ¡PERO...!

- Kunikida – los ojos de Ranpo se abrieron reflejando aburrimiento - ¿No vas a hacer lo que te digo?

- ¡No es eso!

- Hay que ver, que niño tan problemático es Ranpo - Yosano devolvió su pie al suelo y separó despacio sus piernas - ¿Cuál vas a besar?

- ¡¿AH?!

- ¿Qué muslo vas a besarme? Por dios, ¿no te da vergüenza hacerle a una chica preguntar eso?

- Eres un ser sin vergüenza, Kunikida.

Poe miró con pena como su novio y la amiga de este jugaban con Kunikida. Para la mala suerte del hombre de gafas, Poe estaba atado en todo este asunto ya que, si se le ocurría abrir la boca, la siguiente víctima a la que harían avergonzar seguramente sería él y ya había tenido suficiente con la escena de antes.

- Me sigo aburriendoooooo.

- ¡Voy, voy! - Kunikida miró nervioso las piernas de la mujer. Él era un hombre ordenado y de virtud, siempre cumplía todas las normas y cumplía con todo aquello que era moralmente correcto. ¿Era moralmente correcto besar los muslos de una mujer? Claro que no pero aquí entraba un conflicto con la norma no escrita de que Ranpo puede hacer lo que quiera. Si él no le hace caso, entonces está impidiendo el cumplimiento de esa norma.

Increíble el debate mental que estaba teniendo lugar en su cabeza.

- Kunikida-kun – la voz de Dazai sonó en su oreja – Que bien te lo pasas cuando no estoy cerca.

- ¡AH! - Kunikida se levantó rápidamente, lo cual causó una cara de fastidio en Yosano y Ranpo - ¡¿Q-qué insinúas?! Ejem - pasó rápidamente sus manos por su traje para planchar cualquier arruga que pudiera haber salido.

- Yo también quiero besar muslos.

- Pues llama a Akutagawa – Yosano colocó bien su falda y se cruzó de piernas.

- Eh... mejor paso.

- Emm... hola – Atsushi saludó algo tímido intentando no mirar ni a Ranpo ni a Poe.

- Hola... - Poe saludó de la misma manera, tanto él como Atsushi podrían salir ahora mismo corriendo y enterrar sus cabezas debajo de la tierra por la vergüenza.

- ¿Mm? ¿Qué os pasa? - preguntó Ranpo confundido, como si no les hubieran pillado hace nada haciendo cosas inadecuadas en la sala de espera – Y a todo esto, ¿tú quién eres?

Atsushi casi se cae al suelo por eso, parece que ahora que la calentura de Ranpo había pasado, ahora si le interesaba saber quién era.

- Nakajima Atsushi, es un placer.

- Edogawa Ranpo – se presentó a sí mismo y cuando vio como Poe agachaba la mirada para no cruzarse con la de Atsushi, frunció el ceño. ¿Alguien que no era él estaba haciendo que Poe se pusiera rojo? - Y Edgar Allan Poe, MI novio, ¿a qué es guapo? Y es MÍO. Mira, si hasta tenemos un hijo, Karl, dile hola - levantó al mapache que descansaba en su regazo y lo alzó para que Atsushi pudiera mirarlo.

- Es muy bonito, ¿puedo? – le pidió permiso a Poe, aunque este solo apartó la mirada y asintió con la cabeza, cosa que no le gustó nada a Ranpo.

- Edgar.

- ¿Sí?

- ¿Por qué te sonrojas?

- Pu-pues...

- ¿Por qué tartamudeas?

- Pero si eso lo hago siempre.

Los mofletes de Ranpo se hincharon mientras fruncía el ceño. Nuevo berrinche detectado.

- ¿Atsushi te parece más lindo que yo?

- N-no.

- No te creo, deja de sonrojarte – Ranpo empezó a tirar de las mejillas del mayor – Sonrójate por mí, no por otros chicos. Menos diez puntos.

- Pe-pero solo me sonrojo porque antes nos ha...

- Inventas excusas, menos veinte puntos.

Mientras Poe seguía siendo regañado y perdía puntos, Atsushi recibió entre sus brazos a Karl, el cual no se molestó en ningún momento del cambio de persona que le estaba sujetando. Las mejillas de Atsushi se tiñeron de un débil rojo mientras veía emocionado al animal.

- Es muy bonito – acarició su cabeza y recibió un pequeño chillido del animal como respuesta – Ah, ¿le hice daño?

- N-no.

- ¡Edgar, te estás volviendo a sonrojar! No voy a respirar hasta que dejes de serme infiel en la mente.

- Pero si yo no...

- Dazai-san, ¿quiere sostenerlo?

- ¿Eh? No, mejor no, no me gustan los perros.

- Pero si no es un perro, es un mapache.

- ...

- ¿Dazai-san?

- Ya lo sabía, jajajaja, era una broma gatito. ¿Qué estúpido no sabe diferenciar entre un mapache y un perro? Jajajaja.

- Tú, por ejemplo – comentó Kunikida en voz baja.

- Chicos, tenemos que irnos – Yosano les avisó después de mirar la hora en su móvil – Tenemos que grabar.

- Yess, como Yosano-sensei ordene. Ranpo-san, ¿no te interesa presenciar las habilidades de Atsushi-kun?

- ¡N-No hace falta! – Atsushi se avergonzó en seguida por eso – Es decir, ya hay mucha gente con Yosano-sensei y Fukuzawa-san.

- ¿Mm? ¿Y Katai? – Ranpo preguntó por un nombre desconocido para Atsushi.

- Es una larga historia y en cuanto al presidente, no creo que le apetezca estar presente hoy. No te preocupes por eso.

- ¿Le ha pasado algo al presidente? – peguntó preocupado Atsushi.

- Puede que haya quedado impresionado por el peinado de Hentai-kun.

- Vete a la mierda Dazai – Ranpo le lanzó un tenedor que fue repelido por las manos del castaño.

- Perdón, perdón. Oh, Hentai-kun, tú también puedes quedarte a mirar, después de todo eres actor ¿no?

- ¿Qué? N-no.

- ¿No? Te vi en Gakuen de Jikan yo Tomare, excelente actuación. Debes estar cansado por semejante orgi...

- Cállate y guarda un poco de respeto a la pareja de Ranpo-san – Kunikida tiró de las mejillas de Dazai para hacerle callar.

- ¿Poe-san es actor? – en su tierna inocencia, Atsushi se emocionó por eso - ¿Es posible que haya visto alguna de sus películas?

- Pero si yo no...

- Te podría hacer una lista de sus películas, pero dudo mucho que hayas visto alguna, ¿o es que acaso eres un gatito sucio y no lo sabíamos?

