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Capítulo 13: Ni me quieras ni me odies

Kyouka finalizó su interpretación con el koto en el aula de música de su escuela y su profesora, como era típico en ella, estalló en lágrimas de la emoción. Esa mujer o era muy llorica o muy sensible artísticamente.

- ¡Izuuuuuuumi-san! ¡Es hermoso! - se sonó los mocos haciendo un ruido estrepitoso con un pañuelo y se lanzó hacia ella para abrazarla, pero Kyouka la esquivó y su profesora acabó estampándose contra la pared del aula.

- ¡Sensei! - algunas de las alumnas allí presentes se acercaron a ella para comprobar que estaba bien.

- Ah... me emocioné.

- La emoción está bien - comentó Kyouka sin rastro de sentimientos en su rostro haciendo que sus compañeros se preguntaran internamente por qué decía eso y negaba una muestra de afecto provocada por la emoción.

- Bueno, dejando esto de lado... -la maestra limpió sus lágrimas de emoción y de dolor por el golpe – Con Izumi-san de nuestra parte, no tendremos problemas en el concurso de música tradicional japonesa. Si nos traemos el trofeo a la escuela, nuestro estatus subirá. Cuento con todas ¿vale? - las alumnas que la rodeaban asintieron emocionadas y determinadas, aunque la profesora se dio cuenta de algo y se giró hacia el único chico del grupo que se había - Y con todos, por supuesto.

- Gracias... por incluirme – el único chico agradeció avergonzado. Era vergonzoso ser el único chico del grupo, pero los instrumentos tradicionales le apasionaban así que no vio pegas en unirse al club de música tradicional japonesa y a esta competición.

- Bien, como ya teníamos planeado. El centro de la interpretación será Izumi-san y su koto, en cuanto al resto de instrumentos...

- Tch – unas alumnas detrás de Kyouka comenzaron a murmurar – Claro que la señorita perfecta iba a ser el centro.

- Waa, que molesta es.

- ¿Por qué se ofreció a participar? ¿Acaso quiere humillarnos más?

- Sin ella estaríamos bien – la chica central del grupo se cruzó de brazos y miró mal a Kyouka – No soporto a las mosquitas muertas como ella que aman ser el centro de atención.

Kyouka lo escuchó todo perfectamente, pero decidió quedarse en silencio y mantener su postura recta mientras escuchaba como su profesora repartía las posiciones de los demás. La escuela estaba llena de personas que la admiraban, ya fuera por su papel en el consejo estudiantil o por ser una seiyuu famosa, pero también había personas que no soportaban respirar el mismo aire que ella. Nunca fue buena comunicándose, por eso agradecía recibir la amabilidad de los demás sin necesidad de hablar mucho y por esa misma razón no sabía cómo preguntarlas a esas chicas por qué la odiaban para poder arreglar las cosas y conseguir llevarse bien.

Había muchas cosas que entendía con facilidad gracias a los libros, pero había otras demasiado complicadas y que ningún libro le podría aclarar. Aun así, quería seguir esforzándose.

La reunión acabó y la profesora se despidió de todos. Algunas chicas le preguntaron a Kyouka si le apetecía ir a tomar algo en una cafetería cercana, pero Kyouka hizo una reverencia y pidió perdón debido a que debía asistir a una sesión de grabación.

- No hace falta que te disculpes, Kyouka-chan, otro día será - el grupo de chicas se despidió de ella con una sonrisa y la dejó sola con las chicas que habían estado hablando mal de ella y junto al único chico del aula que todavía se encontraban recogiendo sus partituras.

Kyouka recogió sus partituras y las dejó sobre la mesa de la profesora, regresó a su asiento para recoger su bolsa y cuando se dio la vuelta vio como el grupo de chicas que habían estado criticándola tiraron al suelo sus partituras y comenzaron a disimular bastante mal unas risas.

- Creo que se te han caído, I-zu-mi-san~

Las carcajadas no tardaron en llegar, pero no se quedaron mucho más en el aula y se fueron de allí. Kyouka no dijo nada, mantuvo su rostro estoico y se agachó para recoger las partituras, llevándose la sorpresa de que el chico se agachó también y comenzó a ayudarla.

- Demonios... que niñas más crueles. Antes las he escuchado cuchichear, todo eso lo dicen por envidia. Tú ni las escuches, Izumi-san.

- Me temo... que no puedo no escucharlas. Mis oídos captan las vibraciones del sonido y la información llega a mi cerebro.

- ¿Eh...? Ah... ¡Jajajajaja! - comenzó a reír, aunque Kyouka ladeó la cabeza, ¿había dicho algo gracioso? - No sabía que Izumi-san podía hacer bromas.

- No lo era.

Ambos terminaron de recoger las partituras y las devolvieron a su lugar sobre la mesa de la profesora. Kyouka inmediatamente agachó su cuerpo en una reverencia para agradecerle, aunque el chico comenzó a agitar las manos nervioso diciéndole que no había sido para tanto. Kyouka intentó irse pero el chico, cuyo rostro estaba comenzando a ponerse rojo, se lo impidió llamándola.

- ¡I-izumi-san! ¿Ti-tienes un momento...?

- ¿Hmm? - Kyouka se dio la vuelta, acercándose más a él para darle a entender que le estaba escuchando – Adelante.

- Es que... es que yo... - llevó una mano a su pecho para intentar tranquilizar sus latidos – Lle-llevo un tiempo sintiéndome así y... siento que si no te lo digo no me quedaré tranquilo. Yo... mi corazón duele cada vez que te veo.

- Lo lamento – una vez más hizo una reverencia – Lamento ser la causante de tus problemas cardiovasculares. Si me hablas más de los síntomas, contribuiré al tratamiento de tu problema.

- No es eso – el chico tomó todo el aire que pudo y lo soltó de golpe, preparándose para uno de los momentos más decisivos de su vida - ¡M-me gustas, Izumi-san!

- ¿Eh...?

Kyouka se quedó de piedra, tiesa como una estatua y sin palabras como cuando Atsushi veía un saco de arroz a mitad de precio. Esto que acababa de pasar... ¿no era acaso una confesión de amor?

Esto era un problema.  

Los alumnos comenzaron a abandonar la escuela animadamente y hablando entre ellos sobre si iban a ir a algún karaoke, alguna cafetería o los más estresados a alguna sesión de estudio en una biblioteca. Entre tantas almas llenas de energía, destacaba Kyouka que caminaba a pasos lentos como un zombi y al igual que estos, parecía no tener vida. Una vez fuera de la escuela, se agachó y se llevó las manos a la cabeza.

Este nerviosismo en su pecho... ¿era acaso ansiedad?

El sonido del claxon de un coche la despertó de su ensoñación, venía a recogerla. Sellando sus preocupaciones de momento, Kyouka se puso de pie y se dirigió al coche que la esperaba. Al adentrarse, dejó su bolso a un lado y se recostó sobre el asiento con su mirada vacía de sentimientos y emociones, como si de un ser sin vida se tratase.

- Pero que...

Quien venía a recogerla sabía que lo mejor era no decir nada. Sabía lo preciado que era para ella el silencio así que lo respetaría y lo dejaría así. Para empezar, este conductor que en realidad es un mánager no trabaja para Kyouka, entonces, ¿qué hace viniendo a por ella? La respuesta se resume en dos palabras, Edogawa Ranpo. Este manager-niñero-chofer se llama Oguri Mushitaro, con el kanji de insecto, pero no se rían que él no es ningún bicho. Mushitaro es un hombre elegante, educado, con su flequillo engominado y peinado hacia la izquierda. Es astuto, habilidoso y aun así, su objetivo de trabajar junto a un seiyuu adulto no se logró, todo debido a que Edogawa Ranpo le vino a pedir que se ocupara de Kenji. Se podría haber negado, Ranpo no mandaba sobre él pero por motivos que no dirá por ahora, aceptó.

Como manager-cuidador-chofer de Kenji se le asignó la tarea de recogerle a él y a su pequeña novia al acabar la escuela pero Kenji no se encontraba ahora mismo en la ciudad debido a que se había ido durante unos días a la granja de su familia por el parto de una de sus vacas más queridas. ¿Valía eso como excusa en la escuela? La verdad es que no estaba seguro. Kenji no estaba pero parece que nadie le había librado de su tarea de recoger a Kyouka así que aquí estaba, recogiéndola, a ella o a un fantasma que la había poseído porque aunque la chica era inexpresiva, pensó que esto ya era pasarse de la raya.

¿Se atrevería a preguntar? Bueno, por probar no pasaba nada.

- Oye... - comenzó a hablar mientras cambiaba las marchas y arrancaba - ¿Todo bien?

Lanzó la pregunta y rezó internamente para no recibir respuesta. Los dioses parecieron escucharle porque la chica no le contestó. Kyouka era una adolescente, lo que podría estar molestándola en realidad podía ser cualquier cosa insignificante como no tener el último modelo de teléfono móvil, el último volumen de un manga nuevo o no haber quedado satisfecha con su peinado esta mañana.

Los adolescentes tienen problemas estúpidos, lloran por cualquier cosa insignificante y se ahogan en un vaso de agua. Son bebés grandes y por eso Mushitaro no los soportaba. ¿Por qué aguanta este trabajo entonces? Pues de ello culpará por siempre a Ranpo, ese chico caprichoso, infantil y aunque le joda pensarlo, muy lindo.

- Amor - susurró Kyouka lo cual hizo que Mushitaro se asustara y se avergonzara porque en ese momento estaba pensando en Ranpo.

- ¡¿Q-qué?!

- Amor – Kyouka se levantó de su asiento, importándole poco que el coche estuviera en marcha y se coló por el hueco que dejaban los dos asientos delanteros para pasar a ocupar el sitio del copiloto - ¡Amor!

- ¡¿Pero qué te ha dado?! ¡Maldición! - debido al susto que le había provocado, giró el volante para quedar aparcado malamente en uno de los laterales de la calle, pegado a la acera y así poder regañarla - ¡Eso ha sido peligroso! ¿Qué bicho te ha picado?

- Amor.

Mushitaro resopló y se dejó caer contra el asiento. Una vez más maldeciría a Ranpo por haberle hecho aceptar este trabajo.

- Oye, me temo que si no eres más concreta no puedo entender a qué te refieres.

- Yo... he recibido una confesión de amor.

- Ah... - arqueó una ceja, ¿eso era todo? - Enhorabuena.

- ¿Qué tiene de bueno? - Kyouka estiró su brazo y le agarró con tanta fuerza por el cuello de la camisa que casi le deja sin aire – Es un problema, un problema serio. Me temo que es un problema tan serio que el mundo acabará colapsando, con el apocalipsis tan próximo, deberías arreglar todos tus asuntos pendientes.

- ¡¿Qué?! - usando toda su fuerza, consiguió librarse del agarre de Kyouka pero acabó chocando su nuca contra la ventana a su lado y se hizo algo de daño - ¡AH! ¡Por eso no soporto a los adolescentes! ¡Todo es un drama para ellos! Escucha, si has recibido una confesión de amor y no te gusta ese chico, entonces recházale y listo.

