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Capítulo 12: Femme Fatale

Un pobre oficinista se encontraba sudando la gota gorda en aquel ascensor de camino a su casa después de un duro día de trabajo. ¿Por qué sentía ese ambiente asfixiante en aquellas cuatro paredes? La respuesta implicaba a un chico albino y a otro gótico que a pesar de estar separados por su cuerpo y ni siquiera estar mirando en la misma dirección, conseguían cargar el ambiente de una extraña tensión. Si hubiese sabido que iba a tener que pasar por esto, habría ido por las escaleras. El timbre del ascensor indicó que habían llegado a uno de los pisos marcados, para su buena suerte, era el destino de los dos chicos, así que una vez que lo abandonaron, él se dejó caer al suelo como si todo este tiempo hubiera estado conteniendo el aliento.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó Akutagawa caminando al mismo ritmo que el otro.

- ¿Por qué te tengo que dar explicaciones de lo que yo hago?

- Me preocupa que seas un acosador de Dazai-san.

- Sabes que no eres quien para hablar de acosadores ¿no?

- No eres bienvenido aquí, si tienes orgullo te irás.

- Bueno... tal vez tengas razón, me voy, ¿me acompañas a la salida?

- Que rápido te hice cambiar de opinión.

- Eres persuasivo – Atsushi se encogió de hombros y se dio la vuelta, tanto él como Akutagawa volvieron a ingresar en el ascensor. Atsushi pulsó la planta baja y antes de que se cerrara la puerta, salió corriendo, dejando allí solo a Akutagawa.

- ¡¿Qué te crees que haces, zorra?!

Atsushi le sacó la lengua en señal de burla y se dirigió tranquilamente hacia la puerta de Dazai. Hoy no estaba de humor para sus típicas peleas violentas con Akutagawa. Una vez en su destino, pulsó el timbre y esperó a que el castaño le abriese la puerta, aunque cuando esta se abrió, no se encontró precisamente con quien esperaba.

- Da... ¿eh? - se quedó estático al ver ahí a una mujer de piel pálida, con un largo cabello azabache que llegaba por debajo de sus hombros y unos ojos de una mezcla de gris y verde. Aunque al principio su rostro reflejó confusión también, no tardó en esbozar una pacífica sonrisa.

- Buenos días.

- ¿Eh? Ho-hola... - sus ojos viajaron rápidamente al número de la puerta, sí que era ese el piso de Dazai, pero entonces, ¿quién era ella? - Esto... ¿está Dazai-san?

- Sí - sus ojos le recorrieron de arriba abajo, haciéndole sentir por un momento algo incomodado - ¿Para qué le necesitas?

- Pu-pues... para...

- ¡Tú! - Akutagawa llegó rabioso a él - ¡¿Cómo te atreves?! - aunque pensaba estallar contra él, dirigió su mirada hacia la persona que miraba Atsushi, al reconocerla, frunció el ceño y maldijo por lo bajo - Aquí solo se acumulan las putas.

- ¡O-oye!

- Tranquilo – a pesar de que la acababan de insultar, la mujer se mantuvo en calma – No es nada nuevo no ser bien recibida por Akutagawa.

- A-ah... ¿os conocéis?

- Sí, por desgracia sí. ¿Dónde está Dazai-san?

- Que grosero – ignorando su hostilidad, la desconocida le dedicó una cálida sonrisa – Hace mucho que no nos vemos, ¿no vas a preguntarme cómo estoy?

- No me importa, coge tus cosas y piérdete.

- ¡Akutagawa! No puedes ser tan grosero con...

- Jajaja- la mujer tapó su boca en el momento en que dejó escapar una suave risa – Tal vez seas tú el que debería perderse.

Esas palabras tomaron por sorpresa a Atsushi, era un rostro y una apariencia muy angelicales como para haber soltado esas palabras. Aunque quiso criticar lo que acababa de decir, Dazai acabó apareciendo junto a ella.

- ¿Qué hacéis aquí? ¿No entráis?

- Sí - la mujer abrió más la puerta, dejándolos el camino libre – Sed bienvenidos. ¿Os puedo ofrecer algo para tomar?

- Lo único que podrías ofrecerme es una despedida. Dazai-san, ¿qué hace esta zorra aquí?

- Ay, ay, ay, ¿dónde quedaron los buenos días? - con todos ya dentro, Dazai cerró la puerta y los guió al salón donde dos tazas de té probaban que allí era donde estaba con la chica antes de que llegaran – Akutagawa, es grosero saludar a una persona a la que hace tanto que no ves con insultos y Atsushi-kun, debería presentártela. Ella es Sasaki Nobuko – al ser presentada, la mujer hizo una reverencia y le volvió a sonreír – Sasaki-san, él es Nakajima Atsushi, es un nuevo seiyuu.

- Es un placer conocerte.

- S-sí...

- Eres lindo. ¿En serio eres un seiyuu? Te ves tan joven.

- Bu-bueno... tengo 18 años.

- Oh - tapó su boca por la sorpresa – Eres muy joven. ¿Está bien que no sigas estudiando?

- Yo estudiaba y trabajaba al mismo tiempo cuando estaba en la escuela, era complicado, así que solo pude dedicarme a una cosa.

- Ya veo... ser nuevo en el negocio es duro, debes buscarte a alguien bueno que cuide de ti.

- Dazai-san y Kunikida-san cuidan de mí.

- Oh... ¿Doppo?

- Kunikida-kun es su manager en funciones – le aclaró Dazai.

La noticia pareció pillarla por sorpresa, apretó los puños y le dedicó una amable sonrisa a Atsushi.

- Debes ser muy especial si Doppo cuida de ti, porque en el caso de Osamu... - su mirada viajó ahora hacia Akutagawa – No me sorprende que siga dedicando su tiempo a este tipo de cosas.

- Habla claro, puta.

- Tan malhablado como siempre, debes corregir ese hábito.

- ¿Qué hace aquí? - ignorando a Sasaki, habló a Dazai - ¿Acaso otra vez vosotros...?

- Sasaki-san ha terminado la filmación de su última película así que ha decidido tomarse unas vacaciones en Japón.

- ¿Filmación? - se interesó Atsushi.

- Sí, Sasaki-san es actriz.

- ¡¿En serio?! ¡Waaa! ¡Una famosa está en su casa, Dazai-san!

- Oye – el castaño se señaló así mismo – Yo también soy famoso ¿sabes? Además, ¿por qué te emocionas? Si todos los días te rodeas de seiyuus famosos.

Atsushi guardó silencio, sí que era cierto que, poniéndose a pensar, conocía a mucha gente famosa, pero pensando en sus personalidades... era difícil imaginarse a la bestia de Akutagawa, al espíritu libre e irresponsable de Dazai, al infantil Ranpo o al estoico Odasaku como personalidades importantes del país nipón. Puede que lo mejor para sus fans sea no conocerlos en persona nunca.

- Me acabaré poniendo colorada si me tratas así. Además, en realidad no soy tan famosa como te puedes creer.

- Dazai-san conoce a mucha gente famosa, a pesar de que rara vez le veo trabajando.

- Oye... eso me ofende.

- Jajaja, eres muy mono, Nakajima. ¿Osamu te trata bien? A veces es muy cruel gastando bromas pesadas, perdónale por eso.

- Bueno... Dazai-san hace a veces cosas raras, suplica por dormir en mi regazo y su mente se va a otro sitio y murmura cosas como ero-maid neko.

- Sí, Osamu sigue siendo Osamu, que alivio. ¿Y...? - con delicadeza, colocó uno de sus mechones detrás de su oreja - ¿Y Doppo? ¿Qué tal?

- ¿Kunikida-san? Pues...

- No seas estúpido y deja de contestarla. Y tú, di de una vez qué es a lo que has venido, zorra interesada.

- ¡¿Por qué eres tan grosero?! - le echó en cara Atsushi. Ya sabía que Akutagawa era hostil y maleducado por naturaleza, pero no entendía como podía serlo con Sasaki, que aunque no la conocía, se veía como alguien muy amable y simpática.

- Cállate, tú no conoces a esta zorra.

- ¡Deja de insultarla!

- No pasa nada, Nakajima, estoy acostumbrada a este comportamiento viniendo de Akutagawa. Él es un chico... temperamental. Cuéntame, ¿en qué animes has salido?

- ¿Anime? Es que yo... bu-bueno... creo que no estoy en ese nivel.

Ante el rostro de confusión de Sasaki, Dazai decidió aclarárselo.

- Atsushi-kun hace CD dramas.

- Oh – al entenderlo completamente, tapó su boca y la sangre se le subió a las mejillas. Algo parecido pasó con Atsushi que miró avergonzado hacia el suelo.

- Es un poco vergonzoso que lo vaya contando tan libremente...

- Oh, no, no, por favor, no te avergüences. Todos tenemos nuestros inicios y la mayoría no son tan geniales.

- ¿Sasaki-san tampoco?

- Mi primera actuación fue en una obra de teatro que organizó el ayuntamiento. No fue muy llamativa - empezó a juguetear con sus dedos – Pero fue mi primer paso.

- ¿Qué obra fue?

- Romeo y Julieta, yo era Julieta y Romeo era...

- Querías ver a Kunikida-kun ¿no? - la interrumpió Dazai - Vámonos ya o se nos acabará haciendo muy tarde.

- Cierto – Sasaki dirigió ambas manos a su pecho – Estoy algo nerviosa. Doppo sigue obsesionado con el orden ¿verdad?

- Sí, es algo propio de su naturaleza – se giró hacia ambos chicos - ¿Venís?

- Sí.

- Ni de broma dejo a esta a solas con usted.

- Vale, pero no armes ruido.

Todos abandonaron el piso de Dazai, con el castaño y la mujer liderando el camino mientras mantenían una amena charla. Atsushi no se atrevía a interrumpirlos así que decidió mantenerse detrás con Akutagawa el cual fulminaba con la mirada a la fémina.

- Deja de mirarla así, ¿acaso te ha clavado un cuchillo o algo?

- Maldito iluso, te sonríe, te halaga y ya piensas que es un ángel. Esa zorra no se junta con Dazai-san porque sean amigos, quiere sacar algo de él.

- Eres un malpensado, ¿no estarás celoso porque se llevan bien?

- ¿Llevarse bien? No digas estupideces. Esa mujer es una zorra que se coló en su cama una vez y vuelve ahora para colarse otra vez.

- ¿De qué hablas?

- Paso de seguir hablando contigo, malgasto mi saliva para nada.

Atsushi frunció el ceño, pero por más que intentó que el gótico le siguiera contando, este había cerrado los labios con llave. Lo que le acababa de contar seguía dando vueltas en su cabeza. ¿Colarse en su cama? ¿Acaso eso no significaba que ellos...?

Con ese pensamiento rondando en su cabeza, miró hacia delante para observar cómo seguían conversando y riendo entre ellos.

¿Quién era esa mujer? 

Al entrar en el edificio, Sasaki pareció comenzar a buscar a alguien con ganas, pero para calmarse puso una mano sobre su pecho e intentó tranquilizar su respiración. Dazai acabó guiando a todos hacia la cafetería, la primera persona que se percató de la presencia de los cuatro fue Lucy que dejó de limpiar una mesa y chilló emocionada al reconocer el rostro de la mujer.

- ¡Sasaki Nobuko! ¡La real!

- ¿La conoces, Lucy-san?

- ¡¿Acaso tú no?! - Lucy se acercó para mirar de manera sospechosa a Atsushi - Deberías mirarte eso de que yo que no soy de este país y sé más cosas de él que tú.

