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CAPÍTULO ONCE: Los Osobuhos Sangrientos


**Este capítulo viene con varios conceptos raros. Las definiciones están al final :D**

Montevideo, Uruguay, 13 de julio del 2022, 13:55 pm. 

Quedan alrededor de 8 horas para el fin del mundo. 


Mira por quinta vez la hora en su celular. Son las 13:55. Están veinticinco minutos atrasados, cosa que lo hace dar un suspiro y comenzar a retorcerse las manos. Sabe que las cosas en la calle deben estar difíciles con todo lo de la alarma. Mucha gente intenta llegar a sus casas o quiere huir a alguna parte, por mucho que esto último sea inútil. Lo sabe, pero aún así no puede evitar estar un poco molesto. Con ese retraso, les quedan alrededor de siete horas de juego, porque siempre conversan un poco antes (y hoy hay demasiado sobre lo que hablar) o discuten sobre qué pedirán para comer (aunque duda que puedan pedir algo por delivery esta noche). Siete horas de juego son totalmente insuficientes... A menos, claro, que haga un Total Party Kill.

Se ríe de su propio chiste. Claro que sería un TPK, da igual si él quiere o no. Y no solo para los Osobuhos Sangrientos, sino para todo el mundo. A menos que no le crea a la alarma que sonó en su celular —y en los celulares de todo el mundo, por lo que ha podido averiguar— hace unas horas. De hecho, se planteó al principio que fuera una broma, en especial cuando Twitter se llenó de memes al respecto y se viralizaron videos de influencers llamando a una gran fiesta del fin del mundo. Sonaba a joda, aunque había que ser muy forro para hacer una broma así. Pero bueno, cosas mucho peores habían pasado en la historia.

Se lo empezó a tomar más en serio cuando nadie salió a desmentir la supuesta joda. Ni el gobierno de Uruguay (que son unos forros, hay que decirlo), ni el gobierno de ningún otro país. Revisó las cuentas de Twitter de los líderes más importantes, como Biden, el presidente de Francia cuyo nombre siempre olvida, el Primer Ministro de Inglaterra, etc. Ninguno se había pronunciado al respecto. Ni siquiera Bolsonaro había soltado alguna de sus estupideces.

Para ese entonces, ya estaba hablando por Whatsapp con su party, lanzando chistes sobre el tema para aliviar el ambiente porque sus amigos se estaban poniendo muy nerviosos. Ángela les contó que su mamá estaba histérica y que no paraba de llamarla desde Durazno para que viajara. La chica se lo estaba planteando, hasta que Vladi hizo la pregunta clave: ¿y si pasaban esas supuestas últimas horas jugando rol? Obvio que algunos, Ángela por ejemplo, se negaron al principio. ¿Cómo iban a pasar las últimas horas jugando rol, cuando tenían familias de las que despedirse? Él mismo se lo planteó. Su papá vivía a cuarenta minutos de distancia y, aunque lo había visto hacía un par de semanas, no dejaba de ser importante verlo de nuevo si es que el mundo de verdad se iba a acabar.

Pero mientras todos discutían en el grupo, se lo pensó mejor. ¿Qué quería hacer realmente? Lo que le gustaría hacer, sin dudar, era jugar rol con sus amigos. Y así se lo dijo al resto. Quizá por eso, quizá porque en el fondo pensaban igual que él, cada uno fue accediendo a juntarse ese día para jugar.

Fijaron la cita para la 13:30 en su departamento porque vivía solo y, además, porque ese era el lugar donde jugaban habitualmente. Como se pusieron de acuerdo alrededor de las once de la mañana, tuvo solo un par de horas para preparar la partida; después de todo, él era el DM. La diversión estaba en gran parte en sus manos, por eso estaba tan ansioso. Había preparado muchas cosas para ese día, pero no podrían hacerlas todas si no llegaban pronto.

Mira la hora de nuevo: treinta minutos atrasados. Escribe en el grupo de Whatsapp para ver por dónde van o cuánto les falta para llegar.

Robin: ¿Che, vienen o qué?

Vladi: yo llego ya...

Ángela: se fue todo a la mierda en la calle, loco. Pero me falta poco.

Wash: 10 minutos.

Mouri: llegandoooooooooooo

Da un suspiro de alivio. Al menos Mouri va llegando (aunque no puede asegurar que sea posta, porque el tipo es un mentiroso y un mamerto, por algo le dicen Mouri). A Vladi le cree más. El resto ya llegará, pero al menos podrá ir adelantando trabajo con ese par. Después de la anterior partida, Vladi tenía que subirse los stats y a Mouri tenía que hacerle un mini resumen porque el forro prefirió juntarse con una mina que ir a jugar con ellos (de nuevo: por algo le dicen Mouri).

Cinco minutos después alguien golpea la puerta. Va de inmediato a abrir y se encuentra con Mouri. Lo mira, sorprendido, porque nunca esperó que fuera el primero en llegar.

—Che, Robin, está la cagada allá fuera...

—Y sí. Si se va a acabar el mundo, boludo.

Mouri entra al departamento y lo abraza. Tiene un poco de olor a alcohol en el aliento, pero la verdad es que había esperado que llegara más borracho. Segunda vez que lo sorprende en muy poco tiempo. Quizás el fin del mundo lo ha enderezado.