- Pero yo... no sé qué palabras usar exactamente. ¿Qué forma es la correcta y la menos hiriente?

- ¿Y yo qué sé?

- Cuando tú te has confesado, ¿han sido crueles contigo?

- ¡Hey! ¡¿Por qué asumes qué me han rechazado?!

- Porque el chico que te gusta no está a tu lado, ¿estoy errada?

Mushitaro se quedó mudo ante eso y enseguida se avergonzó, ¿qué se creía asumiendo cosas que no han pasado?

- Para que te enteres, no me he confesado y por eso no me han rechazado y si este tema te preocupa tanto, tal vez debas hablar con "expertos" en romanticismo. ¿No crees?

- Me temo que la maestría en el romance no está evaluada por ninguna universidad existente, por lo que creo que presentaré problemas para encontrar a algún experto.

- No me refiero a eso - rodó los ojos, ¿cómo era que este mini robot con coletas salía con alguien tan charlatán y emotivo como Kenji? - Pregunta a tus amigos, a tus conocidos. Siempre andas rodeada de adultos, ellos tienen experiencia y estarán encantados de aconsejarte. Alguno te dará la respuesta que buscas.

- Sí - Kyouka asintió y comenzó a pensarlo – Eso es cierto y de no encontrar la solución, la opción de atormentarte con mi sufrimiento siempre estará sobre la mesa. Es un consejo aceptable.

- ¿Cuándo he aceptado el que me atormentes?

- Cuento contigo para que me lleves – Kyouka se sentó adecuadamente y se abrochó el cinturón - Deberías tener cuidado con los giros bruscos del volante, son peligrosos.

- ¡¿Por culpa de quién he hecho el giro?!

Mushitaro se mordió los labios y lloró en silencio, de verdad que no soportaba a los adolescentes.  

El coche aparcó frente al edificio donde realizaban las grabaciones. Kyouka esperó fuera de él a que Mushitaro se bajase, pero este rechazó la idea y se quedó allí. No insistió más, Kyouka agradeció con una reverencia y fue directa a la cafetería del edificio donde sabría que todos con certeza estarían y así era, al menos la mayoría. Allí estaban Ranpo, Yosano, Poe, Kunikida, Dazai y Atsushi, muchas personas, alguno le daría la solución a su problema. El primero en percatarse de su presencia fue Atsushi que le dio la bienvenida con una sonrisa.

- Kyouka-chan, hola.

- Hola, espero que estéis teniendo un agradable día.

- ¿Acabas de salir de la escuela? - Ranpo se percató en que todavía llevaba su uniforme - ¿Y lo primero que haces es venir a verme? ¡Que detalle!

- Hmm... lamento mi osadía, pero si me presento aquí es para tomar prestado tu conocimiento.

- Toma todo lo que quieras.

Kyouka buscó alrededor para ver si podía hacerse con una silla suelta y sentarse junto a todos, no le hizo falta ir a por una porque Lucy le dejó una a su lado.

- Gracias, maid mágica.

- Olvídate de mí - se quejó avergonzada y volvió a la barra.

- Cuenta, cuenta, ¿en qué te puedo ayudar?

Kyouka tomó asiento, juntó bien sus piernas y miró durante unos segundos sus propias rodillas para acabar levantando el rostro y contando lo que la había pasado.

- Un chico... se me ha confesado en la escuela.

Las reacciones fueron distintas, Dazai controló una risa por ver como le da tanto drama a esto, Atsushi abrió la boca por la sorpresa, Poe se avergonzó por el hecho de que estuviera compartiendo un suceso así, Kunikida se colocó las gafas y comenzó a sudar al saber lo que se venía y en cuanto a Ranpo y Yosono, un aura oscura comenzó a rodearlos.

- Vaya... - habiendo pasado ya la sorpresa, Atsushi intentó hablar – Es... inesperado, es decir, ¿no sabe ese chico que estás saliendo con Kenji?

- Ese chico se transfirió hace unos meses a la escuela, lo más probable es que desconozca nuestra relación.

- Ya veo... entonces...

- Kyouka-chan – la voz grave de Ranpo, además de sus afilados ojos verdes abiertos pusieron la piel de gallina a más de uno – Creo que lo más correcto es decirle a esa basura humana que se aleje de ti lo más posible.

- Pero...

- Sí - Yosano comenzó a juguetear con uno de sus mechones de pelo, sus ojos parecían brillar más pero un brillo sombrío y algo maligno – Dile a ese mocoso hormonal que si tantas ganas tiene de intentar perder la virginidad, que lo pruebe con una niña tonta y con un malísimo gusto con los hombres.

- Pero vosotros... - Atsushi intentó buscar ayuda en Dazai pero este estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no reírse - ¡Ranpo-san, Yosano-san! ¡Eso no está bien! Kyouka-chan no puede ser tan cruel con un compañero.

- ¿Y entonces qué? - los afilados ojos de Ranpo se pasaron hacia su persona, la sangre de Atsushi se congeló en ese momento. El chico con ojos abiertos era tan guapo como aterrador - ¿Qué quieres que hagamos? ¿Qué dejemos que esa piltrafa humana se meta en medio de una relación que llevo construyendo desde que conozco a Kenji? ¿Qué haré con todos los preparativos que tengo ya organizados para su boda dentro de cuatro años en la playa de Reynisfjara?

- ¡¿Qué es eso?!

- Pues una playa de Islandia.

- ¡No les case sin su permiso!

- Pero nada me haría más feliz en el mundo que casarme con Kenji.

- ¡Pero ese no es el tema ahora!

- Con que no es el tema ¿eh? Pues te acabas de auto desinvitar a la boda. Yo que te había puesto en la mesa más alejada de Dazai para que no te molestara.

- ¡Pero Ranpo-san...!

- Vale, vale, me apiado de ti y te vuelvo a invitar, pero solo por haber criticado mis ideas tendrás que compartir la misma habitación que Dazai en el viaje a Islandia. No sé yo cuanto valoras tu virginidad.

- Jajaja, buena idea / ¡¡¡¡NI MUERTOOOOOOO!!!!!! - Dazai y Kunikida hablaron al mismo tiempo, no hacía falta aclarar quien dijo qué.

- Atsushi-kun, ¿sabes la tradición que hay en Islandia de dormir vistiendo trajes sexis el día antes de una boda? No te preocupes, yo te conseguiré uno, ¿qué prefieres? ¿Ero-maid neko o ero-maid neko?

- ¿No son las dos cosas lo mismo? ¡Y no creo que exista una tradición así!

- Oye, Kyouka – Yosano apoyó su rostro en su mano para quedarse mirando a la más joven – Debes rechazar con dureza a ese cerdo lujurioso que solo busca estrenarse en el terreno sexual.

- ¡¡Yosano-senseiiiiii!! ¡¡No le diga eso!! - protestó Atsushi avergonzado por las palabras de la mujer.

- ¿Acaso miento? Los hombres son seres básicos que solo piensan en una cosa, es obvio que ese chico se ha confesado porque va tras "eso".

- ¿"Eso"? - Kyouka pestañeó confusa - ¿Qué es "eso"?

- Algo que solo puedes entregar en tu noche de bodas con Kenji, ¿vale? - Ranpo intervino para comprobar que a la chica le había quedado claro.

- Mmm... no estoy segura de saber qué es eso – Kyouka suspiró. Ranpo y Yosano eran sus grandes esperanzas pero si hacía lo que decían, solo acabaría haciendo daño al chico. No quería recurrir a él, pero no quedaba de otra. La chica giró su silla y cambió el centro de su atención hacia Dazai - ¿Cómo rechazarías a alguien?

- ¿Eh? - una gota de sudor comenzó a recorrer su frente, no se esperaba que pidiera su consejo – Pues... ¿y si...? - rascó su mejilla algo incómodo al sentir todas las miradas sobre él - ¿Finges que no le has oído?

Kyouka pestañeó unos segundos y suspiró decepcionada.

- Llevo pocos consejos, pero ese es el peor.

- Sí.

- Es horrible.

Ranpo y Yosano la apoyaron, Dazai rodó los ojos y se cruzó de brazos.

- Me ha preguntado y he dado mi opinión.

- Tu opinión es horrible - comentó Kunikida mientras se colocaba las gafas. No tardó en volverse el centro de atención de Kyouka.

- ¿Y usted? ¿Cómo rechazaría a alguien?

- ¿Y-yo...?

- Eso, eso – Yosano se le quedó mirando mal – A mí me da curiosidad, ¿cómo rechazas a una mujer? ¿Acompañándola a la estación de tren y dejando que te meta mano?

- ¡Pe-pero eso no pasó así! Escucha, Kyouka, lo mejor para rechazar a alguien con toda la educación es no usar insultos, ni groserías. Siento si eso va en contra de vuestras opiniones – se vio obligado a disculparse al ver las caras de asco que ponían Ranpo y Yosano – Debes dejarle en claro el rechazo explicándote de la manera más completa, para que luego no queden dudas.

- ¿Manera completa...? ¿Cómo?

- ¡Ejem! - Kunikida se aclaró la garganta y se dispuso a hablar – Muchas gracias por haberme expresado en palabras y tan abiertamente los pensamientos y sentimientos que se han gestado tu interior, no obstante y aunque sé que debes ser un buen candidato para comenzar una relación oficial, mi estado civil actual no me lo permite ya que este no es el de solte...

- ¡Ay, pero que sueñooooo! - Dazai se estiró y bostezó por el aburrimiento que le estaba causando el ejemplo de Kunikida – Oh, perdona, sigue.

- ¡Ya me has cortado! ¿Por dónde iba?

- Por la parte en la que nos despertábamos - Ranpo rodó los ojos.

- Esa es... - Atsushi sonrió nervioso – Una buena manera, pero es muy larga.

- Estamos hablando de un adolescente – Yosano se encogió de hombros - Dejará de prestar atención a la tercera palabra.

Kyouka agachó la mirada, tantas personas en esta mesa y ninguna le daba una respuesta que la convenciera. Al volver a levantar la cabeza se quedó mirando fijamente a Poe en espera de que este se diera por aludido al sentir su fría mirada sobre él.

- ¿Quieres...? - el americano se señaló a si mismo - ¿Preguntarme a mí?

- Yes.

- Hablo tu idioma... hmm... - jugueteó nervioso con sus dedos en lo que Karl se acomodaba mejor sobre su cabeza para echarse una siesta – La verdad es que nunca he rechazado a nadie...

- Sí, supongo que eso es cierto – Dazai asintió con la cabeza – Porque un buen protagonista de hentai harem nunca rechaza a nadie. Good job, Hentai-kun. ¡AH! - debajo de la mesa recibió una nada amistosa patada de Ranpo – Ranpo-san es malo conmigo.

- Porque eres idiota.

- Lo siento... - un aura de amargura rodeó a Poe – Por no ser popular.

- ¡No se disculpe por eso! - Atsushi agitó rápidamente sus manos – Que no haya tenido que rechazar a alguien no implica que no sea popular.

- Así es, si no rechaza a nadie solo implica que chica que se le junta, chica que se tira jajaja. ¡AH! ¡Ranpo-san, me matará a patadas!

- Da gracias que no te clave un tenedor.