- ¿Eh?

- ¿Te quieres ir ya? – Ranpo gruñó a Dazai pero este seguía sonriendo – Bien, voy a escucharos, quiero ver como de malo te has vuelto.

- Yeiii, ¿no es eso bueno, gatito? La élite de esta industria va a escucharte gemir.

- ¿Eh? Sí, supongo.

Atsushi acarició nervioso el pelaje de Karl mientras miraba disimuladamente a Ranpo, el cual seguía tirando de las mejillas de Poe como parte de su berrinche. Que alguien tan bueno en el negocio le vaya a dar su opinión sobre su actuación solo le ponía los nervios a flor de piel.  

Poe esperaba fuera de la sala de grabación a que esta acabara con Karl sobre sus hombros meciendo su cola con delicadeza. Ranpo le había prohibido expresamente entrar porque si escuchaba a otra persona gemir, lo trataría como infidelidad. Podría llevarle la contraria y argumentar que era él al que oían gemir un montón de personas desconocidas, pero eso acabaría en otro berrinche de Ranpo y tampoco es que él quisiera escuchar gemir a un chico que hace nada le había visto en una situación tan bochornosa. Recordar eso solo hacía que Poe quisiera imitar a un avestruz y meter la cabeza bajo tierra.

- ¡Edgar! - la voz cantarina de Ranpo sonó y antes de que pudiera reaccionar, se lanzó con fuerza hacia él haciendo que Karl se tambaleara en su hombro y de paso dándole un susto que casi le deja sin alma – Ya está, vámonos a casa.

- ¿Se va? - Atsushi, al igual que los demás, había salido también de la sala de grabación - Pero... ¿no me va a decir nada?

- No, mejor no.

- Pero...

- A mí me interesa saber qué piensas de Atsushi - comentó Yosano y Ranpo hizo un puchero.

- Es que...

- A mí igual, ¿qué te parecen los sexis maullidos de este gatito?

- Mmm... - Ranpo pareció pensarse su respuesta - Atsushi.

- ¡Sí!

- ¿Te puedo preguntar algo?

- Por supuesto.

- ¿Quieres que te lo pregunte en privado?

- No, no creo que sea necesario.

- Vale, como quieras. ¿Eres virgen?

- Eh.... ¡¿EHHHH?! ¡¿A-A qué viene esa pregunta?! - Atsushi enrojeció.

- Gatito, por favor, Ranpo-san te ha hecho una pregunta importante. Contéstala con seriedad.

- Pu-pues... sí - respondió en voz baja.

- Ah... Atsushi-kun es un dulce regalo del cielo sin desenvolver... - tras el comentario de Dazai, este recibió un fuerte golpe en la cabeza por parte de Kunikida.

- Sí, la verdad es que lo sospechaba – Ranpo abrazó a Poe para apoyarse en su pecho – Personalmente, creo que suenas un poco forzado. Me imagino que tampoco has... ni por delante ni por detrás.

- ¿El qué? - Atsushi pestañeó confuso causando un suspiro en Ranpo.

- ¿Te masturbas? Por delante o por detrás.

- ¡Claro que no!

- Tranquilo, tranquilo, no te estreses. El problema no es que estés sin estrenar, el problema es que no sabes lo que es sentir placer. En este negocio tienes que excitar con la voz, si no puedes excitarte a ti mismo, ¿cómo lo vas a hacer con otra persona?

Sorprendentemente, lo que decía el inmaduro adulto tenía sentido.

- Entonces... ¿qué hago?

- Bueno, como estás trabajando para un CD drama de Yosano, voy a dedicarte un poco de mi valiosísimo tiempo – Ranpo se desenganchó de Poe y se dirigió hacia Atsushi, una vez delante de este, abrió los ojos, causando que Atsushi se pusiera nervioso al tener los ojos verdes mirándole de frente - ¿Dónde vives?

- ¿Qué?

- Mañana iré a tu casa y te daré una lección especial. ¿No te sientes el chico más afortunado del mundo?

- Eh... ¿s-sí?

- ¡Claro que sí! Agradéceme luego con un montón de dulces.

La élite de esta industria iba a ir a su casa, no iba a pasar nada malo ¿verdad? 

Atsushi terminó de limpiar su pequeño hogar para prepararse para la llegada de Ranpo. Todo estaba medianamente decente para recibir una visita, todo menos una cosa. El rostro de Atsushi giró hasta encontrarse con ese agujero que conectaba ahora su piso con el de su vecina.

- Maldito Akutagawa – maldijo en voz baja. Dudando un poco de lo que iba a hacer, se acercó con pasos temblorosos al agujero en su pared – Lu... ¿Lucy-san?

Al otro lado de la pared se pudo escuchar algún instrumento de metal siendo depositado con fuerza sobre alguna superficie, seguramente su vecina estaba en la cocina y seguramente estaba enfadada. Tras escuchar como unos pasos fuertes se acercaban a él, pudo divisar al otro lado de la pared el rostro de la propietaria del piso que se encontraba a su lado.

- ¿Qué? - la chica al otro lado de la pared le saludó de mala manera. Se trataba de una chica extranjera de complexión baja y delgada. Su largo cabello rojo estaba peinado en dos trenzas gruesas y sus ojos verdes reflejaban la ira que estaba conteniendo ahora mismo al hablar con él.

- ¿Q-qué tal? - sonrió de manera nerviosa.

- Oh, no sé, ¿cómo debería estar cuando alguien me hace un agujero en la pared? ¡Idiota!

Atsushi rio de manera nerviosa, este enfado se lo debería estar comiendo Akutagawa pero el gótico pasaba del destrozo que había hecho en el piso.

- Lo cual me recuerda – se acercó más al agujero – Que no me has explicado bien como ha surgido esta cosa.

- Y-ya te lo dije, yo... me caí.

- ¿Cómo va a ser eso cierto? ¿Te caes en la pared y sale un agujero a la altura de nuestras cabezas?

- Bu-bueno, cosas más raras se han visto ¿no?

- Pero que... ¡Cómo me voy a creer eso! Si estás metido en negocios peligrosos avísame para no dirigirte la palabra. Maldición, ¡no tengo dinero para arreglar este desastre!

- ¿Seguro? - los ojos de Atsushi fueron hacia lo que se podía ver del apartamento de Lucy detrás de ella – Tienes muchos mangas, podrías ahorrar en eso.

- ¡Ah! - las mejillas de la chica se tiñeron de rojo - ¡S-son mis caprichos! ¡¿Ahora me vas a decir tú en qué debo gastar mi dinero?!

