Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14|Secretos y mentiras.

«Las personas mienten por dos motivos: miedo o egoísmo. Y el amor te vuelve preso de ambos».

♡♡♡

Nicholas:

Hoy es el día. A partir de esta noche todo quedará olvidado y podré estar con Liz. No quisiera mentirle con respecto a quien soy, pero si se llega a enterar de esto se alejará, lo sé. Por tanto, he decidido dejarlo atrás, borrarlo de mi pasado. Después de todo no sería una mentira sino una omisión.

Con ese pensamiento dando vueltas en mi cabeza, me dispongo a salir de la clase. Voy sobrado de tiempo, pero mejor resolver asuntos pendientes de una vez. Luego de esto, no tendré que pisar ese lugar en mi puta vida.

Piso el acelerador a fondo y doy media vuelta hasta llegar a Brixton. Nadie en su sano juicio se atrevería a caminar solo por una de las zonas más peligrosas de todo Londres.

Estaciono la moto unas cuadras antes del lugar acordado. Dirijo la vista hacia lo alto de la fábrica abandonada, antiguamente utilizada como punto de encuentro de negocios ilegales. ¿Cómo lo sé? Resulta que llevo una minuciosa investigación de los asuntos de mi querido jefe, quién además de prestamista, también está involucrado con la venta de la droga en el subterráneo.

Se toma muy en serio la seguridad y es predecible que los fisgones no son de su agrado. Además, toda desconfianza es poca si está en juego tu pellejo.

Algo no me cuadra, pero hasta ahora tengo la oportunidad de confirmarlo. El espejo retrovisor me muestra a una curiosa pelirroja que no mide poco más de metro sesenta.

¿Cómo carajo me siguió hasta acá?

Esta chica no tiene límites. Y para mí, no es el juego de la detective y el asesino. Esto es real y puede llegar a ser muy peligroso como la vean por aquí.

Mi objetivo: despistarla.

Cómo: No tengo ni puta idea. Pero más me vale pensar algo rápido antes de involucrarla en esta mierda.

¡Joder! Esto era precisamente lo que quería evitar.

Camino entre los callejones. Tengo ventaja por unos pasos y aprovecho para entrar por la puerta oculta que lleva hasta la parte trasera del antro, donde se reúnen las escorias que trabajan para Ewen.

Entro en el supuesto callejón sin salida y toco el ladrillo T-206, es una contraseña para casos como este, donde una niña pelirroja te persigue como si fueses su caso y ella Sherlock Holmes. Vale, creo que en nuestro código jamás hubiesen imaginado nada como esto, pero; que quiera descubrirlo todo me toca un poco las pelotas, sobre todo por el hecho de que es exactamente igual a mí.

Bien, al menos logré despistarla.

Enfrento la puerta adyacente a la oficina de negocios, para toparme con la cara de Maksim y su sonrisa cínica dándome la bienvenida.

—Eh chico, ¿no estás acojonado por lo de hoy?

—¿Acaso debería estarlo?

—Solo te digo que no va a ser fácil, esa estúpida confianza que tienes igual no te sirve de mucho.

—Quizás si fuese tu trabajo si estarías nervioso. Claro, tener otra cicatriz así y varias fracturas después de nuestro último encuentro ya sería mala reputación para ti, ¿no crees?

—Veremos si esa lengua tuya te salva de esta noche.

—Deberías vendarte esas manos.

—¿Por qué?

—Las debes tener en carne viva de tocarle tanto las pelotas al jefe.

Se escuchan abucheos de fondo, pero todos callan al instante cuando cierta pecosa aparece en la puerta de bar.

—Como le digas que estoy aquí necesitarás más espacio en tu cara de la golpiza que te voy a dar. ¿Entendiste?

Asiente y camina hasta la entrada para toparse con una Elizabeth muy decidida.

Una de las cosas que más admiro de ella es su valentía, dice y hace lo que siente sin importar cuanto miedo o dudas tenga.

Pero como siempre toda virtud puede volverse en tu contra y en este caso, la pecosa no sabe medir las consecuencias de sus decisiones.

La escucho parlotear sin parar, la conozco y sé que no quiere demostrar que el ruso la intimida. Sin embargo; la excusa más tonta que se le podría ocurrir es la que dijo y desde el fondo de la barra me escucho a mí mismo reírme.

Liz es tan inocente.

Y aunque me cueste admitirlo, es una de las cosas que más me gustan de ella.

Debo admitir que con lo de Garfield, Maksim fue creativo. Creo que lo apunto en la lista de motes que hacen cabrear a Elizabeth.

La pelirroja sale por la puerta principal cerrándola de un portazo. Parece una niña pequeña enfadada cuando no consigue lo que quiere. Al parecer su investigación no resultó como esperaba. Son por estas pequeñas cosas que me divierte hacerla enfadar y en ocasiones, seguirle el juego.

Salgo de atrás de la barra para asegurarme que finalmente se haya ido. El ruso de la cicatriz en la cara me mira cómplice al igual que otros ¨compañeros¨; por llamarlos de alguna manera.

—¿Por qué mierda todos me miráis así?

—Vamos, Nick. Desembucha.

—Pensé que les pagaban por repartir ostias no para que se metan en mi vida privada.

—Como sigas siempre con esa mala leche, esa sexy pelirroja se va a buscar a otro que la folle.

No debió decir eso. No permito que nadie hable así de una mujer y menos si se trata de ella.