- No sé si conocer a famosos de Japón es saber más que un japonés - murmuró Mark tan tranquilo mientras limpiaba la barra.

- ¡Tú mejor cállate!

Ante el jaleo montado a sus espaldas, Yosano se dio la vuelta en su asiento, adoptando un rostro serio al ver a Sasaki allí presente. No hizo falta que Dazai la guiase más, Sasaki comenzó a caminar sin nadie delante para dirigirse hacia donde estaba Yosano en compañía de Ranpo, Poe, Tanizaki y Naomi. Aunque Yosano no mostró ningún sentimiento al verla, Sasaki le dedicó una sonrisa como era típico en ella.

- Ha pasado tiempo, Yosano-san.

- Sí, más o menos.

La cálida sonrisa de Sasaki chocando con la estoica expresión de Yosano provocó una gélida ventisca que envolvió a todos los allí presentes, provocando en Ranpo un estornudo.

- Oye, Akiko...

- ¡Edogawa-san! Me hace feliz verle otra vez.

- Sí, lo que sea - sacó un pañuelo y sonó su nariz.

- Escuché que estuvo en Estados Unidos, yo también, si me hubiese contactado, podríamos haber quedado.

- ¿Para qué me intentes robar al novio o para qué? ¡Ay, Akiko! - su pie fue aplastado por el tacón de Yosano.

- Vamos, vamos, Ranpo-san, no hace falta ser tan grosero – intervino Dazai.

- ¿Y tú por qué andas tan simpático? ¿Te la quieres volver a llevar a la cama o qué?

- Ranpo-kun...

Ranpo suspiró exasperado al ser llamado por su pareja, sabía que era una forma de decirle que se estaba pasando de la raya con ella, pero en su defensa dirá que Poe no sabe nada de ella, claro que a simple vista parece un angelito que agrada a todos, pero no por nada es actriz, es una profesional fingiendo ser alguien que no es.

- Onii-sama – Naomi tiró del brazo de su hermano para poder susurrarle a su oreja - ¿Qué pasa aquí?

- No lo sé...

La piel de Tanizaki se erizó por el invernal clima creado por el choque de estas dos mujeres. Si no era bastante por la tensión de cada día que se creaba entre Atsushi y Akutagawa, ahora venía esto. Gracias a dios, de lejos vio venir a Kunikida, lo cual creyó que aliviaría el extraño estado de la cafetería, pero en realidad lo único que iba a hacer era empeorarlo.

El hombre virtuoso frenó en seco cuando reconoció el perfil de la chica al lado de Dazai, esta al percatarse de su presencia, esbozó la sonrisa más grande que la habían visto hacer desde que llegó acompañada de un débil sonrojo en sus mejillas.

- Doppo... - aunque se mostró feliz de ver a todos, con Kunikida fue distinto, ya que con los demás no había salido corriendo hacia ellos y les había abrazado - ¡Doppo! ¡Te extrañé!

- ¡Sa-sasaki-san! - Kunikida se quedó en modo estatua, no fue capaz de devolverle el abrazo al notar a Yosano mirándole fijamente – E-esto... no sabía que habías vuelto.

- ¿Hmm? - Sasaki se apretó más contra él, aplastando más sus pechos y haciendo a Kunikida comenzar a sudar - ¿Y esto? Es una bienvenida tan fría... - se puso de puntillas para llegar a su oreja y poder susurrar – Doppo...

- Onii-sama... - Naomi se abrazó a sí misma, de repente se sentía como si una ventisca hubiera comenzado ahí mismo – Te-tengo frío...

- Sí... yo también.

- ¡Achú! - Lucy estornudó sonoramente - ¿Qué les pasa a estos?

- Pues si me preguntas a mí... - Mark se acercó al termostato y comenzó a subir la temperatura para contrarrestar el ambiente gélido - Creo que son dos mujeres comenzando una batalla.

- ¿Y tú qué sabes de mujeres?

- Seguro que más que tú de hombres.

- Pero serás...

- Doppo, ¿quieres que comamos juntos?

- E-es que yo...

Un sonoro golpe contra la mesa hizo que Lucy saltase en su sitio por el susto, era Yosano que acababa de golpear con ambas manos la mesa.

- Acabo de acordarme de un compromiso importante, me voy.

- Sí, hasta pronto, Yosano-san – Sasaki la despidió con una sonrisa habiendo deshecho al abrazo y encontrándose ahora enganchada a uno de los brazos de Kunikida.

Yosano no la devolvió la despedida, le dedicó una mala mirada y se fue de allí sin dirigirle si quiera una mirada a Kunikida. El hombre de gafas comenzó a dudar, intercambió miradas entre la sonriente Sasaki enganchada a su brazo y Yosano alejándose. Viéndole dudar de manera tan estúpida, Ranpo estampó su mano contra su rostro y pegó un profundo suspiro, ¿de verdad tenía que ser él el guionista de esta relación?

- Ve a por ella, genio.

- Y-ya lo sé, pero... - se quedó mirando a Sasaki, la mujer se veía confusa por su comportamiento, pero cuando por fin pareció comprender, se soltó de su brazo y juntó sus dos manos frente a su estómago, recuperando la distancia entre ellos.

- Lo lamento, ¿te molestó mi atrevimiento, Doppo? Entiendo que tengas temas de tratar con tu compañera de trabajo.

- Yo... me alegra verte, Sasaki-san, pero hablaremos en otro momento, ¿de acuerdo?

- Sí - manteniendo una amigable sonrisa, dejó marchar a Kunikida, aunque cuando este se fue, su sonrisa decayó un poco – Doppo sigue siendo Doppo, es tan... frustrante, pero se le ve sano, me alegro por él. ¿Yosano-san se encontrará bien? - preguntó dirigiéndose a Ranpo, este ni se molestó en mirarla.

- Ni idea.

Yosano se había ido, pero el ambiente gélido seguía presente. Sasaki ladeó la cabeza confusa, algo parecido le pasaba a Atsushi, no entendía a costa de qué venía esta hostilidad con la mujer cuando parecía tan amable.

- Bueno... - ignorando el mal ambiente, Sasaki se dio la vuelta sobre sus talones y se giró para sonreírle a Dazai – Osamu, ¿podemos comer juntos?

- Sí, ¿por qué no?

- Estupendo, ¿a dónde...?

- Invitemos a Atsushi-kun.

- ¿Hmm?

- Gati... - se dio la vuelta para buscar al albino, pero ni él ni Akutagawa se encontraban allí - ¿Gatito?

Sasaki también buscó con la mirada a los chicos que se acaban de ir, no tardó en ver a Akutagawa arrastrando a Atsushi a la salida de la cafetería. En lugar de avisar a Dazai por donde se estaban yendo, decidió guardar silencio. Mejor que se mantuvieran lejos.

Fuera de la cafetería, Atsushi se dejaba arrastrar por Akutagawa, no sabía que era de lo que la mente de psicópata de Akutagawa le iba a inculpar ahora, tal vez le quería pegar porque por haber abierto la boca dos veces ya supuestamente estaba intentando seducir a Dazai. Se veía venir que sería por alguna tontería así, por lo que decidió no armar ningún escándalo y dejar al chico que se desahogase para después darse la vuelta y marcharse sin responderle, aunque cuando le soltó le sorprendió que ningún insulto fuese lanzado inmediatamente hacia su persona.

- Oye, ¿qué quieres? Normalmente te da igual insultarme con público, ¿por qué me llevas aquí ahora?

- Porque... porque.... - Akutagawa apretó los puños con fuerza – Te tengo que hacer una petición vergonzosa.

- ¿Eh? - el rostro de Atsushi perdió completamente el color, retrocedió hasta chocar contra una pared y abrazó su propio cuerpo – No quiero... ni en sueños...

- ¿Qué no quieres qué? Déjame acabar, maldito estu... ¡ejem! - antes de terminar su insulto, lo cortó y aclaró su garganta – Necesito que hagamos una tregua.

- ¿Una tregua? - la petición le sonó sospechosa, así que entrecerró los ojos para quedársele mirando de manera sospechosa - ¿Para qué?

- Para desenmascarar los planes de esa zorra.

- ¿Zo...? ¿Sasaki-san? Pero bueno, ¿se puede saber que os pasa a todos con ella? Sois tan fríos y tú tan borde, se la ve muy amable y siempre está sonriendo.

- Argh – Akutagawa rodó los ojos – Tu mundo de purpurina me da arcadas. ¿Por qué crees que está aquí?

- Dazai-san dijo...

- Dazai-san no es objetivo con ella, esa arpía le tiene atrapado en su red.

- No está bien que hables así de Sasaki-san.

- Eres todo un bebé inocentón. Esa mujer solo ha vuelto porque quiere algo de Dazai-san, que busque utilizarle... eso es algo que no tolero ni toleraré.

- De ser ese el caso, no creo que Dazai-san...

- Dazai-san es alguien amable, aunque puedan pensar lo contrario de él, yo sé de primera mano que su corazón es grande - llevó su mano a su pecho y le miró de reojo con el ceño fruncido – Y tú deberías saberlo también. Si esa mujer le engatusa, entonces le hará caso.

- ¿No es esta otra de tus típicas paranoias de que alguien está intentando seducir a Dazai-san por respirar a su lado?

- ¿Qué paranoia? Esa zorra ya lo sedujo, se encamó con él y compartieron asquerosas secreciones - dejó caer el puño que apretaba contra su pecho – Se acostó con él... esa puta... ¡¡No la perdonaré nunca!!

El ceño de Atsushi se frunció ligeramente, ya lo habían mencionado antes, que Dazai y Sasaki habían mantenido relaciones sexuales, pero ¿qué implicaba eso? ¿Habían sido pareja? No, aunque sintiese curiosidad, eso era un tema muy personal, no tenía por qué hurgar en ello. Le gustaría haber seguido ignorando el hecho, pero que Akutagawa lo confirmara había hecho que su ánimo decayera un poco.

- No deberíamos entrometernos en la vida personal de Dazai-san, con quien decide acostarse no es asunto nuestro.

- Si lo es si le pega una infección. La siguiente persona con la que se acostará Dazai-san seré yo y no me hace gracia que no se pueda correr en mi interior porque una zorra con carita de ángel le haya pegado una ETS.

- Oye... tus motivos son cada vez más estúpidos.

- ¡AH! ¡Deja de resistirte y ayúdame! Descubramos el verdadero motivo por el que está aquí y que planea hacer con Dazai-san.

- Bueno, creo que debería meterme en esto sí quiero evitar que agredas brutalmente a alguien, pero, ¿por qué me pides ayuda a mí?

- Porque esa zorra es una amenaza tan fuerte, que necesito toda la ayuda posible. Además... - el gótico agachó la mirada – Cuando descubramos que planea, quiero que seas tú el que se lo diga a Dazai-san, tus palabras tendrán más peso, las mías serán solo otra conspiración estúpida.

- Tú vas muy en serio con esto... - Atsushi rascó su cabeza, parece que no quedaba de otra – Vale, me apunto. Pero es una tregua ¿vale? Tienes prohibido insultarme y tampoco es seguro que Sasaki-san sea tan mala como tú piensas, así que tienes prohibido pegarla o tirarla de los pelos como harías conmigo.

- Tus condiciones son estúpidas, pero las acepto - extendió su mano hacia Atsushi – Porque voy a proteger a Dazai-san.

Un poco inseguro de lo que estaba haciendo, Atsushi estiró su mano y estrechó la de Akutagawa en un apretón de manos que sellaba su tregua temporal. En realidad él no creía en la teoría del gótico de que Sasaki buscase algo de Dazai, estaba seguro de que en realidad era, una vez más, Akutagawa siendo un celoso patológico.

