Finjo demencia cuando esas tropas siguen deambulando por la universidad, y paso por al lado de ellos, silbando.

―Oye, chica ―me habla el cazador.

Chillo y salgo corriendo como si me llevara el viento, pero me choco con el que viste de mayordomo.

―¡Ah, alguien despida a la servidumbre! ―me quejo.

―Soy Vagdae ―se presenta.

―Qué nombre más raro.

―Represento a una organización importante y ayudo a los cazadores a encontrar a un ser sobrenatural. ―Señala al hombre que me hablo antes―. Él es Tructor.

―Qué nombre más feo.

―Deja de opinar ―se queja el cazador.

―De todas formas, los monstruos no existen, así...

―Se ve que es alguien muy escéptica... ―Se aclara la garganta el mayordomo―. O lo finge, pues sabemos que su novio estuvo por aquí, y no es específicamente alguien normal.

―¿Ustedes también se fumaron un porro? ―Enarco una ceja―. Y no tengo novio, ese se murió. ―Alzo la voz―. ¡Pregúntenle a la policía!

Se ríe, muy calmado.

―Ellos son igual de escépticos, señorita.

―¡¿Y qué quiere de mí entonces?! ¡¿Qué es lo que desean de mi novio muerto?!

Y no tan muerto.

―Verá... ―Se aproxima a mi oído―. Los cazadores lo quieren controlado, es un peligro, en cambio, yo quiero atraparlo, para quedarme con las voces de su cabeza, se hacen llamar Susurros.

―Oh.

Hago un sonido de sorprendida, pero luego me voy como si no me importara nada. Corro como correcaminos, pero me choco con el señor otra vez, como si este tuviera un poder sobrenatural.

―Los cazadores deberían atraparlo a usted ―opino.

―¿Verdad que sí? ―Se ríe―. Ahora dígame dónde está, le prometo que lo ayudaré.

―¡¡No!! ―chillo, entonces le grito al cazador―. ¡¡Este también es un ser sobrenatural!!

Huyo antes de que todos reaccionen por mis pendejadas.