- Hmm... - Kyouka clavó su mirada ahora sobre Atsushi - ¿Y tú?

- ¿Eh? ¿Y-yo...? N-no, yo no...

- ¿Nunca se te ha confesado nadie? - Yosano movió de arriba abajo sus cejas de manera sugerente - ¿Nunca has tenido un rollito de adolescente?

- Bu-bueno...

- ¿O has besado a un amigo tuyo? - le preguntó ahora Ranpo.

- Sí, sí, para reforzar la amistad y esas cosas.

- Hmmm... - Dazai se quedó mirando a Yosano y Ranpo fijamente – Si algún día hacéis un libro de vuestra adolescencia, ¿me mandarías una copia con ilustraciones?

Esta vez el golpe que recibió por debajo de la mesa fue tanto de Ranpo como Yosano, además Atsushi le había agarrado de un brazo y se lo estaba mordiendo ahora.

- ¡Oye! ¡¿No se me está maltratando demasiado el día de hoy?! - despegó su brazo de la mandíbula de Atsushi y remangó su camisa para ver la marca que había dejado – Aunque esta erótica mordedura merece ser fotografiada... ah~...

- ¡Dazai-san!

- Por favor – Kyouka tiró de la ropa de Atsushi para que la hiciera caso – Necesito que me contestes.

Atsushi se removió inquieto en su asiento, de repente todas las miradas de la mesa estaban sobre él. Unos con ganas de escuchar sus momentos de adolescentes y otros con mala cara por pensar quienes eran los insensatos que se habían atrevido a intentar corromperle.

- Y-yo... s-sí que algún compañero se me confesó, pero yo no tenía tiempo para esas cosas. Si-simplemente les dije eso que... "no tenía tiempo".

- Es una respuesta amable, como se esperaba de ti – Dazai acarició con cariño su cabeza y con una enorme sonrisa en sus labios – Pero ¿puedes darme sus nombres y direcciones actuales? Es para un estudio social.

- Creo... que usted me está mintiendo... ¡Ejem! Kyouka-chan, hagas lo que hagas, no debes hacer sentir mal a ese chico. Sé sincera pero no seas cruel.

- Sincera... pero no cruel.

- ¿Y eso qué más da? - Lucy, que estaba limpiando una mesa cerca y de paso poniendo la oreja para cotillear, se unió a la conversación.

- ¿A qué te refieres, maid mágica?

Ante el apodo, Lucy se escurrió y aterrizó de cara contra la mesa. Al incorporarse tenía el rostro rojo de la vergüenza.

- ¡No soy una maid y no soy mágica!

- Entonces, ¿tus bebidas mágicas eran falsas?

- ¡Para ya con esoooooo! - tras chillar, quitó las arrugas de su vestido con sus manos y adoptó una postura más serena y profesional – El gatito de azúcar te dice que seas amable con ese chico, pero en realidad da igual lo amable o cruel que seas. Si vas a rechazarle, ese chaval acabará hundido en la miseria.

- Y lo sabes por la de veces que te han rechazado ¿no? - comentó de pasada Mark mientras llevaba unos vasos vacíos.

- Sí, así es... ¡OYE! ¡A MÍ NO ME HA RECHAZADO NUNCA NADIE! ¡¡Al contrario!! ¡Siempre soy yo la que rompe corazones!

- Entonces... - Kyouka se puso de pie y se dirigió hacia ella - ¿Qué hago?

- ¿Ah? Pues... dile que no cumple con tus estándares.

- ¿Estándares?

- Sí, por ejemplo. Yo solo salgo con chicos guapos, inteligentes, interesantes y que sean super ricos.

- Supongo que por eso andas soltera - volvió a comentar Mark.

- ¡¿QUIÉN ESTÁ HABLANDO CONTIGO?! ¡¿EH?!

- Hmm... esa opción...

- Tal vez funcione - aportó su opinión Kunikida – Si ve que no cumple con tus gustos, ese chico se rendirá.

- ¿Mis gustos...?

- ¿Y cuáles son sus preferencias? - cuestionó Poe.

- ¡Pues Kenji! - Ranpo alzó sus brazos al cielo como si un sol imaginario con cara de Kenji estuviese allí - Dile que te gustan los buenos chicos, humildes y respetuosos con el medio ambiente.

- Sí... y también agradables, risueños, con la mente tan limpia como el cielo azul tras una tormenta – Yosano aportó su punto de vista.

- Pero si dice todo eso... - Atsushi comenzó a pensar lo que implicaba, pero Dazai se le adelantó en completar sus pensamientos.

- Entonces le estará diciendo indirectamente que él no le gusta porque es mal chico, embustero, un guarro con el planeta, borde, amargado y pervertido.

- ¿Y? / ¿Y? - Ranpo y Yosano ladearon sus cabezas en señal de que no veían el problema.

- Bueno... así suena muy mal - farfulló Lucy avergonzada por su idea.

- Holaaaa – Mark se acercó al lado de Kyouka – Perdona, pero habláis muy alto y no me gusta ignorar a las damiselas con problemas. ¿Quieres que te diga una posible solución?

- Toda ayuda es bien recibida.

- Según tengo entendido, tienes novio ¿no?

- Sí.

- Entonces, ¿por qué no le dices que no puedes salir con él porque ya sales con alguien?

- Ciertamente... - Dazai se cruzó de piernas y adoptó una postura pensativa – Es una opción válida pero arriesgada.

- ¿Por qué es arriesgada? - preguntó Atsushi – Yo creo que en realidad es buena.

- No es un rechazo directo, es un "no salgo contigo porque salgo con otro".

- Sigo sin comprender donde está el problema.

- ¿Sí? Entonces te pondré otro ejemplo de fácil comprensión. Si tú y yo saliésemos y yo rechazo a Akutagawa porque ya salgo contigo, ¿qué haría él?

- Asesinarle / Asesinarle – una vez más, Ranpo y Yosano se compenetraron para contestar.

- Hmm... se escribiría una buena novela de misterio con su asesinato - Poe se puso a divagar – Aunque el culpable es evidente y los crímenes pasionales no se venden tan bien como parece en las librerías.

- ¡Por favor, no me mate ya para escribir una novela!

- Tranquilo, ya te he dicho que no se vendería bien.

- ¡Ese no es el problema!

- Entonces, lo que estás diciendo es que si pone a Kenji como excusa, podría causar una pelea entre ambos - aclaró Kunikida.

- ¡¿Ah?! ¿Y qué pasa con eso? ¿Acaso dudáis de la fuerza de MI Kenji?

- No dudo, Ranpo-san, pero no está bien que los niños se peleen.

- No quiero causar problemas a Kenji.

- Sí, así es – Dazai se cruzó de brazos y asintió con la cabeza – Los adolescentes deben enfocar sus energías en actividades más productivas, como masturbar...

- Kyouka – Kunikida asestó un golpe en la cabeza de Dazai que lo acabó estampando contra la mesa – Sentimos no poderte ser más de ayuda.

- Awww.... ¡¡¡ESO ME DOLIÓ!!! ¡CRUEL! ¡MALO! ¡QUIERO LLORAR EN LOS MUSLOS DE ATSUSHI-KUN!

- ¡CÁLLATE!

- ¡Waaaaa! ¡Atsushi-kun, me gritaron!

- Tranquilo, usted no ha hecho nada malo.

- ¡¡Atsushi-kun es el único que no me trata mal!! - Dazai atrapó al más joven en un abrazo - ¡¡Los demás son crueles conmigo!!

- Deja de consentirle cualquier estupidez – le reprochó Kunikida.

- Es que... me da pena cuando se pone así.

Kyouka suspiró rendida, agradecía sus opiniones y consejos, pero en realidad nada le había servido, solo habría servido para saber que NO contestarle. Haciendo una reverencia, se despidió de todos, agradeció su ayuda y volvió al vehículo que conducía Mushitaro. Una vez que la chica entró, el mánager giró el espejo retrovisor para que le enfocara a ella.

- ¿Y bien?

- Las respuestas no son satisfactorias.

- Lo siento por ti. Pensé que uno de esos locos podría echarte un cable.

- No han sido buenos consejos.

Mushitaro cerró los ojos y se masajeó la frente mientras pensaba. Si trabajase con adultos, ahora seguramente estaría trabajando de verdad en lugar de estar llevando a una niña a pedir consejos para rechazar a un inconsciente que se le había confesado. Todo por culpa del odioso pero adorable Ranpo... ¡Pero es más odioso que adorable! Mejor retira lo último, no es nada adorable.

- Oye, ¿por qué no hablas con algún familiar de confianza?

- ¿Familiar...?

- Preferiblemente una chica. Creo que podría darte un punto de vista... menos loco, supongo.

- Una chica... sí, tus palabras tienen cierta verdad en ellas.

- Vale.

- ¿Me llevas?

Mushitaro estampó su cara contra el volante. Quería trabajar con adultos.  

El nuevo destino al que llegaron fue le editorial donde trabaja Gin. Por motivos de que este problema amoroso adolescente en realidad no le importaba en lo más mínimo, Mushitaro se volvió a quedar dentro del coche mientras que Kyouka fue a recepción y esperó pacientemente a que un empleado la identificase y la guiara hacia donde se encontraban Gin y el resto tras recibir el visto bueno para visitarla.

Al adentrarse en la sala, la primera que la recibió fue Gin que vestía el atuendo gótico, cogido "prestado" de su hermano, que utilizaba cuando trabajaba en su manga. La más mayor se bajó la mascarilla que acompañaba su atuendo y la recibió con un abrazo mientras que en sus respectivos asientos, Tachihara e Hirotsu se les quedaban mirando.

- ¡Que sorpresa! No te esperaba, ¿a qué se debe esta visita?

- Yo... quería hacerte una consulta.

- Sí, por supuesto – la guio hacia su sitio en la mesa pero antes llevó una silla a su lado para que su prima la pudiera hacer compañía - ¿De qué se trata?

- Es un problema... amoroso.

- ¿A...?

- ¡¿Amoroso?! - Tachihara casi cae de la silla al escuchar eso. Al percatarse de como ahora lo miraban todos, apartó la mirada – Si queréis privacidad...

- No – Kyouka lo negó rápido - En realidad, creo que cuantas más opiniones tenga, mejor será.

- Vale, ¿qué es lo que ha pasado?

- Un chico de mi escuela se me ha confesado. Quiero rechazarle, pero no sé cómo.

- Oh, vaya... eso sí es un problema. Entonces has venido porque...

- Quiero tu consejo, ¿cómo hago para rechazarle?

- ¿Rechazarle...? Pues... no sé - Gin se rascó la mejilla, le parecía una consulta tan vergonzosa – Creo que si fuera yo... tampoco sabría bien cómo decírselo con palabras. En realidad, creo que me decantaría por hacer que se arrepintiese de haberse confesado.

- ¿Con tortura?

- ¡No, claro que no! Lo que yo digo es que siempre hay un lado de nosotros mismos que las otras personas no conocen. Un lado que muchas veces... es vergonzoso.

- ¿Ejemplo?

- ¿Ejemplo? Pues... - la vista de Gin fue a parar a una de las páginas de su manga – Este, por ejemplo. Si descubriese que eres una fujoshi tal vez se arrepintiese de haberse confesado.