Seguro que veía con malos ojos a la chica solamente porque se había acostado con Dazai en el pasado. Ese pensamiento le revolvió un poco el estómago, sí que era cierto que había visto a Dazai coquetear con otras personas, con Lucy principalmente, pero al final su atención siempre acababa volviendo sobre él. Desde que lo conoció, Dazai le había dado su completa y entera atención, estaba seguro de que si eran las dos de la mañana y le llamaba porque había tenido una pesadilla, Dazai se presentaría en su apartamento y le contaría alguna anécdota estúpida de Kunikida para hacerle olvidar el mal rato, pero no había barajado que esa atención se podía dirigir a otras personas más importantes para él. Como una novia, por ejemplo.

No le gustó pensar en eso. Puede que fuese porque psicológicamente, no había tenido un proceso de madurez normal, por eso puede que siguiese siendo algo egoísta como un niño pequeño y por eso no le gustase perder la atención de Dazai. Pero sabía que Dazai tenía derecho a interesarse por otras personas, era alguien amable y bueno, si se echase una novia, se alegraría por él, se merece ser feliz aunque la idea de imaginarle con otra persona le seguía provocando un pinchazo en el estómago.

Centrados en sellar su tregua, no se percataron de que a la vuelta de la esquina, Sasaki miraba a los alrededores como si buscara a alguien, cuando los visualizó a ambos, retrocedió para que estos no la viesen. Se quedó un rato en el sitio sin moverse ni decir nada hasta que Dazai apareció detrás de ella.

- ¿Está por ahí, Atsushi-kun?

- ¿Hmm? No. Tal vez se haya ido a casa.

- Joooo... - dejó caer sus hombros – Necesito echarme la siesta sobre sus muslos.

- Jajaja - tapó su boca con su mano - Vámonos, seguro que una almohada es igual de cómoda.

- Pues no.

Sasaki le sonrió ante sus extrañas ocurrencias y le acompañó hacia la salida del edificio. Antes de cruzar la puerta, miró una última vez hacia atrás, borrando su característica y angelical sonrisa.  

- Bien, antes de investigar sus perversas intenciones, deberías comprender quien es exactamente Sasaki Nobuko. Higuchi – Akutagawa chasqueó los dedos e Higuchi apagó las luces del apartamento de Atsushi a donde habían llevado un proyector junto a un portátil. En la imagen que se proyectaba sobre la pared de Atsushi, apareció una foto de cuerpo completo de la chica - Sasaki Nobuko, 20 años, nacida el 20 de junio, esa perra se atreve a opacar el cumpleaños de Dazai-san naciendo un día después. Es la hija de profesores universitarios, su profesión actual es la de actriz. Su primera actuación se llevó a cabo en un cutre teatro del parque, allí un hombre del mundo del espectáculo la descubrió y le ofreció nuevos papeles en otras obras, de allí saltó al cine.

- Tiene un origen humilde.

Akutagawa rodó los ojos, que molesto era hablar con un osito amoroso.

- No es tan humilde cuando descubras sus orígenes malvados. Higuchi – al volver a llamarla, la mujer pasó la diapositiva, mostrando ahora los kanjis de su nombre – Esto es el kanji de "Sa" de su apellido, ¿sabes qué significa?

- ...

- ¡Sí! ¡"Auxilio"! Una prueba irrefutable de que es una víbora esperando devorar a Dazai-san.

- El "Nobu" de su nombre significa "confiar" - aportó Higuchi – Es un nombre bonito.

- ¡Higuchi, cállate!

- ¡Sí, perdone!

- Por favor... dame más pruebas que no sean estas.

- ¿Ah? ¿Necesitas más?

- ¡Pues claro que sí!

- Eres muy inconformista. Higuchi.

- Sí.

Otro chasqueo de dedos y otra vez Higuchi cambiaba la foto solo que ahora era un vídeo lo que se proyectaba en la pared. Al darle al play, se comenzó a emitir una entrevista realizada en la televisión a Sasaki hace poco. En ella se preguntaba su motivo para volver a Japón y ella lo desvelaba como un secreto.

- ¿Qué te parece eso?

- Que es lo mismo que no tener nada, literalmente, no ha dicho nada.

- ¡Pues precisamente por eso! No dice nada porque sus verdaderas intenciones son malvadas, sospecho que quiere volver a acostarse con Dazai-san y quedarse embarazada para así retenerle toda la vida a su lado. De ser así, no lo permitiré, solo yo puedo dar a luz a los hijos de Dazai-san.

- Pero si eres un chico...

- ¿Y eso qué tiene que ver? El amor lo hace todo posible.

- ¡Los embarazos masculinos no! - se giró hacia Higuchi que manejaba el proyector - ¿Tienes ahí alguna prueba de verdad de que Sasaki-san tenga intenciones ocultas?

- Hmmm... - Higuchi revisó su portátil - Tengo una teoría de que en realidad es una bruja venida del inframundo ¿Te sirve esa?

- Claro que no – se puso de pie y devolvió la luz al lugar – Oye, acepté hacer una tregua contigo y ayudarte, pero tus teorías son tan...

- ¿Increíbles?

- Estúpidas. Ninguna tiene base sólida.

- Argh, pero que pesado, tú y tus "no puedes ir diciendo a alguien víbora buscona e interesada, zorra de mierda púdrete en el infierno, como vuelvas a tocar el pene de Dazai-san te crucificaré en lo alto de una colina si no tienes pruebas de que en realidad es mala persona" - imitó con voz chillona a Atsushi - Eres un ridículo.

- ¡Es que no puedes ir diciéndola eso! Yo no veo ninguna prueba de que Sasaki-san sea tan mala como tú dices.

- Que pesadito con las pruebas, ¿quieres pruebas? Pues vamos a por tus pruebas. Higuchi, el coche.

- ¡Sí!

Atsushi suspiró y fue detrás del gótico que se había autoproclamado líder del escuadrón anti Sasaki. Este le acabó guiando al coche de Higuchi, donde se metió y le obligó a entrar. Durante el trayecto, su mirada estuvo fija en Higuchi, se preguntaba como de frecuente era que Akutagawa montara una investigación sobre una amiga de Dazai y que la manager se viera envuelta en ella, la verdad es que se veía acostumbrada. Cuando llegaron frente a un hotel, Akutagawa le informó de que era donde se estaba hospedando Sasaki, prefería no saber cómo había conseguido esa información. En lo que esperaban a que la chica saliese, Atsushi sacó su móvil y buscó el contacto de Dazai, reflexionando sobre si no era mejor preguntarle a él directamente sobre las sospechas del gótico sobre Sasaki. No le dio tiempo a seguir pensando ya que Akutagawa le chilló que allí estaba Sasaki y le obligó a salir del coche para esconderse detrás de unos arbustos cercanos.

- ¿Por qué no la seguimos desde el coche?

- Me vería terriblemente loco siguiendo a alguien con un coche.

- Sí, cierto - respondió con sarcasmo y rodó los ojos.

Desde detrás de los arbustos, observaron como Sasaki abandonaba el hotel y se ponía un sobrero sobre su cabeza. Como si eso hubiera respondido a todas sus dudas, Akutagawa sonrió de lado satisfecho por su descubrimiento.

- Ahí lo tienes, ¿acaso necesitas más?

- Sí.

- ¿Y eso por qué?

- Pues porque solo se ha puesto un sombrero, ¿cuál es tu problema?

- Se pone un sombrero para que no la reconozcan porque va a hacer algo malo, brujería tal vez.

- Se pone el sombrero porque hace sol y no me vengas con que se esconde del sol porque es un vampiro, sería más probable que el vampiro lo fueses tú.

- Cabe la posibilidad de que vaya a hacer vudú a Dazai-san...

- ¿Me estás escuchando?

Era obvio que la respuesta era no porque en el momento en que Sasaki comenzó a moverse, Akutagawa fue detrás de ella, asegurándose de mantener las distancias y que la mujer no notase su presencia. Siguiendo al gótico iba Atsushi, el cual a cada segundo veía más estúpida la idea de estar siguiendola.

- ¡Ahí! ¡Mi prueba! ¡Esa mujer es malvada, está robando a esa anciana! - Akutagawa frenó de golpe, consiguiendo que Atsushi chocase de golpe contra él y se sobase la frente por el dolor.

Miró mal a Akutagawa a ver si pillaba la indirecta pero decidió ignorarlo y observar el sitio al que Akutagawa se encontraba señalando. Era cierto que Sasaki estaba con una anciana, pero no la estaba robando, había dejado que esta se enganchase de su brazo para ayudarle a cruzar la carretera. Era cualquier cosa menos una acción mala.

- A mí me parece que está siendo muy amable.

- ¡Iluso! Lo hace para que la gente baja la guardia. Es una arpía astuta.

- Lo que tú digas.

Akutagawa volvió a caminar cuando Sasaki terminó de ayudar a la anciana y se despidió de ella. Esta vez la mujer se detuvo frente al escaparate de una tienda en la que se quedó mirando un par de zapatos. Como si fuera otra revelación divina, Akutagawa volvió a frenar de golpe y Atsushi se lo volvió a comer, haciéndose daño otra vez en la cara.

- ¡¿Puedes avisar de cuándo vas a frenar?!

- ¡Tu prueba! ¡Ahí está!

- Hmmm... - Atsushi analizó la situación, solo estaba mirando un escaparate - ¿Cuál?

- Es una compradora compulsiva, debe haberse gastado todo su dinero en ropa, con lo cual planea robar a Dazai-san toda su fortuna para seguir derrochando.

- Pero si solo está mirando un escaparate...

- Comprar compulsivamente es un vicio, como las drogas, seguro que las toma. ¡Con que es eso! Esa mujer es una drogadicta que planea arrastrar a Dazai-san a sus turbios mundos de yonqui. Llama a Dazai-san y avísale de nuestros hallazgos.

- Nada de esto es un hallazgo.

Sasaki se separó del escaparate y se pasó por una panadería cercana en la que compró una bolsa de migas de pan. La luz volvió a iluminar a Akutagawa con un nuevo hallazgo.

- Será bruja... ¡Planea tirar migajas a los vagabundos! Grabémosla y enseñémoselo a Dazai-san.

- ¿Cómo consigues pensar tan mal de la gente?

Siguieron a Sasaki pero esta no se dirigió debajo de ningún puente para atormentar a ningún vagabundo, fue directa al parque, se acercó al estanque de los patos y comenzó a alimentarlos con las migas de pan que había comprado. Algunos se le quedaban mirando embobados, se veía como todo un ángel, lo cual hacía rabiar a Akutagawa y convencía a Atsushi de que el pensamiento del gótico era el equivocado.

- De momento no ha hecho nada malo – comentó escondido detrás de unos arbustos junto a Akutagawa – Se ve alguien muy gentil.

- "Si vi ilguiin mi gintil" - le imitó con una estrepitosa voz aguda.

- ¡Oye! Yo no hablo así.

- Eres todo un bebé inocentón. Esa mujer es actriz, le pagan por fingir ser alguien que no es. Lleva la falsedad en su profesión.

Atsushi suspiró y siguió observando el adorable comportamiento de Sasaki hasta que sintió como algo se le restregaba contra la pierna. Al agacharse para mirar, se encontró con un gatito gris. Nada más verle, sus ojos se volvieron más grandes y se puso a su altura para devolverle las caricias.

- Que mono.

- ¿Ah? ¡Ah...! - Akutagawa se quedó con la boca abierta al ver al animal. No era justo, él también quería tocarlo.

