«En ocasiones, hasta nuestros propios ojos nos engañan».

♡♡♡

Natalia:

Viernes, 8:00 pm.

Escucho los estruendosos zapatos de Liz alejarse de la habitación. Poco después tomo mi bolso, mi tabaco, las llaves y salgo echando leches de allí. No le comenté que me encontraría con Erick, de hecho, ni siquiera sabe qué hace una semana nos acostamos. Seguro hubiese soltado algún rollo hippie suyo acerca del amor y esas ñoñadas que te vuelven lerdo, para mí es solo sexo. Decirle mis extraños sentimientos solo mataría lo que sea que somos en este momento; y no lo quiero así.

En primer lugar, es patético y en segundo, si le dijese a la calabaza que solo follo con Erick... ya me estaría poniendo mala cara. Sí, soy la Grinch del amor, según mi cursi amiga.

«A veces pienso que vomita arcoíris»

No pasaron veinte minutos ya estaba en la entrada del edificio donde vive Erick. Lo cierto es que no tengo invitación, solo dijo ¨ven cuando quieras¨. No tengo ni puta idea de por qué escogí este día, ni si quiero esto. Pero ya estoy aquí y no voy a dar marcha atrás. Sé que estos encuentros solo van a volver nuestra ¨amistad¨ tóxica, pero antes de que me rechace por un impulso absurdo de mi parte prefiero seguir como estamos.

Subo las escaleras hasta del tercer piso donde se encuentra su departamento. Una vez enfrento la puerta me encuentro con mis manos temblando.

¿Qué coño me pasa? Es solo Erick y ya está.

Al final decido tocar la puerta y lo que descubrí tras ella me tomó completamente por sorpresa. Ver la cara odiosa de Grace supuso un dolor agudo en el pecho, mil preguntas en mi cabeza, pero todas giran a la misma: ¿Por qué está ella aquí?

—¿Te puedo ayudar en algo? —dice con tono de burla y cinismo.

Sus ojos me escanean con cierta superioridad y aunque me sienta la mayor estúpida ahora mismo, no pienso demostrárselo.

Viste con una camisa de Erick que conozco perfectamente pues tiene el nombre de su banda favorita. Dirijo la mirada un poco más allá de su horrenda cara y me encuentro con un chico desnudo durmiendo a pierna suelta en el sofá. Lamentablemente era ese imbécil al que me iba a declarar, aún con miedos iba a hacerlo, pero el destino me dio una buena patada en el trasero.

—Solo venía a buscar mi sujetador que se me quedó la otra noche. Supongo que puedo venir más tarde.

—No pierdas tu tiempo, bonita, después de lo de hoy ni se acordará de ti.

—¿Perdona?

—¿Por qué no buscas otro juguete? Erick solo te utilizó para pasar el rato y se nota a kilómetros que babeas por él.

—No tienes ni puta idea de lo que estás hablando...

—Shhh. Cuando las mujeres hablan las putas se callan y yo aún no termino.

—¿A quién llamaste puta? ¿Eh, maldita zorra?

—Pensé que ya tenías superado el hecho de que toda la universidad te diga así. Parece ser que no. Aunque bueno, a Erick tampoco lo superas.

—Escúchame Grace, no quiero hacer un escándalo aquí porque ese no es mi estilo, pero como siguas hablando sería un placer arrancarte las extensiones de tu cabeza.

—Si es que de lo que se come se cría, no hay más que ver a tu madre. Una puta y alcohólica como tú.

«¡Qué coño, si aquí no me conoce nadie!»

Le di un puñetazo por la mandíbula que la hizo retroceder y aferrarse a la pared como punto de equilibrio. ¡Vaya que le pegué duro!

Ella se lo buscó.

Verla sangrando por la nariz y mirándome con terror es lo más jodidamente satisfactorio del mundo. Agarro mi labial de color rojo y esta vez camino hacia Erick. Dibujo en su pecho: NO SE ME PARA, en letras mayúsculas y le tomo una foto.

¡Nadie le ve la cara a Natalia Blair!

Salgo del edificio, aprieto lo ojos porque no, no pienso llorar por semejante imbécil. Hago señal a un taxi y me subo lo antes posible.

Ni siquiera podía ver por la ventanilla, estaba perdida, ausente. En poco tiempo llegué a la habitación, solo me tiré a la cama y subí el volumen de la reproductora del celular, Guns N' Roses invade cada parte de mi piel, que se atrevió a pensar que Erick me correspondería de alguna forma.