- Buen plan, pero... - Hirotsu sacó su mechero y comenzó a juguetear con él encendiéndolo y apagándolo - ¿Qué hará si él es un fundashi? En vez de espantarle, le atraerá más.

- Eso... no lo había pensado.

- Necesito más opiniones – aprovechando que la silla tenía ruedas en las patas, Kyouka se desplazó hacia Tachihara y se le quedó mirando fijamente. Este solo habló cuando se sintió lo suficientemente intimidado.

- ¿Me quieres decir algo?

- Tu apariencia me sugiere que tus experiencias en el romance son pocas, pero toda ayuda es bienvenida.

- Oye, ¿cómo que poca experiencia?

- ¿Me equivoqué?

- ...

- Me disculparé si me he equivocado.

- No... no lo has hecho.

- Lo suponía.

- ¡Oye! Bueno, ¿qué quieres que te diga? - Tachihara chasqueó la lengua por lo bajo y evitó mirar a Gin – Creo que si me pasase a mí... - su rostro se calentó al imaginarse a Gin vestida de novia confesándosele en el altar - ¡¡NO LO RECHAZARÍA!!

- Pero quiero rechazarle.

- ¡EL AMOR ES ESCASO, NO LO DESPERDICIES ASÍ!

- La poligamia no es legal.

- ¡¿Qué más da la ley cuando hay amor?!

- Pero no me gusta... de esa manera.

- Entonces usa el método Tachihara – el comentario de Hirotsu confundió a Kyouka y Gin y puso a sudar al chico.

- ¿A qué se refiere exactamente?

- Es un chico, ¿verdad? Pues dile algo como... "Me gustan las chicas". No será su culpa, no se sentirá rechazado por algo malo que haya con él.

- Pero...

- ¡Oyeeeeeee! ¡Alto ahí! - el chico aporreó la mesa con sus manos - ¡¿Cómo que declararse homosexual es el método Tachihara?!

- ¿No lo es? - Hirotsu miró tanto a Gin como a Tachihara y repitió su pregunta - ¿No lo es?

Los rostros de ambos enrojecieron al recordar el momento en el que Tachihara creó todo ese malentendido pensando que Gin era un chico. Para ser tan mayor, a Hirotsu le encantaba torturar y avergonzar a sus compañeros más jóvenes.

- ¡Vete a la mierda, viejo!

- ¡Tachihara, no digas palabrotas con Kyouka aquí!

- ¡Ha sido culpa del viejo!

- ¡Me da igual!

- Pero... ¡Mierda!

- ¡Tachihara!

Kyouka intercambió miradas entre su prima y el chico de aspecto de delincuente. Pensó que Gin era de confianza, pero parece que se ha precipitado al pensar que le podría dar un buen consejo en temas románticos. Creyó que al ser una mujer guapa y talentosa estaría acostumbrada a destrozar corazones, pero parece que el amor la había destrozado un poco los sentidos. ¿O en eso también estaba equivocada?

- Disculpa – Kyouka tiró de la ropa de Tachihara.

- ¿Qué?

- ¿Estás saliendo con Gin?

- ¿Ah...?

- ¿Eh...?

- ¡¿AAAAAAAAAAH?! / ¡¿AAAAAAAAAAAH?! - tanto Gin como Tachihara acabaron gritando al mismo tiempo con sus rostros completamente rojos. Para amortiguar el ruido, Kyouka se tuvo que tapar los oídos.

- ¡N-n-n-n-n-n-n-n-n-n-n-n-n-n-n-n-n-no! ¡No, no, no, no, noooooooooo! - Gin agitó sus manos y luego las usó para cubrir su rostro avergonzado.

- ¿Por qué cubres tu rostro? ¿Tan horrible sería salir con él?

- ¡¿AAAAAH?! ¿Tan horrible sería...? - Tachihara se señaló a sí mismo algo deprimido.

- ¡No, no, no! ¡Yo no he dicho eso!

- ¿Entonces sería bueno? - intervino ahora Hirotsu.

- ¡No! ¡Es decir...! ¡Sí! ¡No! ¡Waaaaaa! ¡¿Cómo ha salido este tema?!

- Entonces, en el hipotético caso de que Tachihara metiera la pata y se te confesara, pero lo interpretaras como una declaración de su homosexualidad, ¿le acabarías aceptando?

- ¡¿Qué tipo de hipótesis es esa?!

- Perdona pequeña, pero puede que te hayas equivocado sobre a qué personas pedir estos consejos. Después de todo dos veinteañeros que ni siquiera han dado su primer beso no deben poseer mucha experiencia romántica y mucho menos la suficiente para rechazar a alguien.

- ¡Oye! ¡¿Qué estas insinuando?! - el chico más joven frunció el ceño ante la insinuación, aunque acertada, de que era un virgen inexperto - ¡Para tu información, he estado en la misma cama que una chica!

- ¡Tachihara! - el rostro de Gin enrojeció, ese momento correspondía a la vergonzosa escena de ella en ropa interior con él debajo de las sábanas.

- Lamento decirte, Michi, que dormir en la misma cama que tu madre cuando tienes pesadillas no cuenta.

- ¡No fue así! ¡Y no me llames Michi! La chica estaba en ropa interior ¡y pase la cara por sus pechos, para que te enteres!

- ¡¡¡Tachihara!!! - movida por la vergüenza, Gin se hizo con un taco grueso de papeles y lo usó para golpear con fuerza la cara de Tachihara. Si bien el golpe no fue excesivamente doloroso, si que consiguió desestabilizarle de su silla y hacerle caer al suelo. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, la chica acudió en su auxilio a pesar de haber sido ella quien ha causado la herida - ¡Ay, dios, Tachihara! ¿Estás bien?

Kyouka se quedó observando como el aparente delincuente de pelo teñido se había quedado K.O por el golpe y como su prima entraba en pánico por esto. En cuanto a Hirotsu, este solo había buscado su tabaco y su mechero y se había despedido de ellos con un simple "Salgo a fumar".

Pedir consejo a su familia era una opción buena, pero a esta parte de la familia no.

Tras despedirse y dejar a su prima con la tarea de reanimar a su empleado, Kyouka abandonó el edificio y se dirigió hacia el coche de Mushitaro que no se encontraba lejos. Con calma y elegancia abordó el asiento de atrás, se abrochó el cinturón y conectó miradas con el hombre a través del espejo retrovisor. El mayor la ignoró y arrancó pero Kyouka no se quedó callada.

- ¿Preguntarás?

- ¿Es necesario?

- Es educado.

- Argh... ¿qué tal?

- Pues como veo que muestras interés... - Kyouka se desabrochó el cinturón y pasó por encima de la palanca de cambios para ocupar el asiento del copiloto, provocando que por el susto Mushitaro diese un giro brusco y quedase otra vez aparcado – Vaya, deberías tener más consciencia al volante, sobre todo cuando llevas en el vehículo a una menor de edad. Esos giros son peligrosos - comentó con calma.

- ¡¡No te cambies de asiento cuando ya he arrancado!! ¡Maldición, por eso no soporto a los mocosos!

- Es bueno que no haya mocosos aquí.

- ¡AH! - el hombre estampó su rostro contra el volante. Kyouka tiró de su chaqueta para llamar su atención.

- He pensado que Gin es muy inocente para darme un buen consejo. Necesito una mentalidad más adulta, alguien de pensamiento más frío.

- ¿Hmm? - levantó ligeramente su rostro para ver un poco a la chica - ¿Quién?

- Conduce, por favor, manager-san.

- De verdad... no aguanto a los niños.  

Los sueños de Chuuya habían sido protagonizados por muchas cosas. Enormes botellas de vino, sombreros con estilo y cosidos a medida y el protagonista más recurrente siempre, cierto chico de look gótico con el cabello degradado en sus dos mechones. A veces llevaba su ropa normal, otras vestía de conejito playboy, otras de maid, de geisha, de animadora, de policía... en fin, en sus sueños tenía más vestuario que Barbie, aunque tapase poco. También estaban esas mallas negras de yoga, esas apretaditas y finitas mallitas que le apretujaban los muslos y le realzaban el trasero y que por supuesto a él le hacían salivar como un perro viejo. Nunca se le había ocurrido que para disfrutar de ese outfit tan provocativo lo único que tenía que hacer era pedirle hacer yoga juntos, estaba eternamente agradecido a su yo interior por haberse atrevido a pedírselo sin necesidad de beber... más de una copa.

Se trataba de Chuuya, no le pidan no depender del alcohol.

El caso es que gracias al valor nacido en el fondo de la botella ahora podía estar en el patio de la casa del futuro Nakahara Ryunosuke haciendo yoga junto a él. ¿Lo mejor de todo? Que el maldito gato estaba encerrado en casa por haberse puesto a morderle nada más verle. El día pintaba bien, tanto que quería gritar, pero de eso no va el yoga.

- Tienes que relajar los músculos - le comenzó a instruir Akutagawa – Tomas aire y levantas la pierna.

Toma aire dijo, pues el de Chuuya escapó de sus pulmones cuando se quedó embobado mirando como el abdomen del chico expuesto por aquel crop top se movía y se encogía para recoger oxígeno y como levantaba su pierna izquierda del suelo para apoyar la planta de su pie contra el muslo de su pierna derecha creando la forma de un triángulo. En cuanto a sus manos, juntó las palmas y las dejó delante de su pecho.

- El yoga... es fantástico - decidió alabar envuelto en un aura de flores y corazones.

- Me alegra que le guste. Es bueno para despejar la mente y relajar los músculos.

- Sí, sí - imitó rápidamente la postura del chico, mantenerse en pie con un solo apoyo era duro – Oye, oye, ¿cuándo hacemos el perrito?

- ¿Perrito?

- ¡Di-digo...! La de cuatro patas... ¡No! ¡M-me refiero a la postura en la que...! Bu-bueno, en la que levantas el culo...

- ¿El culo?

- ¡No lo digo por nada pervertido!

- Por supuesto que no. Sé que usted no es así.

- Así es – Chuuya asintió con orgullo por la buena imagen que tenía el chico de él - Soy un hombre decente, atento y un amante dulce, cariñoso, considerado y una bestia en la cama. ¡Ejem! Lo digo como información general sobre mí.

- Vale – no entendió a que venía eso último pero se quedó pensando sobre la postura a la que se refería - ¿Habla usted del saludo al sol? ¿O tal vez de la vaca?

- No sé cuál es la vaca.

- Consiste en ponerse a cuatro patas y arquear la espalda alzando así el trasero.

- ¡¡QUIERO HACER LA VACA!! - gritó con su corazón saliéndose por la boca.

- No sabía que el yoga le emocionaba tanto.

- Bueno - movió un poco su cabeza para levantar su flequillo – Soy joven, saludable y con esperma de calidad. Es lógico que me guste el yoga.

- Hmm... no entiendo la relación, pero vale, haremos la vaca, pero después de acabar con esta postura – el chico cerró sus ojos – Relájese y siga tomando aire con calma.