- Y no es solo eso. ¿En necesario que tenga todas esas figuras de dibujos?

- ¡¿Qué?! ¡¿Dibujos?! ¡En anime, inculto! ¿Acaso no sabes lo que es un husbando? ¡Eres una vergüenza para Japón!

- Pero si los vendes por Internet, conseguirás sacar buen dinero.

- ¡Nunca, prefiero morir a que me separen de los chicos que amo!

- Pero no existen.

- ¡Cállate! Se acabó, no me vuelvas a hablar si no es para decirme que vas a pagar el arreglo de esto. ¡Idiota! - Lucy le sacó la lengua en forma de burla y se alejó del agujero en la pared. Después de esto pudo escuchar como la puerta del apartamento de su vecina se abría y por ella salía la chica para abandonar el edificio con un humor de perros. 

Comunicarse con Lucy nunca había sido fácil para Atsushi. A pesar de ser extranjera, la chica manejaba muy bien su idioma. Esta buena habilidad en el idioma no era causada por prestigiosas academias de idiomas, Lucy había aprendido japonés gracias al anime.

Comprendía su enfado, ella vivía sola en un país extranjero, tenía un trabajo mal pagado de camarera y ahora de la nada su fastidioso vecino le hacía un agujero en la pared. Habría estado bien que Akutagawa viniera para explicar todo y pedir perdón, pero, por favor, estamos hablando de Akutagawa. Si hablara con Lucy diría algo como "Qué ridícula es tu casa, en vez de pagar el arreglo derriba esta asquerosa construcción" o peor, la insultaría sin apenas conocerla, que eso se le daba muy bien.

El sonido del timbre le despertó de su ensoñación y fue a abrir, ahí fuera se encontraba Ranpo con Poe y Karl detrás. Misteriosamente y sin saber bien por qué, entre los brazos de Ranpo había una almohada larga.

- ¡Hey! ¡He venido a jugar! - Ranpo agitó los brazos feliz como si se tratase de verdad de un niño visitando la casa de un amigo para jugar.

- Buenos días, Ranpo-san, Poe-san, a ti también Karl - saludó con un tierno sonrojo al mapache en los hombros del mayor.

Ranpo entró con la almohada entre sus manos como si se tratara de su propia casa, pero para sorpresa de Atsushi, Poe se quedó fuera.

- Poe-san, ¿no entra?

- En realidad solo he venido para traer a Ranpo-kun y además...

- Él no puede ver lo que vamos a hacer ahora, perdería siete mil puntos.

- ¿Eh? - Atsushi se confundió por eso.

- Edgar se queda fuera – Ranpo cerró la puerta – Y tú... - sus ojos se abrieron y Atsushi empezó a sudar, estaba empezando a ver una relación entre los ojos abiertos de Ranpo y la extraña sensación de que iba a hacer algo vergonzoso - Tú tienes que saber lo que es un orgasmo de verdad.

- ¡¿EH?!

Tras lanzar la almohada al centro de la habitación, Ranpo se subió encima de uno de los extremos, dejando el otro libre.

- ¿Ra...?

- Siéntate.

- ¿Dónde? - preguntó temiendo la respuesta.

- Ahí - señaló el extremo libre de la almohada.

- ¿Seguro?

- Claro.

- ¿Completamente?

- 100%.

- Me está diciendo que me siente encima de la almohada.

- Arhg, ¡¿Te quieres sentar ya?!

- Sí... - sin comprender bien que quería el otro, Atsushi se sentó a horcajadas encima de la almohada, en la misma posición que Ranpo - ¿Qué se supone que...?

- Ah~... - un pequeño gemido salió de la boca de Ranpo poniendo rojo a Atsushi.

- ¡Ranpo-san! ¿Qué está...?

- Muévete también - las manos de Ranpo fueron hacia las caderas de Atsushi y le obligaron a moverlas hacia delante provocando un roce entre su entrepierna y la almohada.

- ¡Ah! - Atsushi tapó rápidamente su boca tras producir semejante sonido – Ranpo-san, no entiendo que quiere que hagamos.

- Es una clase super especial.

- Pero no entiendo que espera que haga.

- Quiero que actúes, eso es lo que hace un seiyuu.

- ¿Actuar? Bueno... si lo dice así tiene sentido, pero... ¿qué se supone que debo interpretar?

- Alguien follando.

- Comprendo... ¡ESPERE! ¡N-no puedo! ¡¿Con usted delante?! ¡Es imposible!

- ¿Cuál es el problema de que yo esté presente? En el estudio gimes con Dazai delante.

- ¡Pero...!

- Oh, ya veo – los ojos de Ranpo se volvieron a abrir, otra vez esa sensación de que iba a pasar algo vergonzoso - ¿Te gusta Dazai?

- ¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no! Bueno, es atractivo, pero no le conozco tanto como para decir que...

- Acabas de decir que es atractivo, eso me sirve. Si te parece atractivo entonces te excita. ¿No?

- Y-yo...

- Atsushi, lo que le falta a tus gemidos es realismo. No tienes sexo, no te masturbas, ¿no es ridículo que un virgen finja orgasmos? No sabe cómo son.

- Es cierto, pero...

- Lo que quiero es que te excites y te restriegues contra la almohada. Esto no corromperá tu pureza trasera, pero te acercará al sexo.

- ¿Cómo hará eso?

- Si te imaginas que la almohada es una persona, ya estás haciendo una buena postura sexual y sinceramente... - una sonrisa traviesa se escapó del rostro de Ranpo – Es mi postura favorita.

- ¿Postura... sexual? - Atsushi bajó la vista a la almohada, ¿imaginarse qué era una persona? Pero ¿quién? - Da... - negó rápidamente con la cabeza.

- Esta es la posición de vaquera – las caderas de Ranpo se movieron, haciendo que Atsushi apartara la mirada avergonzado – En ella la penetración es más profunda, por lo tanto, se siente más placentera. ¡Ah~!

- ¡Ranpo-san!

- ¿Qué? Gime tú también, ahora estás teniendo sexo.

- Pero...

- Relájate, estás actuando. Los seiyuus somos actores.

- S-si usted lo dice – completamente avergonzado, Atsushi movió las caderas para restregarse contra la almohada - ¿A-así?

- Gime.

- ¿Ah?

- Si no gimes, lo que estamos haciendo no tiene sentido. Ahora estás teniendo sexo, ponte en situación.

- Yo no sé hacer eso. Ni siquiera conozco esta postura.

- Mmm... creo que hay que pervertir tu mente. Oye, escúchame. En esta postura tú estás arriba así que necesitas todo el soporte posible, te puedes ayudar apoyándote con tus pies y tus rodillas y una cosa muy importante, en esta postura no debes saltar, te podrías hacer daño. Te tienes que mover al frente y atrás.