- ¿Este qué raza es?

- ¿Eh?

- Te las sabías todas ¿no?

- Hmm... - frunció el ceño y apartó la mirada, pero tuvo que mirar a Atsushi cuando este sujetó el gato y se lo ofreció.

- ¿Cuál es?

- No... no lo sé y devuélvelo al suelo.

- ¿Por qué? ¿No te gustaban los gatos?

- Sí, pero no quiero que actúes así conmigo.

- ¿Así cómo?

- Como alguien amable, no somos amigos, así que no necesito que te portes así.

- No, pero es una tregua ¿no?

La idea no le convencía del todo, pero acabó cogiendo el gato y sentándose en el suelo para dejar que este se acomodara sobre su regazo. Dirigió sus manos directamente hacia detrás de sus orejas, el animal comenzó a ronronear, el sonidito hizo emocionarse a Atsushi.

- ¡Le gusta!

- Por supuesto, es una de las zonas que les gustan, al igual que el mentón y la espalda. Por otro lado, deberías evitar acariciar la tripa, las patas y su cola. Te bufará y te pillará asco.

- Sabes mucho, se nota que tienes un gato.

Ante el halago, Akutagawa frunció el ceño.

- No me harás bajar la guardia.

Un maullido detrás de ellos llamó su atención, era una camada de gatitos bebés. Al verlos, sus corazones se derritieron por tanta ternura junta.

- Que lindos, ¿es esta vuestra mamá?

- N-no... - las mejillas de Akutagawa enrojecieron, eran tan lindos que se los quería llevar todos a casa, pero Mori no le iba a permitir eso. Una cosa era tener dos gatos y otra cosa era tener 10, eso era pasarse de la raya – N-no he venido aquí por esto – le devolvió la gata a Atsushi y se puso de pie - ¡No me distraigas, idiota!

- ¿Y la tregua?

Akutagawa gruñó ante eso y adoptó una postura firme y relajada ante él.

- Te agradecería que no me distrajeras de mis labores, A... - cerró su boca de golpe, lo cual confundió a Atsushi.

- ¿Qué pasa?

- Nada –se percató de que Sasaki se estaba moviendo otra vez así que obligó a Atsushi a ponerse de pie y le arrastró para seguirla – No te distraigas.

- Vale, vale.

El siguiente destino de Sasaki tras abandonar el parque fue adentrarse en las concurridas calles de Yokohama, pasando otra vez frente a tiendas de ropa, aunque sin pararse frente a ninguna hasta llegar a una farmacia. Cuando la vio entrar allí, Atsushi se preocupó.

- Una farmacia, ¿se encontrará mal?

- Eso o... no será capaz...

- Oye, espera.

Akutagawa fue rápidamente detrás de ella, se adentró allí y se escondió tras una de las estanterías para no despegarla el ojo de encima.

- No... desgraciada...

Clavó las uñas con fuerza en la estantería que estaba usando para ocultarse. Contuvo el aire a medida que Sasaki recorría con la mirada cada pequeña sección hasta que llegó a su destino inicial.

- Perra... - se mordió los labios con fuerza cuando vio a Sasaki agarrar un paquete de condones, el que lo echara en la cesta que llevaba ya fue la gota que colmó el vaso porque significaba que se lo llevaba - ¡¡Perra!!

Su grito resonó en toda la farmacia, más de un cliente se giró para verle, viéndose descubiertos, Atsushi agarró a Akutagawa y salió de allí corriendo, aunque a pesar del grito, Sasaki no se dio la vuelta en ningún momento. Solo cuando escuchó la puerta de la farmacia abrirse y cerrarse, se dio la vuelta y formó en su rostro una pequeña sonrisa. Fuera de la farmacia, Atsushi soltó al chico y se dispuso a regañarle por el grito que había pegado hace poco.

- ¡¿Se puede saber qué te pasa?! ¡No puedes gritar eso en un lugar público!

- ¡¿Y a ti?! ¡¿A ti qué te pasa?! ¡Lo quiere volver a hacer, se va a acostar con Dazai-san!

- Pero eso...

- ¡No quiero!

- Eso no... - el imaginarse a Dazai compartiendo cama con Sasaki hizo que el estómago se le revolviera, pero alguno de los dos debía ser la voz de la razón - Eso no es algo que nos incumba, es su intimidad y si tanto te molesta, ¿por qué no se lo dices a Dazai-san?

- ¡Porque no me va a escuchar! ¡Todo se lo tienes que decir tú, esto también! ¡Pídele que no lo haga!

- Pero es que no...

- A él... - apretó los puños con fuerza – A él le importa lo que pienses, por eso te escuchará.

- Akutagawa...

- Hazlo, idiota.

- No me llamo idiota.

- ¿Cómo te llamo entonces?

- Atsushi.

- Hmm... - desvió su mirada hacia cualquier cosa menos a Atsushi, al final acabó mirando al suelo con las mejillas rojas – A... Atsushi - pronunció su nombre y no un insulto, tal vez fuese la primera vez que hacía eso - Díselo a Dazai-san, porque él es siempre amable con nosotros, no se merece que nadie le utilice.

Atsushi se sorprendió de ser llamado por su nombre, sabía que se lo había dicho, pero no se esperaba que al final le llamase así. La verdad es que, analizando su actitud, esta no parecía ser la típica escena de celos patológicos de Akutagawa. Para empezar, le estaba pidiendo ayuda a él, cuando con cualquier otra chica le habría saltado encima diciéndola de todo e invitándola de la manera menos cordial posible a que se aleje de Dazai, pero con Sasaki era distinto, él estaba convencido de que no era buena y hasta le había pedido su ayuda.

Toda esta manera de actuar de Akutagawa no era normal y por eso precisamente y aunque viese a Sasaki como alguien amable, se veía obligado a adoptar una actitud algo escéptica sobre su presunta amabilidad.

- Hablaré con Dazai-san.

- ¿En serio?

- Sí, pero primero hablaré con Sasaki-san.

- ¿Por qué?

- Quiero escuchar su versión.

- ¡Te mentirá! Para que sigas viéndola como un ángel.

- Tranquilo.

- Pero tú... tch – maldijo por lo bajo y sacó su teléfono para llamar a Higuchi para que le recogiera – Si no hablas con Dazai-san, me acabaré enterando.

- Tranquilo.

El gótico se marchó de allí con el móvil pegado a su oreja. Una vez solo, pudo pensar un poco más las cosas. Había dicho que hablaría con Sasaki, esas eran sus intenciones al menos, quería tratar un poco más con la mujer antes de decidirse sobre qué era lo que pensaba sobre ella con exactitud, pero en realidad no tenía ni idea de cómo pedirle charlar con ella. ¿Se lo decía y ya? ¿Le podría decir también qué era lo que Akutagawa sospechaba de ella? Puede que Sasaki se riera y aclarara sus dudas. ¿Haría eso? ¿Era una buena mujer o Akutagawa tenía razón?

- Menudo dolor de cabeza...

- ¿Necesitas que compre una aspirina? - Sasaki había salido de la farmacia y había llegado detrás de él, haciéndole que los pelos se le erizasen como si de un gato se tratase.

- ¡Waaa! ¡Sasaki-san, me asustó!

- Jajaja, lo siento mucho.

- N-no, tranquila, esto... Sasaki-san, ¿le importa si...?

- ¿Podemos hablar? - antes de proponérselo él, Sasaki se adelantó - Me gustaría tratar de un tema contigo.

- Emm... s-sí... claro.

Al recibir su afirmativa, la mujer le sonrió. La primera vez que vio su sonrisa le pareció amable y sincera pero después de verla repetirla tantas veces estaba empezando a sentirla artificial y falsa.

¿Qué era lo que en verdad quería? 

El camarero trajo una taza de café con leche para Sasaki y una taza de leche sola para Atsushi. La petición del chico la pilló por sorpresa, era una bebida muy simple, pero al verle dar el primer trago y adquirir un bigote blanco sobre su labio, tuvo que taparse la boca para controlar una pequeña risa.

- Que lindo eres, Nakajima.

- N-no... - Atsushi agachó la mirada con el rostro rojo.

- Supongo que por eso llamas tanto su atención - murmuró para después pegar un sorbo a su taza de café - Está delicioso. Hace tiempo que no visitaba esta cafetería, pero me alegra descubrir que sigue siendo un lugar agradable.

- Sí, se ve un buen sitio. Esto... Sasaki-san...

- Sí - pegó un sorbo más y devolvió la taza a la mesa - Sé que quieres saber por qué quería hablar contigo, era porque me gustaría pedirte un favor.

- ¿De qué se trata?

- Umm... ¿Cómo lo digo? - posó su dedo índice sobre su barbilla para comenzar a pensar - ¿Podrías...? ¿Alejarte de Osamu?

Atsushi iba a tomar otro trago de su taza de leche, pero semejante petición le detuvo.

- ¿Qué...?

- No te confundas, Nakajima, no es que me caigas mal ni nada por el estilo, al contrario, te considero alguien muy dulce, pero... me molesta el hecho de que eres una completa distracción para Osamu.

- ¿Dis...? ¿Cómo? Yo no...

- Osamu es un seiyuu, su popularidad se basa en la cantidad y calidad de los personajes que interpreta. No se mide su éxito en la cantidad de polluelos que adopta en su nido.

- ¿Qué estás diciendo?

- Osamu no es tu profesor, ni tampoco el niñero de Akutagawa. No será el mejor enseñándote como se actúa ni controlando alguna rabieta de Akutagawa, lo único que hará será perder el tiempo con dos niños que no le dejan crecer.

- Sasaki-san – Atsushi apretó con fuerza el asa de su taza - ¿A qué viene todo esto?

- A nada en particular – su sonrisa desapareció de su rostro, adoptando ahora una expresión aburrida mientras apoyaba su mejilla en su mano – Solo quería advertirte sobre el mundo en el que te estás metiendo porque parece que nadie lo ha hecho.

- ...

- Creo que te has acomodado bastante en ese edificio. Te diviertes siendo un seiyuu, todos son amables y eso te hace sentirte bien recibido. ¿Crees que la realidad es tan dulce? En verdad eres adorable, Nakajima. Ahí dentro no tienes amigos, todos son obstáculos.

- Eso no es cierto.

- ¿Por qué? ¿Porque te sonríen? Cualquiera puede fingir una sonrisa, créeme, si alguno tiene que pasar por encima de ti, lo hará sin remordimientos. Estar por encima de los demás es lo único que importa en este negocio.

- ¿Y por qué me cuenta esto?

- Tienes poco conocimiento sobre este negocio, creo que ha sido mejor que te enteres por mí a que te enteres experimentándolo en tu propia piel.

- Usted tiene una visión muy cruel de los demás.

- No es cruel, es real. ¿Sabes, Nakajima? Este negocio es terriblemente complejo, no es fácil ascender ni que el mundo te reconozca, por eso es más fácil usar a aquellos que de verdad destacan para ganarte un hueco.

No le hizo falta que la mujer le aclarase a qué se refería, estaba comenzando a entenderlo.

- ¿Dazai-san?

- Jajaja, eres muy listo. Así es, puedes pensar que soy super famosa y popular, pero no es así, solo soy una actriz entre millones. Tengo una apariencia común y un carácter afable, tampoco fui bendecida con talento, solo me esfuerzo por llegar más alto, porque en la cima todos son admirados – su mirada pareció cambiar, se volvió nostálgica - En la cima... incluso él me acabará adorando.

- Eso... no está bien. Dazai-san no es una herramienta, es una buena persona, no se merece que le utilices para ganar popularidad.