—Qué loco todo —dice su amigo cuando se separan.

Robín cierra la puerta mientras Mouri se va hacia el sillón donde suele sentarse y se deja caer en él con un suspiro.

—¿Cómo se puede acabar el mundo en tan poco rato? —pregunta el recién llegado.

—Ya, acuérdate de lo que dijimos: nada de deprimirse. Mira que sos el tanque de la party y te necesitan más que nunca porque están por enfrentar a unos cultistas de dragón.

Mouri lo mira con las cejas alzadas.

—¿Nos vas a tirar un dragón, hijo de puta?

Robin sonríe de lado, pero justo en ese momento vuelven a golpear.

—¡Aloha! —exclama Vladi apenas los ve.

—Dejá de decir "aloha", boludo —le dice Robin, solo para molestarlo.

—¿Cómo querés que diga? ¿Konnichiwa?

—Cualquier cosa menos "aloha" —espeta Mouri desde el sillón, lo que llama la atención de Vladi.

Este mira con la boca abierta por la sorpresa a Robin, quien se encoge de hombros.

—¿Llegó este boludo? ¿De verdad llegó?

—Es un milagro del fin del mundo.

—Qué hijos de puta que son...

Se sientan a esperar a Wash y a Ángela. Vladi, como siempre, comienza a sacar de una bolsa de supermercado su aporte a la picada: papas fritas, Doritos y una bebida. Mouri no tiene nada que aportar; Mouri nunca tenía nada que aportar.

—¿Trajiste tus dados, al menos? —le pregunta Robin, pero de nuevo le toca sorprenderse, porque su amigo saca una bolsa de tela con ellos—. Che, ¿seguro que sos vos?

—Chupame la pija.

Robin quiere responder, pero tal como la vez anterior, lo interrumpe alguien al otro lado de la puerta. Cuando la abre, ve a los últimos dos miembros de los Osobuhos Sangrientos.

—Qué bueno que llegaron... —suspira.

Ángela, a modo de respuesta, lo abraza. Robin reconoce el olor a fresas de su pelo y siente algo extraño en el estómago, mezcla de vacío y de todo lo contrario. Las ganas de darle un beso deben notarse en su cara, porque cuando se miran, su amiga se sonroja.

—Casi no llegamos... —dice ella para desviar la atención.

En ese momento, Robin se centra en Wash, que está de pie detrás de Ángela con un paquete de papas fritas en los brazos. Está ojeroso y pálido, con los hombros caídos. Seguramente no durmió nada y está cagado de miedo, como todos, solo que él no lo puede esconder. Es del tipo que baraja todas las posibilidades antes de pelear, no importa si son dos goblins o un Mago Rojo de Thay.

—Pasen —les dice Robin,. Según sus cálculos, deben ser cerca de las 14:30—. ¿Se encontraron en el camino?

—Sí, nos topamos en la avenida y nos vinimos caminando —responde Ángela.

Los recién llegados saludan a Vladi y a Mouri.

De repente están los cinco sentados en torno a la mesa, cada uno con su ficha de personaje y sus dados listos. Al verlos, Robin se da cuenta de que ellos también quieren aprovechar el tiempo antes del fin del mundo. Sonríe, más feliz incluso de lo que esperaba cuando planearon esa junta, posiblemente la última partida de rol que tendrían.

—Empecemos, Master —dice Mouri.

—¿Están listos?

—Sí —responden los demás al unísono.

Robin asiente y deja de sonreír. Ya no es Robin, ahora es el DM. Al mirarlos de nuevo, no ve al grupo de veinteañeros que son sus amigos desde hace seis o siete años, sino a un Paladín, a una Rogue, a un Mago y a un Bárbaro.

—Se encuentran en una taberna...


************************************



Total Party Kill (o TPK) es la frase utilizada en el mundo de los juegos de rol y videojuegos para referirse a cuando todo un grupo muere al mismo tiempo en una partida, dando por finalizada la historia.

Osobuhos son criaturas fantásticas creadas dentro del mundo de Dungeons & Dragons, famoso juego de rol. Su popularidad es tan amplia que traspasaron las fronteras del juego donde surgieron, apareciendo en los lores de otros juegos y en literatura fantástica.

Forro: Dícese de la persona que es mal intencionada, inútil o idiota, o que no siendo todo eso, igual termina siendo un obstáculo para algo.

Party: grupo de juego.

DM (Dungeon Master): persona que dirige y narra un juego de rol, dando forma al mundo e interpretando a todo el resto de los personajes que lo pueblan. Es también el árbitro en caso de que haya dudas o conflictos entre jugadores.

Posta: "De verdad", o "En serio".

Stats: Valores numéricos de cada una de las características de un personaje dentro del juego. Estadísticas.

Tanque: Personaje enfocado en resistir golpes, centrando la agresión de los enemigos para que el resto de sus compañeros puedan actuar más libremente.

Mago Rojo de Thay: Mago maligno de la región de Thay (o Zhay). Son unos forros.

Ficha de personaje: Contiene nombre, descripción, stats, equipamiento y trasfondo de un personaje.

Paladín, Rogue (Pícaro), Mago, Bárbaro: clases de personajes de D&D.


Gracias a Nploki por la ayuda con los conceptos y modismos uruguayos en este capítulo. Y gracias a todos por leer :)





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