- Usted habla como si de verdad estuviera teniendo sexo.

- ¡Mentalízate en que sí! O te acercas al sexo real o no conseguirás gemidos realistas.

- Vale... - Atsushi hizo lo que el mayor le dijo, apoyando sus rodillas en el suelo y volviendo a hacer un movimiento de adelante hacia atrás - Mm... ¿q-qué más?

- ¿Ya te has decidido con quién lo estás haciendo?

- ¿No puede ser alguien sin rostro?

- ¡Waaa! ¡Que miedo! Piensa en un chico guapo y ya ¡Pero Edgar no! ¡Ni se te ocurra pensar en Edgar!

- Ya lo sé - Atsushi cerró sus ojos durante un momento. ¿Chicos guapos? Cuando oía eso había una persona que se venía inmediatamente a su cabeza – Ya está.

- Entonces... empieza la fiesta – las caderas de Ranpo retomaron su movimiento con habilidad, impidiendo a Atsushi el mirarle a los ojos al sentirse un completo principiante a su lado - ¡Ahh~! ¡Edgar~!

- Mmm~ - Atsushi comenzó a gemir en voz baja - Ah~... - cerró los ojos rápidamente por la imagen de la persona debajo de él.

- ¿Sabes cuáles son las ventajas de esta postura? - preguntó sin detener su movimiento – Como en esta... ¡Ahh~! Como en esta postura tú eres el dominante, retrasas el clímax de tu pareja e intensificas el tuyo... ¡Dios, Edgar~! Además, tú marcas el ritmo... ¡Mmm~! Lento, rápido, más profundo o superficial, tú eliges como lo quieres. ¡AHHH~! Dile... dile que te toque, es probable que llegues antes al orgasmo y con el contacto visual contigo encima, la posición es más erótica e íntima.

- S-sí... ¡Ah~!

Atsushi apretó sus puños contra la almohada, en verdad era la primera vez que hacía esto. ¿Era algo como masturbarse? Supuso que sí, solo que como dijo Ranpo, mantenía la pureza de su zona trasera.

- ¿A-así está bien, Ran... Ranpo-san...? ¡Ahh~!

- Aprieta las rodillas contra su cuerpo... ¡Ahh~! Con... conseguirás mayor fricción.

Cumpliendo con sus órdenes, Atsushi juntó más las piernas, atrapando con firmeza la almohada y provocando un roce más intenso.

- ¡AH~! - Atsushi arqueó la espalda mientras seguía con los ojos cerrados, mordiéndose a veces los labios para que no se escapara el nombre de la persona que se estaba imaginando.

- Eso es... mmm~.... Suspira suavemente... inhala y exhala...

- Aja... a... ¡Ahh~!

- ¿Sabes... sabes cómo se siente?

- ¿Eh? - sin dejar de mover sus caderas, Atsushi miró hacia los ojos verdes de Ranpo.

- ¿Sabes cómo se siente un orgasmo?

Más avergonzado si era posible, Atsushi negó débilmente con la cabeza.

- Es... es una sensación muy intensa... aquí... - la mano derecha de Ranpo acarició la zona superior a su entrepierna mientras que la otra seguía agarrada a la almohada – Los músculos... se contraen... ¡AH~! Más o menos... una vez por segundo y de unas cinco a ocho veces. Tu ritmo cardiaco y tu respiración se aceleran... entonces...

- ¿Entonces...?

Para sorpresa de Atsushi, Ranpo dejó de moverse de repente.

- ¿Ranpo-san?

- Hambre...

- ¿Mm?

- Dame dulces.

- ¿Qué?

- Me he quedado sin energías, ¡rápido, dame algo dulce!

- ¿Ahora?

- Sí, luego continuarás cabalgando a Dazai.

- ¡No me estaba imaginando a Dazai-san!

- ¡Waaa! Date prisa, me va a dar una bajada de azúcar.

¿Bajada de azúcar? Atsushi estaba completamente seguro de que antes de venir aquí el chico se habría comido más de un dulce.

- ¡Venga, venga! ¡Ahhh! ¡Me estoy mareando!

Atsushi se levantó, se sentía algo raro después de haberse estado restregando contra la almohada, a todo esto había que sumarle la vergüenza por haber imaginado que estaba encima de Dazai. Cuando llegó delante de su nevera, la abrió para buscar algo que alimentara al amante de los dulces pero, sorpresa, no había nada.

- Ranpo-san...

- Vacía - habló detrás de Atsushi.

- Bueno... ¿no puede comer en su casa?

- Tengo hambre ahora.

- Pero...

- Ahora, quiero comer ahora.

- Pero ya está viendo que no tengo...

- ¡Ah! - tras golpear el suelo con el pie e inflar los mofletes en un gesto infantil de molestia, Ranpo salió de la casa y se lanzó hacia el cuerpo de Poe que esperaba fuera – Edgaaaaaaar, tengo muchísima hambre. Me va a dar una bajada de azúcar y voy a morir por eso.

- Antes de venir aquí te comiste un pastel entero tú solo.

- Antes es antes, ahora es ahora. ¿Cómo quieres que le enseñe a Atsushi a cabalgar una almohada si me desmayo por una bajada de azúcar?

- ¡No diga eso! - protestó Atsushi con el rostro rojo - Aquí cerca hay una tienda de conveniencia, podría comprar algo allí.

- Se dónde es, la he visto antes ¡Voy! - Ranpo intentó irse pero Poe le agarró del brazo.

- Voy contigo, no puedes ir solo.

- ¿Ah? Sí que puedo, ¿cuántos años crees que tengo?

- Pero...

- ¡Puedo solo, puedo solo! - tras librarse de su agarre, Ranpo bajó las escaleras e intentó ir hacia donde se encontraba la tienda mencionada por Atsushi.

- ¡Es por el otro lado! - gritó Atsushi desde lejos.

- Ah... ¡Ya lo sé! Era una broma.

- ¿Era una broma? - preguntó Atsushi a Poe.

- No, no lo es. Iré con él y... - sintiendo su hombro con poco peso, Poe buscó al animal que siempre andaba encima de él - ¿Karl?

- Ah – Atsushsi se percató de que el mapache estaba entrando en su casa así que fue detrás de él junto a Poe – Parece un animal curioso.

- Pero no debería meterse en tu casa sin permiso, lo siento.

- No se preocupe, me gustan los animales – tras decir esto, el sonido de unos maullido se pudieron escuchar en la casa, llamando la atención de Poe y avergonzando a Atsushi.

- ¿Tienes un gato?