- No creo que haya problema mientras sea un intercambio mutuamente beneficioso - Sasaki hurgó en su bolso y dejó varias monedas sobre la mesa con las que pagar su café - Se me hace tarde, ha sido agradable hablar contigo – Sasaki recuperó su carácter amable aunque al no obtener reacción de Atsushi, su rostro serio volvió - Mi intención no era sonar ruda, solo soy una chica enamorada y las chicas enamoradas somos codiciosas – se echó su bolso a su hombro y se dirigió hacia la puerta de la cafetería, antes de marcharse, decidió decirle una cosa más - Nakajima... Osamu es mi escalera, solo le puedo usar a él para ascender. Si tú quieres hacer los mismo, mejor búscate a otro.

La campanita de la puerta le indicó sin necesidad de girarse que Sasaki se había marchado, dejándole con la cabeza hecha un lío. ¿Era él una distracción para Dazai? ¿Podría dedicar el tiempo que gastaba con él a enfocarse en otros proyectos? ¿Era el mundo de los seiyuus tan pacífico como se le había mostrado hasta ahora? Todos se habían portado muy bien con él, costaba pensar que fueran capaces de darle la espalda si su fama estaba en juego.

- Tonta... - sin ella presente, había obtenido un poco de valor para decirle lo que le quería decir – Dazai-san no es una escalera, ni una herramienta – todas las veces que el castaño hacía alguna tontería, que simplemente le tomaba el pelo para hacerle rabiar o que dejaba escapar una risa volaron por su mente – Tonta, tonta, tonta... discúlpate. Dazai-san es...

Sin saber bien como completar esa oración, apretó sus puños contra sus piernas y se quedó mirando fijamente las monedas que Sasaki había dejado.  

Pensó que el empanamiento mental que le dejó la charla con Sasaki duraría un par de horas, pero ahí estaba, dos días después y seguía igual de ido, tanto en el trabajo como en su casa. Akutagawa le había parado el día de después para preguntarle qué obtuvo de su charla con la mujer, pero Atsushi prefirió no decirle nada, aunque se hubiera ganado el enfado del chico. En cuanto a Dazai, este le interceptaba por los pasillos y le intentaba invitar a comer como de costumbre, pero Atsushi se escabullía, no sabía bien por qué. Él no estaba haciendo caso a Sasaki, no quería alejarse de Dazai pero al final lo había comenzado a hacer, porque... ¿y si era cierto? ¿Y si le distraía? No estaba bien que un seiyuu famoso estuviera perdiendo el tiempo con un novato como él.

- Dazai-san... - murmuró con su mirada perdida en el agua que se escapaba por el grifo del restaurante de sus abuelos. Esa noche se había ofrecido a ayudarles, pero era poco eficiente porque seguía en la luna – Da...

- Atsushi – la anciana cerró el grifo - ¿Cuánto agua crees que necesitas para lavar los platos?

- Ah, perdona, andaba distraído.

- No me digas.

Atsushi devolvió su atención a los platos y regresó a su tarea de lavarlos. La mujer le miró de arriba abajo, no era el Atsushi de siempre y eso le preocupaba.

- ¿Qué pasa, cielo? ¿Te has peleado con tu novio?

- No...

- ¿Es por el sexo? Si no estás preparado, dile simplemente que es muy pronto.

- Ya...

- Y casaos antes, si no, no tendrá sentido que vistáis de blanco.

- Claro... ¿mm? ¡¿QUÉ?! - Atsushi bajó de la nube en la que viajaba, su rostro se coloreó de rojo ante las palabras que acababa de procesar - ¡Da-dazai-san no es mi novio!

- ¿No? Pero si te gusta.

- ¿Qué?

- Desde que has entrado por la puerta solo has farfullado "Dazai-san, Dazai-san" como un disco rayado.

- Pe-pero... ¡e-eso ha sido por otra cosa!

- ¿Por cuál?

- N-no... no te puedo contar.

- Vale, tranquilo, supongo que son problemas de jóvenes. ¿O no?

Tras meditarlo un poco en silencio, Atsushi se atrevió a comentar su problema a la más mayor.

- ¿Crees... que yo podría molestar a Dazai-san?

- ¿Por qué?

- Dazai-san es un seiyuu muy bueno y yo... tal vez no debería juntarse conmigo. Creo que le distraigo.

- ¿Qué tonterías son esas? Yo os he visto cenando juntos, a ese hombre se le veía completamente satisfecho. Le gusta estar contigo y de no ser así, debería ser él mismo quien tomase la decisión de distanciarse. ¿No te parece?

- No sé.

- Oh tesoro – la anciana tomó el rostro de Atsushi para que este la mirara – Si tanto te preocupa eso, ¿por qué no se lo comentas a tu novio?

- Pues porque... ¡Que no es mi novio!

- ¡¡Atsushi!! - su abuelo le llamó desde el otro lado de la puerta - ¡Está aquí tu novio!

- ¡Que no es...!

- Diablos, tu novio aquí y tu todo despeinado – usando sus dedos, le peinó el cabello todo lo que pudo y le alejó a empujones de la zona de lavado de platos para sacarle a la zona donde se encontraban todos los clientes.

- ¡Abuela! - se quejó tras ser sacado con un fuerte empujón nada propio para la edad de esa mujer. Su cuerpo chocó de lleno con un pecho que reconoció como el de Dazai así que se alejó de un salto - ¡Da-dazai-san! ¿Q-qué hace a...?

- Buenas noches – antes de que el castaño pudiera decir nada, Sasaki salió de detrás de él, provocándole un malestar en el estómago al recordarle todo en lo que esa mujer le había hecho pensar – Este lugar es hermoso, tal y como me comentó Osamu.

- ¿Habéis... venido juntos?

- Sí, le pregunté a Osamu por un buen lugar para cenar y me trajo aquí. Se ve un lugar bastante acogedor.

- Los abuelos de Atsushi-kun son los dueños - le aclaró Dazai, provocándola una mirada de admiración que a estas alturas, Atsushi comenzaba a cuestionarse si era real o más actuación de Sasaki.

- Increíble, estoy deseando probar lo que cocinen tus abuelos, Nakajima.

- Ya... e-esto... - Atsushi se quedó mirando alrededor, hasta que se decidió a guiarlos a una mesa - ¿Me acompañan?

- Sigues siendo algo frío - Dazai comenzó a seguirlo hacia una de las mesas – Llevas varios días así, ¿qué es lo que te pasa?

- Esta... esta noche el ramen picante está rebajado. Se lo recomiendo.

- ¿Me ignoras? Waaa, pero que cruel, gati...

- Los menús - sin dejarle acabar y una vez que ambos estuvieron sentados, Atsushi les estampó dos menús sobre la mesa - ¿Qué quieren para beber?

- Oye, Atsu...

- ¿Podría tomar una Coca Cola Light, por favor? - Sasaki dio su orden mirando atentamente el menú que le dejó Atsushi.

- Vale, ¿y usted?

Dazai arqueó una ceja, ¿pensaba tratarle el resto de su vida así? Algo definitivamente le pasaba al chico y no se veía nada dispuesto a decir ni una sola palabra.

- Agua.

- ¿Con gas o sin gas?

- Como más te guste – le devolvió el menú a Atsushi aunque este no lo recogió.

- Lo necesita para ordenar.

- No, quiero lo mismo que la noche que cené contigo.

- Que buena relación mantenéis – Sasaki levantó su rostro para sonreír a Atsushi – Cenando juntitos y todo.

Atsushi y Sasaki intercambiaron miradas, Dazai cada vez estaba más seguro de que se estaba perdiendo algo y le quedó más claro todavía cuando Atsushi le retiró el menú sin siquiera mirarle a la cara, hecho que pareció ser muy satisfactorio para Sasaki.

- Gracias por atendernos, Nakajima – Sasaki le dio su menú también - Tomaré lo mismo que Osamu.

- ¿Le gustará?

- No tengo dudas, Osamu y yo tenemos gustos parecidos, por eso nos complementamos bien.

- Ya.

Atsushi se marchó de allí, dejó la orden de la mesa a su abuelo y preparó las bebidas. Echó agua de una jarra en el vaso de Dazai, lo siguiente era la Coca Cola Light, pero antes de tomarla se lo pensó un momento y echó Coca Cola normal. ¿No era actriz? Pues que quemase las calorías de la Coca Cola normal actuando. Dios, se sentía como si un trozo de Akutagawa estuviese en su mente.

- ¿Por qué está tu novio con otra?

Atsushi rodó los ojos ante la pregunta de la anciana.

- No es mi novio, tiene todo el derecho del mundo a estar con quien quiera - colocó las dos bebidas en la bandeja y se enganchó un trapo detrás de la cintura.

- ¿Y el trapo?

- Para limpiar la mesa de detrás, se ve sucia.

- O para espiarles.

- No espío, limpio mesas.

Regresó a la mesa de Dazai y Sasaki y dejó sus bebidas, como era propio en ella, la mujer le agradeció con un tono amable y Dazai llamándole gatito, pero el albino no se molestó ni en mirarle a la cara. Se marchó pero no fue muy lejos porque se paró en la mesa de detrás para comenzar a limpiarla. Dazai se giró para llamarle pero Sasaki le tomó de la mano para llamar su atención.

- Osamu, ¿has echado un ojo a las encuestas de los favoritos para el siguiente Seiyuu Award?

- No, en realidad no me importa.

- ¿No? Deberías prestarles más atención, has sido nominado en todas las ediciones y siempre ganas alguna categoría.

- Ya te he dicho que no me importa, no hago mi trabajo para que me nominen a un premio.

- Esos premios te dan un nivel, deberías valorarlos más - la expresión de Sasaki se endureció - ¿No te has percatado de tu decadencia?

- ¿Mm? - Dazai arqueó una ceja mientras que Atsushi, que pretendía no estar interesado en la conversación, ponía la oreja como toda una vieja cotilla - ¿A qué te refieres?

- La primera nominación y premio que recibiste en tu carrera fue como mejor actor revelación, al año siguiente fue mejor actor principal, el siguiente te llevaste el de mejor interpretación musical, pero el último año fue el de mejor actor de reparto.

- ¿Y qué?

- Ese último año, Edogawa Ranpo ganó el premio a mejor actor principal. ¿Por qué te dejas desplazar?

- No me dejo desplazar, Ranpo-san lleva más tiempo que yo en esto. Es viejo jajaja.

- Entonces... ¿por qué no escalas más alto? - apretó los puños con fuerza - Tú que puedes.

- No lo veo necesario, me gusta como estoy ahora mismo.

- Tu posición no es estable si no luchas para mantenerla. Edogawa-san ha estado ausente por su viaje a América, lo cual se traduce en trabajos perdidos para él, ¿por qué no has aprovechado correctamente esa oportunidad? Hay tantos papeles que le podrías haber arrebatado, pero en su lugar, dejas que Akutagawa eche tu tiempo a perder y ahora incluso otro chico se suma a tu lista de distracciones.

- Jajajaja, ¿qué es eso? Suena como si quisieras que entrara en guerra con Ranpo-san.

- Es lo que deberías hacer, ¿no quiere ser el mejor?

- Bueno, supongo que todos apuntan a la cima.

- Pues deja de jugar a las amistades con sus rivales. Edogawa-san, Akutagawa e incluso ese chico nuevo, si son seiyuus, deberían dejar de ser considerados tus amigos.

- Sí... debería considerarlos mis rivales y enfrentarlos en una batalla Pokémon.

- ¡Osamu! - algo enfadada, Sasaki gritó - Tómatelo en serio por favor.