♡♡♡

Me pierdo en la música hasta que escucho el sonido de la puerta abriéndose. Una Liz sonriente se abre paso hasta su cama. Por lo menos a ella le fue mejor que a mí.

Para en seco y se gira hasta donde estoy. Mira unos segundos a su alrededor y se detiene para analizar cada detalle, juntando todas las piezas en su cabecita desquiciada.

—Guns N' Roses y mi pijama de unicornios te delatan Natalia. ¿Qué pasó?

«Definitivamente debería trabajar para el MI6 (Servicio de Inteligencia Secreto británico)».

—¿Por qué tuvo que pasar nada? Solo es un grupo de rock melancólico y un pijama cualquiera.

—Primero, solo escuchas eso cuando estás o muy enfadada o muy triste y lo segundo porque odias, literalmente, toda mi ropa.

—Buen punto, calabaza.

—Quieres contarme a quién quieres asesinar y creamos una estrategia juntas.

—Me conoces demasiado bien, justo estaba pensando en sacar la escopeta de caza de mi tío para ver si mato a una zorra.

—¿Qué tan grave es el asunto?

—Es como si viniera alguien y quemará tus libros.

—Definitivamente no vive para contarlo.

—Pues ve planeando como matar a Grace.

—Contexto Natalia.

—Encontré a esa zorra en el departamento de Erick, solo con su camisa y a él en el sofá medio muerto

—¿Y...? ¿Te fuiste?

—Después de romperle la mandíbula por llamarme puta y ofender a mi mamá, sí.

—Por primera vez me alegra que se resolviera mediante la violencia y no el diálogo.

Me pongo a mirar a mi alrededor, pauso la música y vuelvo a dirigirme a mi amiga, no dejaré que esto me afecte más de la cuenta.

—Ya olvidémoslo. Tengo cosas más importantes en las que pensar, como qué ponerme para ir mañana al subterráneo.

—¿Al sub... qué?

—No me digas que lo olvidaste. Liz, dijiste que irías conmigo y la anoréxica.

—Pues sí, pero....

—No empieces. Iremos y punto. Eres mi amiga se supone que debes hacerme olvidar toda esa mierda de Erick y....

—Vale, iré, pero calla por Dios —Siempre funciona.

—Ahora a dormir, que esos dos tragos ya me están haciendo efecto —Y es cierto, tengo un dolor de cabeza horrible.

Liz se ríe y apaga la luz, lucho porque la pelirroja se duerma de una vez, con un almohadazo en señal de guerra. Finalmente se durmió y seguido lo hice yo.

♡♡♡

Elisabeth:

Nuestra habitación es un caos en este momento. Natalia tiene toda su ropa en la cama, la mira una y otra vez, pero sigue sin decidirse aun sabiendo que todo le queda genial. Abigail lleva una hora frente al espejo maquillándose, se ha probado más labiales de los que sus labios pueden resistir. Luego está Heather, no para de ver el vestido de brillo el cual no le cabe ni media pierna. Solo quedo yo, poco convencida por los jeans negros ajustados y el body de espalda descubierta, a juego con unas botas, ¡Llamad a los rockstarts!

Fueron unos largos minutos que tuve que esperar por que estuviesen las chicas listas para salir de la residencia. El auto de Rayan nos esperaba abajo junto a Liam y Erick, quién lanzaba miradas fugaces a Natalia, mientras ella lo ignoraba su presencia.

—Si Liz viene con nosotros, menuda sorpresa —Expone Rayan sin filtro.

—Sorpresa es verte caminando con la única neurona que te queda.

—Sube muñeca antes de que me largue con Wendolyn.

—¿Quién? —Pregunta Abi confusa.

—Este trasto viejo del abuelo, que tiene hasta nombre.

Seguido de ese comentario todos empezamos a reír.

♡♡♡

Llegamos a un lugar que se hace llamar El subterráneo, ¿por qué? Pues debajo de las calles de Londres es donde se haya la ilegalidad y delincuencia. Pero según Natalia, el lugar de apuestas es divertido, siempre que no te topes con la persona equivocada.

Nos habríamos paso entre la multitud, desde empresarios hasta personas sin hogar por ahí deambulaban, unos con un objetivo claro y otros porque no les queda opción.

Las imágenes son devastadoras, personas mendigando un trozo de pan, un mercado de drogas radicando frente a los ojos de todos y lo ven "normal". Otros vienen armados y otros tantos borrachos desafortunados por hallarse en este lugar.

Seguimos caminando hasta topar con un ring de boxeo rodeado por personas que no hacen más que gritar. Las apuestas están rondando, los chicos me llevan más cerca del cuadrilátero, según ellos para no perdernos de nada.