- Eh... jajajaja, espere un momento – con una sonrisa nerviosa, Atsushi se lanzó hacia su móvil encima de uno de sus muebles y se alejó de Poe todo lo que le permitió la pequeña vivienda - ¿Sí?

- ¡Nyan, nyan! Gatito, ¿extrañabas mi voz?

- ¿Dazai-san?

- ¿Qué tal, gatito? ¿Has soñado conmigo?

- Yo... - por su mente pasó la escena con la almohada, así que negó rápidamente con la cabeza para despejar su mente - ¿Ocurre algo?

- Estoy cerca de tu casa, ¿te alegraría verme allí?

- Es que... - miró disimuladamente a Poe, el cual estaba entrando en pánico porque Karl estaba arañando suavemente uno de los muebles de Atsushi. No pudo evitar sonreír, el americano era como una versión tierna de Dazai debido a su sutil parecido físico - La verdad es que tengo visita.

- Urgh – un sonido de fastidio se escuchó al otro lado del teléfono - Comprendo, solo por curiosidad, ¿Quién es?

- Pues... ahora mismo estoy con Poe-san.

- ...

- ¿Dazai-san?

- ¿Solos?

- Bueno... - como Ranpo se había ido, en teoría sí que estaba a solas con él - Sí.

- Atsushi-kun... - la voz de Dazai sonó sombría, lo cual preocupó a Atsushi.

- ¿Se encuentra usted bien?

- Escúchame porque esta situación es seria, tú... ahora mismo tienes los pantalones... mierda, los tienes subidos ¿verdad? ¡Atsushi-kun! ¡Dime que tienes los pantalones subidos!

- Por supuesto que están subidos, ¿cómo iban a estar si no?

- Bien, eso es bueno... mierda, Atsushi-kun, ¿cómo se te ocurre quedarte solo con él? ¡¿Acaso no le has visto el pelo?!

- Sí, he notado lo de su pelo.

- ¿En serio?

- Por supuesto, se parece al suyo.

- ¿Qué...? ¡¿Qué estás insinuando que soy yo, Atsushi-kun?! ¡¿Un pervertido?! ¡Me ofendes y quiero llorar!

- Yo no le he llamado pervertido, es solo que, si usted dejase crecer un poco más su flequillo, se parecería muchísimo más de lo que ya lo hace a Poe-san.

- ¡AHHH! Te perdonaré esta ofensa porque eres tú. Escucha Atsushi-kun, llegaré en seguida a tu casa para proteger tu virginidad. Tú aléjate todo lo que puedas de Hentai-kun. Esto es serio, que digo serio, ¡ES UNA EMERGENCIA NACIONAL! ¡HAGAS LO QUE HAGAS, NO TE BAJES LOS PANTALONES!

Aunque iba a protestar por su extraño comportamiento, Dazai ya había colgado la llamada. No entendía lo del pelo de Poe y tampoco entendía lo que le decía de sus pantalones.

- Poe-san – Atsushi se acercó al más alto – Puede ir tras Ranpo-san, yo me puedo quedar con Karl.

- Pero... se está portando algo mal.

El animal seguía arañando con sus garras el mueble de Atsushi, el chico se agachó a la altura del animal y le dedicó una tierna sonrisa.

- Yo creo que solo está curioso, me parece muy lindo. Karl, ¿quieres mirar dentro del cajón? - sin esperar una respuesta que obviamente no iba a llegar, Atsushi abrió el cajón, lo suficiente para que Karl metiera el hocico dentro - ¿Lo ve? Es solo la curiosidad de estar en un sitio por primera vez.

El mapache sacó el hocico del cajón, aunque parecía que había atrapado algo en su boca, algo que acabó llevando a las manos de su dueño.

- Karl, no está bien sacar... - Poe estiró la prenda que le había traído Karl, unos bóxers con estampado de rayas de tigre es lo que se encontraba entre sus manos.

El silencio entre ambos duró un rato. Poe estaba empezando a sudar mientras Atsushi mantenía una sonrisa con el rostro completamente rojo.

- Ja... jajaja... ¡Jajajajajaja! ¡Por favor olvide esto! - Atsushi se lanzó hacia él para quitarle la prenda de ropa interior, pero lo hizo con tanta fuerza que acabó tirando a ambos al suelo - ¡Por favor, olvide todo lo que ha pasado desde que ha cruzado la puerta! ¿Por qué tiene que pasar esto con personas que apenas conozco? Hace que quiera meter la cabeza...

- Debajo de la tierra - completó Poe. Atsushi se avergonzó por eso, pero el otro intentó sonreírle para tranquilizarle – Creo... que te entiendo. Sé lo que es pasa por algo vergonzoso y creo que esto – aun con Atsushi encima de él, le tendió su ropa interior sin mirarle a los ojos – Debe estar siendo horrible para ti.

- Gracias... - tras aceptar su ropa interior robada por el mapache, Atsushi se sentó encima del mayor – Siento que últimamente solo me pasan cosas vergonzosas así que esto ya era demasiado, por favor, olvide lo que ha visto.

- Tra-tranquilo... no he visto tu ropa interior de tigre.

- ¡No diga de qué es por favor!

- ¡Pe-perdón!

- Dazai-san decía que venía, lo mejor será que...

La puerta, la cual se habían dejado abierta al entrar, empezó a chirriar indicando que alguien la estaba abriendo del todo. Atsushi y Poe sintieron sus almas abandonar completamente su cuerpo cuando vieron entrar a Ranpo y a Dazai por ella para ver la extraña escena de Poe en el suelo con Atsushi sentado a horcajadas encima de él y Karl, el causante de todo, tan tranquilo lamiéndose sus partes.

Bien, había que mantener la calma. ¿Posibles explicaciones de la situación? Bueno, Poe tenía sus bóxers de tigre en la mano y para quitárselos... mierda, la explicación verdadera sonaba terriblemente mal.

- ¡No es lo que...!

- Ya lo sé – respondió Ranpo con una piruleta en la boca y devolviendo sus almas al cuerpo de Atsushi y Poe – Lo que ha pasado es que Karl ha hurgado en tus cajones, ha sacado tu ropa interior que debe tener un estampado de... ¿gato? No, de tigre, viendo tu casa es ropa que estaba en oferta, me imagino que debes tener millones así. Karl se la ha llevado a Edgar y tú para quitársela te has lanzado encima de él. Deducir lo que ha pasado es sencillísimo, hasta un idiota podría...

- ¡AHHHHHHH! – Dazai se llevó las manos a la cabeza, ignorando todo lo que había dicho Ranpo - ¡ATSUSHI-KUN HA PERDIDO SU PUREZA! ¡HENTAI-KUN, ERES UN MONSTRUO!