- Te juro que me lo estoy tomando muy en serio.

- Pues reacciona, estás cayendo y debes recuperarte.

- Vale ¿y qué dices qué haga ante mi inminente caída? - preguntó desinteresado mientras tomaba un trago de agua.

Sasaki se fijó detrás de Dazai, Atsushi continuaba limpiando una mesa que hace rato ya había dejado completamente limpia. Obviamente estaba ahí para poner la oreja.

- Sal conmigo, Osamu.

La petición de la mujer hizo que Atsushi dejase de restregar el trapo contra la mesa, quedándose petrificado. En cuanto a Dazai, este solo se le quedó mirando raro hasta que estalló en risas.

- ¡Jajajajaja! Es una broma bastante gracio... - al ver la seriedad de Sasaki, dejó de reír - ¿No es broma?

- Piénsalo, ambos podríamos salir beneficiados. Si se anuncia una relación amorosa entre nosotros dos, las revistas se llenarían de fotos nuestras. Las redes sociales arderían y en los programas de cotilleos seríamos toda una sensación.

- Entonces, dices que la solución no es trabajar más, sino inventar una relación falsa.

- Sí, este tipo de cosas suele tener mayor repercusión. Al acabar en boca de todos, nos lloverían las ofertas. No existiría persona en Japón que no nos conociera.

- Mmm... - Dazai comenzó a golpear la mesa con uno de sus dedos, parecía que se lo estaba pensando – Una duda, ¿dónde queda Kunikida-kun en esta ecuación?

- ¿Qué?

- Lo digo porque te gusta, ¿te parece bien fingir una relación con un hombre que no amas solo para ganar fama?

- Es precisamente porque me gusta – Sasaki agachó la mirada, dejando que algunos de los mechones detrás de su oreja cayeran hacia delante – Que quiero ser popular, si soy una gran actriz, Doppo solo me podrá mirar a mí.

- ¿Y eso lo consigues liándote con otro? Es un plan bastante peculiar.

- ¿Por qué te lo piensas tanto?

- ¿Mm?

- ¿Y por qué hablas ahora de Doppo? ¿Para hacerme volver a pensar mi plan? No te lo pensaste tanto la primera vez que nos acostamos.

- Era distinto.

- ¿Por qué?

- Pues porque... - aunque intentó argumentar algo, nada salió, lo único que llegó a su mente fue una imagen de un Atsushi sonriente. Ahora que lo pensaba, ¿no había dejado de tener sexo sin compromiso desde que lo ha conocido? Seguía coqueteando, pero esa necesidad de meter a alguien en su cama parecía haber desaparecido.

- Estás cayendo... ¿no te das cuenta? ¡Para no caer yo, necesito que tú te mantengas a flote! ¡Mejora, aplasta a los demás! ¡Despierta, no pienso estrellarme solo porque tú pierdas el tiempo yendo detrás de novatos!

La actitud calmada de Sasaki se desplomó completamente, dibujándola un ceño fruncido en el rostro que la volvía irreconocible al estar siempre sonriendo. A pesar de esto, Dazai ni se inmutó, aunque no pasó lo mismo con Atsushi que dejó el trapo sobre la mesa y se dirigió hacia ellos dos. Viéndole ahí plantado sin nada que decir, Sasaki abandonó la idea de recuperar su faceta pacífica y se quedó mirándole todavía con su ceño fruncido.

- ¿Quieres algo, Nakajima?

- Lo que haces... no está bien.

- ¿Mm?

- Fingir una relación para ganar popularidad...

- ¿Estabas espiando, Nakajima? Que maleducado.

- ¡Es rastrero! Y tratarle... tratarle como una herramienta en vez de como a una persona... ¿cómo puedes ser así?

- Discúlpame, Nakajima, pero... ¿quién ha pedido tu opinión en todo esto? No es asunto tuyo, es entre Osamu y yo.

- Me meto porque... porque... ¡Porque Dazai-san es mi amigo! - declaró con las mejillas rojas – Y no me gusta ver como buscan utilizarle. Si crees que tú no eres lo suficientemente buena, entonces deberías seguir trabajando en ello para mejorar, engancharte de otros buscando ascender de manera fácil no está bien.

- Sigo sin comprender bien porque buscas meterte en una conversación que no te incumbe, pero ya que das tu humilde opinión, te diré la mía citando a Maquiavelo, "El fin justifica los medios".

- Pues yo te diré la mía citando a Akutagawa, "Eres una puta".

Al escuchar ese insulto salir de la boca de Atsushi, tanto Dazai como Sasaki se quedaron con la boca abierta. Podían haber esperado cualquier cosa menos que el gato se atreviese a sacar las uñas. Si bien Dazai se quedó sorprendido, no tardó en cerrar la boca para intentar controlar la risa. El calor del momento le hizo hablar sin pensar y ya Atsushi estaba comenzando a avergonzarse de lo que había dicho, el hecho de escuchar las mal disimuladas risas de Dazai no ayudaba mucho la verdad.

- Vaya... no esperaba escucharte siendo tan malhablado, ¿te podrías disculpar?

- No... discúlpate tú.

- ¿Por qué debería disculpare contigo?

- ¡Conmigo no! - estampó ambas manos sobre su mesa – ¡Con Dazai-san!

La risa de Dazai cesó al escuchar eso, era de esperarse que Atsushi se enfadase al ver la actitud de Sasaki, pero en realidad iba mucho más allá, el chico estaba enfadado por cómo le estaba tratando a él, le estaba defendiendo.

- Bueno, esto ya va muy lejos, debemos estar molestando a los clientes, ¿no crees, Atsushi-kun?

Atsushi se encogió en su sitio cuando observó alrededor, si que era cierto que la discusión había llamado la atención de algunos comensales, lo cual le avergonzó. Montar un espectáculo ahí mismo solo perjudicaría el negocio de sus abuelos, pero no estaba dispuesto a disculparse, no con Sasaki.

- ¿Nos das un momento? - Dazai no esperó la respuesta de la mujer, se levantó y agarró de la muñeca a Atsushi para llevarle a una sala que prohibía el paso salvo a personal autorizado, al castaño no le importó y se adentró allí. Tal como sospechaba, era un cuarto donde almacenaban productos de limpieza, así que soltó al albino y dejó distancia entre ambos – Ya que parece que tu lengua ha salido por fin de paseo, ¿por qué no me cuentas que te ha estado pasando estos días?

- Estoy enfadado... - farfulló con la mirada cabizbaja.

- ¿Con quién?

- Con Sasaki-san, conmigo - apretó los puños - Con usted.

- ¿Mm? ¿Y eso?

- Sasaki-san me pidió que me alejara de usted, que le distraía, pensé que ella estaba preocupada por si yo molestaba en la carrera de Dazai-san, pero... ella solo velaba por la suya propia. Quiere mentir y utilizarle solo porque se ha rendido con usar sus propias habilidades para llegar más alto. A mí... no me gustan las personas así.

- Sasaki no es una santa – se encogió de hombros como si no tuviera mucha importancia – Y lo que ella planeaba hacer, es más común de lo que crees en este mundillo.

- ¡Me da igual, está mal y no me gusta! Ella me hizo dudar... me dijo que no podía ser amigo del resto de seiyuus... y durante un tiempo llegué a creérmelo, por eso estoy enfadado conmigo mismo, por dudar de la amistad de Tanizaki-san y de los demás.

Dazai suspiró, no era ningún secreto que Atsushi era una persona insegura, unas pocas palabras de Sasaki bastaban para haberle hecho dudar completamente y para poner su mente patas arriba, sin embargo, había algo ahí que no había acabado de entender del todo.

- ¿Y conmigo? ¿Por qué estás enfadado conmigo?

- Porque se lo estaba pensando, la propuesta de Sasaki-san. ¿O me va a decir que no? ¿Por qué hace eso?

- ¿No te lo he dicho? - rascó su cabeza algo cansado – Este tipo de montajes son más comunes de lo que crees.

- Le he escuchado perfectamente, por eso estoy tan enfadado – con unos pocos pasos, Atsushi redujo la distancia, sorprendido por esto Dazai retrocedió hasta chocar contra la pared - ¡Porque usted debería tener principios! ¡No necesita fingir una relación falsa para ganar popularidad, su trabajo duro es suficiente para eso, porque usted es genial!

- ¿Eh?

- Es amable, divertido, extrovertido, sociable, talentoso y muy guapo. ¡¿Por qué necesitaría mentir sobre una relación falsa para ganar popularidad?!

- ¿Has dicho que te parezco guapo? ¿MUY guapo?

- ¿Es por el sexo? - ignoró la pregunta de Dazai - ¿Quiere fingir una relación para poder volver a acostarse con ella? ¡¿Acaso no vale usted más que eso?! ¡Yo pienso que sí! ¿Y usted?

- Oye, oye... es vergonzoso ser regañado por ti, Atsushi-kun.

- ¡Pues no haga cosas que me enfaden! ¡Valórese más! ¡Porque es genial!

En una situación normal, habría decidido tomarse a broma su enfado pero cuando era evidente que era un enfado muy real y que de verdad le había afectado, no podía andar por ese camino. Él era consciente de sus propias habilidades como seiyuu y por ser consciente, también sabía que lo que decía Sasaki era en parte cierto, como a cualquiera, algún trabajo se le había escapado de las manos. Por mucho que la gente pudiera pensar así de él, no era perfecto y podía tener momentos de decadencia, pero la solución de Sasaki de vender a la prensa una relación falsa para recuperarse no parecía ni de lejos la más adecuada. Atsushi tenía razón, se había pensado el aceptar, lo cual era curioso porque estaba seguro de que el Dazai del pasado habría aceptado enseguida con tal de que la mujer pasase por su cama. ¿Qué era distinto ahora? Tal vez un pequeño ángel guardián de cabello albino.

- Lo siento – el castaño decidió cortar el silencio y disculparse - Tenías razón, me lo estaba pensando.

- Tonto.

- Pero no voy a aceptar, porque tienes razón. No necesito venderle una mentira a la prensa para ser popular.

- Por supuesto que no.

Se estaba disculpando, estaba aceptando que el albino tenía razón y aun así seguía teniendo el ceño fruncido, ¿a qué se debía eso?

- Gatito, ¿sigues enfadado? Estoy admitiendo que he hecho mal.

- Que lo admita no disminuye mi enfado. Estoy realmente molesto ¿lo sabe?

- Ja... ja... - una risa nerviosa comenzó a salir de sus labios - ¿Y qué puedo hacer para calmarte? Haré lo que sea.

- Bien – dio un pasó más hacia adelante, Dazai tragó duro porque no tenía hacia donde escapar – Le tomo la palabra.

- ¿Ah?

El mayor se quedó pálido cuando Atsushi tiró del cuello de su camisa, rompiendo los botones superiores y dejando al aire su cuello. No entendía que era lo que pretendía hasta que sintió como el chico se le abalanzaba encima y clavaba los colmillos sobre la piel de su cuello como si de un vampiro se tratase, aunque ahora mismo era más bien un gatito enfadado.

- A-a-a-a-a-a-a-a-ah.... - el rostro de Dazai se coloreó de rojo, era un mordisco, dolía, pero al mismo tiempo se sentía bastante placentero - ¡¿A-atsushi-kun?! ¿Q-q-q-qué haces?

Cerró los ojos por la vergüenza, le sorprendió porque "vergüenza" era un sentimiento que pensó que no poseía. Había hecho falta que un chico con comportamientos gatunos se le abalanzase al cuello en un cuarto de la limpieza para darse cuenta de que no era así. ¿Qué era esto? Él no era así, él no tartamudeaba, él no se dejaba avergonzar, él siempre llevaba la sartén por el mango.

