—¡Esto es un caos! —vociferó Hades, tragado por la ira.

Desde que descendió del carruaje, el dios contempló asombrado cómo las almas escapaban del inframundo. La ausencia del guardián era evidente. En un arranque, selló las puertas del averno sin importar lo que pasara tras esa decisión.

Ingresó en su morada. La ira en él se multiplicó al ver restos de carnes y vino regados por doquier, el exquisito dulzor de sus granadas se desperdiciaba, embarradas en el suelo.

—¡Cerbeeeeruuuuus!

El eco retumbó todo el inframundo, su adorada Perséfone organizó un banquete para él y ahora, en medio del caos, tendido sobre la imponente mesa de roca volcánica; yacía patas arriba, lleno y quizás ebrio; aquel que debía estar a las puertas del averno, Cerberus.

Su larga cola de serpiente caía al suelo por un extremo de la mesa mientras que cada una de sus tres enormes cabezas de perro roncaba en una nota y tiempo distinto; formando un perfecto Do, Re, Mi con cada exhalación.

—¡Cerbeeeruuus! ¡Ven aquí!

El iracundo grito taladró los seis oídos de la criatura que anteriormente le costó reaccionar —dada la increíble ingesta de vino—, pero al reconocer a su amo, abrió los ojos y espantado, rodó hacia un lado.

Parado sobre sus cuatro patas, pero aún afectado por el banquete, miró a Hades y tembló cuando le pareció que eran seis a punto de matarlo.

Tragó en seco, sus tres cabezas casi se dieron tope cuando se reclinó para suplicar clemencia. Una que no tuvo el atrabiliario dios, con una sola palabra le dio sentencia eterna:

—Largo.

Hades señaló al portal que por un breve instante abrió para exiliarlo hacia un desconocido mundo: La tierra.

Acongojado, contempló a quien por siglos fue su amo, la colita de serpiente caía desprovista de vitalidad entre las patas de la criatura que cada dos pasos giraba una de sus cabezas para suplicar un perdón que nunca llegó. Cabizbajo, suspiró cansino al ver el portal sellarse.

«¿Y ahora qué?», se preguntó con sus cabezas gachas hasta que oyó detrás:

—¡Oh, pobre Perri…! —Cada palabra del anciano murió cuando tres cabezas voltearon para contemplarle, la boca le tembló por el terror.

Cerberus caminó hacia él, pero era consciente que debía adaptarse, entonces cambió sus típicas expresiones por otras más amables. El hombre, con más confianza, acercó una mano hacia la criatura y fue su cabeza central la que reaccionó para restregarse contra la palma.

—Oh, criaturita espantosa, yo te cuidaré.

Durante menos de tres meses, intentó hacerse cargo del perro infernal, no resultó sencillo, las provisiones se agotaban rápido, ya no había dinero para mantenerle; entonces tomó una decisión que quizás no funcionaría: Monstruo, como le llamó, debía trabajar.

Afortunadamente, el hombre tenía un amigo que era amigo de un amigo del esposo de la mejor amiga de su hija y este poseía el lugar ideal para un perro así: un parque acuático con temática de la antigua Grecia.

La atracción principal se ubicaba al centro del parque: un tobogán extremadamente alto conocido como el Olimpo, solo valientes se atrevían a lanzarse para aterrizar en una gigantesca piscina de apariencia cavernosa y cuya zona más profunda asemejaba un infinito hoyo oscuro. A Cerberus se le escapó un ligero sollozo; pese a todo lo ocurrido, el ambiente y aderezado con gritos de horror, le recordaba a su antiguo hogar.

—Monstruo, te alquilé como robot realista. Camina por ahí y posa para fotografías —le explicó el viejo y Cerberus se sentó tranquilamente.

Los visitantes, al principio, se asustaban con el realismo de la criatura porque incluso era caliente al tacto, pero luego pedían fotografiarse con él, emocionados.

Al estar solo, contemplaba a las personas descender del Olimpo hasta ser tragados por el inframundo, en medio de gritos, casi podía reír por pensar en las almas penantes, pero de nuevo, la nostalgia le vencía.

—¡Qué perro feo! —dijo alguien y lo sacó de sus pensamientos.

Las tres cabezas contemplaron al grupo de jóvenes que se burlaban y resopló con hastío antes de volver a centrarse en los gritos del olimpo.

—Para ser Cerbero le falta maldad —dijo otro y hasta se atrevió a pegarle, la cabeza derecha se giró y les mostró los dientes en señal de advertencia.

—¡Vaya, qué realismo! —exclamó uno.

—Ha de tener sensores —añadió otro.

—¡Prueba de ese lado!

El chico golpeó al perro y la cabeza izquierda gruñó, comenzaba a exasperarse.

—¡Ja! Va luciendo aterrador, quizás con otra…

Cerberus se irguió, provocó un respingo en los molestos jóvenes, quienes volvieron a reír; ninguno esperaba lo que seguía.

Un feroz gruñido abandonó las fauces del perro y enseguida se abalanzó sobre los cinco jóvenes, cuatro huyeron aterrados mientras el quinto quedó atrapado entre el suelo y las garras de la criatura, cuyas tres cabezas se acercaban amenazantes.

Vio al chico llorar conforme la cara se le empapaba con su viscosa saliva. Luego de darle un buen susto, persiguió a los otros cuatro sin importarle tumbar a las personas en el camino.

Los chicos empujaban a todos en la fila, creyeron que subiendo al Olimpo podrían librarse del can, pero Cerberus quería venganza, la gente corrió en diferentes direcciones mientras el perro endemoniado se acercaba.

Los cuatro jóvenes temblaron de pavor al verse acorralados entre el tobogán y el can que, rabioso, se lanzó contra ellos a toda velocidad. De milagro, se hicieron a un lado al último segundo y desde arriba, temblando, contemplaron la caída del perro por la resbaladilla.

Cerberus sentía el corazón desbocado, las tres cabezas emitieron un aullido profundo y aterrador que erizó la piel de todos mientras descendía. El agua salpicó en cualquier dirección fuera de la piscina cuando el enorme cuerpo impactó y cada persona alrededor tembló al acercarse. No quedó rastro del animal.

***Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ***

Desde un portal, se estrelló contra el cavernoso suelo del averno un confundido y empapado Cerberus, observó la sínica sonrisa que Hades le obsequiaba al reclinarse delante de él.

—¿Lección aprendida? Otra más y no vuelves.

Total: 998 palabras

**********
Hola, mis dulces corazones multicolor 💛💚💙💜💖 espero hayan disfrutado este pequeño relato que escribí para el el décimo tercer desafío de WattpadFantasiaES acerca del primer empleo 😆. Debíamos seleccionar una criatura fantástica de la lista que proporcionaron y el lugar de trabajo de otra. En este caso, opté por el Cerbero porque quise poner a semejante criatura en un contexto poco convencional😂, espero haberlos hecho reír con esta cosa😆.