- Retiro lo dicho.

- Nosotros no...

- Shh, gatito, no hace falta que hables más – Dazai levantó a Atsushi del cuerpo de Poe y dirigió sus manos al cinturón del chico – Déjame comprobar que sigues sin desenvolver.

-¿Perdón? ¡¿Dónde está tocando?! – Atsushi se apartó de un salto con el rostro rojo – No ha pasado nada.

- ¿Seguro? Hentai-kun tiene unos antecedentes horribles.

- ¿Yo? – Poe se señaló confuso.

- ¡Sí! No te hagas el tonto, tu mente más desarrollada de depredador sexual ya estaba imaginando toda una película porno con Atsushi-kun desde que lo viste. ¡Y encima el gatito virgen! ¡Esto ha salido en demasiados hentais! Mierda, ahora que me pongo a pensarlo, si que es buena trama para un hentai. Es decir, después de que su pareja de 26 años físicamente pero de 7 mentalmente sale de casa, Hentai-kun profana a su maid mitad persona mitad gatito. ¡Y COMO NO USAN PROTECCIÓN ACABAN TENIENDO NUEVE GATITOS!

- Dazai-san... - Atsushi le miró raro - ¿Se puede saber que le pasa?

- Esto es malo Atsushi-kun, la situación es muy seria. Tu mente pura no lo entiende pero si pasas diez segundos junto a Hentai-kun, de alguna manera u otra acaras abierto de piernas. ¡Es la magia de ese peinado! ¡SI ESTÁS DESESPERADO POR METERLA EN CALIENTE, ENTOCES DEBES DECIRLE A TU PELUQUERO QUE TE PEINE COMO A HEN...!

Dazai acabó cayendo al suelo por un potente golpe propiciado por Ranpo con la almohada que había traído, avergonzado por el objeto usado, Atsushi decidió apartar la mirada.

- ¡Cállate ya! Ni siquiera sé de lo que estás hablando, ¿qué le pasa al pelo de Edgar?

- ¿Ah? – Dazai pestañeó confuso – Ranpo-san... no sabía que todavía quedaba inocencia en ese cuerpo corrompido por la luju... ¡ah! – recibió otro golpe con la almohada que le devolvió la cara al suelo – Yo solo protegía al gatito...

Atsushi se rascó el brazo un poco nervioso, puede que por el día de hoy ya hubiera sido mucho.

- Ranpo-san, gracias por venir aquí hoy pero creo que es suficiente por hoy. Siento haberle causado molestias.

- Tú no molestas – pegó una patada a Dazai en el suelo – Este sí. Toma – le dio la almohada – Te la puedes quedar aunque creo que te saldría mejor si lo haces encima de una persona de verdad.

- Eso es un poco difícil...

- ¿Sí? Pídeselo a este – señaló con la mirada a Dazai.

- ¿Pedirme el que?

- Que dejes que Atsushi se siente encima de..

- ¡Ya, ya! Ya veré que hago. ¡Jajajaja! – rio de manera incómoda.

- Como quieras – Ranpo tomó la mano de Poe y se lo llevó haca la puerta – Me lo he pasado bien pero compra dulces para la próxima vez que venga a jugar y aunque sean malentendidos, no te vuelvas a sentar encima de Edgar, ese sitio es mío.

Atsushi y Poe e sonrojaron por el comentario. Ranpo se acabó marchando de la casa arrastrando al mayor con él, el mapache acabó saliendo detrás de ellos, dejando a Atsush y a Dazai completamente solos en la vivienda.

El mayor seguía tumbado en el suelo, así que Atsushi dejó la almohada en un lado y se sentó a su lado.

- ¿A qué ha venido todo este jaleo?

- Atsushi-kun, tú no sabías encima de quien estabas sentado.

- Era Poe-san.

- Ah... mantén esa pureza en tu mente el tiempo que puedas, hay que enseñarte varias cosas – se levantó despacio y se incorporó para quedar sentado al lado de Atsushi - ¿Qué te ha parecido Ranpo-san? Es el mejor en el negocio.

- Bueno... es... ¿único? Tiene conocimientos interesantes.

- ¿Sí? – los ojos marrones fueron a parar hacia la almohada - ¿Qué te estaba enseñando exactamente con eso?

- ¿Eh? ¡N-nada!

- Mmm... - Dazai hizo un puchero – Yo también quiero dar clases a Atsushi-kun. Que injusto. A veces Ranpo-san me da tanta envidia, siempre hace lo que quiere.

- Usted también hace siempre lo que quiere.

- Pero Kunikida-kun me regaña siempre, en cambio deja que Ranpo-san haga lo que quiera. El presidente ha sido muy permisivo en su crianza.

- ¿El presidente?

- Ah, sí, tú no lo sabes. El presidente es el padre de Ranpo-san.

- Pero sus apellidos son distintos.

- Es que no es su padre biológico. Los padres de Ranpo-san murieron cuando era pequeño, el presidente se encargó de criarlo.

- Oh, ya veo – Atsushi bajó la mirada – Se ve tan animado que no pensé que hubiera perdido a sus padres tan joven. Aun así... me alego de que haya personas que le quieran.

- ¿Ocurre algo? – preguntó Dazai al escuchar a Atsushi hablar tan decaído - ¡Ah, no me digas! Hentai-kun te ha hecho algo. Si, algo como un afrodisiaco que empieza a actuar ahora. Bien, estoy preparado para calmar tu calor, Atsushi-kun.

- No es eso, es que yo... también perdí a mis padres.

- Lo siento – la voz de Dazai sonó más grave de lo normal, parece que así sonaba cuando no tenía intenciones de bromear - ¿Tienes... tienes a alguien más?

- Bueno... yo no soy tan afortunado como Ranpo-san, hace mucho que nadie cuida de mí.

- Si tus padres eran como tú, entonces seguro que eran buenas personas.

- Lo eran, ¿sabe? Me prometieron llevarme algún día a Disneyland Tokio, ahorrábamos un poco cada día.

- ¿No fuisteis?

Atsushi negó suavemente con la cabeza

- El dinero... lo usé para pagar sus funerales.

Cualquier rastro de sonrisas en Dazai se borró con esa confesión.

- Lo siento – Atsushi pasó su mano por sus ojos para asegurarse de que no cayera ninguna lágrima traicionera – Sé que esto no es asunto suyo y que no debe importarle.

- Si me importa.

- ¿Eh?

- A partir de ahora, si tienes algo tan pesado dentro de ti, me gustaría que lo compartieras conmigo. Te escucharé encantado.

- No quiero molestar...