-Oye... ¿q-qué haces...? – posó su mano detrás de la espalda de Atsushi para conseguir captar su atención pero lo único que consiguió fue que los colmillos se clavaran con más fuerza y llegaran más profundo en su piel.

Dolía lo suficiente como para quejarse pero tampoco lo suficiente como para apartarle, así que se decantó por dejar que los colmillos siguieran clavados en su piel a pesar de que lo más seguro es que le quedase una marca que podría llegar a ser muy malinterpretable. Dazai solo pudo volver a la realidad cuando escuchó como la puerta se abría y como al otro lado se podían observar los rostros sorprendidos de la abuela de Atsushi y de Sasaki.

-Ho-hola...

- Entiendo – Sasaki no dijo más y tampoco esperó más explicaciones. Desapareció de su campo de visión para recoger sus cosas y marcharse del restaurante.

En lo referente a la abuela, se quedó con la boca abierta al no esperar ver a su pequeño Sushito haciendo este tipo de cosas con su "novio" en el trabajo cuando encima este había traído a una hermosa señorita a cenar con él. Supuso que es lo que la juventud de hoy en día denomina "marcar territorio".

- Bueno... si se trata de eso. No tardes mucho, cariño y aunque os deje intimidad, este sitio no es el indicado para hacer ese tipo de cosas.

Tras dejarle ese vergonzoso recordatorio, cerró la puerta y los volvió a dejar solos. Otra vez ese sentimiento llamado vergüenza volvía a invadirlo, no porque Sasaki les hubiera visto así sino porque la amable mujer octogenaria que había criado al ser más puro que ha conocido le había pillado en este tipo de situación con su "Sushito". Y en cuanto a Sushito, ¿él que opinaba? Porque en ningún momento se había despegado de su cuello.

Poco a poco comenzó a sentir como los colmillos se desclavaban de su piel pero Atsushi no se separaba, al contrario, se pegaba más para ocultar su rostro en el cuello del mayor por la vergüenza.

- Lo siento – murmuró completamente avergonzado, mirándole de reojo, podía observar que hasta sus orejas estaban rojas. Si viese su rostro completo seguro que parecería todo un tomatito – N-no sé que estaba pensando... que vergüenza.

- No pasa nada, pero dime una cosa, ¿ha dejado marca?

Atsushi se separó un poco de su cuello, una notable marca de mordisco estaba ahí presente sobre su piel, eso solo hizo que se avergonzase todavía más si era posible.

- Lo siento... ¡lo siento, lo siento!

- No pasa nada – Dazai se palpó el cuello, diablos, sí que se notaba el hundimiento en su piel que había dejado su mandíbula, ¿cómo de profundo era? – De hecho, me alegra que lo hayas hecho, ha sido como recibir una señal de mi consciencia. No volveré a pensar en hacer cosas tan mezquinas como fingir una relación falsa por popularidad, te lo prometo.

- Hmmm... - bajó la mirada , seguía avergonzado.

- Deja de poner esa cara, te digo que está bien. De hecho, vuelve a morderme siempre que creas que hago algo mal, me ayudará a pensarme bien las cosas.

- Dazai-san... acabará lleno de mordiscos ¿es acaso un masoquista?

- Tal vez – siguió sobando el mordisco en su cuello.

Incapaz de seguir mirándole a la cara, Atsushi se tapó el rostro con sus dos manos.

- ¿Qué cara ha puesto mi abuela?

- Una de "menudo hormonal es este niño".

- ¡Aaaaaah! ¿Cómo salgo ahora?

- Jajajaja.

- ¿Qué es tan gracioso?

- ¿Y yo? – señaló el mordisco en su cuello - ¿Cómo salgo yo?

- A-a-a-a... ¡Ah! ¡¿Y ahora qué?!

Sin saber que bien hacer, Atsushi se dedicó a gritar por la vergüenza y la frustración de haberse dejado llevar mientras despeinada desesperado sus cabellos. En cambio, Dazai no podía estar más contento con la marca de incisivos en su cuello.  

- ¿Qué te pasa? – le cuestionó Tanizaki.

Al día siguiente, Atsushi había recuperado su trato normal con el resto salvo por el hecho de que parecía estar extremadamente avergonzado de algo.

- Nada...

- ¡Good morning, everybody! – Dazai llegó a la cafetería inusualmente feliz. En la barra, Ranpo y Yosano se disponían a ignorarle como en una mañana normal pero algo en el cuello del hombre les llamó demasiado la atención.

- ¿Qué es eso?

- Ah, ¿esto? – señaló su cuello, llevaba una poco común camisa muy abierta que dejaba bastante al aire la marca de dientes que había adquirido un color rojo oscuro – No es nada, pero en realidad sí es algo – se abrió un hueco entre ambos en la barra dispuesto a restregarles por la cara su nueva marca – Veréis, ayer fui asaltado apasionadamente en un cuarto de limpieza.

Atsushi casi se atraganta con su saliva, Tanizaki se le quedó mirando raro.

- ¿Apasionadamente? – Yosano arqueó una ceja - ¿Sasaki?

- No creo – Ranpo se puso sus gafas y abrió los ojos para inspeccionar la marca en su cuello – Por la circunferencia de la mordida, creo que pertenece a un varón, 17 o 18 años.

- Oh – Yosano le miró con una falsa sorpresa – Ayer decidiste golpear para el otro lado ¿eh?

- Verás, Yosano-sensei – con un movimiento de cabeza echó su flequillo hacia atrás y pasó un brazo por detrás de Yosano y otro por detrás de Ranpo – Es muy cruel privar a un género de Dazai Osamu, por eso hay que repartirme equitativamente.

- Me parece bien – Ranpo agarró el brazo que el castaño había colado detrás de él y lo sacó de allí apretándolo con fuerza - ¿Quién quiere mi parte?

- La mía se la daré a Akutagawa – soltó Yosano ganándose un rostro de espanto de Dazai que le hizo reír – Venga, ahora en serio, ¿quién es la bestia sexual que te ha dejado eso?

- Lo lamento mucho, Yosano-sensei, pero un caballero nunca desvela temas tan personales.

- Vale.

- Pues vete.

- Pero ya que insistís... solo os diré que me rompió los botones de la camisa con urgencia y me clavó sus dientes con lujuria.

- ¿Era un vampiro?

- Pues podría serlo – Ranpo volvió a mirar el cuello de Dazai y señaló varios puntos más profundos que el resto – Mira, esa posición corresponde con los colmillos. ¿Has ido a Transilvania a liarte con el Conde Drácula?

- Mi estimado Ranpo-san, si se diera el caso, sería el Conde Drácula quien haría el camino para liarse conmigo.

- No sé quién te ha hecho la mordida, pero te ha subido demasiado el ego ¿no te parece?

- ¿Más?

- ¡Jajajajaja! Ay, mis dulces e inocentes bizcochitos. Sé que eso que sentís ahora mismo son los espantosos celos, pero hey, vosotros tuvisteis la oportunidad de degustar este bollito de crema - señaló con orgullo su cuerpo entero - Pero obstasteis por un bollito seco y aburrido sin relleno y por una versión mía pero baja en calorías.

- Madre mía - Yosano rodó los ojos, aunque en realidad estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por no estallar en carcajadas.

- Vale, vale, te han mordido el cuello, vete a presumirlo a otro lado.

- Lo haré, pero antes os recordaré que si hubierais escogido el bollito de crema... este os habría dejado bien rellenos.

- Que te vayas – Ranpo levantó un servilletero amenazando con tirárselo a la cara. No le hizo falta decir más porque Dazai entendió enseguida y se marchó como llegó, presumiendo de marca en el cuello y con la dignidad por las nubes.

- Todos los días es... particular, pero hoy está muy raro, ¿no crees, Atsu...? ¿Atsushi?

Antes de que Tanizaki se pudiera haber dado cuenta, Atsushi había desaparecido de ahí. No se había ido muy lejos porque andaba completamente avergonzado detrás del castaño que se dirigía a la salida del edificio.

- ¡Dazai-san! ¡¿Por qué va presumiéndolo por ahí?! ¡Qué vergüenza!

- ¿Por qué te da vergüenza? No saben que es tuyo.

- ¡¿Y por qué lo presume?!

- Para distraer mi mente... - Dazai se abrazó a si mismo mientras apartaba la mirada con una falsa vergüenza - Porque siento que mi pureza ha sido arrebatada.

- ¿Usted tiene pureza?

- ¡Hey! La tenía hasta que me la arrebataste en un cuarto de limpieza, a partir de ahora deberías hacerte responsable.

- ¡Eso suena muy mal! ¿Y a dónde va?

- Pues a seguir dando envidia.

- ¿Qué?

- ¡Oi, Dazai! - por la puerta principal llegaron Chuuya y Odasaku, parece que el castaño los había convocado - ¿Qué mierda quieres?

- ¿Yo? Oh, nada en especial...

- Espere... ¡Dazai-san! - Atsushi se tapó la cara cuando vio venir los actos del mayor, este se había quitado la camisa y posaba frente a sus dos amigos.

- ¿Qué tal? ¿Notáis algo diferente en mí hoy?

- ¿Te volviste más imbécil? ¡Ponte la camisa!

- Hmm... - Odasaku le recorrió con la mirada hasta que se percató de lo que tenía en el cuello – Eso de ahí... ¿es un mordisco?

- ¡¿Eh?! - Chuuya también se fijó y enseguida los celos le invadieron – Menudo hijo de puta... espero por el bien de tus bolas que no haya sido Akutagawa.

- Jajajaja, me temo que soy un caballero y no puedo desvelar que fue Atsushi-kun quien me ha dejado esta profunda marca.

- ¡Dazai-san!

- Ups, se me escapó. ¡Que torpe! - golpeó sin fuerza su propia cabeza para después pasar su brazo por los hombros de Odasaku y acercarle a él - ¿Qué te parece? Esto me lo ha hecho Atsushi-kun, sí, sí, Atsushi-kun se dejó llevar por la lujuria y me mordió a MÍ, a MÍ, a MÍ y para que sepas, dijo que soy MUY GUAPO. Hizo mucho énfasis en el "muy" y se lanzó hacia mí, hacia MÍ.

- Vale – a pesar de su actitud extraña, Odasaku se mantuvo estoico.

- ¿Y sabes qué más? Se puso a ronronear y a gemir mientras me mordía.

- ¡No, eso no pasó!

- Y además me dijo, "Dazai-sama, si tuviera que elegir quien me desvirgase, le elegiría a usted y no a Odasaku-san".

- ¡¿Cuándo dije yo eso?! ¡Y póngase la camisa por favor!

- Vale, vale, no queremos que me vuelvas a morder, jajaja.

- ¿Y a este qué mierda le ha picado? - una de las cejas de Chuuya comenzó a temblar, que ganas de pegarle un puñetazo. A él le hubiera gustado que su Ryu le dejase una marca similar, se vería tan lindo haciéndola.

En cuanto a Odasaku, este no entendía muy bien el por qué Dazai les había hecho venir solo para enseñarle eso. Tal vez había un código social entre amigos que se le escapaba y era el de enseñar las marcas que les dejaban tras encuentros sexuales. Bueno, visto de esa manera, él estaba siendo un mal amigo si no enseñaba sus marcas.

- Dazai.

- ¿Qué? - se terminó de abrochar la camisa con una sonrisa, aunque esta no tardó en desaparecer al ver como ahora era Odasaku el que se libraba de la suya - ¡OYE! - rápidamente tapó los ojos a Atsushi - ¡¿Pero qué haces?! ¡Cochino!