Chuuya asintió y cerró los ojos comenzando a imaginarse ansioso a su Ryu a cuatro patas con el trasero en pompa hacia él. Si le pedía grabar la clase... ¿le dejaría? De no ser así se esforzaría todo lo posible para grabar a fuego esas nalgas apretaditas en su cabeza. Al sentir como la sangre viajaba de su cerebro a otro sitio, Chuuya agitó la cabeza para controlar esas sucias ideas. Quería disfrutar de las vistas pero tampoco quería tener una erección y quedar como un baboso. Intentó relajarse de verdad y pensar en el yoga pero el golpeteo constante de unas garras contra un cristal se lo impidieron. Al abrir los ojos se encontró con el gato gordo y rabioso bautizado como Rashoumon mirándole con rabia desde detrás de la puerta de cristal. ¿Qué se creía ese bicho? Mirándole así como si fuese menos que una babosa de mar, de mirarle así ya se había encargado Mori cuando lo recibió hoy en la entrada. Pues el maldito gato se podía joder, él estaba encerrado en casa y él al aire libre con su Ryu al que dentro de nada tendría en posición de perrito.

De sus labios escaparon pequeñas risas y sacó su lengua para burlarse del animal. Este bufó y le siguió mirando mal pero Chuuya no estaba dispuesto a perder y menos con una bola de pelo con patas así que le devolvió la misma mirada de rabia y así estuvo hasta que se acabó desconcentrando por semejante batalla mental y acabó perdiendo el equilibrio para aterrizar contra el cuerpo del gótico, tirándole al suelo y quedando encima de él.

- ¡¡¡¡AH!!!! ¡¡LO SIENTO!!

- No pasa nada, ¿está bien?

- Eso lo debería... lo debería decir...

Se quedó embobado mirando el cuerpo del chico sobre la esterilla de yoga. ¿No era este tipo de situaciones en las que se besaban los protagonistas de los mangas? ¡Pues él no iba a ser menos!

- ¡Ry...!

- Ryunosuke – Kyouka llegó para quedar frente a ellos – Buenas tardes ¿Interrumpo?

- ¿Hmm? ¿Kyouka? No, ¿qué ibas a interrumpir?

Kyouka clavó su mirada sobre Chuuya, el hombre solo pudo comenzar a sudar por la extraña situación en la que les había encontrado.

- Tal vez interrumpía el comienzo de un acto reproductivo.

- No digas tonterías - Akutagawa empujó suavemente a Chuuya para quitarle de encima y así poder ponerse de pie - ¿Consideras a Chuuya-san un pervertido acaso?

La chica no contestó, solo se le quedó mirando de una manera que hizo a Chuuya estremecerse.

- Me abstendré de contestar. Lamento la intromisión, pero venía para realizar una consulta.

- ¿Qué pasa?

- Si se diese el caso de que recibieras una confesión de amor... - el principio de la pregunta hizo que Chuuya se sobresaltase mientras que Akutagawa se mantenía escuchándola atento.

- La aceptaría si viniera de Dazai-san. El destino quiere renombrarme como Dazai Ryunosuke.

- Nakahara te queda mejor... - farfulló Chuuya en voz baja.

- ¿Y si no fuera de él? ¿Y si viniera de alguien que no te interesa de esa manera?

- ¿Me estás preguntando cómo reaccionaría ante una confesión de un ser humano de baja categoría que se cree con el derecho a desear entablar una relación conmigo, a manosearme, profanarme y a alejarme de Dazai-san?

- No exactamente, pero... tal vez.

- La respuesta obvia es patear su entrepierna.

- Ay... - dándose por aludido, Chuuya tapó sus partes.

- Pero y si esa persona...

- No hay peros que valgan. ¿Qué se creen? Hay que dejar claro a los bastardos degenerados su posición. Ten orgullo, Kyouka. Debes remarcar el pedestal en el que te encuentras y aplastar con dureza y crueldad los dedos de aquellos que intentan alcanzarte. Es, por lo menos, lo que yo hago.

- No quiero ser cruel con él, si hago eso, definitivamente le haré llorar.

- ¿Y qué más da? Si de verdad es un hombre sabrá olvidar y seguir adelante.

- ¿Y si no es así?

- Pues demostrará la babosa humana que es, ignórale y deja que pase sus últimos días de vida arrastrándose por el suelo como el ser vivo sin valor que es.

- Yo... definitivamente no pienso que sea buena idea - giró su cabeza hacia Chuuya - ¿Y usted? ¿Qué haría?

- ¿Ah? ¿Yo? - frunció el ceño al recordar lo que había dicho Akutagawa sobre cómo tratar a alguien que se le declara – Pues resulta que pienso como tú, no está bien hacerle llorar. Después de todo requiere mucho valor el confesarse, esa persona ha dejado atrás la vergüenza y el miedo y se ha atrevido a poner en palabras lo que siente.

- Sí - Kyouka asintió emocionada, por fin alguien que la entendía.

- Lo que hay que hacer entonces es... ¡¡¡¡ACEPTARLE!!!!!

Tan rápido como vino, la emoción de Kyouka se fue. Era la misma respuesta que Tachihara, comenzaba a pensar que ambos hombres compartían la misma neurona. 

- Fue un error tener expectativas en usted.

- ¡¿AH?! Deja que me explique al menos.

- Adelante.

- Es que... no puedes tratar una confesión de amor como si fuese una persona cualquiera dándote una flor que puedes desechar. Es algo serio e importante, un acto comprometido, con lo que no puedes hacer otra cosa que aceptarlo.

- Yo no tiraría una flor al suelo, la plantaría para que continuase creciendo. ¿Es eso lo que en realidad me está sugiriendo? ¿Qué le entierre?

- ¡¿QUÉ?!

- Ya veo – Akutagawa se cruzó de brazos y asintió con la cabeza – Opino como Chuuya-san, la idea de enterrarle es buena, como se esperaba de usted.

- ¡NOOOOOOOOOOOO! ¡QUE YO NO HE DICHO ESO!

- ¿Enterrarle vivo no es acaso un crimen?

- ¿Hmm? - los ojos de Akutagawa perdieron la poca luz que tenían - ¿Quién ha dicho que deba estar vivo?

- ¡¡ESO ES UN CRIMEN PEOR!! - le recriminó Chuuya.

Kyouka suspiró decepcionada, cada vez veía menos luz al final del túnel y no podía mantener esperando a ese chico una respuesta para siempre. Tenía que utilizar todas sus fuerzas para obtener una respuesta adecuada que darle. 

Katai había acabado de preparar todo para la grabación, su juego estaba pausado y los cascos ya estaban sobre su cabeza. Elevando su pulgar, dio el visto bueno a Dazai y Atsushi para comenzar. Atsushi asintió preparado para trabajar y dejó que Dazai comenzara con la conversación.

- "Yuuto-kun, ¿acaso no sabes lo mucho que te quiero?"

- "Usted se está precipitando, ¿no cree?" ¿Eh? - Atsushi revisó minuciosamente su guion, ¿eso estaba bien? - "No puede confesar con tanta facilidad sus sentimientos, piénseselo dos veces por favor. ¿No ve que soy alguien joven y con poco conocimiento de estos temas...?" ¿Ah? - pegó más su cara al liberto, esto ni de broma había sido escrito por Yosano - "Ni siquiera he acabado la escuela..." ¡¿Pero qué?!

- Atsushi-kun... me estás haciendo quedar como todo un pederasta.

Una de las cejas de Atsushi comenzó a temblar, pasó la página y continuó leyendo, aunque más que para la grabación lo hizo para intentar comprender qué narices estaba pasando allí.

- "Mi edad y mi poca experiencia social me impiden pensar una buena respuesta pero allá voy..." - bajó la mirada, el diálogo desaparecía allí, en su lugar con letras rojas había un enorme "IMPROVISA UN RECHAZO" - ¿Qué es esto...? - giró su rostro hacia el sitio donde estaba Katai, el hombre estaba igual de confundido que él. Nadie se había dado cuenta de cuando pero al lado del asocial otaku estaba plantada Kyouka con una libreta entre manos para tomar nota – Ay... Kyouka-chan.

- ¿Ah? - Katai miró a su lado - ¿Cuándo has entrado?

- Cuando la grabación empezó. Un buen samurái sabe caminar sin hacer ruido para no llamar la atención de sus enemigos.

- ¿Qué enemigos? ¿Y qué samurái? ¿Y qué es lo que has hecho allí dentro? - se hizo con una copia del guion que tenía a mano – Nada de lo que ha dicho Nekojima está aquí.

- Kyouka-chan – Atsushi se adentró junto a Dazai en la zona en la que estaban Katai y la chica - ¿Se puede saber qué estás haciendo?

- Antes de nada, pediré perdón - la chica se puso de rodillas en el suelo y pegó su frente al suelo – Lamento haber interrumpido vuestro trabajo.

- Vale... ¡pero no hace falta una disculpa tan seria!

- No sé a qué te refieres, todas mis disculpas son serias.

- Pero no pegues la frente al suelo, no hace falta - extendió su mano hacia ella, Kyouka la aceptó y volvió a ponerse de pie.

- Cambié tu guion para ver como improvisabas un rechazo.

- Pero Kyouka-chan...

- ¿Todavía no has rechazado a ese chico? - preguntó Dazai, no tardó en recibir una negación por parte de la chica.

- Kyouka-chan... no es bueno que estés tardando tanto. Ese chico debe estar pasándolo mal.

- Lo sé - apretó con fuerza sus puños pero respiró profundo para intentar calmarse – Por eso he hecho esto, una vez más, lamento haber interrumpido vuestro trabajo.

- Nah, no pasa nada – Dazai le quitó hierro al asunto – Pero si Kunikida-kun pregunta, serás tú quien tenga que dar la cara.

- Perdonad – Katai levantó la mano para ser visto - ¿Se puede saber a qué ha venido todo esto?

- Kyouka-chan tiene que rechazar una confesión de amor, pero no sabe cómo.

- Ah... ¿quieres que te ayude?

- Pfff... - el castaño casi estalla en carcajadas, pero Atsushi tapó con fuerza su boca y le regañó con la mirada.

- Da-za-i-saaaaaaaaan.

- Si no he dicho nada.

- No ha hecho falta, me veo venir un comentario algo cruel hacia Katai-san.

- No iba a ser cruel, iba a ser un pensamiento en voz alta de qué sabe un hikikomori sobre rechazar una confesión de amor.

- ¡Dazai-san!

- Pues al final lo has acabado diciendo... - murmuró Katai – Pues efectivamente, como ser recluido de la sociedad que soy, no tengo conocimiento sobre cómo llevar a cabo un rechazo, al menos... un rechazo real.

- ¿Real? - Kyouka pestañeó algo confusa por eso. 

- Permíteme que te muestre, Kyousagi – Katai agarró la consola que había dejado a un lado y quitó el modo pausa para adentrarse en un nuevo videojuego. Los allí presentes se pusieron detrás de él para ver qué era lo que hacía, como si de un villano se tratase, este comenzó a reír de manera siniestra mientras elevaba la consola – Jajajaja... ¡Jajajajajaja! ¡Contemplen! ¡El simulador de citas más aclamado: Gakko no Sakura no Kinoshita de Bishoujo ni Kokukahu Sareta Boku no Kurutsu ta Kokoro wa Dochira no Kotae wa Dasu ka Erabe Nakereba Nara Nai!