- Nunca me molestarías, lo que si me molestaría es que haya algo así dentro de ti y te lo calles. Las penas se cargan mejor entre dos personas ¿no crees? – Dazai le sonrió, pero no fue una de sus sonrisas burlonas ni de sus sonrisas seductoras, era una sonrisa cálida que inspiraba confianza, una sonrisa que causó que las mejillas de Atsushi se tiñeran de rojo.

- S-sí...

- Bien, cambiando de tema, gatito. Entonces... ¿qué hacíais con la almohada?

- Ah...

- ¿Mm? – la sonrisa cálida se transformó en una burlona – Déjame adivinar, ¿os echáis una siesta? No, conociendo a Ranpo-san, puede que...

- ¡Pare, pare! ¡No la hemos usado para nada!

- No te creo, gatito mentiroso. Además, como es que te sientas encima de Hentai-kun pero no encima de mí, creía que yo era tu compañero en los CD drama. Esta infidelidad me perfora el corazón y me causa depresión – se dejó caer en el suelo para tumbarse – Estoy deprimido, llama a Kunikida-kun y explícale la situación.

- ¡¿Ah?! N-no, va a gritar y se va a enfadar, ¿acaso no le da miedo Kunikida-san enfadado?

- ¿Miedo? ¡Pero si está muy gracioso cuando se enfada!

- ¡Dazai-san!

- Mi depresión solo se puede curar si te veo vestido de maid.

- ¡No tengo traje de maid!

- Entonces cuéntame lo de la almohada.

- ¡No puedo!

- Pues siéntate encima de mí como con Hentai-kun.

- ¡Tampoco! ¿Y por qué le llama Hentai-kun? Ese no es su nombre.

- Ahora mismo eres demasiado inocente, Atsushi-kun, puede que lo descubras con el tiempo, pero una cosa... - Dazai le miró con un rostro serio – No te vuelvas a quedar solo con él, NUNCA, ¿me has escuchado?

- ¿Por qué? – ladeó la cabeza confuso.

- Ya sabrás, ya sabrás – el móvil de Dazai empezó a sonar, este solo se lo tendió a Atsuhi – Es Kunikida-kun, explícale el motivo de mi depresión.

- ¡¿Eh?! Dazai-san...

- Ahora me voy adormir.

- ¡Dazai-san! No haga eso, hable con Kunikida-san.

- No te escucho, no te escucho.

Dazai se hizo el dormido en el suelo mientras Atsushi le intentaba mover para despertarle. La regañina que le iba a echar Kunikida sería legendaria pero habría valido la pena si había podido conocer aunque fuera un poco más de Atsushi.  

Dentro del despacho de Fukuzawa, este ojeaba nervioso un libro. Siempre había evitado hablar de un tema con Ranpo, gran error número mil en la crianza del chico. No habían hablado de sexo y ahora que salía con, bueno, con alguien con ese peinado, estaba clarísimo que la pureza de su bebé había volado hace tiempo, pero todavía estaba a tiempo de resolver todas sus dudas.

Si tan solo supiera que Ranpo sabe más de sexo que él.

La primera página del libro resolvía una duda importante. ¿Cuándo hablar con su hijo de sexo? El libro decía que era conveniente empezar antes del inicio de la pubertad. Vale, que no cunda el pánico, solamente llevaba unos diez años o más de retraso. Eso no era problema, además, mejor tarde que nunca o eso dicen.

El sonido de la puerta abriéndose le hizo bajar rápidamente el libro a su regazo para ocultarlo. Creía que se trataba de Ranpo pero no, era una existencia increíblemente molesta la que acababa de entrar en su despacho.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó con pocas ganas de hablar con su invitado.

- Que borde, vengo a visitar a mi antiguo compañero de trabajo – el hombre alto y de ojos violetas entró en el despacho como si fuera suyo, llevando entre sus manos una corona de flores como si se tratara de un funeral.

- Mori... vete ¿y por qué traes eso? ¿Acaso se ha muerto alguien?

- Sí, más o menos - dejó la corona en un lado de la habitación - La pureza de tu hijo ha fallecido ¿verdad?

Una mueca de disgusto se dibujó en el rostro de Fukuzawa.

- Vete y llévate eso.

- No seas tan frío, podremos tener nuestras diferencias, pero debemos apoyarnos en momentos difíciles como este – Mori se sentó en la silla delante de Fukuzawa – Como genio todopoderoso en la industria del hentai, sé perfectamente lo que significa el peinado del novio de tu hijo y de verdad que lo siento. ¿Tú cómo estás? Debe ser duro pensar que ese hombre al que no le ves los ojos está profanando a tu hijo noche y día.

- Mori.

- Profanándole en la cocina, en la habitación, en la bañera, en la terraza.

- Mori.

- En el misionero, a cuatro patas, el 69.

- Mori.

- Y por dios santo, probando todo tipo de juguetes con él. Vibradores, plugs, esposas y hasta cadenas para los pezones. Dile que se eche crema, le podría escocer luego.

- Mori, ¿te quieres ir ya?

- ¡Ah, que tragedia lo de Ranpo! - Mori estiró el brazo para coger una de las fotos de Ranpo de la mesa de Fukuzawa y abrazarla contra su pecho – Es horrible cuando los niños crecen, Ranpo era un niño tan bonito.

- Suelta eso - arrebató la foto a Mori y la dejó donde estaba – Si eso era todo lo que venías a contarme, ahí tienes la puerta y dile a tu sobrino que deje de armar un escándalo cuando viene aquí.

- ¿Ryu? Pero si es un buen niño.

- Siguió a un seiyuu nuevo a su casa y le hizo un agujero en la pared. ¿Eso es un buen niño?

- Bueno, es celosito con Dazai-kun, pero está en esa edad, supongo.

- En vez de preocuparte por mi hijo, educa mejor a tu sobrino. No pienso seguir perdonando a Akutagawa su mal comportamiento aquí dentro.

- Que severo eres – tras cruzar sus piernas, Mori levantó la vista hacia el techo como si estuviera pensando algo – Fukuzawa.

- ¿Qué?

- Tu hijo le dice papi también a su novio.

- ...

- ¡Era una bromiii! ¿No estás de mejor humor de repente?

- Vete de aquí.

- Borde.

- Mori, vete antes de que coja mi katana.

- Jajajaja, a tu hijo bien que le clavan la katana cada noche.

Fukuzawa se levantó de su silla dispuesto a desmembrar a Mori para luego dar de comer a los peces con su cadáver, pero la puerta se volvió a abrir.

- ¿Yukichi? - Ranpo entró por la puerta - ¿Querías hablar conmigo?