No lo pensé dos veces, para cuando me quise dar cuenta mi puño ya se había estampado en su mandíbula. Agarré mi mochila y me dirijo a la salida no sin antes dejar claro una cosa:

—Esto es lo que le pasará a cualquiera que se meta con ella. ¿Les ha quedado claro?

El hombre se limpia un poco de sangre de su labio observando como la mayoría asienten. Me largo de allí. Camino hasta el garaje donde guardaron mi moto y tomo rumbo al subterráneo.

Me espera una última noche. No más este mundo, no por mí, sino por ella.

♡♡♡

Se escuchan los gritos eufóricos de las personas. El lugar está abarrotado y las apuestas siguen caminando.

Comienza la cuenta atrás.

—Suerte, la vas a necesitar —dice mi contrincante y lo cierto es que me resulta divertido ver esa confianza. Veremos cuánto le dura.

—Yo que tú voy llamando a tu mujer para decirle que guarde sitio para tus dientes.

8...7...6...

—¿Te crees gracioso, no es así? Ya me habían dicho que eres el bufón de Van Ewen.

5...4...

—Espero que también te informaran quién es el que tiene el control del subterráneo. Aún tienes chance de retirarte.

3...2...

—Sigue soñando.

—Después no digas que no te advertí.

1...0...

Elizabeth:

Esperé por Natalia alrededor de 40 minutos y el cielo estaba gris, se avecina una tormenta. Solo espero que se dé prisa.

El sonido de un claxon me provoca un sobresalto. Este no es el coche de Abi, pero me subo al ver a mi amiga haciendo gestos dramáticos para que entrara de una vez.

—¿De quién es este coche tan chulo...?

—No intentes cambiar la conversación señorita. ¿Qué hacías acá?

—Me perdí en...

—Sin mentiras Liz.

—Bien, seguí a Nicholas hasta aquí con la esperanza de descubrir algo.

—¿Y a ti se te fue la olla? No te paraste a pensar de lo peligroso que es que tú andes sola por aquí. No ves que eres como un pastelito para esos delincuentes.

—Pero no me ha pasado nada, estoy bien.

—Debes pensar las cosas Liz, no puedes ser tan impulsiva sin mirar las consecuencias.

—Y me lo dice alguien que bebe media fiesta sin tener a consideración sus pobres riñones.

—Estamos hablando de ti calabaza.

—Bien —Me cruzo de brazos y ella me mira un momento al detenerse justo en un semáforo en rojo.

—Nada de bien, Liz. Es peligroso, te podría haber pasado algo.

Unos segundos de silencio antes de que se dirige nuevamente a mí con una sonrisa ladina en su rostro.

«Sí, mi amiga es una loca bipolar»

—Y, ¿qué descubriste?

—Que un calvo grandullón me llamó Garfield, lo conoce por Nicolay y sus amigos dan un miedo que te cagas.

—¿Ya?

—Sí, me echaron a patadas de ahí. ¿Qué esperabas?

—Pues vaya mierda. Te pusiste en peligro para nada.

—Gracias, muy reconfortante.

—De nada.

Se centra en la carrera y conduce en silencio hasta llegar a la residencia.

Abriendo la puerta del cuarto corro para tomar primero la ducha, a lo que Natalia suelta un bufido. Pasado un rato me acuesto en mi cama con el pijama puesto y guardo el libro de la mesita de noche en la estantería. Cuelga en el cabecero de la cama aún la chaqueta de Nicholas.

«Claro, ¡cómo no lo pensé antes!»

Agarro la chaqueta, tomo las llaves y mi celular. Tengo la mano en el pomo de la puerta cuando la voz de Natalia me pregunta:

—¿A dónde vas ahora?

—No me esperes despierta vale.

—No vayas en busca de raritos ni criminales esta vez sí. Ya suficiente tengo con una cita con Ben por dejarme su coche.

—Si.... Espera, ¿Vas a salir con Ben? Da igual mañana me cuentas. Chao.

—Si vas a verle asegúrate de enseñarle quien manda, calabaza.

—Aprendí de la mejor, bruja.

Se ríe y cierro la puerta tras de mí.

En diez minutos llego al departamento de Nicholas, por suerte no había mucho tránsito hoy.

Me quedo sentada en la escalera, frente a la puerta de su casa. Me detengo a observarme por un instante y... vine en pijama. ¡Genial!

Me cubro lo más que puedo con su chaqueta y miro el reloj. Comienza a oscurecer y me estoy replanteando la idea de regresar a casa.

«Si quisiera huir este es el mejor momento para ello, ni siquiera sé que diré cuando lo tenga en frente. Mejor me ahorro el ridículo»

Me levanto para bajar la escalera cuando tropiezo con un torso —musculoso y bien formado— que subía dirección contraria. Casi estampo mi cara contra la suya. Me sostiene la cintura con uno de sus brazos y puedo distinguir los tatuajes. Levanto la mirada y tenía la suya clavada en mí.

—¿Elizabeth?

♡♡♡

Nota de la autora:

¡Hola calabazas!

¿Qué les pareció el capítulo? Yo feliz de mostrarles pequeñas piezas del puzle, ¿qué me dicen de las narraciones de Nicholas?

Si les gustó no olviden votar antes de leer el próximo capítulo. ¡No sean fantasmitas!

Nos leemos pronto :3

Lela♡


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro