El encuentro
Era una tarde tranquila en el estero, las oleadas de asesinatos que habían asotado la zona se habían detenido y todo parecía ir a mejor, o eso pensaba la gente. Lo que no sabían era que el asesino más prolífico y psicópata estaba planeando su próximo golpe. Esta vez el objetivo era un desafortunado médico que tuvo la desdicha de tener como paciente la que posteriormente sería su verdugo.
Y así, el resentido paciente ingreso discretamente al hospital armado con una navaja mariposa y una sed de sangre típica de el.
Asesinar al medico no sería tarea difícil, el muchacho contaba con la plenitud de tener treinta y gozaba de bastante fuerza y experiencia, eso sin contar el arma más letal que tenia en su arsenal, las voces....
Desde pequeño, unas voces aparecieron en su cabeza y comenzaron atormentarlo desde entonces, sobrellevo este problema sin decirle a nadie gracias al uso constante de auriculares y las constantes actividades que realizaba, pero cuando cumplió la mayoría de edad simplemente no pudo ignorarlo más... cedió ante las insistentes peticiones de las voces y comenzó sin saberlo... su terrible y amplia carrera delictiva, siempre manteniendo un estatus envidiable y evadiendo con suma facilidad a la policía, pero esta vez sería diferente...
Mientras caminaba por uno de los muchos corredores del lugar, las luces comenzaron a parpadear levemente y el poco bullicio a su alrededor se desvaneció, no solo no había nadie, si no que nisiquiera parecía haber pacientes en las habitaciones.
El lugar era grande pero que toda un ala médica está desocupada le pareció extraño, y más cuando se trataba de un hospital importante pero no importaba, después de todo, en esa zona se encontraba su objetivo y con cada paso que daba la tarea se volvía cada ves más sencilla.
Sin embargo, cuando estaba a pocos metros del despacho del médico algo lo saco de órbita, una de sus voces había remplazado su tétrico y retorcido hablar por uno más calmado y solamente articulando una sola palabra... tengo miedo. Sin darle tiempo a procesar lo ocurrido otra voz le siguió con un "tenemos que uir" y otra con "algo no está bien"
Pero no había tiempo para esas cosas, toda su vida las voces fueron erráticas e impredecibles, esta vez no era una excepción, así que pese todas las alarmas que las voces le gritan el hombre ingreso sigilosamente al despacho solo para encontrarse con que este esta aparentemente vacío.
Luego de deambular y esconderse para intentar sorprender a su víctima, algo hace que salga de su escondite...
Era extraño, se escuchaba como si alguien estuviese pasando fuertemente su dedo por un gran panel de vidrio que estaba en medio de la sala, pero era imposible, más que nada porque no había nadie consigo. Pero ahí estaba otra vez, el mismo ruido, esta vez... acompañado con el leve movimiento del vidrio.
De repente las voces se detuvieron por completo... grande fue la sorpresa del hombre al notarlo, simplemente no lo podía creer, era la primera vez que podía escuchar el sonido a su alrededor en limpio, fue por esto que pudo notar el casi imperceptible sonido del vidrio, cosa que lo hizo acercarse a él.
Tras unos segundos observando detenidamente, decirde apoyar su mano sobre este y esperar, se distraigo viendo el reflejo de su mano pero después de un rato la retiro y se alejo. Lo siguiente que sintió solo puede ser descrito como terror en su máximo explendor, al retirar su mano el hombre observó con espantó que el reflejo seguía allí, un escalofrío recorrio todo su cuerpo y se quedó petrificado hasta que la mano dejó de proyectarse... para empeorar todo, ahora en el espejo se podía apreciar como un brazo salia de la nada y comenzaba acercarse más al vidrio, hasta que cuando estuvo lo suficientemente cerca como para tocarlo este explotó.
Entre el terror y el desconcierto, el hombre quedó totalmente sordo debido a que ahora las voces gritaban a más no poder, aturdienolo por completo en su torpe huida. Mientras este corría a más no poder, se choco a un par de enfermeras a tan solo unos metros de la salida, rápidamente se levantó y sin decir nada mantuvo su velocidad hasta llegar a sí vehículo, que, por obvias razones estaba en una posición que facilitara la huida. Fue al subirse a este y mirar hacia la entrada del hospital que lo vio, delante de las enfermeras que se levantaban enojadas se hacía el, una persona pálida y esbelta, vestido con un traje elegante y con rasgos fáciles débilmente definidos. El asesino sólo lo miró unos segundos y arrananco a toda velocidad, no solo estaba aterrado sino también totalmente confunido ¿Como podía explicar todo lo que había sucedido?
Tras unos minutos de viaje el sujeto llegó a su casa y rápidamente se atrinchero en su cuarto, con arma en mano y sin importar si realmente alguien intentaría irrumpir en su vivienda el hombre aseguró todas las entradas y observaba todo ansiedad, ahora realmente sentía lo que era estar siendo asechado.
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