- Yo también tengo marcas - comentó con simpleza y dejando a la vista su trabajado torso con varias marcas de arañazos y mordidas – Como me has enseñado la tuya, yo debía enseñarte las mías, ¿no?

- Pues no... ¿y por qué tienes tantas?

- No sé - se encogió de hombros – Me acosté con cuatro mujeres al mismo tiempo y acabé así.

Chuuya y Dazai se quedaron estáticos procesando la información mientras que Atsushi hacía lo posible para no desplomarse por la vergüenza. El mayor le destapó los ojos pero fue para atraparle en una abrazo y hacerle enterrar su rostro en su pecho.

- ¿Dazai-san?

- ¡Aléjate, monstruo sexual! ¡Aquí hay mentes que no debes corromper!

- No es justo... - Chuuya comenzó a sollozar al borde del llanto - ¡¡No es justo!! ¡¿Cuándo voy a tener yo una orgía así?!

Odasaku se les quedó mirando confuso, ¿a qué venían esas reacciones?

- ¿He hecho mal enseñándooslo?

- ¡Pues claro que sí! Y me da igual que se trate de sexo con cuatro mujeres al mismo tiempo, a MÍ me mordió Atsushi-kun así que YO gano. Te fastidias – le sacó la lengua en forma de burla confundiéndole todavía más.

- Es que como tú me has enseñado el mordisco...

- ¿Qué mordisco? - Akutagawa llegó, congelando la sangre de Chuuya, Dazai y Atsushi, por su parte, Odasaku seguía tan tranquilo - ¿Por qué ponéis esas caras? ¿Y qué hace ese? - señaló con desprecio a Atsushi entre los brazos de Dazai - ¿Ya estás otra vez usando tus sucios trucos de gata rastrera para intentar seducirle?

- ¡No! ¿Y cómo que gata rastrera? ¿Qué pasa con nuestra tregua?

- Fue temporal y no me serviste para nada.

Atsushi hizo una mueca, claramente no le pudo decir nada, ni de lo que planeaba Sasaki ni de lo que pasó después. Si le contaba lo primero, lo más seguro es que la asesinase y si le contaba lo segundo, lo más seguro es que le matase a él. Mejor mantener la boca cerrada si no quería que la sangre se derramase.

- ¡Oye! ¿Me estás escuchando? Que te alejes de él - le bastó con un tirón para separarlos pero se quedaron como estatuas de hielo cuando Akutagawa se quedó mirando fijamente la marca de mordisco en su cuello - ¿Qué es eso?

- ¿E-e-el qué? - Dazai intentó hacerse el loco.

- Lo de su cuello, ¿quién fue la perra? ¡Ah! Esa zorra de Sasaki...

- No, no, no fue ella, no fue nadie, me mordió un animal... salvaje, del zoo.

- ¿Salvaje o del zoo? Bueno, da igual, esa marca me molesta, parece una señal de posesión.

- Tranquilo, se irá en unos días.

- "Unos días" no es un periodo concreto, se ve profunda con lo que tardará en desaparecer. No me queda de otra que dejarle yo una mordida.

- Emmm...

- ¡Oye! Espera un momento – Atsushi se interpuso – No puedes ir por ahí mordien... - se abochornó porque precisamente él no era nadie para hablar - ¡Que está mal y punto!

- ¿Quién te crees para darme órdenes?

- Pues un ser humano racional, no como tú.

- ¡¿AH?! Aparta de mi camino – con un empujón se libro de Atsushi y agarró a Dazai el cual se quedó pálido.

- Espera... podemos hablar las cosas ¿no?

- Borraré esas asquerosas fauces de su piel ahora mismo.

El gótico cerró los ojos y separó los labios para dejarle una mordida, con el rostro pálido por el miedo de la mordida que posiblemente le pudiera desagarrar la piel, agarró a Chuuya y le metió en el camino de los incisivos del chico, haciendo que moridera al pelirrojo en el cuello en lugar de él. En ese momento, con los pequeños colmillitos de cachorrito clavados en su piel, Chuuya podría jurar que experimentó su primer orgasmo en público, porque todo a su alrededor se volvieron perritos y arcoíris.

- ¿Ah...? - al separar su boca, se coloreó de rojo al ver que a quien había mordido era Chuuya y que ahora este se dejaba desplomar sobre el suelo - ¡Chuuya-san! ¿Está bien? Lo lamento, no era mi intención.

- Ah... - como si de una dama recién profanada se tratase, Chuuya pasó con drama su mano por la reciente marca en su cuello – Mi pureza... ha sido arrebatada.

- ¡Chuuya-san! - Akutagawa se dejó caer a su lado – Lo lamento, que vergüenza...

- Tranqui, a Chuuya se le ve feliz.

- ¡Dazai-san!

Con esos cuatro montando un escándalo a su manera, Odasaku se quedó fuera de todo aquello,  en la posición perfecta para observarlos manteniendo distancia. Dazai y Atsushi por un lado y Chuuya y Akutagawa por otro, además de hacer buenas parejas, también les veía futuro en el mundo de la comedia.  

- Muchas gracias Doppo y lamento las molestias.

En la estación de tren, Kunikida se encontraba llevando una de las maletas de la mujer, la más grande mientras que ella arrastraba la más pequeña.

- No es nada, habría sido muy maleducado de mi parte el no acompañarte a la estación, pero... ¿te marcharás tan pronto? Has estado poco tiempo aquí.

- Sí, mis padres siguen viviendo en Tokyo y prometí visitarles, lo siento.

- Puedes volver cuando quieras, serás bien recibida.

- ¿En serio? - le dedicó una sonrisa que poco a poco transformó en una línea recta – No estoy tan segura de eso.

No tuvieron que caminar mucho hasta llegar al tren que debía abordar Sasaki, una vez frente a este, Kunikida le devolvió la maleta y esta la aceptó con una sonrisa.

- Te vuelvo a agradecer, Doppo.

- No es necesario. Ten un buen viaje y recuerda mover las piernas de vez en cuando o te dará el síndrome de la clase turista.

- Sí, tú recuerda no encerrarte tanto en el trabajo, hará mal a tu salud.

- Ya... - llevó una mano hacia su nuca para comenzar a rascarla – Me temo que encargándome del imbécil de Dazai es imposible y además ahora tengo que encargarme igual de Atsushi así que...

- Nakajima se ve alguien muy dulce, creo que tiene futuro en el negocio así que a partir de ahora estaré atenta a sus futuros trabajos. Deséale suerte de mi parte.

- Lo haré.

- Y una cosa más... - Sasaki hizo el amago de entrar en el tren pero no llegó a pasar – Doppo.

- ¿Sí?

- ¿No quieres... estar a mi lado?

- Sasaki.

- Primero Osamu... - apretó con fuerza las asas de sus maletas – Y ahora ese mocoso... ¿por qué? ¿Por qué siempre es cualquiera menos yo?

- Dazai es idiota.

El insulto hacia el castaño la confundió, pero encendió una pequeña vela de esperanza aunque Kunikida no la dejaría mucho tiempo con vida.

- Es irresponsable, vago, mujeriego, pervertido, fetichista, un futuro preso si no controla ese gusto por la gente más joven que él y si tuviera que pasar toda mi vida reventando la cara de alguien a puñetazos, elegiría la suya sin dudarlo.

- Entonces... ¡¿por qué es él?! - Sasaki soltó una de las maletas y puso su mano libre sobre su pecho – Renuncia, trabaja para mí. Tendrás menos estrés, menos trabajo, me tendrás a mí.

- Dazai es idiota - volvió a repetir – No obstante... de cierta manera, estoy en deuda con él.

- ¿Eh...?

- El primer día que trabajé con él ya pensé en dejarlo tirado. Era un mocoso con talento pero más estúpido que peinar a un calvo.

- Entonces... ¿por qué?

- Me gusta todo lo que él repudia, el orden, los horarios y la decencia, pero si hubiera decidido no trabajar con él, entonces me habría perdido el conocer a muchas personas que a día de hoy son tan importantes para mí.

- Claro... - la mirada dolida de Sasaki cayó hacia el suelo - ¿Hablas de Yosano-san?

- Hablo de mucha gente, pero sí, no soy capaz de imaginarme como sería mi vida sin ella.

- Esa mujer... ¿te gusta? - preguntó aunque hace mucho que sabía la respuesta.

Sabía que la respuesta la haría daño, pero era ella quien había preguntado, con lo que escucharle responder era algo que de verdad necesitaba.

- Sí.

Sasaki no levantó la mirada, continuó mirando hacia abajo y dejando escapar pequeños sollozos que indicaban a Kunikida que estaba comenzando a llorar.

- Doppo... - consiguió pronunciar entre sollozo y sollozo - ¿Podrías... podrías mirarme algún día como la miras a ella?

- Yo... no creo.

- ¿No?

Sasaki se tapó el rostro con ambas manos y lo levantó por fin, tomando pequeñas respiraciones que la ayudaron a calmarse. Solo cuando se sintió verdaderamente lista, destapó sus ojos llorosos, dejando un panorama doloroso para Kunikida.

- Estoy enamorada de ti, Doppo.

- Yo... lo siento.

- ¿Mm? - Sasaki se limpió una lágrima con su pañuelo, su rostro de tristeza fue sustituido por un puchero – Doppo... ante una confesión de amor, no debes responder con un "lo siento".

- Ah... - Kunikida se quedó pálido, ¿qué esperaba? Tampoco es que recibiera muchas confesiones – Lo siento... ¡digo! ¡Es que tampoco sé que decir! No quiero ofenderte y tampoco hacerte llorar aunque eso ya lo he hecho... ¡AH! - desesperado, comenzó a tirarse de los pelos, provocando una risa genuina en Sasaki, tal la única real desde que había llegado. 

- Jo... en serio, deja de ser así o me enamoraré más.

- Lo siento...

- ¿Otra vez?

- Es que... ¡argh, mierda, es que no sé!

- No importa - volvió a agarrar sus maletas y se metió dentro del tren – Pero un "lo siento" no es un rechazo y los sentimientos pueden cambiar, así que no me doy por vencida. ¡Ah! Se me olvidaba algo de vital importancia.

- ¿Qué es?

- Es un recuerdo para Yosano-san – se alejó de sus maletas un momento y regresó hacia donde estaba Kunikida para dejar un beso sobre el cuello de su camisa, dejando una bonita marca de labios rojos en la tela blanca.

- ¡AAAAAH! - entró en pánico al ver lo que había dejado - ¡¿Por qué?!

- Jajaja, tú enséñaselo a Yosano-san – le guiñó el ojo y volvió al tren – Es un mensaje entre chicas, algo así como un "no me he rendido", jajaja. Hasta la vista, Doppo.

Las puertas del tren se cerraros y lo último que vio Kunikida de Sasaki fue como esta se despedía con una enorme sonrisa y aun aura de inocencia rodeándola.

Las mujeres son complejas y no está seguro de si está preparado para enfrentarlas.  


Hola!!! Hasta aquí el capítulo. Si quedan dudas del pasado de estos tres juntos (Dazai, Kunikida y Sasaki) os informo de que entre mis intenciones está hacer una historia a modo de spin off sobre los comienzos de Dazai en el que, entre otros temas, se trataría su relación con Sasaki, con Kunikida y mucho más (me parezco a Asagiri sacando novelas de Dazai). Recen a diosito para que me ponga con el primer cap algún día porque el prólogo ya lo tengo. 

Spoiler del próximo capítulo: Mushitaro. 

Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo. 

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