No entiendo cómo pueden ver divertido que dos personas se den golpes a matar. No hay reglamentos, no hay seguridad y lo peor, hay armas involucradas.

«¿Cómo se me ocurre venir a semejante sitio? ¿En qué estaba pensando Natalia cuando venir aquí resultaba una idea atractiva?»

Justo ahora está fumando un cigarrillo, tan eufórica como las personas que me rodean.

«¿Sólo yo puedo ver la gravedad del asunto?»

—Quita esa cara, no seas una cría.

—Natalia, te das cuenta donde estamos.

—Sí, en un cuadrilátero para ver a dos bombones peleando. ¿Cuál es el problema?

—El maldito problema es que piensas con tu vagina y no con las neuronas Natalia.

—Si quieres irte a casa, puedes hacerlo nada te detiene.

—¿Qué le sucede a Liz? —Esta vez Abi interrumpe.

—Nada, haciendo drama, como siempre —Se adelanta Natalia.

—Yo creo que mejor me voy.

—No, ¿cómo te vas a ir ahora? Esto está a punto de empezar, los guardias no te dejarán pasar —Argumenta Abi mientras me sujeta de la muñeca.

—Me da igual, yo me piro.

—De eso nada calabaza. Tú quisiste venir ahora te aguantas porque sola no te irás —Sentencia Natalia.

Genial. ¿En qué momento ser temeraria fue una opción? Sola, ni en mis sueños mis amigas me dejarían irme. Sólo queda resignarse y poner buena cara ante los ojos acusadores de Abi y Natalia.

Para cuando me quiero dar cuenta, un hombre en traje estaba encima del cuadrilátero hablando por un micrófono que descendía del techo, muy al estilo de los conciertos en vivo, años 80.

—Esta noche, Trevor Allen VS el terror de Brixton.

¿Él último es anónimo? Ni siquiera tiene el valor de dar la cara.

Sube el primero, rubio de ojos cafés con tatuajes por todo su cuerpo, desde el cuello hasta sus extremidades y es justo esa mirada fría, calculadora la que te alerta, que con solo mirarlo todo tu ser grita: ¡peligro, aléjate!

Se le ve bien formado, seguramente mis amigas estén babeando ahora mismo en cambio yo, me detengo a ver a su contrincante.

Una capucha le cubría el rostro y me era imposible detallarlo del todo.

—Hagan sus mejores apuestas. ¡Qué comience la pelea!

Se baja la capucha y puedo sentir a mi corazón detenerse en este preciso instante. Me doy bofetadas mentales, e incluso me pellizco disimuladamente. Tiene que ser un sueño o más bien una maldita pesadilla.

¿Acaso era esto? ¿Esto era aquello tan jodido que me ocultaba, que se negaba a explicarme?

Una lágrima de la impotencia que siento ahora mismo, corre por mis mejillas.

Parecen dos bestias, una pegando más fuerte que la otra. El tal Trevor parece estar a punto de perder el conocimiento. En cambio, Nico la poca sangre que tiene es de su contrincante.

No lo reconozco. Sus ojos, están llenos de ira, de dolor. Es como si desahogara todo su sufrimiento en una persona mediante los golpes y estoy casi segura de que si no lo separan a tiempo puede matarlo. No tiene control, es un golpe tras de otro, amedrentado el cuerpo de quién sabe, está demasiado débil como para hacerle algo.

Justo cuando se gira para un próximo ataque, me encuentro con su mirada. Intento reconocerla, pero está vacía, la sostengo unos segundos más; sin embargo, no puedo. Sentí algo dentro de mí romperse.

«Este es tu secreto nerd, ya te descubrí»

Después de todo, es imposible ocultar por mucho tiempo al monstruo que vive en ti. Y justo hoy, pude ver al más mentiroso de todos. El que te engaña con la fachada perfecta, el que te hace enamorarte hasta de sus propios demonios. Un monstruo llamado Nicholas.

♡♡♡

Nota de la autora:

¡Hola calabazas!

¿Qué opinan de este capítulo narrado en parte por Natalia? ¿Creen que su relación con Erick es sana? ¿O acaso son del team que piensa que todo esto fue una sucia estrategia de Grace? Los leo *Inserta guiño*

¡ATENCIÓN POR ACÁ!

Tenemos grupo de WhatsApp por si alguien se quiere sumar me lo dice por aquí.

No olviden pasar al siguiente capítulo sin antes votar en este, no lleva nada de tiempo y ayudarían a la historia a llegar a más personas.

Nos leemos pronto :3

Lela♡