- ¡¡Que nombre tan largo!! - Atsushi quedó impactado.

- Nombre abreviado: Gabotae.

- ¡¡Que corto!! - el complicado mundo de los videojuegos volvió a sorprenderle.

- Presta atención, Kyousagi – Katai presionó el start y el videojuego comenzó. En la pantalla apareció una hermosa chica de cabellos blancos debajo de un árbol de sakura.

- Oye – Dazai se agachó para quedar más cerca de Katai, si las miradas matasen, Katai estaría ya muerto - ¿Por qué todos tus videojuegos tienen a alguien albino y lindo? ¿Acaso tienes intenciones sucias con Atsushi-kun?

- Los personajes albinos están de moda, no me intentes inculpar de algo que no he hecho. Vamos a ver... el personaje con la ruta más rápida... este de aquí. Mira, Kyousagi.

Katai le cedió su consola a Kyouka. Ahora estaban en una especie de aula escolar, Kyouka se sobresaltó porque en un lugar parecido había sido la confesión que recibió.

- Se parece...

- ¿Verdad?

- Hay alguien ¿no? - Atsushi se juntó a la chica para señalar un personaje en pantalla. Esta vestía un uniforme escolar y tenía dos coletas rosas.

- Habla con ella.

Kyouka asintió, pero como no jugaba mucho con consolas no entendió que botón tocar hasta que se lo dijo Katai. La conversación comenzó a llevarse a cabo, la chica se llamaba Sakura, un nombre muy cliché para una chica de pelo rosa. Según el contexto de la conversación, parecía ser una amiga de la infancia del protagonista y le había reunido en esa aula para algo importante, confesarle su amor.

- Dijo que me ama... - los ojos de Kyouka se abrieron por la sorpresa – Que mujer más atrevida.

- Mira, Kyouka-chan – Atsushi volvió a señalar la pantalla, varias opciones se desplegaban frente a ella - ¿Qué es eso?

- Eso, mi querido Nekojima son... - extendió las manos hacia el cielo - ¡¡Las diferentes elecciones que decidirán el futuro de nuestro querido protagonista!! ¡¡La esencia, la chispa de la vida de un simulador de citas!!

- Pe-pero no entiendo...

- Ahora frente a tus ojos tienes tres opciones ¿verdad?

- Cierto – Atsushi las repasó para leerlas - Opción uno: Tú también me gustas, Opción dos: Lo siento, no te veo de esa manera y Opción tres: No puedo decir que te ame, pero cuando te veo algo en mi entrepierna... ¡¡¡Pero bueno!!! - enrojeció al ser incapaz de leer la última opción completa.

- Como puedes ver, estos juegos incluyen la opción de rechazo de los personajes. ¿Por qué no ensayas con ello? Tal vez aprendas como llevar a cabo un buen y exitoso rechazo.

- Hmmm... - Kyouka bajó hacia la segunda opción y la seleccionó. El rostro sonrojado de la chica decayó enseguida, dejando ver algunas lágrimas en sus ojos - ¡Ah! V-va a llorar...

- Oh, oh... - Dazai se acercó para ver el desarrollo – Yo que tú tendría cuidado.

La chica le preguntó que si de verdad no sentía nada por ella y otras tres opciones volvieron a desplegarse. Una de ellas era retroceder en el rechazo.

- ¿Por qué?

- Para hacerte dudar – Katai se colocó bien sus gafas que habían comenzado a brillar – Lo peor de rechazar a una waifu es verla llorar, ella usará sus lágrimas en tu contra y te obligará a aceptar sentimientos que en realidad no tienes... ¡AH! ¡QUE OBRA TAN MARAVILLOSA!

- Sí que da algo de penita verla llorar – Atsushi se la quedó mirando, tenía unos ojos muy bonitos como para que estos estuvieran llenos de lágrimas.

- Pero no te preocupes por eso, es la amiga de la infancia, ¿quién en su sano juicio elige la ruta de la amiga de la infancia?

- Pero es que aun así me da pena.

- Debo... - el dedo de Kyouka tembló mientras se situaba sobre el botón de selección de opciones – Debo rechazarla otra vez... - consiguió saltar ese obstáculo, pero el rostro de la chica volvió a cambiar, ahora estaba llorando y le cuestionaba si había alguien más en su corazón - Está llorando.

- No... - Atsushi la miró con pena – Pobre.

- Sabéis que no existe ¿verdad?

- Vamos, Kyousagi, construye tu propia ruta romántica sobre los cimientos de un corazón roto.

- ¿Q-qué hago? - los ojos de Kyouka se volvieron espirales que comenzaron a girar, estaba comenzando a marearse - ¿Le confieso que hay otro? ¿Qué hago si sigue llorando? ¿Y si me ve con la otra persona por la escuela? ¿Me odiará? ¿Me dejará de hablar? ¿Q-que hago si ya no quiere volver a mirarme a la cara?

- Kyouka-chan... - Atsushi se la quedó mirando, la chica no estaba hablando precisamente del videojuego.

- ¿Cuál es la opción correcta? - la chica se giró para mirar a Dazai en espera de que el castaño le dijera cual elegir, para su desgracia, este solo cerró los ojos y se encogió de hombros.

- A saber, tal vez no haya opción correcta.

- Dazai-san.

- Es que, si le vas a rechazar... - puso su mano sobre la cabeza del albino para callar sus protestas – No existe manera de que no resulte herido, es un gesto muy amable de tu parte el no querer dañarle, pero me temo que es algo imposible - suspiró cansado, puede que esto ya lo hubiera vivido antes – No tengo ni idea de cuál es la mejor manera de rechazar a alguien, pero solo te puedo decir que lo mejor será que elijas unas palabras de las que no te arrepientas.

Kyouka devolvió su mirada al videojuego, no presionó ninguna opción, simplemente se lo devolvió a Katai.

- ¿Estás segura? Te lo puedo dejar más rato.

- Se lo agradezco, pero necesito tomar el aire.

Kyouka hizo una reverencia y abandonó la sala y el edificio, ignorando la voz de Atsushi llamándola. Sin un rumbo fijo comenzó a deambular. Su cabeza seguía dando vueltas, ¿y si era cierto que no había una ruta si dolor? ¿Era inevitable entonces hacerle daño? ¿Son acaso los sentimientos un arma de doble filo? Puede que ese anime que decía que el amor era una guerra fuese cierto. Tan metida iba en su mundo que no se dio cuenta de como un coche comenzó a acompañarla en su caminata, solo cuando la ventanilla de este se bajo y se vio a Mushitaro fue cuando por fin pudo volver a su espantosa realidad.

- Oye - frenó el coche en el mismo momento en que Kyouka dejó de andar – Sube, anda.

- Lo lamento, ahora mismo me encuentro ocupada.

- ¿Haciendo qué? Argh, demonios, los niños son un dolor de cabeza terrible. Convierten cualquier problema en el fin del mundo.

- Y si esos son tus pensamientos, ¿por qué has venido tras de mí?

Muhsitaro no respondió, apartó la mirada y sacó de la guantera un folleto publicitario de crepes.

- ¿Quieres?

En un segundo, Kyoua había abierto la puerta del copiloto y se había abrochado el cinturón. El mechón suelto de su cabeza se agitaba por la emoción, en sus ojos ahora estaba plasmada la imagen de dos crepes.

- Eres tú quien lo ha sugerido, con lo que es socialmente correcto si yo asumo que pagarás las mías.

- Lo que sea.

- Gracias - recogió en su mano el folleto, casi había comenzado a salivar - Tomaré la de fresas, la de arándanos, melocotón y esta de explosión de sabores. Sí, ya sé que no debo preocuparme por el precio.

- ¡No pongas palabras en mi boca que yo no he dicho! Demonios - comenzó a maldecir en voz baja mientras arrancaba el coche.

Emprendió su camino hacia la tienda de crepes, pero en un momento dado miró de reojo a Kyouka. El mechón de su cabeza ya estaba completamente levantado, era como un perrito meneando la cola por la emoción. Dejó escapar un suspiro profundo de sus labios, de verdad que los adolescentes le parecen un completo dolor de cabeza. 

Kyouka abrió la boca bien grande para dar un enorme mordisco a la crepe tamaño XL que había hecho comprar a Mushitaro. Mientras la cartera del mayor lloraba, la niña disfrutaba de lo lindo.

- ¿Está rica? - preguntó mirando con ojos vacíos su cartera.

- Sí - pegó otro bocado, mientras masticaba se entretuvo mirando a las personas que pasaban por aquel parque donde estaba situada la tienda de crepes. Uno de los grupos llamó su atención, eran chicas adolescentes como ella. Para Mushitaro no pudo pasar desapercibido como Kyouka dejaba de comer y se les quedaba mirando.

- ¿Qué pasa? - se alejó de la tienda y se sentó junto a ella en el banco.

- La juventud... es difícil.

- ¿En serio? Pues yo mataría por volver a ser joven.

- Eso es problemático, si mata, rejuvenece y le encierran, perderá su juventud entre rejas.

- Era un decir.

- Lamento mi mala interpretación de sus palabras, no lo entendí. Yo... no suelo entender ese tipo de cosas.

- ¿Las frases hechas?

- Y sarcasmos, ironías... son complejas para mí.

- ¿En serio?

- Sí - bajó su mirada a su crepe – Por eso, no entiendo por qué la gente de mi clase me habla, tampoco entiendo por qué lo hacen en el trabajo. A veces pienso que simplemente me dejo arrastrar por Kenji y por Ranpo-san. Creo que al mantenerse ellos a mi lado, me acabo mimetizando con el entorno y la gente confunde sus atributos con los míos.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- Creo que Izumi Kyouka no es popular en la escuela, sino que la verdadera estrella es la novia de Kenji. También dudo de la popularidad de Izumi Kyouka como seiyuu, puede que solo busquen a la chica que Ranpo-san elogia como talentosa.

- Hmm – Mushitaro metió las manos en sus bolsillos y quedó mirando hacia el cielo - ¿No querer ser cruel con ese chico es un gesto de amabilidad o es algo más?

- Creo que él ha visto más allá de la imagen que todos tienen en la escuela de mí, se ha armado de valor y me ha dicho que le gusto. Escuchar sus sentimientos ha causado un extraño revoltijo en mi interior. No le correspondo, con lo que siento tristeza, alguien ha dicho que me ama, lo que me hace sentirme feliz, si no le quiero, debo rechazarlo y eso me provoca preocupación. ¿Qué haré si después de rechazarle no quiere saber más de mí? No quiero dañar a alguien que de verdad me aprecia – la chica suspiró, importándole poco que la nata de su crepe se precipitase contra el suelo – Los sentimientos jóvenes son complejos.

- Mira, por fin coincidimos en algo - rascó su mejilla con su dedo índice - Aunque no solo los jóvenes... Menudo problema, si tan solo ese chico se hubiera quedado callado...

- ¡No! - Kyouka le gritó prácticamente pegada a su oreja con lo cual Mushitaro pegó un salto por el susto.