- Oh, Ranpo. ¡Holaaaaa! - Mori le saludó feliz – Parece que no cojeas, eso es bueno. Es decir, o la noche fue tranquila o está tan acostumbrado a eso que ya no...

- Vete ya, ahora. ¡Fuera!

- Vale, vale – Mori se levantó de la silla y pasó al lado de Ranpo para salir – No se le ven chupetones. ¡Fukuzawa, fue noche tranquila!

- ¡Vete ya! - agarró lo primero que pilló en su mesa, lo cual fue una grapadora, y la lanzó contra Mori pero esta dio contra la puerta ya cerrada – Es increíblemente molesto.

- Si es familia de Akutagawa, eso seguro – Ranpo se sentó en la silla que antes ocupaba Mori - ¿De qué querías hablar conmigo?

- Ah, eso, pues... - echó un vistazo al primer paso para entablar una conversación, "Nunca permita que se olvide de que su amor es incondicional. Dígale que usted lo apoya, que lo ama y que estará a su lado sin importar lo que suceda", bien fácil y sencillo – Ranpo.

- ¿Mm?

- Te quiero y acepto cualquiera de tus decisiones.

- Oh, ok.

Bien, primer paso completado, había sido fácil. Ahora a hablar. El libro sugería empezar hablándole de las diferentes partes del cuerpo que entran en juego durante el sexo. Allá que iba.

- ¿Sabes lo que es un pene?

Los ojos de Ranpo se abrieron para mirarle raro.

- Pues... sí.

- Habrás notado que tu... pene ha crecido con el tiempo.

- Yukichi...

- Pero no te alarmes, crecer está bien, da igual la parte del cuerpo. También habrás notado que... bueno, que los chicos se ven muy guapos, ¿no? Puedes... ejem, puedes hablar de chicos guapos conmigo.

- Edgar me parece guapo.

- Ah, claro, el pervertido, digo, mi estimado yerno. Bueno... entonces, si el perverti... digo – se tomó un momento para respirar y tranquilizarse – Si Poe te parece guapo, habrás notado que cierta parte de tu cuerpo... se... bueno, se levanta feliz al verle.

- Sí.

- Bien, ¿sabes qué hacer cuando esa parte se levanta feliz?

- Decirle a Edgar que estoy caliente.

- Sí, eso es, ¡ESPERA, ESO NO! Ahora hablamos de la masturbación, hay que seguir el orden del libro.

- ¿Qué libro?

- Nada, nada. Tendremos que saltarnos esa parte – Fukuzawa se abanicó con la mano, las cosas estaban empezando a ir un poco mal - ¿Sabes que cuando...? ¿Cómo lo digo? Vale, ya sé. ¿Sabes que cuándo un tren entra en un túnel tiene que llevar protección?

- ¿Qué? ¿Protección de qué?

- Pues... un chubasquero mismamente, para que los pasajeros del tren no se bajen en el túnel y lo infecten de herpes genital porque el tren se verá tímido y todo lo que quieras, pero no se ven los cristales, no señor, no se ven los cristales y eso es una malísima señal. A saber, en qué túneles se ha metido.

- Yukichi... tú no me estás hablando de trenes.

- Sí lo estoy haciendo, te estoy hablando del Americano Express, un tren cuyos cristales no se ven y que ha venido a Japón a profanar todos los túneles que se le crucen en el camino porque así son los trenes como él. Para fiarte de un tren, le tienes que poder ver los cristales.

- Yukichi.

- Es que claro, el Americano Express se cruzó con el túnel Sugar Candy, un túnel puro y sin estrenar y seguro que pensó, por aquí tengo que pasar yo, pero el túnel debe imponerse, debe decir "¡Hey, frena esos vagones, aquí nadie entra sin chubasquero!".

- Oh, Yukichi.

- Encima se cree que transportando mapaches se le ve dulce, pues no señor, se le ven las oscuras intenciones y te juro que como me entere de que sus pasajeros se han bajado en el túnel Sugar Candy, cogeré la línea alternativa Katana y el Americano Express no va a viajar a más túneles en lo que le queda de vida porque le devolveré vagón a vagón a su estúpida estación americana.

- Oye Yukichi, si quieres hablar de sexo, dímelo directamente y deja los trenes y los túneles.

- Eh... - Fukuzawa miró de reojo el libro, otra vez la psicología volvía a fallarle – Vale, sí, quiero hablar de sexo.

- Haber empezado por ahí. Por favor, ambos somos adultos.

- Sí, tienes razón.

- Bien, pues... tú dirás, ¿qué quieres saber?

- No, ¿qué quieres saber tú?

- ¿Yo? Pues... creo que ya sé lo que quiero saber.

- Pero... no sé, algo habrá ¿no?

- Mmm... - Ranpo se cruzó de brazos para pensar – No creo que haya nada. Sé que me gusta hacerlo estando yo encima, siento a Edgar más profundo y así puedo hacer lo que yo quiera, le puedo quitar los pelos de la cara y dios, Edgar está tan caliente con los ojos al descubierto, pero eso solo lo puedo ver yo. También sé que hacerlo en la ducha duele, el agua suaviza la piel, pero también actúa como disolvente y no como lubricante. Una vez lo hicimos en la bañera y cuando la punta entró en...

- Ranpo.

- ¿Qué?

- ¿Puedes parar un momento? Es que... me estoy mareando.

- Ah, ¿te traigo agua o...?

- Sí, eso estaría bien, pero me voy a desmayar ahora así que...

Tal como dijo, Fukuzawa cayó de su silla hacia el suelo. Su bebé ya no era inocente, eso estaba clarísimo y aunque era un hecho que tenía que acabar aceptando, no se sentía preparado todavía para esto y muchos menos si la pareja de su bebé tenía esa clase de peinado.

De momento tendría que aceptar los hechos, aunque no estuviera conforme con ellos. Su bebé ya no era un bebé, era un adulto que, para su desgracia, disfrutaba de una intensa y activa vida sexual.

Puede que la corona de flores que había traído Mori no estuviera tan fuera de lugar porque como siguiera desmayándose así, un día de estos no volvía a despertarse.  


Hola!!! Hasta aquí el capítulo. No estoy completamente satisfecha con el resultado pero lo he reescrito ya tres veces y paso de seguir comiéndome la cabeza. Lo que de verdad importa es que el husbando de los caramelos, el amor de mi vida, ha aparecido por fin. 

Ranpo supremacy es lo único que importa 🛐

Por último, sorpresa, sorpresa, adivinad quien sale si ponéis peinado foshador en Google

Fukuzawa y Dazai tienen motivos para tener miedo XD

Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo. 

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