- ¡Oye! ¡¿Pero a qué ha venido eso?!

- No puedo odiarle por haberse atrevido a decirme lo que siente, al contrario, me siento en gratitud con él. Sentirse amada es un sentimiento fantástico.

- Claro, solo es bueno para ti. ¿Qué pasa con él? Después se sentirá fatal.

- Creo... que esto también ha sido bueno para él. Confesar como se siente ha debido ayudar a quitarse un peso de los hombros. Ver a la persona que te gusta cada día y no poder decirle como te hace sentir debe ser algo doloroso.

- Argh... - Mushitaro revolvió su propia cabeza mientras Kyouka recuperaba una postura más tranquila sobre el banco y volvía a devorar su crepe con la mirada perdida. Era tan molesto cuando se veía envuelto en problemas tontos de adolescentes como este, pero más molesto era cuando un adolescente actuaba más maduro que él - ¿Vas a pedir más consejos?

- Me temo que ya han sido suficientes.

- Vale, entonces, ¿no quieres escuchar lo que opino yo?

- Tal vez - pegó otro mordisco a la crepe, manchando sus labios con nata.

- Diablos - hurgó en su bolsillo para sacar un pañuelo que usó para limpiar la boca de Kyouka como si de una niña pequeña se tratase – Ese mocoso se te ha confesado a ti, por lo que querrá escuchar TU respuesta, no la que le dé nadie más. Simplemente dile lo que piensas en este momento.

- Pero si no mido mis palabras...

- Tienes miedo a que te odie ¿no? Pues no creo que eso pase. Si de verdad te quiere, no podrá odiarte de la noche a la mañana, aunque quisiera. Seguirá hablándote e incluso dejará que le encasquetes trabajos que no quiere hacer, como cuidar de un mocoso, aunque odie a los niños, todo porque abres tus preciosos ojitos verdes y le pides con esa voz infantil tan poco propia para tu edad, pero tan hermosa que le hagas un "pequeño favor" y su mente pervertida lo malinterpreta completamente. ¿Qué favor es volverme el mánager de un mocoso del que te has autoproclamado hermano mayor? ¡Los favores no duran tanto tiempo como el que llevo yo trabajando!

- Tengo dudas sobre si seguimos hablando de mi caso.

- ¡Pu-pu-pues claro que era el tuyo! ¡¿Cu-cuál más va a ser?! - protestó sonrojado al haber hablado más de la cuenta – El caso es...

- Ahora que lo pienso, desde que Ranpo-san volvió, ¿has hablado con él? Tengo la impresión de que vas a acabar explotando por tus sentimientos guardados.

- ¡No estamos hablando de mí! ¡Ejem! Como iba diciendo, deja de pensar que va a ser tan débil como para ponerse a llorar o como para odiarte. Si de verdad se ha enamorado de ti, te seguirá apreciando, aunque le rechaces. No tienes que sentirte obligada a corresponderle, déjale saber que estás ahí como su amiga.

- ¿Amiga...?

- Y una cosa más, tienes más personalidad de la que crees. No sé cómo te verán en la escuela, pero al menos puedo confirmarte que en ese edificio de seiyuus locos les gustas a los demás por como eres. Deja de comerte la cabeza pensando cosas tan tontas cuando todos te idolatran como una diosa, que no entiendas frases hechas o sarcasmos es parte de como eres y yo creo que ninguno de tus conocidos se ha quejado de eso ¿o sí? Maldición, tal y como digo siempre, los mocosos como tú son realmente molestos.

A pesar de haberse metido con ella al final, Kyouka sonrió por el torpe intento de animarla que había hecho el mánager de su novio. Sabía que no era tan fácil tratar con ella y aun así él había estado llevándola a todos lados en su investigación para encontrar la manera de rechazar a alguien. En un intento de mostrar gratitud, extendió lo que quedaba de crepe hacia el mayor.

- ¿Qué haces?

- Comparto mi comida como muestra de gratitud. Gracias por recogerme en la escuela, por llevarme al trabajo y por intentar ayudarme.

- ¿Qué muestra de gratitud es darme comida que yo he pagado?

- ¿No la quieres? Hmm... - Kyouka intercambió miradas entre la crepe y Mushitaro – Una vez escuche a Poe-san, actual pareja de Ranpo-san, decir que sus labios sabían como a crepe de fresas. ¿Será eso verdad?

- Dame eso – le arrebató la crepe y pegó un mordisco. Cerró los ojos imaginándose algo vergonzoso, no duró mucho haciendo esto por el bochorno de tener los ojos de Kyouka sobre él - ¡¿Qué miras?!

- Nada, es normal querer conocer el sabor de los labios de la persona que te gusta.

- ¡¿Cuándo he dicho yo eso?!

- Gracias por tu consejo, ahora yo te daré el mío. Aun sabiendo que la respuesta es un rechazo total, creo que necesitas quitarte ese peso de encima para poder seguir estando a su lado.

- ¿Pero qué dices?

- No soy adulta, por lo que mi conocimiento de la vida es limitado. Sin embargo, hasta una niña como yo comprende que si continúas guardando la distancia entre vosotros, Ranpo-san al final acabará poniéndose triste. ¿No es tu amigo? Entonces deberías ser sincero con él.

- Ah... - Mushitaro devolvió la crepe a Kyouka y se apoyó completamente contra el respaldo del banco para mirar al cielo – No deberías meterte en los asuntos de los demás.

- Lo lamento, la juventud es curiosa – Kyouka comenzó a mecer sus pies arriba y abajo centrada en como una bandada de pájaros se dirigía hacia la misma dirección - Echo de menos a Kenji.

Aunque se pensó el decir aquello, al final Mushitaro se acabó sincerando.

- Yo también.  

Cargando con cuatro enormes cajas de vegetales como si no fuera la gran cosa, Kenji entró en el edificio con una enorme sonrisa en los labios y un sombrero de paja sobre su cabeza.

- ¡¡Estoy en casa!!

- ¡¡Siiiiiiiiiiii!! - Ranpo se lanzó hacia él, logrando engancharse al niño a pesar de lo que tenía encima - ¡¡¡Te extrañé, Kenji!!! ¡No vuelvas a marcharte nunca!

- Pero mis vacas me necesitaban. No puedo abandonarlas, ¡pero traje un montón de vegetales de mi pueblo como recuerdo!

- ¿Comida? - Atsushi llegó con los ojos iluminados por la esperanza dejando una estela de humo detrás de él por la velocidad - ¿Gratis?

- Sí, pimientos, tomates, pepinos. Elige el que más te guste.

- Me encantan los pepinos, sobre todo los gordos.

- ¿En serio? - Dazai se acercó, llevaba una sonrisa en el rostro, pero unas sucias intenciones en su interior - ¿Tanto te gustan los pepinos gordos, Atsushi-kun?

- ¡Sí! Porque como son grandes, te dejan bien lleno.

- ¿En serio? Jajajaja. Creo que yo también tengo un pepino gordo por ahí, ¿lo quieres?

- Sí, claro.

- ¿En serio? Pero no te he oído decirlo.

- Dazai-san, deme su pepino gordo, por favor.

- ¡VIGILAD VUESTRO VOCABULARIO! - Kunikida les regañó, aunque a quien golpeó fue solo a Dazai - ¡KENJI ESTÁ DELANTE!

- ¡Eso! Maldición, que maleducados - protestó Ranpo sin soltarse de Kenji.

Con Dazai agonizando en el suelo, Kunikida arregló su traje y se acercó a Ranpo para hablarle educadamente y con respeto.

- Ranpo-san, tal vez estés molestando a Kenji.

- Vaya, vaya, Kunikida, que valor, ¿te atreves a llamarme molesto?

- ¡No, no, no! Yo nunca le llamaría eso, Ranpo-san.

- Jajajaja, no se preocupen, Ranpo-san no me molesta. A todo esto, ¿Y Kyouka?

- ¿Kyouka-chan...? - Atsushi se quedó en blanco, ¿era correcto decirle al chico o no? - Pu-pues...

- ¡Un puberto pervertido se le confesó! - se chivó Ranpo – Pero yo me aseguré de decirla como rechazarle. No quiero que nadie fastidie la boda de dentro de cuatro años.

- ¡Ranpo-san! ¡No se lo diga así! - protestó Atsushi, atento a cada gesto que hiciera Kenji pero el chico mantuvo su sonrisa, aunque sus ojos perdieron por un momento la luz.

- Jajajaja, gracias por avisarme, Ranpo-san y por ayudar a Kyouka. Ella es muy torpe en estos temas, seguro que se comió en exceso la cabeza. Ah... ese chico se atreve a confesársele a mi novia y encima la hace sufrir de esa manera... - su sonrisa por fin desapareció - La gente que molesta a Kyouka es tan innecesaria en el mundo...

- Kenji... das algo de miedo ahora mismo... Ranpo-san, dígale algo.

- ¡Buen chico!

- ¡Eso no!

- Oh... - Ranpo abrió los ojos al percatarse de algo – Atsushi, ¿puedes ir a por mi móvil?

- ¿Mm? ¿Ahora mismo? Bueno... ¿dónde está?

Mushitaro respiró hondo frente a la puerta de la que colgaba el nombre de Edogawa Ranpo. Privilegios de ser el hijo del dueño del edificio y uno de los mejores profesionales del negocio, tener tu propio y exclusivo camerino. Aunque se pensaba que Ranpo estaba allí dentro, no iba a cruzar la puerta, en su lugar sacó su teléfono de su bolsillo y buscó su contacto. Kyouka tenía razón, necesitaba quitarse este peso de encima para poder seguir a su lado. Se quedó cerca de la puerta, lo suficiente para escuchar como el móvil sonaba al otro lado. Cuando la llamada se tomó, Mushitaro pudo sentir como se le cortaba la respiración, aun así, no se iba a echar atrás. Antes de que pudiera decir alguna palabra, él se adelantó y le interrumpió.

- ¡Guarda silencio, por favor! Siempre hablas diciendo lo que los demás piensan y es molesto. Esta vez... deja que hable usando mis propias palabras – nadie dijo nada al otro lado, su corazón se estaba acelerando al haber llegado a este momento - Sé que tienes pareja y por eso no me he atrevido a hablarte desde que volviste, pero es que... esto... esto lo llevo sintiendo desde mucho antes. Con solo verte un segundo, no puedo dejar de pensar en ti. Con solo escucharte un segundo, no puedo sacar tu voz de mi cabeza – fue un alivio que Ranpo siguiese sin decir nada al otro lado de la línea, le ayudaba a terminar de reunir el coraje para soltar la bomba que lanzó a continuación - ¡¡ME GUSTAS, MALDITO SABELOTODO!!

Ya no se atrevió a decir nada más, era el turno de Ranpo de rechazarlo y le dejaría elegir como, si a través del teléfono o abriendo la puerta para buscarle. Le daba igual el método, solo quería que fuese rápido para que volvieran a hablar como lo hacían antes. Era curioso, se sentía avergonzado e incluso algo humillado, pero tal y como dijo Kyouka, sentía como si un gran peso se hubiese quitado de sus hombros. Era cierto, callarte lo que sientes te hace mal.

Cuando la puerta comenzó a abrirse, Mushitaro apartó el teléfono de su oreja y se quedó rígido como una estatua, con las mejillas rojas sin saber con qué tipo de rostro le enfrentaría Ranpo. ¿Estaría sonrojado como él? ¡Mierda! De ser así no podría enfrentarle con sus regordetas y adorables mejillitas teñidas de rojo. Si le ve así le querría besar, ¡pero no puede! Pero y si... ¡¿Y sí resulta que la realidad es justo la contraria a sus expectativas y resulta que le corresponde?! ¡¿Y si se fue a América con un corazón despechado por creer que sus sentimientos no eran correspondidos?! ¡¿Y si todo este tiempo ha estado esperando su confesión?!

Por la película que se estaba montando, de no ser mánager seguramente habría acabado siendo escritor.

La puerta se terminó de abrir y en vez de relajar su postura, Mushitaro se quedó más rígido todavía al ver al otro lado al alto, rico y extranjero novio de Ranpo sosteniendo el móvil del chico al que se creía que se había confesado. ¿Por qué diantres se levantó de la cama esta mañana si el destino que le esperaba era tan siniestro? Bueno, no estaba todo perdido, podía inventarse una excusa para lo que acababa de decir. ¡¿Pero cómo iba a ser posible si le había dicho directamente que le gustaba?! ¡¿Acaso se podía usar la excusa de es un malentendido con un directo "me gustas"?!

Había que probar.

- ¡Es un malen...!

- Ranpo-kun me dijo que esperaba una llamada importante – como si le importase poco lo que tenía para decir, le interrumpió - Era una entrega de dulces, pero como dejó su teléfono cargándose me dijo que lo vigilase.

- Ah... va-vale...

- ¿Quién eres?

- ¿Eh? - pestañeó un par de veces confuso. ¿Le iba a perdonar la vida? ¿Aunque se hubiese confesado a su novio? Tal vez se había precipitado juzgándolo antes de conocerle, parecía tan pacífico con sus ojos poco visibles y ese mapache gordito sobre su cabeza – O-oguri Mushitaro.

- Hmmm...

¡¿Qué diablos significaba ese "hmmm" tan aburrido?! ¿Le aburría su nombre acaso?

- ¿Mushi? ¿No significa acaso eso "insecto"?

- S-sí, bueno, los kanjis...

- El nombre va contigo.

- ¿Ah?

- Edgar Allan Poe – le extendió su mano en forma de saludo, aunque seguía confundido, Mushitaro intentó estrechársela, pero el más alto apartó su mano antes de llegar a algún contacto – Soy el novio del maldito sabelotodo que te gusta.

Mushitaro ya era pálido por genética, pero ahora mismo palideció tanto que podría estar perfectamente haciendo cosplay de fantasma.

- S-sí... sobre eso...

- ¿Qué pasa? No tienes por qué poner esa cara.

- Es que... la situación es bastante incómoda...

- Sí, un poco sí – el animalito de su cabeza saltó hacia el suelo, dejando de aplastar su flequillo y dejando que este se levantase un poco y acabase mostrando uno de sus ojos violetas grisáceos con ojeras debajo de este – Creo que es normal que te guste Ranpo-kun, es lindo e inteligente.

- Sí...

- ¿Sí? - su afilada mirada se sintió como un puñal atravesándole.

- ¡No, digo no! ¡Es maleducado, metomentodo, bocazas y no sabe volver a su casa solo! ¡Es un bebé de 26 años! Jajajaja, ¿quién en su sano juicio saldría con...? ¡Es decir! ¡No es nada lindo!

- ¿Ah? - su voz se volvió más grave y no sabe si por la situación o por su imaginación, pero ahora se veía más terrorífico - ¿Haces una confesión como clara declaración de querer robarme a MI Ranpo-kun y ahora dices que MI Ranpo-kun no es lindo?

- ¡Nooooo! ¡No me estás entendiendo bien! ¡Sí que es lindo!

- ¡¿Ah?!

- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡DIME QUE ES LO QUE QUIERES ESCUCHAR!

- ¿Qué quiero...? Tch – Poe se sujetó el flequillo hacia atrás con una de sus manos mientras usaba la otra para sujetar a Mushitaro del cuello de su camisa y acercárselo a él - Ranpo-kun es lindo, impredecible, ruidoso, alegre e increíblemente sensible. Amo cada centímetro y defecto de Ranpo-kun y es un sentimiento recíproco, así que no me toques las narices or you will gain an enemy who knows over a hundred assassination techniques in a locked room.

- ¡LA RABIA TE HA CAMBIADO EL IDIOMA!

Poe frunció más el ceño, mostrando una expresión de enfado que pocas o ninguna vez dejaba ver. Un pequeño chillido de Karl le hizo girar el rostro hacia el origen del sonido viendo a Atsushi de lejos agacharse para recoger al mapache del suelo. Con el albino dirigiéndose hacia ellos, Poe le soltó y dejó que su flequillo volviera a taparle completamente los ojos. Mushitaro pudo sentir por fin como su alma regresaba a su cuerpo.

- Oh, Poe-san, hola.

- Ho-hola... - la voz grave que utilizó hace nada fue sustituida por una que pudo calificar como tímida.

- Esto... - al percatarse de la figura de Mushitaro pensó que tal vez estaba interrumpiendo algo - ¿Molesto?

- ¡NO! ¡GRACIAS POR LLEGAR! - el rostro de Mushitaro se llenó de lágrimas como si le acabase de salvar de ser decapitado.

- Ah... va-vale... venía buscando el móvil de Ranpo-san.

Mushitaro casi se tira al suelo a llorar por escucharle mencionar al aparato demoniaco que había causado todo esto. Si tan solo los dichosos móviles no existieran, no le habría quedado de otra que confesarse en persona.

- Está aquí - le entregó el móvil de Ranpo, siendo recompensando por una sonrisa de Atsushi.

- Muchas gracias. Oh, Karl andaba suelto. ¿Se le escapó?

- Eso parece.

- Yo creo que huyó...

- Iré a devolverle el móvil a Ranpo-san, ¿viene conmigo?

- No, ahora mismo ando ocupado.

- Ah, claro.

Los oscuros ojos de Poe se clavaron una vez más sobre la figura de Mushitaro y aunque seguían cubiertos por su flequillo, estos pelos parecían saber cuál era el momento indicado para dejar un hueco a sus ojos e intimidarle. Para controlar el inminente fallo cardiaco, Mushitaro se agarró el pecho y se movió estratégicamente hasta acabar detrás del albino para usarle de escudo.

Era abominable, un lobo que se escondía vestido de corderito en ese bosque y se juntaba con el resto de ovejitas, pero en el momento en que una hurgase más en su disfraz este abriría sus fauces y se la tragaría entera. No había duda, Edgar Allan Poe era alguien aterrador y del que tendría que mantenerse alerta.

- Oh, Poe-san...

Atsushi intentó advertirle de algo, pero ya fue tarde cuando el hombre pisó su propia capa y se cayó de cara al suelo, quedando ahí tirado como si de un muerto se tratase. El mapache que le acompañaba se situó a su lado y movió su cola de un lado a otro mientras escuchaba los sollozos de su dueño por el golpe.

- Ah... supongo que esto es típico de Poe-san.

Una de las cejas de Mushitaro comenzó a temblar mientras le miraba ahí tirado en el suelo. ¿Era de verdad ese adulto que se había tropezado con su propia ropa el mismo que le había plantado cara por confesársele a su novio?

Ahora lo estaba comenzando a dudar.  

Al regresar a donde estaban el resto, Atsushi lo hizo solo a pesar de que había conocido a una persona nueva. No se dirigió a la entrada, era obvio que todos estarían en la cafetería y así era. Dazai fue el primero en verle y levantó la mano para llamar su atención.

- Ga-ti-tooooo~ te he guardado un sitio - palmeó su regazo.

- Pues preferiría una silla normal.

- ¿Una silla? - se señaló la cara.

- ¿Por qué se señala la cara si he dicho silla?

- Porque es un pervertido – Ranpo le adelantó la respuesta - ¿Trajiste mi móvil?

- Sí - le entregó el aparato, al ver quien se encontraba al lado de Ranpo se esperaba a Kenji, pero acabó siendo Kyouka – Kyouka-chan, ¿cuándo llegaste?

- En términos de tiempo, hace poco.

- ¿Y Kenji? Hace nada he conocido a su mánager.

- En el baño.

- ¿Sí? - miró hacia el suelo algo avergonzado por la pregunta que le quería hacer - ¿Qué tal con ese chico?

- Bueno... - comenzó a dar vueltas el batido de fresa que tenía frente a ella – Creo que he usado las palabras correctas para infligir el mínimo daño y siguiendo su consejo - elevó la mirada para observar a Dazai – No me arrepiento de mi elección de palabras.

- Eso está bien.

- Ranpo-san, ¿puedo realizarle una cuestión? - desvió su mirada de Dazai hacia el más mayor.

- ¿Qué es? - aunque había comenzado a trastear con su móvil, seguía prestando atención a la chica.

- Si alguien se le confesara, ¿de verdad habría usado las mismas palabras que me ha dicho a mí?

- Hmm... tal vez... en realidad habría dependido de quien se me confesara, pero siempre hay un truco muy útil - presionó el icono de llamadas para ver que había recibido una de Mushitaro y que esta había sido contestada.

- ¿Cuál?

- Deja que se encargue otro~ - abrió uno de sus ojos verdes y sacó la lengua de manera juguetona. Tras comprobar lo que quería en su móvil, lo guardó en su bolsillo y estiró las manos hacia el techo.

- ¿A qué se refiere con eso, Ranpo-san? - le preguntó Atsushi pero el otro fue más rápido cambiando de tema.

- ¡Que hambre tengo! Atsushi, si me pides una tarta de chocolate, te doy un octavo de la porción.

- ¡¿En serio?!

- Atsushi-kun... un octavo no es nada.

- Un octavo de una porción de tarde de chocolate... - la boca del chico comenzó a hacerse agua.

Kyouka suspiró por la actitud infantil de los adultos que la acompañaban, tanto la emoción de Atsushi por una pequeña porción de tarta como la manera en la que Ranpo había usado su inteligencia para escabullirse de recibir una confesión de amor le dejaban bien claro un hecho del que ya tenía conocimiento hace mucho. Kenji y ella eran de los más maduros dentro de este negocio.  


Hola!!! Hasta aquí el capítulo. Los lectores de esta historia siguen decreciendo pero bueno, gracias a los que seguís. Como premio os merecéis un meme. 

Que problema el resto de capítulos de la nueva temporada porque todo el presupuesto ha ido a mostrarnos la belleza de mi novio. PERO MIRAD QUE GUAPO ES COÑE. Le amo, le extraño, le adoro, le idolatro. Quien no adore a Ranpo que ni se moleste en hablarme. 

Ya lo he preguntado en otra historia y como me da curiosidad lo voy a hacer también aquí. ¿Quién creéis que se va a enamorar primero y quién se va a confesar primero? ¿Dazai o Atsushi? Dejen su respuesta. 

Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo. 

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